La investigación de Gorka Villar nos presenta un aporte al conocimiento histórico de la corriente historiográfica denominada marxista “clásica”, representada en la producción historiográfica del historiador comunista Hernán Ramírez Necochea y del historiador socialista Julio César Jobet, y el vínculo de esta producción con el ámbito de la militancia política, entre 1930 –la década en que ambos ingresaron a estudiar al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile– y 1973, fecha del golpe de Estado en Chile. Este libro debería generar interés tanto en miembros, simpatizantes o investigadores de la historia del Partido Comunista (PCCh) y del Partido Socialista (PS) chilenos, como en los interesados en las narrativas de construcción de la identidad política de ambos partidos. Pero, sobre todo, consideramos que la investigación es de profundo interés para quienes se interesan por el conocimiento de la historiografía y su producción durante el siglo XX chileno, en tanto la corriente marxista “clásica” se desarrolló –tal como nos muestra el autor– en un ambiente intelectual e institucional particular, entre las luchas por la hegemonía política, cultural y de resignificación de la historia de Chile.
Teórica y metodológicamente, Gorka Villar inscribe su estudio en la historia intelectual y la nueva historia política. Sobre esta última plantea que esta “recoge elementos vinculados a las representaciones, ponderando de la mejor manera posible las identidades partidarias y la producción simbólica de los partidos políticos”1. Los objetivos de la investigación de Villar son: “[…] analizar los antecedentes historiográficos que prepararon la irrupción de la historiografía marxista “clásica” y definir sus principales características […] identificar a los representantes de la generación “marxista” clásica y definir sus principales características […] caracterizar la construcción biográfico intelectual (política y académica) […] analizar las simetrías y asimetrías de los planteamientos históricos y políticos…”2; con todo, pensamos que estos se cumplen a cabalidad.
Respecto al uso de fuentes, y en concordancia con la historia intelectual, Gorka Villar utilizó principalmente la producción historiográfica de los autores, es decir, sus obras puestas en contexto en el campo de producción de cada historiador, poniendo énfasis en su “concepción histórica, como espacio geográfico, tiempo histórico e ideología a la que adscribieron […]”3. También podemos mencionar el uso de fuentes primarias inéditas, por ejemplo, el Archivo personal de Hernán Ramírez Necochea, resguardado en el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile. El libro, además, cuenta con un apéndice en donde se desarrolla un análisis comparativo entre el borrador y el libro publicado de Ramírez Necochea, Origen y formación del Partido Comunista en Chile.
El texto se divide en cinco capítulos. En el primero, denominado “Una aproximación la historiografía en Chile desde 1900 a 1950”, se desarrolla una síntesis de la historia de la historiografía con énfasis en los historia de los sectores populares, las influencias en la historiografía marxista, los estilos historiográficos desde la corriente positivista descriptiva liberal de fines del siglo XIX, pasando por la interpretativa “protonacionalista y autoritaria”4 hasta la historiografía sintética, desarrollada por los historiadores marxistas clásicos. Aquí, el autor establece la importancia de la historiografía marxista en el concierto general de la producción historiográfica en el período en estudio; Villar señala que “[…] la historiografía marxista cambió profundamente la práctica del conocimiento de la historia de Chile, introduciendo nuevas problemáticas y temas de estudio […]”5, haciendo énfasis en la respuesta que desarrolló esta corriente, tanto al conservadurismo nacionalista e hispanista como a los representantes de la historiografía liberal, que primaban hasta el momento de su aparición en la escena académica.
Villar da a entender en este primer capítulo la posible influencia de Jobet en Jorge Ahumada y Aníbal Pinto, señalando que: “En su Ensayo Crítico Jobet problematizó el concepto de ‘desarrollo’ en Chile, que sería aplicado críticamente, en particular en las obras de Jorge Ahumada y Aníbal Pinto, cercanos a la CEPAL”6; esta relación podría inducir al novel lector a considerar una potencial influencia del marxismo clásico en el marxismo “cepaliano”, lo que si bien no es descartable, no presenta evidencias de aquello, más allá de la coincidencia en los temas y en ciertas hipótesis de los autores. La historiografía especializada en el tema plantea, incluso, que habría sido la ciencia social marxista, la Sociología del desarrollo y la teoría de la dependencia, la que habría terminado por superar al marxismo clásico, en tanto dicha variable era más aceptada en los círculos académicos7.
