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El clero secular iberoamericano en la Época Moderna / Tempo / 2020
El clero secular iberoamericano en la Época Moderna. Institucionalidad, carrera eclesiástica y conexiones sociales
Una de las caracterizaciones de las sociedades iberoamericanas que más consenso sigue teniendo sostiene que estuvieron constituidas por estamentos y calidades sociales. Este fuerte sentido de las personas de aquella época por diferenciarse y pertenecer a una jerarquía social más alta, sin duda permeó en todos los grupos, corporaciones e instituciones. En este sentido, la historiografía sobre la Iglesia, ha hecho hincapié desde el siglo XIX al menos, en el gran poder, la influencia y la riqueza del clero colonial, derivado en buena medida del papel tan relevante de esa institución múltiple y compleja en el gobierno monárquico español y portugués. Derivado de este proceso histórico de encumbramiento del clero secular se han escrito múltiples libros, artículos y capítulos a lo largo del tiempo que lo reafirman en cada región, provincia u obispado iberoamericano. Para ello, los y las historiadoras han echado mano de variadas fuentes de archivos eclesiásticos o extra-eclesiásticos, así como de diversas metodologías y ópticas.
La historiografía ha tenido tres formas de estudiar al clero secular a lo largo del siglo XX: en las historias generales de la Iglesia, en el análisis de coyunturas importantes, o bien, como objeto central de estudio. En las historias generales se ha concebido al clero secular de forma global pues, aparte quizá del alto clero, el resto de sus miembros son anónimos. Igualmente, en otros trabajos la clerecía ha sido sólo una especie de “escenario” eclesiástico para la actuación del alto clero o de los obispos. En algunos incluso la historia de una diócesis se ha reducido a la gestión de los prelados. Además de las historias generales, en estudios específicos sobre coyunturas históricas o gestiones de obispos, el clero ha sido analizado como un gran colectivo que acompañaba o se oponía a los objetivos de su prelado, cuando participó de algún movimiento importante, fundó alguna nueva institución o como receptor de alguna reforma impulsada por las autoridades. Aunque en este tipo de obras se superan las generalizaciones o los juicios de valor, también es cierto que no se profundiza más.
Dentro de ese universo historiográfico podemos destacar dos tendencias actuales. Una, que a pesar de la multiplicidad de estudios monográficos sobre el clero secular de distintos obispados, siguen faltando estudios de conjunto o de síntesis que brinden visiones globales de la clerecía, a nivel diocesano o de cada provincia eclesiástica. En este sentido, hay algunas excepciones notables que nos muestran un camino viable y enriquecedor. Dos pertenecen al clero español. La obra La sociedad española en el siglo XVII, de Domínguez Ortiz (1970), tuvo una gran influencia por las líneas de investigación que inspiró, tales como la población clerical y su distribución geográfica, la crítica social y política por el excesivo clero o sobre la mala formación educativa de los clérigos. La imagen que construyó Domínguez Ortiz sobre el clero peninsular, analizando aspectos que hasta entonces poco se habían estudiado, inspiró variados estudios de corte prosopográfico o de biografía colectiva (Morgado, 2007). Tiempo después otra obra notable fue la de Barrio Gozalo, El clero en la España moderna (Barrio, 2010) en donde se hace una muy útil síntesis descriptiva de ese estamento desde la era de los reyes católicos hasta el siglo XIX, recogiendo los resultados de múltiples estudios monográficos de las últimas décadas. Esta gran aportación ya había sido precedida por otro artículo importante referido solo a los obispos de Castilla la Vieja (Barrio, 1982). Otra importante contribución ha sido el estudio de las élites eclesiásticas, sus características y su vínculo con el poder. Un trabajo importante es el de Terricabras (2000) sobre la recepción del Concilio de Trento por Felipe II y la política de control ejercida por la Corona sobre el clero que por medio del Patronato Real logró alcanzar ciertas condiciones para disciplinar el clero secular. De los estudios generales también resultaron aquellos basados en el interés por las carreras eclesiásticas. Aún para la península, sobresale la investigación de Chacón (1993) sobre las formas de promoción en el estamento eclesiástico secular para la Sevilla rural del siglo XVIII a partir principalmente de los libros de visitas pastorales, expedientes de congruas y patrimonios.
Para el caso de la historiografía portuguesa hay que mencionar tanto por su importancia como por la influencia que tuvo posteriormente el estudio de Paiva (2006) sobre el episcopado en Portugal y en el imperio, dónde analiza los procesos de elección de los individuos para el cargo de obispo, los modelos del munus episcopal y las carreras de dichos eclesiásticos a partir del abordaje prosopográfico. [1] En los mismos años Olival y Monteiro (2003) hicieron un balance de la historiografía sobre el clero analizando por consiguiente las cuestiones del estatuto y de la movilidad social para las carreras del clero diocesano, considerando las estrategias familiares y el tema del patrimonio delante del problema del mérito. Además, llama la atención la investigación desarrollada por Silva (2013) con el objetivo de explicar las disputas de poder en el cabildo catedralicio entre 1564 y 1670, subrayando en particular los mecanismos formales y informales que disponían los clérigos seculares frente a las presiones de toda orden – en particular fiscales – impuestas por la Corona como también por el episcopado.
Para Iberoamérica, a su tiempo, vale mencionar el estudio de Delgado y Fernández (1992) que se ocupó de un esbozo prosopográfico de los obispos de Indias y además, dos otros trabajos de referencia: el de Bayle (1950), El clero secular y la evangelización de América, así como la síntesis general de Valpuesta (2008), El clero secular en la América hispana del siglo XVI, obra que viene a compensar la falta de una visón de conjunto, más allá de las limitaciones o alcances de interpretación historiográfica del estudio.
La segunda tendencia es la atomización de los estudios en múltiples investigaciones monográficas, en muchas ocasiones más descriptivas que analíticas y que prescinden de una vinculación con problemas o procesos históricos más generales. Pueden ser ricos en información de archivos locales pero pobres en metodología e hipótesis historiográficas bien sustentadas. Junto a estas también se ha publicado diferentes libros y artículos que han buscado problematizar y enriquecer la interpretación historiográfica del clero secular. Aquí sólo haremos un esbozo de las líneas generales que, desde nuestro punto de vista, han marcado su rumbo historiográfico en las últimas décadas, al mismo tiempo que haremos referencia a algunos trabajos que siguieron las tendencias de investigación abiertas.
Una de las líneas recurrentes ha sido la de las carreras eclesiásticas y la formación académica y sacerdotal de la clerecía. Cabe resaltar la investigación de Schwaller (1987), quien publicó un estudio específico sobre el clero secular del siglo XVI, planteando un análisis de los diferentes estratos clericales de acuerdo a su jerarquía, así como su papel en la sociedad temprana novohispana. Este autor realizó un trabajo de corte prosopográfico abarcando todos los segmentos de la jerarquía eclesiástica y estableciendo una tipología de las carreras emprendidas por el clero en el siglo XVI. Para otras latitudes se han elaborado igualmente estudios importantes sobre la carrera eclesiástica del clero desde una perspectiva prosopográfica. Uno de ello es de Enríquez sobre la clerecía chilena entre 1650 y 1850, en donde analizó la conformación de la jerarquía del clero secular (Enríquez, 2006). Para el caso de la formación de los sacerdotes, el análisis de Velázquez (2013) a partir de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica entre los siglos XVI y XIX representa un buen ejemplo del abordaje de los nombramientos del clero secular teniendo en cuenta el papel de los seminarios en su educación y el acceso a las capellanías en zonas no tan centrales del mundo americano.
Paul Ganster dedicó algunos trabajos sugerentes sobre los integrantes de los cabildos eclesiásticos de México y Lima, un grupo de 280 individuos, en el siglo XVIII, examinando sus estilos de vida y sus familias, así como sus trayectorias clericales: prebendas y dignidades catedralicias, y como ellas se relacionaban con sus familias, proponiendo que: “…la situación de cada clérigo se comprendía mejor dentro del contexto multigeneracional de la familia extensa a que pertenecía” (Ganster, 1991, p. 149). Partiendo del peso de la familia, Wanderley (2013) ha examinado la trayectoria de dos presbíteros descendientes del patronímico Portugal en la Nueva España a comienzos del siglo XVIII para comprender sus estrategias alternativas frente al estrechamiento de las condiciones de movilidad en la carrera eclesiástica basadas tradicionalmente en los méritos.
Mazín (1996), por su parte, dedicó un estudio novedoso sobre los miembros del cabildo eclesiástico del obispado de Michoacán a lo largo de tres siglos. Con base en una amplia documentación de repositorios eclesiásticos, de la Corona y de notarías, el autor realizó la prosopografía de trescientos prebendados de los siglos XVI a inicios del XIX. En esta misma línea de los cabildos novohispanos se halla el estudio de Jaramillo sobre el mismo cabildo michoacano, si bien referido al periodo de transición de 1790 a 1833, ya en el México independiente (Magaña, 2014). En este caso, el autor realizó la prosopografía de 65 prebendados en torno a sus orígenes geográficos, su formación académica y sobre todo su trayectoria eclesiástica, con base en una gran variedad de fuentes eclesiásticas y de otros repositorios de la época. En esta misma perspectiva, poco después Castillo (2018) dedicó un libro a estudiar a los miembros del cabildo eclesiástico de México entre 1530 y 1612, profundizando en su carrera eclesiástica y su participación en la política eclesiástica de esa era fundacional.
Pero también el clero diocesano y parroquial ha sido objeto ya de importantes estudios. Cabe resaltar las investigaciones de Taylor sobre los curas, o como él les llama “ministros de lo sagrado”, en donde los vinculó al proceso de aplicación de las reformas borbónicas (Taylor, 1995, 1999), logrando una renovada visión historiográfica, partiendo de la premisa sobre que: “La religión y los sacerdotes fueron parte integral de la cultura política colonial” (Taylor, 1999, tomo I, p. 19). Esta concepción de los sacerdotes permitió al autor insertarlos en problemáticas sociales, culturales y políticas que en la historiografía anterior están ausentes, y con ello fue más allá de la simple descripción, al analizarlos como verdaderos actores sociales.
Siguiendo los pasos de Taylor, Lundberg (2011) realiza su investigación sobre la vida parroquial o local a partir del clero secular en el México Central, o sea, la arquidiócesis de México y el obispado de Puebla, con particular referencia a Tlaxcala. Teniendo en cuenta las parroquias rurales administradas por los padres seculares en la primera mitad del siglo XVII, ha buscado analizar la interacción entre los feligreses indígenas y los curas como un esfuerzo de comprender la influencia del poder local en dicha relación. Por lo tanto, no solamente observa como las poblaciones indígenas entienden la Iglesia, si no también como los párrocos de indios sirven a nivel parroquial como enlaces con la Iglesia Metropolitana (centro de México, Puebla o mismo Roma), evidenciando así las complejas relaciones entre el “centro eclesiástico” y lo que llama “periferia”, concretamente traducidas en los procesos de aplicación de las orientaciones canónicas en las zonas rurales. El trabajo está fundado en un abanico amplio de fuentes, como los documentos conciliares, las visitas pastorales, manuales sacramentales, informes de extirpaciones de idolatrías, peticiones indígenas y, principalmente, en las relaciones de méritos y servicios de los clérigos.
