El 68 uruguayo. El año que vivimos en peligro | Carlos Demasi
Surgido de una serie de charlas realizadas en la Fundación Vivian Trías en 2018, el libro se propone revisar la excepcionalidad del año 1968 en dos sentidos. Por un lado, destacando la intensidad de los hechos que allí se dieron, en un presente sobrecargado de contingencia. Por el otro, recobrando el rol que tiene ese año en la mirada del período previo al golpe de Estado de 1973, al mismo tiempo punto inicial de una secuencia y momento de síntesis, donde los sesentas parecen verse reflejados. Así, 1968 se presenta como un complejo nudo a desatar, cuyos hilos llevaban a un período más amplio, a la vez que sepultaban la pretendida excepcionalidad del Uruguay, anunciando un sombrío horizonte.
Para desarrollar esta mirada, Carlos Demasi se centra en los sucesos situados en Montevideo, buscando dar cuenta de la simultaneidad y la interacción de distintos procesos, las percepciones surgidas en ese contexto y tratando de reconstruir la cronología de un intenso año, para evitar la exageración de ciertos episodios a la luz de los hechos posteriores. Esta perspectiva se desarrolla sobre la globalidad del año, pero se acentúa en el análisis del mundo político partidario, donde para el autor se dieron las rupturas más profundas.
El libro se compone de una presentación, una sección a modo de cierre y seis capítulos, de los cuales los dos iniciales presentan los antecedentes para analizar 1968. El primero analiza la salida de la crisis bancaria de 1965, el complejo proceso de reforma constitucional y la inestabilidad institucional, fruto de movimientos en la interna militar. Se presenta la tensión existente entre las líneas de política económica heterodoxa y ortodoxa y, el triunfo de esta última, defensora de medidas liberalizadoras de corte fondomonetaristas y de un giro represivo. El segundo capítulo se concentra en el gobierno de Óscar D. Gestido, observando nuevamente las pugnas sobre política económica, entre desarrollistas y liberales. La imposición de los segundos permite destacar cómo algunos rasgos en general atribuidos a la administración de Jorge Pacheco Areco ya estaban presentes en el gobierno del veterano general, como la presencia de empresarios entre los ministros y el uso de las medidas prontas de seguridad. Se presentan los derroteros de la oposición, desde la desorganización del derrotado nacionalismo hasta las divisiones en la izquierda. En esto último se destaca algo que volverá a aparecer en el libro: la atención al Partido Demócrata Cristiano (PDC) y a la movilización de los católicos, tras el Concilio Vaticano II.
Los siguientes capítulos se concentran en 1968, combinando una mirada cronológica con un abordaje temático. El tercero trata el perfilamiento del gobierno de Pacheco en la primera mitad del año, prestando atención a cómo configura un estilo político propio. En cierta forma, lo que allí se narra es la emergencia del pachequismo, caracterizado por la presencia y el apoyo empresarial, la adopción de una línea económica fondomonetarista y una escalada represiva a partir del decreto de medidas prontas de seguridad del 13 de junio. En este proceso, se destaca el significativo rol que inicialmente tuvo Jorge Batlle Ibáñez en el gobierno y se analiza el debate en la Asamblea General por el régimen de excepción. Demasi descubre a un Wilson Ferreira Aldunate que estaba muy alejado de lo que sería su posición en 1971 y cuya argumentación se apoyaba aun en la experiencia de los gobiernos nacionalistas. Además, se rastrean los primeros movimientos opositores, destacando el rol de Juan Pablo Terra y su propuesta de una alianza política, bajo el lema del PDC.
El cuarto capítulo está dedicado a la movilización sindical y estudiantil. La mirada que Demasi despliega sobre ambas toma en cuenta el peso de las experiencias anteriores en la dinámica social desarrollada en 1968, poniendo el acento en el incremento de la represión estatal. En el caso de los sindicatos, se presta atención a las tempranas alertas ante la posibilidad de la congelación de salarios y a los intentos de alianzas con otros sectores, en el «movimiento en defensa de las libertades públicas y sindicales», así como a los debates a la interna de la Convención Central de Trabajadores (CNT). Sobre la movilización estudiantil, el libro relativiza el peso ideológico del contexto internacional, pero realza su carácter innovador en las acciones y el protagonismo de los estudiantes liceales. Además, aborda en profundidad el debate parlamentario tras la muerte de estudiantes, analizando las justificaciones desplegadas desde el gobierno, que advertía sobre un enemigo interno vinculado internacionalmente.
El capítulo quinto examina otras reacciones a las innovaciones que surgían del accionar gubernamental. Por un lado, afirma que fue en 1968 cuando se dio la aparición de la guerrilla, al pasar a la ofensiva, pero señala que fue determinante el rol del gobierno, que eligió a los Tupamaros como principal antagonista, usado para justificar la continuación del régimen de excepción. Por el otro, se revisan las tensiones a la interna del Ejército entre los oficiales constitucionalistas y los golpistas, y la progresiva imposición de estos últimos. Por último, el texto prolonga su mirada sobre los debates en el campo cristiano, tanto en los conflictos entre las jerarquías tradicionalistas y los sectores renovadores —ejemplificado en el caso del sacerdote Juan C. Zaffaroni—, como en las nuevas formas de movilización, como la pastoral social y los acercamiento de católicos y protestantes.
El último capítulo se enfoca en los efectos en los partidos políticos de la experiencia vivida en 1968. Primero, el surgimiento del pachequismo, que se consolida cuando pareció estar al borde del abismo tras la muerte de Líber Arce en agosto, reforzándose mediante una alianza con el ruralismo y captando legisladores colorados, ante la debilidad de la oposición en su partido y el eclipse de la influencia de Batlle Ibáñez. Segundo, la pasiva reacción del nacionalismo, que silenciosamente tendió a apoyar a Pacheco, aunque algunas voces empezaran a tomar rumbos opositores. Entre otros aspectos, nuevamente es destacable la recuperación de este momento de la trayectoria de Ferreira Aldunate, cercano al oficialismo en la segunda mitad del año. Tercero, el resurgimiento del proyecto de construcción de un nuevo partido, que se enfrentaba a los consabidos escollos políticos y legales, pero que también anidaba posibilidades futuras de la mano de la acción del PDC y aupado en la existencia de ciudadanos que no se conformaban con las alternativas existentes.
Luego de más de un lustro de trabajos que han buscado ampliar las fronteras temporales de los estudios sobre la crisis de la democracia y la emergencia del autoritarismo en Uruguay, este libro opta por la atención al año 1968, para recorrer detalladamente ese mojón inicial de lo que Álvaro Rico llamó «el camino uruguayo» a la dictadura. Si bien no es el primero que hace el foco en ese año, teniendo en cuenta el trabajo de Vania Markarian sobre el movimiento estudiantil y la mirada testimonial de Gonzalo Varela Petito sobre el acontecer del Instituto Alfredo Vázquez Acevedo (IAVA), la originalidad del trabajo El 68 uruguayo. El año en que vivimos en peligro radica en la atención a la globalidad de esos doce meses y al devenir político-partidario, en especial en la arena parlamentaria.
Resenhista
Matías Rodríguez Metral – Universidad de la República.
Referências desta Resenha
DEMASI, Carlos. El 68 uruguayo. El año que vivimos en peligro. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2019. Resenha de: METRAL, Matías Rodríguez. Claves. Revista de Historia. Montevideo, v.5, n.9, p. 387 – 390, jul./dic. 2019. Acessar publicação original [DR]