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Sulla consolazione | Girolamo Cardano
Girolamo Cardano | Desenho: Autor desconhecido
Consolar: acto de paliar el infortunio, de mitigar la aflicción, de confortar en la desventura, de amortiguar la desgracia. En definitiva, aliviar el sufrimiento. Girolamo se llama nuestro misericordioso consolador. Nombre de santo. Aquel monje cristiano traductor de la Biblia en el tardo imperio romano. Imagen de escribano bíblico inmortalizada por Caravaggio en una delicada pintura al oleo. Por su parte, el apellido identifica al libertino progenitor. Fue hijo bastardo del abogado Fazio. Un descendiente de la noble casa de los Cardano. Conocido jurista y talentoso matemático, asistente del mismísimo Leonardo da Vinci en materia de números. Girolamo nació el otoño de 1501 en la localidad de Pavía. Cuentan sus memorias que las líneas de la mano le auguraban un porvenir aciago atribuyéndole el papel de ignorante mentecato. Sin embargo, poseyó las dotes del estudio y del entendimiento algebraico.
No fue casual que publicase la primera solución general para las ecuaciones de tercer y cuarto grado. Matemático, médico, filósofo, astrónomo, halló en la razón moral de las cosas el fundamento de la condición humana. Conocimientos que trasladó a sus contemporáneos en manuales perspicaces, ingeniosos, agudos. Sobre la sabiduría; Sobre la variedad de las cosas; Sobre la inmortalidad de las almas; Sobre la sutileza de las cosas; Sobre el provecho que debe sacarse de la adversidad; El libro de los sueños; Proxeneta, libro sobre la prudencia civil; El libro de los secretos; dan ejemplo de sus muchas obras. Textos que analizan en profundidad la existencia del hombre. Hubo también una autobiografía, Mi vida, conocida hoy en múltiples idiomas. Amén de otros textos sobre matemáticas, medicina, astronomía. Producción enciclopédica fruto de continuas cavilaciones. «Doy vueltas a muchos y graves asuntos y hasta de cosas que no pueden ser», confiesa este sabio renacentista. Un intelectual del cinquecento italiano. Pese a sus grandes méritos, personaje e ideario fueron olvidados. La contrarreforma católica pos-Renacimiento condenó su pensar heterodoxo. Prohibido leer libros subversivos. Giordano Bruno y Tommaso Campanella lo hicieron. Por ejemplo. Aquel acabó en la hoguera. Este dio con sus huesos en la cárcel. Cierto, no solo por leer a Cardano. Pero la lectura ayudó. Transcurrirán varios siglos hasta que la historiografía contemporánea rescate parcialmente su figura. En especial, la alemana. Hoy es un personaje recordado en Italia, menos lejos de dicha geografía.