Uruguay. Historia Contemporánea | Gerardo Caetano
En el marco de un proyecto editorial de dimensión internacional sobre América Latina en la Historia Contemporánea, la Fundación MAPFRE publicó una serie de tres tomos dedicados al Uruguay bajo la dirección de Gerardo Caetano. Una obra de largo alcance temporal y amplia gama de representaciones que transita desde 1808 hasta 2010 por los senderos paralelos y complementarios de la política, la economía, las relaciones del Uruguay con el mundo, las cuestiones socio-demográficas y la producción artístico-cultural.
La propuesta global divide la obra en tres volúmenes/períodos coordinados por diferentes investigadores. Cada uno de estos libros ofrece cinco capítulos de autorías también distintas centrándose en las siguientes dimensiones: la vida política; el Uruguay y el mundo; la realidad económica; población y sociedad; la cultura y sus tendencias. Un total de quince textos que promedian las sesenta páginas cada uno, acompañados de una cronología final en cada volumen. Configurando un conjunto sistemático y para nada monótono en cuanto al nivel organizativo de los temas, que da por resultado una presentación actualizada de la historia uruguaya en diferentes campos complementarios de las narrativas históricas.
Grandes alcances
El primer volumen encierra el marco cronológico 1808 – 1880 identificado como el período de creación del Uruguay bajo el título “Revolución, independencia y construcción del Estado” y es coordinado por Ana Frega. La segunda parte involucra el tramo que va de 1880 a 1930 bajo la propuesta de interpretarlo como el momento de “Reforma social y democracia de partidos”, coordinada por el mismo director general de la obra, Caetano. El último volumen propone recorrer la historia uruguaya desde 1930 hasta 2010 y en este caso la coordinación es colectiva y está a cargo de Vania Markarián, Aldo Marchesi y Jaime Yaffé. Se propone como título para este período actual “El país modelo y su crisis”.
Resultan llamativas las hipótesis cronológicas. La fecha seleccionada como arranque de todo el proyecto editorial fue 1808, asociada a la movida Juntista montevideana. Situación que puede generar algo de “ruido” como punto de inicio, origen o inflexión. Mas si se recorren los actualizados análisis del primer tomo, que construyen firmemente una historia político-económicosocial “de frontera” aclarando que no se trata de un período estrictamente uruguayo y que la propia idea lucha de puertos debe matizarse y no confundir, sin previo examen, intereses de sectores mercantiles de Montevideo con futuras identidades políticas o nacionalidades. El desarrollo del volumen I, la densidad y el dinamismo de sus análisis permiten entender como secundaria esta limitación porque ilustran procesos, construcciones y conflictos que no son datables en un acontecimiento. Pero en un proyecto histórico la puntería cronológica no deja de ser importante. Y este aspecto se reitera con la elección de 1880 como punto de quiebre entre un período y otro. No se trata aquí de juzgar corrección respecto a la elección de la renuncia de Latorre como final del primer largo ciclo de la historia uruguaya, pero en virtud de la novedad sugerida, que se contrapone con otras tradiciones cronológicas (la irrupción del lanar en 1860, las lanzas en 1872, el militarismo en 1876, la creación del Banco Nacional y la crisis de 1890…) el lector no encuentra un apartado que discuta con estas visiones anteriores sobre la temporalidad.
Una opción de acercamiento y lectura es seguir la obra cronológicamente. Otra posibilidad es tomar las secuencias temáticas y recorrerla a través de cada dimensión. Se presenta a los autores de esta última forma como muestra del potencial carácter abierto del proyecto: La vida política es trabajada por Ana Frega en el primer tramo y Gerardo Caetano, que repite autoría en los volúmenes II y III / Las relaciones de Uruguay con el mundo son trabajadas sucesivamente por Mario Etchechury hasta 1880, José Rilla para el tramo central, y por la dupla Marchesi- Markarián en el volumen final / La economía se recorre a partir de los textos de María Inés Moraes, los continúa Raúl Jacob y cierra la saga Jaime Yaffé / Demografía y sociedad son presentadas siempre en binas: Nicolás Duffau y Raquel Pollero para 1830-80; Nicolás Duffau (quien repite co-autoría) y Adela Pellegrino en el segundo tramo y finalmente Adela Pellegrino (quien repite co-autoría) y Wanda Cabella lo hacen para 1930-2010 / La cultura y sus tendencias son escritas, en primer lugar por Lourdes Peruchena, continuadas por Ana Inés Larre Borges, y finalmente tratadas por Rosario Peyrou.
