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Empire of Eloquence. The Classical Rhetorical Tradition in Colonial Latin America and the Iberian World | S. M. Mcmanus

En los últimos años se ha puesto el acento en los usos que los agentes históricos hacen del lenguaje y las convenciones del contexto en el que actúan (GARCÍA CÁRCEL, 2013; BENIGNO, 2013). Esto implica el reconocimiento de un respeto obligado a la alteridad de los mismos y sus manifestaciones (FERNÁNDEZ ALBALADEJO, 1993). Los resultados de estas investigaciones alientan la necesidad de seguir profundizando en diferentes problemas del siglo XVII para desarticular una tradicional visión oscurantista y abrir campos que prevengan sobre los peligros derivados de la utilización de conceptos ex-post (SCHAUB, 2004) que operan con valor performativo (AUSTIN, 1982; SEARLE, 1989) manteniendo la precaución de no caer en simplificaciones y generalizaciones. Para aproximarnos al entramado de los procesos que tuvieron lugar en los siglos XVI y XVII es importante, apelar a explicaciones multicausales.

Repensar de manera pertinente los problemas imperiales, supone tener en cuenta las cuestiones sociales, económicas, políticas y culturales en el marco de las grandes distancias, la movilidad de sus personas, bienes e ideas, la heterogeneidad de sus territorios y la necesidad de integrar todos los reinos para construir una identidad colectiva que fuera más allá de la unión contra los enemigos comunes de una monarquía agregativa con dimensiones globales (RUIZ IBÁÑEZ y VINCENT, 2007).

La producción historiográfica ha tenido una preocupación recurrente para explicar las razones que puedan explicar de manera satisfactoria la resistencia de la Monarquía de España a lo largo del tiempo. 2 Esta cuestión pone en discusión, tanto los presupuestos teóricos como los cuadros institucionales, centrales, regionales y locales que componen el cuerpo de esta monarquía en el marco de los temas metodológicos más debatidos en la actualidad. Nos referimos a los debates sobre los caracteres que asumía su constitución política (FERNÁNDEZ ALBALADEJO, 1993, 2009; GONZÁLEZ MEZQUITA, 2015). Durante mucho tiempo el tema se definió con una concepción genealógica que es conocida como “paradigma estatal” o “estatalista” (HESPANHA 1984, 1987; COSTA, 1986), mientras estos últimos autores, definieron el poder político en el Antiguo Régimen como iurisdictio.

Los estudios para desvelar la naturaleza e integración de la Monarquía de España, han dado como resultado diferentes conceptualizaciones, tales como monarquía compuesta, agregativa, policéntrica, rizomática o las que se vinculan con la articulación de sus territorios: Historia Atlántica, Historia Global, Connected Histories y Entangled Histories. Yun Casalilla ha prevenido sobre algunos riesgos de los enfoques globales al presentar los resultados de explorar “the relations between globalization and empires, two developments or phenomena that are often considered complementary but should not be confused” (2019: XXIII).

Investigaciones recientes proponen (HERRERO SÁNCHEZ, 2017) la existencia de un Imperio urbano unido por intereses comerciales de las élites o entendido como una extensa y compleja red de ciudades política y culturalmente integradas por un sofisticado ceremonial que permitió, a través de un sistema de representaciones, hacer presente la figura del rey (PALOS, 2018). La Monarquía de España era más que una simple suma de partes y desarrolló una tecnología imperial estableciendo nuevos centros de poder con ámbitos de representación, fomentando la producción de conocimiento, ordenando la redacción de documentos de gobierno, de información y de comunicación (BRENDECKE, 2012; GAUDIN, 2017).

