A Political Biography of Arkadij Maslow/1891-1941: Dissident Against His Will | Mario Kessler
Esta biografía erudita y bien escrita puede ser leída como un libro independiente o bien como un volumen complementario de la biografía que Mario Kessler escribió sobre la compañera de toda la vida de Maslow, Ruth Fischer: Ein Leben mit und gegen Kommunisten (1895-1961), Köln, Bohlau Verlag , 2013, 759 pp. Ambos libros son el resultado de muchos años de investigación sobre la historia temprana del Partido Comunista de Alemania (KPD), particularmente del ala ultraizquierdista liderada por Fischer y Maslow, que también incluía a destacadas figuras intelectuales y políticas como Arthur Rosenberg, Werner Scholem, Karl Korsch, Hugo Urbahns y Josef Winternitz. Tanto Arkadij Maslow como Ruth Fischer pertenecieron a una generación que despertó a la vida política en medio de la carnicería de la Primera Guerra Mundial, del colapso de la Segunda Internacional y sus secciones nacionales (en primer lugar, del Partido Socialdemócrata de Alemania, SPD) y de la salida a la recaída en la barbarie que ofrecía la revolución bolchevique de 1917. Es decir, ninguno de ellos tenía raíces en las tradiciones de la Segunda Internacional como Rosa Luxemburg, Paul Levi, o Lenin y Trotsky, y por lo tanto fueron incapaces de comprender lo que Lenin quiso decir cuando escribió que Karl Kautsky (su principal teórico) era un renegado: a saber, que él, y la burocracia del partido y de los sindicatos de la que se había convertido en portavoz, habían traicionado el legado de la Segunda Internacional y del SPD. El proyecto político de Maslow y Fischer, junto con el resto de la ultraizquierda, fue, pues, tirar al bebé con el agua de la bañadera: incapaces de separar el trigo marxista de la paja parlamentaria, se embarcaron en una cruzada unilateral contra la socialdemocracia que ayudó a allanar el camino para el surgimiento del estalinismo, así como para su propia eliminación por parte de Stalin y de su secuaz Ernst Thälmann. Arkadij Maslow fue el nombre de partido de Isaak Yefimovich Chemerinsky. Nacido en 1891 en Yelisavetgrad, Ucrania (entonces parte del imperio ruso), en 1889 se mudó con su familia a Alemania, donde el talentoso Isaak estudió música. De joven fue concertista de piano en Europa, Japón y América Latina. A los veintitrés años, sin embargo, abandonó su carrera como músico y se matriculó en matemáticas y física en la Universidad de Berlín en 1914, donde estudió con figuras excepcionales como Max Planck y Albert Einstein. Pero la guerra y la revolución radicalizaron a Chemerinsky, desviando su interés del arte y la ciencia a la política. Comenzó a trabajar ilegalmente para el SPD en 1916 y estableció contactos con la Liga Espartaco, especialmente con August Thalheimer, a principios de 1918. Se unió al Spartakusbund el 5 de diciembre de 1918, con el fin de agitar entre los prisioneros de guerra rusos, y también trabajó como traductor para el recién creado KPD, del cual fue miembro fundador y donde adoptó el nombre de partido Arkadij Maslow. Colaboró estrechamente con Max Levien, uno de los líderes de la República Soviética de Baviera que surgió a raíz de la revolución alemana de noviembre de 1918, y siguió siendo un amigo cercano hasta que Levien fue ejecutado en la Unión Soviética por orden de Stalin en 1937, en el marco de la Gran Purga. En 1919, Maslow conoció a su compañera de vida, la joven austriaca Elfriede Friedländer, quien se volvió famosa bajo el nombre de partido Ruth Fischer. La pareja nunca se casó, pero su relación duró hasta el asesinato de Maslow en 1941. Si Fischer fue la figura pública más conocida, Maslow fue el intelectual políglota de la pareja. Durante los años críticos de su actividad política, la atención pública se centró en Fischer, sobre todo porque, desde mayo de 1924 hasta julio de 1926, Maslow fue encarcelado por el estado alemán por cargos falsos. El libro de Kessler relata muchas anécdotas fascinantes, algunas no directamente relacionadas con la vida de Maslow. Por ejemplo, nos enteramos de “que el diario del SPD Vorwärts publicó un ‘poema’ de odio de Arthur Zickler el 13 de enero de 1919 que pedía el asesinato de Rosa Luxemburg, Karl Liebknecht y Karl Radek”, y que “En 1933 Zickler se unió al Partido Nazi” (p. 16, nota 27). Dado que la Bibliothek der Friedrich-Ebert-Stiftung ha digitalizado todos los ejemplares del Vorwärts desde 1891 hasta 1933, el “poema” en cuestión se puede leer en línea; se titula Das Leichenhaus: “La Morgue” (https://fes.imageware.de/fes/web).