Burciaga (2012) es autor de un amplio estudio sobre el clero secular en la región de la Nueva Galicia, concentrándose en las acciones y relaciones de los poderes eclesiásticos situados en la capital del obispado, Guadalajara y, en la Audiencia de Zacatecas, este último un expresivo centro económico virreinal del siglo XVII. Este estudio fue precedido por el de Alanís (1997) sobre los orígenes del clero michoacano en el siglo XVI. Desde una perspectiva regional amplia, Burciaga examina la problemática de cómo este clero jugó un papel fundamental en el lento desarrollo de la autonomía de la zona que tuvo como principal consecuencia generar el deseo de una identidad regional propia, o mejor dicho, de una “cultura religiosa” específica. Cierto de que las libertades fueron logradas a partir de la práctica religiosa, lanza mano del concepto de “pertenencia sociorreligiosa” para delimitar entre otras cosas el motor de dicho proceso: “los sentimientos de solidaridad o lealtad para con su núcleo de pertenencia social”. Burciaga explica entonces como tanto los intereses globales del imperio como locales – ambos complementarios – son articulados por medio de aquella cultura religiosa. El autor propone que los clérigos seculares fueron los mediadores o “comunicantes” de aquella pertenencia, que además implicaba el reconocimiento del valor del grupo, su honor y los principios clericales defendidos. El carisma de la economía minera de Zacatecas produjo un visible interés de los obispos y presidentes de la Audiencia por controlar el nombramiento de los curas, de modo a evitar la oposición a las directrices de Guadalajara. En este sentido, dos de los puntos más importantes del trabajo son el reconocimiento de dos tipos de poblaciones clericales – estables y transitorias – y de sus esfuerzos, en particular de los clérigos más modestos, por garantizar sus derechos personales frente a los abusos cometidos por las autoridades eclesiásticas.
Las estructuras eclesiales locales y el clero secular son además objetos de reflexión para el caso del mundo andino. Desde la tesis doctoral de Ganster (1974) sobre las carreras eclesiásticas en Lima en el siglo XVIII, la historiografía se ha caracterizado por el desarrollo de estudios inclinados a delimitar las tendencias clericales más allá del centro limeño. El trabajo de Bellido (1996) sobre el clero diocesano en el Perú del siglo XVI ha representado uno de los primeros esfuerzos desde la perspectiva de la historia eclesiástica por ofrecer un cuadro general sobre las dichas estructuras. Teniendo en cuenta la instalación de los curatos en ciudades como Cuzco, Trujillo, Arequipa e Quito entre otras (Obispados de Lima y Cuzco), el autor da cuenta de abordar la progresiva importancia del clero diocesano y los problemas de su organización a partir de la conversión de las doctrinas de naturales de las primeras encomiendas en curatos, tales como la insuficiencia de clérigos, las interdicciones cuanto a la ordenación de criollos y mestizos, el crecimiento del número de ordenados a partir de mediados del siglo. Mas allá del rol del clero secular por contener el retorno de las idolatrías como en el caso del Taqui Onqoy, el punto a destacar son los enfrentamientos de los clérigos con las estructuras de poder a partir de la noción de “clérigos políticos”. Bellido enseña como estuvieron involucrados en los conflictos entre Gonzalo Pizarro y la Corona, en las guerras civiles, como se enfrentaron con el virrey Toledo y con las autoridades eclesiásticas por hacer valer ciertos derechos y libertades. El análisis de Guerreira (1990) también ha tratado de las opciones políticas del clero secular a partir de los conflictos generados por las guerras civiles en el siglo XVI, ubicando así su tormentosa actuación en la evangelización a partir de su inserción en las doctrinas de indios.
El análisis de Ganster que apunta una tendencia de acercamiento de los clérigos a los centros urbanos en la búsqueda de cargos o doctrinas más prestigiosos es discutido para el caso de Charcas por Draper (2000). Desde la óptica de la historia cultural subraya la presencia de un “modelo alternativo de conducta clerical” enmarcado por un hiato entre los “valores sociales defendidos” y la conducta real. Ha examinado los seculares en el sistema eclesiástico andino del siglo XVII, según él, en un área marginal frente a la centralidad de Lima, la Arquidiócesis de la Plata. A partir de una muestra biográfica de sesenta sacerdotes y de un conjunto de datos consistente, analiza la composición del clero, sus actitudes ministeriales, su “marco ideológico” y las formas como interactúan con las estructuras sociales. Según el autor, el clero de Charcas era dominado por una composición de jóvenes sacerdotes limeños – que buscaban escapar a la intensa competencia verificada para la carrera en Lima – y los charqueños que van creciendo numéricamente a lo largo del XVII. El universo eclesiástico de la zona poseía un perfil sobre manera parroquial y, en el clero convivían muy claramente dos grupos: uno formado por los estratos de hijos de las familias notables y otro más bien pobre – que sólo había recibido las órdenes menores – y que subsistía de una modesta capellanía o de la caridad. A partir del cruce de cinco tipos de mentalidades (evangelizadora, profesional, culta, parental y extirpadora), deducidas teniendo en cuenta la tipificación de los valores indicados como más significativos en su carrera, Draper ofrece una idea de los aspectos que caracterizan el clero de Charcas: un tercio formado por sujetos con amplia formación; en general con bajo nivel de disciplina y responsabilidad clerical, de mentalidad profana o proclive a los intereses mundanos; algo que impacta sobre su comprensión del sacerdocio: un camino de ascenso social. Los trabajos de García (2007) sobre el clero secular en el norte de Perú a comienzos del período Republicano, como los de Robins (2009) y de Huarcaya (2018) analizando los conflictos de los sacerdotes con la comunidad, así como la cuestión de la inmunidad personal de los curas seculares doctrinarios durante las rebeliones indígenas del Alto Perú en la segunda mitad del siglo XVIII, son además buenos ejemplos de la diversificación de los problemas y del avance de los estudios hacia otras regiones del mundo andino.
Para el Río de la Plata y Argentina independiente se han escrito en las últimas décadas trabajos muy importantes sobre el clero secular (Di Stefano, 2007). Los trabajos de Di Stefano (1998, 2000), en particular el capítulo “El clero Rioplatense y la revolución” (Schmidt, Dorsch, Herold-Schmidt, 2011); Ayrolo (2006, 2007; Ayrolo, Oliveira, 2016), Barral (2006, 2016) y Caretta (2016) han abordado sobre todo el siglo XVIII y la transición al periodo independiente, en especial a partir de las reformas borbónicas. A partir de una amplia gama de fuentes eclesiásticas y coloniales, estas obras han profundizado en el conocimiento de los distintos sectores del clero secular, la evolución de sus poblaciones, así como su vinculación al cambio político. Sin duda, ha marcado valiosas pautas para futuras investigaciones de esa región.
Por lo que respecta al estudio de las poblaciones clericales en Indias, hay pocos estudios aún, a diferencia de lo que sucede para Europa. Para Nueva España, Aguirre (2012) dedicó parte de un estudio al análisis de la población de clérigos seculares del arzobispado de México, con base en el tratamiento de las matrículas sacerdotales, fuentes muy poco estudiadas todavía. En 2017, Cano publicó El clero secular en la diócesis de México (1519-1650), el cual, sin ser sólo una investigación prosopográfica estricta, sin embargo, el autor usó del método para caracterizar en varios sentidos a la clerecía del centro de la Nueva España, valiéndose de amplias e importantes fuentes históricas, de archivos nacionales y extranjeros.
A su vez, el estudio realizado por Pereira das Neves sobre el tribunal de la Mesa da Consciência e Ordens se ha revelado como uno de los más significativos para la historia social del clero secular en el mundo luso-brasileño, sobre todo por permitir analizar los efectos a mediano plazo de los cambios implementados por las políticas reformistas del siglo XVIII en el ámbito eclesiástico (Neves, 1997). En términos generales, la investigación ha planteado analizar el papel de la religión y del clero secular en la formación de la nación en el primer tercio del siglo XIX, período todavía, como afirma, caracterizado por la persistencia de las estructuras del Antiguo Régimen. Neves concentra su análisis en el cotidiano y los intereses variopintos de este clero, en particular, el segmento más cercano a los feligreses, los vicarios de las parroquias, considerando las peticiones presentadas por los sacerdotes – sin despreciar a de los sujetos pertenecientes a la alta jerarquía eclesiástica – y los dictámenes de aquel tribunal sobre lo requerido por ellos. De ahí provienen los muchos temas asociados al cosmos de los eclesiásticos: las condiciones de realización del culto, los salarios, la estabilidad de posiciones en sus carreras, disputas intereclesiásticas, conflictos con feligreses, comportamiento de las poblaciones frente a los sacerdotes y por fin las condiciones generadas por la política regalista. La imagen del clero secular brasileño que emerge de la investigación, sobre todo a partir de las condiciones para el ejercicio de su oficio, constituye una importante referencia para hacer comparaciones con el mismo clero hispanoamericano y, por consecuencia sirve para comprender las formas distintas que ha asumido el catolicismo en los contextos del mundo iberoamericano. Se trataba, según él, de un clero carente, por lo tanto, ávido por distinciones; sin medios adecuados para su formación; disperso territorialmente y aún sujeto al desorden de las divisiones eclesiásticas; administrando en zonas empobrecidas; azotado por el retraso de sus congruas; involucrado en negocios mundanos y con tendencias a burlar el celibato clerical.
Además, la investigación doctoral de Gama Lima ha contribuido para entender los comportamientos delictivos de la clerecía colonial (Lima, 1990). Su trabajo que se enfoca en el crimen de solicitación practicado por los padres durante la confesión – a partir de la política de persecución por parte del Santo Oficio – subraya no sólo su fragilidad en cumplir las reglas del modelo tridentino, pero también las dificultades de hacer observarlas por parte de las autoridades eclesiásticas. La autora advierte aún los problemas cuanto a la formación del clero y principalmente los esfuerzos reformistas llevados a cabo por los obispos con el beneplácito de la Corona de Portugal durante el siglo XVIII para revertir dicha situación. La reforma consistió en crear condiciones para ampliar la red parroquial, estrechar conexiones con la jerarquía eclesiástica y reformar el clero desde el punto de vista intelectual y moral (Lima, 1993, 2014). Las conclusiones de Gama Lima enseñan que las condiciones coloniales redujeron por fin el alcance de las medidas reformistas. La investigación de Neves centrada en los decenios posteriores como se vio confirma que los problemas aún persistían y que en particular la política de ampliación del número de parroquias tuvo reflejos negativos sobre el ejercicio del oficio del clero secular en razón de la desproporción entre el número de parroquias-población global de feligreses-cantidad de párrocos.
El camino abierto por tales investigaciones, que ponderan los efectos de las políticas regalistas en las reformas eclesiásticas del siglo XVIII, es analizado por Barral (2013) tomando en cuenta el conjunto de las dos Coronas ibéricas. A su tiempo, los estudios generados en las últimas décadas que tienen por objeto el clero secular, desarrollados sobre todo en los programas de posgrado brasileños, estuvieron bajo el influjo de las preocupaciones con aquel siglo y marcadamente desde una perspectiva regional. Se destacan los trabajos de Zanon (1999), sobre la acción de los obispos en São Paulo con un capítulo dedicado a los clérigos seculares; de Ferreira (2016) sobre el clero secular en el obispado de Rio de Janeiro durante un gobierno episcopal; de Lima (2016) sobre los seculares y la Inquisición en la Amazonia; de Poletto (2010), sobre los sacerdotes en la diócesis de Curitiba (XVII-XIX); de Santos (2008) sobre los conflictos entre la sociedad y el clero en las villas de Curitiba e Paranaguá de 1718 hasta 1774; de Santos (2013) sobre la transgresión de los clérigos del hábito de São Pedro en las feligresías de Pernambuco entre 1750 y 1800; de Nunes (2010) acerca de la política regalista y el clero secular en Minas Gerais; de Duarte (2017) que trata de la clerecía secular y sus sociabilidades en la misma Minas Gerais; de Castro (2010) sobre la trayectoria de un padre secular entre los indígenas de los sertões de las Gerais; y por fin el de Mendonça (2011) sobre el obispado del Marañón .
