Posts com a Tag ‘Ciência’
El hambre de los otros. Ciencia y políticas alimentarias en Latinoamérica/siglos XX y XXI | Stefan Pohl-Valero, Joel Varga Domínguez
Este libro recoge doce ponencias presentadas por un nutrido grupo interdisciplinar en el año 2019 para el encuentro académico internacional “Ensamblajes del problema alimentario en América Latina durante el siglo XX” (Bogotá). A su vez, se encuentra inscrito en el desarrollo de proyectos más amplios que sus editores, Stefan Pohl y Joel Vargas, vienen adelantando en Colombia y México, respectivamente. Quizás el que más merezca la pena destacar por tratarse de un punto de convergencia, es la consolidación de la Red de Estudios Históricos y Sociales de la Nutrición y Alimentación en América Latina (REDEHSNAL); un esfuerzo colaborativo creado para dar visibilidad a los avances de dicho campo a través de formatos variados que van desde coloquios y novedades bibliográficas en redes sociales, hasta espacios de corte más divulgativo como el podcast Alimentando la Historia.1 Ciertamente, estos antecedentes hablan muy bien del Hambre de los otros, toda vez que no se presenta al lector como la publicación espontánea de un colectivo aislado, sino como el producto de una activa comunidad que incluye jóvenes investigadores, y cuya disposición para transitar entre distintas formas comunicativas es síntoma de la buena salud de su agenda. Leia Mais
Georges Canguilhem and the Problem of Error | Samuel Talcott || Canguilhem | Stuart Elden || Infrangere le norme. Vita/scienza e tecnica nel pensiero di Georges Canguilhem | Fiorenza Lupi || Vital Norms: Canguilhem’s ‘The Normal and the Pathological’ in the Twenty-First Century | Pierre-Olivier Méthot
Continúa boyante la proliferación de estudios sobre el pensamiento de Georges Canguilhem. La edición de las obras completas sigue avanzando y ya se han completado cinco de los seis volúmenes previstos por el sello parisino de Vrin. Por otra parte, los Fonds Canguilhem, sitos en el Centre d’Archives en Philosophie, Histoire et Édition des Sciences (CAPHÉS), de la rue d’Ulm, siguen recibiendo a nuevas hornadas de investigadores interesados en rastrear en los inéditos del filósofo nuevos hallazgos que permitan recomponer una lectura más precisa de su trayectoria intelectual o nuevas pistas que hagan posible aportaciones valiosas en el terreno de la filosofía biológica. Leia Mais
De que lado você samba? Raça/ política e ciência na Bahia do pós-abolição | Gabriela dos Reis Sampaio, Wlamyra Ribeiro de Albuquerque
Os historiadores da escravidão no Brasil têm feito milagres com os documentos dos períodos colonial e imperial para escrever uma valiosa história dos escravizados. Está menos estabelecida, contudo, a questão sobre o que aconteceu com esses mesmos indivíduos com o advento da abolição e, especialmente, com o advento da República. E a natureza ambígua da Primeira República no Brasil ― imposta por um golpe militar contra uma monarquia que presidira a abolição ― torna a realidade dessa transição política ainda mais ambivalente. De que maneira os ideais republicanos abriram espaço para garantir direitos e autonomia aos negros, e de que maneira os mesmos ideais foram usados para impor a continuidade e o controle? Gabriela dos Reis Sampaio e Wlamyra Ribeiro de Albuquerque examinam ambos os lados desse debate para concluir que os primeiros anos da era republicana trouxeram tanto novos espaços como novos controles para a população negra; mas a análise elegante das autoras imprime uma ênfase decisiva no último aspecto e expõe as atitudes repressivas das elites republicanas para manter suas posições no topo das hierarquias racial e política. Conforme elas escrevem com eloquência, Leia Mais
Politics as a Science: A Prolegomenon | Phillipe C. Schmitter, Marc Blecher
Distinct methodological approaches to studying political phenomena are at the core of the growing discussion in Political Science as a discipline, despite this debate dating back decades (GOODIN, 2011). Schmitter and Blecher summarize this topic in “Politics as a Science: A Prolegomenon” in the first of seven chapters of the book. To infer is a huge challenge due to the complexity of politics. How can we measure power? There is no single answer to this question. There are many ways to achieve this goal. The authors argue that one method to solve questions such as this is to analyze the rules’ functions and the practices of human social life. Leia Mais
Sex, skulls, and citizens: gender and racial science in Argentina (1860-1910) | Ashley Elizabeth Kerr
Todos nuestros huesos persisten al paso del tiempo. Son los últimos registros del archivo viviente que llamamos cuerpo. Frágiles e indestructibles, los restos óseos resisten archivados bajo tierra (o minan) nuestro vínculo con el pasado. Esto parece aún más evidente en una Argentina en la que los restos humanos se han transformado en poderosos agentes de las narrativas históricas. Quizás un ejemplo paradigmático de esto sean los restos de las víctimas del terrorismo de Estado de la última dictadura militar, que, activados por los equipos de antropología forense y los organismos de derechos humanos, se transformaron en actores indiscutibles en los procesos por la verdad, la memoria y la justicia.
Sex, skulls and citizens aborda otros restos: aquellos que durante décadas permanecieron como botines de guerra en las vitrinas de los museos. Este libro se ocupa de aquellos cuerpos violentados por el proyecto expansionista del Estado argentino para indagar sobre los puntos de contacto entre ciencia, raza y sexualidad en la formación de la argentina moderna. Leia Mais
O que os jovens brasileiros pensam da ciência e da tecnologia? | Luisa Massarani
Luisa Massarani | Foto: Universo – Sistema de Noticias de la UV
As mudanças climáticas, suas origens e seus impactos estão entre os temas mais estudados das últimas décadas. Existe um significativo nível de concordância entre diferentes correntes de pesquisas científicas sobre o tema (Bastin et al., 2019 ). A comunicação dos resultados dessas pesquisas amplia a importância do desenvolvimento científico e tecnológico e fortalece o nível de percepção da sociedade sobre esse fenômeno. Estudos mostram que os jovens tendem a um maior engajamento nesse contexto quando conhecem a dimensão dos impactos dessas mudanças, contudo, com raras exceções, são excluídos das discussões sobre a dimensão desse problema que os desafiará em breve (Lee et al., 22 fev. 2020). E no contexto nacional, o que pensam os jovens sobre mudanças climáticas? Sobre pesquisas científicas? Sobre tecnologia? Esta resenha trata de uma produção muito importante que responde a essas e outras incertezas sobre os jovens brasileiros. Leia Mais
Ciencia, lengua y cultura nacional. La transferencia de la ciencia del lenguaje em Colombia, 1867-1911 | Andrés Jimenez Ángel
Andrés Jimenez Ángel | Foto: UR |
Este libro se ocupa de la configuracion de la ciencia del lenguaje en Colombia desde 1867 —ano atado a las reformas educativas de los gobiernos del Olimpo radical y en el que se publico la primera edicion de la Gramática de la lengua latina de Miguel Antonio Caro y Rufino Jose Cuervo— hasta 1911 —fecha del deceso de Cuervo; Caro habia muerto en 1909—. Al insistir en el proceso productivo de la forma vernacula de un conocimiento tecnico con pretensiones universales, evita hacer enfasis en lo que se haya recibido de tradiciones intelectuales foraneas o valorar esa recepcion en los terminos del centro y la periferia. Asi, el principal valor del libro es que se concentra en la circulacion de un saber y los efectos de ese movimiento sobre el modo de ser de ese saber circulante.
Adicionalmente, el punto de vista de la circulacion asumido por Jimenez Angel nos permite desmitificar la unidad de los saberes para verlos en sus formas multiples, relativas a marcos espaciotemporales diversos. Gracias a ello, podemos enfatizar los aspectos locales del proceso y tambien dar a Europa un lugar mas adecuado en la vida intelectual de otros centros de produccion de conocimiento. Leia Mais
Ciencia/tecnología y producción agropecuaria. Historia de la cooperación bilateral entre Alemania y Uruguay (1856-2018) | Gerardo Caetano
Resenhista
Eduardo Gallardo – Centro de Estudios de Historia Agraria de América Latina (CEHAL).
Referências desta Resenha
CAETANO, Gerardo (Org.). Ciencia, tecnología y producción agropecuaria. Historia de la cooperación bilateral entre Alemania y Uruguay (1856-2018). Montevideo: Editorial Planeta, 2019. Resenha de: GALLARDO, E. Historia Agraria De América Latina, v.1, n.2, p. 138-141, nov. 2020. Acesso apenas pelo link original [DR]
Science and society in Latin America: peripheral modernities | Pablo Kreimer
La preocupación central de Science and society in Latin America: peripheral modernities , el último libro de Pablo Kreimer (2019) , es el estudio de las particularidades de los procesos de producción y uso del conocimiento científico y tecnológico en América Latina como región periférica. El texto es una síntesis, una rendición de cuentas, de 25 años de investigación en el campo de la sociología política e histórica de la ciencia.
Primero, el autor comparte confesiones y anécdotas personales como acertada excusa para pasar revista, en América Latina, a algunos de los tópicos más importantes de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología – o campo Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS). A partir de su encuentro con Jean-Jacques Salomon, su director de tesis doctoral y un cómplice en sus preocupaciones políticas, estudia el rol de las políticas de ciencia y tecnología (PCT) en el desarrollo de la región. Lo también anecdótico es que para muchos de los recién llegados al campo CTS en América Latina las preocupaciones políticas y el estudio de las PCT han sido un punto de paso obligatorio o una suerte de rito de iniciación. Luego, bajo la inspiración de Latour y Woolgar (1979) , inicia un segundo gran momento de trabajo. El autor pasó por varios laboratorios de biología molecular de Francia, Londres y Argentina para observar cómo los científicos producen conocimiento. Es decir, para trabajar “a lo Latour”. Años después llega a un tercer encuentro crucial. Kreimer, bajo la inspiración de Hebe Vessuri, pionera del campo CTS en la región, inicia sus investigaciones sobre ciencia periférica. Leia Mais
Renato Kehl e a eugenia no Brasil: ciência, raça e nação no período entreguerras
O autor da obra é o historiador Vanderlei Sebastião de Souza, professor adjunto do Departamento de História da Universidade Estadual do Centro-Oeste (UNICENTRO), do Programa de Pós-Graduação em História pela mesma instituição e do Programa de Pós-Graduação em História Pública da Universidade Estadual do Paraná (UNESPAR). É graduado em História (2002), com mestrado (2006), e doutorado (2011) em História das Ciências pela Casa de Oswaldo Cruz – Fiocruz.
Assim, o livro denominado Renato Kehl e a eugenia no Brasil: ciência, raça e nação no período entreguerras (2019), é dividido em quatro capítulos, sendo o prefácio da obra assinado pelo sociólogo Robert Wegner, professor do Departamento de Ciências Sociais da Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (PUC-Rio) e do Programa de Pós-Graduação em História das Ciências e da Saúde da Casa de Oswaldo Cruz (COC/FIOCRUZ). Fazendo uma análise do processo metodológico instrumentalizado pelo autor, Robert Wegner afirma que “além de ser um livro bem escrito e embora denso, de agradável leitura, atinge uma técnica exemplo na articulação entre o desenvolvimento do argumento e a utilização das fontes” (p. 24-25). Leia Mais
Vacina antivariólica: ciência/ técnica e o poder dos homens (1808-1920) | Tania Maria Fernandes
O livro de Tânia Fernandes, recentemente lançado pela Editora Fiocruz, é produto de sua dissertação de mestrado defendida na Escola Nacional de Saúde Pública (ENSP), da Fundação Oswaldo Cruz (Fiocruz). Aqueles que apenas passarem os olhos pelo título do livro e o tema tratado com certeza se lembrarão do também recente trabalho de Sidney Chalhoub, que aborda a questão da vacina antivariólica (Cidade febril: cortiços e epidemias na corte imperial, São Paulo, Companhia das Letras, 1996). Entretanto, as semelhanças entre os dois livros terminam aí. As diferentes abordagens escolhidas pelos autores e a originalidade da trajetória e do enfoque de Tânia Fernandes tornam-se evidentes à medida que nos debruçamos sobre o livro da pesquisadora da Casa de Oswaldo Cruz. Enquanto o trabalho de Chalhoub está mais voltado para uma história cultural e procura resgatar as resistências da cultura popular carioca à prática da vacina, Fernandes volta sua atenção para a história da ciência, privilegiando a história da vacina propriamente dita, incluindo-se neste aspecto não apenas a história dos institutos encarregados de produzi-la e aplicá-la, mas também o conhecimento técnico e científico envolvido na sua produção.
Registre-se que, ao estudar as práticas científicas e as técnicas envolvidas na produção da vacina, Fernandes preocupa-se em mostrar como as concepções científicas não podem ser dissociadas das práticas políticas e dos interesses profissionais da comunidade médica, fugindo de qualquer compromisso com uma história ‘heróica’ da ciência. Esta perspectiva fica bastante evidente no capítulo três, onde analisa os conflitos políticos entre o barão de Pedro Affonso e Oswaldo Cruz em torno da concepção de a quem caberia o monopólio de produzir e aplicar a vacina: ao Estado ou à iniciativa privada. O barão de Pedro Affonso, primeiro médico a produzir com sucesso a vacina antivariólica animal e diretor do Instituto Vacínico Municipal do Rio de Janeiro entre 1894 e 1920, defendia seu monopólio privado conquistado ainda no final do Império, quando conseguiu reproduzir a vacina animal no país. Oswaldo Cruz, diretor do então Instituto Soroterápico e representante de uma tendência centralizadora e estatista, defendia a incorporação do Instituto Vacínico ao Instituto Soroterápico e o fim do monopólio privado de Pedro Affonso. Leia Mais
Science and Society in Latin America. Peripheral Modernities | P. Kreimer
Pablo Kreimer en Science and Society in Latin America reúne una serie de trabajos, que, si bien han circulado previamente en distintas publicaciones, al ser conectados entre sí nos proponen comprender la historia de la ciencia en los países latinoamericanos a partir de su desarrollo en el marco de “modernidades periféricas”. En ese sentido, el autor nos invita a reconocer la especificidad de la experiencia de quienes han desarrollado investigación científica en el contexto de América Latina, pero adoptando “los valores, prácticas, creencias e ideas de ‘ciencia’” propias de sus pares europeos y norteamericanos. Para Kreimer, estos científicos han vivido la aparente paradoja de ser modernos y periféricos al mismo tiempo y, por ese medio, constructores de una “ciencia periférica”, con sus dinámicas, problemáticas y trayectorias singulares. Leia Mais
Women in Sciences: Historiography of Science and History of Science – on the Work of Women in Sciences and Philosophy | Transversal | 2019
Women’s participation in the advancement of science and the discussions of philosophical issues have a long history. In fact, their participation in the production of knowledge is as old as mankind itself, or in order to avoid the generic use of “man” and to use gender-neutral language, it would better to say that it is as old as humanity itself.
In 1690, Gilles Ménage published the first-ever history of women philosophers, Historia mulierum philosopharum (History of women philosophers), which provides an account of 65 female philosophers from the past 2,500 years. The Paris intellectual, Ménage, advocated for the appointment of women to the Académie française, arguing that their contribution had greatly enriched science and philosophy. Nearly 100 years later, in 1775, Christian August Wichmann wrote the German encyclopedia entitled Geschichte berühmter Frauenzimmer (History of famous women). Leia Mais
Une autre science est possible! Manifeste pour un ralentissement des sciences – STENGERS (BMPEG-CH)
STENGERS, Isabelle. Une autre science est possible! Manifeste pour un ralentissement des sciences. JAMES, William. Apresentação de Thierry Drumm., Paris: Les Empêcheurs de Penser en Rond/La Découverte, 2013. 215p. Resenha de: SARTORI, Lecy. Outra ciência? Conhecimento, experimentos coletivos e avaliações. Boletim do Museu Paraense Emílio Goeldi. Ciências Humanas. Belém, vol.13, n.3, set./dez. 2018.
“Une autre science est possible! Manifeste pour un ralentissement des sciences” (Uma outra ciência é possível! Manifesto por uma desaceleração das ciências) é o último livro da filósofa da ciência Isabelle Stengers, professora da Universidade Livre de Bruxelas, na Bélgica. Filósofa, graduada em química e pesquisadora da história da ciência, Stengers é uma importante intelectual que reflete sobre a relação entre política, ciência e economia capitalista, e também discute sobre uma antropologia implicada em questionar os saberes, as disciplinas e as instituições.
Stengers participou do colóquio intitulado “Os mil nomes de Gaia: do Antropoceno à idade da terra”, ocorrido em 2014 no Rio de Janeiro, evento que, de forma geral, discutiu os temas da catástrofe ambiental e da mudança climática global. A catástrofe ecológica global é analisada por meio do conceito de Gaia. Para Stengers (2014), Gaia não é apenas outra forma de nominar a Terra como um recurso a ser explorado de forma sustentável, mas sim um “[…] novo campo científico […]” ou “[…] um complexo conjunto de modelos e dados interconectados […]” (Stengers, 2014, p. 2, tradução nossa), produzindo novos sentidos e respostas ao capitalismo globalizado. Seu último livro publicado em português tem como título “No tempo das catástrofes: resistir à barbárie que se aproxima” (Stengers, 2015). Suas análises fazem-nos pensar em possibilidades criativas de ações de resistência política e de lutas anticapitalistas.
No livro ora resenhado, Stengers (2013, p. 8, tradução nossa) explora uma possibilidade de “[…] reconciliação do público com sua ciência […]”, no sentido de produzir saberes a partir das preocupações, das hesitações, das consequências e das opiniões sobre determinada ideia ou solução científica.
Aqui, “[…] produzir saberes […]” aproxima-se, como aponta Stengers (2013, p. 9, tradução nossa), daquilo que Latour (2004, p. 235) denominou de “[…] matter of fact […]” ou “[…] matter of concern […]”, para criticar a objetividade científica, ou do que Guattari (1987, p. 8) chamou de “[…] matière à préoccupation […]”. Stengers (2013) propõe não apenas produzir um campo de comunicação, mas discussões acerca das respostas dos cientistas para situações que nos dizem respeito, como os problemas sociais e econômicos (por exemplo, o desemprego, a poluição, o esgotamento dos recursos naturais, o efeito estufa, o câncer, as patentes de medicamentos). O livro apresenta a importância da elaboração de uma inteligência pública das ciências, por meio da noção de compreensão, que seria o mesmo que produzir em conjunto (com diferentes atores, cidadãos, especialistas e pesquisadores) ações que impliquem soluções sem ignorar as preocupações econômicas e sociais. A ideia principal é possibilitar o encontro entre uma multiplicidade de pessoas e os conhecimentos capazes de criar de forma inteligente propostas para grandes problemas. A partir dessa ideia, Stengers (2013, p. 83, tradução nossa) propõe a “[…] desaceleração das ciências […]” ou slow science (que apresenta a mesma lógica de iniciativas como slow food, slow city, slow economy). Ela fala, dessa forma, de uma ciência produzida de maneira lenta e em conjunto com outras pessoas e saberes, que ativam conhecimentos experimentais e criativos na formulação de novos modos de existência e de resistência, opondo-se à captura de regimes de subjetividade capitalista.
Este livro é composto por cinco capítulos e pela tradução de um texto do filósofo americano, médico e psicólogo William James (1948-1910). A tradução é antecedida por uma apresentação feita pelo pesquisador Thierry Drumm. A capa do livro exibe ilustração de Milo Winter, publicada no livro de Verne (2011), “20 mil léguas submarinas”. A publicação foi organizada pela editora Les Empêcheurs de Penser em Rond – La Découverte. O livro agrega artigos de Isabelle Stengers anteriormente publicados, uma conferência e um artigo inédito. Pode-se afirmar que esta obra apresenta reflexões e discussões muito mais amplas do que a ideia apontada no título, trazendo à tona temas como as avaliações de produções acadêmicas, a elaboração de uma ciência coletiva e experimental, assim como discussões sobre objetivos e funções dos experts.
