La introducción en el siglo pasado del enfoque comunicativo, en la década de los setenta, constituyó probablemente el más significativo avance para los procesos asociados a la enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras, particularmente del inglés. Ciertamente, su implementación a nivel mundial ha contribuido a que el inglés se haya posicionado como la lengua de la globalización en el siglo XXI y que, según numerosas fuentes, sea utilizado en la actualidad en diversos ámbitos por más de un billón y medio de personas en todo el mundo, ya sea de forma instrumental o profesional (ver, por ejemplo, Crystal 2000).
No obstante, a diferencia de enfoques anteriores, su inspiración heterogénea, así como su definición teórico-conceptual indeterminada, haría que este tuviera un sinnúmero de interpretaciones y aplicaciones, otorgando una mayor preponderancia al componente “significativo” del lenguaje, en desmedro del “estructural”. El devenir de este enfoque estuvo caracterizado por lo que algunos han denominado la visión inicial de los setenta, tal como se interpretaba en sus formulaciones iniciales (Wilkins 1976 y Widdowson 1978), pasando por una visión más absolutista (Krashen 1981,1985) y luego, relacionado con lo que se denominó el tabú gramatical (Garret 1986), para finalmente aproximarse a visiones más balanceadas, a partir de las contribuciones de Canale y Swain (1980), Littlewood (1981) yWillis (1996).
No es sino hasta las contribuciones de este siglo que, inspiradas en los estudios empíricos de los años noventa (por ejemplo, Long [199], Doughty & Williams [1994] y Skehan [1998], entre muchos otros), se ha venido sistematizando en lo que ha derivado en una propuesta novedosa y consistente a la vez. Es a partir del trabajo seminal de Dornyei (2009) que el enfoque comunicativo basado en principios -Principled Communicative Approach (PCA, su sigla en inglés)- ha adquirido ahora probablemente su consolidación definitiva con esta obra de Arnold et al. (2015). El PCA, si bien asigna una centralidad al significado, plantea que la enseñanza de las lenguas extranjeras, para ser óptima, requiere de la cooperación entre los procesos implícitos (significativos) y explícitos (estructurales) de aprendizaje de una forma sistemática.
La obra que aquí se reseña cumple precisamente tal función. En su introducción explica los componentes esenciales del PCA, hace una revisión histórica del enfoque comunicativo y nos presenta los siete principios que sustentan el modelo actualizado: el principio de la significancia personal, el del input declarativo, el de la práctica controlada, el principio de énfasis en las estructuras (FonF, su sigla en inglés), el del lenguaje de fórmulas lingüísticas, el de la exposición al lenguaje y, finalmente, el principio de la interacción focalizada. En consonancia, la obra está dividida en siete capítulos, cada uno de los cuales está abocado a explicar y ejemplificar la puesta en práctica de cada uno de estos principios en el aula.
En el capítulo 1 se aborda el principio de la significancia personal, esto es, el hecho de que, aparte de asignarle al significado preponderancia, el método que se propone debe tener cierto grado de significancia personal, manteniendo así una de las características más relevantes de todo método comunicativo: la enseñanza centrada en el estudiante. El capítulo presenta 12 actividades que ilustran la propuesta, pasando por un poema, la descripción de información personalizada, hasta la fijación de metas y la formulación de situaciones hipotéticas. Todas las actividades reflejan el principio de manera aclaratoria y lúdica.
El capítulo 2 se refiere al principio del input declarativo, que tiene como objeto la automatización del input explícito inicial a través de la práctica que permite su proceduralización. Las 11 actividades propuestas en este caso preparan al estudiante para las tareas en que se verán involucrados.
El siguiente apartado (capítulo 3) aborda el principio de la práctica controlada que, en consonancia con el principio anterior, pretende la automatización de las habilidades de la lengua meta. Para esto sugiere actividades variadas, con el uso de internet u otros medios, centradas en las experiencias o atributos propios de los estudiantes. Asimismo, incluye 11 actividades, tales como cánticos, relatos humorísticos, actividades creativas y espontáneas.
El capítulo 4 se refiere al principio de énfasis en las estructuras lingüísticas, el cual, sin desconocer la relevancia del significado en el método, señala que también se debe enfocar el aprendizaje en las estructuras lingüísticas con el objetivo de lograr avances en los niveles de exactitud formal/estructural en lengua meta. Las once actividades descritas abarcan estructuras lingüísticas, variados tiempos verbales, además de actividades de descripción, modalidad en el idioma inglés y orden de las palabras en la oración.
