Recepción histórica y política de las Historias de Tucídides. Algunos casos en lengua hispana | Paulo Dnoso Johnson
El libro de Paulo Donoso Johnson podría definirse, en primer término, como un estudio monográfico sobre recepción clásica de una de las obras más representativas de la historiografía griega: la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides. Pero esta misma condición hace de este texto un estudio mucho más complejo, que puede ser leído, en parte, como una historia de la lectura, una historia de la traducción, la historia de una historia y el relato cuasi-biográfico de una comunidad de lectores y de autores (o de lectores-autores), cuyo vínculo común ha sido y es, más allá de los límites cronológicos y geográficos, la pasión por el mundo griego antiguo y, en particular, por la obra de Tucídides.
El libro se inicia con un prólogo de Raúl Buono-Core, quien define la originalidad de la cultura griega por su carácter heroico y político, condiciones que precisamente dan razón de la trascendencia de una obra como la de Tucídides. Luego, el estudio en sí se estructura por una introducción y tres capítulos, ordenados según las etapas de traducción y recepción de la obra de Tucídides al español, que son objeto de análisis: una traducción aragonesa del siglo XIV; una traducción castellana del siglo XVI; y las lecturas y traducciones que se han realizado en Chile desde época colonial hasta el presente.
Los periodos podrían parecer diversos y distantes, pero su unidad se resguarda en base al enfoque metodológico y analítico propuesto por el autor, que busca responder al por qué y al para quién se tradujo la obra de Tucídides. Junto con ello, otros aspectos en común, que se irán descubriendo a lo largo de la lectura del libro, dan cuenta de un análisis que no es episódico y que hace de cada capítulo una parte de un todo continuo y coherente. Se trata, después de todo, de un trabajo que no es paleográfico y que aunque parte de cierta base filológica, se rige por una aproximación histórico-cultural que se identifica con la línea de investigación de los reception studies. Además, reconoce la base propuesta por Gilbert Highet, académico referente de los estudios de tradición clásica, quien destacó en su momento la relevancia de la traducción en los procesos de transferencia del pensamiento clásico a la cultura moderna.
El primer capítulo, relativo a la recepción de Tucídides en España durante el siglo XIV, inicia con la descripción del contexto histórico-cultural que explica los nexos de España con la cultura griega, en el marco de una Europa en la que la cultura clásica helénica era muy poco considerada. A diferencia del latín, el sistema escolástico no contemplaba la enseñanza del griego, la filosofía helena no generaba impacto en la cultura y sociedad tardomedieval, y la historiografía no era una disciplina relevante en las universidades de ese entonces. Frente a eso, sin embargo, el autor ofrece antecedentes sobre la dominación catalana-aragonesa en Grecia por intereses religiosos y comerciales, gracias a la cual se generaron los primeros vínculos entre ambos mundos, lo que habría provocado un interés por los asuntos helénicos entre bibliófilos, traductores, profesores e, incluso, monarcas.
El mérito del estudio previo a la revisión de la primera traducción es, por tanto, que permite comprender la historia de dicha fuente inserta en procesos más extensos y amplios cronológica y espacialmente, en los que se entrecruzan factores políticos, comerciales, religiosos, sociales, lingüísticos y culturales. Desde ese macrocontexto es que, luego, la atención del autor puede detenerse en la Orden de San Juan de Jerusalén, que desde la isla de Rodas controlaba las rutas de conexión entre Oriente y Occidente y que albergó la presencia de aragoneses. Entre ellos, la del personaje protagónico de este primer capítulo, Juan Fernández de Heredia, gran maestre de esta orden, recopilador de obras griegas y promotor de su traducción, como la de Tucídides, del griego al aragonés hacia fines del siglo XIV. Se trata de un personaje que, dada su biografía, representó una época de europeización cultural de la península Ibérica, promovida especialmente en Cataluña y Aragón por la Corte Pontificia de Aviñón.
