La Repubblica delle opinioni. Informazione politica e partecipazione popolare a Roma tra II e I secolo a.C. | A. Angius
El carácter de la participación popular en la vida política romana ha concitado la atención de los investigadores en los últimos años. [1] A riesgo de simplificar en exceso, podríamos afirmar que el problema que ordena el debate remite a diversas valoraciones sobre el nivel de influencia de los ciudadanos en la toma de decisiones colectivas. Las tendencias historiográficas en sus extremos van desde la negación del poder del pueblo hasta el reconocimiento de intersticios en los que la opinión y la presión de la plebe tuvieron una mayor incidencia de lo que se creía hasta el momento. La búsqueda de un modelo analítico que permitiera comprender mejor las particularidades de la dinámica actuante en la interacción entre la élite y el pueblo se ubicó como una premisa de trabajo para comprender los vínculos sociales. Los estudios recientes han explorado aspectos relevantes de la organización y el funcionamiento de las instituciones, con especial énfasis en la comunicación política, para determinar el modo en que las multitudes ejercían sus derechos ciudadanos durante período republicano. [2]
El libro de Andrea Angius que comentamos aquí, producto de la tesis doctoral defendida en la Università degli Studi “Roma Tre” en 2013, se inserta en el debate intelectual mencionado. El autor rastrea las fuentes de la opinión pública en la república romana tardía y explica, de forma convincente, los mecanismos de sociabilidad de la población que permitían la producción y circulación de información independiente de la clase dominante. La Repubblica delle opinioni cuenta con una introducción y una estructura analítica tripartita, dividida en capítulos, con conclusiones parciales y generales que resumen los aspectos centrales de la investigación. Presenta, además, un completo índice de fuentes, nombres y un apartado con bibliografía exhaustiva.
En la introducción, Angius reseña de modo sumario las posiciones historiográficas que destacan, por un lado, los elementos democráticos en la república y, por otro lado, las restricciones del sistema que imposibilitaban, o al menos obstaculizaban, el ejercicio de la ciudadanía. Retoma a Millar (1998) para destacar la dimensión pública del sistema de debate de los asuntos comunes e insiste en este aspecto peculiar de los regímenes políticos antiguos como clave analítica. El pueblo como un sujeto político de toda regla debía ser capaz, a su juicio, de discernir las opciones en juego, ante cada situación, y elegir conforme a una opinión formada. Plantea que el objetivo específico de la obra es determinar el modo en que se expresaba el pensamiento crítico y la elección racional en contra de la tesis que afirmaba la irracionalidad de las masas. El autor fundamenta el empleo del término opinión pública para caracterizar fenómenos comunicativos en las sociedades antiguas pese a que el concepto se relacione en origen a la esfera pública burguesa del siglo XVIII. [3]
La primera parte del libro, denominada “La creatività popolare” consta de 4 capítulos y un apéndice. Angius adhiere a las premisas del estudio de Nicholas Horsfall (2003) para señalar, en base a la diversidad y la riqueza de la cultura plebeya, la capacidad creativa que evidencian los rasgos particulares de la inscripción simbólica de los romanos. Para comprobar lo enunciado, el autor analiza las manifestaciones populares involucradas en la comunicación entre los ciudadanos.
En el capítulo uno de esta sección aborda: “Le forme dell’indipendenza: graffiti e altre trasgressioni”. Angius coloca el acento en los mensajes inscriptos en el paisaje urbano dotados de una carga simbólica política particular. Emplea la evidencia excepcionalmente conservada en la ciudad de Pompeya para describir los soportes materiales de los grafitis: pórticos, bases de estatuas, áreas con columnas y espacios de reunión. Describe los implementos que utilizaban las personas para su confección, las habilidades necesarias para su grabado y las condiciones de lectura de los mensajes. Por último, recupera la información literaria sobre libelli ( βιβλία) cuya función propagandística era rescatada por los contemporáneos al igual que los grafitis.
En el capítulo dos –titulado “«nostra miseria tu es Magnus»: la politica vista dal teatro”– plantea que el entretenimiento era un fenómeno efectivo para la educación de la población y era un espacio particularmente sensible para la expresión de los sentimientos de las multitudes. Discute la interpretación de Flaig (2003) sobre la manipulación del público en el teatro y describe los mecanismos de selección de las obras, actores, etc. En el capítulo tres –“Combattere la satira: sforzi e limiti”– estudia los efectos de las representaciones del género satírico en la opinión pública. Remite a autores como Varrón, Séneca, Horacio y Cicerón para describir el rol que mimos y comediógrafos desempeñaban como circulatores. Figura que aparece en varias oportunidades en el libro y a la que Angius le atribuye el papel de mediadores sociales.