En particular la investigación doctoral de Mendonça sobre la justicia eclesiástica y los comportamientos desviantes del clero secular es buen ejemplo y, se destaca no solamente por el rico manantial de fuentes archivísticas explotadas, pero, sobre todo, por tratarse de observar la actuación del clero secular en el Noroeste de Brasil. Aunque su preocupación esté centrada en el juicio eclesiástico bajo el mando episcopal, pondera además sobre la comprensión jurídico-procesal acerca del cotidiano clerical desde el punto de vista de los juicios inquisitorial y secular. Mendonça establece sus características desde la documentación del Auditorio eclesiástico, entrecruzando las trayectorias con una perspectiva de conjunto que ha permitido profundizar en su formación, sus perfiles, sus estrategias de carrera y las redes familiares de protección o apoyo, los crímenes practicados, los castigos aplicados, las reformas de las costumbres, la defensa del privilegio de foro, las disputas políticas por los beneficios y, lo más característico del contexto maranhense: la gran flexibilidad durante los periodos continuos de vacancia en el obispado, que se reflejó en amplios procesos de ordenación sacerdotal.
El interés por las ordenaciones sacerdotales ha permitido ampliar el abanico de investigaciones, en las últimas dos décadas, a segmentos como el clero indígena. Por ejemplo, el libro de Menegus y Aguirre, para Nueva España, abrió una perspectiva de larga duración para el estudio de la formación de indios letrados y su estrecha vinculación con el sacerdocio. A partir de fuentes del archivo de la Real Universidad de México, del archivo del Seminario Conciliar de México y del archivo del arzobispado de México, principalmente, propusieron varias etapas históricas para entender por qué solo hasta el siglo XVIII se pudo conformar un sector de indios sacerdotes, al amparo de la Corona. Sobresale la segunda mitad de esa centuria debido a que ya no solo se ordenaron hijos de caciques sino también de tributarios, además de que algunos indios obtuvieron grados de doctor e hicieron una carrera eclesiástica notable, llegando uno de ellos, Luciano Páez de Mendoza, a ser canónigo de la colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe (Menegus, Aguirre, 2006). Por su parte, Lundberg (2008) publicó un artículo donde propone algunas cuestiones a considerar para el estudio del clero indígena en Hispanoamérica, tomando en cuenta los avances historiográficos, los usos de la categoría de clero indígena y los posibles niveles de análisis para el tratamiento del tema: como las legislaciones, las polémicas teológico-jurídicas y conciliares, la formación y las carreras de los curas. A despecho de las prohibiciones impuestas y de la escasa ordenación de dichos clérigos en tiempos de “fundación”, a partir del siglo XVII la Corona apoyó a la idea de constitución de un sacerdocio nativo y a mediados del siglo XVIII se impuso la necesidad de contar con más clérigos seculares que supieran lenguas nativas – debido a la expulsión de los jesuitas y a las reformas secularizadoras – abriendo las puertas de la Iglesia a un contingente más numeroso de indios, destinados ser ayudantes de los curas titulares en parroquias rurales de pocos recursos. Sin embargo, en algunas zonas del mundo andino, llama la atención para el hecho de que algunos llegaron a tener carreras notables en los cabildos catedrales.
En la historiografía brasileña los trabajos de Resende (2014) y Oliveira (2018) son representativos de dicha vertiente acerca del clero autóctono. Como para el caso hispánico, Resende subraya las restricciones a la formación y admisión a la carrera eclesiástica, impuestas a los indígenas y la rareza de su presencia – además de los mestizos – en los procesos de ordenación realizados en los territorios de la Corona de Portugal hasta el siglo XVIII. Discute las posiciones esgrimidas en las polémicas sobre la idoneidad canónica de los indios para el oficio clerical y como en el siglo XVIII, con la implantación del Directorio de los Indios y con la política secularizadora del marqués de Pombal, las ordenaciones fueron favorecidas, si bien esto no se tradujo en incremento sustancial de nativos en la carrera. A partir del examen de casos, en particular de Pedro da Motta – sacerdote indio de la etnia Cropó – destaca la especificidad del caso de Minas Gerais, dónde los seculares jugaron un papel protagónico en la evangelización de los indios de los sertões. Ya Oliveira se dedica al estudio de las trayectorias de los africanos y sus descendientes considerando el problema del “defecto de color” en los procesos de habilitación al sacerdocio entre 1669 y 1823. Aunque reconozca la fuerza de las interdicciones, cuestiona la tesis de que la Iglesia colonial se cerraba a tales segmentos y demuestra como la ordenación se convirtió en una promesa de movilidad social durante el Antiguo Régimen. Contrasta el examen de la legislación, como las Constituciones Sinodales de Lisboa y las Constituciones Primeras de Bahia, estas últimas analizadas por Feitler e Souza (2011), con los documentos de los procesos de habilitación (de genere, vita et moribus y patrimonio) buscando comprender la lógica de la dispensación de los defectos de origen o nacimiento prevista por las mismas reglas canónicas. Oliveira señala el sentido orgánico de los procesos, sugiriendo la ordenación como un “proyecto” del grupo y el catolicismo como un elemento que favorece a la distinción social.
El presente dossier busca abonar a algunas de las líneas de investigación antes expuestas. Los tres trabajos que lo componen se articulan alrededor de un eje situado en el campo de la historia social del clero que problematiza su trayectoria en los marcos de la organización eclesiástica y parroquial en tres zonas geográficas de los imperios ibéricos. En los estudios hay un elemento común: la carrera se vuelve una estrategia con medidas precisas que exigían de los promotores una buena red, local o extra local, de contactos y de protección familiar. El estudio de Enríquez, por ejemplo, analiza los caminos del proceso de presentación a la Corona – en razón del Patronato Regio – de aquellos pretendientes aptos para obtener dignidades o beneficios eclesiásticos en la Iglesia de Indias. Tomando en cuenta las carreras eclesiásticas en Chile, la autora considera pertinente el cruce de dos grupos documentales para explicar la lógica del derecho de ocupar las plazas vacantes de los cabildos eclesiásticos: las colecciones de cartas privadas y los papeles de las consultas hechas al Consejo de Indias. Enríquez reafirma como el derecho a presentarse engendró distintas concepciones en la marcha de su aplicación, subrayando una visible transición de ser un privilegio papal a una regalía a cargo casi exclusivo de la monarquía, con moderadísima intervención procesal por parte de la curia romana, ya que por ejemplo, para el caso de los obispos, al final cabía al Papa solamente confirmar la presentación real por medio de una bula, trámite distinto de la institución canónica de los canónigos a cargo de los obispos y sin la exigencia del sello papal. Sin embargo, la autora advierte que ese peso relativo de Roma en la delimitación de los procesos no implicó un fenómeno de alejamiento del gobierno de la Curia en relación a las cuestiones de la organización jerárquica de la Iglesia indiana. Superada dicha visión, ofrece al lector un cuadro de la compleja dinámica aspiración-concesión, dónde actuaban las razones familiares y sus mediadores, se componían redes de contactos, se configuraban estrategias para lograr alcanzar el nombramiento y, además se percibían los márgenes de acción de los agentes. Teniendo en cuenta estudios de caso bien documentados plantea dos cuestiones fundamentales. La primera: que a partir de la institución de la “vía reservada de Indias” en el comienzo del siglo XVIII, cuando el curso de los asuntos eclesiásticos pasó a ser competencia directa de las secretarías del despacho en “forma paralela a la Cámara de Indias”, se impuso una clara división entre los sujetos capaces o no de movilizar las redes y los medios para acceder a la dicha vía. La segunda: el papel central jugado por los agentes y mediadores en el curso de las provisiones, quienes al fin y al cabo decidían la vía de ascenso más pertinaz cuanto a sus méritos y a sus pretensiones.
A su vez, el trabajo de Anderson Oliveira aborda las estrategias de movilidad social de los descendientes de esclavos y libertos al buscar acceder al clero secular en el obispado de Rio de Janeiro en la primera mitad del siglo XVIII. En términos puntuales, su análisis se concentra en las estrategias familiares para promocionar sus miembros a la carrera eclesiástica y buscar así trascender las barreras impuestas por las jerarquías y sus consecuentes efectos funcionales cuando se trata de considerar la herencia del cautiverio. Incursiona, a partir del problema de los orígenes de los candidatos, en el universo de las prácticas procesales de la Cámara Eclesiástica del obispado, considerando las peticiones de habilitación o solicitudes de órdenes sagradas, para examinar las formas de comprensión y los juicios expedidos acerca de los defectos provenientes de la ilegitimidad y del color. Oliveira enseña cómo, muchas veces, la suma de cierta reputación con buenas relaciones locales superaba las interdicciones formales, garantizando así la recomendación apostólica y la posibilidad de ser nombrado para el ejercicio del oficio eclesiástico en la diócesis. En efecto, aunque el nombramiento siguiera caminos ajustados por los reglamentos canónicos, se quedaba en manos de la prelacía la decisión de admisión, hecho confirmado por distintas vertientes historiográficas al discutir la composición de redes clientelares por parte de los obispos y el papel que juegan como importantes palancas del sistema político imperial, piezas que terminan por articular – no sin conflictos o polémicas – los intereses globales y locales de la monarquía y de la propia Iglesia. Además de los procesos de ordenación sacerdotal, el autor se vale también de las fuentes notariales – en particular los testamentos – para comprender el valor del patrimonio como garantía de la dotación de recursos para el mantenimiento de los futuros sacerdotes. Para el caso del clero de Rio de Janeiro, el autor subraya en este sentido ser las redes de protección familiar y la condición social de la línea paterna las piezas clave para hacer valer la pretensión. Por lo tanto, dedica una parte importante del estudio a analizar múltiples datos concernientes a dicha línea, corroborando ser el aspecto por excelencia de la selectividad y de cierto modo una garantía para acceder a la carrera sacerdotal, permitiendo así el ascenso de los hijos ilegítimos o marcados por los estigmas del defecto de color.
Otra una línea de investigación que sigue siendo muy socorrida es el de la fundación de las corporaciones eclesiásticas en el Nuevo Mundo. En la historiografía tradicional se abordó normalmente acudiendo a fuentes legislativas y decretos fundacionales, pretendiendo con ello zanjar el análisis histórico. Pero fue una línea que tarde o temprano se agotó y no tuvo mucho ya que agregar después de los trabajos pioneros. Sin embargo, surgió nuevamente la necesidad de volver a abordar los inicios de las instituciones, como las eclesiásticas, para explicar más claramente el desarrollo de la Iglesia en sus distintos ámbitos temporales y geográficos. Un buen ejemplo es el artículo de Miranda y Ponce, que cierra el presente dossier, en el cual muestran la importancia de estudiar los inicios de las instituciones eclesiásticas en el Nuevo Mundo, no desde la normatividad, sino enfocándose en las primeras generaciones de clérigos que les dieron vida. Los autores muestran los complicados inicios del cabildo eclesiástico de la diócesis de Yucatán, región periférica con poca población española en el siglo XVI, de la cual dependía la recaudación del diezmo. Esto implicó que había poca renta para las canonjías y dignidades del cabildo de la catedral. Igualmente, Yucatán tampoco ofrecía buenas perspectivas de promoción a mejores prebendas catedralicias, ya sea en el mismo obispado o en otros. Al faltar recursos del diezmo y razonables expectativas de ascenso, se provocó un cabildo permanentemente incompleto en donde, los pocos capitulares que había, buscaban salir pronto o residir en otros obispados que les ofreciera mejores posibilidades. Igualmente, hubo prebendados nombrados en España para Yucatán, pero que se negaron a trasladarse, buscando un mejor destino. Es claro entonces que para un buen desarrollo y consolidación de las instituciones eclesiásticas en Indias era necesario también garantizar a sus miembros buenas rentas y posibilidades de ascenso en la jerarquía.
