Tiempos de epidemia(s), de pandemia(s); de contagios, hospitalizaciones y muertes; de urgencia, investigación y farmacopornografía1 ; de alegatos médico-sociales, biopolíticos, de protección / control; de soflamas bélicas, nacionalistas y morales; de clasificación de grupos humanos, estadísticas y estigmatizaciones; de redefinición de las relaciones sociales, de comportamientos, y de dinámicas socioculturales; de (in)visibilizaciones, silencios, intereses y activismos encontrados; de confinamientos, culpabilizaciones, incertidumbre y miedo; de miedos líquidos2 . Tiempos de covid-19 3. Me pregunto cómo habría escrito esta reseña hace dos años, cuando se publicó el libro en cuestión, De vidas y virus. VIH/sida en las culturas hispánicas, justo antes de que la covid-19 operara una transformación radical del mundo en el que vivimos y que creo que aún estamos muy lejos de entender en toda su extensión. Me pregunto también si el editor del libro, Rafael M. Mérida Jiménez, y sus colaboradores habrían modificado algunos de sus planteamientos y análisis si lo hubieran escrito ya inmersos en estos tiempos de covid-19. Supongo que no, o no excesivamente en cuanto al contenido en sí y las herramientas analíticas que se despliegan, tanto en el libro como en la reseña, porque la pandemia de sida presenta muchas diferencias con la de covid-19 y ha habido tiempo, durante cuarenta años, para que la primera pase por muy diversas fases en todos los sentidos; pero también creo que de algún modo se notaría, porque el sida y la covid-19 también confluyen en muchos de esos aspectos con los que abro este párrafo y que están muy presentes a la hora de pensar (en) contextos epidémicos diversos, tanto históricos como perfectamente actuales.
De vidas y virus es un libro necesario y, al mismo tiempo, un resultado más que adecuado del proyecto de investigación que lo sustenta, Diversidad de género, masculinidad y cultura en España, Argentina y México (2015; capítulo I). A partir de aquí, se entiende que la mayor parte de los estudios se centren en estos tres escenarios principales, si bien algunos abren la mirada a otros países, como Cuba o Costa Rica (capítulos III y IV, respectivamente), en un claro intento de ampliar el retrato a ese mundo hispánico que indica la promesa de su título. Por otra parte, el objetivo explícito del proyecto con respecto a los discursos de género y la construcción de masculinidades explica, al menos en parte, que el planteamiento analítico sobre la producción cultural relacionada con el sida se circunscriba fundamentalmente a la experiencia del colectivo de hombres homosexuales.
En este sentido, los estudios de caso, por lo general adecuadamente documentados y desarrollados, así como discutidos con una bibliografía secundaria equilibrada, ofrecen una visión de conjunto, tanto del sida como de los mecanismos de producción de discursos y prácticas asociados, y más allá de las fronteras políticas y geográficas en el continente americano y con la antigua metrópoli, que se revela, en mi opinión, como poco menos que desoladora. Pronto se entiende que nos adentramos en unos contextos en los cuales la cronología de la explosión de la pandemia del sida coincide con transiciones de diversa índole entre regímenes totalitarios, en general de carácter militar, fascista y profundamente neoliberal en cuanto a su articulación y organización político-económica (con la excepción del caso particular de Cuba, por lo demás igualmente penoso y cruel en relación con la homosexualidad y el sida), y con una fuerte presencia e influencia de la Iglesia Católica en relación con la producción y gestión de discursos de marcado carácter reaccionario y moralizante. La situación de los colectivos LGTBI+ en estos contextos era entonces especialmente precaria, como lo es aún hoy en buena parte de esos mismos escenarios, a pesar de los esfuerzos de visibilización e integración llevados a cabo en las últimas décadas, en buena parte también, tal y como se ve en el libro, como posicionamiento decidido ante las trágicas circunstancias generadas por el sida. La necesidad de un libro como este, en el que se exploran y muestran dinámicas sociales, políticas y culturales en torno a la construcción de los discursos heteronormativos y sus dramáticas consecuencias en la vida cotidiana de las personas, se hace aún más patente cuando asistimos a un evidente incremento de la violencia contra personas pertenecientes a estos colectivos (cuando menos en España en los últimos meses, y escribo esto en el verano de 2021), precisamente al amparo de la recuperación de discursos de exclusión por parte de una ultraderecha de nuevo y descorazonadoramente emergente en el panorama socio-político internacional. Bien es verdad también que esta violencia, como también queda claro en varios capítulos del libro, no es necesariamente nueva o renovada, sino que es más visible últimamente en virtud, por un lado, del envalentonamiento de los fanáticos del linchamiento, y por otro, indudablemente, de los esfuerzos de visibilización de estos colectivos y de sus problemas tras duros y largos años de lucha y activismo.