El interés por los orígenes de la primera globalización también colocó a los imperios ibéricos en el centro del interés historiográfico (GRUZINSKI, 2010). En este conjunto territorial que abarcaba las “cuatro partes del mundo”, además del uso de la fuerza, el establecimiento de un campo cultural fue determinante para crear un espacio en el que los mensajes circularan y se apropiaran de manera eficaz para fomentar marcos comunes de referencia (GRUZINSKI, 2018). En este sentido, fue necesario recurrir a mecanismos de consenso, en todo lo que no fuera contra el poder real dentro los llamados imperios “negociados” (GREENE, 1994) o imperios “coalescentes” (GREENGRASS, 1991).

En la línea de los intereses de esta historiografía reciente, el libro que analizamos se preocupa por desvelar el alcance global de los imperios español y portugués y cómo se produjo un florecimiento de la “tradición retórica clásica” en varias partes del mundo moderno haciendo referencia a un conglomerado cultural de corrientes antiguas, tardoantiguas, medievales y europeas modernas centradas en la codificación grecorromana de buenas prácticas para hablar en público. Empire of Eloquence es una ambiciosa propuesta que presenta un examen original sobre el tema en Europa, América, Asia y África, con especial atención al mundo ibérico. Su objetivo es demostrar que desde el siglo XVI hasta principios del XIX, la tradición retórica clásica contribuyó a la coherencia ideológica y el equilibrio de la temprana modernidad en este ámbito, proporcionando importantes ocasiones para la persuasión, la legitimación, el consenso o la oposición. Su autor, Stuart M. Mc Manus, es profesor de historia mundial en la Chinese University of Hong Kong y ha realizado trabajos en torno a la historia hispana y global desde la antigüedad hasta nuestros días, que han recibido reconocimiento en su campo.

Los capítulos de contenidos están precedidos por una Introducción (An Empire of Eloquence in a Global Renaissance) y organizados en seis apartados acompañados de interesantes mapas, imágenes, una bibliografía exhaustiva y un índice finales. En la Introducción se presentan los diferentes planteos que se desarrollan en el libro desde el punto de vista teórico y metodológico así como los contenidos de cada uno de los capítulos. A modo de lo que será una constante en la obra, se presenta el caso de la lección de oposición para la cátedra de retórica en la Real y Pontificia Universidad de la ciudad de México el 23 de junio de 1721 por parte de Cayetano de Cabrera y Quintero (1698-1775). Este hecho sirve como punto de partida para el desarrollo del tema a propósito del papel que cumplía la retórica en la época, de los textos elegidos, del contexto histórico, la estructura y de su formulación en latín. Cabrera pronunció una larga meditación sobre la relación entre la vida cívica y la retórica. Afirmó, tomando un texto de Cicerón, que el autor clásico había tenido razón al equipararse a sí mismo con la república, porque la elocuencia era la base de cualquier sociedad que funcionara bien. Como en los tiempos clásicos, la Nueva España dependía del discurso persuasivo, que servía para unir a sus ciudadanos dentro la Monarquía de España, resistir el ascenso de los tiranos, defenderla de enemigos externos y mantener la verdadera religión.

En los territorios de la Monarquía de España se enseñaba retórica en colegios y universidades. Esto, influyó en los ámbitos secular y sagrado, siendo frecuente hablar en público en iglesias, catedrales, palacios, plazas y salones universitarios, a través de lo cual los oradores buscaban unir oyentes para lograr objetivos compartidos. Por ejemplo, en Orán, se celebraron los triunfos de los monarcas en Madrid como parte de rituales cívicos multisensoriales que recordaban a los habitantes del presidio español al rey cuyos intereses defendían. Esta situación se repetía en diferentes partes del mundo, también bajo dominio portugués, antes, durante y después de la unión ibérica a lo largo de la ruta sinuosa de comercio que unía Brasil con Lisboa, Goa y Macao. Los misioneros jesuitas enseñaron los studia humanitatis que incluía el curriculum del Renacimiento centrado en la tradición retórica clásica a través de oraciones, discursos y sermones en una variedad de idiomas que hicieron llamamientos similares a la unidad en torno al catolicismo. Esta presencia de una retórica y oratoria clásica también ejerció su influencia en áreas que no estaban bajo el control directo de un monarca ibérico, pero sí en contacto por las movilidades espaciales de los comerciantes y misioneros ibéricos como en el caso de Japón y China. Todo esto tuvo el efecto de que la tradición retórica clásica, como parte de lo que podríamos llamar un “Renacimiento Global”, se convirtiera en una de las primeras corrientes intelectuales en América, Europa, Asia y África, donde contribuyó por vías tangibles a la estabilidad y longevidad del mosaico de sociedades que componían el mundo ibérico.

