Uno de los más aspectos más fascinantes de la historia en la América colonial fue el ejercicio del poder por parte de los agentes de la corona española. Así, cuando se estudia la organización administrativa colonial, la tendencia es, a veces, a sobrevalorar las acciones de virreyes, gobernadores, prelados corregidores y otras autoridades. Pareciera que el poder se sustentó básicamente en un régimen de leyes y acciones de carácter normativo; pero ha quedado demostrado que la realidad política fue mucho más compleja. Es claro que, junto con la aplicación de la norma legal, el ejercicio de la violencia, la intimidación y la coerción jugaron roles esenciales en el mantenimiento del orden colonial; pero este último tampoco habría sido posible sin la negociación. La sociedad local, tanto criolla como nativa, ha dejado de ser soslayada para cobrar un sustancial protagonismo en la política colonial. Es conocido que las autoridades civiles y eclesiásticas, una vez en tierras americanas, debían negociar las acciones de gobierno con las élites locales, ya que de ello dependía el éxito de sus respectivas administraciones. Uno de esos espacios de negociación fue la fiesta.
En este bello y bien documentado libro, Maria Soledad Barbón estudia la manera como las festividades cívicas fueron estratégicamente diseñadas con el fin de afirmar la hegemonía política y cultural del régimen español, y cómo los pobladores buscaron servirse de ellas en beneficio propio.
Más allá de sus dimensiones de diversión y disfrute, las proclamaciones de los reyes y las ceremonias de recibimiento de los virreyes brindaron a los criollos e indígenas oportunidades para negociar y robustecer su relación con la corona, así como para solicitar y eventualmente obtener nuevos privilegios o reformular los ya existentes.
Colonial Loyalties consta de tres capítulos y un epílogo. En el primero, se analiza el corpus textual producido en las festividades celebratorias de reyes y virreyes. De un lado, los carteles de los certámenes poéticos que se componían previamente a la recepción de cada nuevo mandatario en Lima y las oraciones panegíricas pronunciadas en su honor en la Universidad de San Marcos; así como las relaciones de fiestas con ocasión de las proclamaciones reales. El segundo capítulo explora la naturaleza de la lealtad de los vasallos criollos al rey y al virrey. Este análisis lo realiza a partir la relación existente entre tres dimensiones: la textual (la articulación del discurso de lealtad, particularmente en las relaciones de fiestas y las peticiones de favores); la material (los costos que demandaban las celebraciones); y la representativa (las maneras como las elites se comportaban en las ceremonias de juramento y en las procesiones públicas). El tercer capítulo trata sobre las expresiones de lealtad por parte de las élites indígenas. Barbón propone lo que considera la más importante innovación en las festividades reales celebradas en Lima durante la época borbónica: la participación de los indígenas como grupo étnico y no como miembros de los gremios urbanos. Durante la época de los Austrias, las élites nativas llevaron a cabo fiestas en las que representaron a los incas en ciudades como Cusco o Potosí. Pero fue en 1723, que los incas hicieron su aparición en el contexto festivo de la capital del virreinato. En el epílogo, Barbón estudia dos ceremonias que tuvieron lugar en Lima en el tardío periodo colonial: la jura de la Constitución de Cádiz en 1812 y la proclamación de la independencia en 1821.
No son pocos los aspectos novedosos que aporta este libro al mejor entendimiento del significado político de las festividades coloniales. Así, por ejemplo, resulta enormemente interesante la atención que dedica a la evolución de los panegíricos dedicados a los virreyes a lo largo del siglo XVIII. Mientras que, en el siglo XVII, era tradicional aludir a la prosapia aristocrática de los nuevos gobernantes; en el siglo XVIII, esta costumbre progresivamente se fue abandonando para dar cabida a la meritocracia, lo cual resultaba lógico dada la extracción social de los virreyes. Muchos de los virreyes de la época borbónica tenían como principal credencial su servicio a la Corona. El estudio de Barbón destaca, asimismo, la capacidad creativa de los ingenios locales, que no se ponía solo de manifiesto en la escritura de panegíricos, sino también en la de un variado elenco de composiciones poéticas, algunas de ellas realmente lúdicas. Siguiendo de alguna manera lo propuesto por Alejandro Cañeque, la autora señala que el compromiso de escritores y organizadores en la fiesta no era gratuito.
De una u otra manera esperaban que sus méritos y servicios —uno de ellos era el financiamiento de las celebraciones— fueran reconocidos por la Corona. La fiesta era un evento efímero, pero que del cual había que dejar registro para el presente y la posteridad. Su lectura permitía reconocer cuán comprometidos estuvieron los comitentes y los participantes en la fiesta. Resulta particularmente interesante, como lo hace notar Barbón, que los encargos de la escritura y los costos de impresión de las relaciones de fiestas podían correr a cargo de particulares o de las propias autoridades. No cabe duda de que las autoridades tomaron muy en serio la realización de los festejos y vieron con recelo la participación de los indios en ellos. Esto último debido al temor de que los festejos de los indios pudieron competir u opacar los de la élite criolla y contuvieran un mensaje político no deseado.
Como todo buen libro, el de Barbón suscita interrogantes y abre nuevas perspectivas de investigación. En primer lugar, la importancia de leer los textos no solo desde una perspectiva literaria e histórica. En segundo lugar, la necesidad de pensar la naturaleza del poder político en el contexto colonial, en particular sus alcances y sus limitaciones. Y, en tercer lugar, el lugar de los hombres de letras como agentes del dominio imperial. La llamada república de las letras debe ser entendida como una instancia al servicio y que se nutre del poder político. En tal sentido, su mayor y mejor estudio constituye un reclamo impostergable.
Colonial Loyalties es más que un riguroso y bien escrito estudio sobre la fiesta colonial, es una invitación a repensar las dinámicas sociales y políticas en la capital del virreinato peruano durante el siglo XVIII. En suma, los lectores quedamos agradecidos a la autora por abrir esta nueva ventana para apreciar una realidad fascinante y compleja que forma parte del devenir histórico de nuestro país.
Resenhista
Pedro M. Guibovich Pérez – Pontificia Universidad Católica del Perú.
Referências desta resenha
BARBÓN, María Soledad. Colonial Loyalties. Celebrating the Spanish Monarchy in Eighteenth-Century Lima. Notre Dame: University of Notre Dame Press, 2019. 249p. Resenha de: PÉREZ, Pedro M. Guibovich. Histórica. Lima, v.45, n.2, 2021. Acessar publicação original.
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