El sida irrumpió en esos contextos en forma de plaga mortal aparentemente circunscrita a colectivos que no encajaban en el canon heteronormativo, desde el cual no hubo reparos en estigmatizarlos y culpabilizarlos, reforzando así las dinámicas de exclusión social relacionadas con discursos de género y la construcción de masculinidades. Lina Meruane, en su lírica contribución final, resume el espíritu del libro con precisión: “Lo que sobrevino fue el inesperado asomo de la muerte como destino […] sobre los mapas de un puñado de naciones latinoamericanas que constituían […] ese mundo interconectado del capitalismo tardío que posibilitó la propagación de la epidemia. Y lo que encontré en tantos textos fue que hacían del sida su herramienta crítica. Para impugnar o revertir […] nociones de barbarie y enfermedad y […] distinciones coloniales. O para repensar […] la repartición de los derechos ciudadanos en vez de aceptar la retórica victimizada de los enfermos o la retórica normativa, racializada, clasista, excluyente, donde los modelos de masculinidad se asimilan a la salud” (p. 297).
Y sin embargo es aquí donde se puede hacer una primera objeción: si bien los distintos estudios se centran en el retrato de las experiencias de personas con sida4 a través de obras muy diversas y de su frecuentemente difícil encaje en estos contextos socio-político-culturales, inquieta, cuando menos, la conspicua limitación de los casos, por lógica debida al planteamiento del proyecto de investigación, casi exclusivamente al colectivo de hombres homosexuales. En este sentido, es difícil sustraerse a la sensación de que el libro termina por situarse, precisamente, en aquella perversa definición inicial del sida como GRID (Gay Related Immune Deficiency) y que adecuadamente se critica en sus páginas. Rechazada también la exclusión asociada a aquellas cuatro haches iniciales (homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos) que tanto daño hicieron (y aún hacen, a pesar de todo), se echan de menos discursos de clase y raza inevitablemente asociados a los discursos de género, la presencia de voces de otros colectivos e identidades (resultan particularmente refrescantes e ilustrativos los capítulos V y VI, dedicados a voces femeninas), y muy especialmente, en términos históricos, las experiencias del colectivo de consumidores de droga por vía intravenosa, más aún cuando también hoy en día el consumo de opioides está también volviendo a reflejarse en la esfera pública. Cabe preguntarse, claro está, si estos otros colectivos no tuvieron nunca la capacidad de producción y expresión que sí que se demuestra en el colectivo de hombres homosexuales y, por consiguiente, si es así, por qué, y cual es su impacto en esa denuncia de la que también se hacen eco diversos autores en el libro (particularmente en capítulos XI y XIII, que abordan o mencionan disidencias e invisibilizaciones –lo obsceno, fuera de escena, p. 209– que son perfectamente vigentes) en cuanto a la apropiación de los discursos excluyentes heteronormativos por parte de discursos no menos excluyentes, si bien en este caso homonormativos.