El segundo capítulo, “Los historiadores marxistas “clásicos” chilenos (1950-1973)”, comienza con una referencia a la definición de “marxistas clásicos”, asignación que habría hecho Gabriel Salazar en el encuentro de historiadores que él mismo organizó en 1985, al alero de la ONG Sur. La caracterización de la corriente marxista clásica por parte de Villar se centra en aspectos formales del discurso del marxismo y el leninismo, y el uso de sus principales herramientas de análisis. Señala, además, que para Jobet y Ramírez, el conocimiento histórico cobraba sentido solo si incidía en el presente. Luego, con Bernardo Subercaseaux, Villar plantea que en esta corriente “la historia se focalizaba por lo tanto en un sujeto social que siempre va de menos a más, como parte de una historia teóricamente preestablecida […]”8. Considerando la noción de “producción historiográfica” anunciada en el título del libro en análisis, pensamos que este punto es nodal en la crítica a la historiografía marxista, en tanto la presencia de esquemas teóricos y temporales preestablecidos son los que habrían limitado sus interpretaciones históricas, tema que consideramos se encuentra insuficientemente trabajado. Casi al final del capítulo, y citando a Miguel Fuentes9, Villar va a plantear que el descrédito de la corriente marxista clásica radicó en la aplicación de enfoques economicistas de manera mecánica y en un materialismo vulgar. Pensamos que un análisis del tipo de estructuralismo presente en la corriente marxista clásica habría permitido deslindar los aspectos narrativos y de figuración del tiempo histórico10, más allá de la atención a las nociones marxistas y leninistas, adoptadas por Ramírez y Jobet, en la representación del devenir histórico.
El tercer capítulo, denominado “Biografías académicas y militantes: Hernán Ramírez Necochea y Julio César Jobet”, se centra en los aspectos prosopográficos y de posibles influencias en la figuración de la historia de ambos historiadores, así como en el rol pedagógico jugado por Hernán Ramírez y Julio César Jobet en la escritura de las historias oficiales de sus respectivos partidos. En atención a las influencias, Ramírez la habría recibido de su formación como militante del PCCh, lo que habría quedado de manifiesto en las definiciones de su visión histórica de la guerra civil de 1891 y la figura de Balmaceda. También se incluyen otras posibles influencias del historiador comunista, recibidas en su formación en el Liceo de Aplicación en Santiago. Respecto al modelo de investigación que promovía Ramírez en sus clases en la Universidad de Chile, Villar señala que era de corte empirista, modelo que estaría “alejado de la teoría”11. Luego, haciendo énfasis en los aspectos político-institucionales, plantea que la década de 1960 en la Universidad de Chile fue considerada por Ramírez “como un espacio de disputa ideológica contra el imperialismo cultural”12, esto lo habría llevado a enfrentarse a sus colegas del Instituto Pedagógico que desarrollaban iniciativas científicas y de formación financiadas por la Fundación Rockefeller. Por su parte, en 1938 Jobet comenzó a leer la revista Occidente, donde habría conocido las ideas de “su principal promotor, el ilustre pensador José Ortega y Gasset”13 y, desde donde, de acuerdo con Villar, también habría recibido influencias de Huizinga, Bergson, Unamuno y Huxley. La obra de Jobet habría estado dirigida a reforzar la identidad partidista del PS, mediante argumentos históricos, en el contexto de la lucha por la hegemonía en las fuerzas de la izquierda chilena. Ejemplo de esto es la redacción de su ensayo El socialismo en Chile, ponencia presentada en el Congreso por la Libertad y la Cultura, financiado por Estados Unidos14, donde critica abiertamente la línea política del PCCh.
En el capítulo cuarto, nombrado “Disputas por la historia de la izquierda chilena: Santiago Arcos y Luis Emilio Recabarren en la producción historiográfica de Hernán Ramírez Necochea y Julio César Jobet”, Villar profundiza en el análisis de las disputas y coincidencias en la producción historiográfica de ambos historiadores. Jobet figuró un vínculo entre el surgimiento de ciertas ideas progresistas en el siglo XIX con la creación del Partido Socialista, especialmente con Santiago Arcos y La Sociedad de la Igualdad; esto sería para Villar, citando a Hobsbawm, parte de una “tradición inventada”15 que tendría por objetivo la cohesión de la cultura militante y competirle al PCCh integrantes y electores, así como mostrarse como el verdadero camino al socialismo. Esta disputa se dio primero con la figura de Santiago Arcos, quien Jobet estimaba como un socialista utópico y lo consideraba el personaje que encarnaba los ideales socialistas, mientras que Ramírez lo habría considerado un liberal, deslegitimando las ideas de Jobet, y, de paso, instaurando la hegemonía comunista en la encarnación de los valores y aspiraciones de la clase trabajadora y los ideales socialistas. La disputa de figuras que encarnaban el ideal socialista y la construcción de las tradiciones y herencias en los partidos socialista y comunista llevó a Jobet y Ramírez a enfrentarse por la figura del líder sindical Luis Emilio Recabarren. Por otra parte, Jobet cuestionó la capacidad científica de la historiografía comunista, a partir de una crítica a los historiadores soviéticos, quienes tendían a manipular la verdad histórica.