Al describir la revolución alemana que estalló en noviembre de 1918, desde el levantamiento espartaquista y el posterior asesinato de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht en enero de 1919 hasta el Golpe de Estado de Kapp en marzo de 1920, Kessler recuerda que “la contrarrevolución se vio obligada a asumir una forma democrática hasta el golpe”. (p. 23) Maslow y Fischer estuvieron unidos en su oposición al heredero político de Rosa Luxemburg, Paul Levi, en particular a la política de frente único que Levi esbozó en su “Carta abierta” del 8 de enero de 1921, y se unieron al enviado de Zinoviev, Mátyás Rákosi, para deponer a Levi como líder del KPD en febrero de 1921. Maslow incluso llamó a Levi el “Serrati alemán” (p. 28). Kessler observa que “la caída de Levi fortaleció a los ultraizquierdistas, entre ellos Fischer y Maslow”. (p. 35) Esto allanó el terreno para el desastroso putsch conocido como la “Acción de marzo” de 1921. Kessler señala que la unificación del KPD con el ala izquierda del USPD, planificada por Levi, resultó en avances significativos para la organización del distrito de Berlín: “la membresía aumentó a 45.000 a fines de 1920, sólo para volver a caer a aproximadamente 2.300 después del fiasco de la Acción de marzo” (pp. 36-37). La membresía del KPD en su conjunto se redujo de 359.000 en diciembre de 1920 a alrededor de 157.000 en agosto de 1921. (p. 40, nota 40) Dado que la ultraizquierda reunida en torno a Fischer y Maslow rechazó el frente único, es decir, “se opuso a la idea de llevar a cabo acciones conjuntas con otras fuerzas del movimiento obrero” (p. 46), también rechazó la consigna del “gobierno de los trabajadores” con los socialdemócratas, planteada en 1922 por el KPD bajo el liderazgo de Ernst Meyer. Las mismas polémicas continuaron cuando Heinrich Brandler fue elegido nuevo presidente del partido y sus partidarios August Thalheimer y Walter Stoecker se convirtieron en miembros de la nueva Zentrale del KPD a principios de 1923. Brandler fue el principal defensor de la adopción de las Directrices sobre la táctica del Frente Único y del Gobierno de los Trabajadores (Leitsätze zur Taktik der Einheitsfront und der Arbeiterregierung) adoptado en el tercer congreso del KPD convocado en Leipzig del 28 de enero al 1 de febrero de 1923, también rechazadas por Fischer y Maslow. En una “Carta a los comunistas alemanes” fechada el 14 de agosto de 1921, Lenin condenó “La insensatez (expresándose suavemente) del comportamiento de (…) Maslow, que juega al izquierdismo y desea ejercitarse en el deporte del ‘acoso de centristas’” (V.I. Lenin, Obras Completas, Moscú: Editorial Progreso, 1973, tomo 44, p. 94). Dentro del KPD, Clara Zetkin fue una de las críticas más duras de Fischer y Maslow. En una carta fechada el 23 de febrero de 1923, escribió al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista [CEIC]: “La oposición [de ultraizquierda] no recluta a sus seguidores entre el público masivo del partido, sino entre algunos círculos de funcionarios sofisticados que poseen conocimientos superficiales.” Sus partidarios eran “políticamente ignorantes” y exhibían “un mero sentimiento revolucionario ‘emocional’”. Esos camaradas, argumentó Zetkin, “están fuertemente impresionados por el descaro cínico de Maslow, la retórica estridente de Ruth Fischer y la insolencia impúdica de [Werner] Scholem”. (pp. 56-57) Después de la crisis del Ruhr y del fiasco del “Octubre alemán” en 1923, que fue el último capítulo de la revolución alemana que había comenzado en noviembre de 1918, se produjo una amarga controversia dentro del KPD entre “la dirección ‘derechista’ del partido en torno a Brandler y Thalheimer por un lado, y Fischer, Maslow, Arthur Rosenberg y Werner Scholem, así como Ernst Thälmann, el líder del partido de Hamburgo perteneciente a la oposición de izquierda, por el otro”. (p. 83) Para Zinoviev, como presidente de la Internacional Comunista, “La forma más fácil de eludir la responsabilidad por la política fallida fue culpar a Brandler, Thalheimer y Radek” (p. 82). Como resultado, la ultraizquierda en el KPD una vez más recibió un apoyo considerable de parte de Zinoviev y del aparato del Comintern. Ya en enero de 1924, Zinoviev