El afrancesamiento en la España contemporánea: de la política al gusto/Estudios de Historia de España/2020
El objetivo del dossier es el estudio del afrancesamiento en la España contemporánea, es decir de la promoción política, cultural, económica y social de los modos y maneras francesas. Fue un fenómeno que afectó a la historia y la realidad españolas de muy diversas maneras, siendo el influjo extranjerizante un hecho por otra parte celebrado y denostado, por las élites, las clases medias y el pueblo llano, según la ocasión. A la comprensión de este complejo proceso cultural, que concernió a las mentalidades, los gustos, la sociabilidad, el arte, las modas, la política y el debate público, especialmente desde la llegada de los Borbones a la corona española en 1700, se dedica este monográfico, firmado por un equipo internacional.
Los ejes de análisis del fenómeno del afrancesamiento en España que se han priorizado en esta propuesta de monográfico son: la influencia del pensamiento francés en la política y sociedad españolas, insistiendo en el estudio del influjo galo en los gustos, maneras y tendencias de la época. En definitiva, se pretende ahondar en la realidad política del país desde fines del XVIII hasta el siglo XX, superando el estudio tradicional del afrancesamiento circunscrito a la Guerra de la Independencia, tema clásico de la historiografía. Así, el objetivo es revisar tópicos sobre el liberalismo español y profundizar en la paradoja que se vivió en España tras la Peninsular War (1808-1814), que enraizaba en una problemática anterior sobre lo francés, pues la expulsión de los franceses coincidió con la promoción de una cultura francófila y los gustos se vieron impregnados del estilo de vida francés, y todo ello pese a que el afrancesamiento fue vivamente criticado en el marco del complejo proceso de creación de una cultura nacional y de la realidad (in)tangible de ‘la nación española’.
Por otra parte, el afrancesamiento fue vivamente criticado, pese a su enorme penetración social en el XIX. Como señala Noël Vallis en su libro La cultura de la cursilería (2015), esta censura se vinculó al hecho de que lo extranjerizante era lo que se sancionaba como moderno, quedando lo nacional en un segundo plano, castizo en el mejor de los casos, cuando no directamente garbancero y populachero. Si bien quienes apostaban por la defensa y promoción de lo español reprobaban el afrancesamiento, y a este sentimiento se sumaron corrientes como el casticismo y también diferentes sentimientos nacionalistas y movimientos sociopolíticos como el carlismo.
A este respecto, cabe señalar que una de las principales formas de difusión tanto de los gustos franceses como de las tradiciones e identidad española fue el uso de símbolos y especialmente la moda, de manera que las corrientes promovieron bien la recuperación de prendas tradicionales, como la mantilla, en su reivindicación de la identidad nacional o la adopción de los gustos internacionales, como Larra en El Correo de las Damas, que identificaba la moda francesa y el uso de sombrero con la modernidad y el progreso. La importancia del estudio de lo pequeño, o lo relativo a la sociabilidad, se debe a su categoría de cuestión de debate público, de interrogante colectivo, además de reflejo del espíritu del momento, y es por ello que este monográfico aborda cuestiones relacionadas con estos aspectos, que hacen de caja de resonancia de los debates sobre la identidad española y sus numerosos problemas.
El tema de los usos y costumbres, de los gustos y modas, españoles y su oposición a lo francés fue, además, un asunto clave en el contexto del Romanticismo pues España y lo español se convirtieron en tópicos y temas de interés en todo el espacio occidental, que se fascinó por el carácter original, oriental en el sentido que Said lo emplea, del país. Sin embargo, este mismo proceso contribuyó a la identificación del país como una excepción en Europa y a la homogeneidad del territorio bajo los mitos de la bravura, el honor, la pasión y, en definitiva, lo andaluz. Así, las costumbres más tradicionales, la indumentaria más pintoresca y lo castizo fueron celebrados dentro y fuera del país y contestados con el refresco o la novedad de lo foráneo, estableciendo una compleja dinámica en torno a la identidad nacional que estereotipaba lo español en una versión renovada de la leyenda negra, tanto en el interior del país como en el exterior.
Cómo debía ser la España y los españoles de la contemporaneidad, entonces, y los del porvenir. Esta pregunta es, y era, la cuestión a resolver. Y este es el escenario de la problemática de la identidad nacional en el XIX, en la que la débil nacionalización liberal y los problemas políticos, económicos y sociales encontraron en la cuestión sobre el afrancesamiento y sus maneras un reflejo de lo que ocurría y un tema sobre el que reflexionar para entender qué era ser un español del ochocientos.