Más allá de este problema relacionado con los (des)equilibrios lógicos provocados por el uso del sida como estudio de caso y “herramienta crítica”, y de los discursos de género y de construcción de masculinidades como objetivo del proyecto, el libro deja clara la escasez de producción cultural con respecto a esta realidad en los contextos estudiados, sobre todo en comparación con el mundo anglosajón (los Estados Unidos en particular). Pero esta comparación, que se menciona repetidamente en los distintos estudios, no se hace explícita en ningún momento, y es en ese sentido en el que se puede hacer una segunda objeción: si bien el libro permite al lector descubrir e interesarse por obras de muy diversa índole, más aún cuando se contextualiza muy bien su producción y (en muchos casos, exigua) distribución, el establecimiento de los escenarios hispánicos como un caso particular se habría beneficiado de alguna aproximación comparativa, y no solo con ese contexto especular norteamericano que tanto se menciona, sino también con otros continentes que no son el europeo y el americano, asimismo muy complejos por lo que se refiere al sida, los discursos y exclusiones transversales de género (y de raza y de clase), y la construcción de masculinidades.
Una tercera y última objeción, quizás particularmente dramática en este caso, es la práctica ausencia de discursos médico-científicos. Resulta sorprendente, en tanto en cuanto se trata de una pandemia que no por invisibilizada debido a su cronicidad en el mundo con recursos deja de ser menos dramática y vigente, que los discursos de carácter médico y científico, tan relevantes desde el punto de vista biopolítico y muy en concreto en términos de género y de construcción, precisamente, de masculinidades, brillen por su ausencia. Queda claro que esta no es la norma en buena parte de las obras analizadas, con lo que resulta aún más conspicua su ausencia en el análisis. De hecho, el capítulo XIV, dedicado al discurso legal en México, resulta extraordinariamente ilustrativo porque permite contextualizar con mucha más precisión las dinámicas de producción, circulación y gestión de conocimiento en relación con la homosexualidad en el momento en el que el sida hizo su aparición. Del mismo modo, habría resultado mucho más esclarecedora la exploración de esos discursos médico-científicos, así como su abordaje en las obras estudiadas, no solo en relación con el sida, sino, como decíamos, en cuanto a su indudable peso histórico, antropológico y sociológico en los procesos heteronormativos de construcción de masculinidades y de los discursos de género asociados.
No obstante, y a pesar de estas tres objeciones, que espero que sirvan como inspiración para continuar y ampliar esta labor, quiero terminar subrayando la necesidad y oportunidad de este trabajo que sin duda contribuye a visibilizar dinámicas de exclusión que, lejos de circunscribirse exclusivamente al pasado, están desgraciadamente más que presentes en el mundo actual, en estos tiempos tan de covid-19 como de sida, y muy en concreto en los contextos estudiados en el libro.
Notas
1 A partir de Beatriz Preciado, Testo yonqui, Barcelona, Espasa, 2008, citado muy adecuadamente varias veces en el libro, si bien, por lo que aquí respecta, particularmente en la página 213.
2 A partir de Zygmunt Bauman, Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores, Barcelona, Paidós, 2007 [2006], también mencionado en el libro (p. 184).
3 Escribo el término “covid” sin mayúsculas, asentando su uso vernáculo alejado de siglas, como ha ocurrido con el término “sida”, y que como tal se utiliza en el libro. Por otra parte, para un primer acercamiento multidisciplinar, aunque con un marcado ánimo historiográfico, a la covid-19, véase, por ejemplo, Ricardo Campos, Enrique Perdiguero-Gil y Eduardo Bueno Vergara (eds.), Cuarenta historias para la una cuarentena. Reflexiones históricas sobre epidemias y salud global, Madrid: Sociedad Española de Historia de la Medicina, 2020.
4 Uso esta acepción considerando la observación que hace Antonio A. Caballero-Gálvez en la nota 2 del capítulo VIII (p. 151) y sus implicaciones en cuanto a la problematización de las categorías biopolíticas en el lenguaje que utilizamos.
Resenhista
Carlos Tabernero – Institut d’Història de la Ciencia / Universitat Autònoma de Barcelona. E-mail: Carlos.Tabernero@uab.cat
Referências desta Resenha
JIMÉNEZ, Rafael M. Mérida (Ed.). De vidas y virus. VIH/sida en las culturas hispánicas. Barcelona: Icaria, 2019. Resenha de: TABERNERO, Carlos. Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia. Madrid, v.73, n.2, 2021.
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