Stable Isotopes and Archaeology in Southern South America. Hunter-Gatherers, Pastoralism and Agriculture – BARBERENA (IA)

BARBERENA, R. (Ed.). Stable Isotopes and Archaeology in Southern South America. Hunter-Gatherers, Pastoralism and Agriculture. A. Gil, G. Neme y R. Tykot. International Journal of Osteoarchaeology, 19, p. 127-343. Resenha de: UGAN, Andrew. Intersecciones en Antropología, Olavarría, v.10 n.2, jul./dic., 2009.

El uso de los isótopos estables en la arqueología ha aumentado dramáticamente en la última década y la arqueología latinoamericana no ha sido la excepción. En la edición de marzo-abril del International Journal of Oestoarchaelogy, Ramiro Barberena y colegas presentan una colección de artículos fruto de la conferencia “Isótopos estables y arqueología en el sur de Sudamérica” realizada en el año 2005. Estos artículos se enfocan en el uso de isótopos estables para explorar cambios en la dieta y la adopción de la argricultura, el pastoralismo, la explotación de recursos marinos, la movilidad residencial, la biomecánica y la fi togeografía. De alcance internacional, estos artículos serán de interés para investigadores que estén trabajando en tópicos similares, en las mismas regiones, y para aquellos interesados en métodos de isótopos estables en general. El volumen, como un todo, será también de interés para aquellos que se encuentren buscando datos isotópicos en humanos y recursos consumidos por ellos en el cono sur.

Los artículos en este volumen se pueden dividir en cuatro grupos principales. Un primer grupo evalúa el consumo humano de recursos vegetales C4, particularmente en el contexto de la adopción de la agricultura del maíz. La presentación más completa es la de Tykot et al., que evalúa la dieta prehistórica en el centro de Chile usando datos de isótopos de C y N de colágeno y apatita. Su trabajo es el fruto de una extensa colaboración y usa una completa base de datos para discutir los problemas y el potencial del uso de isótopos estables de carbono para la reconstrucción de dietas. Los autores resaltan la gran variabilidad que se puede encontrar en los datos de isótopos humanos, la necesidad de tener suficiente información sobre los valores isotópicos de las fuentes, y discuten problemas de interpretación. Este artículo también está fortalecido por la cantidad de trabajo isotópico publicado por el autor y sus colaboradores en la región. Es por lo tanto un recurso valioso no sólo para aquellos interesados en la dieta humana en Chile central, sino también para aquellos involucrados en las aplicaciones de los estudios de C y N a las dietas en otras regiones.

Los otros tres artículos dentro de este tema, escritos por Gil et al., Calo y Cortés, y Laguens et al., son más variables en su presentación. Todos estudian diferencias en la composición de 13C de restos humanos para inferir la dependencia con respecto a la agricultura de maíz en el Holoceno tardío. Aunque estos artículos consideran tres regiones diferentes y muestran diferentes tendencias en el consumo del maíz, llegan a un consenso en que los valores isotópicos de carbono en humanos indican mucha más variabilidad espacial y temporal en el uso de la agricultura de maíz de lo que se pensaba anteriormente. Gil et al. profundizan más en esta inferencia al analizar la muestra más grande de restos humanos y proveer datos isotópicos para un conjunto de recursos animales y vegetales alternativos del sur de Mendoza. Asimismo, comparan sus resultados con datos bioarqueológicos de cambios de frecuencia de caries dentales.

El segundo grupo de artículos trata sobre diferentes aspectos de la explotación de recursos marinos. El artículo de Tessone et al. muestra que los valores humanos de C y N en la Patagonia y Tierra del Fuego pueden interpretarse en términos de la proporción de recursos terrestres y marinos consumidos. Las muestras de diferentes regiones (Península Valdés, Península Mitre, Canal de Beagle, etc.) forman un continuum entre los extremos de recursos marinos y terrestres. Más interesante aún, las muestras de la cuenca del lago Salitroso en el interior no solamente tienen la mayor influencia terrestre, sino que también caen en la misma línea. Borrero et al. proveen un análisis complementario al investigar los factores que determinan el consumo de recursos marinos en el sur de Patagonia. Basado en datos líticos e isotópicos de la costa Atlántica y el estrecho de Magallanes, los autores sugieren que las restricciones en la movilidad limitan el acceso a los recursos marinos y resultan en diferentes niveles de su uso. Finalmente, Martínez et al. consideran un contraejemplo de la costa sur de la provincia de Buenos Aires. Los datos isotópicos de humanos en sitios a lo largo del río Colorado y del río Negro difieren de los datos isotópicos terrestres, pero aún así muestran poco uso de recursos marinos. Al evaluar las causas de este patrón, se enfocan en la falta de pinnípedos y cetáceos en la dieta en esta zona y en el hecho de que la gente pudo haber explotado peces de hábitats estuarinos con valores de δ13C menos enriquecidos.

El tercer grupo de artículos incluye los trabajos de Llano e Izeta et al., quienes consideran la distribución de plantas C3 y C4 en el oeste argentino. Como estos dos grupos de plantas tienen señales de δ13C muy diferentes, las diferencias en su consumo influyen en los valores isotópicos de consumidores y se debe considerar su contribución potencial en cualquier estudio de dieta. Ambos autores proveen datos de presencia y ausencia de taxa de plantas comunes de ambos tipos de fotosíntesis, pero Llano agrega más detalles. Ella también explicita las distribuciones de plantas en una transecta altitudinal y provee información sobre qué plantas consumen los guanacos (Lama guanicoe) y el ñandú (Pteronemia pennata), componentes importantes en la dieta prehistórica de la región. Al reunir y presentar estos datos, los autores proveen un recurso útil para quienes trabajan en la dieta y la distribución del carbono en redes alimenticias terrestres. Esto incluye a aquellos investigadores trabajando en el oeste de Argentina y en otras áreas donde se encuentran las mismas especies de plantas.

El resto de los artículos constituye el grupo final. Estos incluyen un trabajo en patrones de residencia y movilidad en los Andes centrales por Knudson, la explotación de camélidos por Yacobaccio et al. e Izeta et al., la ecología isotópica del oeste de las Pampas por Berón et al., la dieta del Holoceno medio en las Pampas por Politis et al., y la biomecánica y dieta marina por Suby y Guichón. El trabajo de Knudson es parecido al de Tykot et al. en alcance. Tiene una base de datos muy amplia, pone atención a la variabilidad en el registro isotópico, enfatiza la necesidad de información sobre los valores isotópicos de los fuentes que contribuyen a la señal final (en este caso O y Sr de aguas y regiones geológicas), y considera problemas de interpretación. Por esto, también merece una atención cuidadosa.

Los otros trabajos son más preliminares. Todos presentan datos nuevos e identifican puntos o tendencias interesantes. Sin embargo, en la mayoría de los casos las muestras de taxa clave son demasiado pequeñas para inferir diferencias o tendencias seguras o hacen falta suficientes datos comparativos en los estudios para interpretar las tendencias observadas. Estos problemas conciernen a casi todos los trabajos, pero simplemente afectan a este último grupo en mayor grado. Casi todos los autores reconocen esta insuficiencia. No obstante esta observación, recomendamos la lectura de todos los trabajos, especialmente para aquellos investigadores que estén trabajando en áreas ligadas. Estos artículos subrayan la cantidad de trabajo interesante que se ha hecho hasta el momento, la potencialidad que tiene. Recomiendo que los lectores revisen el volumen para ver por qué.

Andrew Ugan – Museo de Historia Natural de San Rafael y Department of Anthropology, University of Utah. Email: andrew.ugan@anthro.utah.edu

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