The Globe on Paper. Writing Histories of the World in Renaissance Europe and the Americas | Giuseppe Marcocci
En 2015, la historiadora Lynn Hunt presentó una conferencia en la Universidad de Chicago que arrancaba con una premisa que ella misma calificó como objetable: las teorías sociales y culturales que han estimulado la escritura de la historia desde los años cincuenta han perdido su vitalidad.1 Por teorías sociales y culturales, aclaró, se refería al abanico de paradigmas historiográficos que en su momento dinamizaron los estudios del pasado -la historia cultural, el giro lingüístico, los estudios culturales, el postmodernismo, el posestructuralismo e incluso el postcolonialismo. Todas ellas, comentaba Hunt, tienen una relevancia incontestable, evidenciada por el lugar central que tienen en el canon de estudios de posgrado de cualquier programa de historia, pero corren el riesgo de perder su vigencia al mantenerse restringidas al terreno del estado-nación, desatendiendo así la complejidad de realidades transnacionales. Para contrarrestar esta camisa de fuerza, invitaba con insistencia a pensar globalmente el pasado. Es decir, a entender que las más de las veces, las realidades que estudian las historiadoras se caracterizan por intercambios y circunstancias interconectadas e interdependientes.
The Globe on Paper. Writing Histories of the World in Renaissance Europe and the Americas, de Giuseppe Marcocci, pareciera responder a este llamado del “giro global”. En la obra originalmente titulada Indios, cinesi, falsari. Le storie del mondo nel Rinascimento (Editorial Laterza, 2016), traducida al castellano en 2019 (Editorial Alianza) y al inglés en 2020 (Oxford University Press), el académico de Oxford se pregunta cómo afectaron los viajes de exploración y conquistas europeas a la escritura de la historia durante el siglo XVI.2 Su respuesta es categórica: con el descubrimiento europeo de nuevos continentes, así como el establecimiento de colonias, rutas comerciales y proyectos misionales, se inaugura un periodo de producción de historias globales que comienzan a ensayar la inclusión de la diversidad de pasados en las culturas que habitaban los nuevos territorios explorados durante esa época. Resalto el verbo ‘ensayar’, pues Marcocci hará hincapié en un momento bisagra de la escritura de la historia que rompe con tradiciones medievales -al no bastarle el relato bíblico y la filosofía clásica-, pero que aún no se encuentra comprometida con las luchas de poder políticas y religiosas del siglo XVII, que usan a la historiografía como herramienta de autopromoción, y por tanto, se permiten una variedad de ejercicios creativos para enfrentar la novedad.
El mundo del Renacimiento, según Marcocci, se enfrentó a una nueva imagen de sí mismo al nacer la conciencia de la globalidad que, aunque limitada a una minoría en aquel entonces, fue un hecho sin precedentes: “The discovery of America in particular made evident for the first time the existence of continents that had been mutually unaware of each other, and it ultimately led to a convergence of chronologies that until then had been separate, like tributaries before they flow into the main course of a river”.3 Los cinco capítulos de la obra atienden una selección de casos procedentes de una variedad de tradiciones: el primero se enfoca en la obra del misionero franciscano Toribio de Benavente y su esfuerzo por incorporar el pasado mexica dentro del relato de la historia del mundo; el segundo estudia la obra del capitán portugués António Galvão, quien postuló a los chinos como los primeros exploradores del mundo y los primeros pobladores de las Américas; el tercer capítulo examina la crónica de Felipe Guaman Poma de Ayala y su técnica compositiva que combinó relatos prehispánicos tradicionales con eventos de la historia de Occidente; el cuarto analiza una serie de Historie del mondo del polígrafo Giovanni Tarcagnota, en donde una estrategia narrativa presentaba en simultáneo los eventos del mundo; finalmente, el último capítulo analiza la historias de las Indias Orientales y Occidentales escritas por jesuitas como Giampietro Maffei y José de Acosta.
La aparente aleatoriedad de estas fuentes manuscritas e impresas se une en torno a la pregunta de cómo da cuenta la escritura de la historia de la variedad de pasados y diversidad cultural del mundo en un siglo de expansión, exploración y colonización. Su libro es un muestreo de esta incógnita generalizada en la época, así como de las herramientas reformuladas o inventadas por los escritores para confeccionar sus relatos. Su interés, por tanto, se divide en dos vertientes. Por un lado, a Marcocci le interesan, para emplear los términos de De Certeau, los procedimientos de análisis, a saber, las huellas materiales y los testimonios varios que dan fe de esos pasados, y, por otro lado, las construcciones del texto, a saber, las técnicas narrativas y estructuras de las obras que hilan tales fuentes dentro de un relato coherente.
