Cuatrocientas dieciséis páginas, divididas en ocho capítulos y un apéndice; seiscientas ochenta referencias a fuentes primarias e historiográficas, setenta cuadros estadísticos y veintiún gráficos, constituyen este aporte básico al conocimiento de la vida económica chilena colonial, que nos presenta ·el Centro de Estudios Públicos. Se trata de una “obra completa”, en palabras de su prologuista, Rolando Mellafe R., ” … un libro que repite una de las grandes proezas de la historia, que es conducimos por la aparente anarquía de los hechos del pasado sin amordazar la imaginación pero también sin dejar que nos empuje mucho más allá de los senderos de la ciencia” (pág. 36), y que supera, con creces, los estudios que le precedieron en su ámbito: R. Romano y M. Carrnagnani 1.
De Ramón y J. M. Larraín estimulan profundamente el abandono de la perspectiva descriptiva de los procesos políticos que marcaron el desarrollo de la historia de Chile, en la que muchos fuimos formados; para realizar como lo señala el CEP en la presentación ” … un esfuerzo analítico cuidadoso para comprender las causas de los cambios más fundamentales que han ocurrido a lo largo de nuestra historia”.
Los autores se plantean el desafío de dotar a los interesados de un estudio de envergadura en el ámbito de la historia económica contemporánea y, en especial; de los movimientos de precios en el Chile Colonial. Comparten así una tendencia sostenida en América, en la que se han destacado, últimamente, interesantes trabajos regionales, por ejemplo Tandeter E. y Wachtel N. “Precios y producción agraria. Charcas y Potosí en el siglo XVIII” Ed. Cedes.
La columna vertebral de la obra es la determinación de los componentes de la oferta y demanda, interna y externa; en una región periférica del lrnperio Español dante los siglos XVII y XVIII: Chile, y específicamente Santiago y su “jurisdicción”, con el objeto de llegar a establecer la estructura del gasto para el período, con sus variaciones y cambios.
Plantean que su estudio permite comprender, de mejor forma; la mecánica de operación económica en cada una de las grandes etapas seculares: primero sebo y cordobanes, y luego el trigo. En forma especial, la influencia del mercado limeño en la determinación del qué producir en la zona y, por ende, su influencia en la estructura de los precios en la región.
En lo interno, el cuadro 45 2 grafica con absoluta claridad los componentes del gasto, al reunir los distintos artículos en grupos: alimentos, vestuario, vivienda y varios, y éstos, a su vez, en subgrupos.
La disposición de las cifras permite apreciar su evolución en forma nítida, y compartir, indudablemente; las serias conclusiones a que arriban los autores como el aumento en los rubros alimentación y vivienda y disminución en vestuario y varios.
Sin embargo, son los propios autores quienes advierten, que esto no permite apreciar claramente la disposición interna del gasto en cada grupo social y la incidencia de la demanda fiscal, especialmente por obras públicas; exclusivamente debido a lo fragmentario de los datos específicos, lo que no permitió la reconstrucción de series tan homogéneas como la de los antecedentes principales.
Sin dejar de apreciar Jo específico, en Jo que vale; me parece doblemente significativo el aporte clarificador desde la perspectiva metodológica, capítulo VIII y Apéndice; especialmente hoy cuando un grupo importante de graduados en nuestras universidades se han dedicado a estudiar el pasado nacional con nuevas temáticas y a la luz de métodos novedosos, poniendo énfasis en la historia social y económica. Ellos, con seguridad, corno el suscrito; han recibido esta obra con especial beneplácito, en primer lugar por la claridad en las alternativas ofrecidas, y luego, la seguridad que otorga a los neófitos la trayectoria académica de sus autores.
En este orden de consideraciones, la obra plantea un modelo en que los precios de los productos se localizan en un marco de valor y tiempo, que a su vez está conectado con fenómenos tan distinos corno clima, valor de moneda, año de epidemias, etc., dejando atrás la historia cuantitativa e insertándose en la nueva historia económica.
Sus autores nos proponen, y utilizan, diversos tipos de fuentes: las clásicas, Cabildo, Real Audiencia, Contaduría Mayor, Escribanos, etc., y complementan as, a su juicio las más importantes para el caso chileno: libros de cuentas de conventos y hospitales, para el terna: Monasterio de Santa Clara Antigua Fundación, Conventos de La Merced, San Francisco y San Agustín, Museo de Historia de la Medicina, etc., decisión que avalan con calificadas eJCperiencias externas corno el caso de J. Earl Harnilton para España.
Aquí, hacen presente sus reservas respecto a la utilización de los protocolos de escribanos, identificando de ellos, corno utilizables; las memorias de corne1ciantes y cartas dotales, porque ” … aunque se trata de datos abundantes, ellos son difícilmente comparables a través del tiempo” (pág. 352).
En lo personal, no comparto, en su totalidad; la duda planteada respecto de la dificultad de reconstruir series homogéneas, abundantes y confiables a partir de estas fuentes, situación que me llevó, como un desafío personal; a intentar un proyecto respecto a la zona de Maule durante el siglo XVIII, utilizando testamentos e inventarios de difuntos.
Se trabajan, por ahora, especialmente; cameros, cordobanes y sebo, debido a la importancia que adquiere la producción pecuaria en el partido durante el tiempo en cuestión, donde se aprecia, desde 1650, un aumento en la masa ganadera, dando comienzo a una especialización centrada en la producción agropecuaria. Esta, a consecuencia directa del rumbo cerealero que siguieron los corregimientos del norte.
Si bien el avance sólo permite series para el período 1700-1725, aun cuando se han trabajado informes para 1726-1750; ello ha demostrado la factibilidad del proyecto, si se tiene la precaución de consultar un apreciable número de piezas. Más aún, me parece un campo riquísimo de exploración, debido a que los volúmenes notariales, en este caso Talca; contienen documentos de distintos puntos, “asientos”, del partido de Maule, lo que permite cotejar valores entre diferentes áreas y completar series.
En todo caso, esta opinión tiene solo el objeto de comentar un aspecto puntual de la rigurosa metodología utilizada, lo que unida a una importante dosis de constancia y criterio de decantación, han generado esta “obra completa”, cuya lectura y consulta recomiendo con especial entusiasmo.
Notas
1 Romano, R. Una Economía Colonial. Chile en el siglo XVIII. Eudeba, Buenos Aires, 1965. Cannagnani, M. La producción agropecuaria Chilena. Aspectos cuantitativos 1680-1830.
2 Componente porcentual del gasto em Santiago de Chile. Años base 1669-1673 y 1754-1758.
Resenhista
Raúl E. Sánchez Andaur
Referências desta Resenha
F., Armando de Ramón; LARRAÍN, José Manuel. Orígenes de la vida económica chilena, [1759]-1808. Santiago: Centro de Estudios Públicos, 1982. Resenha de: ANDAUR, Raúl E. Sánchez. Cuadernos de Historia. Santiago, n.7, p. 217-219, julio, 1987.
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