La propuesta reúne a selecto grupo de investigadores provenientes de diversas trayectorias y unidades académicas. Cuestión estimulante pues permite acceder a un trabajo en donde se recorren diversas formas de hacer la historia, sin pretensiones de hegemonía o de centralidades del saber. Además de la variada procedencia académica debe subrayarse la diversidad de género y generacional como dato positivo desde la perspectiva de la producción de conocimiento. Por eso es que si bien las partes (que evidencian alta dedicación de por sí y numerosos aportes) unidas a la idea del conjunto resultan de mayor valor que la mera suma de textos particulares. Las dimensiones propuestas cruzan las fronteras de una “historia tradicional” y abren el juego para superponer diferentes niveles de las ciencias sociales con el cuidado de evitar una inversión de la operación metodológica: en todos los casos el lector se encuentra con capítulos de historia, y no por ejemplo, de “demografía historizada” o “relaciones diplomáticas a lo largo del tiempo”.
Más allá de las limitaciones señaladas y “futbolizando” la descripción (alegoría a la que invitan los coordinadores del volumen III respecto a la historia del siglo XX) vale comentar que, si bien es exagerado afirmar que se trata del “equipo ideal” de la historiografía uruguaya del momento (siempre hay algún no convocado que para otros debería jugar el partido) estamos sí ante una destacado combinado de historiadores, docentes, licenciados y cientistas sociales con vocación y dedicación al análisis temporal y al cambio histórico, que desde hace una década al menos vienen desarrollando investigaciones innovadoras, prácticas de enseñanza y divulgación constantes, y enriqueciendo el terreno historiográfico uruguayo.
En cuanto a su estructuración, la propuesta resulta doblemente atractiva. Por un lado se aborda desde una enriquecedora polifonía académicogeneracional: escriben en ella historiadores de variadas trayectorias, unidades de investigación y también especialistas en economía, letras y demografía. Cada parte ofrece una visión equilibrada entre síntesis y profundidad analítica, sin el predominio de una forma teórico-metodológica y sin la primacía de algún “lugar de hacer la historia” en especial. Formas narrativas, reflexivas e informativas variadas, con demostrada actualización sobre el estado del arte de su campo, al servicio de la divulgación científica. En segundo lugar los capítulos se proponen mirar más allá del nosotros uruguayo y revisan de modo explícito todo relato autocomplaciente sin caer en criticismos desesperanzadores ni en tautologías teóricas ajenas a las complejidades de la aventura uruguaya en diversidad.
De esta forma se asiste a un conjunto variado de propuestas que logran contar muchas partes de la historia del Uruguay con sus particularidades y excepcionalidades (que las hay, y bien se anotan) pero sin perder de vista su construcción y sus límites. En este sentido se observa una clara sintonía con la propuesta editorial global: se trata de un proyecto sobre América en la Historia Contemporánea y casi todos los capítulos de este trabajo insertan la historia de Uruguay en diálogo con la historia de América.
Cuestiones de forma
En cuanto a la utilización de fuentes visuales, la colección tiene en cada tomo una sección de imágenes en papel y definición de alta calidad. Pero las mismas están comentadas y distribuidas en forma dispar. Es notoria la diferencia positiva a favor del primer tomo (contiene el doble de páginas con reproducciones gráficas que los dos siguientes). Cuestión más meritoria en virtud de cubrir una etapa casi completamente “pre-fotográfica”. Además se evidencia mayor interés analítico en la escritura que las acompaña. Los tomos más “modernos” tienen menos imágenes y con menos comentarios asociados y además para el caso 1930-2010 la sección fotográfica quedó ubicada al final del libro. Se trata de asunto pendiente y no central a la obra, pero la disparidad y la percepción de falta de tiempo editorial para procesar un trabajo más histórico con las imágenes da cuenta de las condiciones y problemas de la producción historiográfica para alcanzar una superación creativa con las fuentes visuales (cuestión extensible para lo audiovisual y lo informático).
