Con los vientos del Cordobazo: los trabajadores clasistas en tiempos de violencia y represión reconstruye la historia de los trabajadores clasistas de Córdoba entre 1969 y 1982. Esta periodización es en sí algo para destacar debido a que permite observar el surgimiento y auge del clasismo en continuidad con el impacto y la resistencia de este movimiento social al plan sistemático de terrorismo de estado. Con este libro María Laura Ortiz se propone demostrar que el clasismo se conformó a partir de una cultura política revolucionaria surgida con el Cordobazo. Según la autora, tras los cambios estructurales ocurridos en Córdoba en la década de 1950 y 1960, esta cultura surgió como “producto de la acumulación de tradiciones obreras cuyos valores, creencias e ideas se compatibilizaron con el discurso revolucionario de izquierda”, y “por una conjunción de políticas represivas empresarias que fueron percibidas por la masa obrera como injustas y frente a las cuales no hallaron una respuesta activa de parte de sus direcciones sindicales tradicionales” (pp. 32, 33).
El libro consta de dos partes. En la primera de ellas se destaca el capítulo III en donde podemos observar el marco teórico que guía la investigación, a partir de categorías surgidas de estudios culturales de la clase obrera de autores como Raymond Williams, Eric Hobsbawm, Richard Hoggart y James Petras. En la segunda parte, Ortiz presenta la dinámica de las agrupaciones clasistas en diferentes gremios y empresas entre el Cordobazo y la última dictadura militar a partir de estas premisas teóricas. Para ello se basa en un análisis de una gran cantidad de publicaciones sindicales, partidarias y la prensa comercial, sumado a testimonios orales y el escrutinio riguroso de documentos elaborados por la Policía Federal con sede en Córdoba.
El entrecruzamiento de fuentes junto al marco conceptual utilizado dota de originalidad al texto. Por un lado, porque permite a la autora revistar prácticas sindicales ya analizadas por la historiografía tradicional del período como SITRAC-SITRAM y el Movimiento de Recuperación Sindical en el SMATA. De esta manera, establece un dialogo crítico con autores como James Brennan, Mónica Gordillo y Daniel James al mostrar el clasismo como una expresión política y cultural de un conjunto de trabajadores y no como una identidad propia de dirigentes de algunos sindicatos y agrupaciones que guiaban a una base ontológicamente peronista (p. 174). Por otro lado, estas nociones teóricas le permiten caracterizar como clasistas a experiencias en gremios y establecimientos que no habían sido analizadas previamente por otros autores (metalúrgicos, sanidad, fábricas del calzado y del vidrio, entre otros). Sin embargo, la heterogeneidad que cobra la identidad clasista a partir de este enfoque culturalista abre el interrogante sobre cómo distinguir este fenómeno de otras experiencias antiburocráticas y antipatronales de otros períodos. En una clave similar, al relacionar la emergencia del clasismo con componentes de la cultura obrera de Córdoba (p. 32), el texto no indaga acerca de las causas del florecimiento de agrupaciones clasistas en otras regiones.
Otra arista de la obra relacionada con su marco teórico que invita al debate radica en la vinculación entre cultura obrera y cultura política. Sobre esta última, los sujetos sociales cobran un rol activo: por un lado, las agrupaciones de izquierda son definidas por la autora como gravitantes para transformar una cultura política de resistencia en una revolucionaria a partir de 1969 (p. 102). Por otro, el Estado, la clase dominante y la dirigencia sindical “tradicional” adquieren un protagonismo central a partir del golpe policial de 1974 para realizar un pasaje en la cultura reaccionaria de residual a dominante (p. 131). Pero no ocurre lo mismo con respecto a la dinámica de la cultura obrera local. Estos sujetos políticos no parecen tener vinculación con su conformación y cambios. Con respecto a las izquierdas, Ortiz establece que fueron una condición necesaria pero no suficiente para explicar el surgimiento del clasismo (p. 269). Postula que en casos como SITRAC-SITRAM “el clasismo surgió con una serie de acciones espontáneas de las bases obreras, que con el transcurrir de las semanas y los meses comenzaron un proceso de formación que en algunos casos derivó en la incorporación de obreros a las filas de la militancia orgánica” (ídem). Desde esta mirada puede entenderse que en algunos casos la cultura obrera habría generado espontáneamente el surgimiento del clasismo, fenómeno que, luego, sería apropiado y reinterpretado por las agrupaciones de izquierda. Es en este sentido que la autora realiza una vinculación del clasismo con el concepto de estrategia (alternativa) de la clase obrera, formulado por Nicolás Iñigo Carrera (p. 31). Esta concepción resulta riesgosa en cuanto a que las tradiciones e identidades de la clase obrera no parecen tener relación con sus prácticas políticas ni con los sujetos que interactúan con ella en los ámbitos de producción y reproducción social.