Si bien las “cadenas de papel” burocráticas, las redes comerciales y la amenaza de violencia (real o percibida) desempeñaron un papel importante en el mantenimiento de las monarquías compuestas de España y Portugal, la oratoria con sus “cadenas de palabras” también tuvo un papel muy importante pues era algo más que un medio para ejercer control. Para comprender de forma adecuada estos discursos dirigidos a audiencias específicas, es importante destacar que los oradores tenían que elaborar sus argumentos de acuerdo con las necesidades y expectativas de los asistentes, en aras de generar consenso. En consecuencia, los muchos cientos de discursos y sermones con influencia clásica de los que podemos disponer, ofrecen una ventana a perspectivas convergentes sobre la política, la religión y la sociedad que caracterizaron y moldearon el mundo ibérico. Los objetivos de este libro se desarrollan en torno a tres enfoques: cultural (“Historia cultural: la construcción de los Imperios”), intelectual (“Historia intelectual: Un tesoro de Ideas”) y meta-geográfico (“Metageografía histórica: definición del mundo ibérico”).

Como aporte a las explicaciones culturales que se han dado para comprender la duración de los imperios ibéricos en particular, la escritura, la ley, las herramientas burocráticas y el poder de las imágenes y la arquitectura, en Empire of Eloquence se argumenta que también se produjo a través de la encarnación moderna de la tradición retórica clásica. Se destaca la dimensión oral, y específicamente oratoria, del universo renacentista de letrados ibéricos o con influencia ibérica que contribuyeron de manera importante a su estabilidad y longevidad. En este sentido, el autor analiza los vínculos identificables y sorprendentes paralelismos entre el “estado mundial” de Roma y el mundo ibérico, que estuvieron entrelazados por el derecho, la cultura, religión y, sobre todo, la oratoria. Siguiendo los pasos sugeridos por Cicerón para enseñar, deleitar y mover a los oyentes a la acción (docere, delectare, movere), estos discursos eran un instrumento versátil de creación de consenso que podía estar codificado a nivel de la élite, pero también llegar a lugares de todo el espectro social, en diferentes ocasiones y sub-contextos lingüísticos.

Estudiar los discursos en público ofrece algunas dificultades ya que -afirma Mc Manus- pertenecen a una tierra de nadie entre historia y literatura en la que pocos se atreven a adentrarse, un espacio demasiado literario para historiadores y demasiado histórico para los estudiosos de la literatura. Los sermones seleccionados en este volumen, han atraído el interés de los historiadores de la religión, pero en su mayor parte las orationes, oraciones, orações y sermões permanecen sin haber sido objeto de una lectura suficiente. Además, el corpus particular de discursos tratados en Empire of Eloquence ha sido pasado por alto por razones lingüísticas y por suponer que era incomprensible para sus oyentes. Sin embargo -ya sea en lengua latina y vernáculas europeas o no europeas-, fueron diseñados para circunstancias particulares y para ser entendidos por la audiencia. El autor enfatiza que el estudio de estas fuentes documentales desde la perspectiva de la historia intelectual, poniendo en foco la retórica y la oratoria ofrece un tesoro de nuevas ideas.