Nota
1. Por supuesto el estudio contempla además los clérigos regulares que fueron obispos.
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Inquisição, justiça eclesiástica, religião e religiosidades na Época Moderna / Contraponto / 2020
O presente dossiê teve como ponto de partida uma reflexão sobre a atualidade dos estudos tocantes a Inquisição e aplicação da justiça eclesiástica ao longo da Época Moderna. Na proposta que apresentamos, com o título “Inquisição, justiça eclesiástica, religião e religiosidades na Época Moderna”, procuramos também que se integrassem estudos sobre formas de religiosidade consideradas, na época, heterodoxas e trajetórias dissidentes, bem como os mecanismos utilizados para as controlar e “disciplinar”. A adesão ao dossiê foi significativa e a diversidade de artigos recebidos espelha, em nosso entender, dois aspectos que merecem ser sublinhados. Em primeiro lugar, os contributos aqui congregados são representativos de diferentes momentos do percurso de investigação, correspondendo a primeiros esforços de reflexão no início de uma pós-graduação, até trabalhos elaborados no âmbito de investigações de doutorado e de pós-doutorado. Nesse sentido, a conclusão que podemos retirar é a de que as investigações nestas temáticas estão ativas e que os próximos anos serão de continuidade e até mesmo de renovação dos contributos.
Em segundo lugar, este dossiê contou com um vasto corpo de avaliadores externos – cerca de 65 – oriundos de múltiplas universidades americanas e europeias. A versão final dos trabalhos beneficiou, assim, de um profundo diálogo entre autores, editores e avaliadores. Parece-nos que esse aspecto deva ser sublinhado no contexto global em que nos encontramos. O processo de montagem e de elaboração coincidiu com o duro golpe que a pandemia trouxe para as nossas vidas. O diálogo contínuo e enriquecedor entre todos os envolvidos neste processo, bem como a persistência para superar os condicionamentos provocados por um mundo que, subitamente, se fechou, permitiu-nos chegar até aqui. Por essa razão estamos muito gratos a todos os autores, avaliadores e ao pessoal da Revista Contraponto, que possibilitaram fechar este dossiê.
Um dos blocos centrais do conjunto de artigos aqui apresentados é, sem dúvida, a ação da Inquisição no Mundo Moderno, em diferentes vertentes e perspectivas. Os estudos sobre a temática inquisitorial têm tido, ao longo das últimas décadas, muitas contribuições e novas leituras o que se traduz num amplo manancial de trabalhos académicos editados em vários países [1]. Os agentes do tribunal, a sua atuação nas sociedades extra europeias, os alvos da ação repressiva dos inquisidores, entre outros temas, têm despertado a análise dos investigadores [2]. Os artigos aqui reunidos mostram bem a importância da Inquisição Portuguesa enquanto instituição de vigilância e de punição em Portugal e nos territórios imperiais [3].
O primeiro texto deste dossiê apresenta uma reflexão sobre a atuação inquisitorial num dos seus espaços ultramarinos, os territórios africanos nos quais não se estabeleceu um tribunal, mas onde vários agentes do Santo Ofício, ou instituições eclesiásticas que com ele se associaram, procederam a um controlo e vigilância de todo o tipo de comportamentos que podiam ser considerados como delitos que se enquadravam dentro da jurisdição inquisitorial. A autora do artigo, Sonia Siqueira, apresenta-nos neste ensaio mais uma reflexão dentro da sua vasta e importante obra historiográfica. Os muitos textos que Siqueira foi publicando ao longo da sua trajetória acadêmica contribuíram para um melhor conhecimento das formas de atuação do Santo Ofício nos espaços coloniais [4], dando uma grande atenção aos aspectos jurídicos e aos procedimentos [5] do tribunal, mas também ao seu quadro de oficiais[6].
Como já referimos, os estudos que compõem este dossiê são diversificados, como se demonstra através do elenco dos mesmos. Gabriel Cardoso Bom apresenta uma reflexão sobre o contributo da historiografia italiana para os estudos sobre Inquisição, expondo as propostas metodológicas de Paolo Prodi e de Adriano Prosperi, as quais foram significativas para os avanços da temática. Depois desta primeira reflexão historiográfico-metodológica, Alécio Nunes Fernandes transporta-nos, com um olhar renovado, para os meandros da primeira visitação ao Brasil. O autor analisa, auxiliado pela elaboração de uma tabela de categorias delitivas, as circunstâncias que podiam servir de atenuantes no momento de se decretar uma sentença. Ainda dentro da análise do enquadramento jurídico do Santo Ofício, Isabela Miranda Corby analisa, no âmbito do seu projeto de doutoramento, as denúncias por crimes de feitiçaria que se conservam nos Cadernos do Promotor e referentes à região de Minas Gerais no século XVIII.
Os seguintes artigos focam-se na diversidade de delitos que caiam sob a alçada do Santo Ofício. Marcus Vinicius Reis explora o fascinante caso de Joana de Jesus, analisando, à luz da proposta teórica dos estudos de género, o processo inquisitorial que lhe foi movido pela Inquisição de Goa. Por seu turno, Monique Marques Nogueira Lima detém-se no universo dos escravos e nos “malefícios” que lhes eram atribuídos pela sociedade envolvente e pelo Santo Ofício e seus oficiais. O delito de proposições heréticas é abordado por Isabel Andrade dos Reis Valentim, através da revisitação do conhecido caso de Pedro de Rates Henequim. Por fim, Elaine da Silva Santos apresenta o percurso de um cristão-novo dos sertões do São Francisco às prisões do Santo Ofício.
Os agentes do tribunal são também objeto de análise neste dossiê. Ana Paula Sena Gomide dedica-se a recriar a carreira do inquisidor Jorge Ferreira ao serviço do Santo Ofício de Goa. Luiz Fernando Lopes, através do estudo do rico fundo documental das habilitações do Santo Ofício, apresenta-nos uma proposta analítica e metodológica de estudo de processos de habilitação aprovados e rejeitados. As relações entre Inquisição e política são destacadas por Afrânio Jácome, através da figura do cardeal D. Nuno da Cunha de Ataíde, que chegou a ser Inquisidor-Geral. Por sua vez, Yllan de Mattos, traz-nos o detalhado estudo das intrincadas malhas que se tecem entre as administrações das estruturas diocesanas e a Inquisição [7], seguindo a trajectória de Giraldo José de Abranches na Amazônia colonial, o que permite fazer uma transição para um segundo bloco temático que compõe o nosso dossiê.
É bastante corrente a afirmação de que a historiografia que versa sobre o Império Português tenha dado pouca atenção aos estudos da Igreja [8] e, sobretudo, em nível de diocese, ao funcionamento jurídico-processual dos Auditórios Eclesiásticos (Tribunal Episcopal ou Juízo Eclesiástico), seja do ponto de vista institucional, seja no trato dos indivíduos que foram, direta ou indiretamente, atravessados por esta instituição. Tamanha afirmação se torna mais latente se a compararmos com as investigações que versam sobre Santo Ofício. Justifica-se, comumente, a dificuldade em localizar suas documentações produzidas e o acesso extremamente restrito, vinculados, ora sob a posse de arquivos privados, ora sob a posse das cúrias metropolitanas.
No entanto, apesar destas dificuldades, que, pouco a pouco, estão sendo transpostas, como bem sinalizou Jaime Gouveia [9], é notável o vertiginoso crescimento das pesquisas acerca desta temática. Uma prova disto é o projeto, em curso (2017 – 2021), Religião, administração e justiça eclesiástica no Império Português (1514- 1750) – ReligionAJE [10], coordenado pelo português José Pedro Paiva. Constituído por dezenas de historiadores africanos, americanos e europeus, numa interessante e profícua mescla entre novos e consagrados historiadores, cujo “[…] objetivo final é uma interpretação em escala global do impacto do episcopado no império”, amparados a partir das propostas metodológicas da connected history. Atrelados a este grandioso projeto, vários eventos e publicações foram e serão realizadas durante sua vigência, forjando, assim, um impacto indelével aos futuros investigadores. Ambicionados a revitalizar um campo de estudo que tem sido praticamente abandonado [11], a sua vitalidade, ainda que neste curto espaço de tempo, já pode ser sentida neste dossiê que ora apresentamos, mostrando que várias pesquisas sobre a temática se encontram em curso.
João Antônio Fonseca Lacerda Lima é quem assina o artigo: Cura das almas, da fé e de suas lavouras: A trajetória do Pe. Caetano Eleutério de Bastos nos bispados do Maranhão Grão-Pará (1694-1763). Propõe-se investigar a trajetória do Pe. Caetano Eleutério de Bastos enquanto clérigo e comissário do Santo Ofício nos bispados do Maranhão e Grão-Pará do século XVIII.
Pedrina Nunes Araújo em seu artigo, Todo sertão tem a Igreja que Deus (rei) dá: O Bispado do Maranhão e as ações eclesiásticas no Piauí do século XVIII, discute, balizada por uma documentação até então inédita, a dinâmica e o funcionamento da Igreja nos primórdios da anexação do Piauí à administração espiritual do bispado do Maranhão, tratando, por conseguinte, dos conflitos jurisdicionais com o bispado de Pernambuco – diocese que até então era responsável pela região do Piauí -, evidenciando, assim, o papel fundamental do bispo Dom Frei Manuel da Cruz na resolução das contendas e na consolidação desta região aos ímpetos maranhense. Temática essa que, ainda que tangencialmente discutida por Pollyanna Gouveia, sobretudo, em sua tese de doutoramento, permanece praticamente inexplorada.
Nas trilhas das investigações sobre o clero regular, as autoras Marcia Eliane de Souza e Mello e Rozane Barbosa Mesquisa, tratam da conflituosa relação entre as ordens regulares e o episcopado de Dom Bartolomeu do Pilar (1724 – 1733) – primeiro bispo do recém-criado bispado do Pará. A investigação que ora é apresentada, assenta-se na disputa jurisdicional acerca da realização de visitas pastorais em regiões de missões indígenas. As tensões entre as ordens regulares, capitaneadas pela Companhia de Jesus, e o mitra Dom Bartolomeu do Pilar, trazem ao relevo motivações e interpretações de diferentes matrizes dos sujeitos ávidos em alterar, ou permanecer, prerrogativas jurídicas há muito assentadas em prol de seus interesses e perceções.
No seu artigo, Patrícia Ferreira dos Santos analisa o Tribunal Eclesiástico de Mariana, do qual é especialista. A autora apresenta-nos os meios de administração, organização e funcionamento jurídico-processual desta diocese que, como as demais administrações eclesiásticas que constituíam o Império Português, estava inserida dentro da lógica do direito de padroado régio. Assim, busca-se apresentar, através do exercício cotidiano das querelas (exclusiva para eclesiásticos, pois possuíam imunidade de foro) e queixas (denúncias especificas), o espaço de ação exclusiva do Tribunal Episcopal que atuavam como dispositivos de identificação, e, por conseguinte, punição espiritual à dissensão através, geralmente, da excomunhão. Punição essa temida por todos, ou, pelo menos, por quase todos.
Por fim, Gilian Evaristo França Silva se propõe apresentar as práticas fúnebres e caritativas das irmandades religiosas inseridas na Prelazia de Cuiabá – capitania de Mato Grosso –, durante o século XVIII. A criação da administração eclesiástica de Cuiabá, assim como a prelazia de Goiás e as dioceses de Mariana e São Paulo, em meados do século XVIII, revela como essas instituições religiosas foram fundamentais para o disciplinamento social contra a dissensão e, principalmente para a expansão e delimitação de fronteiras no Império Português.
O último bloco de textos que compõem este dossiê diz respeito à temática das religiosidades e sensibilidades religiosas, em sentido lato, muitas delas consideradas como expressões heterodoxas no mundo pós-tridentino [12]. Em primeiro lugar encontramos dois artigos que se reportam a identidades religiosas fluídas. Regina Carvalho Ribeiro da Costa dedica-se ao período do Brasil holandês para apresentar o que designa por “disjuntivas judaicas”, pensando nas alianças que se podem criar num espaço multicultural, as quais superam, muitas vezes, as divergências da fé. Também o artigo de Jadson Ramos de Queiroz nos fala de uma trajetória de vida pouco linear, entre duas fés, neste caso o percurso do calvinista que chega ao território brasileiro, onde se converte ao catolicismo e acaba por ser batizado duas vezes. Transforma-se assim, num arquétipo de herege, caindo nas malhas punitivas da justiça eclesiástica e da inquisitorial.