Em seu manifesto, Stengers (2013) expõe o corporativismo referente ao financiamento acadêmico, bem como as contradições que sujeitam as pesquisas e as produções científicas. No primeiro capítulo, “Pour une intelligence publique des sciences” (Por uma inteligência pública das ciências), Stengers (2013) questiona a autoridade das ciências, por meio de discussões coletivas e da participação dos cidadãos na exposição dos problemas sociais. Essa forma coletiva de refletir sobres os problemas e de elaborar soluções foi denominada pela autora de “[…] inteligência pública das ciências […]” (Stengers, 2013, p. 10, tradução nossa). Desse modo, a autora resiste às “[…] pretensões dos saberes científicos […]” (Stengers, 2013, p. 15), participando da produção do que Haraway (1995, p. 18) denominou de “[…] saberes localizados”.
Nesse sentido, Stengers (2013) propõe a construção de um espaço de discussão com entusiastas que não fazem parte da academia para compor uma produção em conjunto. Isso, no entanto, não significa a popularização da ciência, a qual é entendida como a divulgação das produções científicas para um público amplo. O objetivo dessa popularização é conscientizar os cidadãos sobre direitos, deveres e responsabilidades sociais. Os cidadãos são educados a fim de que produzam reflexões e informações para os pesquisadores desenvolverem as análises científicas. Diferentemente dessa ideia, Stengers (2013) propõe a formação de grupos que sejam capazes de produzir conhecimento (ou uma ciência experimental) e desenvolver formas de ação junto aos elementos dos contextos sociais em que os próprios atores estão inseridos.
No subtítulo do livro, Stengers (2013) destaca a ideia de desaceleração da ciência ou de uma ciência lenta, feita no tempo necessário para a elaboração de suas questões, e não sujeita ao mercado do capital e aos indicadores de produção. A autora mostra como a ciência que está sujeita às necessidades do capital é elaborada de forma rápida, não refletindo sobre suas consequências futuras. Como exemplo, ela dispõe no segundo capítulo, intitulado “Avoir l’étoffe du chercheur” (Competências do pesquisador), as consequências das descobertas científicas como o uso de organismos geneticamente modificados (OGM). Segundo a autora, as descobertas científicas foram produzidas visando os interesses econômicos, ao invés de terem sido analisadas as suas consequências, buscando-se evitar a destruição do planeta. Para ela, as soluções deveriam ser produzidas de forma criativa, sem serem subestimados as dificuldades e os saberes locais. Nesse sentido, as lutas políticas não acionam a ideia de representação, mas devem produzir “[…] caixas de ressonância […]” (Stengers, 2015, p. 148) que explicitem as experiências, fazendo com que as pessoas reflitam sobre formas de ação e as produzam.
Uma interessante contribuição do livro é a discussão sobre a lógica econômica capitalista. Em seus efeitos, esta lógica diminui o tempo necessário para produzir questões e para analisar as consequências de determinadas ações científicas. Nesse contexto, as regras de financiamento à pesquisa direcionam a produção científica e diminuem a autonomia do pesquisador, o qual fica sujeito aos temas interessantes ao poder econômico e à indústria que investem em suas análises. Stengers (2013) explicita a regulação da produção científica por meio da “[…] fórmula de excelência […]” (Stengers, 2013, p. 52, tradução nossa), que dirige o comportamento para o “[…] conformismo, oportunismo e flexibilidade […]” (Stengers, 2013, p. 52, tradução nossa), exigências da nova forma de gestão do conhecimento.
No terceiro capítulo, “Sciences et valeurs: comment ralentir” (Ciências e valores: como desacelerar), Stengers (2013) apresenta uma análise da forma como o conhecimento científico é atualmente avaliado, procurando-se uniformizá-lo, sem se considerar a pluralidade e a qualidade da produção. Neste cenário, o que importa é o número de publicação, e não a qualidade do que está sendo produzido como conhecimento. Para exemplificar, ela expõe a produção científica do filósofo Gilles Deleuze, o qual, segundo o formato atual de exigência de publicação, seria um pesquisador com pouco êxito ou baixo desempenho em avaliações1 científicas. Conforme Stengers (2013), devemos questionar esse formato de produção rápida de conhecimento e formular ferramentas para resistir aos critérios de avaliação das universidades.
Outra contribuição do livro é a tradução de um texto de William James, apresentado por Thierry Drumm. O artigo de William James, “Le poulpe du doctorat” (ou The Ph.D. Octopus), foi publicado, pela primeira vez, em 1903, na revista Harvard Monthly. No texto, o filósofo apresenta, de forma jocosa, uma crítica à política acadêmica e à regra que torna o doutorado obrigatório para os professores universitários. A universidade, por sua vez, é comparada a uma máquina de produção de títulos. A contribuição do texto está na descrição crítica do modo de funcionamento da produção acadêmica de sua época. James mostra-se contrário ao status e ao prestígio daqueles que possuem um diploma, como o de doutorado. O título de doutor, segundo o autor, incentiva o esnobismo acadêmico e a publicidade individual. Acionar o título como uma ferramenta resulta no conformismo e na institucionalização de uma lógica quantitativa. Para James (1903), o objetivo da universidade é instruir as pessoas, e não valorizar um título concedido ao pesquisador que se dedica por um tempo a um determinado assunto.
Infelizmente, não existe uma versão em português do texto de William James. Recentemente, a editora da Universidade de São Paulo (Edusp) publicou um livro organizado pela historiadora Maria Helena P. T. Machado com as cartas que William James escreveu ao participar de uma expedição ao Brasil, em 1865-1866 (Machado, 2010). Ele apresenta o jovem William James questionando a ciência da época e a produção criacionista de seu professor e chefe da Expedição Thayer, Louis Agassiz. William James, mais simpático à teoria da evolução de Charles Darwin, criticou a posição política (com interesses americanos na exploração da Amazônia) e ideológica de Louis Agassiz, que defendia o racismo e as teorias da degeneração. Os escritos de William James explicitam os interesses políticos e o financiamento da coleta de dados prevista na Expedição Thayer, bem como a sua perspectiva de análise. Como William James, Isabelle Stengers analisa a produção científica, a política de financiamento à pesquisa e as formas de avaliação da sua época.
No penúltimo capítulo, “Plaidoyer pour une Science ‘Slow’” (A defesa de uma ciência “lenta”), Stengers (2013, p. 83, tradução nossa) destaca a fabricação de uma “[…] economia do conhecimento […]” que produza vínculos de cooperação crítica e de produção coletiva. Trata-se de modificar o foco das avaliações para destacar o conteúdo das produções de conhecimentos, e não o número de artigos publicados ou patentes adquiridas. A slow science, antes de ser uma exigência de mais tempo e de autonomia para a formulação de questões importantes, procura estabelecer outras articulações, além dos vínculos firmados com o mercado e com o Estado.
O livro de Stengers (2013) é instigante ao analisar a forma como a produção científica atual é insustentável. A autora aponta o modo como os pesquisadores acreditam que as soluções dos problemas serão elaboradas de forma racional ou científica, ao mesmo tempo em que ignoram a opinião, as preocupações e os saberes daqueles que são afetados pelos problemas sociais. Ao afirmar que “[…] uma outra ciência é possível […]”, Stengers (2013, p. 6, tradução nossa) explicita no último capítulo, “Cosmopolitique: civiliser les pratique modernes” (Cosmopolítica: civilizar as práticas modernas), que não é uma questão relacionada à qualidade da informação que está em jogo, mas sim a necessidade de os pesquisadores serem capazes de produzir ciências a partir de uma inteligência coletiva, que conecte diferentes modos de elaboração de saberes e reative outras formas de resolver os problemas e de resistir às demandas impostas pelo mercado à produção científica.
Notas
1Algumas referências sobre o modo como as avaliações (ou ‘cultura de auditoria’) limitam as produções de saberes e as ações criativas são Strathern (2000), Shore (2009), Power (1994) e Giri (2000).
Referências
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GUATTARI, Félix. Les schizoanalyses. Chimères, Bedou, Paris, n. 1, p. 1-21, 1987. [ Links ]
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JAMES, William. The Ph.D. Octopus. Harvard Monthly, Cambridge, v. 36, n. 1, p. 1-9, 1903. [ Links ]
LATOUR, Bruno. Why has critique run out of steam? From matters of fact to matters of concern. Critical Inquiry, Chicago, v. 30, n. 2, p. 225-248, Winter 2004. [ Links ]
MACHADO, Maria Helena P. Toledo (Org.). O Brasil no olhar de William James: cartas, diários e desenhos, 1865-1866. São Paulo: Edusp, 2010. [ Links ]
POWER, Michael. The audit explosion. London: Demos, 1994. [ Links ]
SHORE, Cris. Cultura de auditoria e governança iliberal: universidades e a política da responsabilização. Mediações, Londrina, v. 14, n. 1, p. 24-53, jan.-jun. 2009. DOI: http://dx.doi.org/10.5433/2176-6665.2009v14n1p24. [ Links ]
STENGERS, Isabelle. No tempo das catástrofes: resistir à barbárie que se aproxima. Tradução Eloisa Araújo Ribeiro. São Paulo: Cosac Naify, 2015. (Coleção Exit). [ Links ]
STENGERS, Isabelle. Gaia, the urgency to think (and feel). In: COLÓQUIO INTERNACIONAL OS MIL NOMES DE GAIA DO ANTROPOCENO À IDADE DA TERRA, 2014, Rio de Janeiro. Anais eletrônicos… Rio de Janeiro: Departamento de Filosofia/PPGAS/Museu Nacional/UFRJ, 2014. Disponível em: <https://osmilnomesdegaia.files.wordpress.com/2014/11/isabelle-stengers.pdf>. Acesso em: 1 ago. 2018 [ Links ]
STRATHERN, Marilyn. New accountabilities: anthropological studies in audit, ethics and the academy. In: STRATHERN, Marilyn (Ed.). Audit cultures: anthropological studies in accountability, ethics and the academy. London: Taylor & Francis, 2000. p. 1-6. [ Links ]
VERNE, Jules. 20 mil léguas submarinas. Tradução e notas de André Telles. Rio de Janeiro: Zahar, 2011. [ Links ]
Lecy Sartori – Universidade Federal de São Paulo. E-mail: lecysartori@gmail.com
[MLPDB]
Entre a caridade e a ciência: a prática missionária e científica da Companhia de Jesus (América Platina, séculos XVII y XVIII) – FLECK (HU)
FLECK, E.D. Entre a caridade e a ciência: a prática missionária e científica da Companhia de Jesus (América Platina, séculos XVII y XVIII). São Leopoldo: Oikos, 2014. 559 p. Resenha de: AVELLANEDA, Mercedes. Creencias y prácticas en torno a la salud y a la enfermedad en las reducciones jesuitas del Paraguay durante los siglos XVII y XVIII. História Unisinos 21(3):458-460, Setembro/Dezembro 2017.
El libro de Eliane Fleck Entre a caridade e a ciência: a prática missionária e científica da Companhia de Jesús aborda una dimensión muy poco estudiada hasta el presente, el mundo de las emociones y de las sensibilidades que se manifiestan en las cosmovisiones particulares de los mundos culturales, en este caso el indígena y el blanco que se entrecruzan y se transforman por la experiencia vivenciada. Los trabajos reunidos que se van hilvanando a lo largo de la obra representan el recorrido, de más de tres décadas de investigación, desarrollado sobre las misiones jesuíticas del Paraguay desde una perspectiva muy original, la exploración científica de la naturaleza como aliada indispensable para el desarrollo de la medicina y de la evangelización.
La investigación de Eliane nos introduce concretamente en el mundo de las creencias y de las prácticas terapéuticas relacionadas con los temas de salud y enfermedad durante los siglos XVII y XVIII. La originalidad de su abordaje centrado en la cura de las almas y de los cuerpos, dos instancias íntimamente ligadas al proceso de evangelización, da cuenta de la lucha de los jesuitas contra las creencias indígenas sobre el poder de los espíritus, las enfermedades que los acechan y la imperiosa necesidad de construir nuevos significados para consolidar su liderazgo espiritual y humanitario entre los recién reducidos.
Si bien la historia de las Misiones Jesuitas tiene una vasta producción académica que recorre los principales temas en torno a las realizaciones de los religiosos en las distintas esferas de su accionar social, político, económico y religioso, esta obra también se inserta en la corriente de trabajos más recientes, que recuperan el conocimiento de los propios actores sociales tanto guaraníes como jesuitas sobre su entorno, para indagar los fenómenos de transferencia cultural, ligados indefectiblemente a la agencia indígena y a las prácticas de los misioneros, contribuyendo de esa manera a los proce sos de transformación y refinamiento de las visiones historiográficas más actuales.
Toda la obra recorre como se fueron recopilando y elaborando los conocimientos sobre la farmacopea indígena y jesuítica a lo largo de los siglos XVII y XVIII y representa el fruto de sucesivas investigaciones centradas en la medicina que se efectuaba en las reducciones. Dividida en cuatro grandes secciones, la obra abarca la mirada indígena sobre la enfermedad y la muerte, los esfuerzos realizados por los misioneros para desarrollar remedios para la cura, la circulación de ese saber y las diferentes causas de enfermedad y muerte entre guaraníes y misioneros de las reducciones.
En su análisis, Eliane nos introduce, primero, en el imaginario indígena y sus interpretaciones sobre enfermedad y muerte entre guaraníes, rodeados de poderosos espíritus que atraviesan su existencia. Estos los acechaban en la espesura de la selva, imponiendo sus reglas de comportamiento social, y tabúes que hacían peligrar la existencia de todos. Los jesuitas debían librar una batalla permanente para cambiar la cosmovisión indígena y las prácticas de los shamanes que le imprimían a la enfermedad un poder mágico que solo podía ser doblegado por ellos, al ser los únicos capaces de penetrar en el mundo de las fuerzas sobrenaturales, encontrar el remedio y regresar para reestablecer el equilibrio psíquico y emocional de la persona. La importancia de este aspecto hará que los religiosos busquen romper con estas creencias y encontrar, a través del desarrollo de una farmacopea nativa, los remedios necesarios para la cura de las enfermedades.
En la búsqueda de comprender las prácticas impulsadas por los misioneros, la autora analiza la construcción de representaciones elaboradas por los religiosos para entender de qué modo los jesuitas organizan y manifiestan sus preocupaciones y sus propias consideraciones relacionadas con sus experiencias sociales. Esto le permite a Eliane contraponer dos visiones del mundo sobre la enfermedad, la guaraní y la jesuita, que coexisten en el siglo XVII y que no son antagónicas. La autora nos hace ver que los guaraníes, influenciados por los resultados de los religiosos y los nuevos métodos eficaces para combatir las enfermedades, aceptan el nuevo ordenamiento social aunque las fugas dejan entrever asimismo la coexistencia de cierta resistencia.
Al focalizarse en los contextos de epidemias en el que tendrán que accionar los religiosos, la autora pone de relieve la necesidad de los religiosos de elaborar la fabricación de remedios en las mismas reducciones, y para ello desarrollar un conocimiento de las plantas nativas. De ese modo se impulsará la construcción de un saber específico en las reducciones que luego se difundirá en un espacio mayor, a través de las recetas magistrales elaboradas desde las boticas instaladas en los Colegios de Buenos Aires y de Córdoba.
En la reconstrucción de esta inmensa labor de la cual poco se ha investigado, la autora se sirve del análisis de las Cartas Anuas y de las obras de referencia de los misioneros que se dedicaron a la medicina, como la obra Materia Médica del padre Pedro Montenegro. A través de este recorrido la autora reconstruye cómo las reducciones jesuitas del Paraguay fueron un importante laboratorio de investigación y experimentación, donde se exploraron las propiedades terapéuticas de las distintas especies nativas para la cura de enfermedades, contribuyendo al conocimiento científico de su época.
Desde el punto de vista formal, la obra se divide en cuatro partes bien diferenciadas que van dando cuenta ampliamente del camino recorrido por Eliane en su investigación a través de los años, analizando los progresos efectuados al interior de las reducciones, los procesos de reconfiguración del conocimiento médico que se elabora en la práctica y su impacto a la larga para combatir las distintas enfermedades al interior de las misiones.
La primera parte consta de un capítulo que nos introduce en la geografía de las misiones y en las representaciones de los guaraníes y de los religiosos entorno a las concepciones de enfermedad como maleficio y la eficacia de los métodos. Un segundo capítulo nos ofrece las propias imágenes que los misioneros construyeron acerca de esos fenómenos, para poner en valor una sensibilidad que desarrollaron en relación a sus prácticas, donde se van delineando dos cosmovisiones entrelazadas inexorablemente por la situación de contacto, la indígena y la jesuita, que representan el punto de partida y el contexto específico de abordaje de la investigación.
Una segunda parte nos introduce de lleno en la medicina que se practicaba en las misiones, los problemas de salud entre los guaraníes, el desarrollo de una farmacopea experimental, y las prácticas curativas. Seis son los capítulos que van hilvanando este recorrido a través del problema del contacto inicial y la propagación de epidemias en épocas de carestía, junto con las medidas que toman los padres Montoya, Asperger y Montenegro para evitar la propagación de los contagios. De igual modo, adquiere relevancia y se pone de manifiesto el propio conocimiento de los guaraníes a través de los informantes locales que acompañan a los religiosos en la recolección de las plantas, el señalamiento de sus cualidades curativas, como se da la fabricación de algunos jarabes y bálsamos para aliviar los síntomas y la elaboración conjunta de herbarios para resguardar la información.
La tercera parte consta de otros tres capítulos, que ponen de manifiesto como los Colegios de Río de Janeiro, Buenos Aires y Córdoba fueron, en la misma época, importantes centros de propagación de conocimientos médicos por sus boticas y recetas magistrales, ofreciendo un servicio muy útil a la población local desprovista de medicinas. Y como, gracias a las investigaciones realizadas en las misiones, se pudo contribuir y avanzar en el desarrollo de la farmacopea nativa y en su propagación tanto en América como en Europa. Al respecto, se analiza el papel relevante que tuvo el Colegio de Córdoba como centro de formación intelectual de universitarios desde donde se difundían y transmitían esos saberes.
La cuarta y última parte de esta obra se compone de cinco capítulos, que abarcan el tema de la muerte, sus causas y las curas que se dan tanto entre los indígenas reducidos como entre los misioneros que los acompañan.
El análisis de las Cartas Anuas y de los censos de las reducciones permite a la autora explorar los índices de natalidad y mortandad de los guaraníes reducidos y comprender la eficacia de la farmacopea desarrollada en las reducciones, junto con la exploración de las condiciones de salud y el promedio de vida de sus integrantes.
El análisis del trabajo del hermano Pedro de Montenegro es una muestra de lo que sucedía en las misiones con la experimentación de plantas, los conocimientos indígenas, las prácticas de higiene a ser observadas en el trato con los enfermos y los efectos de los remedios elaborados.
De igual modo los dos inventarios de la botica del Colegio de Córdoba que contienen una gran variedad de aguas, aceites, tinturas, ungüentos, vinos, esencias de flores y bálsamos son relevantes para comprender la labor desarrollada por los padres boticarios.
