Movimiento social y politización popular en Tarapacá 1900-1912 | Pablo Artaza Barrios

La historia del norte salitrero de comienzos del siglo xx ha sido un referente de identidad proletaria, una muestra del dolor y de heroísmo popular, un Eldorado perdido, una esperanza de rebeliones o un nido de serpientes, dependiendo de quién la haya leído, desde dónde y para qué. La historia social ha viajado también, una y otra vez, a esa pampa atroz en el límite del territorio nacional, a ese infierno seco donde primero se pierden las alas y luego se pierde la voz, como dice la famosa Cantata, pero donde también se escribieron las páginas quizás más combativas del movimiento obrero en Chile.

La masacre de la Escuela Santa María en diciembre de 1907 ha sido, como bien describe este texto, un hecho trágico, un hito, un latigazo en el corazón de las luchas populares, sujeto a múltiples interpretaciones y lugares en la historia de las luchas políticas a lo largo de todo el siglo xx. A noventa y nueve años de la masacre, al borde del centenario de la tragedia, se publica este texto que busca comprender la complejidad del movimiento de trabajadores tarapaqueño a partir de las fuentes disponibles y de ese largo camino de reflexión política, social e historiográfica, realizando un aporte en la profundización de esa tarea. Como bien dice el texto, “la historiografia marxista ‘clásica’ no ha proporcionado una respuesta satisfactoria a este proceso, básicamente al generar una estrecha identificación entre las distintas instancias institucionales de la organización obrera y el proletariado mismo, y, más aun, al considerar la conciencia de clase como un indicador más de la madurez de estas instituciones”. Igualmente, la investigación critica a una historiografía conservadora que ha visto en los conflictos sociales solo la lamentable pérdida de una supuesta ‘unidad nacional’.

De tal manera, la investigación hecha por Pablo Artaza no es una ‘descripción de los hechos’ ni la pura denuncia de la represión (aunque contenga esos temas), ni una búsqueda claramente política del hito solitario que explicaría el paso de la agitación obrera al movimiento y luego al partido político. El texto busca, más bien, des-oscurecer el proceso histórico donde se inscriben la tragedia de 1907, por una parte, y la fundación del Partido Obrero Socialista en 1912, por otra. La investigación lee, analíticamente, tanto los hechos a partir de las fuentes, como las interpretaciones construidas que ya son parte inseparable de nuestra visión de ellos. Agrega también fuentes poco trabajadas en investigaciones anteriores, como el Archivo de la Intendencia de Tarapacá y el Ministerio del Interior, que permitieron indicar un amplio número de movilizaciones entre 1890 y 1907 en la provincia tarapaqueña.

Así, el trabajo destaca el papel de las organizaciones constituidas a fines del siglo x1x, que hacen afirmar al autor que para l 903 la cuestión social se había complejizado de tal manera, que aun los opositores a idearios socialistas y rebeliones parecían aceptar que las demandas de los trabajadores habían llegado para quedarse. En 1904, el gobierno creó una Comisión Consultiva del orte, a la cual se dirigen las distintas organizaciones de trabajadores a presentar sus quejas y la necesidad de llegar a acuerdos entre patrones y obreros. Para 1905, la falta de resultados concretos del trabajo de dicha Comisión Consultiva, las duras condiciones de vida de los obreros, los conflictos con los patrones y la crisis económica se tradujeron en un mayor impulso a la creciente actividad reivindicativa popular en la provincia. Los ejemplos dados por Artaza muestran el clima de defensa colectiva ya desarrollado entre los trabajadores, aun en el cotidiano del trabajo: ante dos guardianes que trataron de detener a un trabajador en estado de ebriedad que amenazaba al administrador de la oficina salitrera La Pampa, más de doscientos de sus compañeros se opusieron, ‘formando un gran desorden’. Desde las salitreras y desde el puerto de lquique, el ciclo de huelgas no se detendría hasta la masacre de 1907. Paralelamente, el autor destaca la originalidad de la Sociedad Mancomunal de Obreros que funciona claramente desde 1901, dado que se trata de una institución que conjuga el esfuerzo por solucionar carencias inmediatas (en la tradición de las mutuales y las sociedades de socorros mutuos) con la acción política de defensa del trabajo que instalaran las sociedades de resistencia. Asimismo, el autor enfatiza las diferencias al interior del movimiento de los trabajadores, distinguiendo entre demócratas, anarquistas y mancomunados. Estos tres grupos diferían en cuanto a las expectativas a futuro, el apoyo que habían dado a distintos candidatos presidenciales en 1906 (los mancomunales apoyaron a Montt, mientras los demócratas estuvieron con Lazcano) y el deseo de considerarse exclusiva (y excluyentemente, por lo tanto) los representantes de los trabajadores.

