La obra se compone de diez artículos escritos en idioma español y cinco en francés. Sus interesantes propuestas nos insertan en la comprensión de las transformaciones, interacciones e imaginarios culturales que emergen en el proceso de aculturación sucedido al confl uir el mundo europeo y americano, en el periodo enmarcado por la primera colonización de América hasta el cierre de la frontera estadounidense, a fi nes del siglo XIX.
Dichos artículos abordan la expresión del fenómeno en la inmensidad territorial de América (Norte – Centro – Caribe y Sur); complejizando su comprensión a través de la visualización del proceso de indianización. Integrado al análisis del diálogo cultural desde situaciones y signifi cados heterogéneos que versan sobre su desarrollo. Ya sea como expresión semántica del proceso acaecido desde la invasión de América1; como refl ejo del pragmatismo colonizador y de las instituciones coloniales2, como proceso de integración y sobrevivencia3; como una alternativa política al orden colonial4 o; como introspección semántica y de identidad colectiva5. Lo que subraya la complejidad interna del fenómeno y la consiguiente, “imposibilidad de unificar el concepto” (p. 14).
Los aspectos mencionados se hacen evidentes en el planteamiento de los artículos que integran la presente obra, al rescatar la existencia de los diversos sujetos o agentes sociales representativos del encuentro cultural en América. Como por ejemplo: cautivos, náufragos, renegados, misioneros y hommes libres.
En términos estructurales, los artículos fueron agrupados en cinco apartados. El primero de ellos, cuya autoría corresponde a José Luis de Rojas, es constitutivo de la sección introductoria. Su tesis advierte la tensión semántica de dos categorías conceptuales: Indianización y confines. Revisión que insiste en la necesidad de remontarnos al periodo de invasión continental y al imaginario del colonizador. Se concluye desde su planteamiento, que ambas son categorías ‘propias de la invasión’ e ‘imposición cultural’ frente al reconocimiento de la Otredad.
Por otra parte, la sección que se abre con el título “Indianización por inmersión. De náufragos y cautivos” se compone de cuatro artículos. El conjunto atiende a la indianización desde la influencia cultural de los nativos o de los escenarios propios del Nuevo Mundo –la playa por ejemplo, en el caso de los náufragos– sobre el elemento europeo.
Además, esta sección deja entrever la importancia de la indianización tanto para colonizadores ingleses y españoles y; para las autoridades civiles de la frontera suroeste norteamericana. Aspectos que se observan al de ser ‘rescatado’ el náufrago o del cautivo; situándose como elementos de real importancia. Ello por el valor de la información que entregaban en sus testimonios y, por el conocimiento del mundo externo (ya fuesen prácticas, relaciones sociales, lenguaje, rituales, etc.). Conocimiento que les permitió actuar muchas veces como “mediador cultural” y herramienta funcional a los fines colonizadores o a los organismos de defensa estatal y fronterizos.
El apartado “Fronteras porosas. Los indianizados en los confines coloniales” se conforma por cinco artículos. El conjunto rescata un análisis situado en la dimensión subjetiva y política del proceso de indianización. Ámbito que precisa en las razones muchas veces pragmáticas de los sujetos indianizados y de la política colonial puesta en práctica.
Desglosando los aspectos centrales de dichos artículos, observamos que la indianización en el Tucumán primitivo a finales del s. XVI es presentada por el planteamiento de Christophe Guidicelli, como evidencia política del frágil orden colonial. Importante es la impresión que nos deja sobre el cuidado de su uso conceptual; entendiendo con ello a la indianización más allá una ‘pura’ dimensión cultural debido a que “es insuficiente para definir el fenómeno” (p. 158).
La América Portuguesa del s. XVII es abordada por Guida Marques, destacando la indianización desde la dirección política del imperio. El planteamiento sitúa al mestizaje como herramienta de la corona, cual fue implementado con finalidad de consolidar las lógicas de control territorial.
Por otra parte, los desplazamientos de personas y las relaciones culturales sucedidas entre “tierra adentro” y “tierra afuera” del Centro-sur de Chile en el s. XVII son profundizadas por Jimena P. Obregón Iturra; indagando desde ello en las “circunstancias de la indianización, sus procesos e ideologías” (p.183). Se concluye que tanto la inserción forzada o voluntaria de los elementos no-indígenas (europeos) se encuentra vinculada a la “tentación” de ascenso social y prestigio que ofrecía la sociedad Arauco-mapuche (p.204).
El análisis de Sara Ortelli situado en el Septentrión Novohispano en el s. XVIII considera a la heterogénea composición social y étnica residente en Nueva Vizcaya. Su existencia simboliza modos de vida de sociedades no reducidas. Factibles de considerar por el español como ‘indianizados’, debido a que “escapaban al control y la sujeción de las autoridades españoles” (p.213). En este sentido, la categoría se aplica considerando las acciones de los disidentes en relación al mandato de “la autoridad” y “la mirada que el Estado borbónico ejerció sobre realidades locales” (p. 227).