Finalmente, el autor realiza un análisis de la traducción realizada por Heredia, destacando su particular carácter. Más que una transcripción al aragonés de la historia de la guerra del Peloponeso se trataría de una excerpta (selección) de 27 discursos, contextualizados en breves marcos explicativos y adaptados a la cultura, los intereses y códigos de la época. Estos discursos habrían servido como modelo oratorio para el ejercicio diplomático, por lo que el análisis previo sobre el contexto político de la época realizado por Paulo Donoso, cobra plena validez. Desde esta perspectiva sería posible explicar, por ejemplo, la selección de discursos realizada por Heredia, tendiente a relevar aquellos relativos a la relación de Atenas con Sicilia hacia el 415 a.C. y que podría haber respondido al interés del traductor por la participación aragonesa en los dominios de Sicilia. Los discursos traducidos se adaptaban así a las necesidades del siglo XIV, ofreciendo novedades al lenguaje literario de ese entonces, como los conceptos de pueblo, democracia y oligarquía, mientras otra terminología se habría actualizado según las lógicas del mundo aragonés tardomedieval, con palabras como senyorar, querrellas, subdictos, castiellos, o congreguacion, término cristianizado para referirse a la ekklesía helena.
De esta manera, el autor va dando prueba manifiesta del proceso de recepción de la que los discursos de Tucídides fueron objeto, demostrando que esto siempre implica la adaptación y lectura actualizada de la obra clásica según los códigos del nuevo lector, así como la incorporación de ideas originarias del mundo antiguo, que se tensionan y complementan con las de un mundo más moderno.
El segundo capítulo inicia con mirada al siglo XV y al despegue de los estudios humanísticos en Italia y luego en España, mediante la promoción de personajes como Alfonso V de Aragón o de Lorenzo Valla, quien tradujo la obra de Tucídides al latín a mediados del siglo XV. Esto daría cuenta de un movimiento humanista fuerte en la península Ibérica que, según el autor, no siempre ha sido del todo reconocido y valorado, pues chocaría con la actitud enclaustrada y tradicional que caracterizaba al resto de una aletargada sociedad española en ese entonces. El humanismo y cultivo del griego en España se habría vinculado a las élites intelectuales, a las universidades -Salamanca y Alcalá de Henares-, así como a la labor fundamental de personajes como el cardenal Ximénez de Cisneros y Juan Luis Vives. Precisamente, este último impulsó en Diego Gracián de Alderete, protagonista del segundo capítulo, la pasión por las lenguas clásicas. Gracián, secretario políglota en las cortes de Carlos I y Felipe II, habría recibido la misión de traducir clásicos griegos al castellano, haciendo lo propio con Tucídides en 1564. En el contexto de la España imperial de Felipe II, el historiador griego ofrecería razonamientos y sentencias morales útiles a la política de la época, contextualizadas con una introducción para cada capítulo de su historia.
Al igual que en el caso de Heredia, el autor observa en esta traducción la apropiación lingüística y conceptual -en algunos casos, “contaminaciones lingüísticas” (103)- del texto de Tucídides al español renacentista, deteniéndose, por ejemplo, en los casos en que el concepto griego se expresa mediante un binomio de sinónimos, tal como sugería la oratoria latina, a la que Gracián pudo haber recurrido. Otros casos de adaptación se reflejan en la traducción rimada de los versos homéricos contenidos en el libro de Tucídides, que darían cuenta de un esfuerzo por ornamentar literariamente la obra en estilo claramente renacentista.
Donoso observa que las adaptaciones, errores e imprecisiones han sido objeto de la crítica filológica, que ha cuestionado negativamente la calidad de la traducción de Gracián. No obstante, y aunque no lo explicite, desde su enfoque de historiador y no de filólogo, Paulo Donoso acaba siempre por realizar una revaloración de la fuente, no relativa a su utilidad para el conocimiento de la historia de la guerra del Peloponeso, sino como testimonio del personaje y de la época que la rescató para reescribirla.
Finalmente, el capítulo dedicado a la recepción de Tucídides en Chile inicia con una distinción cronológica entre el periodo colonial, donde destaca la labor clasicista realizada por el abate Molina, el siglo XIX, cuando comienza el cultivo de los estudios griegos, y el siglo XX.
