Candidata a la corona. La infanta Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones hispano-americanas | Marcela Ternavasio

En el centro Carlota Joaquina. Dos nombres, una mujer. Una mujer entre dos casas reales, Borbón y Braganza, entre dos proyectos imperiales, el portugués y el español, entre dos siglos, el XVIII y el XIX, entre dos continentes, América y Europa. Una mujer central para entender los procesos políticos que tuvieron lugar en Hispanoamérica durante las cuatro primeras décadas del siglo XIX. Esa centralidad es el punto de partida que la historiadora argentina Marcela Ternavasio utiliza para tirar de varios hilos que permiten un extraordinario acercamiento a una figura que, como la autora reconoce, resulta hasta la fecha sumamente polémica.

Ternavasio aborda al personaje pero no con pretensiones biográficas, sino con intención de mostrar los innumerables proyectos políticos en los que Carlota Joaquina se vio involucrada y el rol que ocuparon sus emisarios, mensajeros, defensores y detractores. La autora discute con las interpretaciones que consideraron a los planes carlotistas como proyectos extravagantes y con poca incidencia dentro de las alternativas abiertas por la crisis monárquica. Por el contrario, insiste en que pese a que las estrategias desarrolladas por Carlota Joaquina y por su círculo cercano, no gozaron de apoyos para imponerse en toda su dimensión su despliegue impactó en las disputas del período y repercutió en los posicionamientos que adoptaron distintos actores.

El libro comienza con una extensa introducción en la que se plantean los objetivos de investigación e inserta el texto en las principales discusiones historiográficas, donde se da cuenta de un extenso estado de la cuestión que abarca trabajos renovadores y recientes, pero también enfoques propios de interpretaciones nacionalistas y tradicionales. Luego siguen seis capítulos. En el primero de ellos se presenta un escenario “extraordinario” de ausencia real y convulsión política generada por las abdicaciones de los reyes españoles en Bayona en mayo de 1808 y el traslado de la familia real portuguesa a Rio de Janeiro. A partir de estos dos episodios la autora analiza la alternativa de establecer una regencia de la princesa, para lo cual estudia los debates políticos y jurídicos sobre las distintas posibilidades para sustituir a Fernando VII en la corona española y el conflicto suscitado entre el movimiento juntista y los proyectos de regencia.

En el segundo capítulo se estudian las disputas en torno al depósito de la soberanía y la posición bragantina en relación a las colonias americanas que habían perdido a su monarca, los proyectos carlotinos para sustituir a la autoridad real y la red de agentes en varios puntos atlánticos que operaron políticamente y como publicistas a favor del posicionamiento de Carlota Joaquina. Tales proyectos despertaron apoyos y resistencias en la península ibérica. Los temores que generó el carlotismo entre las autoridades metropolitanas es analizado en el tercer capítulo, a partir del estudio de las conflictivas relaciones que mantuvo la infanta con la Junta Suprema Central (1808-1810) y el Consejo de Regencia (a partir de 1810), así como los planes que urdió para pasar del reclamo de la regencia a el reconocimiento de sus derechos a la sucesión del trono de España (que implicaba abolir la Ley Sálica que impedía reinar a las mujeres). Este capítulo, a tono con los abordajes historiográficos desde lo conceptual, ahonda en los diferentes sentidos políticos que adoptaron distintas palabras como “independencia” o “soberanía”.

En el cuarto capítulo se analiza de qué forma las propuestas de regencia y sucesión encontraron acogida y resistencias en la zona rioplatense, en especial entre un grupo de seguidores portugueses y criollos afincados en Buenos Aires. En esta parte del libro, las redes carlotistas entran de lleno al espacio rioplatense y Ternavasio intenta trazar un mapa de los alineamientos de fuerzas tras los proyectos de la princesa, pero que también involucraban una particular lectura sobre el proceso que vivían los territorios americanos y alternativas que iban más allá de las dinastías Borbón o Braganza (o ambas representadas en la infanta), como las iniciativas tendientes a alcanzar un régimen de protectorado bajo el auspicio británico. En ese trabajo dialoga con visiones tradicionales de la historiografía argentina e intenta ver cómo los apoyos que encontró Carlota Joaquina en la capital virreinal sirvieron como espacio de acumulación de experiencia para algunos hombres que a partir de 1810 se convirtieron en importantes líderes revolucionarios.

En el quinto capítulo se analizan las consecuencias de la revolución iniciada en Buenos Aires (continuada en la Banda Oriental) y cómo se incorporó el frente carlotista en el nuevo escenario. El inicio de la Revolución de Mayo abrió un doble frente para las ambiciones de la princesa: el enfrentamiento con la Junta en España, pero también los desencuentros con los movimientos americanos. A eso se agrega la siempre férrea vigilia británica que intentó frenar la expansión portuguesa en territorios hispánicos, impedir la unión de las casas Borbón y Braganza y continuar con la promoción de sus intereses económicos a través del libre comercio.

En el sexto capítulo los proyectos carlotistas regresan a la península para analizar su incidencia entre los bandos presentes en las Cortes de Cádiz. Como señala Ternavasio, la figura de la infanta generó realineamientos en las disputas que enfrentaron a liberales con moderados y absolutistas, ya que los dos últimos grupos se valieron del linaje de Carlota Joaquina para frenar las propuestas radicales promovidas por los primeros. A su vez, la infanta jugó su propia partida al intentar en primer lugar alcanzar un reconocimiento constitucional y en segundo lugar la regencia de toda la monarquía. Los operadores carlotinos negociaron una u otra alternativa en función de la coyuntura y sus posibilidades.

El regreso de Fernando VII al trono español, tratado en el epílogo, puso fin al accionar desplegado por los seguidores de la princesa, quien sin embargo perseveró ante su hermano restituido en el trono para explicar y fomentar los planes que había llevado adelante en su ausencia, pero también para casar a sus hijas con sus tíos, de esta forma prolongar la alianza Borbón-Braganza y probablemente su (ya menguante) influencia.

Ternavasio insiste en varios pasajes que no se trata de una biografía de Carlota Joaquina, sino una posibilidad de observación para entender varias de las disputas presentes en el período. Pero al tomar como centro a la infanta, la autora construye un extraordinario mirador que le permite evidenciar los entresijos del convulsionado espacio hispanoamericano y confiere relevancia a alternativas políticas que en la consideración historiográfica posterior quedaron opacadas por las propuestas triunfantes presentadas en ocasiones como la única salida. La abigarrada trama de relaciones, redes, luchas facciosas e imperiales por el poder permiten pensar en la forma en que repercutieron proyectos que no recibieron consideración historiográfica pero analizados desde ópticas renovadas permiten dotar de mayor inteligibilidad a los que resultaron vencedores en la disputa política. El análisis de Ternavasio demuestra la relevancia e incidencia del carlotismo en el convulsionado escenario político que tuvo lugar en el espacio atlántico a comienzos del siglo XIX, lo incorpora como un elemento más a considerar y da cuenta de las distintas alternativas que hicieron de Carlota Joaquina una incansable “candidata a la corona”.


Resenhista

Nicolás Duffau – Universidad de la República, Uruguay.


Referências desta Resenha

TERNAVASIO, Marcela. Candidata a la corona. La infanta Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones hispano-americanas. Buenos Aires: Siglo XXI, 2015. Resenha de: DUFFAU, Nicolás. Claves. Revista de Historia. Montevideo, v.3, n.4, p. 269-272, ene./jun. 2017. Acessar publicação original [DR]

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