Karina Fonseca Soares Resende apresenta um artigo de revisão historiográfica sobre um panfleto do século XVII, da autoria do pregador puritano Samuel Petto, e a imagem que nele é apresentada da figura da bruxa.
O texto seguinte, da autoria de Bruno Kawai Souto Maior de Melo, centra-se no movimento conhecido como “Jacobeia”, analisando as suas características e dinâmicas, ao longo do século XVIII, e prestando também uma atenção detalhada às trajetórias de alguns dos seus membros.
Fredson Pedro Martins aborda o problema do cruzamento do movimento de evangelização na região andina de inícios da Conquista com as concepções cosmológicas indígenas, através do estudo do conteúdo do Manuscrito de Huarochirí.
Por fim, o artigo de Daniel Sepúlveda oferece uma reflexão sobre o conceito de confessionalização, articulando com as formas de implementação da ortodoxia católica na Modernidade, bem como com os mecanismos de segregação e de racismo que se desenvolveram ao longo da Época Moderna.
Como podemos ver, trata-se de um dossiê plural, rico em investigações de arquivo e em balanços e reinterpretações historiográficas, um bom exemplo de que os investigadores continuam ativos e produzindo conhecimento, mesmo em “tempos sombrios” – para utilizar uma expressão cara a filósofa Hanna Arendt – e desafiantes.
Notas
1. Uma síntese da produção historiográfica sobre Inquisição publicada no Brasil, com uma contabilização de teses e dissertações, pode ser encontrada em: ASSIS, Angelo Adriano Faria de. “No interior do labirinto, o olho do vulcão: Revisitar os estudos inquisitoriais no Brasil e vislumbrar o futuro que tecemos”, Revista Ultramares, Alagoas, vol. 1, nº 7, p. 10-33, 2015.
2. Não é este o espaço para elencar os múltiplos contributos que têm surgido sobre a temática nos últimos anos. No tocante à Inquisição portuguesa, veja-se, por exemplo a análise de: MARCOCCI, Giuseppe. “Toward a history of Portuguese Inquisition: Trends in Modern Historiography”, Revue de l’histoire des religions, Paris, vol. 3, p. 355-393, 2010.
3. Sobre a atuação da Inquisição em contexto colonial veja-se: MARCOCCI, Giuseppe. “A fé de um império: a Inquisição no mundo português de Quinhentos”, Revista de História, São Paulo, nº 164, p. 65-100, 2011. Para compreender o funcionamento da Inquisição Portuguesa numa perspectiva diacrónica é fundamental a síntese de: MARCOCCI, Giuseppe; PAIVA, José Pedro. História da Inquisição Portuguesa, 1536-1821, Lisboa: A Esfera dos Livros, 2013. Um estudo que trouxe uma visão comparada da instituição e que marcou a historiografia posterior é o de: BETHENCOURT, Francisco. História das Inquisições: Portugal, Espanha e Itália – Séculos XV-XIX. São Paulo: Companhia das Letras, 2000.
4. Veja-se, neste particular, o estudo pioneiro que apresentava um estimulante quadro da inserção da Inquisição no Brasil Colônia: SIQUEIRA, Sonia Aparecida. A Inquisição Portuguesa e a Sociedade Colonial, São Paulo, Ática, 1978.
5. Para este conhecimento contribuiu a publicação por Sonia Siqueira dos textos dos regimentos do Santo Ofício português. Sobre isso, consultar: SIQUEIRA, Sonia Aparecida. Os Regimentos da Inquisição. In. Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, Rio de Janeiro, n. º392, p. 495-1020, 1992.
6. O resultado da sua tese de doutoramento, defendida na USP em finais dos anos 60 do século XX, acabou por ser publicado apenas em 2013, materializando como um grande afresco do pensamento da autora sobre o Santo Ofício. SIQUEIRA, Sonia Aparecida. O Momento da Inquisição. João Pessoa: Editora Universitária, 2013.
7. Temática que tem sido destacada por vários autores e que tem, sem dúvida, nas obras de José Pedro Paiva um contributo de notável importância. Veja-se, por exemplo: PAIVA, José Pedro. Baluartes da fé e da disciplina. O enlace entre a Inquisição e os bispos em Portugal (1536-1750), Coimbra: Imprensa da Universidade de Coimbra, 2011.
8. Referimos as investigações de pesquisas regionais que trazem uma visão mais especifica do objeto. Tendo em vista que as extensões territoriais “[…] foram, sem dúvida, um elemento importante a exigir adaptações em relação às formas tradicionais do exercício da governação eclesiástica”. Sobre a consideração acerca dos trabalhos que trazem visões genéricas da história da Igreja na colônia. MUNIZ, Pollyanna Gouveia Mendonça. Parochos imperfeitos: Justiça Eclesiástica e desvio do clero no Maranhão Colonial. Tese. Programa de Pós-graduação em História. Rio de Janeiro: Universidade Federal Fluminense, 2011, p. 20. A respeito da citação: SOUZA, Evergton Sales. Estruturas eclesiásticas da monarquia portuguesa. A igreja diocesana. In: XAVIER, Ângela Barreto; PALOMO, Frederico; STUMPF, Roberta. Monarquias ibéricas em perspectiva comparada (Sécs. XVI-XVIII). Lisboa: ICS, 2018, p. 516.
9. “A ideia dominante é a de que a maior parte desses fundos documentais se perdeu, pouco ou nada existindo que permita reconstituir a ação dos dispositivos judiciais de parte significativa das dioceses de Portugal e de seu império ultramarino. Há de reconhecer, todavia, que a natureza privada dos arquivos onde foram depositados esses espólios, a deficiente e, na maior parte dos casos, inexistente, catalogação dos documentos, faz crer que o panorama não seja tão sombrio e que parte das fontes cujo paradeiro, até hoje, se desconhece, seja dada a conhecer no futuro”. GOUVEIA, Jaime. “O Tribunal Episcopal de Portalegre, 1780 – 1835”. Boletim do Arquivo da Universidade de Coimbra, Coimbra, vol.31, 1, p. 61-102, 2018, p. 61.
10. Projeto PTDC / HAR-HIS / 28719 / 2017. https: / / www.uc.pt / fluc / religionAJE
11. Para ficarmos com as próprias palavras postas na apresentação do projeto Religião, administração e justiça eclesiástica no Império Português (1514-1750) – ReligionAJE, em seu endereço eletrônico.
12. Veja-se as reflexões apresentadas em BETHENCOURT, Francisco. Rejeições e polémicas. In: MARQUES, João Francisco; GOUVEIA, António Camões. História Religiosa de Portugal. Lisboa: Círculo de Leitores, 2000, Vol. 2, p. 49-94.
Belém, Teresina, Lisboa, 11 de setembro de 2020.
Antonio Otaviano Vieira Junior
Ferdinand Almeida de Moura Filho
Susana Bastos Mateus
VIEIRA JUNIOR, Antonio Otaviano; MOURA FILHO, Ferdinand Almeida de; MATEUS, Susana Bastos. Apresentação. Contraponto, Teresina, v. 9, n. 1, jan / jun, 2020. Acessar publicação original [DR]
Discursos políticos na Época Moderna: produção, circulação e recepção / Clio – Revista de Pesquisa Histórica / 2018
O homem é, por natureza, um animal político (politikón zôon) [1], conforme afirmou Aristóteles em uma célebre passagem do capítulo II, do livro I da Política. A principal razão da natureza política do homem reside em sua capacidade de se comunicar através das palavras, ainda de acordo com o filósofo grego. Enquanto outros animais, como por exemplo as abelhas, são capazes de expressar dor ou prazer, os homens, graças à sua habilidade de fazer uso das palavras, podem ir muito além desta expressão rudimentar de sensações básicas e compor discursos que servem para “tornar claro o útil e o prejudicial e, por conseguinte, o justo e o injusto” [2]. Finalmente, é a capacidade unicamente humana de discernir entre justo / injusto e bem / mal que possibilita a existência da família e da cidade, estágios prévios da existência da comunidade política. Assim, na concepção aristotélica, é a associação direta entre política e discurso que compõe um dos traços mais fundamentais da natureza humana. Através do discurso, os homens comunicam ideias, valores, ideologias, interesses, projetos, sonhos e utopias. Através do discurso, os homens geram consensos ou dissensos, ambos vias essenciais de concretização da vida política. A temática geral deste dossiê é precisamente a diversidade de abordagens e análises do discurso político na Época Moderna.
E o que os homens comunicam em seus discursos políticos? Quais são os assuntos tratados nestes discursos? A reflexão filosófica entende como temas clássicos da política as estruturas e as formas de governo, as fontes de poder, a legitimidade do governo, os direitos e os deveres dos membros de uma comunidade, o caráter das leis, a natureza e os limites da liberdade, a obrigação política e a natureza da justiça. Em suma, são temas essencialmente políticos todas as problemáticas suscitadas pela organização dos seres humanos em sociedade, especialmente, aquelas diretamente relacionadas às causas, às razões e à legitimidade do arbítrio de um grupo de homens sobre os outros. Contudo, o próprio campo da reflexão filosófica é célere em afirmar o quão tênues são os limites que separam a política de outras áreas de investigação como as questões éticas, morais, sociais, econômicas e de antropologia filosófica. Essa frágil demarcação acerca de assuntos de ordem política multiplica a existência de temas que podem ser legitimamente considerados de caráter iminentemente político[3].
A reabilitação da história política pela historiografia[4], operada na década de 1980, deu-se exatamente a partir da flexibilização do entendimento do que configuraria o terreno dos fenômenos políticos por excelência. O âmbito da história política dilatou-se em diversas direções, indo muito além dos recortes tradicionais como, por exemplo, a história dos grandes personagens e a história da diplomacia, temas clássicos da velha história política que vinha sendo rechaçada desde os momentos inicias do surgimento da Escola dos Annales na França[5]. Vários movimentos confluíram para alcançar este resultado nos anos 1980 e, sem dúvida, merece destaque o papel exercido pela reflexão foucaultiana acerca da natureza fluída e polimórfica do poder[6] que contribuiu inquestionavelmente para a expansão das fronteiras da História, bem como para a compreensão da diversidade das experiências humanas ao longo dos tempos. Convém, contudo, recordar aqui a crítica precisa, feita por Emília Viotti da Costa, de que algumas análises, oriundas de uma interpretação simplificada e parcial da obra de Foucault, falharam em esclarecer os mecanismos através dos quais o poder se institui, se perpetua e se transforma, apesar de identificarem a multiplicidade de lócus a partir dos quais o poder é exercido, pois, afinal, “Quando o poder está em toda parte, acaba por não estar em lugar nenhum” [7].
Os signos da vida política passaram a ser localizados onde antes não eram percebidos e, assim, os historiadores passaram a estar cientes da presença do elemento político a despeito do assunto investigado. Esse movimento só pôde ser efetuado porque a realidade social foi compreendida a partir de seu polimorfismo político. Entretanto, não somente a uma ampliação de temas se deve a renovação da história política, mas também ao diálogo estabelecido com outras disciplinas, sobretudo a antropologia[8], e outras vertentes historiográficas, como a microhistória, a history from bellow e a história social. Destes colóquios interdisciplinares resultaram novas técnicas e metodologias aplicadas agora a velhos e novos temas. No campo da História Moderna – seara de pesquisa a qual se dedicam os artigos que compõe esse dossiê – essas mutações da história política originaram toda uma nova concepção da vida política na época Moderna, da gênese do Estado Moderno e das revoltas e revoluções que permearam o período[9] . Estas novas concepções dos fenômenos políticos modernos ensejaram igualmente a necessidade de outras abordagens teórico-metodológicas das quais algumas possibilidades em voga são: o emprego do método prosopográfico para o estudo das elites e das redes de compadrio – em alta nos estudos coloniais –, as análises sobre a cultura política de um grupo ou de uma determinada região e, finalmente, as investigações acerca dos discursos políticos.