En el capítulo V, “Contra la reacción”: vínculos historiográficos entre Hernán Ramírez Necochea y Julio César Jobet en la interpretación de la Independencia nacional, la Guerra Civil de 1981 y la figura de Balmaceda (1950-1973)”, Gorka Villar considera los elementos comunes a las producciones historiográficas de ambos autores, especialmente en lo relativo a la Independencia, la guerra civil de 1891 y el rol de José Manuel Balmaceda en el desarrollo de Chile republicano, demostrando que entre los historiadores no todo habría sido enfrentamientos políticos y divergencias interpretativas. En relación con el proceso de Independencia de Chile, ambos habrían relevado el elemento económico por sobre el ideológico y político que predominaba en la interpretación de la historiografía hispanista conservadora, que daba preponderancia al papel desempeñado por parte de los intelectuales y sectores dirigentes. Para Gorka Villar, ambos historiadores marxistas consideraron la producción conservadora de Eyzaguirre, Encina y Edwards como reaccionaria y lesiva de los valores democráticos, cultoras de un discurso histórico apologético de los valores hispanistas, exaltados por el franquismo español. Las discrepancias historiográficas y las críticas cruzadas entre los historiadores de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica manifestaron “la áspera disputa ideológica que enfrentaba a algunos grupos académicos […] en torno a la dualidad hispanismo/antihispanismo, laicismo/catolicismo y marxismo/antimarxismo”16.
Para Villar, la interpretación de los historiadores marxistas sobre los eventos de 1891 estuvo influenciada por su militancia y por los discursos y nociones que poblaban los programas políticos del PS y PCCh aglutinados en el Frente de Acción Popular hacia 1956. En ese contexto, ambos historiadores habrían desarrollado una visión apologética de Balmaceda a quien definieron como antioligárquico, antiimperialista, nacionalista y antimonopolista. Finalmente, estas ideas habrían sido recibidas incluso por el presidente Salvador Allende17 que, como un acto mimético, se habría suicidado al igual que José Manuel Balmaceda.
En conclusión, podemos decir que la investigación monográfica de Gorka Villar ayuda a esclarecer una parte importante del desarrollo histórico de la historiografía chilena y sus vínculos políticos, en un período central en la formación del campo de los estudios históricos a nivel nacional, por lo que su lectura, más allá de los comentarios críticos complementarios, es insoslayable para comprender el desarrollo de las corrientes historiográficas desarrollada en el siglo XX.
Notas
1 Gorka Villar Vásquez, Compromiso militante y producción historiográfica Hernán Ramírez Necochea y Julio César Jobet (1930-1973), Santiago, Editorial Universitaria, 2020, p. 19.
2 Ibid., p. 21.
3 Ibid.
4 Ibid., p. 44.
5 Ibid., p. 41.
6 Ibid., p. 57.
7 Gabriel Salazar, La historia desde abajo y desde dentro, Santiago, Departamento de Teoría de las Artes, Universidad de Chile, Lom Ediciones, 2003, p. 51, passim.
8 Villar, 2020, op. cit., p. 67.
9 Ibid., p. 72.
10 Probablemente, por basarse en su Tesis de Maestría en Historia, tal como lo señala el autor, este decidió enfocarse en los aspectos temáticos y epistemológicos de la representación de la historia en la producción historiográfica marxista clásica, dejando de lado, por cuestiones de extensión, los aspectos tropológicos y hermenéuticos del discurso histórico y su figuración temporal.
11 Villar, 2020, op. cit., p. 89. 1
2 Ibid., p. 92.
13 Ibid., p. 113.
14 Ibid., p. 117.
15 Ibid., p. 125.
16 Ibid., p. 156.
17 Ibid., p. 199.
Resenhista
Miguel Ángel Trina – Programa de Doctorado en Historia, Universidad de Chile. Doctorando en Historia, Universidad de Chile. Santiago, Chile. ORCID ID: 0000-0002-7879-8425. Correo electrónico: mtrina@ug.uchile.cl
Referências desta Resenha
VÁSQUEZ, Gorka Villar. Compromiso militante y producción historiográfica Hernán Ramírez Necochea y Julio César Jobet (1930-1973). Santiago: Editorial Universitaria, 2020. Resenha de: TRINA, Miguel Ángel. Cuadernos de Historia. Santiago, n.55, p. 387- 391, diciembre, 2021. Acessar publicação original [DR]
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