Blumenberg en perspectiva histórica/Historia y Grafía/2018
El expediente de este número está dedicado a la obra del gran filósofo de Lübeck, Hans Blumenberg. Obra vasta que alcanza reconocimiento no sólo por parte de los especialistas, de los interesados por vocación o formación, sino también de una parte del público no especializado. Más allá de Alemania y de los círculos cercanos –y no tan cercanos– que lo acompañaron en vida, vivimos un momento donde el interés se alimenta del tiempo y la distancia histórica. Situación que a todas luces expresa una acrecentada importancia de sus escritos en grupos cada vez más amplios de investigadores, no ceñidos a los cánones más habituales del campo de la filosofía y sus modos de trabajo. Por supuesto, nuestro medio parece ser antes que otra cosa una excepción que una confirmación a lo antes dicho. Sin embargo, y bajo esta apariencia no por fuerza desmentida, se han ido abriendo espacios significativos para una recepción plural, seria y productiva de aquella obra.
Los trabajos que conforman este expediente buscan ser una muestra de esta tendencia, además de tratar de exhibir cómo y a partir de qué pautas las recepciones desarrolladas no se pueden quedar en ejercicios ceñidos a una sola disciplina ni a un único canon interpretativo. Así y todo, las temáticas abordadas se articulan a partir de un criterio central pero que tiene un efecto disgregador. Se trata del necesario diálogo entre filosofía e historiografía, más allá de las pautas convencionales y ensayadas desde el siglo XIX, es decir, más allá de los límites de la filosofía de la historia. La obra de Blumenberg alienta esta perspectiva y da bases necesarias para explorar su pertinencia y su potencial reflexivo. Si los autores de las diferentes contribuciones son tanto filósofos como historiadores, esto no significa que el diálogo posible a partir de la mediación blumenberguiana deje intactos los tradicionales límites que ordenan ambos campos.
Ciertamente, lo que está en la base de ese interés compartido puede ser formulado bajo el precepto de la historicidad y sus efectos más visibles, que terminan por afectar a la reflexión filosófica y, por supuesto, a la propia historiografía. Una idea que se relaciona con esta problemática compartida fue expresada por Odo Marquard en un pequeño texto dedicado a la memoria de Hans Blumenberg. En él enfatiza la condición historicista del filósofo de Lübeck, no como signo de la desconfianza con la que habría que tratar su obra, sino antes que nada como su valor más alto. Preguntándose por una suerte de “idea fundamental” en Blumenberg, llegó a la convicción de que no podía ser otra que la denominada “descarga del absoluto”.1 Si bien con esto se permitiría entender una postura antropológica en su obra, en el sentido del distanciamiento que los seres humanos deben lograr para asegurar su sobrevivencia, por ejemplo, del absolutismo de la realidad, me parece que algo más crucial está aquí implicado.
El último punto tratado por Marquard respecto a Blumenberg se refiere a la cuestión de la finitud. Desde su óptica, la finitud como reconocimiento del tiempo de vida, de la muerte propia como acto consecuente frente a la grandiosidad del tiempo del mundo y del cosmos indiferente, está implícita en la descarga del absoluto; la finitud es su corolario. Finitud significa aceptación no sólo tácita de imposibilidad de absoluto; es al mismo tiempo señal inequívoca de una condición y de un límite. Como hace ver el propio Blumenberg en su rememoración de Ernest Cassirer, se trata de no capitular frente a la “contingencia espacio-temporal” y frente a un olvido interesado.2 Pero ese no capitular no puede ser interpretado como vuelta al absoluto, por más que en ello haya jugado algo más que consuelo existencial, mientras que el recuerdo no puede ser simple revivificación.
Frente a ello, frente al “antihistocismo” como aquel intento por dejar de lado dicha condición y límite, se perfila una ponderación reflexiva respecto a nuestra condición contingente y, por tanto, sometida a un estar en el tiempo de efectos irrecusables. Vivir en el escándalo del tiempo o de la contingencia espacio-temporal, como señaló Blumenberg, debe significar no dar prioridad ni al presente ni al futuro como proyección de una historia frente a la diversidad de la historia.3 Se dibuja entonces un problema –el de la historicidad misma como marco para toda producción cognitiva, cultural o social–, donde dicho espacio de contingencia radical no exime de tratar de volver inteligible su proyección como pluralidad de posibilidades. He ahí la problematicidad que surge cuando se trata de pensar en serio y con todas sus consecuencias la falta de certezas últimas y el desconsuelo que conlleva la conciencia de la finitud como mortalidad. Tratar a los productos humanos como formas tentativas o como construcciones provisionales no rebaja su cualificación a lo puramente arbitrario de una decisión.