denunció a “los líderes de la socialdemocracia alemana” como “fascistas de cabo a rabo” y concluyó que sólo la “consigna ‘unidad desde abajo’”, que excluía a los líderes del SPD, “debe convertirse en una realidad viva”. (p. 85) Por iniciativa de Zinoviev, el control del KPD pasó a manos de Fischer, Maslow y sus seguidores (que incluían al jurista Karl Korsch) en abril de 1924. El respaldo de Zinoviev a los ultraizquierdistas del KPD tenía tanto más sentido cuanto que eran fervientes partidarios de la nueva política de “bolchevización”. Como atestigua una carta de Zinoviev a la Zentrale del KPD del 26 de febrero de 1924, el término “bolchevización” fue “probablemente acuñado en una sesión de la dirección del KPD el 19 de febrero de 1924. En la carta, Zinoviev consideró que el término era una ‘expresión maravillosa.’” (p. 85) La política de “bolchevización” fue adoptada oficialmente por el Quinto Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú durante junio y julio de 1924. Allí, Zinoviev la describió de la siguiente manera: “La bolchevización es la creación de una organización centralizada, firmemente establecida, como tallada en piedra, que se deshace armónica y fraternalmente de las diferencias en sus filas, como ha enseñado Lenin” (Protokoll: Fünfter Kongress der Kommunistischen Internationale, Moskau, vom 17. Juni bis 8. Juli 1924, Hamburg, Carl Hoym Nachf., 1924, Vol. 2, p. 508). De hecho, la “bolchevización” significó “que la promoción o expulsión de los funcionarios del partido ya no estaba determinada por factores internos sino por las demandas de los líderes del partido soviético. Pronto se hizo evidente que el término también implicaba que cualquier crítica a la política soviética podía denunciarse como una desviación antibolchevique y, por lo tanto, esencialmente anticomunista. El resultado fue una drástica reducción de la libertad de discusión dentro de cada partido” comunista. (p. 94) En el Quinto Congreso de la Internacional Comunista, “Ruth Fischer pidió un Comintern monolítico siguiendo el modelo de partido ruso, del que debía desterrarse toda disidencia”. También respaldó la posición asumida por el Congreso que declaró: “El fascismo y la socialdemocracia son la mano izquierda y derecha del capitalismo moderno”. Fischer y Maslow fueron elegidos como miembros del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista con voto consultivo. Desde la prisión, Maslow elogió al partido “bolchevizado” (pp. 95-96). La nueva dirección del KPD bajo Fischer se dedicó inmediatamente a expulsar a los opositores del curso ultraizquierdista y a nombrar funcionarios que hicieran cumplir la línea de la bolchevización. “Ruth Fischer estuvo mucho más involucrada en esta trayectoria que el encarcelado Maslow. Su contribución personal fue transformar al KPD de una organización relativamente independiente en una herramienta de las autoridades en Moscú”. (p. 100) Las “Tesis sobre la Bolchevización de los Partidos del Comintern” adoptadas en el Quinto Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, celebrado en marzo de 1925 (disponibles en línea en International Press Correspondence, Vol. 5, No. 47, 4 de junio de 1925, pp. 614-622), “redefinieron el papel del partido como una unidad cuasi militar” (p. 105). Los resultados para el KPD fueron desastrosos: “La bolchevización del KPD proporcionó la condición previa para su estalinización, aunque el partido rechazó oficialmente dicho término. La bolchevización significó la supresión de los puntos de vista no conformistas dentro del partido; la estalinización significó la exclusión, estigmatización y persecución despiadada de los portadores de tales puntos de vista. Los opositores o disidentes ya no eran considerados simplemente camaradas descarriados, sino agentes del enemigo de clase. La lucha de clases fue reemplazada por teorías conspirativas. Esto fue acompañado por un declive dramático en la cultura de discusión dentro del partido”. (pp. 100-101) Pronto, sin embargo, terminaron los días en los que Fischer y Maslow manejaban a su gusto al KPD. Durante su tiempo como líderes, el partido perdió contacto con partes significativas de la clase trabajadora y experimentó una disminución dramática tanto en su