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El tiempo domesticado/ Chile 1900-1950. Trabajo cultura y tiempo libre en la configuración de las identidades laborales. | Juan Carlos Yáñez Andrade

El tiempo domesticado, Chile 1900-1950. Trabajo, cultura y tiempo libre en la configuración de las identidades laborales posee como principal objetivo reconstruir aquellas experiencias ocurridas en la primera mitad del siglo XX chileno en torno al trabajo, sus formas, su organización y los diversos procesos del uso del tiempo de los trabajadores dentro y fuera de la fábrica. El libro advierte prontamente: “una nueva historia del trabajo no puede reducir lo social a lo popular o que conciba lo laboral restringido a las prácticas productivas y luchas sindicales. Los aspectos socioculturales, asociados a las luchas en torno al tiempo de trabajo y dimensiones afines, son un buen ejemplo de las opciones que se abren para una historia renovadora” (p. 23). Organizado en siete capítulos con propuestas diferentes pero en función de una lógica argumental, el texto tiene mérito desde el momento que enfoca el interés por retratar las identidades laborales desde un prisma y una perspectiva que no siempre han merecido consideración en la reconstrucción del pasado. Así, posa la mirada sobre las vivencias y subalternidades de un conjunto de sujetos entre quienes brota aquello que Geoff Eley ha llamado el espíritu insurgente. En simultáneo, la investigación cuenta con un eje transversal representado por el supuesto teórico que permite anteponer la indagación de la cultura como un escenario no prioritariamente de resistencias, sendero habilitado por la apropiación de ciertas premisas introducidas hace más de medio siglo por Denys Cuche en la etnología francesa.

El libro propone responder a estas inquietudes en una temporalidad que excede a la que menciona el título. Retoma elementos desde fines del siglo XIX a través de múltiples ámbitos, mostrando la tensión entre quienes viven de su trabajo y aquellos que pretenden demarcar o delimitar no sólo la práctica laboral de sus vidas, entendida como la jornada de trabajo en la fábrica, sino también lo que sucede fuera del espacio productivo propiamente dicho, vinculado con la intervención del tiempo libre. En ese sentido, aborda de manera satisfactoria la intención de la burguesía para controlar el tiempo y regimentar la fuerza de trabajo, cotejándolo de modo muy ilustrativo con las vivencias de la clase trabajadora y configurando una mirada más allá de las huelgas y protestas. Y esto es así pues examina, además, experiencias como las narradas en el capítulo dos sobre las posiciones y repertorios puestos en juego en pos de la reducción de la jornada de trabajo y la obtención del descanso dominical; y, en el capítulo tres, el ausentismo como práctica utilizando el ejemplo del San Lunes y su posicionamiento en el ideario laboral chileno. Un eje sobre el cual se ahonda en el capítulo uno, y que en buena medida enlaza gran parte del texto, es el proceso productivo o la organización científica del trabajo observada desde los trabajadores, desde la voluntad estatal y patronal, así como la consecuente dinámica de la productividad, la regulación y el marco legal que orbita en torno a ello. En dicha dinámica, explicativa de la racionalización productiva, el texto se carea de modo actualizado con la historiografía producida a nivel mundial sobre el tema y ello le permite tender puentes a otras problemáticas ligadas como el paternalismo, por caso.

Como muestran claramente los capítulos cuatro y cinco sobre el paternalismo y el tiempo libre, resulta insuficiente solamente señalar dicho control sobre los sectores populares o la clase trabajadora. Es por ello que resulta provechosa la profundización sobre experiencias concretas y el modo en que tanto la burguesía como la clase dirigente o el Estado chileno realizaron propuestas puntualizadas sobre aquello que debía hacer la clase trabajadora en el lapso temporal, dentro y fuera del sitio productivo. La mirada higienista, relacionada con las actividades sanas o recreativas estuvo presente en ese paternalismo estatal y empresarial. Ello se evidencia en la definición de los jardines y huertos obreros como procesos que enfocan al trabajador y su familia, enfatizando en el análisis del libro el problema de la vivienda y la economía. Higiene y familia, pilares clásicos del disciplinamiento industrial, se revelan en diversas instancias empresariales, como la analizada Asociación del Trabajo en los años veinte, o estatales, como el Departamento de Extensión Sociológica y Cultural y la Institución Nacional de Defensa de la Raza y de aprovechamiento de las horas libres, ya inmersos en la década de 1930. En estas experiencias, así como en el resto de las narradas, es quizá donde el análisis de la fuerza de trabajo femenina, de las políticas específicas del Estado y de los empresarios hacia ella podría conducir a la complejización del estudio de la producción y reproducción social; por ejemplo, al capturar ciertas sensibilidades con tópicos propios del trabajo reproductivo y en ocasiones doméstico. En sintonía, el desarrollo de una perspectiva de género podría dotar de nuevas interrogantes y temáticas acerca del rol de la mujer, sus apelaciones, incidencias, la masculinización de las prácticas culturales y el análisis de nuevas áreas de esa recreación, entre otras aristas posibles. Ello dejan entrever algunas de las fuentes analizadas como el caso de las declaraciones del ministro de Educación, Juan Antonio Iribarren, quien en 1941 destacó la necesidad de un plan de trabajo que incitara la “actitud viril y estimule el espíritu de sacrificio en un amplio margen de solidaridad social” (p. 97).