En el capítulo 5 se destaca que la enseñanza de la lengua debe considerar las fórmulas lingüísticas, es decir, las expresiones fijas o idiomáticas, las colocaciones (unidades fraseológicas) y otras, como una característica fundamental de una lengua. En consecuencia, las once actividades sugeridas incluyen trabajar con números, categorías, frases comunes y expresiones idiomáticas.
El capítulo 6 insiste en que el PCA debe ofrecer amplia exposición a la L2 para que se activen los mecanismos de aprendizaje implícito, y el input se transforme en intake. Este capítulo, en particular, realza la necesidad de exponer al estudiante a la lengua inglesa para propiciar los procesos que promueven el aprendizaje implícito. Las nueve actividades explicadas incluyen tareas directamente relacionadas con trabajos con textos orales o escritos auténticos, y fragmentos o extractos audiovisuales varios.
Finalmente, el capítulo 7 explica el principio de la interacción focalizada consistente en darle al estudiante amplias posibilidades de interactuar en la lengua meta. Las actividades que aquí se proponen son de carácter abierto (open-ended): consejos, críticas y simulaciones. Una actividad que quisiéramos resaltar es la que se describe en 7.6 (p. 130), consejo de un árbol, que, a la vez de estimular el aprendizaje de una lengua, permite al estudiante un nivel superior de análisis y abstracción.
Además de lo expuesto en los capítulos, la obra ofrece sugerencias con el objeto de que el lector pueda acceder a materiales adicionales relacionados para cada uno de los capítulos, además de una guía en formato tabla con referencias rápidas para el profesor, todo lo cual contribuye a que esta obra sea de mucha utilidad para el profesor de inglés.
En síntesis, la obra reseñada ciertamente se constituirá en una fuente indispensable de ser consultada por todos quienes deseen optimizar sus prácticas metodológicas en la enseñanza del idioma inglés como lengua extranjera, especialmente por quienes se dedican a formar profesores de esta lengua. Si estos aportes son tomados en cuenta por la comunidad de profesores de inglés en nuestro país, es muy probable que los niveles de dominio de la lengua inglesa de la población mejoren significativamente en el mediano, por no decir, en el corto plazo.
Referencias
ARNOLD, J., Dornyei, Z. & PUGLIESE, C. 2015. The principled communicative approach: Seven criteria for success. London: Helbling Languages
CANALE, M. & SWAIN, M. 1980. Theoretical bases of communicative approaches to second language teaching and testing. En Applied Linguistics (1): 1-47.
CRYSTAL, D. 2000. Emerging Englishes. En English Teaching Professional. Issue 14, (pp. 3-6).
DOUGHTY, C., & WILLIAMS, J. 1998. Focus on form in classroom second language acquisition. NewYork: Cambridge University Press.
LITTLEWOOD, W. 1981. Communicative language teaching: An Introduction. Cambridge. Cambridge University Press.
LONG, M. 1991. Focus on form: A design feature in language teaching methodology. In K. de Bot, R. Ginsberg, & C. (Kramsch, Foreign language research in cross-cultural perspective (pp. 39-52). Amsterdam: John Benjamins.
DORNYEI, Z. 2009. Communicative language teaching in the 21st century: The ‘principled communicative approach’. En J. Arnold & T. Murphey (Eds.), Meaningful action: Earl Stevick’s influence on language teaching (pp. 161-171). Cambridge: Cambridge University Press.
KRASHEN, S. 1981. Second language acquisition and second language learning. Oxford: Pergamon.
KRASHEN, S. 1985. The input hypothesis: Issues and implications. New York: Longman.
SKEHAN, P. 1998. A cognitive approach to language learning. Oxford: Oxford University Press.
WILKINS, D. 1976. Notional syllabuses. Oxford: Oxford University Press.
WIDDOWSON, H. G. 1978. Teaching language as communication. Oxford: Oxford University Press.
Resenhistas
Pablo Corvalán Reyes. E-mail: pablo.corvalan@umce.cl
María Eugenia Hernández Vásquez. E-mail: m_eugenia.hernandez@umce.cl
Referências desta Resenha
ARNOLD, Jane; DÖRNYEI, Zoltan; PUGLIESE, Chaz. The principled communicative approach: seven criteria for success. Londres: Helbling Languages, 2015. Resenha de: REYES, Pablo Corvalán; VÁSQUEZ, María Eugenia Hernández. Contextos – Estudos de Humanidades y Ciencias Sociales. Santiago, n.35, p. 127-130, 2016.
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