Tras comprobar la existencia de una corriente de opinión crítica en la sociedad romana, en el capítulo cuatro apunta a desentrañar cómo el pueblo se constituía en productor de mensajes que expresaban su punto de vista. Angius sintetiza el gesto que da cuenta de este pasaje con el nombre del capítulo: “Dal riso al canto: all’origine dell’opinione popolare”. En este apartado examina los versos y las melodías que el pueblo le dedicó a Sila, César, Bruto y Augusto, entre otros. Estas canciones y versos satíricos eran la forma más inmediata de transcripción del pensamiento vocalizado.
La primera parte del libro cierra con un apéndice en el que analiza las claques. Se atribuye tradicionalmente a estas la función de dirigir las emociones y respuestas de los espectadores en los eventos públicos. Angius matiza esta interpretación tan mecánica de la actuación del pueblo y las opiniones políticas de las personas. En particular, estima que una claque tenía que contar con la atención, la disposición y la intención de participar en el gesto o acción requerida al pueblo, elementos que no siempre se conseguían si tenemos en cuenta los intereses diversos entre el auditorio del teatro o los asistentes de una asamblea.
La segunda parte del libro se ocupa de “La comunicazione interpersonale”. En el capítulo uno de la parte dos –“Origine dei rumores e diffusione attraverso il passaparola”– toma el modelo elaborado por Laurence (1994) sobre la difusión de noticias a partir del conocimiento de un hecho real o ficticio. En este caso, analiza la documentación epistolar de Cicerón que le permite confirmar no solo la velocidad con la que circulaban los rumores, sino también los procedimientos que empleaban las personas para comprobar la autenticidad de los mensajes. Señala que la credibilidad de la información estaba relacionada con la proximidad del entorno social y cultural del informante y la configuración del mensaje mediante mecanismos de traducción que hacían posible la comunicación en diversas direcciones.
En el segundo capítulo de esta parte explora la “Topografia e sociologia della comunicazione interpersonale”. Angius intenta responder a preguntas tales como: dónde se reunió la gente, quiénes participaron de las conversaciones y en qué ocasiones es posible que se produjeran los intercambios verbales. Entiende que el espacio es una variable significativa que interviene en la construcción de la sociabilidad y permite identificar rasgos de la identidad de los actores que transitaban el Foro, los barrios de la ciudad y las zonas periféricas del hinterland.
En el capítulo tres, de la segunda parte, aborda la cuestión del “Leadership d’opinione”. Allí pretende señalar las características de algunas personalidades que alcanzaron credibilidad y confianza entre el pueblo. En este punto, Angius se distancia del concepto de liderazgo elaborado por Vanderbroek (1987) ligado al estatus y el ejercicio de la autoridad pública y pone en juego en su definición otros mecanismos sociales que contemplaban el carisma, la conexión con lo divino y el intercambio de favores y servicios.
La tercera parte de la obra se interesa por: “La comunicazione pubblica”. Aquí argumenta que la capacidad del pueblo para emitir opiniones traduce el ejercicio de los derechos políticos y la voluntad popular en el contexto de la toma de decisiones colectivas en un acto de hecho que no requería mediación. Para determinar cómo se producía la intervención directa de las masas estudia, en dos capítulos sucesivos, las contiones y las manifestaciones no institucionales. En relación con las contiones destaca que su revalorización historiográfica está directamente vinculada con el cambio de enfoque en el estudio de las instituciones republicanas. Para revertir la hipótesis que alude a la participación pasiva de las personas, propone abordar el contexto social en el que funcionaban las reuniones del pueblo convocadas por un magistrado. Para Angius está claro que la comunicación directa hacía imposible que los magistrados pudieran marginar una corriente de opinión sobre un asunto particular que cobraba entidad. Roma era una sociedad jerárquica sensible a las manifestaciones de exceso en el ejercicio del poder. En este sentido, el autor no explora las implicaciones que tiene el concepto de libertas, como principio de no dominación, para los sectores populares. Hubiera sido interesante que considere, al menos en lo tocante a su investigación, cómo operaba la tensión comunitaria entre la auctoritas y la libertas populi en las instancias de interacción que reunían a los magistrados y el pueblo.
El último capítulo remite a las “Manifestazioni non istituzionali della volontà popolare”. Angius retoma la importancia de la dimensión pública de la acción colectiva y la comunicación. Insiste en que los juegos, las celebraciones del triunfo y los rituales funerarios (por ejemplo, los funerales de Clodio y César) proporcionaron un marco social para potenciar la difusión de los mensajes de adhesión o protesta. La población era consciente de la fuerza multiplicadora que tenían estos espacios para acrecentar la difusión del mensaje pronunciado desde abajo.
El autor concluye afirmando que los ciudadanos de Roma eran capaces de ejercer una actitud activa en materia política cuando los asuntos que se trataban afectaban el equilibro social que sostenía la profunda desigualdad del sistema. Angius sostiene que la opinión pública no era ajena a la influencia de mecanismos de manipulación o dependencia ideológica. Sin embargo, sería un error creer que esta situación era uniforme y no se alimentaba también de los intercambios recíprocos entre los diversos sectores de la sociedad.