Lo que se puede identificar en el nivel de los problemas que cada disciplina aquí involucrada atiende, por ejemplo la historicidad como contingencia radical, no cesa de ser reencontrado en las condiciones que permiten sus propias producciones. Justo los trabajos aquí presentados están todos ellos atravesados por el reconocimiento explícito de la contingencia, donde la provisionalidad constructiva se abre a la diversidad de lo posible y de las experiencias que renuncian a todo estado final, ya sea en la filosofía como en la historiografía. Así, en el trabajo “El joven Blumenberg: diálogos filosóficos y otras contribuciones a la radio, 1949-1955”, de Alberto Fragio, y a partir de una profunda y sistemática investigación en fuentes de primera mano, se articula una visión del joven Blumenberg y de su trabajo académico desarrollado en la radio entre los años 1949-1955. Periodo previo a las grandes aportaciones filosóficas y poco considerado por los especialistas de su obra, revela cuestiones importantes en cuanto a la situación de producción y transformación reflexiva. En un aporte muy cercano a una cierta historia intelectual, Fragio muestra el complejo proceso de sociogénesis que de manera necesaria interrelaciona un complejo contexto con el despliegue de una forma de pensamiento. El trabajo muestra los desfases, pero también la evolución del itinerario intelectual, siendo éste una gran aportación para entender la transformación del pensamiento filosófico del temprano Blumenberg.
El artículo de Luis Arturo Torres Rojo, “Hans Blumenberg y la historiografía. La gran restauración de Francis Bacon como crítica a la modernidad en sus orígenes”, desarrolla una perspectiva historiográfica respecto a un juego de nociones caras a Blumenberg –autoafirmación, interiorización y mundanización– con relación a la legitimación de lo moderno. Revisando estas nociones y su importancia para el despliegue moderno de la curiosidad teórica, estudia el proceso de tecnologización y su sistematización en la obra de Francis Bacon, La gran restauración. En la base de esta obra típicamente moderna, hace aparecer en escena uno de los rasgos de base de aquella triada conceptual, esto es, el ejercicio de una crítica que no se puede agotar ni siquiera en términos de autoaplicación.
Por su parte, Pedro García-Durán, en su trabajo titulado “Memorias de un cautivo. Salidas de caverna como teoría de los tránsitos”, busca establecer una interpretación novedosa de la última gran obra de Blumenberg. Ésta puede ser vista como cristalización de las aportaciones metodológicas y de sus preocupaciones filosóficas más caras. Pero el centro de dicha interpretación hace del tránsito la modalidad que permite dicha cristalización. La caverna como símil permite realizar una suerte de balance de cuestiones que habían gravitado desde hace mucho tiempo en su interés intelectual, donde destacan la teoría de la inconceptualidad y el problema de los tránsitos. Todo esto busca acreditar un entendimiento del cambio histórico bajo el presupuesto de que el mito artístico, el símil de la caverna, opera como núcleo semántico de dicho proceso. Es el mito el que permite aprehender la lógica de la mutabilidad y el orden de lo contingente de la existencia humana. Es el marco donde se despliegan los cambios epocales y donde se establecen las posibilidades de enfrentar los retos que hace aparecer.
Por último, en mi artículo, “Metaforología, metafórica e inconceptualidad: una perspectiva epistemológica”, se despliega un ejercicio de lectura de una parte crucial de la obra blumenberguiana, misma que puede ser entendida a partir de las cuestiones cognitivas movilizadas en ella. Busca, por tanto, aislar temáticas epistemológicas de gran amplitud que pueden ser motivo de reformulación a partir de la teoría de sistemas contemporánea. Dos momentos se destacan en dicho ejercicio de lectura de la metaforología. Primero, el aspecto procedimental de la investigación metaforológica en tanto despliegue de un enfoque necesariamente histórico. Segundo, la reconstitución teórica de la inconceptualidad como vía para repensar el estatuto del concepto del concepto. Estos dos momentos se conjugan en la cualidad reflexiva y autorreflexiva, propia del fenómeno general de la comunicación, como aporte cognitivo del propio Blumenberg.
En suma, los trabajos incluidos en este expediente tienen como impulso central alentar la lectura de la obra de Hans Blumenberg, donde la cuestión de los entrelazamientos, correlaciones e intersecciones entre filosofía e historia no pueden más ser obviados.
Notas
1 Odo Marquard, “Descarga del absoluto. Para Hans Blumenberg, in memoriam”, en Filosofía de la compensación, Barcelona, Paidós, 2011, p. 113.
2 Hans Blumenberg, “Rememorando a Ernst Cassirer”, en Las realidades en que vivimos, Barcelona, Paidós, 1999, p. 173.
3 Idem.
Organizador
Fernando Betancourt Martínez – Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM.
Referências desta apresentação
MARTÍNEZ, Fernando Betancourt. Preliminares. Historia y Grafía, n.50, p.15-20, 2018. Acessar publicação original [DR/JF]