Otra cuestión por la que este estudio es de relevancia es la larga pervivencia de la problemática del XIX sobre lo español y España, tanto a nivel nacional como internacional. En los últimos años obras como la de María Elvira Roca Barea, tanto su éxito de ventas Imperiofobia (2016) sobre la construcción de la leyenda negra contra España, como el más reciente Fracasología. España y sus elites: de los afrancesados a nuestros días (2019), o sus numerosos émulos a favor, en contra o siguiendo la corriente (En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras, Stanley Payne, 2017; La hispanibundia, Mauricio Wiesenthal, 2018; la réplica crispada de José Luis Villacañas Imperiofilia, 2019; España. Un relato de grandeza y odio, José Varela Ortega, 2019 o Una historia de España, de Arturo Pérez-Reverte, 2019) son un termómetro de la preocupación candente por la identidad nacional, acrecentada por problemáticas como las de los nacionalismos vasco y especialmente catalán y por las discusiones políticas sobre la patria, la imagen de España (y las autonomías y la Transición) que sostienen partidos críticos con el sistema, de muy diverso pelaje como son Podemos o Vox, así como por el devenir de la monarquía y, sobre todo, la figura de Juan Carlos I.
Pero, naturalmente, también son un eco de otros debates más antiguos, muy cercanos a los de los ilustrados del XVIII y al Romanticismo, pues se trata de preguntar(se) y cuestionar(se) por la identidad personal (esto es: sexual, de clase y racial –aunque sean construcciones culturales), nacional (qué es, si es que existe), cómo se ha fabricado (si es que se ha fabricado) y cuál debiera ser (si es que se puede cambiar). O si hay varias, ya sean locales, regionales, nacionales (pero qué es la nación) y supranacionales o internacionales. Y la dimensión de la historia imperial en España es un punto angular de su identidad nacional, aunque esta sea discutida y vista entre la grandeza, la desesperanza y la decadencia, del mismo modo que lo es su relación con Europa y América, en especial con Hispanoamérica.
La hispanibundia, dice Mauricio Wiesentahl en su ‘retrato español de familia’, es la vehementia cordis (vehemencia del corazón) que, según Plinio, distinguía a los hispanos y es el fenómeno por el que, con dolor o ánimo y reconociéndose español o no, se debe entender la historia de España y la personalidad del hispano. Esta pasión, esta ira mediterránea similar a la cólera de Aquiles, encierra el germen (y no es una cuestión nueva, más aún en una tierra de mestizaje) de los problemas de la nación española y su difícil nacionalización: qué es ser español y en qué imágenes, estereotipos, historia, etc. se reconoce el español, y los españoles.
¿Es la España de pandereta, de los viajeros extranjeros en el XVIII y el XIX que buscaban África en Europa? ¿Es el Imperio paneuropeo y Atlántico en el que nunca se ponía el sol? ¿Es el camino de Santiago y la Reconquista, la Hispania romana o la conquista oriental, paraíso multicultural? ¿Es la de la leyenda negra o la de la controversia de Valladolid? ¿Es la de la generación de 1808 o la de la corrupción, la superstición religiosa y el caciquismo? ¿Es la de las dictaduras militares o la de Colón, Cortés, Magallanes y Elcano, Jorge Juan, Francisco Javier de Balmis o Rafael del Riego? ¿Es un país antiliberal o todo lo contrario? ¿Es la España actual una continuación del Desastre y los desastres del ochocientos o es un país moderno configurado en ese siglo, al modo europeo –y en particular francés (y al margen de América y su Imperio perdido)?
Todas estas cuestiones, asentadas sobre tópicos historiográficos en buena medida del XVIII y del XIX, basados en las teorías históricas y en las visiones sobre lo español y lo hispano de autores extranjeros (sobre todo franceses, ingleses y alemanes) son cuestiones que explican los problemas de la identidad española actual: el ‘café para todos’ de las autonomías y las cuestiones de los nacionalismos y del centro-periferia, las polémicas sobre la Casa Real, los debates acerca de (la violencia de) género, acerca de la inmigración (¿latinoamericana, europea cristiana o musulmana?) e incluso sobre el franquismo sociológico e institucional, tema clave de la democracia española actual (como puede verse en la cuestionada exhumación de Franco del Valle de los Caídos en octubre de 2019 y otras actividades relacionadas con la memoria o en las polémicas sobre el “fin del franquismo”2 con el referéndum ilegal por la independencia del 1-O de 2017 en Cataluña), inscrito en la dialéctica internacional de la lucha antifascista, que en el caso español desemboca en otro mito de la identidad española, contemporánea: la Transición.