El propósito final de Empire of Eloquence es meta-geográfico, del mundo ibérico moderno en su conjunto, con énfasis en el lugar que ocupaba América dentro de él. Este enfoque analiza una extensa serie de enclaves políticos “diaspóricos” que se han estudiado tradicionalmente desde la perspectiva de la parte, no del todo. En su lugar, como se intenta demostrar, se valora extender el ámbito de análisis, colocando a Goa, México o Macao en un contexto más amplio. Mientras que gran parte de los territorios “conquistados” de América permaneció mínimamente “iberizada”, esta influencia se extendió más allá de las fronteras políticas, a los estados aliados como Génova y Toscana, así como a zonas comerciales y territorios con misioneros de los portugueses que ocupaban diferentes continentes.

El ámbito seleccionado como un punto de partida permite al autor plantear las necesarias precisiones conceptuales y los debates surgidos en relación a la condición de “colonial”, “metropolitano”, “centro”, “periferias” o “semiperiferias”, categorías heredadas de la teoría de los sistemas mundiales y la teoría de la dependencia. Ante las posibilidades ofrecidas por nuevas categorías analíticas no oculta su preferencia por el modelo “policéntrico”. Para construir esa visión del mundo ibérico, este libro incluye seis estudios de caso en diferentes momentos y ámbitos geográficos, basados en una serie coherente de discursos y la experiencia vivida de oradores individuales. Al romper con los paradigmas nacionales y regionales tradicionales, se presentan múltiples marcos que resaltan el potencial de las redes conectadas e historias comparadas de este espacio global.

Como las cronologías convencionales y la documentación sobreviviente de las diferentes partes del mundo ibérico no siempre se alinean ordenadamente, este enfoque metageográfico requiere una periodización igualmente expansiva. Para permitir esto, Empire of Eloquence se inspira en el “contextualismo serial” de David Armitage, y ofrece una serie de momentos “transtemporales”. En la historiografía latinoamericana, este es un período normalmente compartimentado y repartido entre los historiadores de la conquista y colonización (1500-1700) por un lado, y los historiadores de Ilustración y Revolución (1700-1850) por el otro. Sin embargo, estas divisiones dificultan el análisis de las continuidades y los cambios. Para subrayar las primeras, entre los mundos de los últimos oradores humanistas por un lado, y de los ilustrados y los primeros nacionales por el otro, McManus utiliza el término “post-humanismo”. Esta tradición, por supuesto, vino a ser reemplazada por una cultura neoclásica totalmente vernácula de la retórica y la oratoria a finales del siglo XVIII, como muestran los capítulos finales de Empire of Eloquence.

Cada capítulo de Empire of Eloquence aborda el papel de la tradición retórica clásica en la forja del mundo ibérico a partir de enfoques diferentes y de una perspectiva metageográfica que pone América en relieve ya sea con perspectivas conectadas o comparativas. En el capítulo 1 (“The Foundations of the Empire of Eloquence”) se argumenta que los fundamentos del Empire of Eloquence ibérico fueron asentados en el siglo XVI en un proceso de expansión intelectual y educativa que acompañó el crecimiento territorial y cultural. Se parte de un estudio de caso en el Valle de México. Treinta y dos años después de que Hernán Cortés y su ejército de indígenas, africanos y conquistadores ibéricos capturaron México-Tenochtitlan, Francisco Cervantes de Salazar llevó a sus alumnos a pasear por la nueva ciudad que se levantaba de los escombros de la antigua capital de la Triple Alianza azteca. Esto no fue, sin embargo, un paseo en el sentido físico. Más bien, era un recorrido imaginario que se iba a repetir por generaciones de estudiantes que estudiaron los diálogos latinos ciceronianos que Cervantes de Salazar compuso en su calidad de profesor inaugural de retórica en la recién fundada universidad de la ciudad. Si seguimos los pasos de sus interlocutores, queda claro que por 1554 muchos edificios ibéricos e instituciones, frecuentemente inspiradas en arquetipos romanos, estaban en pie al lado, o más a menudo encima, de estructuras precolombinas. Esta expansión política, legal y espiritual fue acompañada por la difusión de un conjunto de ideas intelectuales y específicamente retóricas y prácticas de la mano de oradores y educadores. La conquista cultural, sin embargo, no marcó una ruptura total con el pasado. Si bien representaba un nuevo orden retórico, también tenía paralelismos significativos, si no continuidades absolutas, con elementos previos y posteriores a la conquista. Al mismo tiempo, la tradición retórica clásica existía dentro de un marco religioso y filosófico que iba más allá de una adhesión a los principios básicos del catolicismo y se convertía en una versión piadosa de la “política de la virtud” en el contexto del Renacimiento italiano. Una oratoria restringida en gran parte, a la epidíctica, como en el caso de las oraciones fúnebres (GONZÁLEZ MEZQUITA, 2022).

