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Fronteras urbanas: los mundos sociales de la torres de Buenos Aires – ELGUEZABAL; ZAPPA (EURE)
ELGUEZABAL, Eleonora; ZAPPA G. Fronteras urbanas: los mundos sociales de la torres de Buenos Aires. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Café de las Ciudades (col. Sociología), 2018. 298 pp. Resenha de: NOVICK, Alicia. Fronteras urbanas: los mundos sociales de la torres de Buenos Aires. EURE (Santiago) v.45 n.136 Santiago set. 2019.
El título del libro, Fronteras urbanas, es provocativo, pues podría suponerse que se trata de un libro más de la amplia serie de trabajos sobre segregación y fragmentación urbana y social. Estas investigaciones ponen en general el foco en las urbanizaciones cerradas que reconfiguran la expansión metropolitana o en los edificios enclave que reorganizan el espacio de la ciudad consolidada, a los cuales examinan críticamente en tanto contracara de la integración e interacción social propias de las ciudades. En general, las fronteras materiales y los dispositivos tales como rejas, garitas, cámaras y otros mecanismos de vigilancia de esas gated communities son visualizados como dispositivos de autosegregación, condensadores de una creciente diferenciación entre ricos y pobres. Este texto retoma esas consideraciones –muchas de ellas ya casi lugares comunes– para iluminar matices e intersticios, cambiando la escala y los procedimientos de observación, haciendo visible lo invisible y proponiendo interpretaciones que obligan a desandar el camino de lo ya conocido.
El libro de Eleonora Elguezabal, traducción de una primera versión en francés (Elguezabal, 2015), que fue a su vez reformulación de una tesis de doctorado defendida y premiada en l’École des Hautes Études en Sciences Sociales en 2011, sostiene que las fronteras urbana, vistas desde los “mundos sociales” presentes en las torres de Buenos Aires, no son rígidas. La investigación muestra que se trata de delimitaciones móviles, inestables –tal como se desarrolla en la primera parte del libro, titulada “Labilidades”– y susceptibles de ser atravesadas, tal como se desarrolla en la segunda y última parte del mismo, titulada “Porosidades”. El terreno del estudio está constituido por las torres, “palabra que se usa de manera corriente para nombrar edificios residenciales de categoría cuya construcción conoció un auge muy marcado en Buenos Aires desde los años noventa”, tomando en cuenta los múltiples actores que participan de su producción. Conceptualmente, en un contexto de amplias referencias teóricas, la investigación se funda en los “mundos sociales” de Howard Becker (1982, 2006) y en las linked ecologies de Andrew Abbot (2005), procesados mediante los procedimientos de una “microsociología de inspiración etnográfica” y el recorrido de una sociología reflexiva, precisada como tal en el prefacio –una maravillosa reseña del trabajo– por Christian Topalov, su director de tesis.
¿Qué son las torres? La argumentación no se apoya en las tipologías arquitectónicas –edificios exentos, en altura, o de otra morfología edilicia precisa– sino en la pluralidad de voces presentes en la constitución de su objeto de estudio, tales como la publicidad de los agentes inmobiliarios, los discursos de los movimientos sociales barriales que protestan en contra de los edificios en altura, de los habitantes, así como las designaciones populares y académicas, que en sus superposiciones, diálogos y pugnas revelan lo que está en juego. El procedimiento es tributario, indudablemente, del trabajo sobre las palabras desarrollado por los programas de estudio liderados por Christian Topalov (2010). Sobre esas huellas, más que un “estado de la cuestión” que da cuenta de la bibliografía sobre la problemática, se trata de una historia de la palabra torre, en sus usos situados, que la autora utiliza para dar cuenta del conflictivo terreno de estudio que está construyendo y de su inestabilidad. Es particularmente interesante seguir la lectura minuciosa de las acepciones eruditas: “torres amuralladas”, “torres jardín”, “torres country” –versión urbana de los countries de la suburbanización de Buenos Aire– en sus diversas explicaciones e interpretaciones. Elguezabal logra restituir esta amplia gama de textos dentro de una doble conversación: la que se establece con la comunidad académica internacional en torno de la fragmentación urbana, y la que remite a las posiciones críticas que se gestan en la coyuntura política argentina de fines del siglo xx e inicios del siglo xxi, mostrando además que, después de esa fecha, las torres fueron desapareciendo de las investigaciones locales. En esa operación, logra dar cuenta de las condiciones de producción del discurso experto, mostrando que los investigadores estigmatizan el fenómeno que intentan interpretar al ponderar las formas de esos enclaves desde factores globales, o tomando al pie de la letra las estrategias de diferenciación de los habitantes y promotores inmobiliarios, soslayando de ese modo las grietas e inconsistencias que se visualizan al contemplar las variadas escalas.
