A lo largo de la historia de América Latina, las masacres perpetradas por los aparatos represivos del Estado en contra de los sectores populares han sido minimizadas, relegadas al olvido o distorsionadas por los gobiernos, medios de comunicación y sectores políticos. Sin embargo, durante el siglo XX sobrevino una verdadera explosión de rescate de la memoria social y popular en aquellos territorios que fueron escenario de dichas masacres. Surgieron numerosas organizaciones de memoria y derechos humanos que, de la mano de escritores, músicos, cineastas, dramaturgos, artistas plásticos, reaccionaron creativamente contra la política del olvido.
Simultáneamente con este movimiento, la disciplina histórica comenzó a investigar las masacres y matanzas en Latinoamérica, por lo general, a partir de enfoques monográficos de carácter local y nacional. Faltaba, entonces, un estudio sistematizado de los procesos históricos que, a nivel continental, desembocaron en el exterminio masivo de obreros y campesinos a manos de agentes del Estado. Un estudio que, desde una perspectiva historiográfica, eludiera la tentación de la apología hagiográfica o de la crítica condenatoria al describir los procesos de toma de conciencia, politización y movilización de los sectores populares.
Este fue el marco en que los historiadores Sergio Grez Toso y Jorge Elías Caro, connotados estudiosos de los movimientos populares politizados y su relación con el sistema capitalista, emprendieron la tarea de compilar los textos incluidos en esta obra. Su inspiración se remonta al Coloquio Internacional “A 80 años del conflicto de las bananeras: conmemoración de un hecho de historia económica y social más allá del realismo mágico”, efectuado en la Universidad de Magdalena el 2008. Este notable trabajo de investigación consta de 17 capítulos, que realizaron historiadores e historiadoras sobre matanzas perpetradas en distintos momentos y lugares de Latinoamérica durante el siglo XX. El criterio de selección de estos trabajos consideró las investigaciones de las matanzas de sectores populares ejecutados por agentes de los aparatos represivos del Estado, lo que permite establecer algunas continuidades y diferencias entre los procesos históricos presentes en los países del continente.
El concepto de masacre que considera esta investigación es funcional a la estructura y contenido del libro: asesinatos masivos de sectores populares consumados por agentes del Estado y civiles de ideología conservadora. Según los compiladores, lo que caracteriza a estos crímenes masivos es la asimetría total de las fuerzas físicas1. El objetivo de estos asesinatos es: “suscitar un clima de terror para obligar a un adversario a capitular y adoptar la conducta deseada por el más poderoso de los contendientes”2. En este sentido, esta compilación no constituye un estudio acabado de la relación Estado, seguridad, clases sociales e izquierdas; tampoco pretende agotar la perspectiva historiográfica de la historia de las matanzas. De partida, los compiladores explicitan su propósito: “sentar las bases historiográficas para realizar análisis comparativos de las experiencias de represión y masacres entre países latinoamericanos”3, y que permitan profundizar en el estudio de los procesos históricos que confluyeron en la consolidación de la alianza empresarios-Estado y la administración del monopolio estatal de la fuerza.
Según nuestro criterio, no corresponde aquí reseñar los 17 estudios de este libro. No obstante, a partir del análisis de las masacres, es posible establecer algunos patrones comunes en el desarrollo histórico de los países latinoamericanos. El primero dice relación con el proceso de consolidación del modelo capitalista, incluidas sus crisis periódicas, en los países de América Latina, entre fines del siglo XIX e inicios del XX. Un factor esencial fue la existencia de una población que carecía de las condiciones básicas de subsistencia; era, por lo tanto, mano de obra disponible para incorporarla al sistema4. Es lo que se desprende claramente del trabajo de Iñigo Carrera sobre el choque, en enero de 1919, de un grupo de obreros argentinos que reivindicaba mejoras salariales con fuerzas policiales, que terminó con el asesinato de un número aún indeterminado de trabajadores. Una semana de huelgas que marcó el punto más alto del ciclo de luchas que inició la clase obrera argentina durante el siglo XIX y que se extendió hasta el primer año de la década de 1920 5. Este tránsito de las naciones latinoamericanas hacia el modelo de producción capitalista está, también, presente en el trabajo de Auzoberría, Luque y Martínez sobre las matanzas en la Patagonia argentina. En esta aislada zona, las sociedades anónimas ovejeras estaban insertas en un sistema internacional que excluía la posibilidad de una interrupción de la producción como consecuencia de huelgas por demandas salariales. Los empresarios ovejeros y las fuerzas del Estado pusieron término al conflicto con el asesinato en serie de quienes consideraron como “rebeldes de ideología soviética”6.