En el capítulo 2 (Philip IV’s Global Empire of Eloquence) se defiende el papel fundamental de la influencia clásica en la oratoria fúnebre para los casos de monarcas españoles y en la formación y difusión del pensamiento político de la Monarquía global. En lugar de considerar un territorio “protonacional” como México o Perú, se analizan las oraciones que llegaron a nosotros a propósito de las conmemoraciones del funeral de Felipe IV en Hispanoamérica, Asia Ibérica, Península Ibérica, Norte de África, Italia española y los Países Bajos españoles. Estas oraciones abren posibilidades para historias conectadas y comparadas, que incluían zonas que no eran estrictamente territorios de los Habsburgo españoles, sino que estaban atados a él por lazos de alianza y parentesco cultural, como el Gran Ducado de Toscana, Roma Papal y República de Génova.

El 21 de julio de 1666, el Galeón San José llegaba por fin a Manila procedente de Acapulco después de cuatro meses de travesía por el Pacífico. Tres semanas y medio después, el Concepción echaba anclas en Palapag a unas 400 millas de distancia de la isla de Samar en las Visayas Orientales. Ambos llevaban la misma noticia a este lejano puesto avanzado de la “monarquía compuesta” global de Felipe IV que se extendía desde Filipinas hasta Flandes y desde México hasta Milán. En este caso, las honras funerarias siguen los pasos establecidos por el ceremonial y son el punto de partida para la discusión de aspectos teóricos y metodológicos con respecto a la cultura “barroca”. Es el caso de autores como José Antonio Maravall y Ángel Rama con posiciones contrapuestas en la historiografía reciente. Este sugerente capítulo, aborda el papel de la retórica clásica, con sentido global. Para ello, interroga cuarenta y dos ceremonias fúnebres realizadas entre 1665-1667. Las oraciones y sermones, junto a los emblemas, poemas y arquitectura efímera, formaron un conjunto multisensorial que sirvió para mostrar (y por lo tanto reforzar) la lealtad a la Monarquía de España y celebrar la pertenencia en una comunidad política más grande centrada en el rey, en el marco de las corrientes del neoestoicismo y el antimaquiavelismo.

La cultura resultante fue importante para hablar en público en latín y en la lengua vernácula mostrando una concepción de la Monarquía que se puede identificar en la oración fúnebre latina y el sermón en castellano pronunciados por Nicolás del Puerto y Salgado y Juan de Poblete durante las exequias organizadas por la real Audiencia en la ciudad de México. Se presentó a Felipe IV como un moderno David y a su hijo Carlos II en un nuevo Salomón. El autor utiliza el ejemplo de lo que llama república indígena semiautónoma de Tlaxcala en la Nueva España, para señalar que la política de la virtud parece haber sido suficiente para tranquilizar a las élites locales ya que les proporcionaba una manera de defender su autonomía y privilegios apelando a la justicia del rey.