En este capítulo es donde la tarea de encontrar las huellas y ecos de Tucídides parece volverse más ardua. Por eso, cualquier atisbo del historiador griego en los circuitos letrados chilenos es valorado por el autor como un descubrimiento precioso. Interesante resulta la constatación de la existencia de un ejemplar de Jenofonte de Gracián de Alderete hacia el siglo XVIII, que fue heredado por la Biblioteca Nacional en el siglo XIX, y la comparación que se establece entre el pensamiento político pragmático de Diego Portales y de Tucídides, vínculo que, si bien no puede demostrar un proceso de lectura y recepción explícita, resulta de todos modos sugerente.
El siglo XX se aborda principalmente atendiendo a los aportes individuales, como el de Ricardo Dávila Silva, difusor de la cultura griega y conocedor de numerosas ediciones a la obra de Tucídides, y encontrando al fin una traducción a Tucídides en el profesor Fotios Malleros, fundador del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos de la Universidad de Chile, y promotor de innumerables iniciativas para el cultivo y valoración del mundo griego. La traducción, advierte Donoso, está contenida en un Ensayo Histórico y se concentra únicamente en el epitafio de Pericles, al que contextualiza y comenta con el objetivo de promover la difusión de esta obra. Tampoco es una traducción ingenua: es la lectura, dice el autor, de un hombre de origen griego que escribe en el marco bélico de la década de 1940. A este texto se sumará posteriormente la traducción del profesor Antonio Arbea a la misma oración fúnebre, como texto fundacional, en el contexto político chileno de los años 80. Finalmente, es el profesor Alfonso Gómez-Lobo quien es reconocido como el primer especialista de Tucídides en Chile y traductor del diálogo de los melios.
Por último, cierra el análisis una interesante revisión a casos en que Tucídides ha sido objeto de alusión y apropiación por parte de algunos personajes de la historia política y militar reciente. Estos testimonios dejan de ser meras anécdotas y pasan a constituir una prueba contundente de que los procesos de recepción clásica trascienden los momentos y acciones textuales de la traducción y reescritura de una obra, para desde allí constituirse en bienes culturales del imaginario de nuevos tiempos y sociedades. Eso es, finalmente, lo que confirma la calidad de clásica de la obra de Tucídides. No solo es el hecho de que siga leyéndose, sino de que su lectura siga siendo actual, hallando nuevos sentidos en nuevos textos.
Los tres momentos revisados, los siglos XIV y XVI en España, y Tucídides en Chile, podrían parecer momentos fragmentarios en la tradición del historiador griego. Pero hay, a lo largo de todo este libro, guiños que dejan ver una conexión y coherencia que hacen de estos tres momentos, partes de una misma historia. Más allá de los objetivos que el autor explicita, el libro se orienta por una hipótesis de trabajo clara, que da continuidad al estudio. Esta se va descubriendo y comprobando a medida que el libro avanza, sugiriendo que no es posible pensar en la traducción como un ejercicio simple de transcripción a otro idioma o como calcos serviles (p. 120), sino como un proceso complejo sustentado en una multiplicidad de fórmulas y técnicas que reflejan el dinamismo del lenguaje y de las interrelaciones del discurso y su contexto. La traducción nunca es ingenua. El autor es siempre un lector y viceversa. Un traductor siempre será un lector activo de Tucídides, lo que al mismo tiempo lo constituirá necesariamente en autor de una nueva versión, siempre actualizada y resignificada de la obra original.
Resenhista
María Gabriela Huidobro Salazar – Universidad Andrés Bello, Chile.
Referências desta Resenha
DONOSO JOHNSON, Paulo. Recepción histórica y política de las Historias de Tucídides. Algunos casos en lengua hispana. Chile: Instituto de Historia; Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2018. Resenha de: SALAZAR, María Gabriela Huidobro . Grecorromana. Revista Chilena de Estudios Clásicos. Santiago, v. 1, p. 81- 86, 2019. Acessar publicação original [DR]