Por otra parte, la llegada de inversionistas extranjeros a Latinoamérica modificó asimismo las estructuras económicas e ideológicas del trabajo asalariado, lo que repercutió en el fortalecimiento de la cohesión identitaria de los trabajadores y la configuración de su conciencia de clase explotada. Así se desprende nítidamente del trabajo de García Díaz sobre la Revuelta del Río Blanco, México. Según explica, los mecanismos migratorios de principios de siglo aumentaron el número de comerciantes en textiles de origen francés, lo que modificó las relaciones capital-trabajo coincidentemente con el desarrollo de la clase obrera. El 7 de enero de 1907, los abusos de los comerciantes y empleadores provocaron una explosión social que desató una ola de represión que culminó en una masacre de obreros y el encarcelamiento de sus líderes7.
Este proceso, junto con consolidar el carácter monoexportador de materias primas de las economías latinoamericanas, fortaleció su dependencia de los países que las adquirían. Por otra parte, las crisis económicas desataron movimientos de protesta contra el desempleo, el hambre y la carestía de la vida. Según el trabajo de Jáuregui sobre la masacre de Santa Bárbara en Colombia, un factor determinante de la crisis económica fue el desplome del precio del café8. Como explica Roberto Cassá, fue lo que ocurrió también en las plantaciones azucareras de República Dominicana, país donde una alianza entre capitales norteamericanos, oligarquía y militares ahogó en sangre las reivindicaciones de los trabajadores9.
El segundo aspecto por destacar en este proceso fue la toma de conciencia de los trabajadores y de cuestionamiento de la explotación durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, que se nutrió de ideales de redención social, lo que no podía sino atemorizar a los sectores dominantes por constituir un “peligro” para el orden establecido. El texto de Grez sobre la matanza de la Escuela Santa María de Iquique –Chile, 1907– analiza lúcidamente la masacre de un número hasta ahora indeterminado de trabajadores salitreros, que se habían organizado para plantear mejoras en sus condiciones laborales. Las autoridades les negaron la calidad de sujetos políticos, lo que explica, en parte, el fracaso de las negociaciones y la adopción de medidas de “guerra preventiva” por parte del gobierno de turno10. Similares fueron las circunstancias estudiadas por Renán Vega y Luz Núñez, que culminaron con la masacre de artesanos el 16 de marzo de 1919, en Bogotá. En esta línea el capítulo de Francisca López sobre las matanzas de obreros entre 1920 y 1930 en Cuba, reconstruye el aplastamiento brutal del proceso revolucionario por el poder oligárquico con el fin de restaurar el viejo orden11.
En estos procesos de politización y organización de la clase obrera, que concitaron la adhesión de otros sectores populares y pueblos originarios, los estados latinoamericanos concibieron diversas tácticas para contrarrestar la influencia de la ideología comunista. Con la excusa de defender la nación “amenazada” por la “implantación” del comunismo12, masacraron brutalmente a los sectores populares movilizados. Al respecto, es ilustrativo el trabajo de Rolando Álvarez sobre la matanza de la Coruña en Chile, en 1925. En el contexto de la crisis salitrera, las organizaciones sindicales de los pamperos nortinos llamaron a una paralización de sus labores. El gobierno respondió con la movilización del ejército, que perpetró una de las matanzas más sangrientas de la historia de Chile y fijó por largo tiempo los estrechos límites de la tolerancia del Estado frente a la protesta popular.
Esta no fue la única confrontación entre el Estado y las organizaciones de trabajadores, como lo demuestra el trabajo de Germán Rodas sobre la masacre de Guayaquil del 15 de noviembre de 1922. Bajo la influencia de grupos de distintas ideologías, los sectores populares de esta ciudad se movilizaron en demanda de derechos sociales y laborales. La respuesta gubernamental fue una masacre sin precedentes en la historia del Ecuador. Otro ejemplo emblemático de los procesos de politización de los trabajadores latinoamericanos lo constituye la lucha de los mineros bolivianos contra los golpes de estado durante el siglo XX, según el trabajo de Cajías de la Vega. En efecto, los estados nacionales privilegiaron cada vez más la protección de los intereses del empresariado transnacional por sobre los derechos laborales de los trabajadores. Para garantizar la “mantención del orden”, ampliaron las facultades de los órganos de seguridad. Al respecto, cabe destacar el capítulo de Jorge Elías Caro sobre la masacre obrera de 1928 en la zona bananera colombiana. Consumada la matanza, el Estado y la empresa transnacional suscribieron un acuerdo para distorsionar los hechos y minimizar la “cantidad de muertos”13.