En el Capítulo 3 (A Japanese Cicero Redivivus) se argumenta que la tradición retórica clásica en su versión de Renacimiento humanista fue una herramienta valiosa para celebrar y, por lo tanto, fortalecer a los esfuerzos jesuitas para expandir los límites del catolicismo, un proyecto que a veces fue imaginado en términos altamente militaristas. Mientras que la “conquista espiritual” de los jesuitas es discutida en el contexto americano, este capítulo se interesa por la trayectoria de un humanista japonés, Hara Martinho, desde su educación en el Colegio Jesuita de Arima en Japón, hasta su participación en la Embajada de Tensho a Roma (el 12 de diciembre en Goa, recibieron las instrucciones para la misión), y finalmente su actuación en Goa. El caso de este Cicerón japonés también nos recuerda que los proyectos misioneros jesuitas fueron fundamentales para forjar partes del Imperio Ibérico que no siempre caían bajo la jurisdicción directa de los monarcas ibéricos, como el sur de Japón. Mientras que la mayoría de los tratamientos de la cultura humanista en el Asia ibérica aborda su papel en la génesis de la estrategia de “acomodación” de los jesuitas, en este capítulo el foco está puesto en la tradición retórica clásica concebida y aplicada por jesuitas europeos y sus estudiantes asiáticos como una herramienta para avanzar en su misión evangelizadora expansionista.

A su regreso de Roma, Hara expresó su gratitud con un panegírico (cuya autoría fue cuestionada) a Valignano -su mentor- y no se hizo famoso por sus victorias en el campo de batalla, sino por su habilidad para conmover con sus palabras a los oyentes. Esto no quiere decir, sin embargo, que los jesuitas deban ser considerados simples instrumentos de las monarquías ibéricas ya que, hasta su expulsión, la Compañía de Jesús siguió siendo una entidad separada, con sus propias ambiciones, jerarquía e identidad, independiente de las estructuras políticas europeas y con considerable autonomía incluso dentro de la Iglesia Católica.

En el Capítulo 4 (Indo-Humanist Eloquence) se parte de un relato sobre lo sucedido un domingo de las primeras décadas del siglo XVIII, en la misión jesuita (reducción) de Santa María La Mayor en el río Uruguay. La situación es utilizada como medio para explicar el modo colaborativo y sinérgico que podía desarrollarse en estas poblaciones como en otras del mundo ibérico. Los nativos se reunieron para escuchar un sermón en guaraní para alabar los protomártires japoneses crucificados en Nagasaki en 1597. Aunque expresadas en guaraní, muchas de las convenciones estructurales y temáticas del sermón del siciliano Paolo Restivo (1658-1740), formaba parte de la epidíctica humanista cristiana. En la ocasión, el cacique Nicolás Yapuguay (1680), prestó atención y cuando regresó a su casa, transcribió lo que había escuchado y más tarde añadió este panegírico a una colección de sermones guaraníes que en 1727 fueron enviados por el río Uruguay e impresos en la reducción cercana que tenía el nombre de Francisco Xavier. La perspectiva de la etnohistoria favorece la posibilidad de pensar de manera globalizada, conectada y comparativa, las experiencias compartidas de pueblos originarios de todo el mundo ibérico relativizando una etnohistoria que ha insistido en los casos locales y americanos sin profundizar estudios comparativos con otros ámbitos como el asiático. Para lograr el objetivo de dar sermones elocuentes y producir otros textos en idiomas locales, los misioneros redactaron normas más detalladas y obras, como en el caso del estudio manuscrito de la sintaxis konkani por el misionero franciscano Gaspar de São Miguel (1595-1647), o los que recurrieron a brahmanes cristianos para obtener resúmenes orales en prosa de grandes secciones del Ramayana y el Mahabharata. Las audiencias nativas fueron sujetos activos cuyas expectativas jugaron un papel interactivo en la configuración de los contornos de este espacio cultural global. En particular, formaron parte de la cultura de lo que aquí se denomina como “indohumanismo”, la cultura clasicista hibrida pero naturalizada, producida por las relaciones entre los misioneros jesuitas y los pueblos nativos teniendo en cuenta las estructuras sociales y de castas locales.

