Historia y acontecimiento/Historia y Grafía/2013
Uno de los rasgos del acontecimiento es no sólo que viene como aquello que es imprevisible, lo que viene a desgarrar el curso ordinario de la historia, sino también que es absolutamente singular. […] A medida incluso que se desarrolla la capacidad de decir inmediatamente, de mostrar inmediatamente el acontecimiento, se sabe que la técnica del decir y del mostrar interviene e interpreta, selecciona, filtra y por consiguiente hace el acontecimiento. […] Un hacer el acontecimiento sustituye clandestinamente a un decir el acontecimiento.
Jacques Derrida.
Actualmente, en la historiografía se habla de un retorno del acontecimiento, ahí donde éste había sido eclipsado por las estructuras de larga duración y reducido al tiempo corto. Un tiempo breve, limitado a la narración y sin posibilidades explicativas acordes con los instrumentos de análisis del saber histórico, que por décadas se abstuvo del acontecimiento. Más allá de cómo se enuncia éste en las descripciones que dicen captar lo real en el momento en que ocurren, esto es, en el cómo otras disciplinas y los medios de comunicación lo ponen a la vista, en el discurso histórico este retorno permite colocar sobre la mesa de discusión las posibilidades explicativas que hoy se le reconocen al acontecimiento. Ya se le trate como un concepto histórico, como lo que ocurre, como una categoría histórica, o bien como una estructura, cualquiera de estas formas evidencia su viabilidad instrumental para acercarse al pasado, volviéndolo no sólo objeto de explicación sino también, y en mayor medida, de reflexión teórica, al momento de utilizar la noción de acontecimiento para decir algo con respecto a otra cosa que ha dejado una huella, repetible y contingente. En otras palabras, es la noción de acontecimiento la que se vuelve objeto de reflexión para valorar los alcances instrumentales y los límites de lo que puede circunscribirse a este concepto, al momento de reflexionar sobre el propio oficio de la historia y de poner en acto el saber histórico que va de los archivos al libro de historia.
Por lo anterior, el expediente de este número de Historia y Grafía está dedicado al acontecimiento en la historia. ¿Cómo opera esta noción dentro del discurso histórico?, ¿de qué da cuenta y hasta dónde es posible decirlo? Tratar estas cuestiones, desde un enfoque teórico e historiográfico, es el objetivo de este expediente. Los trabajos de investigación, que a modo de ensayos académicos se presentan a continuación, intentan ofrecer formas distintas de aproximarse al acontecimiento, poniendo el acento en un problema fundamental para la escritura de la historia: la tensión entre el acontecimiento como una noción heurística y la historicidad que lo determina. De algún modo, de lo que se trata es de volver problemáticos los distintos modos de enunciación, tratamiento y explicación histórica cuando se utiliza la noción, categoría, fenómeno, o concepto de acontecimiento.
El expediente lo abre un artículo de François Dosse, “El acontecimiento histórico entre Esfinge y Fénix”, el cual lleva a cabo una observación de la noción de acontecimiento, tomando como objeto la búsqueda de las claves que permitan una comprensión del nuevo momento en que éste ha retornado, momento en el que se habita una nueva relación con la historicidad, marcada, a su vez, por una evenementalización, en donde, más que un retorno, el autor muestra que se trata, particularmente en la historiografía, de un renacimiento o de un regreso de la diferencia.
A continuación, el artículo “El devenir del acontecimiento en la operación historiográfica”, de Francisco Rivero, muestra cómo, en lo que llama nuestro horizonte intelectual, el retorno del acontecimiento ha tomado fuerza. Describe, de manera general, el estado de este retorno en la historiografía, y presenta los distintos momentos en los que la noción de acontecimiento ha sido usada, rechazada o reinterpretada como una distinción que hace posible observaciones del pasado. De esta manera, el autor busca dar a entender no sólo los usos sino también algunas propuestas teóricas que sobre la noción de acontecimiento han intervenido en la escritura de la historia.
Por su parte, Fernando Betancourt muestra en “El saber histórico como acontecimiento: circularidad y operación sistémica” cómo desde el siglo XIX, el saber histórico se ha presentado como ciencia de los acontecimientos, cuya condición de posibilidad radica en ser ella misma un acontecimiento. Explorar esta circularidad, dando cuenta de las condiciones de operatividad de la disciplina histórica en un marco sistémico que, en tanto ciencia, explica su naturaleza y sus límites cognitivos, constituye el objetivo de este trabajo. De esta manera, ofrece una explicación de carácter reflexivo en donde el saber histórico puede explicar esta naturaleza y límites ateniéndose, por un lado, a sus determinaciones sociales como un orden emergente propio de una sociedad funcionalmente diferenciada, y por otro lado, a entenderse como un saber cuya legitimación obedece a sus operaciones internas antes que a una visión ontológica de la realidad.
Por mi parte, en “Deconstruir el acontecimiento: cierta posibilidad imposible desde la génesis y la estructura”, busco reflexionar sobre el acontecimiento en la escritura de la historia, insertándolo en la relación entre la génesis y la estructura elaborada por Husserl desde la lectura particular que hace el filósofo francés Jacques Derrida. El cuestionamiento principal parte de la pregunta ¿de qué manera la historicidad misma afecta la estructuralidad de la estructura del acontecimiento? La idea reflexiva de este trabajo se sustenta, por tanto, en que el acontecimiento no sólo no puede seguir constatándose como una unidad coherente que hace plenamente presente lo ocurrido y cuya prueba evidente está en el documento o en el archivo que dan a verlo, sino que, afectado por su historicidad, se manifiesta con una posibilidad imposible de ser dicho, descrito y asimilable a nuestro presente.
El expediente del presente número cierra con el artículo “Ciudad Gótica, ciudad concepto: una historia de dos ciudades”, en donde, a partir de la noción de ciudad-concepto, tomada de Michel de Certeau, William Brinkman-Clark se interroga por aquello que constituye a una ciudad, dándola a ver en lo que ésta tiene de acontecimiento. Con base en una lectura del guión de la película The Dark Knight Rises, del cineasta norteamericano Christopher Nolan, con Ciudad Gótica muestra cómo la idea de ciudad, desde la noción de ciudad-concepto, problematiza aquello mismo que la constituye: su continua degradación. Desde la distinción decerteauniana de lugar y espacio, nos permite ver que la ciudad-concepto es una muestra particular de la espacialización y temporalización inherentes a lo que caracteriza la idealización y materialización de un acontecimiento.
Decir el acontecimiento, ¿es posible? Ésta es la pregunta sobre la que Derrida interroga y con la que interpela al discurso histórico en este expediente. Se trata de esa cierta posibilidad imposible de decir el acontecimiento.
Organizador
Ricardo Nava – Departamento de Historia – Universidad Iberoamericana México.
Referências desta apresentação
NAVA, Ricardo. Preliminares. Historia y Grafía, n.41, p.9-12, 2013. Acessar publicação original [DR/JF]