Representaciones en torno al territorio y las relaciones sociales en las fronteras iberoamericanas, siglos XVIII y XIX / Antíteses / 2011

Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de

Rivadavia. Dahlmann solía repetir que ello no es

una convención y que quien atraviesa esa calle

entra en un mundo más antiguo y más firme

(BORGES, 1999, p. 209).

[…] desde la perspectiva de los indígenas no

sometidos, los españoles ocupaban las fronteras

de las tierras que ellos controlaban, y el territorio

circundante (WEBER, 1998, p. 147).

Aunque la vida social está inscripta en el espacio y en el tiempo, son pocos aún los historiadores que ponen el énfasis de sus análisis en la dimensión espacial de los fenómenos sociales. Es más común y generalizado presentar al territorio como una de las dimensiones en la que ocurren los acontecimientos y, como corolario, la representación gráfica en mapas y cartografías cumple, en la mayor parte de los casos, la función de señalar o ubicar. Sin embargo, el territorio es percibido y valorado de manera diversa por quienes lo ocupan, lo habitan y le confieren sentido. Así, los recortes espaciales se establecen a partir de construcciones sociales y culturales, y de percepciones simbólicas, en estrecha relación con los mecanismos de poder que operan en una sociedad.

Los espacios definidos como fronteras en el contexto iberoamericano colonial y decimonónico, fueron objeto de percepciones y construcciones conceptuales que intentaban dar cuenta de realidades territoriales y sociales diferentes -y en gran medida contrapuestas- a las conocidas hasta ese momento, tanto por sus características físicas y geográficas, como por el modo de vida de las sociedades que las habitaban. Las fronteras, que se fueron conformando al calor de los procesos de conquista y colonización del continente, eran para los hombres que vinieron del otro lado de mar, zonas poco conocidas, escasamente dominadas y, en muchos casos inhabitables, que estuvieron estrechamente relacionadas con la idea de desierto, entendido en la época como un espacio vacío de población y ausente de civilización occidental, habitado por el “otro” social y cultural. Así, el avance sobre esos desiertos permitió ampliar los límites del dominio colonial, y continuó durante el proceso de construcción de los estados nacionales a través del corrimiento de las denominadas fronteras interiores sobre los territorios ocupados por las sociedades indígenas que aún resistían los embates civilizatorios y defendían sus recursos (BANDIERI; ORTELLI, 2007, p. 277-281).

Estos procesos, representados en mapas y cartografías oficiales -en su carácter de elementos en los que se manifiestan el conocimiento y la representación que una sociedad se hace del espacio (BERNABÉU ALBERT; GARCÍA REDONDO, 2011, p. 142)- fueron dando cuenta de las diversas lecturas del paisaje, de la organización del espacio y de las territorialidades, entendidas como construcciones históricas y culturales. Así, en gran parte de la cartografía de los territorios iberoamericanos en la época colonial y el siglo XIX, aparecen extensas zonas en blanco, como si estuvieran vacías, y en las cuales el proceso de poblamiento emanado desde los centros de poder se detiene y los circuitos de comercio e intercambio se interrumpen. En la América austral existen varios ejemplos paradigmáticos.

El Chaco, caracterizado en algunas crónicas coloniales como un “desierto verde”, aparece representado con frecuencia como una gran mancha, ubicada en el corazón del territorio sudamericano, rodeado de misiones, haciendas y presidios, que parecen no adentrarse más allá de unos pocos kilómetros, en una zona plagada de peligrosos indios errantes. Sin embargo, lejos de ser un espacio vacío de población y yermo de actividades económicas, residían en él varios grupos nativos que mantenían intensas y estrechas relaciones con los hispanocriollos, tanto por tierra como a través de los ríos que lo surcaban. Al mismo tiempo, albergaba a pobladores que huían del mundo colonial escapando de la justicia y de las condiciones de vida de las haciendas y los presidios o, más tarde, a quienes desertaron durante las guerras de independencia y el periodo de conformación del estado-nación (SANTAMARÍA, 1998).