Al considerar la heterogeneidad de trayectorias habitacionales y las estrategias de distinción de quienes las habitan, la inestabilidad del objeto torre se hace extensiva a las afirmaciones acerca de la existencia de enclaves de ricos y de procesos de autosegregación. Las diferencias que resultan de las localizaciones urbanas, pero sobre todo los conflictos que se dirimen dentro de los edificios, pues “proximidad espacial no es proximidad social”, dan cuentan de que no siempre viven allí “los que ganan”. ¿Qué forma toman las desigualdades sociales observadas desde el interior de esos espacios cerrados?, se pregunta la autora. Para responder a ese interrogante revisa las identidades, prácticas e interacciones de quienes se ocupan del “trabajo de enclave”. Además de promotores, arquitectos, cientistas sociales y habitantes, la autora examina el rol de los administradores –inscritos en un registro público que controla la actividad–, pero también de quienes participan de la gestión, el mantenimiento, la seguridad y la limpieza y, por ende, de la producción material y simbólica de los inmuebles. Dicho de otro modo, las torres son visualizadas como espacios de trabajo. Desde esa perspectiva, como se recuerda en el libro, la calificación simbólica de un espacio –en este caso, de un inmueble residencial– no resulta directamente del proyecto de sus promotores o sus arquitectos. El juego de clasificaciones que comienza con la promoción inmobiliaria, la comercialización y la ocupación de los habitantes, se continúa en la puesta en funcionamiento de los inmuebles, en los cuales se cristalizan las disposiciones de los habitantes respecto a sus viviendas y a su posición de clase vis-à-vis las de los empleados, que, a su vez, intervienen y contribuyen con su trabajo a hacer realidad o a poner en cuestión las pretensiones de los copropietarios.
Es precisamente en ese análisis donde se visualiza la productividad empírica de los “mundos sociales” de Becker, que subrayan la importancia de considerar a todos aquellos que participan en una actividad. “La naturaleza de esas relaciones entre la gente no está dada, no es algo que pueda establecerse a priori o resulte de una definición. Se trata de algo que resulta de observarlos en acción, mirando qué es lo que ellos hacen”. Como precisa Becker, en ese análisis es posible ver “qué es lo que hacen”, “si están en conflicto”, “si trabajan en conjunto y están a la vez en conflicto”. (Becker & Pessin, 2006). En la investigación de Elguezabal, ese procedimiento de observar “en acción” requirió de un fino trabajo etnográfico en el terreno, de la realización de más de 120 entrevistas, con resultados triangulados con otros materiales, tal como se consigna en el Anexo del libro. La diferenciación de “los intendentes” del resto de los empleados, los alcances de vigilancia –que se presenta como un signo de “prestigio” y de “estatus” de estos edificios, pero opera más en el control interno que en la seguridad exterior–, las “changas” –que establecen redes de relaciones entre el personal y los habitantes– iluminan una fina y controvertida red de relaciones entre los habitantes y el personal, en sus diferentes estatutos y jerarquías. Como se afirma, lo que está en juego no es tanto diferenciar el afuera y el adentro –mediante porteros y televisores, rejas u otros dispositivos–, pues prevalecen estrategias que apuntan a reforzar las fronteras internas que separan a los propietarios entre sí, iluminando así los conflictos y desajustes en los procesos de segregación. Generalmente los enclaves no son, como dice la autora, de exclusión, sino de disimulación. Una revisión de la sociología clásica de las profesiones, desde las miradas renovadas de Abbot (2005), le permite tejer esa espesa tela donde se juegan los roles de los trabajadores sindicalizados, los tercerizados, los precarios, considerando los procesos y las relaciones internas y externas que dan lugar a una reclasificación permanente.