El tercer aspecto relevante de esta compilación es que deja al descubierto la relación que se establece entre Estado y abuso del monopolio de la fuerza. Esclarecedores son los capítulos sobre el papel de los organismos de contrainsurgencia en las políticas de aniquilamiento de los movimientos populares y pueblos originarios. Es el caso del genocidio consumado en Guatemala durante la década de 1980, que describe Rafael Cuevas Molina. Asimismo, Vera Lucía narra la trayectoria histórica de los grupos entrenados para aplastar las movilizaciones sociales y los motines en Brasil, por ejemplo, la masacre en la Cárcel de Carandirú, en 1992. En esta categoría cabe incluir también el esclarecedor estudio de Mora sobre el etnocidio en El Salvador, y el empleo por parte de las fuerzas represivas de una expresión doblemente peyorativa con la que justificaban sus brutalidades: había que asesinar a los “indios-comunistas” para “limpiar” la zona del “peligro rojo”14. En esta misma línea se inscribe el capítulo de Marilú Uralde sobre las Pascuas Sangrientas de 1956, en Cuba, masacre ordenada por Fulgencio Batista para aniquilar al movimiento obrero revolucionario. Pese a que la autora en momentos usa un lenguaje maniqueo, logra el objetivo de reconstruir el panorama político-social de la Isla en los años 50 15.
Sin duda, uno de los elementos que dificultan el ejercicio historiográfico es el intento del Estado por “borrar”, invisibilizar o “bajarle el perfil” a sus masacres. Esto es evidente en el caso del etnocidio cometido en El Salvador, en 1932. La Biblioteca Nacional de El Salvador conserva las colecciones completas de casi todos los periódicos16, pero justo falta el volumen correspondiente al año de esta masacre. Pero no solo esto, sino que también la prensa de la época, especialmente la vinculada con los grupos empresariales, tergiversaba sistemáticamente los hechos para restarles importancia o para minimizar las demandas sociales.
Mención especial merece la lúcida investigación de Ángela Vergara sobre las matanzas de pobladores en Pampa Irigoin, Puerto Montt y de mineros del cobre durante la década de 1960 en El Salvador, Chile. Aunque distintas, tanto por el tipo de demandas como por la composición social de estos movimientos, tienen un denominador común: ocurrieron bajo el gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva. Si bien la matanza de mineros en El Salvador se asemeja a otras experiencias latinoamericanas, en el caso de la matanza de Pampa Irigoin fue el propio gobierno de Frei el que ordenó a la policía que desalojara a los pobladores que habían ocupado un terreno ubicado en la zona norte de Puerto Montt. Este capítulo brinda antecedentes esenciales para entender el problema de la propiedad privada, las reivindicaciones laborales y el Estado durante la década de 1960.
Para concluir, diremos que estas Masacres obreras y populares en América Latina durante el siglo XX que compila este libro, contribuyen a mantener vigente en la conciencia de los trabajadores y sectores desposeídos de los países latinoamericanos, la memoria de la explotación, de las luchas por alcanzar la justicia social, así como la perdurable conciencia de la brutalidad represiva a lo largo de la historia.
En este sentido, esta compilación abre una puerta hacia una mejor comprensión de las relaciones sociales de producción, de los desequilibrios entre capital y trabajo, de la dominación de clase, toda vez que reafirma la necesidad y la pertinencia de la organización y la lucha de los sectores obreros. Por las razones expuestas, consideramos que esta obra se transformará en una investigación ineludible para quienes quieran interiorizarse en un riguroso panorama historiográfico de la violencia estatal en América Latina.
Notas
1 Sergio Grez Toso y Jorge Elías Caro (comp.), Masacres obreras y populares en América Latina durante el siglo XX, Buenos Aires, Ediciones Imago Mundi, 2021, p. XII.
2 Ibid., p. XII.
3 Ibid., p. XIII.
4 Ibid., pp. 38-39.
5 Ibid., p. 85.
6 Ibid., p. 127.
7 Ibid., p.11.
8 Ibid., p. 326.
9 Ibid., p. 288.
10 Ibid., p. 32.
11 Ibid., p. 213.
12 Ibid., p. 168.
13 Ibid., p, 250.
14 Ibid., p. 278.
15 Ibid., p. 311.
16 Ibid., p. 283.
Resenhista
Gorka Villar Vásquez – Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en Historia. Santiago, Chile. ORCID ID:. http://orcid.org/0000-0001-5028-6543 . Correo electrónico: gsvillar@uc.cl
Referências desta Resenha
TOSO, Sergio Grez; CARO, Jorge Elías (Compiladores). Masacres obreras y populares en América Latina durante el siglo XX. Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi, 2021. Resenha de: VÁSQUEZ, Gorka Villar. Cuadernos de Historia. Santiago, n.55, p. 393- 397, diciembre, 2021. Acessar publicação original [DR]
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