La opción por los cinco niveles (política, economía, relaciones con el mundo, sociedad y cultura) constituye una matriz abarcadora y completamente válida. Pero posterga otros enfoques del desarrollo historiográfico que al lector interesado le cuesta encontrar. Campos como la historia de género y la diversidad, los movimientos sociales, izquierdas y derechas, medios de comunicación, historia de la fotografía, así como la historia económica desde enfoques neo-institucionalistas tienen un desarrollo investigativo y de producción cuya jerarquía académica y relevancia social no se evidencia en el diseño general de esta publicación. Es probable que esto se deba a las limitaciones tanto de la pequeña escala de la comunidad nacional de historiadores como razones de organización y/o restricciones del proyecto editorial. Afortunadamente, casi todos los campos mencionados son tratados a lo largo de diferentes capítulos.
Uruguay en América
La construcción del estado en el siglo XIX es presentada desde una perspectiva regional, abierta y problematizadora tanto de la contingencia histórica (analizando trayectos alternativos y derroterros truncados) como actualizada en la visión sobre la historia de la constitución, las divisas y los caudillos analizando los componentes étnicos y socio culturales diversos desde las elites de poder a los sectores populares. No se trata de una reconstrucción estado-céntrica, ni mucho menos “uruguayista”. Similar es el caso de la evolución económica para el mismo período en donde la propuesta narrativa rompe los límites del mapa contemporáneo y los clásicos esquemas modernistas para proponer una versión de economía dinámica y “de frontera” que puede mirarse más allá del recorrido sur-norte y evita perspectivas centralistas arrojando nueva luz sobre aquel país extraño anterior a 1880. Todo el primer volumen de la obra marca una importante re-configuración de los relatos históricos con respecto a los orígenes del Uruguay y sus tiempos remotos. Eludiendo determinismos y profundizando en la problematización a partir de un mayor caudal fáctico y nuevos enfoques regionales, todos los autores contribuyen a contar de una manera novedosa la historia del país en clave de construcción nacional sí, pero en su necesario y por momentos conflictivo diálogo con la región y el devenir latinoamericano. Un recorrido menos seguro y lineal, más inestables, conflictivo y complejo, y por ello más dinámico y cercano a la peripecia de los componentes orientales y regionales que se fueron haciendo uruguayos
La propuesta de recorrido económico permite seguir la secuencia con mejor cadencia temporal y sin perder de vista la espacialidad regional al momento de realizar la operación por re-contar el largo siglo XIX, la formación de los mercados y del estado como agente y luego describir de forma metódica la construcción del Uruguay capitalista agrario entre 1880 y 1930 en un marco geográfico del “gran Uruguay”, donde las inversiones argentinas en textiles por ejemplo o los destinos de exportación regionales y americanos resultan tan relevantes como la relación comercial con los EEUU.
Un recorrido por las otras dimensiones de la obra y del resto de los volúmenes retoma y ahonda esta operación de escribir la historia de Uruguay en América. Los tres trabajos sobre la relación con el mundo superan los esquemas binarios (civilización y barbarie; europeísmo y americanismo; desarrollismo y dependentismo) abriendo el juego de la inserción comercial y de las relaciones diplomáticas para revisitar las visiones de diferentes sectores y actores que tanto desde los elencos gobernantes, cómo desde líderes de la oposición y desde el ámbito intelectual se imaginaba y/o se cuestionaba el rol del Uruguay en el mundo. Aspecto que también es profundizado desde los trabajos que se enfocan la cultura y sus dimensiones literarias, plásticas y educativas: ¿era posible constituir una literatura patria? ¿Cómo interactuaban criollismo y vanguardias mundiales? ¿Cuánto del clacisismo y del centenario fueron criticados desde un realismo mágico latinoamericano por otras corrientes críticas?