apoyo público como en su membresía. Fischer responsabilizó a Karl Korsch y Werner Scholem de los fracasos políticos y, como consecuencia, éstos fueron despedidos de sus cargos como editor de la revista teórica del partido Die Internationale y jefe de la dirección organizativa, respectivamente. Arthur Rosenberg también fue eliminado de su puesto de liderazgo en el KPD. Sin embargo, esta maniobra para buscar chivos expiatorios solo dividió al ala ultraizquierdista. No salvó a Fischer y Maslow de la siguiente purga, cuando Zinoviev fue derrotado por Stalin a mediados de 1925. Como dice una nota “explicativa” en las Obras de Stalin: “En el otoño de 1925, Ruth Fischer y Maslow y sus seguidores fueron destituidos de los puestos de dirección del Partido Comunista de Alemania y en 1926 fueron expulsados del Partido como agentes del enemigo de clase. Después de eso, la dirección del Partido Comunista de Alemania estuvo encabezada por E. Thälmann”. (J. Stalin, Works, Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1954, Vol. 7, p. 413, footnote 44) Durante la purga, “Ruth Fischer estuvo de facto bajo arresto en Moscú durante varios meses bajo todo tipo de pretextos. Las autoridades del Comintern retuvieron su pasaporte” (p. 123). Fischer solo pudo regresar a Alemania el 12 de junio de 1926, poco antes de que Maslow fuera liberado de prisión el 10 de julio de 1926. Fischer y Maslow fueron expulsados del KPD el 20 de agosto de 1926 como opositores de Stalin y de Thälmann, y se unieron a una organización de aproximadamente seis mil miembros dirigidos por Hugo Urbahns conocido como el Leninbund. El 1 de septiembre de 1926, Maslow y Fischer añadieron sus firmas a la “Declaración sobre la cuestión rusa” que se conoció como la “Carta de los setecientos” (Erklärung von 700 KPD-Mitgliedern zur russischen Frage und gegen die Verfolgung der Linken Opposition in der Sowjetunion [„Brief der 700“]). Sus firmantes se pusieron públicamente del lado de la nueva Oposición Unificada en la Unión Soviética en torno a Trotsky, Kamenev y Zinoviev. Los firmantes pidieron una discusión abierta sobre la “cuestión rusa” entre las bases del KPD y acusaron a los líderes del partido de llevar a cabo una “diplomacia secreta irresponsable” utilizando medios y métodos “similares a los que han sido utilizados en el pasado por la burocracia sindical alemana como método para combatir a sus enemigos mortales comunistas”. La prensa del partido ya no estaba disponible para la oposición y los “antagonismos reales dentro de nuestro partido fraternal ruso” solo se informaban de manera distorsionada. Entre los firmantes de la “Carta de los 700” estaban los diputados del Reichstag Paul Schlecht, Werner Scholem, Max Schütz, Wilhelm Schwan y Hugo Urbahns, los diputados del Landtag prusiano Eugen Eppstein y Anton Grylewicz, así como el miembro del Comité Central Hans Weber y el candidato del Comité Central, Fritz Schimanski. (pp. 130-131) El 8 de mayo de 1928, el presídium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista ofreció indultar a todos los miembros del Leninbund si “condenaban inmediatamente las actividades del grupo Maslow-Fischer-Urbahns como antiproletarias y contrarrevolucionarias” (p. 135). Fischer y Maslow solicitaron la readmisión al KPD, pero su solicitud fue rechazada. Durante la locura del “Tercer Período” (1928-34), cuando el estalinismo allanó el camino para el ascenso de Hitler al proclamar que los socialdemócratas eran “socialfascistas”, el Leninbund advirtió enérgicamente contra la subestimación del movimiento nazi y pidió un frente único de todos los partidos obreros contra los nazis. Después del nombramiento de Hitler como canciller de Alemania el 30 de enero de 1933, Maslow y Fischer tuvieron que exiliarse en París, y durante un tiempo mantuvieron buenas relaciones con la Oposición de Izquierda. A instancias de Trotsky, Ruth Fischer se convirtió en miembro asesor del Secretariado Internacional de la Oposición de Izquierda, que se definió a sí mismo como el organismo coordinador de la futura Cuarta Internacional, y en marzo de 1935 se convirtió en miembro de dicho organismo (pp. 148-150). Los esfuerzos de Trotsky por ganarse a personas con un historial político tan cuestionable