En su recorrido, Eliane logra un abordaje diferente donde se pone en valor la experiencia vivida en las misiones que nos revela entre guaraníes y misioneros un proceso de contacto profundo atravesado por diferentes variables que van a producir inexorablemente transformaciones culturales y cambios profundos tanto en las prácticas cotidianas como en las concepciones más profundas sobre las nociones del cuerpo y su devenir. De ese modo no se trata de resaltar la lógica del contacto y el acomodamiento mutuo de dos culturas, sino avanzar en la comprensión de la larga duración, para visualizar las transformaciones sociales más profundas. Si bien su rico abordaje contempla los aportes de ambas culturas en el avance de la medicina y el conocimiento científico, al mismo tiempo reconoce diferencias en la forma de abordar el mundo sobrenatural.
La perspectiva antropológica le permite calibrar la lógica de los diferentes actores sociales, y recorrer en la experiencia compartida los aciertos de sus intercambios culturales. La autora nos muestra cómo. a través del tiempo, los guaraníes incorporaron las prácticas sobrenaturales de los misioneros, las sumaron a las suyas y la experiencia dio por fruto nuevas cosmovisiones. Sin desconocer los aspectos conflictivos de este proceso, nos muestra como los religiosos también se nutrieron del saber de los indígenas y ampliaron las fronteras del conocimiento científico sobre la flora y fauna americana.
El libro de la Dra. Eliane Fleck, al desplegarse en numerosos temas relacionados con el conocimiento de las prácticas médicas y la farmacopea americana, representa, para todo aquel que se proponga avanzar en esa dirección, una obra de consulta obligada para seguir pensando esos temas. La reconstrucción del contexto, la incorporación de la agencia indígena, las prácticas sociales asociadas a la medicina, el intercambio de cosmovisiones, la complementación jesuita guaraní en la construcción de nuevos conocimientos y los remedios y sus usos terapéuticos, sin duda, son puntos fuertes de esta obra que nos muestran la riqueza de pensar la antropología y la historia como enfoques necesariamente entrelazados para seguir profundizando en los procesos sociales y avanzar en nuevas direcciones de una historiografía renovada.
Mercedes Avellaneda – Docente investigadora del Instituto de Ciencias Antropológicas, Sección Etnohistoria de la Universidad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Puán 450 oficina 504, Buenos Aires, Argentina. E-mail: bocca@fibertel.com.ar.
Lógica e Ciência em Aristóteles – ANGIONI (RA)
ANGIONI, Lucas (Ed). Lógica e Ciência em Aristóteles. Campinas: Editora. Phi, 2014. Resenha de: BERRÓN, Manuel. Revista Archai, Brasília, n.20, p.335-342, Maio, 2017.
El volumen compilado por Lucas Angioni contiene ocho artículos antecedidos por un prefacio de Rodrigo Guerizoli y Raphael Zillig y una introducción del p ropio Angioni. En dicha introducción, hace una somera per o valiosa presentación del contenido de los artículos. Éstos se abocan al examen de distintos aspectos de la filosofía de la ciencia de Aristóteles tales como, por caso, la teoría de la predicación, la teoría de la demostración y del silogis- mo en general, así como la importancia de la dialéctica en conexión con el conocimiento de los principios. El último artículo constituye una excepción puesto que se ded ica, como veremos, al examen de la aporía 11 de Metaph. B.
Tal como señalan Guerizoli y Zillig en el prefacio, el texto reúne un conjunto de artículos elaborados por investigadores vinculados a la Universidad de Campinas y orientados por Angioni. La unidad del grupo se observa por la coherencia en la perspectiva gene ral bajo la que se estudia Aristóteles. Un elemento característico de ella es la ponderación del silogismo como la herramienta adecuada para la expresión de las re la- ciones causales a las que aspira una genuina demostración científica. Tal tesis, opuesta a la interpretación más ortodoxa y difundida, entre otros, por J. Barnes en la década de 1970, constituye una interesante y destacada novedad en el plano de las interpretaciones de la filosofía de la ciencia del estagirita. En efecto, encontramos como característica general de esta nueva interpretación que la demostración científica posee una estructura tripartita fielmente expuesta en la estructura del silogismo; de esta manera, quedan unidos de modo indisoluble una herramienta formal como es el silogismo con la explicación causal científica.
El capítulo 1, “Os predicados per se em Aristoteles”de Carlos Terra, se dedica a examinar los sentidos en que se usa per se (kath’hauto) en APo. I 4 y en Metaph. V 30. Terra defende la concordancia de ambos textos y, para probar la misma, se ocupa de comparar el listado de predicados per se en uno y otro texto. El problema del alcance de lo que es un predicado per se es decisivo para la teoría de la demostración científica puesto que, tal como afirma Aristóteles en distintos lugares, dichos predicados son los requeridos para la demostración. En vista de la importancia del problema, el examen de Terra apunta a mostrar que las clasificaciones desarrolla- das en estos pasajes son armónicas pero, de un modo heterodoxo, pretende mostrar también que un sub- conjunto de sentidos de per se permite comprender a ciertos predicados no esenciales como per se. Esta tesis, enormemente sugerente, asume que los predi- cados “propios”, tal como se los conoce en Tópicos, y los concomitantes por sí mismos, aun no siendo esenciales son necesarios para sus sujetos y, así, podrían ser utilizados científicamente.
En el capítulo 2, “Demostração, silogismo e causalidade”, de Lucas Angioni, se examinan críticamente diferentes posiciones estándar sobre la relación en tre la demostración y el silogismo tales como la lectur a de Barnes, de Hintikka y las de Corcoran/ Smith. Según nos informa Angioni, estos intérpretes destacan el v alor que el aspecto formal del silogismo habría tenido para Aristóteles. En contra de estas lecturas, Angioni defiende en su artículo tres tesis centrales: i) que la de mostración tiene por objeto principal captar la causa par a un cierto explanandum; ii) a su vez, y como ha expuesto en otros artículos, defiende nuevamente que la noción de causa posee una estructura triádica fundamental y que esta estructura es clave para que el silogismo pueda explicar su propia conclusión; iii) por último, Ang ioni sostiene que Aristóteles habría utilizado el format o del silogismo justamente porque entre sus beneficios habría encontrado que dicho formato es el que mejor destaca la noción de explicación por la causa apropiad a. El texto tiene la particularidad de reunir sintéticamen te la opinión general de Angioni sobre distintos aspectos de la teoría de la ciencia aristotélica a los que ha dedicado muchos años de investigación y estudio.
El capítulo 3, “Silogismo e demonstração na concepção de conhecimento científico dos Analíticos de Aristóteles”, de Francine Maria Ribeiro, aborda en una primera parte del texto y de modo crítico dos interpretaciones fuertes sobre la silogística aristotélica en el Siglo XX, a saber: las lecturas de Łukasiewicz y de Corcoran. Como es sabido, el primero tendió a interpre tar la silogística como si fuera una teoría axiomática mientras que el segundo la concibió como un sistema de deducción natural. Ribeiro apunta a destacar que l a elección del silogismo como formato para la demostración se debería a que éste es el modelo deductivo más apto para expresar relaciones causales apropiadas o adecuadas. Ribeiro fortalece su posición examinando detalladamente APo. I 2 71b9-16 allí donde Aristóteles establece que el conocimiento es de lo necesario o de lo que no puede ser de otro modo. De modo sintético, su lectura es que el silogismo no es un mero aparato formal deductivo sino que es el mejor modelo deductivo en tanto que permite expresar fidedignamente la conexión causal existente entre dos términos logrando así elaborar una genuina prueba científica.
En el capítulo 4, “Fundacionalismo e Silogística”de Breno Andrade Zuppolini, se investiga sobre la relación que existe entre el silogismo y el modo en que éste da pie -o no- para una visión axiomática y fundacionista de la estructura de la ciencia. Según algunos intérpr e- tes tales como J. Barnes, el proyecto axiomático more geometrico no sería armónico con la naturaleza del silogismo. Para salvar esta dificultad, Zuppolini apun ta a redefinir la ciencia demostrativa centrándose en la noción de aitía. Hecha esta asunción, se logra mostrar que los principios de la demostración son aquellos que realmente operan en las pruebas científicas y que, por ello, exhiben la causa. Con este esquema, desliga los principios comunes y las suposiciones de existencia de la demostración científica y exime a la trama final que adquiere la estructura demostrativa de cumplir con la exigencia de contenerlos explícitamente. Tal estrategia vale, finalmente, para liberar al fundacionismo aristotélico de la dificultad del uso del silogismo como herra- mienta demostrativa y, en este sentido, no sólo liberarlo sino volverlo compatible con el silogismo.
En el capítulo 5, “As proposições categóricas na lógica de Aristóteles”, de Mateus Ricardo Fernandes Ferreira -que lamentablemente carece de una introducción y sus conclusiones- aborda críticamente tres interpretaciones relativas al modo en que se interpreta el cuadro de oposición de las proposiciones categóricas en Aristóteles. Una (1) primera posición deriva- da de la lógica formal clásica -posición denominada semántico-existencial- asumiría el valor existencial de las proposiciones para garantizar las relaciones lógicas entre las cuatro proposiciones. (2) Una opción distinta (Wedin y Parsons) reordena la formalización del cuadro de oposición puesto que asume que sólo las proposiciones categóricas afirmativas poseen valor existencial. (3) Una tercera opción heterodoxa viene propuesta por Malink y, apoyándose en une lectu- ra diferente del dictum de omni et nullo de APr. I 1 24b28-30, construye una interpretación no extensio- nal de las proposiciones categóricas. En sendos apar- tados subsiguientes, Fernandes Ferreira se dedica a discutir detalles de las lecturas de Wedin y Malink contrastándolas con pasajes del corpus aristotélico.
El capítulo 6, “Silogismos e ordenação de termos nos Primeros analíticos “de Felipe Weinmann, tiene por objeto el examen de la definición fundacional de silogismo de APr. I 1 24b18-20. El autor se detiene en ponderar la Cláusula Final (CF) de la definición, “em virtude de serem tais coisas”(su traducción), puesto que la misma ha sido objeto de controversia erudita: la tradición estándar la considera super>ua y como una mera adición a la definición estricta y de carácter inferencial mientras que otra tradición, contrariamente, defende que la CF posee un valor relevante aunque no logra explicar satisfactoriamente por qué. Weinmann defiende que la CF establece una impor- tante restricción concebida por Aristóteles y referida al modo en que los términos del juicio están ordenados. Su hipótesis es que CF se establece para asegurar que de dos premisas dadas se deriva necesariamente una conclusión tal en la que el término A se predi- ca de C. Con la finalidad de sustentar tal afirmación, Weinmann estudia en detalle APr. I 4 y I 7 como dos capítulos en donde Aristóteles utiliza efectivamente la restricción CF, y así su existencia no sería para nada super>ua, para mostrar la conexión entre las premisas y la conclusión en el sentido señalado.
En capítulo 7, “A utilidade dos Tópicos em relação aos princípios das ciências”de Martins Mendonça, F. se aborda un asunto muy discutido recientemente relativo a la función de la dialéctica en su carácter de herramienta apta para alcanzar los principios del conoci- miento en el contexto de las investigación científica. El autor se ocupa de examinar, y relativizar, la muy difundida tesis de que la dialéctica posee un genuino valor heurístico en relación con los principios. Mendonça considera que debemos tener una posición deflacionaria sobre el poder de la dialéctica y, como principal argumento, afirma que el problema más difícil para atribuirle dicho poder consistiría en la asimetría existente entre los éndoxa, los puntos de partida del examen dialéctico, y los principios. Los primeros son sólo plausibles mientras que los segundos son verdaderos: ¿cómo asegurar su verdad? Mendonça considera que esta asimetría no puede ser salvada (p. 312-20). El argumento que se apoya en la coherencia -y que da origen a la versión coherentista de Aristóteles- no lograría resolver esta asimetría. Su hipótesis, de modo contrario, pretende restringir la función de la dialéctica a su función de entrenamiento argumentativo, a su carácter gimnástico. Las ciencias y la filosofía, dado su carácter argumentativo, se benefician por las técnicas desarr o- lladas por la dialéctica, y sólo eso. A modo de crítica, podemos señalar que el examen de Mendoça se restringe únicamente a Top. I 2 cuando la mayor parte de la bibliografía que reivindica el uso de la dialéctica con carácter heurístico se apoya, desde Owen en adelante, en el celebrado pasaje de Ética a Nicómaco VII 1, don- de Aristóteles afirrma que la búsqueda de los principios parte de éndoxa y que esto será “prueba suficiente”.
En último lugar, en el capítulo 8, “A aporia 11 e o projecto aristotélico de fundação da filosofia primeira”de Wellington Damasceno de Almeida, se aborda, desde luego, la aporía 11 de Metafísica III (beta) en su desarrollo y desenlace tal como es presentado en Metafísica X (iota) 2. Según el autor, Aristóteles se esfuerza por examinar la semántica del término “uno”(to hen) por medio de la semántica del término “ele- mento”para poder luego discutir las interpretaciones que del “uno”, en primer lugar, hicieron los físicos materialistas y, en segundo lugar, los pitagóricos y Platón. Los primeros entendieron al “uno”como naturaleza subyacente mientras que los segundos hicieron de él una naturaleza en sí misma. El recorrido de la aporía concluye en establecer que el concepto de “uno”es un concepto de segundo orden utilizado para hacer referencia a una multiplicidad de entes de la misma clase. De este modo, “uno”permitiría algo así como conferir cognoscibilidad a la multiplicidad de entes de los que se predica (p. 365). Este término, así como causa, elemento, principio y otros, son “transcategoriales”y aseguran la inteligibilidad de las cosas, pero no logran establecer la naturaleza de las cosas (reservada a las definiciones de la esencia). En síntesis, según Damas- ceno de Almeida, los conceptos de este tipo son indis pensables para la construcción del conocimiento aun- que son incapaces por sí mismos de denotar la esencia de las cosas.
Para cerrar, quisiera destacar algunos detalles gene- rales y de forma: cada capítulo contiene la bibliografía utilizada al final pero, quizá, hubiera sido más útil el armado de una bibliografía común al final del volumen evitando las repeticiones innecesarias. Por otra parte, la obra carece de índices de nombres y lugares que seguramente hubieran sido de mucha utilidad a los lectores.
Manuel Berrón Chora. Über das zweite Prinzip Platons Albert-Ludwigs – Universidad Nacional del Litoral (Argentina). E-mail: mberron@fguc.unl.edu.ar
Eugenetica senza tabú: usi e abusi di un concetto – CASSATA (HCS-M)
CASSATA, Francesco. Eugenetica senza tabú: usi e abusi di un concetto. Turim: Giulio Einaudi, 2015. 130p. Resenha de: PIETTA, Gerson. Eugenia: uma ciência estigmatizada. História Ciência Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro, v. 23 supl.1 Rio de Janeiro Dec. 2016.
Foi lançado em 2015, pela editora Giulio Einaudi, o livro Eugenetica senza tabú: usi e abusi di un concetto, de Francesco Cassata, professor do Departamento de Filosofia, História e Geografia da Universidade de Gênova. Cassata tem trajetória significativa no que diz respeito a pesquisas e produções acerca de eugenia, raça e genética no contexto italiano. O livro é organizado em três capítulos: o primeiro discute o processo de nazificação da eugenia e de banalização do nazismo; o segundo propõe um modelo de descontinuidade no que se refere a um tabu negativo quanto aos usos da eugenia no pós-1945; o terceiro capítulo discute a inadequação heurística do conceito de “retorno à eugenia”.
Eugenetica senza tabú analisa como se produziu no debate público italiano um aparato discursivo hostil em relação à biomedicina e à genética contemporâneas, produzido, em tese, a partir do caráter negativo que o termo “eugenia” adquiriu após a experiência nazista. A eugenia passou a ser vista como sinônimo de pseudociência reacionária, sexista, racista e antissemita, além de fonte de violência e discriminação, interpretada em todas as especificidades históricas, entre elas a italiana (p.4). Tal interpretação deixa de lado definições conceituais como as de Daniel J. Kevles (1985), Mark Adams (1990) e Nancy Stepan (2005), pioneiros no estudo da história da eugenia, que distinguiram variantes da ciência eugênica a partir de ligações com diferentes contextos nacionais ou regionais. Essa historiografia, à qual a obra de Cassata se associa, reforça a essência não monolítica da eugenia e seu caráter multiforme, nas variantes políticas, sociais e culturais.
Para desconstruir a visão estigmatizada do termo “eugenia” no debate público, Cassata cita como exemplo seu uso pelo movimento sionista em prol do novo hebreu ou mesmo seu caráter modernizante e tecnocrático que atraiu o interesse de grupos distintos como os novos liberais, o fabianismo britânico, as sociais-democracias alemã e escandinava, o progressismo americano, o radicalismo e o comunismo francês. Além da eugenia bolchevista e reformista, chama atenção seu uso por grupos feministas, demonstrando as várias orientações ideológicas e políticas possíveis. Em contraposição aos usos anglo-saxões e nórdicos, como as esterilizações e os exames pré-nupciais, o autor enumera os usos do conceito no mundo latino: a assistência materna e infantil, a medicina social preventiva, o natalismo demográfico, o controle biotipológico e endocrinológico (p.7).
O interesse do autor não é produzir uma história sintética da eugenia, mas refletir sobre o “uso público do conceito, seus tropos, suas contradições e suas funções” (p.7). Segundo Cassata, no debate público italiano houve um movimento de nazificação do conceito de “eugenia” a partir do processo de Nuremberg, ocorrido entre 1946 e 1947, e da conclusiva relação entre genética médica e os crimes de Auschwitz. O autor propõe uma descontinuidade em relação ao tabu da eugenia, que, para ele, não ocorreu com o fim da Segunda Guerra Mundial, e sim no final dos anos 1960 e início dos anos 1970. Ou seja, até a segunda datação, na Itália, a eugenia possuía significado positivo, ligado aos aconselhamentos genéticos na esfera da saúde pública.
O autor faz crítica à forma como o reductio ad Hitlerum – expressão cunhada pelo filósofo alemão Leo Strauss – opera duplamente nos autores André Pichot e Rinhard Weikart, seja pela redução do termo “eugenia” ao contexto nazista e sua ligação ao racismo e ao antissemitismo, seja pela banalização e descontextualização do conceito, interpretado como pseudociência e privado de sua dimensão racional. Há também a reflexão em torno da representação construída no debate público, em que os eugenistas italianos são tidos como aceitáveis, e os eugenistas alemães como reprováveis. Ou seja, em contraposição à eugenia nórdica coercitiva, criou-se a ideia de uma eugenia latina mais branda: católica, sem excessos, moderada e humana, com práticas ligadas à hidroterapia, helioterapia, eletroterapia, aos banhos termais, à biotipologia ortogênica e à endocrinologia de Nicola Pende (p.26). O autor reforça que foi excluída do debate público a campanha racista e antissemita de Pende, que a defendeu em meados de 1930.
Cassata afirma que o uso obsessivo da analogia nazificante da eugenia produziu uma contra-argumentação falaciosa, apontando que o fim da Segunda Guerra Mundial, a descoberta de Auschwitz e o processo dos médicos de Nuremberg teriam inaugurado uma nova era dominada pela recusa de múltiplos preconceitos, seja de raça, de classe ou de gênero, e pela afirmação de um consentimento livre e esclarecido na esfera da reprodução. Utilizando-se de interrogações de Carlo Alberto Defanti, o autor reflete: seria correto falar em colapso do eugenismo? De um lado, menciona o autor, houve a emergência de uma genética, entre 1920 e 1930, que teve como modelo uma eugenia reformadora, solidamente estabelecida sobre a matemática mendeliana e politicamente hostil ao racismo e ao classicismo da eugenia ortodoxa. Por outro lado, a eugenia ortodoxa, coercitiva e violenta, prosseguiu até a década de 1960, como no caso da Carolina do Norte.1 Fica evidente, para Cassata, que, depois da Segunda Guerra Mundial, a eugenia recontextualizou-se em um processo histórico gradual e complexo, presa a ambiguidades e contradições.