Los poros de la piel (un tanto ajada) del relato nacional-montevideano se abren en la mayoría de los capítulos de la obra y respiran aires más diversos, con multiplicidad de constelaciones ideológicas, literarias y de afinidades internacionales. Proceso similar al que se observa en los capítulos sociodemográficos, que logran presentar una atractiva síntesis entre estadísticas relevantes y actualizadas con frescos documentales finamente seleccionados para ilustrar de forma amena y precisa la diversidad de nuestra sociedad. Al mismo tiempo que elevan la mira teórica para revisar cuestiones consideradas a veces de “sentido común”, como las ideas de sociedad étnicamente homogénea, hiperintegrada o avejentada. Haciéndolo con fundamentos empíricos sólidos y reposicionando con ello también, el carácter americano de nuestra historia.
La centralidad del período batllista en la obra coincide con la percepción general del momento de mayor seguridad proclamada sobre los destinos e incluso la composición social del Uruguay. El tomo central corresponde al medio siglo que va de 1880 a 1930. Pero la propuesta historiográfica de la obra se propone evitar el “Batlli-centrismo” y es posible encontrar en ella dimensiones más profundas, multicolores y críticas que ponen en un lugar de destaque la construcción de un sistema democrático de partidos (quizá con excesivo partidocentrismo) y se cuestionan diversas formas de mirar al Uruguay en aquella época contrastándolas con los datos sociodemográficos y las visiones de diferentes actores.
El último aborda justamente, los problemas del desarrollo. La crisis de los partidos y la escalada autoritaria. Los dilemas de un ciclo de políticas económicas que, agotado el sentido agroexportador pendularon entre el intervencionismo y la liberalización, acompañados de una larga preminencia del panamericanismo en las relaciones exteriores, cuestionado por la emergencia de posturas alternativas, generalmente “latinoamericanizadas”.
En cuanto a la dimensión integral de la obra y más allá de que la propuesta invita a recorrer distintas áreas y se enumeran temáticas al iniciar los tomos, no resulta evidente un ejercicio de contrapeso, discusión y retroalimentación entre todos los capítulos con la excepción de aquellos en donde se reiteran autores y la más explícita del Tomo I, en donde los autores referencian explícitamente puntos desarrollados por otros colegas antes y después en el mismo texto. Más allá de una cuestión de cadencia, de propuesta integral y de construcción holística de la lectura, resultaría interesante y de utilidad acercarse a debates que de hecho emergen de las lecturas (la aliadofilia mayoritaria o no del Uruguay en la Segunda Guerra Mundial; o la idea de sociedad hiperintegrada, otras formas de hacer política y cultura como se sugiere en el tomo III, por citar algunos ejemplos) y sobre los que sería bueno esperar algún futuro proyecto editorial que aborde los “problemas” de la historia del Uruguay en América.
En resumen, la obra ofrece un conjunto destacado de los trayectos históricos del Uruguay y sus problemas con una vocación de divulgación y reflexión actualizada y problematizadora que brinda la oportunidad de reunirse con las miradas de un equipo solvente de profesionales que comparten sus fuentes, reflexiones, perspectivas historiográficas y acercan al público interesado nuevas bases y nuevas miradas para pensar el Uruguay.
Bien puede pensarse en esta publicación como lanzamiento de un proyecto más amplio que de lugar a futuras historias colectivas de Uruguay en América que, revisando o reafirmando los cortes cronológicos propuestos, incorpore los problemas discutidos en versión de debate, y abra la senda temática para los campos que no tuvieron centralidad.
Resenhista
Gabriel Quirici – Instituto de Profesores Artigas, Uruguay.
Referências desta Resenha
CAETANO, Gerardo (Dir.). Uruguay. Historia Contemporánea. Montevideo: Fundación Mapfre; Editorial Planeta, 2016. (3 tomos). Resenha de: QUIRICI, Gabriel. Claves. Revista de Historia. Montevideo, v.2, n.3, p. 251-258, jul./dic. 2016. Acessar publicação original [DR]