Otro de los aportes del libro consiste en abordar la dinámica de la legislación laboral no desde un costado meramente institucionalista o apegado estrictamente a la literalidad de lo escrito, sino, por el contrario, observando el modo en que ese cuerpo legal impactó en el quehacer obrero. Es así, por ejemplo, que en el capítulo seis dedicado a la jornada continua en 1942, además de los debates sobre la aplicación regional de la legislación laboral, de modo acertado y enriquecedor se logran captar las consecuencias que aquella legislación tuvo en campos como la alimentación y la nutrición de los trabajadores en Chile. En el último capítulo del libro se tratan prácticas correspondientes al tiempo libre, el ocio y la recreación. Se muestra cómo, en América Latina y particularmente en Chile, los Estados, los empresarios y los trabajadores promovieron ese tipo de cultura en el marco de una sociedad de consumo en crecimiento; experiencia escasamente estudiada por la historiografía. Vale destacar que es quizá allí donde el texto ofrece una historia social de los trabajadores frágilmente entrelazada con la articulación de los sujetos colectivos y lo político. El autor manifiesta explícitamente una voluntad de no colocar el prisma reflexivo sobre las ricas, complejas e incidentes experiencias que las culturas políticas, y en particular la de las izquierdas, promovieron como método para contrarrestar el “ocio alienado” denunciado, entendido como producto de la cultura de masas en auge. Entre aquellas experiencias se encuentran variadas prácticas y formas de agregación relacionadas con la instrucción y la recreación, así como con las múltiples redes y propuestas culturales, deportivas, políticas para las infancias y para las familias. El trabajo propone posar la mirada sobre nuevos actores como el Estado o los empresarios como un abordaje alternativo a lo que el autor denomina nueva historia social (p. 145), la cual miraría con mayor ahínco la relación con las culturas políticas.

El texto sugiere la búsqueda de estudios enfocados en el aspecto recreativo desde perspectivas trasnacionales con el potencial para enriquecer las interpretaciones sobre este tema mediante el uso de métodos comparativos, aplicados a diversos procesos. Por último, el libro también resulta estimulante por el diálogo, no lineal, que establece entre el pasado y el presente y que resulta operativo para observar la experiencia de la primera mitad del siglo XX a la luz de los procesos actuales. Así, problematiza la óptica a partir de la cual los actores políticos, sindicales y también académicos observamos a la clase trabajadora; conminando a posar nuestro interés sobre los temas discutidos con el objeto de alejarnos del reduccionismo y de cierta mirada estrecha sobre los valores e intereses de los sectores populares, de las intenciones del Estado y de los objetivos empresariales. En el plano historiográfico, destacan dos aspectos. En primer lugar, el esfuerzo por dialogar con las obras que revisan transversalmente los intereses del estudio y con aquellas investigaciones que abordan un aspecto específico y puntual, siempre en sintonía con los objetivos del libro. En segundo lugar, resulta estimulante la intención esbozada (y plasmada con más énfasis por momentos en el capítulo siete) de conversar con los estudios transnacionales del trabajo, hecho que permitiría rebasar el empirismo y colaborar en la superación de la fragmentación y los particularismos, elementos con fuerte presencia en las ciencias sociales en general. Este segundo aspecto, puede definirse a partir de las propias palabras de Marcel van der Linden, en Workers of the World. Essays toward a Global Labor History, con quien nuestro autor dialoga a lo largo de la obra y quien señala las características buscadas en dichos estudios, algunas de ellas abordadas en el libro y otras marcadas en esta reseña:

por “transcontinental” me refiero al estudio que coloca a todos los procesos históricos en un contexto más amplio, sin importar cuán ‘pequeños’ sean geográficamente, a través de una comparación con procesos que tienen lugar en otros lugares, el estudio de interacciones internacionales o una combinación de ambos. El estudio de las relaciones laborales incluye tanto el trabajo libre como el trabajo no libre, tanto el trabajo pago como el trabajo impago. El estudio de los movimientos sociales de trabajadores y trabajadoras incluye tanto a las organizaciones formales como a las actividades informales. Tanto el estudio de las relaciones laborales como el de los movimientos sociales requiere que una atención igualmente importante se dedique al “otro bando” (los empleadores, las autoridades públicas). Las relaciones laborales implican no sólo al trabajador individual, sino también a su familia, cuando corresponde. Las relaciones de género juegan un rol importante tanto al interior de la familia como en las relaciones laborales que involucran a miembros individuales de ella [p. 6].

Charles Tilly destacaba lúcidamente en su noción de “repertorios de acción colectiva” que para capturar lo que denominaba una “nueva beligerancia” era necesario introducir elementos pertenecientes tanto a la dimensión política como a la cultural. Resulta indudable que, por un lado, uno de los puntos fuertes de la investigación y del libro es la propuesta de observar las prácticas culturales de ocio y de recreación ya no meramente como un espacio de resistencia, sin negarlo, y, por otro, de ofrecer un conjunto de análisis sobre el trabajo, las políticas y los conflictos suscitados en torno al uso que los trabajadores le dieron al tiempo, dentro y fuera de la fábrica, en la primera mitad del siglo xx chileno. En definitiva, el libro brinda un enfoque posible sin por ello proponer un estudio cerrado y unívoco y en ello radica su mayor valor en el abordaje de una temática no siempre frecuentada por la historia social.


Resenhista

Diego Ceruso – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina). Universidad de Buenos Aires Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”. E-mail: diegoceruso@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-9360-9186


Referências desta Resenha

ANDRADE, Juan Carlos Yáñez. El tiempo domesticado, Chile 1900-1950. Trabajo, cultura y tiempo libre en la configuración de las identidades laborales. Valparaíso: América en Movimiento; Valparaíso: Universidad de Valparaíso; Centro de Investigación en Innovación; Desarrollo Económico y Políticas Sociales, 2021. Resenha de: CERUSO, Diego. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, n. 64, p. 282-286, jul./dic. 2022. Acessar publicação original [DR/JF]

Itamar Freitas

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