En ese sentido, la obra es una exitosa mise-en-scène de cómo se articularon los primeros relatos europeos para observar el pasado desde una «mirada global».4 Cada capítulo se concentra en un par de obras producidas dentro de contextos diversos. Hay poca relación evidente entre las obras que aparecen entre un capítulo y otro, aunque Marcocci las escoge precisamente para dar una idea de las distintas formas en las que los pasados de los otros se ignoran, equiparan, comparan o inventan a partir de las referencias propias. Así, muestra cómo los Memoriales (1549) de Motolinía no solamente dialoga o discute con obras castellanas como la de fray Bartolomé de las Casas o Ramón Pané, sino también deriva técnicas narrativas de los comentarios Antiquitatum Variarum (1498), de Annio de Viterbo.
El gran logro de The Globe on Paper es analizar estos puentes culturales que alimentan la diversidad historiográfica de la época. Al hacerlo, propone una mirada global con circuitos de observación que trascienden fronteras regionales, imperiales y lingüísticas, subrayando así su naturaleza «transcultural»: mientras que Fernández de Oviedo se inspira en el modelo genealógico de Annio de Viterbo para trazar la genealogía de los indios, El primer nueva crónica y buen gobierno (c. 1615) de Guaman Poma de Ayala toma el modelo de Böhm expuesto en Omnium gentium mores, leges et ritus (1520) para apoyar el proyecto de una monarquía indiana.
Uno de los ejes de análisis fundamentales a lo largo del libro es la emergencia de nuevas fuentes para construir estos relatos -como lo eran los testimonios orales de los sabios mexicas que usa Benavente, o las fuentes orales que reúne Juan de Tovar y que Acosta incorpora a su Historia Natural y Moral, o las cartas jesuitas que usa Giampietro Maffei para su crónica misionera Historiarum Indicarum libri XVI (1588)- y su incorporación al quehacer de los historiadores. En la introducción postula una pregunta que vuelve una y otra vez a lo largo del libro: “if multiple contacts with remote cultures and societies revealed the extraordinary plurality of the past, how was it possible to weave together its many threads into a single history of the world?”.5 Pese a aclarar en varios puntos que en este siglo no se puede hablar de una concepción delimitada de historia, siguiendo las ideas de Anthony Grafton expuestas en What was History? (2007), a ratos Marcocci parecería reunir a muchos de sus autores bajo un proyecto compartido que analiza las «estructuras y técnicas narrativas» y los «métodos» de investigación de las obras, así como las fuentes de las que echan mano, cuando cada caso responde a contextos no necesariamente equiparables. Se interesa, en sus palabras, por cómo las obras emplearon “ways of organizing and presenting historical knowledge”,6 apoyándose a ratos sobre un concepto unívoco de historia que no se analiza con profundidad.
Es verdad que, pese a referirse a su objeto de estudio como “Renaissance histories of the world”, agrupando las diversas carac- terísticas de los textos bajo una denominación genérica, Marcocci insiste que no se puede hablar de la consolidación de un género. Pese a hacer breves apuntes sobre la materialidad de buena parte de sus fuentes -si son manuscritas o impresas, en qué formato se imprimen, cuál es su extensión- la materialidad (y por tanto la recepción)7 no se incorpora al análisis general que se propone de las obras. Termina por tener más fuerza en su argumento la posibilidad de escrituras que dieran cuenta de una historia global.
Resalta, por supuesto, el interés que el libro tiene en presentar a estas historias del mundo como productos culturales que no se reducen al ethos imperialista de la época: “Discoveries had to be understood as a key for interpreting the long-term relationship between history and the world as a whole, irrespective of imperial rhetoric”.8 Para ello dedica un capítulo a la obra de Felipe Guaman Poma de Ayala. El hecho de que haya un autor “no-europeo” entre los elegidos de Marcocci resulta prueba suficiente, para él, de que las historias del mundo en esta época responden a una creciente complejidad y diversidad de pasados, por lo que no se encuentran monopolizadas por la mirada europea, aunque no entra en mucho detalle sobre la aculturación de las élites indígenas. Pese al ejemplo de Felipe Guaman, sin embargo, el libro menciona poco sobre las relaciones desiguales en cuanto a condiciones de posibilidad de producción, circulación y consumo de estas historias. Marcocci insiste más de una vez en estudiar estas obras como pruebas de «miradas comparativas» que, según sostiene, no necesariamente imponen jerarquías.