A proposta teórico-metodológica mais corriqueira acerca da análise dos discursos políticos é aquela identificada com os pressupostos formulados pela chamada Escola de Cambridge, rebatizada por Quentin Skinner de enfoque collingwoodiano[10]. O enfoque collingwoodiano, do qual são autores emblemáticos Quentin Skinner e John Pocock, beneficiouse de um profícuo intercâmbio com a filosofia da linguagem de Wittgenstein e com a teoria dos atos de fala de Austin. A partir de então, os autores definiram o contexto em sua especificidade linguística, na qual importa interpretar as proposições da teoria social e política produzidas ao longo da história. Todavia, é claro que as propostas de análise do discurso político não foram e não são fomentadas apenas em língua inglesa, tampouco esgotam suas possibilidades de concretização em torno do enfoque collingwoodiano, como bem o comprovam os artigos presentes nesse dossiê, que adotam variados modelos de percepção, análise e interpretação dos discursos políticos.
Os trabalhos aqui reunidos podem ser agrupados em cinco eixos temáticos distintos: 1) as controvérsias teológico-jurídicas, 2) a publicística e a disputa pela opinião pública, 3) a circulação de textos e a cultura impressa, 4) o vocabulário político e suas transformações semânticas e, finalmente, 5) a dimensão política da escrita da história. Em relação ao recorte espaço-temporal, os textos se organizam em três grupos: o conturbado contexto britânico e de sua colônia americana no século XVII, assunto ainda pouco desbravado pela historiografia brasileira; a América portuguesa nos séculos XVII, XVIII e XIX; e o agitado Portugal do século XVII. Salta aos olhos o fato de que, em um total de oito artigos, seis sejam circunscritos ao século XVII, o século que suscitou, e ainda suscita, um acalorado debate sobre a crise na Europa[11], o século da convulsionada cultura do Barroco tão magistralmente descrita por José António Maravall [12], igualmente alvo de polêmicas. Querelas historiográficas à parte, o século XVII de fato vivenciou uma série de alterações que modificaram os arranjos político-institucionais, os estilos de comunicação política, o vocabulário e a semântica política e as formas de participação na vida política. Todas estas facetas foram diligentemente contempladas nos artigos aqui reunidos.
Assim, Carlos Ziller Camenietzki, em um belo exercício de história intelectual, aborda as transformações nos arranjos político-institucionais ao longo dos seiscentos, ao examinar as tensões inerentes à formação do Estado Moderno em Portugal, através da análise de uma controvérsia teológico-jurídica. Os diversos estilos de comunicação política – que apontam para relevantes matérias como a publicística moderna e a fulcral questão da existência de uma esfera pública para além dos moldes habermasianos – são contemplados nos artigos de Eduardo Henrique Sabioni Ribeiro e Daniel Saraiva. Este último também efetiva uma importante reflexão sobre a participação das camadas populares na vida política de Portugal. Já Verônica Calsoni Lima, ainda dentro do universo dos estilos de comunicação política, explora o universo da cultura escrita seiscentista ao analisar o trânsito de correspondências, a publicação e a circulação de livros dos dois lados do Atlântico, entre a Velha e a Nova Inglaterra. Coube a Jaime Fernando dos Santos Junior esquadrinhar, no âmbito britânico seiscentista, as mudanças no vocabulário e na semântica política, ao investigar a historicidade e as disputas em torno do conceito de Commonwealth que mais do que uma mera disputa semântica, representavam a defesa de distintos projetos políticos, como esclarece Santos Júnior. Concluindo as reflexões sobre os aspectos políticos do século XVII, temos o artigo de Bruno Boto Martins Leite, o qual examina a reflexão teórica sobre a escrita da história do fidalgo português Francisco Manuel de Melo. Sublinhando o panorama ilustrado por Melo acerca das diversas possibilidades cabíveis à escrita da história de seu tempo, Leite afirma que para o erudito português o discurso histórico apenas ganharia pleno sentido em sua acepção como instrumento de uso político.
As diversas facetas políticas da escrita da história na América Portuguesa reúnem os dois derradeiros artigos deste dossiê. Kleber Clementino examina as múltiplas temporalidades presentes na obra historiográfica de Varnhagen, com ênfase no contraste de diferentes modelos historiográficos em vigência nos séculos XVI e XVII, especificamente: a história perfeita renascentista e a história política associada às teorias da razão de Estado. O exame da obra de Varnhagen é utilizado como pretexto, por Clementino, para compor sua tese sobre a história da histografia na Época Moderna, sustentando que Varnhagen não representaria o início da moderna historiografia crítica no Brasil e, tampouco, a origem da história da historiografia no Ocidente poderia ser situada no oitocentos. Marcone Zimmerle Lins Aroucha, ao investigar duas licenças presentes na História da América Portuguesa, de Sebastião da Rocha Pitta, indica a fisionomia composta da escrita da história no mundo português do século XVIII, sugerindo que esta fisionomia deve-se ao embate entre paradigmas narrativos e teóricos distintos. Aroucha, incorporando a dimensão política da escrita da História na época moderna, avalia conteúdo e forma da obra de Rocha Pitta a fim de averiguar a instrumentalização política da mesma. Ambos os artigos – bem como o trabalho de Verônica Calsoni Lima – transitam com fluidez entre os universos intelectuais que se constituem dos dois lados do Atlântico. Este livre trânsito sinaliza um aspecto caro à historiografia contemporânea que, no ímpeto de libertar-se das amarras de uma narrativa nacionalista, coloca ênfase na circulação não apenas de bens e pessoas, mas também de ideias, comportamentos e valores. Circulação esta que se daria em constante processo de retroalimentação, estando apta a alterar tanto os contextos europeus quanto os contextos americanos, como afirma Carlos Zeron [13].
Desejamos que a leitura deste dossiê forneça informações sobre os contextos e conteúdos analisados, da mesma maneira que suscite questionamentos sobre as temáticas apresentadas, conduzindo assim ao fomento de novas investigações. Na cena política contemporânea, em que assistimos à progressiva banalização e ao esvaziamento intelectual dos discursos políticos, esperamos que as análises aqui reunidas sirvam de contraste e recordem a afirmação basilar de Aristóteles sobre um dos aspectos cruciais da natureza humana ser precisamente a capacidade de comunicação política. Aproveitamos também para agradecer a todos e todas envolvidos na elaboração deste dossiê, especialmente aos autores e aos pareceristas. Boa leitura!
Notas
- A tradução bilíngue que utilizamos emprega a palavra “político”, ao invés de “social”. A justificativa é que a palavra político representa melhor a inserção de todo ser humano na polis, a mais abrangente e superior forma de vida comunitária. Conforme, nota do tradutor: “O termo político (politikon) deve ser tomado na estrita acepção de “cívico”, isto é “participante da vida da cidade”, e não no sentido demasiado lato e fluído de “social”. In: ARISTÓTELES. Política; edição bilíngue. Tradução: António Campelo Amaral e Carlos Gomes. Lisboa: Vega, 1998. p. 595.
- Ibidem, p. 55.
- MORA, José Ferrater. Dicionário de Filosofia. Tomo III. São Paulo: Edições Loyola, 1994.
- É certo que não devemos ser ingênuos e acreditar que apesar de um boom da história social e econômica, especialmente na França e na Inglaterra, a história política tenha sido completamente alijada da atenção historiográfica.
- A coletânea organizada por René Rémond é um forte indício desse movimento. Ver: RÉMOND, René (Org.). Por uma história política. Rio de Janeiro: Editora FGV, 2003.
- FOUCAULT, Michel. Microfísica do poder. Organização, introdução e revisão Roberto Machado, 5ª ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 2017.
- COSTA, Emília Viotti da. A dialética invertida: 1960-1990. In: COSTA, Emília Viotti da. A dialética invertida e outros ensaios. São Paulo: Editora da Unesp, 2014. p. 15.
- O diálogo com a antropologia propiciou um entendimento diferenciado acerca do que pode ser compreendido como cultura. Esta compreensão foi fundamental para o campo de investigação da cultura política.
- Cf. GIL PUJOL, Xavier. Tiempo de Política; Perspectivas historiográficas sobre la Europa Moderna. Barcelona: Publicacions i Edicions, Universitat de Barcelona, 2006.
- JASMIN, Marcelo Gantus; FERES JÚNIOR, João. História dos conceitos: dois momentos de um encontro intelectual. In: JASMIN, Marcelo Gantus; FERES JÚNIOR, João (orgs). História dos Conceitos: Debates e perspectivas. Rio de janeiro: Editora PUC- Rio, Edições Loyola, IUPERJ, 2006, pp. 09-38, p. 11.
- ASTON, Trevor (ed.). Crisis in Europe; 1560 – 1660. New York: Routledge, 2011.
- MARAVALL, José Antonio. La Cultura del Barroco. Barcelona: Ariel, 1990.
- Cf. ZERON, Carlos. Prefácio. In: GALERA, B.; SOALHEIRO, B.; SALGUEIRO, F.; VELLOSO, G.; SAENS, L.; LARA, L.; TORIGOE, L.; BERNABÉ, R. Exercícios de metodologia da pesquisa histórica. São Paulo: Casa & Palavras, 2015.
Camila Corrêa e Silva de Freitas – Organizadora do dossiê. Doutora em História Social pela Universidade de São Paulo. Atualmente, Pós-doutoranda do Programa de Pós-graduação em História da Universidade Federal de Pernambuco. E-mail: camilacorreaesilva@gmail.com
Rachel Saint Williams – Organizadora do dossiê. Doutora em História Social pelo Programa de Pós-Graduação em História Social da Universidade Federal do Rio de Janeiro. Realizou Pós-doutoramento pelo programa de Pós-graduação em História da Universidade de São Paulo. E-mail: lwllsrachel@yahoo.com.br
FREITAS, Camila Corrêa e Silva de; WILLIAMS, Rachel Saint. Apresentação. CLIO – Revista de pesquisa histórica, Recife, v.36, n.2, jul / dez, 2018. Acessar publicação original [DR]
Discursos políticos na Época Moderna: produção, circulação e recepção / Clio – Revista de Pesquisa Histórica / 2018
O homem é, por natureza, um animal político (politikón zôon) [1], conforme afirmou Aristóteles em uma célebre passagem do capítulo II, do livro I da Política. A principal razão da natureza política do homem reside em sua capacidade de se comunicar através das palavras, ainda de acordo com o filósofo grego. Enquanto outros animais, como por exemplo as abelhas, são capazes de expressar dor ou prazer, os homens, graças à sua habilidade de fazer uso das palavras, podem ir muito além desta expressão rudimentar de sensações básicas e compor discursos que servem para “tornar claro o útil e o prejudicial e, por conseguinte, o justo e o injusto” [2]. Finalmente, é a capacidade unicamente humana de discernir entre justo / injusto e bem / mal que possibilita a existência da família e da cidade, estágios prévios da existência da comunidade política. Assim, na concepção aristotélica, é a associação direta entre política e discurso que compõe um dos traços mais fundamentais da natureza humana. Através do discurso, os homens comunicam ideias, valores, ideologias, interesses, projetos, sonhos e utopias. Através do discurso, os homens geram consensos ou dissensos, ambos vias essenciais de concretização da vida política. A temática geral deste dossiê é precisamente a diversidade de abordagens e análises do discurso político na Época Moderna.
E o que os homens comunicam em seus discursos políticos? Quais são os assuntos tratados nestes discursos? A reflexão filosófica entende como temas clássicos da política as estruturas e as formas de governo, as fontes de poder, a legitimidade do governo, os direitos e os deveres dos membros de uma comunidade, o caráter das leis, a natureza e os limites da liberdade, a obrigação política e a natureza da justiça. Em suma, são temas essencialmente políticos todas as problemáticas suscitadas pela organização dos seres humanos em sociedade, especialmente, aquelas diretamente relacionadas às causas, às razões e à legitimidade do arbítrio de um grupo de homens sobre os outros. Contudo, o próprio campo da reflexão filosófica é célere em afirmar o quão tênues são os limites que separam a política de outras áreas de investigação como as questões éticas, morais, sociais, econômicas e de antropologia filosófica. Essa frágil demarcação acerca de assuntos de ordem política multiplica a existência de temas que podem ser legitimamente considerados de caráter iminentemente político [3].