A partir de la exposición de esas diferencias y debates internos, el texto recorre críticamente la formación de un movimiento obrero en la zona salitrera y las interpretaciones que tanto en la misma época como más adelante se construirán a partir de él. Se relevan las diferencias entre las discusiones de la élite santiaguina y las interpretaciones hechas por la prensa obrera sobre la masacre de 1907. Esta última fue la que paulatinamente convirtió a la masacre en una fecha de conmemoración, pero también una instancia de aprendizaje político para los intelectuales de base del movimiento de los trabajadores y para los obreros mismos.

Conceptualmente, el trabajo hace una diferencia entre el movimiento social popular y la politización popular, que nos parece interesante, en el sentido de que no los entiende como sinónimos, sino como rumbos no mecánicos que puede tomar un movimiento. Los hechos de 1907 generaron solidaridad frente a lo que se entendió como una hecatombe y una inmolación de los pares trabajadores, pero el rumbo hacia la politización va a estar dado no por la sola solidaridad o el deseo de venganza y denuncia de los culpables, sino por la elaboración de un discurso donde la realidad es interpretada a dos bandos: los explotados y los explotadores, involucrando un claro concepto de lucha de clases que explicaría la radicalización del movimiento posterior. No es entonces la sola vivencia de la identidad obrera ni la sola certeza de la sangrienta injusticia cometida la que explica el carácter reivindicativo y político del desarrollo posterior, sino un trabajo reflexivo y propositivo que incorpora herramientas interpretativas ideológicas, la que colabora con el florecimiento de otras posturas tras la masacre, que llevarían, en parte, a la creación del Partido Obrero Socialista en 1912.

Hay que agregar, finalmente, el valor de este trabajo para una de las tareas más importantes del oficio de la Historia, más allá de la sola disciplina profesional: la comprensión de la compleja y a menudo accidentada manera en que los sujetos se construyen a sí mismos y dan los pasos necesarios para actuar como colectivo en la demanda de sus derechos. A comienzos del siglo XXI -sin menospreciar para nada las enormes diferencias sufridas por el mundo del trabajo y la producción que diferencian este Chile con el Chile de hace un siglo- vivimos una situación de desprotección de los trabajadores populares y de falta de mecanismos de defensa de los derechos laborales que hacen particularmente relevante conocer en detalle el cómo y el cuándo de estas formas de organización obrera y popular. Aunque el latigazo brutal de la masacre no hubiese existido, aunque no fuera necesario viajar para comprender cómo una lucha justa y razonable terminó a sangre y fuego, revisitar a esos fantasmas vivos de Tarapacá sería una de las tareas insoslayables de los historiadores del Chile de este segundo centenário.


Resenhista

Azun Candina P. – Universidad de Chile.


Referências desta Resenha

BARRIOS, Pablo Artaza. Movimiento social y politización popular en Tarapacá 1900-1912. Santiago: Ediciones Escaparate, 2005. Resenha de: P., Azun Candina. Cuadernos de Historia. Santiago, n.27, p. 172-174, Septiembre, 2007. Acessar publicação original [DR]

 

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