En el capítulo 5 (Centers, Peripheries and Identities in the Empire of Eloquence) el caso de Manuel Martí (1666-1737) nos presenta a un erudito declarado admirador de Cicerón y señalado como una de las figuras literarias principales de Roma dentro de la Academia de la Arcadia, donde se cultivaba un estilo “neo-renacentista” en latín, italiano y castellano, rechazando, el ampuloso gongorismo del siglo anterior. Martí tenía poco respeto por la rama española peninsular de la República de las Letras, y menos por la de Indias. En este sentido, escribió una carta para desalentar a un posible migrante a Indias que fue respondida por autores mexicanos en defensa de su identidad y “patriotismo criollo” (Juan Gregorio Campos y Martínez, Oratio apologetica [México, 1746]). Este debate permite profundizar la utilización de categorías analíticas referidas a las identidades, el “protonacionalismo”, “naturaleza”, “vecindad” y la defensa de los intereses locales, en este caso, novohispanos. Campos planteó un argumento metageográfico implícito. Es decir, definió la relación entre Nueva España, la Península, la Monarquía de España y el resto del mundo, desde un punto de vista que podría definirse como “policéntrico jerárquico”, por considerar que, la Nueva España no era una periferia y Castilla no era un centro en ningún sentido binario, aunque la Península fuera la sede reconocida de la última autoridad política y judicial. En este sentido, Campos y sus contemporáneos aceptaban que era el punto de origen de gran parte de su identidad cultural y patriótica en un espacio político definido como una Mexicana respublica. Mc Manus argumenta que la Monarquía de España de principios de la Edad Moderna, y posiblemente el mundo ibérico en su conjunto, no pueden describirse sólo en términos de una serie de relaciones bilaterales entre la Corona y sus territorios, sino como puntos que operaban en un espacio policéntrico tridimensional.

El capítulo 6 (The Republic of Eloquence) comienza con la presentación del caso de Manuel Micheltorena (1802-1853), el gobernador oaxaqueño del Departamento de Californias en ocasión de pronunciar un discurso en 1844, para celebrar el aniversario de la entrada del Ejército de las Tres Garantías a la Ciudad de México en 1827). De pie, ante la iglesia del presidio en Monterrey, el orador celebró la lucha por independencia o muerte de una manera muy retórica con una constante referencia a la República romana. Volviendo su atención a Agustín de Iturbide (1783-1824), elogió al libertador de la capital de la nación con uno de los últimos frutos de la tradición retórica clásica, una poderosa herramienta no sólo para la unidad imperial y evangelización, sino también para la construcción de la nación. Esta evidente continuidad con la oratoria clasicista anterior (secular y sagrada) descrita en los capítulos anteriores va en contra de la opinión sostenida sobre la elocuencia revolucionaria en México que habría crecido a la sombra del sermón colonial, hasta que se produjo una divergencia hacia una oratoria “cívica”. Por supuesto, es fácil dejarse engañar por una explicación que equipara revolución e independencia de los Estados Unidos Mexicanos con una ruptura radical en la historia de la oratoria. Sin embargo, la situación cambia si buscamos debajo de la superficie y consideramos las continuidades en la educación y la práctica retórica a lo largo del siglo XVII y XVIII, que, como han mostrado los capítulos precedentes, fueron considerables como resultado de la sutil reelaboración de antiguas tradiciones. La intención de este capítulo es mostrar cómo las ideas revolucionarias encontraron expresión a través de las corrientes “post-humanista” y neoclásica de la tradición en torno a 1750 y en las Sociedades económicas hispanas, antes de fusionarse en la forma neoclásica que continuaría durante gran parte del siglo XIX. Aunque las ideas propugnadas por los ilustrados reformadores y padres fundadores mexicanos pueden haber sido radicales, su retórica la educación y la práctica oratoria eran continuaciones de la más amplia tradición retórica clásica transmitida a través de los colegios coloniales en tanto el Atlántico como el Pacífico. A continuación, el autor se ocupa de profundizar en el aspecto conceptual a propósito de lo que entiende por “post-humanismo” apuntando a las continuidades (1650-1800) olvidadas por la mayoría de la producción historiográfica sobre los mundos atlántico y pacífico. Se subraya que, si bien la cultura del humanismo tardío efectivamente llegó a un final, lo hizo de manera gradual, fusionándose de manera imperceptible con nuevas tendencias en lugar de desaparecer repentinamente.