No trabalho de Casssata, além da emergência do que é conhecido como “aconselhamento genético” (genetic counseling), o desenvolvimento de controle médico de duas patologias genéticas é considerado historicamente relevante para compreender a transformação do conceito de “eugenia”: a fenilcetonúria e a talassemia. Isso porque a forma de pensar maneiras de lidar com as patologias havia se alterado: de uma forma ortodoxa e coercitiva de eugenia – considerada insensata moral e cientificamente – para uma forma de eugenia mais sensível e humana.2 A partir da pesquisa de Lionel Penrose, aponta Cassata, foi possível uma mudança substancial da eugenia para a genética humana na abordagem da fenilcetonúria, também ocorrendo uma mudança semântica, posto que era sugerida uma solução preventiva para uma doença mental. Na esteira dessa interpretação, o autor investiga a talassemia.3 A pesquisa sobre a doença, realizada entre 1946 e 1961 na Universidade de Roma, foi financiada pela Fundação Rockefeller. Foram examinadas, em todo o território italiano, mais de trinta mil pessoas. A investigação concluiu que a doença era hereditária, e, assim sendo, com o emprego de testes de triagem, seria possível fazer uma campanha para prevenir a união matrimonial entre os portadores da doença, e mesmo alcançar a eliminação da enfermidade.4 A partir dessas mudanças no campo da genética humana, emerge a expressão genetic counseling, cunhada por Sheldon Reed em 1947. Com esse novo olhar, alterou-se o termo “paciente” para “cliente”, além de se praticar o ensino da autonomia e da não coerção. Esses casos são sinais e evidências de que Nuremberg não representou censura nas pesquisas eugênicas, conforme apontou Cassata.
Cassata trabalha com um terceiro uso público do conceito de “eugenia”, ao referir-se a uma categoria monolítica denominada “retorno à eugenia” (p.48), que desconsidera a complexa dinâmica de desenvolvimento da engenharia genética e da medicina individualizada do século XXI. O autor traz à tona e relaciona dois eventos: a sentença do caso Buck versus Bell, de 1927, no qual estava em julgamento a esterilização de uma família dita degenerada; e uma sentença de 2013, o caso Myriad, no qual a empresa Myriad Genetic pretendia patentear produtos da natureza – genes humanos isolados. A pretensão do autor ao relacionar os dois casos foi refletir sobre processos jurídicos envolvendo o público e o privado.
A perspectiva utilizada por Cassata para refletir sobre como ocorreram os debates em torno da eugenia, sobretudo a partir da opinião pública italiana e em três momentos diferentes, é relevante porque expõe os equívocos nas interpretações que são divulgadas popularmente e aceitas pelo público não acadêmico. Tal abordagem instiga também trabalhos para a compreensão da eugenia no contexto público, nacional e internacional, não só na Europa mas também na América Latina, possibilitando alargar a discussão sobre o conceito de “eugenia latina”, fortemente enfatizado na historiografia recente.
Referências
ADAMS, Mark B. Eugenics in the history of science. In: Adams, Mark B. (Org.). The Wellborn science: eugenics in Germany, France, Brazil and Russia. New York: Oxford University Press. p.3-7. 1990. [ Links ]
KEVLES, Daniel. In the name of eugenics: genetics and the uses of human heredity. Berkeley: University of California Press. 1985. [ Links ]
STEPAN, Nancy Leys. A hora da eugenia: raça, gênero e nação na América Latina. Rio de Janeiro: Editora Fiocruz. 2005. [ Links ]
Notas
1 O estado da Carolina do Norte, nos EUA, continuou a autorizar esterilizações eugênicas sem consenso legal até o fim dos anos 1960, sobretudo em mulheres afro-americanas em condição de extrema pobreza.
2 A fenilcetonúria, ou PKU, é uma grave anomalia do metabolismo, que se transmite como caractere autossômico recessivo, causando lesão cerebral irreversível.
3 Uma anomalia no sangue, de caráter hereditário, que era frequente em regiões da Itália mediterrânea e insular e nos anos 1920 estava ligada à etiologia de uma grave enfermidade conhecida como a doença de Cooley (na nomenclatura atual, denominada talassemia maior, ou anemia mediterrânea).
4 Caso interessante ocorreu em outubro de 1949, durante o 50º Congresso da Sociedade Italiana de Medicina Interna, no qual os pesquisadores apresentaram os resultados da pesquisa. Na ocasião, o hematólogo Giovani Di Guglielmo propôs a esterilização de todos os portadores da doença. Já o antropólogo Sergio Sergi invocava um exame de sangue obrigatório para todos nas áreas afetadas (p.39).
Gerson Pietta – Doutorando, Programa de Pós-graduação em História/Universidade Federal do Paraná. gersonpietta@gmail.com
O caráter oculto da saúde – GADAMER (HCS-M)
GADAMER, Hans-Georg. O caráter oculto da saúde. Petrópolis: Vozes, 2006. 176p. Resenha de: MENDONÇA, André Luís de Oliveira. O cuidado com a saúde na era da ciência e da técnica: o que é a saúde, afinal? História Ciência Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro, v. 21 n.2 Apr./June 2014.
Desde que veio a lume sua obra Verdade e método (1997 [1960]), Hans-Georg Gadamer tornou-se um dos filósofos mais insignes da segunda metade do século XX, ao lado de Michel Foucault, Jürgen Habermas e Richard Rorty, entre outros. Como o subtítulo, Traços fundamentais de uma hermenêutica filosófica, permite inferir, o objetivo norteador da referida obra consistiu em advogar a tese em prol de uma hermenêutica como filosofia, ou de uma filosofia como hermenêutica. Herdando uma tradição que remonta a Friedrich Schleiermacher (1768-1834), tendo sido levada adiante por Wilhelm Dilthey (1833-1911), pode-se afirmar que Gadamer renovou profundamente os pressupostos, a natureza e o escopo da hermenêutica, a começar justamente por seu projeto de torná-la uma filosofia, procurando aplicá-la reflexivamente a si mesma também, e não mais, como seus pais fundadores almejaram, de fazer dela uma ciência da interpretação e da compreensão (uma espécie de epistemologia voltada para a fundamentação das ciências humanas ou das humanidades em geral). Influenciado, notavelmente, pelo diálogo socrático-platônico, pelo conceito aristotélico de phrônesis e pela analítica existencial/ontologia fundamental de Martin Heidegger, como também pelo conceito de “historicidade” hegeliano e de “mundo da vida” de Edmund Husserl, Gadamer foi responsável por instituir uma significação ontológica e universal para a hermenêutica, no sentido de uma postura de diálogo e abertura em face do mundo e das pessoas, partindo do reconhecimento de que somos finitos e de que, portanto, nosso conhecimento é sempre incompleto e provisório. Como argumentou Rorty (1994), quiçá a grande contribuição da hermenêutica gadameriana residiu em ter mostrado, de modo edificante, como é possível tornar “familiar” aquilo que nos aparece como “estranho” à primeira vista, graças à busca incessante em direção ao encontro com a alteridade do outro. É nesse sentido que, para Gadamer, a hermenêutica não era um mero método ou técnica de interpretar ou compreender textos, mas sim uma postura existencial frente a todas as facetas do humano, posto que a vida é repleta de dimensões e acontecimentos que escapam ao nosso controle e ao nosso entendimento imediatos.
Com a sua hermenêutica filosófica, Gadamer repensou, de forma singular e original, os velhos temas da história da filosofia, sobretudo da dita “tradição humanística”. Mais precisamente, ele deixou marcas indeléveis no debate gravitando em torno das três principais esferas da cultura humana que se teriam autonomizado com o advento do projeto da modernidade, a saber: ética, arte e ciência. Especificamente sobre a ciência, há uma interpretação difundida de acordo com a qual Gadamer fora um autor anticientífico, uma vez que ele teria chamado a atenção para os limites da racionalidade monológica engendrada pela ciência moderna e defendido a superioridade das humanidades frente ao “tecnicismo reducionista”. Faz-se oportuno, entretanto, ressaltar que Gadamer tão somente criticou uma ciência desprovida de responsabilidade social, e não a prática científica enquanto tal, como se pode depreender, por exemplo, da leitura do seu livro A razão na época da ciência (1983). Seu projeto filosófico pode ser compreendido como uma tentativa heroica de resgate do interesse pelo humano em sua integralidade: deveríamos valorizar, simetricamente, o aspecto estético-expressivo, ético-valorativo e epistêmico-cognitivo da nossa existência; e, além disso, talvez sua meta precípua fosse salvaguardar a dimensão humana mais relegada pela modernidade ao limbo da história: nosso pendor quase natural para as questões ontológicas e metafísicas (é bom lembrar que as questões sobre o Ser em Gadamer são colocadas levando em consideração a nossa historicidade). Não bastasse sua visão enciclopédica sobre as diversas áreas do saber, Gadamer foi decisivo em pelo menos mais duas searas pelas quais também enveredou grande parte dos seus contemporâneos: as discussões travadas sobre a história e a linguagem. Pertinentes ainda são suas críticas ao objetivismo histórico (Gadamer, 2006), bem como sua concepção de linguagem como diálogo hermenêutico (daí, aliás, seu pensamento ser também denominado “dialética dialógica”, devido ao papel central que o diálogo autêntico desempenha).
Coerente com sua hermenêutica universal – não se trata de um método de interpretação exclusivo para as artes e humanidades visando lhes extrair sentido dos aspectos que são aparentemente destituídos de compreensibilidade à primeira leitura, mas, na realidade, ela seria uma postura prudente e recomendável em toda e qualquer situação em que a aplicação de regras formais simplesmente não funciona –, Gadamer fez incursões sobre praticamente todos os campos do conhecimento, incluindo a medicina. O livro O caráter oculto da saúde é justamente uma feliz reunião de artigos e conferências de Gadamer – realizados em “conjunturas especiais”, como ele mesmo afirma na primeira linha do prefácio –, cobrindo um período de 25 anos (de 1965 a 1990), em que ele trata de questões referentes ao cuidado com a saúde no contexto da ciência e da técnica. A tese geral do pensamento gadameriano que permeia o livro consiste na assunção segundo a qual a ciência (medicina como ciência) – em que pese sua tarefa imprescindível e insubstituível – não é capaz de dar conta, sozinha, de todos os fatores que englobam o humano, enquanto a tese específica sobre a questão da saúde (a mais original do livro; expressa também no título) é aquela que afirma ser a própria saúde, e não a doença, o acontecimento verdadeiramente misterioso (miraculoso) a ser perscrutado. Em diálogo constante com os pensadores originários (nomeadamente, Platão e Aristóteles) e com alusão indireta aos seus contemporâneos (ouvem-se ecos, por exemplo, das ideias de Canguilhem e Foucault), Gadamer examina diversas facetas do cuidado com a saúde, sobre as quais discorro a passos largos, a partir dos capítulos do livro per se (13 no total).
O primeiro capítulo, “Teoria, técnica, prática”, o mais extenso do livro, funciona estrategicamente para colocar a questão de fundo do autor: vivemos na era da ciência. Traçando uma distinção entre as concepções grega e moderna acerca da teoria, técnica e prática, Gadamer nos adverte sobre a necessidade de realizarmos uma espécie de desmitologização da “desmitologização”: nem iconoclastia preconceituosa, nem crença supersticiosa na ciência moderna. A meu ver, ele traz à baila uma discussão incontornável: a relação (conflitante?) entre a ciência e as demais tradições e instituições da nossa sociedade, isto é, o choque entre a ciência e os valores do “mundo da vida”. A pergunta sobre a qual Gadamer medita diz respeito aos problemas relativos à possibilidade real de a ciência fundamentar, plena e satisfatoriamente, a vida social em bases racionais. Sua resposta aponta para a direção de um paradoxo de difícil solução: “quanto mais racionais as formas de organização da vida são modeladas, tanto menos é praticada e ensinada a capacidade racional de julgamento”, ou “quanto mais intensivamente a área de aplicação é racionalizada, mais falta o próprio exercício do juízo e, com isso, a experiência prática no seu verdadeiro sentido” (p.26). Esse paradoxo é atrelado a outra temática recorrente no livro: a especialização (sua questão norteadora parece ser o medo tanto do autoritarismo quanto do embotamento que o especialismo pode gerar). Ao longo do livro, Gadamer defende, com veemência, a necessidade de não abdicarmos da ideia de “totalidade”, no sentido de uma visão integral do saber sobre o homem. Sua “utopia” é a de que o progresso científico e tecnológico seja acompanhado de um desenvolvimento de uma consciência sociopolítica mais ampla. Nesse sentido, as ciências humanas desempenhariam uma tarefa decisiva, uma vez que são capazes de nos suprir com uma ampla perspectiva atinente à diversidade de se poder ser “ser humano”, como também são responsáveis por nos tornar conscientes de que toda e qualquer perspectiva está carregada de valores, o que implica, portanto, sempre uma normatividade, ainda que não declarada, mesmo no caso da ciência. De todo modo, de maneira interessante e autêntica, Gadamer conclama os cientistas naturais a reconhecer esses problemas como passíveis de ser pesquisados, embora não de forma totalmente “naturalizante” (experimental).
No segundo capítulo, “Apologia da arte de curar”, o autor sustenta uma das teses centrais do livro: o papel preponderante da natureza na saúde. A marca da arte médica consiste no restabelecimento do “equilíbrio natural”. A rigor, a genuína arte de curar consiste em tornar-se supérflua: “A arte médica se completa na retirada dela mesma e na liberação do outro” (p.51). A questão premente é saber a medida certa da intervenção médica (quando ela é “muito demais” ou “pouco demais”, ou seja, encontra-se aqui subjacente o problema da medicalização). Outrossim, Gadamer ressalta uma dúvida constitutiva: quem é verdadeiramente responsável pelo sucesso ou pelo fracasso da cura em “situações normais” – o médico ou a natureza?
“Sobre o problema da inteligência”, terceiro capítulo do livro, apesar de aparentemente deslocado das questões gerais pertencentes ao campo da saúde, serve para Gadamer reafirmar sua tese primordial de que o ser humano deve ser pensado em sua totalidade. Contrapondo-se ao conceito formal de “inteligência como desempenho”, predominante naquele momento, ele defende uma concepção de inteligência mais abrangente, de modo a impedir a instrumentalização da pessoa humana. Vale-se do exemplo da saúde mental justamente para mostrar como é preciso levar em consideração o estado da pessoa na sua integralidade.
Em “A experiência da morte”, o quarto capítulo, Gadamer aborda o tema crucial da vida, que, segundo ele, teria sofrido uma grande transformação com o processo de secularização desencadeado com a modernidade e consolidado com o predomínio da racionalidade técnica da sociedade atual. Estaríamos vivendo sob a égide de uma desmitologização da morte (desmitologização da vida). Não obstante a suposta superação da conotação mística ou religiosa da morte e da vida, haveria um paradoxo persistente: o avanço tecnológico no prolongamento artificial da vida confronta-se com o limite do nosso “ser-capaz-de-fazer” relativo à morte. Em todo caso, permanece viva nossa tensão essencial entre a consciência acerca da nossa própria finitude e o impetuoso não querer saber que somos seres para a morte.
À procura de um equilíbrio entre a razão instrumental científica e os valores humanos, no quinto capítulo, “Experiência corporal e objetivabilidade”, Gadamer remonta à arte de curar dos gregos para propor uma unidade entre corpo e alma, tendo em vista o homem integral. Nesse sentido, enfatiza os limites da ciência médica que se volta apenas para os aspectos biológicos (corporeidade instrumental), tomando o caso das doenças crônicas como o exemplo por meio do qual ficaria demonstrado, cabalmente, que outros fatores além dos aspectos meramente “biomédicos” atuam diretamente na saúde das pessoas.
Apesar de o título não aparentar, o sexto capítulo, “Entre natureza e arte”, aborda uma questão relevante com relação à saúde. Como é frequente ao longo do livro, Gadamer retoma o significado grego de “arte” como techné: o saber e o ser-capaz-de-fazer que sabe. Ora, no caso específico da saúde, a tarefa do médico não consiste em saber fazer uma obra, mas, pura e simplesmente, restituir o doente ao seu “estado natural” e à unidade consigo mesmo. Essa ideia de o médico ser um simples auxiliar da natureza é recorrente no livro.
No sétimo capítulo, “Filosofia e medicina prática”, Gadamer desenvolve um argumento que seria trivial se não fosse amiúde esquecido: a prática médica não se dá, como se pensa ser o caso na interface de teoria e técnica, como a mera aplicação de uma lei geral. Cada situação concreta possui sua singularidade (“o paciente é uma pessoa, e não um caso”). Daí os limites dos aparelhos tecnológicos de medição. Como, aliás, acontece em outros capítulos, Gadamer relembra o conceito de “medida” em Platão como aquilo que é “apropriado” (adequação moderada), de modo a superar a concepção meramente quantitativa de medição (qual seria a medida adequada da medicalização em cada situação concreta parece ser, mais uma vez, a questão subjacente). A dificuldade de se atentar para o “apropriado” nas clínicas modernas advém justamente da ausência do “olhar” e da “escuta”. Também nesse capítulo, pela primeira vez de modo mais explícito, apresenta-se a tese que dá título ao livro: a saúde é algo que se subtrai ao exame; ela pertence ao “milagre do autoesquecimento”. Por isso, a saúde não pode ser totalmente objetivada pela ciência médica. Essa tese reaparece no capítulo seguinte, intitulado justamente “Sobre o caráter oculto da saúde”. Nas palavras de Gadamer, a verdadeira singularidade reside no milagre da saúde, e não na doença. A doença, e não a saúde, é que é algo aparentemente auto-objetivante. Eis o verdadeiro mistério: o caráter oculto da saúde, uma vez que não há possibilidade de medi-la; trata-se de um estado de adequação interna e de conformidade consigo próprio. Mas o que seria a saúde, afinal? “Ela é o ritmo da vida, um processo contínuo, no qual o equilíbrio sempre volta a se estabilizar” (p.119).
Em “Autoridade e liberdade crítica”, nono capítulo, Gadamer parte de uma espécie de antinomia da modernidade – a autoridade da ciência conflitaria com a liberdade crítica –, com o intuito de defender a legitimidade da autoridade do médico quando ela é embasada no seu ser-capaz-de-fazer, ou, para colocar em termos mais contemporâneos, na sua expertise. Na realidade, Gadamer propõe um entrelaçamento indissociável entre autoridade e liberdade crítica, sublinhando uma dupla exigência ética do exercício da autoridade de um especialista: autocrítica e autodisciplina. Autoridade autêntica consiste exatamente na liberdade crítica consigo mesmo, reconhecendo os próprios limites; abuso de autoridade seria não transmitir a outrem (no caso, o paciente) uma verdadeira libertação por meio de compreensão própria.
A despeito da originalidade do capítulo em que trata especificamente do caráter oculto da saúde, é no décimo capítulo, “Tratamento e diálogo”, que Gadamer se vale do conceito central de sua filosofia – “diálogo” –, para pensar a questão do cuidado em saúde. Começando com uma análise filológica – frequente no livro e no seu pensamento – sobre a palavra “tratamento” (oriunda de “apalpar”), ele nos adverte que a ausência do tocar, do ouvir e do olhar concorrem para obstaculizar a arte genuína de curar. Seu diagnóstico é o de que o problema mais grave da medicina atual está na falta de diálogo entre médico e paciente. Consoante Gadamer, o diálogo já constitui, em si, “tratamento”. Em virtude disso é que ele vai defender uma convergência entre diagnose, tratamento, diálogo e “colaboração do paciente”. Isso sem esquecer obviamente de outra tese recorrente no livro: a cura é o pleno poder da natureza, e não do médico. Para ser mais preciso, é preciso ressalvar que Gadamer destaca a “dúbia” relação que nós devemos ter com a natureza: “Precisamente esta é a nossa natureza, ter de nos impor também perante a natureza, até onde podemos. Mas, com maior razão, é próprio à natureza humana manter-se – em todo o saber e ser-capaz-de-fazer – em harmonia com a natureza. Esta é a antiga sabedoria estoica” (p.144).
