Constelaciones visuales: la mirada del viajero durante el siglo XIX en Colombia | Alejandro Garay Caleita
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El historiador, literato e historiador del arte colombiano Alejandro Garay Celeita publicó en diciembre de 2021 Constelaciones visuales: la mirada del viajero durante el siglo XIX en Colombia. Este libro es un producto resultado de la tesis que el autor defendió en 2019 para obtener el título de doctor en Historia del Arte por la Universidad Estatal de Campinas en Brasil. Constelaciones visuales consta de un total de 249 páginas, está escrito en español y fue resultado, primero, de un largo proceso de investigación académica y después de su adaptación a partir de la tesis original. A lo largo de su trayectoria, este autor ha investigado y escrito múltiples artículos sobre historia del arte, historia cultural y cultura visual, especialmente, sobre arte colombiano del siglo XIX y principios del siglo XX.
El libro de Garay Celeita es una aproximación inédita y novedosa sobre la producción visual de los viajeros extranjeros que visitaron el territorio de la Nueva Granada, posteriormente República de Colombia, en el periodo entre 1820 y 1890. Este es un estudio con un marco temporal y geográfico amplio, ya que no se enfoca en un solo viaje, episodio o nacionalidad viajera. De hecho, la forma como el autor aborda el tema principal del libro propone nuevas temporalidades y cruces entre personajes, lugares y momentos que confluyen en territorio colombiano. La exploración de la imagen del viajero y de su producción estética es muy comprensiva, ya que incluye miradas que se cruzan desde la estética, la filosofía, la geografía, la política y los estudios sociales. Por medio de herramientas disciplinares de la historia y de la historia del arte, la imagen es estudiada como objeto, como acto y como proceso. Esto le permite al lector entender la selección de obras que hace el autor, quien ofrece así una contribución original hacia algunas obras que han sido estudiadas anteriormente por otros autores (el caso de las acuarelas de Edward Walhouse Mark) y a la vez, saca a la luz imágenes poco mencionadas en monografías o textos canónicos (como es el álbum de fotografías de Othon de Bourgoing).
La investigación que recorre este libro busca, a través de métodos como el estudio de archivo y de un marco teórico enriquecido, entender la producción visual viajera por medio de categorías estéticas y de análisis históricos complejos, comprensivos y exhaustivos. Ejemplo de esto son la revisión historiográfica, la interpretación de las instituciones y el coleccionismo, los hitos fundacionales de la historia moderna del país y el rol que han jugado en la construcción de la imagen de la nación colombiana el imperialismo y el nacionalismo, conceptos en gran parte construidos a partir de la imaginería itinerante. Enfocando el estudio en viajeros de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España, Garay Celeita hace unas profundas revisiones teóricas y epistemológicas que enriquecen sustancialmente la producción bibliográfica escrita sobre viajeros dando al lector el contexto, pero proponiendo una definición de este que no parta de su lugar de origen. De hecho, no existe una publicación similar a esta, ya que el abordaje filosófico sobre el rol de viajero, su propio retrato y el del otro, el acto físico de atravesar el paisaje, los lugares a los que se viaja, la forma como se mira, las relaciones que construye el aventurero, entre otras, son muy vigentes a conversaciones actuales y tejen nuevas maneras de pensar desde una orilla diferente, necesaria, urgente y diversa.
Constelaciones visuales tiene una estructura de dos partes. La primera de ellas, titulada “Las políticas de la mirada en los retratos del viajero y del otro”, se concentra en la figura del viajero como sujeto por medio del retrato, incluyendo un acercamiento a la conexión entre el viajero consigo mismo y también con el otro. En las discusiones de los dos capítulos que comprenden la primera parte, Garay incluye propuestas éticas sobre la otredad y cómo las tipologías raciales o de género creadas por los viajeros foráneos participaron indudablemente de los problemas intrínsecos que implican la mirada del otro. La segunda parte del libro, “Concepciones del paisaje: memoria, territorio, montaje” ubica el estudio de la producción del viajero en relación al territorio, al mirar en detalle lo que esto significa para la construcción del paisaje. En algunos casos, Garay elige imágenes que son estudiadas en mayor profundidad que otras, y las aborda utilizando metodologías del análisis visual, de la iconografía y del documento textual, a la vez que aprovecha la comparación y el análisis epistemológico para leer la creación viajera, haciendo la salvedad de los contextos y de relaciones implícitas que existen detrás de estas imágenes, como es la complejidad de la relación arte-ciencia. A lo largo de las partes y de los capítulos, el autor aprovecha fuentes primarias esenciales, así como fuentes secundarias pertinentes y actualizadas para ser crítico con trabajos anteriores y proponer otras maneras de entender el subgénero artístico viajero y de conectar una gran variedad de relaciones e interpretaciones que produzcan un pensamiento nuevo sobre el tema que ya ha sido abordado en otro tipo de textos monográficos, biográficos, anecdóticos y demás.