En el caso de la frontera rioplatense, más allá del límite que señalaba el río Salado, al sur de la línea dibujada por las guardias de frontera que se extendían a lo largo de las pampas, todo parece definirse por el vacío: en la denominada tierra adentro las líneas que representan los circuitos de comercio e intercambio se interrumpen de manera abrupta en la cartografía y los asentamientos humanos desaparecen. Por su parte, los sertões en la América portuguesa también constituyeron espacios que fueron considerados vacíos de civilización, ajenos al resto y fuera del control de las autoridades imperiales y, más tarde, nacionales (CAPELARI NAXARA, 2011, p. 227-244). Sin embargo, cuando invertimos los términos de la ecuación, surge como nos recuerda David Weber que “Desde la perspectiva hispánica, los grupos indígenas ocupaban las fronteras del Imperio español en el Nuevo mundo y sus tierras adyacentes; desde la perspectiva de los indígenas no sometidos, los españoles ocupaban las fronteras de las tierras que ellos controlaban, y el territorio circundante” (WEBER, 1998, p. 147).

Las fronteras fueron entendidas durante mucho tiempo como límites o líneas de separación que marcaban la transición entre mundos con diferencias irreconciliables, y definidas como “fronteras de guerra” que limitaban con el territorio ocupado por “indios de guerra”. A partir de estas concepciones, en la historiografía de la frontera latinoamericana predominó por muchos años una perspectiva que enfatizó el conflicto, y dejó de lado el análisis de otras manifestaciones sociales, o las subordinó a la dinámica de las guerras por territorios. En efecto, la historiografía iberoamericana ubicó en tales espacios a las sociedades indígenas no reducidas y las entendió como separadas del mundo colonial e independiente. Sin embargo, cuando se profundiza el estudio de procesos y casos concretos, en diferentes regiones y temporalidades de las Américas hispana y portuguesa, surge una dinámica diferente, en la que los sectores socioétnicos lejos de estar aislados y separados, establecían profusas relaciones de índole diversa.

En ese marco, la frontera se desdibuja como límite, raya o término, y adquiere las características de espacio permeable y dinámico, atravesado por relaciones sociales que deben ser analizadas en términos cada vez más complejos y tratar de superar los enfoques anclados en las perspectivas étnicas, y aludir a relaciones sociales y políticas, entendiendo que lo étnico aparece como una variable sin duda relevante, pero no determinante. Al mismo tiempo, las identidades étnicas deben entenderse como construcciones históricas que se van definiendo a través de complejos procesos de apropiaciones y resignificaciones culturales, sociales y políticas, signadas por las experiencias de grupos e individuos en el tiempo. Así, las categorías y clasificaciones étnicas vienen siendo problematizadas por muchos estudios de caso que, enfocando situaciones específicas, revelan la fluidez y la complejidad de las interacciones entre diferentes grupos (RADDING, 2008; BOCCARA, 1998; GIUDICELLI, 2009, p. 27-66; FRÜHAUF GARCÍA, 2009, WILDE, 2009; KOK, 2004; ver los artículos reunidos en BOCCARA; ORTELLI, 2006).

Al mismo tiempo, la redefinición de la escala de análisis de los estudios ha permitido enfocar y visualizar realidades más concretas y específicas, sin perder de vista, por supuesto, los contextos y los procesos generales. Esto se relaciona tanto con el despliegue de nuevos enfoques y herramientas teórico-metodológicas, como con el análisis de diversas fuentes documentales, y ambas cuestiones aparecen con claridad en el caso de los espacios fronterizos iberoamericanos. Por mucho tiempo los historiadores reconstruyeron la historia de las fronteras desde la mirada metropolitana, con documentos emanados de archivos que reflejaban el punto de vista de los centros de poder. Esta reconstrucción se ha venido enriqueciendo a partir de trabajos que plantean una aproximación regional y local, que integran otro tipo de documentación y que está transformando, en varios aspectos, nuestra comprensión de los procesos del pasado y del papel que las sociedades de frontera jugaron en ellos.

La profundización de las investigaciones sobre estas áreas plantea la necesidad de revisar el lugar subordinado y periférico que se ha otorgado, en general, a las fronteras en los procesos del pasado (CRAMAUSSEL, 2006; JONES, 1998). En tal sentido, es necesario repensar los recortes espaciales, no en función del paradigma central -y teleológico- que impone la idea del proceso de establecimiento de los límites del estado nacional, sino a partir de la reconstrucción de las dinámicas espaciales coloniales y decimonónicas. De hecho, el establecimiento de los límites jurisdiccionales de los actuales estados escindió espacios que durante el periodo colonial estuvieron articulados, pero que en la época independiente pasaron a formar parte de entidades diferentes. A la vez, los transformó y reorientó, en función de las necesidades de los nuevos tiempos, que desembocaron más tarde en el proceso de construcción del estado nacional, como así también del mercado interno y de la nueva constelación de relaciones en el ámbito internacional.