O 11º capítulo, “Vida e alma”, é o mais “filológico” de todos, no qual Gadamer recorre especialmente às concepções gregas dos filósofos originários para contrastar os seus significados de “vida” e “alma” com os dos modernos, a partir da presunção de que teria havido, por um lado, uma restrição dos sentidos antigos e, por outro, uma permanência subjacente às mudanças. Já o 12º capítulo, “Angústias e medos”, é o mais filosófico de todos. Partindo das reflexões de Heidegger sobre angústia – em cuja obra “angústia” é uma categoria existencial que permite o despertar acerca da pergunta pelo ser/nada, e não uma disposição de humor psicológica, tampouco uma categoria psiquiátrica –, Gadamer pretende mostrar que, além de não ser doença, a angústia e os medos fazem parte da nossa “natureza” como seres humanos. Nesse sentido, a nossa busca de segurança e controle na era da técnica e ciência, por mais legítima que for, não pode esquecer que ela jamais apagará nossos traços mais essenciais.
O último capítulo, “Hermenêutica e psiquiatria”, como o título mesmo sugere, traça um paralelo entre as duas áreas. A rigor, hermenêutica e psiquiatria possuiriam uma preocupação em comum: o interesse nas grandes questões humanas. Ambas partem da premissa segundo a qual os conceitos de saúde e doença descrevem situações vitais que ultrapassam o nível do objetivável, uma vez que o ser humano é uma totalidade biopsicossocial.
Ainda que algumas das teses sustentadas por Gadamer no livro não constituam, pro-priamente, grande novidade para a saúde coletiva – dado que o próprio campo já se nutre do manancial hermenêutico, entre tantos outros referenciais teóricos das mais variadas tradições de pensamento, desde os seus primórdios –, penso que O caráter oculto da saúde é uma obra que deveria ser lida e relida sob inspiração do “espírito” da hermenêutica gadameriana, porquanto ela possui todos os ingredientes necessários para propiciar um diálogo franco e aberto entre todos aqueles envolvidos no cuidado com a saúde, desde “pacientes” (usuários do sistema de saúde) e médicos (pena que Gadamer não menciona os demais profissionais da saúde), até gestores e pesquisadores. Com efeito, não se trata de discutir apenas, como é mais usual, as questões referentes às doenças, senão perscrutar aquilo que, mesmo que continue sendo um “mistério”, merece ser examinado com cuidado: o conceito de saúde; sem deixar de atentar, com o fito de tentar responder o que vem a ser “saúde”, para o fato de que vivemos na era da ciência ou, no caso, da medicina pretensamente científica, bem como em um contexto social de medicalização da existência. Que ciência nós queremos? Que saúde nós queremos? Essas me parecem ser as questões prementes subjacentes ao belo livro de Gadamer.
Referências
GADAMER, Hans-Georg. O problema da consciência histórica. Rio de Janeiro: FGV Editora. 2006. [ Links ]
GADAMER, Hans-Georg. Verdade e método: traços fundamentais de uma hermenêutica filosófica. Petrópolis: Vozes. 1997. [ Links ]
GADAMER, Hans-Georg.A razão na época da ciência. Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro. 1983. [ Links ]
RORTY, Richard. A filosofia e o espelho da natureza. Rio de Janeiro: Relume-Dumará. 1994. [ Links ]
André Luís de Oliveira Mendonça – Pós-doutorando, Instituto de Medicina Social/Universidade do Estado do Rio de Janeiro. E-mail: alomendonca@gmail.com
Estudos Feministas e de Gênero / Cristina Stevens, Susane R. Oliveira e Valeska Zanello
Entre os dias 28 e 30 de maio de 2014 foi realizado na Universidade de Brasília (UnB) o II Colóquio de Estudos Feministas e de Gênero: Articulações e Perspectivas. O evento, de caráter interdisciplinar, recebeu pesquisadoras/es de diversos lugares do país e contou com a apresentação de inúmeros trabalhos que tem como foco as mulheres, os feminismos, a sexualidade, as identidades e relações de gênero. Os trabalhos apresentados por professoras/es e pesquisadoras/es doutoras/es nas sessões de conferência e mesas redondas foram selecionados, avaliados e reunidos em um livro digital, organizado pelas professoras Cristina Stevens, Susane Rodrigues de Oliveira e Valeska Zanello. Este livro, intitulado Estudos Feministas e de Gênero: Articulações e Perspectivas, lançado em 2014 pela Editora Mulheres de Santa Catarina, contou também com o apoio da CAPES, da Universidade Livre Feminista e do CFEMEA. A obra está disponível gratuitamente para download, em formato PDF, no site do CFEMEA e do Colóquio (www.coloquiofeminista2014.com).
A realização desse Colóquio e, consequentemente, a publicação dessa obra, evidenciam que os questionamentos feitos pelos movimentos sociais continuam em vigor. Ao conquistar espaço no universo acadêmico, as reivindicações feitas por ativistas e simpatizantes encontram a oportunidade de não apenas contestar o que ocorre nas ruas e na vida cotidiana, mas também o que ocorre dentro das Universidades. Dessa forma, são apresentados novos pontos de vista e novos saberes que certamente contribuirão para a renovação das ciências. Os textos reunidos nessa coletânea seguem a tendência da intersecionalidade ao trabalhar, também, com questões raciais e de classe, tão discutidas atualmente pelos feminismos. Segundo as próprias organizadoras,
A surpreendente conclusão que podemos tirar a partir da leitura desses textos multifacetados é a de que as perspectivas feministas e de gênero nas produções acadêmico-culturais são bastante diversas em suas articulações com questões de raça, etnia, geração, sexualidade, religião, classe, dentre outras. Os textos que integram este livro incorporam novos idiomas críticos, visões políticas e ferramentas teórico-metodológicas na abordagem do binômio Feminismos-Gênero em áreas diversas como Antropologia, Artes, Cinema, Direito, Educação, Filosofia, Física, História, Literatura, Psicologia, Publicidade e Sociologia. Sem dúvida, os trabalhos são testemunhos positivos do dinamismo promissor desta relativamente recente área de estudos, experiências e práticas acadêmico-culturais [1].
O livro apresenta quarenta e sete capítulos e está dividido em sete partes, sendo elas: 1) Perspectivas feministas na pesquisa acadêmica; 2) Corpo, violência e saúde mental; 3) Mulheres e literatura: do medievo à contemporaneidade; 4) Educação, ciência e diferenças de gênero; 5) Imagens, cinema, mídia e publicidade; 6) Ações, direitos e políticas; 7) Identidades, experiências e narrativas.
A primeira parte da obra apresenta os textos de cinco conferencistas brasileiras que possuem larga experiência de pesquisa e produção intelectual feminista, são elas Débora Diniz, Susana Funck, Tania Swain, Sônia Felipe e Sandra Azerêdo. Débora Diniz apresenta as “Perspectivas e articulações de uma pesquisa feminista”. A autora defende que o gênero é um regime político que encontra na família sua instituição reprodutora e cuidadora. Diniz também recupera o conceito de patriarcado tratando-o como uma tecnologia moral. Segundo ela, é possível retomar esse conceito e ser sensível “às expressões locais de sua governança pelo presente histórico” [2]. Com isso, a autora propõe que toda pesquisa sobre gênero será feminista, uma vez que tal empreendimento é capaz de desafiar o regime político de sexagem dos corpos.
Susana Funck fala dos desafios atuais dos feminismos, com ênfase nos estudos literários e culturais e suas influências em outros campos do saber. Desse modo, a autora ressalta que, embora, muitas das agendas feministas já estejam incluídas nos estudos acadêmicos e nos movimentos sociais de grande parte das nações contemporâneas, suas metas de igualdade e diversidade ainda estão longe de serem alcançadas. Nesse sentido, observa que um dos maiores desafios talvez seja o de desmistificar a prática feminista como uma unanimidade monolítica e fazer valer as várias facetas da categoria gênero, perpassadas como são por vetores de raça, classe, nacionalidade, sexualidade, faixa etária e tantas outras diferenças.
A historiadora Tania NavarroSwain, em seu texto “Por falar em liberdade…”, analisa os dispositivos que se colocam em ação para sustentar a diferença sexual, os chamados subsistemas constitutivos do patriarcado. Segundo a autora, a diferença sexual, que é implantada no imaginário ena materialidade de corpos sexuados, constitui motor de ação patriarcal e exercício de poder. Assim, destaca que o patriarcado se impõe pela violência, pela persuasão/amor e por uma sexualidade que se impõe como centro identitário e de significação do ser.
A filósofa Sônia Felipe apresenta uma importante reflexão sobre o feminismo antiespecista. Nesse caso, o termo “especismo” pode ser compreendido como similar ao “machismo” e ao “racismo”. O termo foi elaborado pelo cientista e filósofo inglês Sir RichardRyder ainda o século XX para descrever a discriminação e exploração perpetradas pelos seres humanos contra outros animais sencientes. Para Ryder, usar, “abusar, explorar e matar animais para consumo e divertimento humano é uma forma de posicionar os seres humanos acima de todos os animais e de alimentar o padrão machista e racista que rege as relações de poder entre os humanos”. Por fim, Sônia Felipe propõe como opção ética uma perspectiva ecoanimalista do feminismo, afinal “Os machistas tratam as mulheres de forma especista: como animais. E as mulheres, incorporando e emulando o mesmo especismo, tratam os animais como matéria destituída de espírito, portanto, inferiores” [3].
Já a psicóloga Sandra Azeredo, no texto “O que é mesmo uma perspectiva feminista de gênero?”, destaca que o gênero, como uma categoria central na teorização feminista que problematiza as noções de sexo e sexualidade, tem necessariamente que incluir outras categorias, especialmente a categoria raça, em suas teorizações, de modo a contribuir para práticas de emancipação. No encerramento do texto a autora ressalta que
(…) uma perspectiva feminista de gênero significa partir da igualdade, nos abrindo para o encontro com as outras pessoas (inclusive os animais não humanos), com respeito, nos rendendo, mútua e voluntariamente, aos ditames da intersubjetividade [4].
A segunda parte do livro reúne os textos de Érica Silva, Gislene Silva, Valeska Zanello, Ionara Rabelo, Marcela Amaral, Ana Paula de Andrade, Gláucia Diniz e Cláudia Alves. Trata-se de estudos desenvolvidos no campo da psicologia e da literatura, sobre a saúde mental feminina. No texto “Gênero e loucura: o caso das mulheres que cumprem medida de segurança no Tribunal de Justiça do Distrito Federal e Territórios”, Érica Silva analisa os casos de dezesseis mulheres que cumprem medida de segurança no Tribunal de Justiça do Distrito Federal e Territórios. A autora destaca a prevalência de mulheres pobres, de baixa escolaridade, negras e pardas que estão sob a tutela do Estado. Por terem algum transtorno mental –geralmente em decorrência do uso de álcool e/ou drogas –, elas são consideradas inimputáveis ou semi-inimputáveis pela Justiça e destinadas à Ala de Tratamento Psiquiátrico localizada na Penitenciária Feminina do Gama, ou ao tratamento ambulatorial na rede pública e privada de saúde. Silva faz importantes questionamentos sobre o tratamento dado a essas mulheres que se encontram em um contexto de marginalidade e invisibilidade na sociedade brasileira. Por sua vez, o texto de Ana Paula de Andrade tem o objetivo de problematizar os atravessamentos das questões de gênero na política pública de saúde mental em seus diferentes níveis. Já o texto “Saúde mental, mulheres e conjugalidade”, de Valeska Zanello, ao tratar do caso clínico de uma mulher internada em um hospital psiquiátrico, cujo sintoma que se destacou foi “choro imotivado”, busca apontar o que a chancela do diagnóstico psiquiátrico “depressão” escondia.
A terceira parte, “Mulheres e literatura: do medievo à contemporaneidade”, reúne textos de Cíntia Schwantes, Cristina Stevens, Janaina Gomes Fontes, Luciana Eleonora de Freitas Calado Deplagne, Virgínia Maria Vasconcelos Leal, Wiliam Alves Biserra e Nadilza Martins de Barros Moreira. O texto de Cristina Stevens avança, especialmente, no debate e reflexão sobre as representações literárias da violência contra as mulheres; focalizando a mudança radical de tratamento desta temática na contemporaneidade, quando as mulheres assumem a posição de sujeito dessas construções ficcionais e abordam o tema da violência como consequência da injusta dominação masculina na produção do conhecimento. Sobre as mulheres na literatura, Nadilza Moreira tece um esboço comparativo entre as obras de Nísia Floresta e Júlia Lopes de Almeida, ambas reconhecidas pelo pioneirismo na luta feminista ainda no século XIX. Em seu trabalho, Moreira vai elucidar que diversas mulheres do Brasil oitocentista se dedicavam à atividade intelectual e à escrita, inclusive resistindo às campanhas contrárias dos homens escritores que temiam a concorrência. Ao concluir, Moreira faz uma provocação: que mulheres como Nísia Floresta e Júlia Lopes de Almeida continuem sendo redescobertas pela Academia, pois elas “aguardam por mentes laboriosas, por pesquisadores desafiadores que queiram lhes dar a devida relevância, para colocá-las visíveis nas prateleiras da contemporaneidade” [5].
A participação feminina na educação e as questões de gênero nas ciências, especialmente nas disciplinas de física e história, são exploradas na quarta parte do livro. Diva Muniz, no texto “Memórias de uma menina bem comportada: sobre a experiência da alfabetização e a modelagem das diferenças”, apresenta uma análise de suas próprias experiências vividas na infância, nos anos cinquenta, no processo de alfabetização. Muniz revoluciona a narrativa historiográfica ao se colocar como sujeito da própria história, utilizando a própria memória para fazer considerações sobre todas as “tecnologias de gênero” que estiveram presentes em sua vida, bem como as formas de subversão e resistência à própria realidade. Assim escreve a autora,
Submetida a esse processo de disciplinarização escolar, fui sendo “fabricada” como menina educada e aluna aplicada aos estudos. Apesar e por conta desse processo, também me produzi como pessoa crítica, questionadora e independente e até mesmo impertinente. Afinal, somos assujeitadas às prescrições sociais e escolares, mas nunca de modo pleno: resistimos, negociamos, agenciamos outros termos, condições, posições e alianças; fazemos escolhas e recusas na constituição de nossas histórias e na configuração de nossas subjetividades [6].
Valéria Silva, com base nas teorias feministas, analisa as representações das mulheres nos livros didáticos escolares. Por sua vez, Susane Oliveira trata de questões relacionadas à inclusão da história das mulheres nos currículos escolares, atentando para as demandas dos movimentos feministas e delineando algumas propostas para a efetivação dessa inclusão, tendo em vista o potencial educativo da história das mulheres na promoção da cidadania e igualdade de gênero. A autora aponta que, para os avanços existentes ocorrerem, como no caso dos Parâmetros Curriculares Nacionais (PCNs), foi necessária a mobilização dos movimentos sociais no processo. No caso do ensino da história,
Tais mudanças, somadas às inovações que ocorreram na historiografia e nas tendências pedagógicas na segunda metade do século XX, impuseram à história, enquanto disciplina escolar, um papel fundamental no reconhecimento e valorização das identidades e memórias de diferentes grupos sociais, especialmente daqueles que haviam sido marginalizados e/ou silenciados nos discursos históricos tradicionais, como as mulheres, os jovens, os trabalhadores, as crianças, os idosos, as etnias e minorias culturais [7].
Patrícia Lessa analisa os escritos da educadora Maria Lacerda de Moura, produzidos na primeira metade do século XX, cujas ideias sobre a libertação das mulheres e dos animais não humanos é bastante atual. O texto de Ademir Santana analisa a participação masculina no movimento feminista a partir de experiências na Física. Já Adriana Ibaldo versa sobre a desigualdade de gênero nas ciências exatas e a dificuldade que as mulheres precisam enfrentar para permanecerem na área. A autora apresenta dados sobre a produtividade feminina na física, que ainda é tímida –entre 6% e 25% –e relembra as situações cotidianas que podem levá-las à interrupção da carreira nos mais diversos níveis, como o machismo arraigado em ambientes majoritariamente masculinos e o estereótipo de que mulheres são inaptas às ciências exatas. Para a transformação desse cenário, a autora propõe medidas que incentivem o ingresso de jovens alunas aos cursos de física, como o projeto Atraindo meninas e jovens mulheres do Distrito Federal para a carreira em física, financiado pelo CNPq com foco em estudantes do Ensino Médio da rede escolar.
A quinta parte do livro, “Imagens, cinema, mídia e publicidade”, reúne oitos textos. O primeiro, de Maria Pereira analisa imagens de mulheres artistas no ocidente medieval. O texto de Maria Elizabeth Ribeiro Carneiro dedica-se às representações imagéticas de mulheres negras no Brasil oitocentista em “Corpos negros no/do feminino em três movimentos: um exercício de (des) construção” analisando três imagens da época: duas fotografias e um quadro. Em seu trabalho, Carneiro tece importantes considerações sobre a intersecionalidade entre gênero e raça e como os corpos das mulheres negras eram representados no século XIX. Suas palavras elucidam que no interior dessa maquinaria “política ocidental corpos negros e cativos exibem marcas de sexo-gênero e de raça, extraídas e significadas como diferenças construídas na arquitetura da dominação do patriarcado escravocrata” [8]. Os textos de Liliane Machado, Mônica Azeredo e Sulivan Barros analisam as perspectivas de gênero nas produções audiovisuais (filmes e documentários). Os textos de Sandra Machado, Ana Veloso e Cynthia debatem os processos sociais engendrados pela publicidade e propaganda que tornam as mulheres imagens-espetáculo, fetiches e objetos de consumo, impondo padrões de comportamento e preconceitos socioculturais que esvaziam o sentido político das contestações dos grupos feministas.
A sexta parte do livro apresenta seis textos que versam sobre direitos e políticas públicas para as mulheres, desenvolvidos pelas/os autoras/es Ela Wiecko, Soraia da Rosa Mendes, Wanda Miranda Silva, Camila de Souza Costa e Silva, Lourdes Maria Bandeira, Tânia Mara Almeida, Carmen Hein de Campos, Ana Liési Thurler, Sônia Marise Salles Carvalho, Nelson Inocêncio, Umberto Euzébio e José Zuchiwschi. Os textos, das oito primeiras autoras, abordam, teórica e empiricamente, estratégias atuais de enfrentamento à violência doméstica e familiar contra as mulheres brasileiras, a partir de um campo interdisciplinar de conhecimentos científicos, redes interinstitucionais e movimentos sociais. São discutidas abrangências e limitações na aplicação da Lei Maria da Penha frente a paradigmas, valores e práticas fundadas em representações sexistas, bem como em identidades essencializadas e referenciadas pela articulação de múltiplas desigualdades (grupos de mulheres indígenas, pobres, negras, dentre outros). Já o texto de autoria dos quatro últimos autores/as, mencionados acima, trata da proposta da Universidade de Brasília na criação da Diretoria da Diversidade no Decanato de Assuntos Comunitários, que propõe reforçar o direito à diferença e o respeito à diversidade na comunidade acadêmica.