Un aspecto enriquecedor del estudio que hace este autor es asumir al viaje y al viajero como categorías en sí mismas que a su vez están circunscritas en el siglo XIX, pero que al mismo tiempo le permiten analizar la imagen del pasado con la experiencia de ser un observador desde el presente para ampliar las posibilidades de ver la imagen en más de una dimensión espacial, temporal y conceptual. Para sumar a la propuesta, el libro trae a colación discusiones actuales como son la descolonización y la construcción racial, los estudios de género, así como miradas desde la materialidad y la cultura visual a partir de los mapas, el gabinete, las tarjetas de visita y los álbumes. En cada una de las imágenes del texto existe una mirada profunda al significado de las cosas, una exploración que va más allá de lo narrativo, ya que el autor expone que la producción de los viajeros extranjeros no se puede estudiar alejada del corpus material, de los objetos, de las cartas y de las libretas que acompañaron físicamente al viajero. Además de la profundidad, en el libro, las imágenes dialogan entre sí y se discuten, por ejemplo, problemas de identidad, etnicidad, territorio y nación que no solo producen una conversación interdisciplinar, sino también problematizan el rol de la imagen como arte y como documento. Ejemplo claro de esto es el análisis del Mapa de la República de la Nueva Granada de José María Samper (Parte II, Capítulo II, Sección 2) que Garay analiza como fuente histórica, pero a su vez como mapa e ícono, transgrediendo los límites de lo que podemos entender como el estudio de la imagen.
Continuamente el autor hace preguntas inquietantes y dinámicas para pensar en la representación; el historiador invita a revisar estas imágenes sin reducirlas a un contexto ilustrativo. Además de explorar el qué se representa y el quién representa durante el viaje del extranjero al territorio colombiano, la propuesta elige lugares esenciales del topos cultural de nuestra geografía. Estos son pensados desde la conexión, el posicionamiento, relacionamiento y la manera en que se construye la historia cultural y visual del siglo XIX. Al detenerse y entender lo que significa viajar a través de especificidades territoriales como son la cordillera de los Andes, las costas colombianas y el río Magdalena, Garay Celeita recoge los puntos clave que han tejido la historia moderna de la geografía de nuestro país, aun teniendo en cuenta que esta manera de abordar el territorio deja por fuera zonas geográficas que no fueron representadas de manera tan exhaustiva por los viajeros y por ende no permiten ser hiladas de forma tan nuclear en el texto.
El libro aquí reseñado tiene un gran valor para los estudiosos del siglo XIX en Colombia, puesto que realmente hace una propuesta inédita sobre un tema del cual se ha escrito mucho, pero no con este valor epistemológico y estético. Existen publicaciones a lo largo del siglo XX y más recientemente en el XXI, que hacen revisiones sobre episodios como el viaje de Humboldt a las Américas, la Comisión Corográfica, las acuarelas de Church o las Impresiones de José María Gutiérrez de Alba, pero no existía hasta ahora un libro que tomara el tema del viajero y lo mirara de forma filosófica como un género en sí mismo. Las fortalezas del texto son la selección de imágenes diversas de grabados, dibujos y fotografías de fuentes distintas como publicaciones, prensa, diarios y memorias, la confluencia de geografías, la revisión historiográfica, el marco teórico y la metodología juiciosa, precisa y clara que se arriesga a usar el autor.
Quedan aquí dos observaciones constructivas, una de ellas es la falta de traducción de las citas directas en idiomas como el inglés y el francés. Se entiende que estas fueron tomadas de fuentes primarias, pero un lector que no sea versado en la lectura de estas lenguas extranjeras pierde la posibilidad de comprender la minucia de ciertos textos. Unificar las citas utilizando traducciones propias y citando los originales al pie de página permitirían una lectura más fluida y sería un acto de deferencia con el lector que posiblemente solo lee en español. Sin embargo, esa es una observación muy menor que no atenta en ningún momento contra la calidad y el gran aporte que hace esta publicación a los estudios decimonónicos colombianos. Otra sugerencia para el autor sería la posibilidad de enriquecer la temporalidad del amplio siglo XIX que plantea desde el inicio, al mencionar a pie de página obras de artistas contemporáneos que han propuesto revisiones a partir de algunas de las imágenes del pasado incluidas en el libro. Por ejemplo, la de la artista Liliana Angulo con el Retrato de una negra de Henry Price, o el artista contemporáneo José Alejandro Restrepo con la Musa Paradisiaca de Charles Saffray. Estas menciones u otras podrían complementar una dimensión cronológica a las obras estudiadas en relación con las preguntas actuales que hace el arte actual sobre el pasado.
Para concluir, Constelaciones visuales: La mirada del viajero durante el siglo XIX en Colombia es una novedad editorial excelente e imprescindible en la lectura de todo aquel que se aproxime al estudio decimonónico del arte en Colombia, ya que adelanta una propuesta seria y concreta sobre el género del arte viajero que ha sido muy estudiado en su individualidad pero no en una apuesta unificada sobre los significados y los símbolos que yacen detrás de la producción de los extranjeros que se atrevieron a viajar por la compleja geografía colombiana en un siglo de construcción de discursos republicanos, nacionalistas y hegemónicos atravesados, inevitable e ineludiblemente por la heredada mirada imperial y colonizadora del pasado español. Garay Celeita se arriesga a hacer un estudio sobre el viajero como sujeto, como objeto, como creador y como constructor de la historia del arte y de la ciencia del territorio que hoy llamamos Colombia.
Resenhista
Verónica Uribe Hanabergh – Doctora en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). Profesora asociada de la Universidad de los Andes – Facultad de Artes y Humanidades – Departamento de Historia del arte (Bogotá, Colombia). Integrante del grupo de investigación “Intercambios y migraciones en el arte de América Latina y el Caribe” https://orcid.org/0000-0003-0370-775X E-mail: v.uribe20@uniandes.edu.co
Referências desta Resenha
CELEITA, Alejandro Garay. Constelaciones visuales: la mirada del viajero durante el siglo XIX en Colombia. Bogotá: Universidad del Rosario, 2021. Resenha de: HANABERGH, Verónica Uribe . Historia y sociedad, n. 43, p. 307-311, jul./dic. 2022. Acessar publicação original [DR]Historia y sociedad (HSr)