Este es quizá el punto ciego más significativo de la obra, ya que se niega a tocar un punto de discusión inaugurado desde tiempo atrás: el análisis de la escritura de la historia como un acto tradicionalmente impositivo de conquista y dominación, en donde la palabra impresa jugó un rol determinante. Y es que un lenguaje contemporáneo se cuela en la crítica que hace Marcocci de estas obras del pasado, como si el juicio de valor que hiciera de la escritura de la historia del siglo XVI tuviera que pasar por categorías de validación del presente con el objetivo de presentar los textos del período colonialista bajo una luz más favorable. Así, por ejemplo, describe la obra de Böhm, Omnium gentium mores, como una enciclopedia de mentalidad abierta (“open-minded”), que presenta la variedad cultural “with detachment and respect”.9 Es tal vez este mismo tipo de optimismo lo que lo lleva a presentar a la historiografía del siglo XVI, de vez en cuando, como un acto capaz de reflejar una perspectiva global: “The new ways of writing histories of the world were the outcome of the encounter between Renaissance texts and collections of objects enjoying significant popularity on the one hand and, on the other, historians who were now conceiving of the globe as a single entity and trying to narrate its history”.10 Pareciera así que se entremezcla en la observación del pasado una fascinación contemporánea con la globalidad. Palabras y términos como «apertura» («openness to diversity»), «inclusión», «respeto», y «humanidad», en ocasiones no se justifican con citas textuales que le permitan al lector entender el significado cabal de estos términos, con cargas semánticas que quizá resultan demasiado contemporáneas y pueden confundir nuestra lectura de textos que pertenecen a un contexto tan lejano como el del siglo XVI. Vale la pena mencionar que estos términos se encuentran tanto en la versión del castellano como en la del inglés.
En este sentido particular, Marcocci parece querer mantenerse al margen de ciertos debates historiográficos que inevitablemente tocan sus intereses. Sobre el paradigma de la historia global no dice mucho en la versión en inglés, mas que al principio, en donde confiesa haberse interesado en estas historias del mundo por lo provechosas que resultan para pensar los problemas actuales de la historia global. Aclara, por supuesto, que estas historias no se pueden pensar como los orígenes de la historia global actual. Pese a estas distinciones, no aparece, a lo largo de la obra, una reflexión en torno a lo que se podía entender por “mundo” y “globo” en la modernidad temprana. En este sentido, Marcocci es mucho menos cuidadoso que los historiadores y críticos a los que cita constantemente, entre ellos Rolena Adorno y Sanjay Subrahmanyam, quienes han insistido en la necesidad de precisión teórica y semántica al hablar de las dinámicas de poder en la realidad global del siglo XVI, y en la importancia de tratar históricamente los conceptos rectores del análisis.
Curiosamente en la versión en castellano de la obra, la introducción dedica varias páginas al debate actual de la historiografía, así como a una reflexión sobre la era contemporánea de la globalización. Resulta extraño que, incursionando en temas polémicos -como la superación de una historia eurocéntrica-, así como explicitando su postura y adscribiéndose abiertamente al paradigma de la historia global, Marcocci -o su traductor, o su editor, o quizás una combinación de estas tres fuerzas- haya tomado la decisión de prescindir de este preámbulo fundamental, en una supuesta versión aumentada que, en vez de arrancar desde los debates actuales, comienza de una manera harto conocida en los libros académicos de historia del mundo anglosajón, con un pequeño case study que le permite ejemplificar su proyecto general.11
La duda que queda es por qué Marcocci, en la versión en inglés de su obra, decidió (o aceptó) no participar en el debate actual sobre los principios e intereses a los que sirve la historia global. En 2017, Jeremy Adelman, profesor de historia y director del Global History Lab de la Universidad de Princeton, publicó en la revista digital Aeon un ensayo sobre la vigencia de la historia global tras el poder de convocatoria que tuvieron los movimientos políticos nacionalistas como el que encabezó Donald Trump en 2016. Entre las muchas críticas que reúne “What is global history now?”, una es de particular relevancia para la obra de Marcocci. En la equiparación de la globalización con un proceso de desarrollo moderno, la historia global se pensó como “another Anglospheric invention to integrate the Other into a cosmopolitan narrative on our terms, in our tongues. Sort of like the wider world economy.” En su conferencia en Chicago, Hunt ya advertía la errónea pero común asociación del término de globalización con el proyecto económico liberal de mercados abiertos. Es verdad que, pese a ser un profesor de la Universidad de Oxford, Marcocci no peca enteramente del condenado monolingüismo imperial: su libro fue escrito en italiano e incluye fuentes en español, latín, italiano y portugués. Esto también puede explicarse por su campo de especialización, a saber, historia ibérica.