Já a sétima e última parte da obra, intitulada “Identidade, experiências e narrativas”, reúne os textos de Águeda Aparecida da Cruz Borges, Juliana Eugênia Caixeta, Lia Scholze, Maria do Amparo de Sousa, Lia Scholze, Cláudia Costa Brochado, Gilberto Luiz Lima Barral e Tania Swain. O texto de encerramento, “Histórias feministas, história do possível”, de Tania Navarro Swain expõe uma crítica às narrativas historiográficas que muitas vezes silenciam e excluem a participação feminina na história. Sua proposta se baseia em resgatar as histórias que, apesar de possuírem vestígios materiais e simbólicos, foram negligenciadas pelos historiadores. Segundo ela, esses profissionais “enclausurados em um imaginário androcêntrico, não conseguem pensar e nem ver aquilo que se abre à pesquisa, um mundo onde o feminino atuava como sujeito político e de ação” [9].
Enfim, a obra Estudos feministas e de gênero: articulações e perspectivas reúne uma amostra bastante significativa da produção intelectual feminista que vem se desenvolvendo nas universidades brasileiras, nas mais diversas áreas de conhecimento. Trata-se de uma produção reveladora da dimensão política dos estudos feministas e de gênero, que contribui não só na denúncia e crítica às desigualdades de gênero presente nos mais diversos espaços sociais, mas também na renovação dos saberes, oferecendo novos horizontes de expectativas à produção científica.
Notas
- STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Estudos Feministas e de Gênero: Articulaçõese Perspectivas. Ilha de Santa Catarina: Editora Mulheres, 2014, p. 9.
- DINIZ, Débora. Perspectivas e articulações de uma pesquisa feminista. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 12.
- FELIPE, Sônia. A perspectiva ecoanimalista feminista antiespecista. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 59.
- AZEREDO, Sandra. O que é mesmo uma perspectiva feminista de gênero? In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 84.
- MOREIRA, Nadilza Martins de Barros. Os manuais femininos/feministas de Júlia Lopes de Almeida dialogam com “(…) uma alma brasileira” de Nísia Floresta: esboço comparativo. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 249.
- MUNIZ, Diva do Couto Gontijo. Memórias de uma menina bem comportada: sobre a experiência da alfabetização e a modelagem das diferenças. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 260.
- OLIVEIRA, Susane Rodrigues de. Ensino de história das mulheres: reivindicações, currículos e potencialidades pedagógicas. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 260.
- CARNEIRO, Maria Elizabeth Ribeiro. Corpos negros no/do feminino em três movimentos: um exercício de (des)construção. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 356.
- SWAIN, Tânia Navarro. Histórias feministas, história do possível. In: STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Op. Cit., p. 613.
Ana Vitória Sampaio Castanheira Rocha – Doutoranda em História na Universidade de Brasília.
STEVENS, Cristina; OLIVEIRA, Susane Rodrigues de; ZANELLO, Valeska (org.). Estudos Feministas e de Gênero: Articulações e Perspectivas. Ilha de Santa Catarina: Editora Mulheres, 2014. 620p. Resenha de: História histórias. Brasília, v.2, n.4, p.200-206, 2014. Acessar publicação original. [IF]
História e Psicanálise: entre ciência e ficção | Michel de Certeau
“O que fabrica o historiador quando “faz história”? Para quem trabalha? Que produz?”2. Essas são as questões que norteiam a célebre obra de Michel de Certeau A Escrita da História onde aponta as principais características da “operação historiográfica” e os caminhos traçados pela historiografia no século XX. O autor, porém, não se limitou a esse trabalho, produziu uma vasta bibliografia resultante de sua reflexão sobre a elaboração do conhecimento histórico. Por volta de 1982 buscou dar continuidade a esse livro, através de uma coletânea que comporia um segundo tomo que nunca chegou a ser publicado pelo próprio autor3. Nesse volume reuniria vários artigos que tratariam da relação entre a história e a psicanálise. Após sua morte, em 1986, esse projeto foi retomado numa obra póstuma juntamente com outros artigos de sua autoria, todos já publicados, e que tratavam da mesma temática. Assim, em 1987 foi publicado em francês, pela editora Gallimard, a primeira edição de Histoire et psychanalyse entre science et fiction. Em 2002 foi lançada na França uma nova edição, revista e aumentada, com a introdução de Luce Giard. Essa edição foi traduzida para o português por Guilherme João de Freitas Teixeira sob o título História e Psicanálise: entre ciência e ficção, publicada em 2011 pela Autêntica Editora.
Nessa obra Certeau utiliza-se da literatura, da literatura psicanalítica, da historiografia e de vários estudiosos das mais variadas formações para estruturar seu pensamento. Encontramos nos seus textos estudos das obras de Freud como A ciência dos sonhos (1900), Totem e tabu (1912-1913), Mal-estar na civilização (1930) e Moisés e o monoteísmo (1939), bem como os diversos textos publicados por Jacques Lacan. E várias referencias de pensadores como Pierre Nora, Lévi-Strauss, Nietzsche, K. Popper, Todorov, Paul Veyne, Roland Barthes, Deleuze e especialmente Michel Foucault.
Neste livro, além das notas de rodapé do próprio autor, encontram-se várias notas do organizador da edição em francês, Luce Giard, geralmente para explicar onde foi inicialmente publicado cada texto e para fazer referências cruzadas ou referencias com outras obras do próprio Certeau. Existem também notas do tradutor quando há dificuldade de encontrar equivalentes entre o francês e o português, quando a tradução não garante todo o significado que existia no significante da língua original, ou nas diversas vezes em que o autor faz trocadilhos. No fim da coletânea nos é apresentada toda a bibliografia de Michel de Certeau. Em seguida, referências de estudiosos do pensamento do autor e por fim as referências bibliográficas das obras citadas no decorrer do livro, tanto pelo autor, quanto pelo organizador. Termina-se o livro com um índice onomástico.
A presente coletânea é composta pela introdução de Giard Um caminho não traçado em que percorre a relação de Certeau com o tema – história e psicanálise – bem como considerações acerca das obras e da vida do autor. Em seguida, uma série de dez capítulos, que foram publicados inicialmente de forma isolada e por diferentes meios, correspondendo a artigos científicos, capítulos de livros e conferências. Existe, contudo, unidade e sentido entre os textos, não apenas pela temática comum que os perpassa, mas também pela possibilidade de ponderar sobre a própria metodologia de Michel de Certeau e de perceber como suas ideias se imbricam em uma trama. Cada capítulo contribui para a maior compreensão do pensamento do autor, não de forma progressiva, pois não existe uma hierarquia entre os textos, mas passamos a perceber como os diferentes textos corroboraram na edificação de uma teoria coerente e complexa. Assim, à medida que os textos nos falam sobre a Escrita da História eles mesmos nos servem de modelo dessa escrita.
Os três primeiros capítulos – A história, ciência e ficção; Psicanálise e história; e O “romance” psicanalítico. História e Literatura – mostram a relação construída pelo autor entre a história e a psicanálise. Todavia, Certeau faz isso de modo cauteloso, sem misturar ou confundir as identidades de cada disciplina. Seu lugar de fala é a história, e deixa isso bem claro. Embora fosse membro participante e ativo da École Freudienne de Paris desde sua fundação, por Jacques Lacan, nunca se fez psicanalista profissional. Percorria por ambas as disciplinas, gostava da fronteira, mas não residia fora de sua formação. Não procurou construir uma epistemologia geral. Sua reflexão como epistemólogo origina-se de seu trabalho enquanto historiador da mística dos séculos XVI e XVII. Ao traçar relações entre a história e a psicanálise, não a faz por simples atração, capricho ou fruto de um insight. Certeau atravessava as disciplinas por necessidade, quando um saber não respondia suas inquietações, buscava satisfazê-las em outra, mas sempre orientado pela história. Desse modo tramitava pela filosofia, teologia, linguística, literatura, antropologia e especialmente a psicanálise.
O autor não busca historicizar a psicanálise, nem pretende criar uma explicação social e histórica para a sociedade contemporânea a partir de uma leitura psicanalista. A novidade do trabalho de Certeau reside na reflexão que realiza das empreitadas de Freud como historiador. De até aonde cabe, ou não, de até aonde soma, ou não, a teoria e metodologia da psicanálise aplicada à operação historiográfica.
Volta-se para o antigo debate entre a história e a ficção. Segundo Michel de Certeau ao realizar a crítica documental o historiador consegue diagnosticar o erro/falso nesses documentos. Esse erro é a ficção, que é transferida para o campo do irreal. O que resta acreditam os historiadores ser o real e, portanto, a verdade, que se dá pela denúncia do falso. Mas o discurso histórico utiliza-se da ficção: a econometria histórica (a suposição do que poderia ser); o uso de metáforas; a possibilidade de mais de uma interpretação. Todavia, o discurso do historiador não se torna uma mentira por se utilizar da ficção, nem abandona o status de ciência, mas é real na medida em que se considera uma representação dessa realidade. O problema reside na lógica adotada pelas ciências positivas que relacionam ficção ao irreal e apenas com Freud que essa relação é revista.
Freud não foi um historiador profissional, mas escreve sobre História, e faz isso com um toque de suspense do romance policial e a inquietação do romance fantástico. No seu fazer histórico ele desorganiza tudo o que os historiadores acreditavam estar arrumado. Ele foi o único autor contemporâneo capaz de criar mitos, no sentido de criar romances com funções teóricas. A psicanálise e a história percebem o tempo e a memória de modos distintos. Contudo, os problemas que apresentam são análogos: tornar o presente capaz de explicar o passado, compreender as diferenças e as continuidades entre as organizações antigas e atuais, construir uma narrativa explicativa. Assim, a questão que vem à tona é: qual o impacto do freudismo nas discussões sobre as relações entre história e literatura?
A literatura é para a história o que a matemática é para as ciências exatas – a forma que torna o discurso inteligível. Mas no discurso freudiano é a ficção que fornece a seriedade científica. A narrativa produzida pela psicanálise, o “romance”, deveria combinar os sintomas da doença (a coleta de dados) com a história de vida/sofrimento do paciente (historicizar seu problema). O estudo tradicional, científico, não acrescentava a historicidade do caso clínico à coleta de dados, portanto dentro do discurso dito científico não entrava a história. Essa historicidade vem para superar o modelo teórico vigente. O “romance” então supera a ciência, pois além da coleta de dados (o factual) ele historiciza o caso. Em Freud, torna-se possível pensar história e ficção.
Os capítulos IV-VI: O riso de Michel Foucault; O sol negro da linguagem: Michel Foucault; e Microtécnicas e discurso panóptico: um quiproquó apresentam os problemas levantados por Foucault em diálogo com as teses de Certeau sobre a história e a psicanálise. Não uma ingênua apresentação das ideias de Foucault, nem mais um dos comentários sobre sua obra, mas uma reflexão do próprio Certeau a partir da leitura de Foucault, de quem não era apenas amigo íntimo, mas um admirador de seu trabalho. As obras de Foucault que alicerçam essa parte da obra são fundamentalmente As palavras e as coisas (1966), Arqueologia do saber (1969) e Vigiar e punir (1975).
Envolvido num certo tom de ironia, Foucault descarta as certezas que o evolucionismo pretende, mostrando certo desprezo pelo postulado de um progresso contínuo. Para ele, todo sistema cultural é uma aposta, por ser incerto e não saber precisamente aonde vai chegar, mas mesmo assim, busca dar um sentido, uma ordem à vida, elaborando um modo de enfrentar a morte. Foucault critica essa ideia de progresso porque ela pressupõe que uma cultura caminha sempre para frente, acumulando e superando a anterior, hierarquizando-as. Contudo, cada cultura oferece ao nosso pensamento um mundo de ordem, o exótico de um pensamento é o limite de compreensão do nosso. E nessa relação de alteridade, percebemos as diferenças culturais e transformamos nossa relação com nossa própria cultura. Nosso mundo de certezas desmancha-se, marcando o fim de um sistema cultural e o início de outro. Nesse processo, palavras e ideias são utilizadas para pensar teoricamente esse novo sistema, e embora tais palavras e ideias existissem nos dois sistemas elas podem alterar o significado por estarem inseridas em ordens de pensamento diferentes.
Dessa estrutura do pensamento de Foucault, Certeau detêm-se em algumas questões de ordem metodológica: a análise histórica deve ser estrutural, ou seja, fazer uma adequação entre significante e significado, pois o significado das palavras é construído historicamente; a noção de periodicidade perpassa erroneamente a ideia de continuidade, de progresso, assim, necessitamos confrontar nosso objeto com outras obras contemporâneas ao próprio objeto, não se concentrando demais no pensamento anterior (as “influências”) e no posterior (nossas próprias ideias, teorias).
Os últimos capítulos: História e Estrutura; O ausente da história; A instituição da podridão: Luder; e Lacan: uma ética da fala/palavra [parole] apresentam a perspectiva teórica de Michel de Certeau pensada em seu próprio objeto de pesquisa, a espiritualidade dos séculos XVI e XVII. Não encontraremos nesses artigos um estudo sistemático sobre essa temática tal como o faz em La Fable mystique: XVIe et XVIIe siècle (1982), por exemplo. O que norteia a composição da obra são as questões de ordem teórica e metodológica. Aqui, Certeau se detém a essas questões mostrando como elas se relacionam ao seu tema de pesquisa, é uma intervenção sobre seu próprio fazer historiográfico.
Certeau ao apresentar seu objeto lembra-nos que essa escolha – não apenas a sua, mas a de todos os historiadores – é uma escolha orientada por uma busca de identidade. Olhamos para o passado buscando algo do presente. Nesse primeiro momento encontramos com o outro por meio de nossa imaginação, reconstruímos um mundo que nunca conheceremos de fato, aí existe um erudito e não um historiador. Nossa busca é como a de um catador, que revira o lixo buscando os restos e sonhando com a casa que nunca terá. O pesquisador permanece o mesmo. Em seguida, com o contato maior com a documentação, numa relação de força, há um estranhamento com o outro e um afastamento de seu mundo. Percebemos que esse mundo nos escapa, que não é como imaginávamos ou como sonhávamos. O objeto de pesquisa se torna um outro, um estranho. Mas o que mudou com relação a nosso primeiro olhar não foi o passado, mas sim a maneira como olhamos para ele, uma mudança do próprio pesquisador diante de sua pesquisa, é nessa transformação que o erudito se torna um historiador. Fazer história é mais que produzir narrativas históricas, é ter consciência de que algo se passou, está morto, e é inacessível como vivo.
O trabalho do historiador deve fazer aparecer a alteridade. A história direciona nosso olhar para o passado a fim de se aproximar do estranho, do “selvagem” que habita as origens. O discurso histórico nos revela essa presença ameaçadora, tal qual a psicanálise, embora se utilizando de diferentes procedimentos. Assim, a concepção de história de Freud não é de uma permanência, mas de uma tensão que organiza uma sociedade ou um discurso.
Michel de Certeau é sem dúvidas um grande erudito e historiador do século XX e suas contribuições para as discussões acerca da teoria da história e metodologia da operação historiográfica estão para além do que conseguimos mapear. Encontramos nessa coletânea um compêndio de vários exercícios intelectuais do autor, uma verdadeira lição de como “fabricar” história. Certeau é comedido em sua escrita, mostra-nos como fazer a relação da história com as várias disciplinas que utilizamos como auxiliares. Escreve sobre teoria, mas preocupado em como essa serviria para resolver problemas do fazer historiográfico. Sua abordagem metodológica busca um entremeio [entre-deux] entre os eruditos do século XVII, os tratados de método do século XX e os pensadores pós-modernos. O caminho que traçou não busca responder definitivamente a toda problemática da Escrita da História, antes, porém insere mais questões para refletirmos e tomarmos consciência do que realmente fazemos ao escrever história, tomarmos consciência da nossa própria narrativa, e assim, como na psicanálise, trazer a tona o que está escondido/ ou o que escondemos no nosso ofício.
Notas
2. CERTEAU, Michel de. A escrita da História. 2. ed. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2007. p. 65.
3. GIARD, Luce. Um caminho não traçado. In: CERTEAU, Michel. História e Psicanálise: entre ciência e ficção. Belo Horizonte: Autêntica Editora, 2011. p. 37.
Maicon da Silva Camargo – Mestrando em História. Universidade Federal de Goiás. E-mail: maiconcamargo.msc@gmail.com
CERTEAU, Michel de. História e Psicanálise: entre ciência e ficção. Trad. Guilherme J. de Freitas Teixeira. Belo Horizonte: Autêntica Editora, 2011. Resenha de: CAMARGO, Maicon da Silva. Aedos. Porto Alegre, v.5, n.13, p.294-298, ago./dez., 2013. Acessar publicação original [DR]
Grandes questões da ciência – SWAIN (C)
SWAIN, Harriet (Org.). Grandes questões da ciência. Trad. de Vera Ribeiro. Rio de Janeiro: J. Olympio, 2010. Resenha de: CAMPOS, Paulo Tiago Cardoso. Conjectura, Caxias do Sul, v. 18, n. 2, p. 148-156, maio/ago, 2013.
A obra organizada por Harriet Swain, aqui resenhada, conta com 20 capítulos que tratam de diferentes temas, cada um deles escrito por um autor e antecedido por uma introdução escrita por outro autor. Dentre os autores dos capítulos há alguns dignos de nota, como Martin Rees, Astrônomo Real, que escreve o capítulo sobre como começou o universo, e a neurocientista Susan Greenfield, da Universidade Oxford, considerada uma das mais importantes cientistas da atualidade; ela escreveu o capítulo sobre o que é o pensamento. Os capítulos são normalmente intitulados com perguntas. A maior parte dos autores é britânica, e alguns são norteamericanos.
Os temas cobertos pelo livro abrangem uma grande variedade de assuntos, e exibem tanto abordagem “positiva” (por exemplo, o capítulo O que é inteligência?) quanto “normativa” (como o capítulo “É certo interferir na natureza?”). O texto é escrito de forma acessível, num estilo quase jornalístico, sem perda do rigor das análises e do emprego dos termos adequados, mas compreensíveis. Leia Mais
Corpo em evidência: a ciência e a redefinição do humano – ORTEGA; ZORZANELLI (TES)
ORTEGA, Francisco; ZORZANELLI, Rafaela. Corpo em evidência: a ciência e a redefinição do humano. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 2010. 192 p. Resenha de: AMARAL, Jonathan Henriques do. Revista Trabalho, Educação e Saúde, Rio de Janeiro, v. 10 n. 3, p. 561-565, nov.2012/fev.2012.
Talvez não seja necessário possuir um conhecimento teórico amplo para perceber a importância que tem sido atribuída ao corpo na contemporaneidade. Em programas televisivos, revistas semanais ou pesquisas científicas, é possível constatar o papel central desempenhado pelo corpo em explicações sobre quem somos, quem podemos ser (sim, a ‘natureza’ corporal não é mais um limite) e como devemos administrar nossas vidas.
É justamente sobre essa importância do corpo que Francisco Ortega e Rafaela Zorzanelli dissertam nesse livro. As complexas relações entre ciência, corpo e saúde consistem no fio condutor que perpassa e une os quatro capítulos da obra. Escrito em linguagem acessível, mas sem prescindir da profundidade das informações apresentadas, o livro consiste em referência fundamental para quem se interessa pela abordagem das ciências humanas para a compreensão do corpo.
No primeiro capítulo, os autores apresentam um histórico das tecnologias de visualização do interior do corpo – desde o século XV até os dias de hoje. O desenvolvimento dessas tecnologias está relacionado à crença de que a visão seria um sentido dotado de objetividade, de modo que, por meio delas, seria supostamente possível ver o interior do corpo exatamente como ele é. Os autores chamam esse ideal de objetividade de ‘mito da transparência’. Contudo, para os autores, o corpo visualizado em seu interior é tudo menos transparente, pois sua complexidade foi acirrada pelos métodos que o tornaram mais visível. Se, por um lado, as tecnologias de visualização possibilitaram obter inúmeras informações acerca do funcionamento corporal, por outro, o corpo continua sendo um mistério, pois muitas destas informações são de difícil entendimento, e há muitas doenças e estados corporais que a ciência médica não consegue compreender.