Más que certezas, el itinerario que nos propone Elguezabal pone el énfasis en las incertidumbres, revisitando las grandes categorías e ideas establecidas, mostrando las grietas en esas fronteras urbanas mediante una reflexividad que, como señala Topalov en el prefacio, es resultado de un camino de investigación que, a partir de la “observación de las pequeñas cosas”, es capaz de poner de manifiesto la fragilidad de los conceptos más firmes. Se trata de un sendero que no parte de problemáticas, objetos de estudio o procedimientos establecidos a priori, sino que se va construyendo a lo largo de un itinerario “sin mapa, pero con brújula”. Esa fascinante práctica de investigación de la autora entra en consonancia con la operación de traducción que efectúa entre muy diversas disciplinas: entre los aportes de la etnografía, la sociología del trabajo y la teoría de la organización, la sociología urbana, la arquitectura y el urbanismo. Reflejo de lo anterior, los cinco jurados de su tesis de doctorado fueron un antropólogo, un etnógrafo, un sociólogo, un economista y un arquitecto. Todos ellos coincidieron en elogiar las competencias de Elguezabal para dar cuenta de las problemáticas que se planteó resolver, respetando las matrices de las diferentes disciplinas. Por detrás de esa capacidad de articulación se perfila el itinerario de una autora argentina con estudios en Francia y pasantías de investigación en Londres y Chicago, que desarrolló así una gran capacidad para desempeñarse con solvencia entre países, idiomas y culturas académicas.
Es indudable el aporte conceptual, metodológico y empírico de su investigación. Tal vez, desde la dimensión territorial, en la acepción de territorio de la geografía humana y desde los estudios urbanos hubiera sido interesante sumar reflexiones sobre la espacialidad y la historicidad de los objetos estudiados, tomando en cuenta lógicas de localización, la materialidad de los dispositivos y sus diferencias con los edificios tradicionales, sobre todo en una ciudad sedimentada como Buenos Aires. Sin embargo, esta observación acerca de la consideración de los espacios y los tiempos no remite a carencias del trabajo realizado; más bien, apunta a identificar algunas de las muchas pistas que se abren para ser desarrolladas en futuras investigaciones.
El texto es excelente. Se trata de un libro que es producto de una investigación relevante y original, que desafía muchos de los presupuestos de la literatura académica. Más ampliamente, el trabajo interpela un modo de hacer investigación que nos recuerda que, para dar cuenta de la complejidad, es necesario revisar lo grande y lo pequeño, lo singular y la norma; y recurrir a la articulación de actores, escalas y perspectivas de análisis para hacer visible lo invisible y, sobre todo, para poder decir, como en este libro, algo que aún no había sido dicho.
Referências
Abbot, A. (2005). Linked ecologies: States and universities as environments for professions. Sociological Theory, 23(3), 245-274. https://doi.org/10.1111/j.0735-2751.2005.00253.x [ Links ]
Becker, H. (1982). Arts Worlds. Berkeley, ca: University of California Press. [ Links ]
Becker, H. & Pessin, A. (2006). Howard S. Becker et Alain Pessin : Dialogue sur les notions de monde et de champ. Sociologie de l’Art, 2006/1 (OPuS 8), 163-180. https://www.cairn.info/revue-sociologie-de-l-art-2006-1-page-163.htm [ Links ]
Elguezabal, E. (2011). La production des frontières urbaines. Les mondes sociaux des “copropriétés fermées” à Buenos Aires. Tesis doctoral. École des Hautes Études en Sciences Sociales (ehess) París. [ Links ]
Elguezabal, E. (2015). Frontières urbaines. Les mondes sociaux des copropriétés fermées. Rennes: Presses Universitaires de Rennes, coll. Géographie sociale. [ Links ]
Topalov, Ch., Coudroy de Lille, L., Depaule, J-C. & Marin, B. (2010). L’Aventure des mots de la ville: A travers le temps, les langues les sociétés. París: Robert Laffont. [ Links ]
Alicia Novick – Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina. E-mail:alicianovick09@gmail.com.