A partir de estas premisas, el dossier propone incentivar el diálogo entre estudiosos de las diversas fronteras iberoamericanas para indagar acerca de las imágenes y representaciones que se han construido en torno a estos territorios y a las relaciones sociales que se desarrollaron en ellos durante los siglos XVIII y XIX. Sólo resta, entonces, agradecer a las y los colegas que se han hecho eco de esta convocatoria, y la han enriquecido a partir de los análisis, reflexiones y discusiones de sus estudios de caso.

Por último, este dossier está dedicado a la memoria del estimado colega, Dr. Pedro Navarro Floria, quien falleció el día 5 de diciembre de 2010, poco tiempo después de haber enviado su colaboración.

Referencias

BANDIERI, Susana y Sara ORTELLI. Fronteras y sociedades indígenas en el siglo XIX. En MANDRINI, Raúl, ESCOBAR OHMSTEDE, Antonio; ORTELLI, Sara (Ed.). Sociedades en movimiento: los pueblos indígenas de América Latina en el siglo XIX (Anuario del IEHS, Suplemento 1). Tandil: IEHS-UNCPBA, 2007. p. 277-281.

BERNABÉU ALBERT, Salvador; GARCÍA REDONDO, José María. Dorsal de espejismos: el inestable desierto californiano en el imaginario jesuita. En: TREJO BARAJAS, Dení (Coord.). Los desiertos en la historia de América: una mirada multidisciplinaria. México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad de Coahuila, 2011. p. 137-168.

BOCCARA, Guillaume. Guerre et Ethogenèse Mapuche dans le Chili Colonial. L’invention de Soi. Paris: L’Harmattan, 1998.

BORGES, Jorge Luis. El Sur. En: ______. Ficciones. Madrid: Alianza Editorial, 1999.

CAPELARI NAXARA, Márcia Regina. Desiertos de civilización: resignificando el Brasil. En: TREJO BARAJAS, Dení (Coord.). Los desiertos en la historia de América: una mirada multidisciplinaria. México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad de Coahuila, 2011. p. 227-244.

CRAMAUSSEL, Chantal. Poblar la frontera: la provincia de Santa Bárbara en Nueva Vizcaya durante los siglos XVI y XVII. Zamora: El Colegio de Michoacán, 2006.

FRÜHAUF GARCÍA, Elisa. As diversas formas de ser índio: políticas indígenas e políticas indigenistas no extremo sul da América portuguesa. Rio de Janeiro: Arquivo Nacional, 2009.

GIUDICELLI, Christophe. ¿’Naciones’ de enemigos?. la identificación de los indios rebeldes en la Nueva Vizcaya (siglo XVII). En: BERNABÉU ALBERT, Salvador (Coord.). El Gran Norte Mexicano: indios, misioneros y pobladores entre el mito y la Historia. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2009. p. 27-66. Colección Universos Americanos, v. 3.

JONES, Kristine. Comparative raiding economies. En: GUY, Donna; SHERIDAN, Thomas E. (Ed.). Contested Ground: comparative frontiers on the northern and southern edges of the Spanish empire. Tucson: The University of Arizona Press, 1998. p. 97-114.

KOK, Glória. O Sertão Itinerante Expedições da Capitania de São Paulo no Século XVIII, São Paulo, Hucitec / FAPESP, 2004.

ORTELLI, Sara. ¿Apaches hostiles, apostatas rebeldes o súbditos infidentes? estado Borbónico y clasificaciones etnopolíticas en la Nueva Vizcaya de la segunda mitad del siglo XVIII. Anuario del IEHS, Tandil, v. 21, p. 79-94, 2007.

RADDING, Cynthia. Paisajes de poder e identidad: fronteras imperiales en el Desierto de Sonora y Bosques de La Amazonia. México: CIESAS, El Colegio de Sonora, Universidad Autónoma Metropolitana, 2008.

SANTAMARÍA, Daniel. Apóstatas y forajidos. Los sectores sociales no controlados en el Chaco. Siglo XVIII. En: TERUEL, Ana; JEREZ, Omar (Comp.). Pasado y presente de un mundo postergado: estudios de antropología, historia y arqueología del Chaco y Pedemonte Surandino. San Salvador: Universidad Nacional de Jujuy, 1998. p. 15-34.

WEBER, David. Borbones y Bárbaros. Centro y periferia en la reformulación de la política de España hacia los indígenas no sometidos. Anuario del IEHS, número 13, Tandil, 1998.

WILDE, Guillermo. Religión y poder en las misiones de Guaraníes. Buenos Aires: 2009.

Sara Ortelli – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas / Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

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