Dentro de la historiografía mexicana, en lo que se refiere al siglo XIX, la mayor parte de los estudios se concentran en los primeros años del siglo antepasado y en los procesos que han configurado al Estado nación, es decir: en los últimos años del dominio del imperio español sobre el territorio de la Nueva España; en el “bienio crucial” (1808-1810), del cual se desprendería el germen del movimiento independista; en el propio proceso de independencia; en la formación territorial, jurídica, simbólica y política de la incipiente nación; y, ya más avanzado el siglo, en las disputas entre liberales y conservadores; pasando por las grandes gestas de la historia oficial que han dotado de significado el sentimiento pátrio.
Sin embargo, otras narrativas y otros personajes que, de alguna manera u otra, formaron parte de ese proceso de configuración nacional han sido, de alguna u otra manera, relevadas por el quehacer histórico o, en su defecto, no han sido tratados en suficiencia. Quizá, una de las grandes omisiones ha sido la del naciente discurso socialista en México y, aunado a esta ausencia, el desplazamiento casi al olvido de Plotino Constantino Rhodakanaty. Así pues, “En los márgenes”, del doctor en historia por El Colegio de México y miembro de la Academia Mexicana de Historia, Carlos Illades, es un esfuerzo por superar la poca atención con la que se ha tratado a Rhodakanaty, al menos, desde la historia oficial. Dicho esfuerzo, cabe señalar, no inicia con la publicación de este libro, sino que es parte de una agenda de investigación por parte del autor, donde encontramos obras como: “Las otras ideas: estudio sobre el primer socialismo en México, 1850- 1935” (2008), “Mundos posibles: el primer socialismo en México y América Latina” (2014) y “El marxismo en México. Una historia intelectual” (2018), con las cuales ilumina momentos pocos estudiados de la izquierda mexicana y latinoamericana. Plotino Constantino Rhodakanaty es un personaje poco convencional, por no decir alucinante, como sacado de una novela de Reinaldo Arenas. De su origen, se ha llegado al consenso que es griego; sin embargo, existen discordias en torno a tal ascendencia, llegando a especular que era un ciudadano mexicano con la extravagante idea de hacerse pasar por heleno. De él, también se dice que tuvo un peregrinar europeo, donde estudió medicina –en la prestigiosa universidad de Viena–, pasando por Budapest, Berlín y París – en el cual, ante el contexto de las revoluciones de 1848 (o primavera de los pueblos), conocería el pensamiento político y social del utopista francés Charles Fourier y la filosofía de Spinoza. Su migración hacia México, probablemente, se debiera a un decreto presidencial, de 1856, promulgado por Ignacio Comonfort, donde “se favorecía el establecimiento de colonias agrarias en territorio mexicano”, (Illades, 2019, p. 22). Dicho decreto posibilitó a Rhodakanaty desplegar las ideas de Fourier mediante los falansterios comunales. Ya instalado en el país, el primer texto que publicaría Rhodakanaty sería una especie de opúsculo titulado: “Cartilla Socialista o sea el catecismo elemental de la escuela de Carlos Fourier: el falansterio”, del cual, el autor esperaría como única recompensa a su trabajo “la benevolencia de mis lectores y que alguna vez el pueblo mexicano llegue a emanciparse del terrible yugo de la plutocracia por medio de la asociación”. “Cartilla Socialista” es, básicamente, una serie de lecciones (IX), presentadas a través de un juego de mayéutica, para la transformación social, aboliendo los privilegios de la aristocracia y repartiendo los bienes materiales y espirituales entre la comunidad, de acuerdo con los principios de justicia restaurativa foureriana.