Como señala el teórico de la historia Reinhardt Koselleck en sus libros historia, Historia y Futuro, pasado, la intimidad entre el discurso historiográfico y la política, en tanto que a partir del XVIII y del XIX todo lo consumen los mecanismos nacionalistas de los Estados nación, es clave. De forma que comprender los mecanismos, símbolos y debilidades de la formación del nacionalismo contemporáneo es clave para entender más de la sociedad presente y, por ende, de la pasada. Menéndez Pelayo ya señalaba que son los libros de historia lo que envejece más rápido, pues la historia postimperial no es más que historiografía. Por todas estas razones consideramos que comprender en profundidad el complejo fenómeno del afrancesamiento en la España contemporánea es clave pues entronca con la debilidad de la nacionalización española.
El monográfico se abre con un trabajo, firmado por la coordinadora del dossier, Velasco Molpeceres, centrado en la relación entre la moda, la identidad nacional y el lujo francés. Se trata de un estudio que pone en relación las maneras y gustos adoptados por la sociedad con la crisis de identidad española contemporánea, reflejada a su vez en la decadencia del traje a la española, eco de la pérdida de hegemonía de España a nivel internacional. La investigación estudia las resistencias a lo francés: el Motín de Esquilache (1766) y la Rebelión de las mantillas (1871), así como la paradoja del majismo y la configuración de un traje nacional en el último tercio del XVIII. Pero también la aceptación incontestada de la moda a la francesa en el setecientos y en el ochocientos, indagando en los problemas para encarar el progreso, la industrialización y la promoción del ideario liberal burgués en el país, vinculados a la crisis del nacionalismo español. Se trata, en definitiva, de un estudio socioeconómico, centrado en un aspecto que, pese al peso en la Revolución Industrial y en la vida político-cultural occidental, suele olvidarse: la moda, ahondando además en la historia de género.
El segundo trabajo, firmado por José Antonio Lorenzo Cuesta y María Elena Nevares Miguel, profundiza en las relaciones entre Estado e Iglesia en el pensamiento afrancesado en España y, en particular, en que el corpus ideológico del clero afrancesado se fundamentaba en la concepción de un sistema constitucional caracterizado por un concepto moderado de la soberanía (de cartas otorgadas), en oposición a la ‘soberanía popular’. El estudio se centra en una interesante cuestión, la del clero y la religión, en la construcción del estado liberal en España y en la adopción de un modelo social francés pues la invasión gala supuso la ofensiva a las dos grandes instituciones tradicionales españolas, precisamente la monarquía y la Iglesia, lo que ahondó la división social. El texto da a conocer el devenir del clero en ese debate y la importancia de su papel en la España napoleónica.
No obstante, si esta investigación se sitúa en los estudios clásicos sobre el afrancesamiento, por su tono político, la labor de Stéphany Onfray se inscribe en las nuevas líneas de investigación histórica. Su estudio, titulado “De París a Madrid. Mujer y fotografía en tiempos de afrancesamiento cultural (1850-1870)”, es un intrincado y completo análisis sobre cuestiones de gran relevancia: la profesionalización de las mujeres, la importancia de la fotografía en la sociedad contemporánea, los cambios sociales y las fisuras a los modelos de feminidad promovidos por la domesticidad liberal y, como en el artículo inicial, la importancia de la moda y la prensa femenina en la España del ochocientos y en el establecimiento de una cultura burguesa en el país. El texto estudia cómo la prensa para mujeres fue un escenario de expresión y emancipación femenina y el papel que estas artistas/profesionales de la cámara tuvieron en la promoción de lo francés, entendiendo las novedades y usos galos como un elemento de independencia y promoción social.
En esta importante línea de trabajo, sobre la cultura francesa y su influencia en la independencia femenina, se sitúa también el cuarto texto que compone este dossier, firmado por Irene Mendoza Martín y Fernando Moya Berlanga, acerca de la figura de María Buschental (1815-1891). La investigación se centra en su condición de salonnière madrileña y en la dimensión política de su figura, indagando en los límites de la feminidad de la España liberal y en los desafíos que se presentaron al modelo del ‘ángel del hogar’, en este caso desde el plano cultural y político del salón, una institución femenina originaria del XVIII francés, a medio camino entre el espacio público y el privado.