La república de la opinión refleja el estado de discusión permanente de los asuntos comunes que daba consistencia a la vida política en Roma. Con seguridad, el aporte de este libro reside en poner de manifiesto los múltiples medios que tenía la población para expresar una queja o dar a conocer una opinión. La política se producía en exceso de sus instituciones formales, porque constituía mucho más que el acto de ejercer los derechos ciudadanos mediante la emisión del voto. Reconocer estos elementos característicos colabora en la comprensión general de la dinámica de las relaciones sociales y de las manifestaciones colectivas del pueblo. Las clases bajas eran capaces de formular apreciaciones certeras, distinguir la validez de los rumores que circulaban y expresar críticamente sus puntos de vista. Esto implica examinar, en contra de la omnipresente apreciación de autores como Cicerón, las cualidades intelectuales de los sectores populares, para despojar el análisis de tópicos frecuentes que atribuyen a las masas un carácter irascible e irracional. De esta forma es posible construir otra historia de la república que toma por su valor nominal e intrínseco el elemento popular en su constitución.
Notas
[1] Vale mencionar, bajo un criterio selectivo y no exhaustivo, las obras que han revisado toda la historia de la república tardía desde los argumentos que proponen y guían las investigaciones más recientes: Yakobson (1999), Flower (2010), Steel (2013), Mouritsen (2017), Rosillo López (2017a), entre otros.
[2] Sugiero, al lector interesado, revisar una síntesis de los problemas y cuestiones debatidas en Jehne (2006), Clemente (2018, pp. 87-119) y Pina Polo (2019, pp. 379-397).
[3] En el mismo sentido podemos citar los trabajos de O´Neill (2001), Morstein-Marx (2004) y Rosillo-López (2017b).
Referencias
Clemente, G. (2018). Democracy without the People: The Impossible Dream of the Roman Oligarchs (and of some Modern Scholars). Quaderni di storia, 87, 87-119.
Flaig, E. (2003). Ritualisierte Politik: Zeichen, Gesten und Herrschaft im Alten Rom . Göttingen: Vandenhoeck und Ruprecht.
Flower, H. (2010). Roman Republics. Princeton: Princeton University Press.
Horsfall, N. (2003). The culture of the Roman Plebs. London: Duckworth.
Jehne, M. (2006). Methods, Models and Historiography. En Rosenstein, N. y Morstein-Marx, R. (Eds.), A Companion to the Roman Republic (pp. 4-28). Oxford: Blackwell.
Laurence, R. (1994). Rumour and Communication in Roman Politics. Greece and Rome, 41, 62-74.
Millar, F. (1998). The Crowd in Rome in the Late Republic. Michigan: University of Michigan Press.
Morstein-Marx, R. (2004). Mass Oratory and Political Power in the Late Roman Republic. Cambridge: Cambridge University Press.
Mouritsen, H. (2017). Politics in the Roman Republic. Cambridge: Cambridge University Press.
O’Neill, P. (2001). A culture of sociability: popular speech in Ancient Rome. PhD Thesis. University of Southern California. Recuperado de http://digitallibrary.usc.edu/cdm/ref/collection/p15799coll16/id/106226 (Fecha de consulta 25/01/21).
Pina Polo, F. (2019). Idea y práctica de la democracia en la Roma republicana. Gerión. Revista de Historia Antigua, 37 (2), 379-397.
Rosillo-López, C. (2017a). Public Opinion and Politics in the Late Roman republic. Cambridge: Cambridge University Press.
Rosillo-López, C. (Ed.). (2017b). Political Communication in the Roman World. Leiden-Boston: Brill.
Steel, C. (2013). The End of the Roman Republic, 146 to 44 BC. Conquest and Crisis. Edinburgh: Edinburgh University Press.
Vanderbroeck, P. (1987). Popular Leadership and Collective Behavior in the Late Roman Republic (ca. 80-50 B.C.). Amsterdam: J. C. Gieben Publisher.
Yakobson, A. (1999). Elections and Electioneering in Rome. A study in the Political System of the Late Republic. Stuttgart: Franz Steiner Verlag.
Resenhista
Juan Gerardi – Universidad Nacional de Mar del. E-mail: Platahistoriantiguaunmdp@gmail.com
Referências desta Resenha
ANGIUS, A. La Repubblica delle opinioni. Informazione politica e partecipazione popolare a Roma tra II e I secolo a.C. Grassina: Le Monnier Università, 2018. Resenha de: GERARDI, Juan. Anuario de la Escuela de Historia Virtual, n. 19, p. 177-182, 2021. Acessar publicação original [DR/JF]