También, Rhodakanaty fundaría “La Social”, la cual, según palabras de Illades, sería: “la primera agrupación que tuvo la izquierda mexicana” (p. 34), instaurada el 20 de marzo de 1871. En el contexto internacional, al menos dos acontecimientos relevantes, en el plano de la emancipación de los trabajadores, sucederían de manera casi simultánea a la creación de “La Social. Por un lado, unos meses más tarde, acontecerían los levantamientos que darían pie a la Comuna de París de 1871; por el otro, la escisión al seno de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en 1872. A pesar de lo convulso de los procesos, de las distancias, más insondables hace un par de siglos, Rhodakanaty se mantuvo al tanto de los acontecimientos internacionales con sorprendente cercanía. Fueron varios tópicos en los que el pensamiento de Rhodakanaty parecía estar aventajado en relación a sus contemporáneos. Quizá, dos de los más sobresalientes son el de la mujer y el de los indígenas. Si bien durante todo el siglo XIX, la temática indígena tuvo una presencia constante, desde los discursos criollos que utilizaron la figura del indio para otorgar fundamentos a su derecho de gobernar sobre tierras americanas, pasando por su utilización como carne de cañón para los ejércitos independistas, o advertidos como un elemento que imposibilita el progreso, por lo cual es necesaria su desaparición, hasta llegar al discurso libertador e igualitario de Morelos en sus “Sentimientos de la Nación”, donde se proscribió la esclavitud y la distinción de castas para siempre, quedando todos iguales, en equidad de ser explotados. La cuestión indígena en México, para el socialista heleno, se solventaría mediante una ley agraria que diera tierra a los campesinos nativos del país, pues estos sólo superarían su pobreza y atraso si disponían de tierra, dejando así de lado al peonaje, el cual “no era más que otra forma de esclavitud a la que el conquistador redujo al indígena” (p. 57). Mediante el peonaje, la esclavitud se desconcentró de la raza indígena para englobar a toda la clase trabajadora. Así pues, para Rhodakanaty el atraso, material y espiritual de los indígenas, no correspondía únicamente a ellos, sino que era producto de las relaciones de poder que el Estado mantenía hacia ellos. El desarrollo de la nación no podía ser excluyente con los indígenas y dicha inclusión tampoco significaba “desaparecerlos, mestizarlos o asimilarlos”, más bien implicaba proveerlos de las condiciones para ganarse la vida, así como de “instrucción necesaria para beneficiarse de la ciencia y el conocimiento” (p. 58). En cuanto a la mujer, Rhodakanaty, reivindicaba el pleno ejercicio de sus derechos mediante la rehabilitación y emancipación de su sexo: “consecuentes a nuestro sistema combatimos enérgicamente la explotación del hombre por el hombre bajo cualquier forma, no podemos tampoco admitir ni tolerar el que un sexo sea explotado por el otro”. Por ejemplo, en 1876, durante el Congreso Obrero Constituyente, que habría de crear la Confederación de Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos, uno de los primeros antecedentes del sindicalismo en México, La Social, organización creada por Rhodakanaty, sorprendió al intentar acreditar como candidatas a un par de mujeres: Jesusa Valdés y Soledad Sosa. Haciendo uso de un dicho popular, se podría decir que Rhodakanaty “estaba en todo menos en misa”, lo cual, a decir verdad, sería poco verídico, pues entre las preocupaciones que circulaban por la cabeza de este pensador, se encontraba la de la perfectibilidad humana, moral y espiritual. Es más, se dice que fue él quien fundó en México la primera sección de El Movimiento de los Santos de los Últimos Días. A demás, sus inquietudes por el saber lo adentraron en el estudio de la psicología (la cual quiso impartir, infructuosamente, en la Escuela Nacional Preparatoria) y hasta de la frenología (dirigiendo “Cranospcopio: periódico frenológico y científico”). Así pues, su vida, obra y militancia, expuesta en el más reciente libro de Carlos Illades sobre el particular, más que un anecdotario, o el despliegue de un personaje rayano en lo fantástico, da pie a repensar también el siglo XIX, así como la conformación misma del Estado nacional, pues pareciera que los únicos discursos que permearon a la sociedad mexicana de aquel entonces, fueron la dicotomía binaria de liberales y conservadores. Sin embargo, a tevés del estudio de figuras como la de Plotino Constantino Rhodakanaty, el panorama se abre y enriquece, sobre todo, en un tiempo y en un país donde hace falta repensar a la izquierda y sus derroteros.
En los márgenes. Rhodakanaty en México, es publicado por el Fondo de Cultura Económica, sumando un significativo aporte a su clásica colección Breviarios, la cual surgió (1948) con el afán de brindar libros de bolsillo, de difusión masiva y a bajo costo, a lectores en México y América Latina, de textos que sirvan para el estudio de historia, economía, filosofía, teoría literaria, ciencia y más, acercando, de alguna manera, el conocimiento al público más extenso.
Resenhista
Mario Pavel Díaz Román – Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Sociología por El Colegio de México. Se ha desempeñado como profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador independiente. E-mail: mpdiaz@colmex.mx
Referências desta Resenha
ILLADES, Carlos. En los márgenes. Rhodakanaty en México. México: Fondo de Cultura Económica, 2019. Resenha de: ROMÁN, Mario Pavel Díaz. Revista Izquierdas, 49, 2020. Acessar publicação original [DR/JF]
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