A reabilitação da história política pela historiografia[4], operada na década de 1980, deu-se exatamente a partir da flexibilização do entendimento do que configuraria o terreno dos fenômenos políticos por excelência. O âmbito da história política dilatou-se em diversas direções, indo muito além dos recortes tradicionais como, por exemplo, a história dos grandes personagens e a história da diplomacia, temas clássicos da velha história política que vinha sendo rechaçada desde os momentos inicias do surgimento da Escola dos Annales na França [5]. Vários movimentos confluíram para alcançar este resultado nos anos 1980 e, sem dúvida, merece destaque o papel exercido pela reflexão foucaultiana acerca da natureza fluída e polimórfica do poder [6] que contribuiu inquestionavelmente para a expansão das fronteiras da História, bem como para a compreensão da diversidade das experiências humanas ao longo dos tempos. Convém, contudo, recordar aqui a crítica precisa, feita por Emília Viotti da Costa, de que algumas análises, oriundas de uma interpretação simplificada e parcial da obra de Foucault, falharam em esclarecer os mecanismos através dos quais o poder se institui, se perpetua e se transforma, apesar de identificarem a multiplicidade de lócus a partir dos quais o poder é exercido, pois, afinal, “Quando o poder está em toda parte, acaba por não estar em lugar nenhum” [7].
Os signos da vida política passaram a ser localizados onde antes não eram percebidos e, assim, os historiadores passaram a estar cientes da presença do elemento político a despeito do assunto investigado. Esse movimento só pôde ser efetuado porque a realidade social foi compreendida a partir de seu polimorfismo político. Entretanto, não somente a uma ampliação de temas se deve a renovação da história política, mas também ao diálogo estabelecido com outras disciplinas, sobretudo a antropologia [8], e outras vertentes historiográficas, como a microhistória, a history from bellow e a história social. Destes colóquios interdisciplinares resultaram novas técnicas e metodologias aplicadas agora a velhos e novos temas. No campo da História Moderna – seara de pesquisa a qual se dedicam os artigos que compõe esse dossiê – essas mutações da história política originaram toda uma nova concepção da vida política na época Moderna, da gênese do Estado Moderno e das revoltas e revoluções que permearam o período [9] . Estas novas concepções dos fenômenos políticos modernos ensejaram igualmente a necessidade de outras abordagens teórico-metodológicas das quais algumas possibilidades em voga são: o emprego do método prosopográfico para o estudo das elites e das redes de compadrio – em alta nos estudos coloniais –, as análises sobre a cultura política de um grupo ou de uma determinada região e, finalmente, as investigações acerca dos discursos políticos.
A proposta teórico-metodológica mais corriqueira acerca da análise dos discursos políticos é aquela identificada com os pressupostos formulados pela chamada Escola de Cambridge, rebatizada por Quentin Skinner de enfoque collingwoodiano [10]. O enfoque collingwoodiano, do qual são autores emblemáticos Quentin Skinner e John Pocock, beneficiouse de um profícuo intercâmbio com a filosofia da linguagem de Wittgenstein e com a teoria dos atos de fala de Austin. A partir de então, os autores definiram o contexto em sua especificidade linguística, na qual importa interpretar as proposições da teoria social e política produzidas ao longo da história. Todavia, é claro que as propostas de análise do discurso político não foram e não são fomentadas apenas em língua inglesa, tampouco esgotam suas possibilidades de concretização em torno do enfoque collingwoodiano, como bem o comprovam os artigos presentes nesse dossiê, que adotam variados modelos de percepção, análise e interpretação dos discursos políticos.
Os trabalhos aqui reunidos podem ser agrupados em cinco eixos temáticos distintos: 1) as controvérsias teológico-jurídicas, 2) a publicística e a disputa pela opinião pública, 3) a circulação de textos e a cultura impressa, 4) o vocabulário político e suas transformações semânticas e, finalmente, 5) a dimensão política da escrita da história. Em relação ao recorte espaço-temporal, os textos se organizam em três grupos: o conturbado contexto britânico e de sua colônia americana no século XVII, assunto ainda pouco desbravado pela historiografia brasileira; a América portuguesa nos séculos XVII, XVIII e XIX; e o agitado Portugal do século XVII. Salta aos olhos o fato de que, em um total de oito artigos, seis sejam circunscritos ao século XVII, o século que suscitou, e ainda suscita, um acalorado debate sobre a crise na Europa [11], o século da convulsionada cultura do Barroco tão magistralmente descrita por José António Maravall [12], igualmente alvo de polêmicas. Querelas historiográficas à parte, o século XVII de fato vivenciou uma série de alterações que modificaram os arranjos político-institucionais, os estilos de comunicação política, o vocabulário e a semântica política e as formas de participação na vida política. Todas estas facetas foram diligentemente contempladas nos artigos aqui reunidos.
Assim, Carlos Ziller Camenietzki, em um belo exercício de história intelectual, aborda as transformações nos arranjos político-institucionais ao longo dos seiscentos, ao examinar as tensões inerentes à formação do Estado Moderno em Portugal, através da análise de uma controvérsia teológico-jurídica. Os diversos estilos de comunicação política – que apontam para relevantes matérias como a publicística moderna e a fulcral questão da existência de uma esfera pública para além dos moldes habermasianos – são contemplados nos artigos de Eduardo Henrique Sabioni Ribeiro e Daniel Saraiva. Este último também efetiva uma importante reflexão sobre a participação das camadas populares na vida política de Portugal. Já Verônica Calsoni Lima, ainda dentro do universo dos estilos de comunicação política, explora o universo da cultura escrita seiscentista ao analisar o trânsito de correspondências, a publicação e a circulação de livros dos dois lados do Atlântico, entre a Velha e a Nova Inglaterra. Coube a Jaime Fernando dos Santos Junior esquadrinhar, no âmbito britânico seiscentista, as mudanças no vocabulário e na semântica política, ao investigar a historicidade e as disputas em torno do conceito de Commonwealth que mais do que uma mera disputa semântica, representavam a defesa de distintos projetos políticos, como esclarece Santos Júnior. Concluindo as reflexões sobre os aspectos políticos do século XVII, temos o artigo de Bruno Boto Martins Leite, o qual examina a reflexão teórica sobre a escrita da história do fidalgo português Francisco Manuel de Melo. Sublinhando o panorama ilustrado por Melo acerca das diversas possibilidades cabíveis à escrita da história de seu tempo, Leite afirma que para o erudito português o discurso histórico apenas ganharia pleno sentido em sua acepção como instrumento de uso político.
As diversas facetas políticas da escrita da história na América Portuguesa reúnem os dois derradeiros artigos deste dossiê. Kleber Clementino examina as múltiplas temporalidades presentes na obra historiográfica de Varnhagen, com ênfase no contraste de diferentes modelos historiográficos em vigência nos séculos XVI e XVII, especificamente: a história perfeita renascentista e a história política associada às teorias da razão de Estado. O exame da obra de Varnhagen é utilizado como pretexto, por Clementino, para compor sua tese sobre a história da histografia na Época Moderna, sustentando que Varnhagen não representaria o início da moderna historiografia crítica no Brasil e, tampouco, a origem da história da historiografia no Ocidente poderia ser situada no oitocentos. Marcone Zimmerle Lins Aroucha, ao investigar duas licenças presentes na História da América Portuguesa, de Sebastião da Rocha Pitta, indica a fisionomia composta da escrita da história no mundo português do século XVIII, sugerindo que esta fisionomia deve-se ao embate entre paradigmas narrativos e teóricos distintos. Aroucha, incorporando a dimensão política da escrita da História na época moderna, avalia conteúdo e forma da obra de Rocha Pitta a fim de averiguar a instrumentalização política da mesma. Ambos os artigos – bem como o trabalho de Verônica Calsoni Lima – transitam com fluidez entre os universos intelectuais que se constituem dos dois lados do Atlântico. Este livre trânsito sinaliza um aspecto caro à historiografia contemporânea que, no ímpeto de libertar-se das amarras de uma narrativa nacionalista, coloca ênfase na circulação não apenas de bens e pessoas, mas também de ideias, comportamentos e valores. Circulação esta que se daria em constante processo de retroalimentação, estando apta a alterar tanto os contextos europeus quanto os contextos americanos, como afirma Carlos Zeron [13].
Desejamos que a leitura deste dossiê forneça informações sobre os contextos e conteúdos analisados, da mesma maneira que suscite questionamentos sobre as temáticas apresentadas, conduzindo assim ao fomento de novas investigações. Na cena política contemporânea, em que assistimos à progressiva banalização e ao esvaziamento intelectual dos discursos políticos, esperamos que as análises aqui reunidas sirvam de contraste e recordem a afirmação basilar de Aristóteles sobre um dos aspectos cruciais da natureza humana ser precisamente a capacidade de comunicação política. Aproveitamos também para agradecer a todos e todas envolvidos na elaboração deste dossiê, especialmente aos autores e aos pareceristas. Boa leitura!
Notas
1. A tradução bilíngue que utilizamos emprega a palavra “político”, ao invés de “social”. A justificativa é que a palavra político representa melhor a inserção de todo ser humano na polis, a mais abrangente e superior forma de vida comunitária. Conforme, nota do tradutor: “O termo político (politikon) deve ser tomado na estrita acepção de “cívico”, isto é “participante da vida da cidade”, e não no sentido demasiado lato e fluído de “social”. In: ARISTÓTELES. Política; edição bilíngue. Tradução: António Campelo Amaral e Carlos Gomes. Lisboa: Vega, 1998. p. 595.
2. Ibidem, p. 55.
3. MORA, José Ferrater. Dicionário de Filosofia. Tomo III. São Paulo: Edições Loyola, 1994.
4. É certo que não devemos ser ingênuos e acreditar que apesar de um boom da história social e econômica, especialmente na França e na Inglaterra, a história política tenha sido completamente alijada da atenção historiográfica.
5. A coletânea organizada por René Rémond é um forte indício desse movimento. Ver: RÉMOND, René (Org.). Por uma história política. Rio de Janeiro: Editora FGV, 2003.
6. FOUCAULT, Michel. Microfísica do poder. Organização, introdução e revisão Roberto Machado, 5ª ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 2017.
7. COSTA, Emília Viotti da. A dialética invertida: 1960-1990. In: COSTA, Emília Viotti da. A dialética invertida e outros ensaios. São Paulo: Editora da Unesp, 2014. p. 15.
8. O diálogo com a antropologia propiciou um entendimento diferenciado acerca do que pode ser compreendido como cultura. Esta compreensão foi fundamental para o campo de investigação da cultura política.
9. Cf. GIL PUJOL, Xavier. Tiempo de Política; Perspectivas historiográficas sobre la Europa Moderna. Barcelona: Publicacions i Edicions, Universitat de Barcelona, 2006.
10. JASMIN, Marcelo Gantus; FERES JÚNIOR, João. História dos conceitos: dois momentos de um encontro intelectual. In: JASMIN, Marcelo Gantus; FERES JÚNIOR, João (orgs). História dos Conceitos: Debates e perspectivas. Rio de janeiro: Editora PUC- Rio, Edições Loyola, IUPERJ, 2006, pp. 09-38, p. 11.
11. ASTON, Trevor (ed.). Crisis in Europe; 1560 – 1660. New York: Routledge, 2011.
12. MARAVALL, José Antonio. La Cultura del Barroco. Barcelona: Ariel, 1990.
13. Cf. ZERON, Carlos. Prefácio. In: GALERA, B.; SOALHEIRO, B.; SALGUEIRO, F.; VELLOSO, G.; SAENS, L.; LARA, L.; TORIGOE, L.; BERNABÉ, R. Exercícios de metodologia da pesquisa histórica. São Paulo: Casa & Palavras, 2015.