En los territorios de la Monarquía de España y otras regiones católicas de la República de las Letras, fue sólo la supresión de los jesuitas en 1767 lo que cortó la cultura oratoria del humanismo tardío. Los defensores de la Ilustración en todo el mundo ibérico tuvieron algo más en común: eran los herederos de la tradición humanista que defendían ideas revolucionarias usando el post-humanismo clasicista con herramientas retóricas que habían aprendido en las universidades de América, Europa y otros lugares. En mayo de 1781 el gobernador de Filipinas, José Basco y Vargas (1733- 1805), inauguró la Real Sociedad Patriótica de Manila con un breve discurso en el que lamentó el declive económico de Filipinas y anunció la fundación de una sociedad científica que fomentaría las artes, las ciencias y la industria. La segunda oración anual de la Sociedad pronunciada por el Arzobispo de Manila, Basilio Sancho de Santa Justa y Rufina (1728-1787), ofrece un sorprendente ejemplo de cómo se podría utilizar la formación en retórica post-humanista para defender ideas económicas progresistas en un clima político tensionado. Desafiando mitos historiográficos, se intenta demostrar que, mientras la oratoria ceremonial pública de la temprana República Mexicana es a menudo considerada como producto generado por las necesidades de la nueva nación, fue en realidad, la última en una larga línea de prácticas aplicadas en el mundo ibérico de una práctica cívica y erudita heredada de la Antigüedad Mediterránea.

La obra no intenta una defensa de la globalización, propone en cambio, un proyecto arqueológico para descubrir los vestigios de un orden mundial escondido bajo categorizaciones actuales sobre naciones, continentes y civilizaciones. A lo largo de sus páginas, se comprueba la utilización de fuentes documentales y bibliográficas que son resultado de numerosas estancias de investigación en diferentes repositorios a nivel mundial. Esto permite al autor, valerse de los recursos obtenidos para fundamentar sus afirmaciones y realizar un valioso estudio de carácter comparativo que alterna de manera inteligente los planos micro y macroanalíticos cruzando de manera sugerente dimensiones sincrónicas y diacrónicas. Esto añade complejidad al texto que no descuida en ningún momento la precisión conceptual y el valor explicativo de las categorías analíticas utilizadas y se constituye en una obra de consulta dentro la historiografía imperial.


Notas

1 Este trabajo forma parte del Proyecto “Failure: Reversing the Genealogies of Unsuccess, 16th-19th Centuries” (H2020-Marie Skłodowska Curie Actions, RISE, Grant Agreement, no. 823998).

2 Para un desarrollo más detallado sobre las cuestiones relacionadas con debates historiográficos que no podemos desarrollan por obvias cuestiones de espacio, vid.: (GONZÁLEZ MEZQUITA, 2021).


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Resenhista

María Luz González Mezquita – Universidad Nacional de Mar del Plata/Real Academia de la Historia (AC). Argentina1. E-mail: gomezqui@mdp.edu.ar ID ORCID: 0000-0002-6013-7434


Referências desta Resenha

MCMANUS, S. M. Empire of Eloquence. The Classical Rhetorical Tradition in Colonial Latin America and the Iberian World. Cambridge: Cambridge University Press, 2021. Ideas in contexto. Resenha de: MEZQUITA, María Luz González. MAGALLÁNICA. Revista de Historia Moderna, v.9, n.17, p.515-529, jul./dic. 2022. Acessar publicação original [DR/JF]

Itamar Freitas

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