Para terminar, Marina Cuzovic-Severn analiza la representación irónica del afrancesamiento en La Regenta (1884) de Leopoldo Alas, Clarín, como un comentario sobre la situación geopolítica de España en el plano nacional e internacional. Clarín ironiza con el uso de elementos de la cultura y el idioma franceses para criticar la falta de modernización en el país, en la que tiene un papel importante la sociedad patriarcal y el lugar en el que inscribe a las mujeres. Pero, al margen de los estudios sobre la figura de Ana Ozores y la crítica social que su personaje representa, el trabajo es una lúcida investigación sobre el orientalismo, un fenómeno que España padeció y del que participó en el XIX, y la relación de la metrópolis con América. Así, La Regenta, con su representación de una provinciana burguesía afrancesada que se cree moderna pero no lo es, es una reflexión irónica sobre los intentos de crear una imagen de España como occidental y superior a la América Latina orientalizada y su gente, que debe entenderse en los problemas de España para aceptar el fin de sus posesiones coloniales y para construir una identidad nacional moderna posimperial para la propia nación, en sí misma, al margen de los relatos y construcciones para el exterior.
En definitiva, este dossier entronca con los estudios clásicos del afrancesamiento en España pero enfocándolos desde nuevas e inéditas perspectivas que afectan a campos, tan necesarios de tratar, y de tanta relevancia hoy, como son los estudios sobre la identidad (personal, de género, nacional, occidental, etc.). Este monográfico trata, pues, un fenómeno tan complejo y total como el afrancesamiento desde diferentes puntos de vista, propiciando la interdisciplinariedad y el intercambio de conocimiento entre especialistas, alejándose de tópicos historiográficos. La historia política, social, económica, artística, literaria, material y de las mentalidades y opiniones públicas se dan cita en este monográfico. Y creemos que la lectura completa del mismo conduce a importantes reflexiones sobre cuestiones de completa actualidad como son el papel del nacionalismo y la identidad española de la contemporaneidad, uniéndolo a temas tan pujantes como la poscolonialidad, los estudios de género, la laicidad o el papel de la monarquía en las sociedades actuales.
Por último, todas las firmas de este dossier queremos agradecer el interés y generosidad de la revista Estudios de Historia de España, así como las aportaciones y el trabajo de los diferentes revisores que han contribuido con sus aportaciones a mejorar todos los textos aquí publicados.
Notas
1 Este Dossier se inscribe en el Proyecto “Europeísmo y redes trasatlánticas en los siglos XX y XXI (PGC2018-095884-B-C22)”, financiado por fondos FEDER, dirigido por Guillermo Pérez Sánchez, y en las actividades del GIR, coordinado por Asunción Esteban: “Memoria Histórica, Derechos Humanos y Transiciones Políticas” (ambos de la Universidad de Valladolid).
2 https://twitter.com/gabrielrufian/status/909450689339944961
Referencias
KOSELLECK, Reinhardt, Futuro, pasado, Barcelona, Paidós, 2007.
—– historia, Historia, Madrid, Trotta, 2016.
PAYNE, Stanley, En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras, Espasa, 2017.
PÉREZ REVERTE, Arturo, Una historia de España, Madrid, Alfaguara, 2019
ROCA BAREA, M. Elvira, Fracasología. España y sus elites: de los afrancesados a nuestros días, Barcelona, Espasa, 2019.
ROCA BAREA, M. Elvira, Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español, Madrid, Siruela, 2016.
RUEDA HERNANZ, Germán, España 1790-1900: sociedad y condiciones económicas, Madrid, Istmo, 2006.
SAID, Edward, Orientalism, New York, Pantheon Books, 1978.
VALIS, Noël, La cultura de la cursilería: Mal gusto, clase y kitsch en la España moderna, Madrid, Antonio Machado Libros, 2015.
VARELA ORTEGA, José, España. Un relato de grandeza y odio, Barcelona, Espasa, 2019.
VELASCO MOLPECERES, Ana María, Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX, Madrid, Ediciones 19, 2016.
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VILLACAÑAS, José Luis, Imperiofilia y el populismo nacional-católico: otra historia del imperio español, Madrid, Lengua de trapo, 2019.
WIESENTHAL, Mauricio, La hispanibundia, un retrato de familia, Barcelona, Acantilado, 2018.
Organizadora
Ana María Velasco Molpeceres – Profesora doctora de la Universidad de Valladolid, http://orcid.org/0000-0002-0593-0325, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Valladolid, 47011, Valladolid. E-mail; anamariavelascomolpeceres@gmail.com
Referências desta apresentação
MOLPECERES, Ana María Velasco. Introducción: ¿por qué estudiar el afrancesamiento en España?1. Estudios de Historia de España. Buenos Aires, v. 22, n. 2, p. 99-103, 2020. Acessar publicação original [DR/JF]