Camila Corrêa e Silva de Freitas
Rachel Saint Williams
Camila Corrêa e Silva de Freitas – Organizadora do dossiê. Doutora em História Social pela Universidade de São Paulo. Atualmente, Pós-doutoranda do Programa de Pós-graduação em História da Universidade Federal de Pernambuco. E-mail: camilacorreaesilva@gmail.com
Rachel Saint Williams – Organizadora do dossiê. Doutora em História Social pelo Programa de Pós-Graduação em História Social da Universidade Federal do Rio de Janeiro. Realizou Pós-doutoramento pelo programa de Pós-graduação em História da Universidade de São Paulo. E-mail: lwllsrachel@yahoo.com.br
FREITAS, Camila Corrêa e Silva de; WILLIAMS, Rachel Saint. Apresentação. CLIO – Revista de pesquisa histórica, Recife, v.36, n.2, jul / dez, 2018. Acessar publicação original [DR]
História e cultura histórica no alvorecer da época moderna (séculos XIV-XVII) / Anos 90 / 2014
A história da historiografia já dispõe, no Brasil, de uma considerável e consistente produção bibliográfica, a qual segue concomitante ao desenvolvimento e à consolidação de uma agenda de investigação organizada em linhas e grupos de pesquisa, em periódicos de reconhecimento internacional e em eventos acadêmicos de notável importância entre os historiadores. Como não poderia deixar de ser, preponderam entre os estudos aqui realizados aqueles voltados para a escrita da história produzida sobre temas brasileiros e por pesquisadores nacionais. Do ponto de vista temporal, é considerável a ênfase nos trabalhos sobre o século XIX, compreendendo ainda, e de forma cada vez mais intensa, pesquisas cujo foco são as primeiras décadas do período republicano, já na passagem para o século seguinte. Embora ainda em número bastante reduzido, encontram-se importantes investigações preocupadas em compreender o momento anterior a este recorte, sobretudo aquele do desenvolvimento de uma historiografia luso-brasileira no século XVIII.
Menos evidente, contudo, parece ser a produção ocupada com contextos anteriores a tais recortes, os quais, obviamente, fogem necessariamente da chave explicativa amparada na nação ou na cultura brasileira. A discussão das razões para isso não cabe nesta breve apresentação, sendo importante ressaltar apenas dois pontos. Em primeiro lugar, levando em consideração o atual contexto da pesquisa histórica no Brasil, ainda que compreensível, tal situação, não mais se justifica por questões puramente práticas, dada a relativa facilidade de acesso ao corpus documental e ao material bibliográfico de qualidade, bem como as possibilidades de circulação de pesquisadores brasileiros fora dos trópicos e de investigadores estrangeiros aqui por estas paragens. Em segundo lugar, o diagnóstico mencionado não desconhece um fato marcante: ainda que quantitativamente poucos, uma parte considerável dos estudos produzidos no Brasil voltados para estes outros ambientes historiográficos é de reconhecida qualidade, os quais se ocupam, por exemplo, com as formas de escrita da história na antiguidade, como o jogo sempre proveitoso entre antigos e modernos, com as relações do saber histórico com outros campos de saber, com o papel da história na definição do pensamento político moderno, entre outras distintas abordagens. Não seria o caso aqui de indicá-las nominalmente.
A proposta do dossiê que ora se apresenta tem por intenção portar-se diante desta situação, oferecendo alguns estudos que podem ser situados no que aqui se define como “alvorecer da época moderna”, na falta de uma terminologia mais adequada, considerando o período compreendido, grosso modo, entre os séculos XIV e XVII, ou seja, entre a florescência do chamado humanismo renascentista e os primeiros clarões das Luzes setecentistas. Não se trata de assumir um suposto tom heroico, justificando a empreitada no sentido de se “suprir uma lacuna”. Lacunas há e sempre hão de existir, sobretudo no que diz respeito à tradução para a língua portuguesa de fontes e obras de referência. Trata-se, sim, todavia, de contribuir para o desenvolvimento de um campo de investigação em franco crescimento no contexto historiográfico brasileiro, cujos estudos têm se empenhado em revelar – através do diálogo com a ampla bibliografia estrangeira sobre o tema – a pluralidade de abordagens possíveis.
Partindo da consideração, que pode funcionar como hipótese de trabalho, de que o saber histórico assumia neste momento uma feição bastante singular, a qual, embora marcada pela constante referência à antiguidade, não era mais uma história antiga e que, ainda que tenha definido certas condições para a emergência dos procedimentos modernos de escrita da história, não era ainda uma história propriamente moderna, o objetivo é indagar a respeito da singularidade desta cultura histórica ou, sugerindo uma terminologia que me parece proveitosa, deste regime historiográfico, em suas múltiplas feições, ressaltando, como ver-se-á, os princípios da erudição histórica, a relação com outras práticas de saber, as formas de compreensão dos sentidos variados assumidos pela história e pelo papel do historiador, as modalidades de figuração deste personagem e sua dimensão política, entre outros temas.
O dossiê é aberto com a tradução do texto clássico de Arnaldo Momigliano sobre a prática antiquária na época moderna, ressaltando seus fundamentos antigos e o papel central por ela desempenhada na conformação do método histórico na modernidade. É reconhecida a importância deste estudo, que já tem mais de meio século de idade, na definição de um leque bastante amplo de perspectivas historiográficas, assim como já são conhecidas as perspectivas críticas elaboradas nos últimos anos em relação às inferências ali feitas pelo historiador italiano. Não obstante, dada a relevância desse texto e a carência de traduções para a língua portuguesa deste que, sem dúvida, foi um dos principais estudiosos da história da historiografia no século XX, voltar ainda hoje a este debate me parece bastante salutar.
Em seguida, outra tradução de um texto inédito no Brasil, escrito pela historiadora francesa Chantal Grell, no qual a autora traça um panorama compreensivo sobre a cultura histórica francesa entre os séculos XV e XVII, discutindo as diferentes formas de se escrever história no período, bem como os diferentes papéis assumidos tanto pelo saber histórico quanto por aquele que o praticava. Na sequência, o leitor encontrará o artigo de Francisco Murari Pires, em que são analisadas as “figurações heroicas do historiador” nos princípios da época moderna, as quais se dão, em autores variados como Jean Bodin e Thomas Hobbes, segundo uma matriz antiga notória, a saber, Tucídides, constituindo um precedente importante para os usos do autor antigo no século XIX.
Complementando o dossiê, Cássio da Silva Fernandes oferece um estudo sobre o humanista italiano Enea Silvio Piccolomini, situando-o na fronteira entre os gêneros da cosmografia, da história e do relato de viagem. Por fim, Rubens Leonardo Panegassi discute o tema da expansão marítima lusitana a partir das questões envolvidas no embate entre antigos e modernos na obra de João de Barros, notório expoente do humanismo português.
A expectativa é que esse dossiê possa ser útil para pesquisadores voltados aos temas aqui propostos, aos estudantes interessados por esses temas, bem como aos curiosos em relação às diferentes formas pelas quais o conhecimento histórico foi apreendido e a história escrita ao longo de nossa modernidade. Ao leitor resta desejar, enfim, uma ótima leitura.
Porto Alegre, maio de 2014.
Fernando Nicolazzi – Professor do Departamento de História e do Programa de Pós-Graduação em História da UFRGS. Bolsista do CNPq. A organização deste dossiê insere-se dentro das atividades do projeto de pesquisa Erudição, ceticismo, historiografia: a cultura histórica francesa no século XVI (Bodin, Montaigne, La Popelinière), que conta com financiamento do CNPq.
NICOLAZZI, Fernando. Apresentação. Anos 90, Porto Alegre, v. 21, n. 39, jul., 2014. Acessar publicação original [DR]
Vila Rica do Pilar: reflexões sobre Minas Gerais e a Época Moderna / Varia História / 2004
O presente dossiê: Vila Rica do Pilar: Reflexões sobre Minas Gerais e a Época Moderna tem como ponto de partida a categoria metodológica paróquia e, portanto, abrange a jurisdição e a população pertinente à Freguesia de Nossa Senhora do Pilar de Ouro Preto. É fruto da atividade conjunta dos professores Adalgisa Arantes Campos (Coordenadora do Banco de dados sobre as séries paroquiais da Freguesia de Nossa Senhora do Pilar de Ouro Preto), Douglas Cole Libby (Diretor, Centro de Estudos Mineiros) e do pesquisador mestrando Renato Franco, responsável pela elaboração dos cruzamentos de dados.
Nosso objetivo é tornar público um material inédito, de grande utilidade à comunidade científica. Trata-se de um dos vários resultados do trabalho financiado através de recursos e bolsas de iniciação implementados por órgãos de fomento como a Fundação de Amparo à Pesquisa de Minas Gerais (FAPEMIG) e o CNPq, através da Pró- reitoria de Pesquisa da UFMG.
A base de dados foi iniciada em fins de 1998, na própria Casa dos Contos de Ouro Preto, responsável pelo trabalho hercúleo de microfilmagem da documentação impressa e manuscrita das duas paróquias ouropretanas. Desta data aos dias atuais, o projeto teve membros fixos e também transitórios, envolvendo alunos e professores da graduação e da pós-graduação. Encontra-se concluída a série batismo; em andamento as séries casamento e óbito.
O Arquivo da Paróquia de Nossa Senhora do Pilar (APNSP) dispõe de definição institucional e de personalidade jurídica própria através do Museu de Arte Sacra de Ouro Preto. Seu acervo, bastante completo e preservado, resulta das atividades desempenhadas pela instituição, com a particularidade de ser um dos arquivos mais importantes do tipo paroquial sobre a colônia e o império do Brasil. Nos tipos documentais específicos da jurisdição paroquial, destacam-se os assentos de batismo, casamento e óbito, cujas séries são praticamente completas, característica que tem atraído pesquisadores.
A documentação paroquial tem sido enfocada pelas recentes tendências historiográficas, pois apresenta configuração adequada para o tratamento serial. A partir de informações retiradas de campos específicos, do cruzamento de campos diferentes ou mesmo de planilhas diferentes são detectadas a natureza do individual, das relações tecidas no âmbito da (s) família(s) e dentro daquela comunidade; o que se configura como singular e como representativo naquele período histórico preciso. A paróquia destaca-se então como uma categoria privilegiada para se recuperar as relações humanas ao nível horizontal e vertical. Ela é fechada e aberta ao exterior, funcionando como uma estrutura intermediária nos domínios político / administrativo, econômico, cultural / religioso. A paróquia fundamenta-se em um território demarcado, em um espaço de relações sociais e simbólicas. Por isso, quase sempre sustenta estudos realizados em diversas linhas de abordagem, desde a perspectiva demográfica àquela das práticas e das representações relativas ao sagrado, alvo preferencial da história das vivências religiosas e da própria história da religião católica na Época Moderna.
A relevância da documentação procedente do termo (município) de Vila Rica ajuda a compreender a concentração da historiografia colonial e provincial. Da mais tradicional até a mais recente, produziu-se vasta literatura sobre o passado mineiro levando em conta a experiência e a documentação vilarriquenhas. Entretanto, destacamos que, pela primeira vez, a Paróquia de Nossa Senhora do Pilar conta com análises desta amplitude, com um número massivo de dados que só foram viáveis depois do advento do computador pessoal.
Agradecemos os autores pela generosidade com que encararam esta contribuição e chegaram ao seu término. Os artigos aqui presentes abordam aspectos variados do conhecimento: demográficos, políticos, mentais, religiosos tiveram como ponto de partida a sobredita paróquia, apresentando certa unidade, mesmo os que não recorreram à base de dados. Contudo, o período contemplado e o fio condutor não foram perdidos.
Belo Horizonte, 09 / 2003
Adalgisa Arantes Campos – Organizadora.
CAMPOS, Adalgisa Arantes. Apresentação. Varia História, Belo Horizonte, v.20, n.31, jan., 2004. Acessar publicação original [DR]