como Fischer y Maslow quizás puedan explicarse por la ausencia de figuras políticas prominentes en la Oposición de Izquierda, con la excepción del propio Trotsky. Su deseo de incorporarlos a la organización, sin embargo, encontró la oposición de los Internationale Kommunisten Deutschlands (IKD), la organización de los trotskistas alemanes en el exilio. Como resultado, “Fischer y Maslow se retiraron en gran medida del trabajo del Secretariado Internacional en 1936 y rompieron formalmente con el IKD en abril de 1937, dejando así el movimiento trotskista”. (p. 152) Cuando Alemania invadió Francia en junio de 1940, la pareja tuvo que huir primero a Marsella y luego a Lisboa. Fischer finalmente terminó en Nueva York y Maslow en La Habana, donde con toda probabilidad fue asesinado por agentes estalinistas el 20 de noviembre de 1941. Fischer vivió veinte años más después de la muerte de Maslow. El capítulo final del libro de Kessler rastrea el intento de Fischer de “vengar a Maslow” denunciando a los agentes estalinistas que operaban en los Estados Unidos, convirtiéndose de hecho en una ferviente anticomunista. De dicho período data su libro Stalin and German Communism: A Study in the Origins of the State Party, publicado originalmente por Harvard University Press en 1948, que en palabras de Kessler “omitió el papel de Fischer en el proceso de bolchevización”. (p. 200)
Según Kessler, el tono de los discursos y escritos de Fischer se volvió mucho más moderado después de la muerte de Stalin en 1953, y finalmente se distanció del anticomunismo, como lo atestigua su libro Von Lenin zu Mao: Kommunismus in der Bandung-Ära (De Lenin a Mao: el comunismo en la era de Bandung), publicado en 1956. Allí incluso afirmó que “el macartismo representa una variante estadounidense específica del estalinismo”, pero “sin mencionar su propio papel en la campaña anticomunista de fines de la década de 1940” (p. 204). Fischer se engañó a sí misma al pensar que la “desestalinización” de Nikita Jrushchov era algo más que un intento de la burocracia de estabilizar su propio dominio, y le informó a Karl Korsch su creencia de que la continua expropiación política de la clase obrera por parte de los epígonos de Stalin no conduciría a “la desaparición del comunismo en Rusia y en China, es decir, a una contrarrevolución completa” (p. 206). Como tantas veces en el pasado, demostró estar espectacularmente equivocada en su análisis político final. En el epílogo de su libro, Kessler resume su argumento principal. Afirma que “Maslow y Fischer fueron los principales agentes de Zinoviev en la campaña de bolchevización que restringió la libertad de discusión en favor de la creación de un KPD centralizado”. Su problema central fue que “fueron responsables de eliminar la democracia interna del partido antes de que ellos mismos se vieran obligados a sucumbir al nuevo centralismo”. Si bien esta contraposición de la democracia partidaria al centralismo en abstracto es bastante engañosa, Kessler aclara lo que quiere decir con ello en términos concretos: argumenta que “el Komintern y el KPD se convirtieron en instrumentos de la política soviética” y que esta subordinación a los caprichos de la burocracia estalinista “evitó un frente único contra el fascismo y condujo a la derrota final del movimiento obrero alemán”. (pp. 210-211) Si bien la derrota del movimiento obrero alemán como resultado de la política suicida contra el “socialfascismo” propugnada por Stalin durante el “Tercer Período” fue de hecho una de las mayores tragedias en la historia de la humanidad, las lecciones que se pueden extraer de la experiencia del comunismo alemán durante la república de Weimar van mucho más allá de eso, y la biografía de Maslow escrita por Kessler es una guía útil para su análisis. Esperemos que esta reseña persuada a los lectores a familiarizarse con este estudio honrado y concienzudo.
Resenhista
Daniel Gaido – CONICET. Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Referências desta Resenha
KESSLER, Mario. A Political Biography of Arkadij Maslow, 1891-1941: Dissident Against His Will. London: Palgrave MacMillan, 2020. Resenha de: GAIDO, Daniel. Revista Izquierdas, 51, 2022. Acessar publicação original [DR/JF]