El reto de la historia global en general, y de Marcocci en particular, es lograr ese difícil diálogo entre las partes y el todo, pero también entre el presente y el pasado. Sobre esto último, ya De Certeau dejó claro que el presente afecta la forma en la que se observa el pasado, pero también hizo un llamado a respetar las diferencias entre ambas temporalidades. En cuanto a definir el concepto de otredad, se habla constantemente del balance entre lo particular y lo general al que se enfrenta la historia global, pero más que equilibrio, se tendría que pensar en la interdependencia de ambas para poder distinguir y analizar qué casos son excepcionales, incluso pensamientos avant la lettre, y cuáles más bien se inscriben en una tendencia común de la época, dentro de sus horizontes de significación. En el caso de Marcocci, queda la duda de si los tintes globales de los textos que analiza son rarezas espontáneas de sujetos que se adelantaron a su época, o si son representativos a una escala mayor de la constitución de nuevas formas de observación. Una maestra a quien admiro suele decir que una golondrina no hace a la primavera. La pregunta sería si estas incipientes historias globales son golondrinas norteadas o parvadas en ruta.
Notas
1 Lynn Hunt, “Lynn Hunt on Thinking Globally in Historical Studies”, video de YouTube, 1:15:36, Diciembre 14, 2015, https://www.youtube.com/watch?-v=-m07QmvAOQw
2 Dado que la última versión de la obra fue publicada en inglés y presentada por Marcocci como una edición cuidadosamente revisada y aumentada, esta reseña se centrará en ella y no en la versión castellana previa.
3 Giuseppe Marcocci. The Globe on Paper (Oxford: Oxford University Press, 2020), 5.
4 Entre comillas latinas usaré términos empleados por Marcocci a lo largo de su obra.
5 Giuseppe Marcocci. The Globe on Paper (Oxford: Oxford University Press, 2020), 5.
6 Ibid, 14.
7 La propuesta de las formas discursivas desarrollada por Perla Chinchilla Pawling parte, precisamente, de este eje de análisis. En ella, la materialidad concreta de los “artefactos” posibilita reconocimientos de identidad que señalan funciones comunicativas. La propuesta busca postular que, a través de la materialidad, se descubren diferencias que no se ven a través de los puros títulos o las denominaciones genéricas. De hecho la conformación de la forma discursiva “Historia de” llevará algunos siglos. Ver Perla Chinchilla (dir.), “Las “formas discursivas”. Una propuesta metodológica” en Lexicón de formas discursivas cultivadas por la Compañía de Jesús (México: Universidad Iberoamericana, 2018) y Perla Chinchilla (coord.) Las formas y las no-formas discursivas, (México, Universidad Iberoamericana, 2021). Ambos disponibles en línea.
8 Ibid, 68.
9 Ibid, 100.
10 Ibid, 175.
11 Queda pendiente una comparación más profunda de estas dos versiones, así como la original en italiano.
Referencias
Adelman, Jeremy. “What is Global History now?,” Aeon Magazine, Marzo 2017, nhttps://aeon.co/essays/is-global-history-still-possible-or-has-it-hadits-moment
Chinchilla, Perla (coord.) Las formas y las no-formas discursivas, (México, Universidad Iberoamericana, 2021). Disponible en línea.
Chinchilla, Perla (dir.), Lexicón de formas discursivas cultivadas por la Compañía de Jesús (México: Universidad Iberoamericana, 2018). Disponible en línea
Hunt, Lynn. “Lynn Hunt on Thinking Globally in Historical Studies,” Video de YouTube, 1:15:36, Diciembre 14, 2015, https://www.youtube.com/watch?v=-m07QmvAOQw.
Marcocci, Giuseppe. The Globe on Paper. Writing Histories of the World in Renaissance Europe and the Americas, trans. Richard Bates (Oxford: Oxford University Press, 2020).
Resenhista
Paulina León – Departamento de Lenguas y Literaturas Romances Universidad de Chicago. Correo: paulinaleontrevino@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-7061-9787
Referências desta Resenha
MARCOCCI, Giuseppe. The Globe on Paper. Writing Histories of the World in Renaissance Europe and the Americas. Oxford: Oxford University Press, 2020. Resenha de: LEÓN, Paulina. En papel el mundo es otro: historias globales del Renacimiento. Historia y Grafía, n.59, p.293-302, 2022. Acessar publicação original [DR/JF]