En este sentido, las entrevistas a antiguos activistas citadas en el libro pueden demostrar la importancia de los sujetos políticos en la conformación del “sentido común” de la clase trabajadora. La autora señala que muchos entrevistados al rememorar la década del 70 diluían el contenido revolucionario de las prácticas clasistas, dándoles un sentido de resistencia (p. 196). No parece tener en cuenta la gravitación de políticas estatales en las memorias sociales sobre los 70 tales como los efectos del genocidio en los sobrevivientes, la teoría de los demonios consolidada por el alfonsinismo y el discurso y prácticas del kirchnerismo tendientes a idealizar la conflictividad de aquella época. Todas estas políticas de la memoria pudieron haber incidido en dicha dilución del sentido revolucionario del clasismo, lo cual podría servir de ejemplo sobre el impacto de las acciones del Estado y la clase dominante en la subjetividad de los sectores subalternos.
Por último, cabe mencionar el análisis que Ortiz realiza sobre las características de la represión estatal sobre el movimiento obrero en Córdoba. En primer lugar, resulta interesante que feche el inicio del plan sistemático de terrorismo de Estado con el golpe policial de 1974, rompiendo con la canónica periodización institucionalista que marca su comienzo con la última dictadura cívico-militar. En segundo término, su rigoroso estudio de los “archivos de la represión” le permiten observar características de la resistencia de los clasistas en esos años. Sobre esto último, establece una diferenciación con Oposición obrera a la dictadura (1976-1982), investigación señera de Pablo Pozzi. La historiadora afirma que para el caso cordobés no se produjo un pasaje de una resistencia fragmentaria a una de mayor organización sindical en 1979 como establece Pozzi basándose principalmente en el análisis de casos de Capital Federal y Gran Buenos Aires. Por el contrario, a partir de la revisión de documentos policiales, Ortiz demuestra que las acciones proletarias en Córdoba fueron disminuyendo para este período debido al éxito de la represión estatal (pp. 400, 406). Es decir, lo ocurrido en la provincia mediterránea nos lleva a revisar las características de la represión y la capacidad del movimiento obrero de obstruir los objetivos centrales de la dictadura teniendo en cuenta las diferentes regiones del país.
Haciendo honor a su nombre, Con los vientos del Codobazo… insufla aire fresco a un tema del que se han escrito numerosos textos académicos, militantes y periodísticos. En un momento donde estas experiencias aparecen sepultadas en un pasado, tan demonizado como idealizado, este libro las recobra críticamente, cuestión necesaria para las luchas del presente.
Resenhista
Leandro Molinaro – Universidad de Buenos Aires. Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas (Buenos Aires, Argentina). E-mail: leandromolinaro@gmail.com
Referências desta Resenha
ORTIZ, María Laura. Con los vientos del Cordobazo: los trabajadores clasistas en tiempos de violencia y represión. Córdoba: Editorial de la UNC, 2019. Resenha de: MOLINARO, Leandro. Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, n. 16, p. 182-185, mar./ago. 2020. Acessar publicação original [DR]
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