Los hommes libres (viajeros-francófonos relacionados con el comercio de pieles) de las praderas norteamericanas en Canadá son rescatados por la interpretación de Gilles Havard. Al igual que en el artículo anterior, representan un comportamiento disímil. Su presencia es significativa para los ingleses colonizadores; quienes asociaron sus modos de vida y hábitos con la de los indios.
Este elemento social es además, expresión clarificadora del mestizaje, ya que se adapta a “lo indígena”, a “lo local” y a “lo blanco”. Capacidades que le permiten participar de un espacio cultural diverso al que se conecta por medio de la actividad comercial (p.257).
El cuarto conjunto de investigaciones agrupadas en “Misión e Indianización” se compone por tres artículos. En el primero de ellos Carlos D. Paz se propone pensar la indianización desde “los procesos de complejización social en el Chaco”, advirtiendo que existieron mecanismos estimuladores a su desarrollo en las misiones jesuitas del s. XVIII. Como por ejemplo, “el reconocimiento y naturalización de posiciones de poder, prestigio y riqueza” de quienes apropiaban prácticas autóctonas o establecían alianzas matrimoniales con mujeres indígenas (p.266).
Con cierta similitud al artículo que antecede, Guillermo Wilde se propone comprender la indianización de los indios en base a las reducciones coloniales. Planteando como hipótesis que “la misión constituyó un espacio singular de indianización en los confines ibéricos” debido a que incidió en el reconocimiento de los Indios como tales, en la medida que respondieron a “las imposiciones de la legislación indiana dentro de la reducción” (p. 292).
Frédric Laugrand analiza la indianización rescatando la figura y rol del “misionero chamán” sobre los Inuit en el Ártico canadiense, en contexto de la “primera ola evangelizadora anglicana y católica” (1894-1950). Se destaca la adaptación cultural instrumental de los misioneros que tuvo por objeto, prolongar la occidentalización de “prácticas e imaginarios” a través de los procesos evangelizadores. Fue por ello que los misioneros se situaron en posiciones de poder, asimilándose, con la figura del Chamán.
Los tres artículos reseñados se sitúan en el entramado político-social desplegado por los colonizadores. Se esclarece desde su lectura, cómo la directriz política estuvo implícita en la indianización que sucedió en las misiones –expresada como se indicó, mediante mecanismos estimuladores; desde imposiciones legislativas o; desde el ascenso y reconocimiento de los sujetos en posiciones de prestigio socio-cultural. Siendo además, un aspecto constitutivo y fundamental de dichas reducciones, en las que se consolidó la intención civilizatoria y generadora de un nuevo sujeto de la sociedad colonial.
Finalmente, “Indianización e identidad: el caso de Canadá” integra dos estudios. Estos nos permiten comprender el desarrollo y consolidación de identidades tanto en las comunidades indígenas como en criollos.
Así, rompiendo con los márgenes abordados hasta ahora, Alain Beaulieu analiza la formación de la “identidad indiana” direccionada por la normativa colonial británica en el Valle de San Lorenzo. Se revela cómo la “identidad jurídica” fue apropiada por los nativos e implementada en las demandas indígenas sobre exclusividad de residencia en el territorio (ver pp.341-346).
En el último artículo Denys Delâge enfrenta la indianización desde las influencias de los Amerindios en el “corazón” de los colonos. Indaga en los elementos que permitieron la emergencia de una “identidad colectiva” asociada a los elementos francoparlantes y amerindios en Quebec de la Nueva Francia (p.370).
La importancia y particularidad de la obra reseñada, recae principalmente en la metodología de análisis aplicada en los trabajos. Se enfrenta al proceso de aculturación desde la categoría analítica de “La Indianización”. La cual se desarrolla como una crítica al paradigma historiográfico tradicional imperante en su aproximación.
El paradigma u “orden del discurso histórico” –como le denominan los compiladores– dice relación con “la acción inexorable del elemento dominante (europeo) sobre otro (americano) condenado sin remisión a diluirse en el primero” (p.10). Así, el énfasis analítico de esta propuesta ha de recaer en la contraparte. Lo que implica visualizar en términos históricos la repercusión socio-cultural del elemento aborigen sobre el invasor y su comunidad. Situándose la proposición como un “contrasentido analítico” (p.10).
El planteamiento integra además, el diálogo o, “posicionamiento disciplinar híbrido”. Convergiendo el quehacer histórico y antropológico (se destaca el análisis en el “tiempo largo” y la interrelación cultural múltiple propia del continente).
En esta medida, los artículos que le integran responden a la propuesta metodológica descrita6. Encaminada desde hace un tiempo por sus compiladores: S. Bernabéu, C. Giudicelli y G. Havard. Evidencia de lo mencionado es la dirección del Coloquio Internacional: La Indianización en los confines de las Américas, S. XVI-XIX. Cautivos, renegados y “coureurs de bois”, celebrado en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos (CSIC) en la ciudad de Sevilla en el año 2010.
Es por ello que la obra La Indianización es particularmente producto de aquella iniciativa. A la que su nombre debe, integrando además, a su cuerpo documental siete exposiciones constitutivas del encuentro.