Graças à crença na objetividade da visão, essas tecnologias têm desempenhado um papel central no diagnóstico de doenças e na produção de verdades científicas sobre o corpo e a saúde. No entanto, as tecnologias de visualização não prescindem do olhar treinado do especialista, e este olhar sempre envolve uma interpretação, a qual nunca é neutra, mas assentada em determinados pressupostos. Por exemplo, as imagens obtidas por neuroimageamento – amplamente difundidas nos meios de comunicação – não consistem em fotografias de cérebros reais, mas na reconstituição de parâmetros estatísticos e matemáticos.
Os autores não deixam de reconhecer os avanços proporcionados pelas tecnologias de visualização para o diagnóstico e tratamento de problemas de saúde, de modo que elas não são, de forma alguma, dispensáveis. No entanto, Ortega e Zorzanelli criticam a abordagem estritamente visual do corpo, em detrimento da compreensão de aspectos subjetivos – que também estão relacionados a doenças, mas não podem ser visualizados por nenhuma tecnologia.
O segundo capítulo inicia com uma reflexão sobre uma mudança fundamental ocorrida na forma de compreender a subjetividade: a ideia de um sujeito habitado por um profundo espaço interior, no qual se encontrariam as explicações para as características individuais, vem dando lugar a uma concepção de subjetividade compreendida em termos corporais e biomédicos, a partir dos quais são explicados nossos comportamentos, nosso caráter, dentre outras características.
O corpo não esconde mais uma identidade interior: ele é a própria identidade. Cada vez mais os indivíduos têm criado suas identidades sociais a partir de critérios baseados no corpo e na saúde, a tal ponto que até mesmo a cidadania se tornou ‘biológica’, conforme expressão dos próprios autores: indivíduos que compartilhem determinadas condições corporais se reúnem para reivindicar tratamentos médicos, acesso a medicamentos e outros serviços. Essa centralidade do corpo na construção da identidade explica por que ele tem sido alvo de constantes intervenções, tanto em sua superfície (através de cirurgias plásticas, dietas, exercícios, tatuagens, dentre outras práticas) quanto em seu interior (que é visualizado em busca de tratamentos médicos).
Termos biomédicos têm sido amplamente difundidos pelos meios de comunicação, integrando- se ao vocabulário popular e sendo utilizados na forma como os indivíduos compreendem e descrevem a si mesmos. A avaliação moral de um indivíduo também se dá a partir dos cuidados que ele toma (ou não) com o corpo e a saúde, de modo que fumantes, obesos, sedentários, dentre outros ‘desviantes’, se tornam objeto de críticas: o fracasso em atingir e/ou manter ideais corporais e de saúde é visto como fraqueza de vontade.
O gerenciamento de riscos vem assumindo grande importância. ‘Saúde’ não é mais sinônimo de ausência de doenças, mas potencialização de estados saudáveis e prevenção de possíveis problemas, através da realização de exames, tratamentos preventivos, dentre outros recursos.
Os conhecimentos da genética, por exemplo, possibilitam averiguar a probabilidade de desenvolvimento de determinadas doenças para, assim, controlá-las. Portanto, a biologia não é mais destino, pois é possível agir sobre o corpo no presente para evitar problemas futuros.
As explicações etiológicas atuais são baseadas unicamente no corpo, como se uma doença tivesse apenas causas orgânicas. O cérebro é um órgão que vem recebendo destaque nessas explicações, e é sobre este destaque que os autores falam no terceiro capítulo. Os seguintes fatores podem explicar o atual prestígio do cérebro: a ascensão de explicações neurocientíficas para perturbações comportamentais e mentais; o desenvolvimento de neuroimagens e seu poder de persuasão perante o público; e a extensão das preocupações das neurociências aos comportamentos morais e sociais.
É nesse contexto que emerge o chamado ‘sujeito cerebral’ – uma nova figura antropológica que se refere a discursos, práticas, formas de pensar sobre si e o outro que partem do pressuposto de que o cérebro é o único órgão necessário para definir o que alguém é. Em outras palavras, é como se o indivíduo fosse o seu próprio cérebro, havendo uma equalização entre a condição de ter um cérebro e ser alguém.
Cada vez mais o ser humano vem sendo definido pela ‘cerebridade’, conforme expressão dos próprios autores. O trocadilho com ‘celebridade’ parece ter sido intencional, pois o destaque que o cérebro vem recebendo, tanto nas neurociências quanto na cultura popular, realmente tem transformado este órgão em uma celebridade.
O sujeito cerebral não se constitui como uma entidade autônoma, que teria vida própria e exerceria efeitos sobre as coisas. O conceito se refere a discursos, formas de pensar, manifestações práticas e teóricas que pressupõem uma visão específica sobre o ser humano, baseada estritamente no cérebro. Essa visão está presente, por exemplo, em debates sobre morte cerebral; em concepções acerca de comportamentos, doenças e experiências; e no surgimento de novas áreas do saber, situadas na convergência entre as ciências humanas e as neurociências, como a neuroeducação e a neuropsicanálise.
Em linhas gerais, a neuroeducação parte do princípio de que a aprendizagem pode ser aprimorada pelo conhecimento de suas bases neurobiológicas. Uma conclusão problemática que se pode inferir dessa premissa é a de que o cérebro seria o único elemento em jogo nos processos de aprendizagem. Já a neuropsicanálise visa à reconciliação entre perspectivas psicanalíticas e neurológicas, buscando obter fundamentação científica para o conhecimento psicanalítico.
Para os autores, não se pode simplesmente descartar o conhecimento neurocientífico na compreensão do ser humano. As neurociências trouxeram, por exemplo, contribuições relevantes para o aprimoramento da aprendizagem de pessoas portadoras de necessidades especiais. O que os autores criticam é a redução do ser humano ao cérebro, visto que há outros fatores envolvidos em nossa constituição enquanto sujeitos.
O capítulo quatro tem como foco as chamadas síndromes funcionais – classificação descritiva que se refere a um conjunto de sintomas corporais que não possuem causas orgânicas.
Uma vez que essas síndromes não podem ser diagnosticadas objetivamente, elas ocupam um status marginal, como se fossem menos importantes ou legítimas por não apresentarem localização precisa no corpo, passível de ser visualizada por tecnologias médicas. Convém lembrar que essa ‘ilegitimidade’ deve ser compreendida em relação a determinados parâmetros, segundo os quais uma doença ‘verdadeira’ deve possuir explicações biológicas e ser atestável por exames, enquadrando-se em diagnósticos ‘objetivos’. Contudo, o fato de uma doença não possuir fundamento biológico não significa que ela não exista, pois pode ser causada por fatores psicológicos e socioculturais.
Graças a essa valorização do conhecimento médico, têm surgido grupos de portadores de determinadas patologias que ‘lutam’ em prol de explicações biológicas para suas doenças, de modo que elas sejam consideradas ‘reais’. Uma das formas de atuação desses grupos é a arrecadação de recursos para financiamento de pesquisas científicas, que descubram as ‘verdadeiras’ causas (isto é, causas biológicas) de suas patologias. As tecnologias informacionais desempenham um papel importante nesse tipo de ativismo, pois possibilitam a aproximação de indivíduos localizados em contextos distintos e o acesso a informações médicas.
Em suma, o livro permite a elaboração de questionamentos sobre a importância que tem sido atribuída ao corpo e à ciência médica.
Utilizando argumentação consistente, os autores demonstram os limites de uma compreensão estritamente biológica dos fenômenos que envolvem o corpo humano. Ora, se o corpo não responde a certas perguntas que a ciência lhe faz, talvez as perguntas a serem feitas sejam outras, envolvendo outros fatores que não os biológicos.
Jonathan Henriques do Amaral – Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, Brasil. E-mail: jonathanhenriques@yahoo.com.br>
[MLPDB]As coisas são assim: pequeno repertório científico do mundo que nos cerca – BROCKMAN; MATSON (EPEC)
BROCKMAN, J; MATSON, K. (Orgs.). As coisas são assim: pequeno repertório científico do mundo que nos cerca. Diogo Mayer, Suzana Sturlini Couto (Trad.). São Paulo: Companhia das Letras, 1997. 308 páginas. Resenha de: SIMÕES, Ceane Andrade. As coisas são assim? Ensaio Pesquisa em Educação em Ciências, Belo Horizonte, v.14, n. 02, p. 187-192, ago./nov., 2012.
UMA APROXIMAÇÃO À “TERCEIRA CULTURA” E À SUA TENTATIVA DE SÍNTESE
Se você estivesse numa sala repleta de cientistas famosos e pudesse formular apenas uma pergunta a cada um deles, quais seriam essas perguntas? É a partir dessa provocação que John Brockman e Katinka Matson organizam a obra de divulgação científica As coisas são assim: pequeno repertório científico do mundo que nos cerca. Ela é uma escritora e artista que vem empregando a tecnologia nas suas obras para estudar a nossa intrincada relação com a natureza e com mundo2. Brockman é um agente literário nova-iorquino bastante requisitado por personalidades prestigiadas no meio científico.
Em função dessa relação íntima com pensadores e cientistas, ele foi capaz de criar diversas maneiras de estimular a manifestação destes, especialmente por meio eletrônico. Habitualmente, Brockman formula diversos questionamentos e provocações aos seus autores e os envia por correio eletrônico ou cria listas de discussão em sua página na internet3. As respostas obtidas são organizadas em livros, tal como a obra que apresentaremos.
O espaço virtual de interlocução entre cientistas, escritores, filósofos, sociólogos e investigadores criado por Brockman, no Edge Foundantion, é chamando de The World Question Center. Representa a ponte entre o pensamento científico e o pensamento filosófico-sociológico, ou seja, a tentativa de junção da cultura humanística com a científica, a qual Brockman prefere chamar de Terceira Cultura4. Segundo ele, The Third Culture “consiste nos cientistas e outros pensadores no mundo empírico que, através do seu trabalho e dos seus ensaios, estão a tomar o lugar do intelectual tradicional na tarefa de tornar visíveis os significados mais profundos das nossas vidas, redefinindo quem e o que somos” (extraído do site www.edge.org, tradução nossa).
Os colaboradores de Brockman, que ele classifica como as mentes mais interessantes do mundo, são verdadeiros intelectuais em ação e a exposição de suas ideias significa o reconhecimento das capacidades especulativas daqueles a que estamos mais habituados a ver como representantes do rigor e da exatidão.
A proposta de uma terceira cultura não é, necessariamente, uma novidade. Snow, na obra As Duas Culturas, publicada originalmente em 1959 – ampliada em 1963 sob o título The two Cultures: a Second Look, e editada no Brasil sob o título As Duas Culturas e uma segunda leitura: Uma Versão Ampliada das Duas Culturas e a Revolução Científica -, já criticava o distanciamento entre as ciências naturais e as humanidades. Tal distanciamento, resultante da especialização excessiva existente nesses dois campos, provocaria o empobrecimento da visão dos intelectuais5, tornando- os ignorantes ou nas ciências naturais ou na cultura humanística, o qual poderia ser superado com o surgimento de uma outra cultura capaz de fazer confluir vários campos do conhecimento. Essa nova cultura, ou Terceira Cultura, prevista por Snow, surgiria para reduzir o fosso de comunicação entre literatos e cientistas.
A polêmica instaurada por Snow sobre o desconhecimento de conceitos básicos da ciência pelos humanistas (ou literatos) e, por outro lado, a ignorância das dimensões sociais, éticas e psicológicas dos problemas científicos pelos próprios cientistas, pode sugerir os impactos gerados no campo educacional. Para ele, a educação deveria se ocupar com o cultivo de mentes criativas e de indivíduos que usufruam e produzam ciência e arte, assumindo o dever de minorar o sofrimento de seus contemporâneos (KRASILCHIK, 1992).
É nesse espírito de superação das dicotomias culturais que Brockman e Matson organizam As coisas são assim, uma coletânea de ensaios escritos por trinta e quatro renomados cientistas e pensadores, em abordagem sucinta e instigante.
Engana-se quem, assim como eu inicialmente, faz uma breve incursão pelo livro e acredita estar diante de um manual ao estilo “tudo que é preciso saber sobre a ciência” ou de um guia de explicitação de conceitos científicos. Os artigos presentes nessa obra ultrapassam esse lugar comum e permitem um inquietante interesse sobre a ciência e seus usos e métodos de construção de conhecimentos. Como os próprios autores afirmam na introdução, são apresentadas contribuições que funcionam como ideias elementares, conceitos básicos ou como ferramentas para o pensamento. Esse intento fica bem claro no título original do livro, publicado em 1995, “How Things Are: A Science Tool – Kit for the Mind”, que pode ser traduzido como “As coisas são assim: uma ferramenta científica – kit para a mente”.
A obra está dividida em seis partes: Pensando sobre ciência; Origens; Evoluções; A mente; O cosmos e o futuro. Os artigos são acompanhados, ao final, por uma breve descrição sobre seus autores, do que se ocupam e de suas principais pesquisas e obras. Essa síntese é bastante elucidativa e serve para situar os leitores, especialmente aqueles que têm pouca intimidade com nomes como os de Richard Dawkins, Daniel Dennet, Niles Eldredge, entre outros.
Na parte I (Pensando sobre ciência) encontramos os ensaios “Só isso ou tudo isso?”, em que a zoóloga Marian Stamp Dawkins, ao tratar das explicações científicas, lembra aos que julgam que elas retirariam a beleza dos “mistérios do mundo”, que a ideia é justamente o contrário e afirma: (…) explicar algo de modo científico não o diminui. Intensifica-o. (p.17). No ensaio “Sobre a naturalidade das coisas”, a antropóloga Mary Catherine Bateson fala das constantes confusões criadas em torno dos conceitos de natureza e natural. A forma como muitas vezes empregamos o sentido de natureza faz com que ela possa parecer algo a ser contornado. Outras vezes ela é colocada como o oposto de cultura ou como aquilo que é não influenciado por atos humanos. Então, a autora alerta: (…) o mais grave de tudo é que a visão da comunidade humana como algo separado da (e em oposição à) natureza se tornou natural.
(p.28). Em “Boas e más razões para crer”, o evolucionista Richard Dawkins fala das diferenças entre as provas encontradas pelos cientistas e as crenças. Muitas crenças são incutidas secularmente pelas tradições, por uma ação de autoridade, ou surgem por uma suposta “revelação”. Os fatos da ciência parecem ter a mesma conotação.
A diferença, segundo ele, é que os que anunciam fatos científicos viram as provas e estas podem ser examinadas.
Na parte II (Origens), estão os ensaios: “O que aconteceu antes do Big Bang?”, escrito pelo físico teórico e professor de Filosofia Natural Paul Davies, que concebe a ideia de que pensar, por exemplo, por que o Big Bang aconteceu, também pode levar a questionamentos como o que intitulou esse ensaio, em uma espécie de regressão infinita. Tal problema é enfrentado com frequência pelos cientistas.
“O fascínio da água”, escrito pelo Físico-Químico Peter Atkins, faz uma descrição sobre como, a partir de uma estrutura molecular tão simples, pode surgir a água.
Ele fala que o prazer de contemplar a água é reforçado quando sabemos de sua essencialidade para o surgimento e manutenção da vida. “De onde viemos?”, escrito por Robert Shapiro – professor de Química da New York University -, trata das origens da vida e questiona: “Como é que a vida surgiu pela primeira vez, neste ou em qualquer outro lugar do universo onde possa existir?” (p.58). “Quem culpamos pelo que somos?” escrito pelo biólogo reprodutivo Jack Cohen, fala sobre o DNA como princípio organizador da vida e desconstrói alguns mitos sobre ele, como aqueles contidos em perguntas como “Como é que o DNA faz a mosca?”. A resposta é simples, ele não faz. O que faz a mosca ou qualquer outro ser vivo é o processo de desenvolvimento no todo. “O triunfo do embrião”, de Lewis Wolpert – pesquisador da área de biologia celular –, questiona, por exemplo, “Como algo tão pequeno e sem graça quanto um ovo pode originar um complexo ser humano?” e “Como os genes, o material hereditário, podem controlar esses processos de gerar a espantosa variedade de formas vivas? (p.75).
“Do kefir à morte”, da bióloga Lynn Margulis, fala da morte e sobre o que significa “morte programada”. Ela afirma: “A morte significa a perda das fronteiras nítidas de um indivíduo; com a morte, o ser se dissolve”. (p.83).
Na parte III (Evolução), estão os ensaios: “Três aspectos da evolução”, escrito pelo evolucionista e paleontólogo Stephen Jay Gould, que trata do que a evolução não é, o que ela é e que diferença isso faz para nós. “Nossa gangue”, escrito pelo antropólogo Milford Wolpoff, trata de esclarecer as relações entre os seres humanos e o macaco e sobre o papel da Paleoantropologia em desenvolver teorias sólidas sobre a evolução humana. “E o incesto?”, escrito por Patrick Bateson – antropólogo -, fala que o desenvolvimento do tabu do incesto está historicamente relacionado ao controle do abuso sexual dentro das famílias. “Porque algumas pessoas são negras?”, escrito pelo biólogo Steve Jones, lembra que a falta de explicações simples para uma pergunta tão simples revela algumas fraquezas da teoria da evolução e daquilo que a ciência é capaz de dizer sobre o passado ou daquilo que ela já não pode verificar diretamente, ainda que ela nem sempre requeira provas experimentais diretas. Em “O acaso e a história da vida”, o paleontólogo Peter Ward questiona por que os mamíferos, incluindo os humanos, dominaram a Terra e “(…) por que os dinossauros não estão mais por aqui, se eram tão bem adaptados?” (p.138). “Ninguém gosta de mutantes”, escrito pela bióloga evolucionista Anne Fausto-Sterling, trata sobre o que é o normal e o natural na relação com o anormal e o artificial. Ela diz: “O não-natural, o natural, o normal, o anormal, o moral, o imoral se misturam. Ao discuti-los, tentemos pelo menos ser os mais claros possível.” (p.146).
Na parte IV (A Mente), estão os ensaios: “Como cometer erros”, escrito pelo filósofo Daniel Dennett, que lembra que cometer erros é a chave para o progresso.
E diz: “Você deveria procurar oportunidades para cometer grandes erros, só para então se recuperar deles”. (p.151). “A mente pode fazer mais do que o cérebro?”, escrito pelo lógico Hao Wang, questiona se essa é realmente uma pergunta científica, pois atualmente filósofos e cientistas entendem que mente e cérebro se equivalem. “Como pensar sobre o que ninguém jamais pensou?”, escrito pelo neurofisiologista William Calvin, sintetiza a interessante ideia de pensar sobre o próprio pensamento. “O quebra-cabeça das médias”, escrito pelo neurobiólogo Michael Gazaniga, discute que cada cérebro possui um padrão único, apesar de que no decorrer do “treinamento científico” as médias estarão sempre presente. “Ceteris Paribus (Tudo o mais sendo invariável)”, do antropólogo Pascal Boyer, defende que a ciência tem sido o empreendimento intelectual mais bem sucedido entre todos, até o momento. “Dar mais uma olhada”, escrito pelo psicólogo Nicholas Humphrey, trata da ilusão, do improvável e do impossível.
“O que saber e como aprendê-lo”, escrito pelo psicólogo Roger Shank, argumenta sobre a importância de aprender fazendo. “Como nos comunicamos?”, escrito pelo antropólogo Dan Sperber, discute aspectos essenciais da comunicação humana.
“A mente, o cérebro e a pedra de Roseta”, do neurocientista Steven Rose, traz elementos para a discussão sobre a dicotomia mente-cérebro e ressalta as outras diversas dicotomias presentes em nossa linguagem. “Estude o Talmude”, escrito pelo cientista da computação David Gelernter, trata sobre aprender a ler e apresenta o Talmude como um modelo importante para isso. “Identidade na Internet”, da psicóloga Sherry Turkle, faz uma análise sobre as personalidades assumidas pelos usuários de chats e sobre como os computadores mudam a nossa maneira de pensar.