Precisando un poco más sobre dicha propuesta, la indianización debe ser comprendida como un proceso. Esto porque –como sostienen tajantemente sus expositores– la categoría no corresponde a una concepción “fija y monolítica”, si no que por el contrario, es expresión de múltiples formas e interacciones culturales soslayadas por “el orden del discurso histórico” (p.9). En tanto “proceso”, le sitúan como una expresión cultural inserta en constante devenir. Sustentada por el diálogo e interacción de simbolismos, imaginarios y prácticas culturales antagónicas que se interaccionan en la emergencia de “un otro”; ni finito ni acabado culturalmente7.
Rescatamos el aporte significativo de los estudios brevemente reseñados al permitir desde las evidencias entregadas por las diversas fuentes utilizadas (crónicas coloniales, novelas y documentación ministerial), tanto a sus lectores como la comunidad de científicos especialistas en la materia, entablar perspectivas innovadoras de comprensión sobre el fenómeno de aculturación en el mundo americano. E insistir por otra parte, desde la aproximación metodológica presentada, sobre la imposibilidad de sostener el estudio adecuado del fenómeno bajo la unicidad interpretativa.
Considerando esto último, la indianización se inserta, por medio del rescate que hace la presente obra, como elemento integral de las interrelaciones culturales desplegadas en América. Sin embargo, se inscribe también como una manera de comprender la estructuración social de la propia sociedad americana; reflejando que la confluencia de elementos culturales heterogéneos ha consolidado históricamente tanto la identidad del continente como la del sujeto americano.
Notas
1 Ver, José Luis de Rojas, “Indianización y confines. Dos conceptos debatibles”, 19-31.
2 Ver, Salvador Bernabéu Albert, “Cautivos en el Pacífi co Norte: la odisea de John R. Jewitt y John Th ompson (1803-1805)”, 35-58; Francisco M. Gil García, “Civilizados abominables, y aún cristianos. La fábula del náufrago redimido en la conquista del Nuevo Mundo”, 59-84 y; Apolinario Moreno, “Cautivo de los comanches y prisionero en México”,85-106.
3 Ver, Joaquín Rivaya-Martínez, “De la civilización a la barbarie. La indianización de cautivos euroamericanos entre los indios comanches (1820-1875)”, 107-133.
4 Ver, Christophe Giudicelli, “El conquistador y su sombra. Silencios en la conquista del Tucumán (siglo XVI)”,137-160; Guida Marques, “Martim Soares Moreno, capitaine luso-brésilien au service du roi et chef indie: colonisation et indianisation dans l’Ameérique portugugaise du xviie siècle”, 161-181; Jimena Paz Obregón Iturra, “¿Un irresistible retorno a la “barbarie”? Cautivos, tránsfugas y guardianes o el imperioso influjo de las “provincias de afuera” (Chile, siglo XVII)”, 128-210; Sara Ortelli, “Más allá del poder colonial. ¿Quiénes eran los “indianizados” en el Septentrión novohispano del siglo XVIII?”, 211-229 y; Gilles Havard, “Les hommes libres: la création du nouvelles identités sans la Prairie nord-américaine (vers 1790-1821)”, 231-261.
5 Ver, Carlos D. Paz, “Pensar la indianización desde las froteras santafesinas del Chaco en el siglo XVIII. Cristobál Almaraz, sus alianzas y estrategias de poder”, 265-290; Guillermo Wilde, “Indios misionados y misioneros indianizados en las tierras bajas de América del Sur. Sobre los límites de la adaptación cultural”, 291-310; Frédéric Laugrandd, “La figure du “missionnaire chamane” chez les Inuit de l’Arctique de l’Est canadien (1894-1950)”, 311-331; Alain Beaulieu, “Contestations identitaires et indianisation des Autochtones de la vallée du Saint-Laurent (1820-1869)” y; Denys Delâge, “Les colons du Canada face aux Amérindiens et la peur de “passer pour des Sauvages”, 363-401.
6 A excepción de la propuesta de Alain Beaulieu referida al impacto identitario de la normativa jurídica sobre elemento aborigen.
7 En dicho planteamiento sustentan la intención de “discutir y cuestionar la categoría falsamente transparente de “indios blancos” debido a que relativiza los parámetros, receptividad e intensidad de asimilación cultural monolítica de los colonizadores. (p.12).
Resenhistas
Valentina Parra Lavín – Licenciada en historia mención Estudios culturales. Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Leopoldo Benavides Navarro – Historiador. Docente Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Referências desta Resenha
BERNABÉU, Salvador; GIUDICELLI, Christophe; HAVARD, Gilles (Coords.). La IndIanIzacIón. cautIvos, renegados, “hommes LIbres” y mIsIoneros en Los confInes amerIcanos (s. XvI-XIX). Madrid: Ediciones Doce Calles, 2012. Resenha de: LAVÍN, Valentina Parra; NAVARRO, Leopoldo Benavides. Tiempo Histórico. Santiago, n.8, p. 153-158, 2014. Acessar publicação original [DR]
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