Na parte V (O Cosmos), estão os ensaios: “O que é o tempo?”, em que o físico Lee Smolin lembra que qualquer criança sabe o que é o tempo, mas em algum momento terá que lidar como os paradoxos que estão por trás dessa noção. Ele explica como o mistério do tempo foi se aprofundando para ele e lança questões como: os relógios medem o tempo real? Existirá uma forma de medir o tempo real do mundo? O tempo absoluto existe?. “Aprendendo o que é através do que não pode ser”, escrito pelo físico Alan Guth, remete a pensar sobre a importância do impossível para a ciência, embora ela seja, a princípio, o estudo das coisas possíveis. “Simetria: o fio da realidade”, escrito pelo matemático Ian Stewart, fala dos padrões de simetria na natureza, lembrando que ela pode parecer apenas uma repetição de estruturas sem maior importância, mas que influencia a visão científica no universo. “Relatividade especial: porque não podemos nos mover mais rápido do que a velocidade da luz”, escrito pelo cientista da computação Daniel Hillis, discute sobre a impossibilidade de não se poder viajar mais rápido que a velocidade da luz.
Na última parte (O Futuro), estão os ensaios: “Quanto tempo durará a espécie humana?”, escrito pelo professor de Física Freeman Dyson, que trata dos prognósticos da ciência, lembrando inicialmente das previsões sombrias de Robert Malthus sobre o aumento geométrico da população e o aumento aritmético da produção de alimentos. “A singularidade do atual crescimento da população humana”, escrito pelo matemático de populações Joel Cohen, fala sobre o atual crescimento populacional na Terra. O autor lembra que a espécie humana está passando por um pico transitório e breve de crescimento populacional que, além de não ter precedentes, provavelmente será o único. “Quem herdará a Terra? Carta aberta a meus filhos”, escrito pelo paleontólogo Niles Eldredge, questiona as previsões sobre o fato de o mundo estar indo “por água abaixo”, apesar de todos os impactos negativos causados pela nossa forma de existência e pelo crescimento populacional. “A ciência consegue responder a todas as perguntas?”, em que – tomando o exemplo da desconfiança de Auguste Comte sobre a possibilidade de a ciência responder a tudo, mediante a pergunta “Do que são feitas as estrelas?” – o astrofísico Martin Rees demonstra como os astrônomos responderam sobre o que são as estrelas.
A visão trazida por essa obra remete à ciência como uma forma de entender o mundo. Aliás, uma das características que perpassa os ensaios é a do alto poder explicativo da ciência. A perspectiva é notadamente a das Ciências Naturais, por isso, apesar da intencionalidade dos autores em buscar uma via alternativa à dicotomia entre as culturas humanística e científica, temos aqui uma bela exposição dos modos de produção desse campo específico. Tal fato não lhe tira o mérito, pois como é anunciado na “orelha” dessa obra, “Ouvir o que os cientistas têm a dizer é fascinante e muitas vezes surpreendente. Um jeito novo de ver as coisas é oferecido”.
Pensar a ciência como uma lente que nos permite enxergar a realidade de uma determinada maneira, implica em compreendê-la como uma cultura, tal como uma linguagem. Ou seja, percebê-la como uma forma de consenso compartilhado por um grupo social, que afeta as suas práticas e em que a produção e intercâmbio de significados são negociados entre os seus membros. Nesse caso, a ciência não poderia ser analisada como algo que se orienta independentemente de uma matriz sociocultural, mas sim como algo em que a implicação da relação entre cognição com tempos históricos, culturas e sociedades específicas lhe é constitutiva (ZARUR, 1994).
De qualquer modo, a obra nos oferece a visão de que o exercício da indagação e do questionamento é, por si mesmo, muito precioso, e sugere, mesmo que indiretamente, uma importante reorientação para o ensino de ciências.
Notas
1 Esta resenha foi elaborada no âmbito de uma disciplina de Pós-Graduação em Educação da Universidade Estadual de Campinas, cuja tônica era a discussão sobre o papel ocupado pela Ciência em nosso contexto cultural. Nessa altura, a obra As coisas são assim foi selecionada como um texto representativo do gênero divulgação científica e antes de optar por trabalhar com ela, foram realizadas algumas buscas na internet, não sendo encontrada nenhuma resenha publicada nos meios em que se discute a educação em ciências. Entendemos que isso justifica o fato de resenharmos uma obra de publicação não tão recente.
2 Em sua técnica de fotografia, Katinka emprega scanner de mesa que, na captura das imagens, dá ritmo e profundidade às pétalas, caules e pistilos. Assim, luz e sombra contribuem para realçar, de uma forma vívida, detalhes do desenho e as suas cores. Procurar mais detalhes em http://www.katinkamatson.com. Ela é presidente da agência literária Brockman Inc. e co-fundadora e diretora da Edge Foundation.
3 Uma das perguntas anuais lançadas por Brockman no seu site (www.edge.org) foi “Qual é a maior invenção dos últimos 2 mil anos?”. A organização das respostas deu origem ao livro As Maiores Invenções dos Últimos 2 Mil Anos, publicado no Brasil em 2000, pela Editora Objetiva. Em outra lista de discussão, que alcançou 120 contribuições de cientistas, intelectuais e artistas, foi perguntado “What do you believe is true even though you cannot prove it?” (O que você acredita que seja verdade mesmo que não possa provar?). Estas ideias foram organizadas no livro Grandes idéias impossíveis de provar, publicado em Lisboa em 2008, pela Editora Tinta da China.
4 Conferir artigo de Nuno Crato na Revista da Faculdade de Ciências e Tecnologia da Universidade de Coimbra. Disponível em http://nautilus.fis.uc.pt/cec/arquivo/Nuno%20Crato/ 1998/19980711%20A%20terceira%20cultura.pdf 5 Os intelectuais (tradicionais) seriam os literatos, “homens das letras” ou críticos literários, colocados em oposição aos cientistas ou pessoas com formação científica. Para Brockman, os intelectuais da Terceira Cultura, os terceiro-pensadores, teriam o papel de comunicadores. Eles seriam “sintetizadores” da ciência, pessoas que não apenas conhecem coisas, mas que moldam o pensamento de sua geração e, para isso, estabelecem uma via de comunicação direta com seu público. Essa via tem sido conhecida hoje sob o rótulo de literatura de divulgação científica. A chamada do público para os debates científicos coloca a ciência em uma posição central na vida cultural moderna.
Referências
KRASILCHIK, M. Resenha As duas culturas e um segundo olhar. Em Aberto, ano 11, nº 55, jul./ set. 1992. Disponível em: <http://www.rbep.inep.gov.br/index.php/emaberto/article/view/823>.
Acesso em: 12 de agosto de 2009.
SNOW, C. P. As Duas Culturas e uma segunda leitura: uma versão ampliada das duas culturas e a revolução científica. Renato Rezende Neto (Trad.). São Paulo: Editora da Universidade de São Paulo: 1995.
ZARUR, G. I. A arena científica. Campinas, SP: Editora Autores Associados, 1994.
Ceane Andrade Simões – Mestranda em Educação da Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP). Professora da Universidade do Estado do Amazonas (UFAM). E-mail: ceane.a@gmail.com
[MLPDB]Il Dizionario delle scienze e delle tecniche di Grecia e Roma – COLACE et al (RA)
COLACE, P. Radici; MEDAGLIA, S. M.; ROSSETTI, L.; SCONOCCHIA, S. (Ed.). Il Dizionario delle scienze e delle tecniche di Grecia e Roma, 2 vols. Tradução de Maria da Graça Gomes de Pina. Pisa-Roma: Fabrizio Serra, 2010. Resenha de: D’ALESSANDRO, Tonia. Revista Archai, Brasília, n.9, p.141-151, jul., 2012.
Quando, ao dirigir o olhar para a antiguidade, se fala de ciência e de técnica e se procura configurar as suas dinâmicas de desenvolvimento ou explicitar as suas conquistas mais significativas, respeitando um modelo hermenêutico que mantém viva a separação das ciências da natureza das ciências humanas, em geral, a atenção foca-se, de forma quase exclusiva, em poucas disciplinas, as que fazem rigorosamente parte dos parâmetros convencionais do saber positivo. A tal propósito, não se pode deixar de recordar o já distante e poderoso Dictionnaire des Antiquités grecques et romaines de Daremberg e Saglio (Paris, 1877-1919), cujo corte marcadamente positivista induz os autores a dar relevo apenas ao que responde aos requisitos de uma investigação pura e abstratamente ligada às ‘Ciências da natureza’; noções, mecanismos, definições, termos técnicos, extrapolados do contexto geral em que se encontram inseridos, são analisados com extrema precisão, mas são apenas fragmentos ou restos sem sentido de um saber mais vasto e articulado, que poderiam ter sido iluminados, mas de cujo contexto não há, contudo, nenhum vestígio. Mais próximo de nós é o The Encyclopedia of Ancient Natural Scientists. The Greek Tradition and its many heirs (P. T. Keyser e G. L. Irby-Massie eds., Londres, 2008), que usa um elenco, alfabeticamente disposto, de autores que se ocuparam de ciência; não se dá nenhuma atenção àquele background mínimo feito de interesses múltiplos, hábitos, crenças, usos, questões teóricas, disciplinas pouco definidas que dialogam entre si, necessário para um tratamento orgânico e coerente do que era a ciência e do que representava na antiguidade. No que diz respeito especificamente à tecnologia, parte-se do trabalho pioneiro de R. J. Forbes, Studies in ancient technology (Leiden, 1955-1964) até ao interessante Oxford Handbook of Engineering and Technology in the Classical World (J. P. Oleson ed., Oxford, 2008). Com isto, não se pretende absolutamente desvalorizar o extraordinário trabalho de escavação de especialistas autorais em cada âmbito da ciência antiga, quer-se só realçar que considerar um facto assente uma separação rígida de Naturwissenschaften e Geisteswissenschaften e ter em conta apenas a história das ciências naturais, as técnicas, os artefactos, os instrumentos que Gregos e Romanos aperfeiçoaram, significa não conseguir penetrar no sentido dessa ciência, não transpor o limite da mera, acrítica, recolha e organização cronológica de eventos, dados, autores; significa renunciar a entrar na mentalidade destes povos, nos seus modos de ver e entender o mundo e, enfim, renunciar a apreender “a importância central que a ciência e a técnica tiveram”nas civilizações clássicas.
No Dizionario delle scienze e delle tecniche di Grecia e Roma, coligido por Paola Radici Colace (Univ. de Messina), com Silvio M. Medaglia (Univ. de Salerno), Livio Rossetti (Univ. de Perúgia), Sergio Sconocchia (Univ. de Trieste), a perspetiva e os objetivos mudam e a história das ciências entrelaça-se com a história humana. Esta obra imponente, a meio caminho entre o dicionário e a enciclopédia, chega ao leitor como um quid novi no panorama historiográfico nacional e internacional dos estudos científicos sobre o mundo antigo, quer porque o vê sob vários aspetos quer, principalmente, pela estrutura metodológica da obra, ou seja, pela superação daquela característica sectorial, unilateral e histórico-evolucionista, que desde sempre contradistinguiu o modo como se via o pensamento técnico-científico grego e romano. Os estudiosos que idearam o projeto e que intervieram diretamente na redação de muitos lemas, conseguiram compor, com base numa recolha considerável de informações sobre autores, textos, práticas, processos produtivos, um quadro sinóptico, criticamente fundado, do caminho percorrido pelas ciências e pelas técnicas nas sociedades antigas e do valor que tiveram nelas, sem descurar a interação com o húmus intelectual, cultural, sociopolítico e económico que, nesses séculos, as sustentou. Eles não se limitaram a organizar o material visando a mera recognição dos protagonistas da ciência antiga ou as invenções extraordinárias que o seu génio produziu, nem dirigiram a atenção somente para a aparição de modelos hermenêuticos do mundo natural e humano canonicamente reconhecidos como pertencentes ao território das ciências positivas. Junto a notícias sobre a vida e as obras de personagens famosos ou desconhecidos à maioria do público, a um exame das problemáticas e dos tópicos metodológicos que caracterizam a sua investigação, a uma análise dos instrumentos e dos conceitos, encontram-se no Dizionario pesquisas minuciosas sobre a cultura popular, sobre a arte, sobre a literatura, disciplinas que se intersectam na antiguidade, quer com os chamados saberes técnico-científicos quer com aquele background feito também de superstições, crenças e práticas religiosas de que se alimentavam os Gregos e os Latinos (vejam-se, por exemplo, as entradas Mântica, pp. 656-60, Sonho revelador, pp. 931-3, Pseudociência e crenças, pp. 881-3, feitas por F. Cuzari, ou então, Astrolatria, pp. 204-7, ao cuidado de C. Lupini). Folheando as páginas densas dos dois volumes que constituem o Dizionario, encontramo-nos face a uma exploração a 360 graus da ciência antiga, em que cada lema – no interior do qual se aprecia o trabalho preciso, meticuloso, de análise lexical feito diretamente a partir das fontes – que faça referência a um autor, a uma disciplina, a um instrumento ou a uma técnica produtiva, inserido numa sequência alfabética, acompanhado de notas e de uma bibliografia peculiar, se torna paradigmaticamente representativo dos esforços feitos pelos antigos para explicar racional e globalmente o mundo da physis e de quem a habitava e para poder, se for o caso, intervir sobre ele.
A aspiração a permanecer fiéis ao espírito, à estrutura e às intenções da investigação dos Gregos e dos Romanos conduziu os autores do Dizionario à recusa a encerrar em âmbitos disciplinares apertados as múltiplas formas em que a ciência deles se declina e a isolá-la, ao retirá-la daquele grande território a que pertence e de onde se origina: o da experiência vivida. Inúmeras disciplinas nasceram, como sabemos, das exigências da realidade quotidiana destes povos, uma realidade que abrange ocupações ligadas à terra, à navegação, ao cuidado e à criação de animais, à identificação dos segredos das plantas, à procura de soluções para reduzir ou eliminar os sofrimentos, fazer frente às guerras ou às calamidades naturais, mas também ao cultivo do que pode tranquilizar e alimentar a mente: poesia, música e filosofia. Por conseguinte, no Dizionario, a consciência da impossibilidade de reduzir a uma só dimensão qualquer discurso sobre a ciência e sobre a técnica antigas levou os redatores a alargar o espectro das áreas disciplinares comummente tomadas em consideração. Estas tornam-se vinte e nove precisamente pela inclusão de assuntos que, em geral, se inserem no campo das ‘ciências humanas’ e de temas que dizem respeito a agricultura, agrimensura, alimentação, arquitetura, cosmética, fisionómica, geografia, hidráulica, mineralogia, náutica, arte bélica, pneumática, toxicologia, veterinária, sectores aos quais se atribui dignidade équa aos que sempre a tiveram, tais como, astrologia, botânica, cosmologia, direito, física, lógica, matemática, mecânica, medicina, música, ótica e zoologia. Por um lado, como se pode facilmente verificar, dedica-se atenção a todos aqueles ‘saberes’ que derivam da especialização e diferenciação progressiva das technai, isto é, daquelas artes que, partindo de um uso empírico e utilitarista, com o tempo atingirão um estatuto pleno de cientificidade, serão ensinadas e se tornarão objeto de tratamento científico; por outro lado, não se negligenciam aqueles outros ‘saberes’ normalmente pouco investigados pelos historiadores da ciência grega e romana, considerados não nobres, ou, como prefere dizer Rossetti, insensíveis “a níveis altos de racionalização”. Trata-se especificamente daquele conjunto de conhecimentos, de habilidades profundamente ancoradas na vida quotidiana, que nunca atingirão o estatuto de ciência e que eram objeto de trabalhos práticos, de manuais, de prontuários, com objetivo didático ou divulgativo, transmitidos de geração em geração, sobre os quais achamos notícias também nas obras dos poetas e dos trágicos, ou então, num tratadozito qualquer (que com muita sorte chegou até nós inteiro) ou em compilações tardias. É exemplar o caso dos Geoponica – uma espécie de “suma do pensamento agronómico antigo”–, em vinte livros, cuja primeira redação, atribuível a Cassiano Basso, deveria ser colocada por volta do século vi (E. Lelli, p. 586). Uma empresa editorial de tão vastas proporções e de tão profundo conteúdo científico certamente não se poderia realizar a não ser através do contributo de um válido e numeroso grupo de investigação constituído por peritos em sectores específicos do pensamento científico antigo. O risco de uma deformidade na redação das entradas, no que concerne ao conteúdo e ao método, presente precisamente pelo estilo diferente e pelo campo diversificado de interesses de cada colaborador, foi eliminado pela sapiente direção dos organizadores que, sem sacrificar a sensibilidade científica de cada um deles, conseguiram salvaguardar a coerência e a unidade da obra. Isso revela-se com grande evidência na construção equilibrada dos lemas e na convergência do trabalho de todos para um projeto inspirador comum: dar uma imagem da ciência e da técnica grega e romana, ao mesmo tempo histórica e crítica, aderente à mentalidade e à vida dos antigos.
Num projeto tão ambicioso, que com as suas 421 entradas promete um tratamento completo dos aspetos que conotam as técnicas e as ciências antigas e dos seus resultados, sente-se contudo a ausência de fichas, que talvez encontrassem um lugar preciso no Dizionario, dedicadas a noções tais como arte, corpo, techne, cor. Quanto à arte, se é verdade que se trata amplamente da arquitetura e que se faz um pequeníssimo aceno à pintura, não se menciona de todo a escultura, que na antiguidade tem uma relação íntima com a matemática, a anatomia, as técnicas de manufactura dos materiais, etc. Algumas indicações interessantes sobre as metodologias de pesquisa dos antigos poderia ter sido obtida de lemas que não foram tidos em conta, tais como experimento/experimental, dado que uma certa forma de experimentação, mesmo que ocasional, se encontra na ciência grega e romana; encontramos vestígios dela na medicina já no Corpus Hippocraticum, na física, na ótica, na pneumática e em outras disciplinas. Maravilha-nos também, face a uma vasta recognição de máquinas, mecanismos e instrumentos, o silêncio sobre o calculador de Antikyithera (cuja descoberta se cita demasiado rapidamente no ensaio de V. Tavernese, Fortuna e valutazioni della scienza e della tecnica antiche nel pensiero medioevale, moderno e contemporaneo [Fortuna e avalia ções da ciência e da técnica antigas no pensamento medieval, moderno e contemporâneo ], p. 1338) e sobre o mesolábio de Eratóstenes. Analogamente, um tratamento mais amplo dos cientistas de relevo indubitável para o crescimento de algumas ciências particulares, tais como, só a título de exemplo, Amónio de Alexandria, Antígono de Niceia, Astrâmpsico, Porfírio de Tiro, Trasilo de Alexandria, teria maiormente satisfeito a curiositas que impele o leitor para o assunto declarado, isto é, ciência e técnica.
Escolher a organização por lemas torna certamente os volumes fáceis e rápidos de consultar e distribuí-los por estudiosos de competência comprovada é garantia de exame preciso e aprofundado do seu conteúdo. Todavia, a grande margem de ação deixada aos autores de cada entrada, que em geral é uma ótima pré-condição para enfrentar qualquer pesquisa, revela-se por vezes uma faca de dois gumes. Se considerarmos, por exemplo, a entrada Medicina, quem escreve, antes de entrar no busílis da questão, detém-se por algum tempo em problemáticas de carácter geral, certamente interessantes e derivadas de estudos cuidadosos e profundos, mas que, na verdade, não têm grande relevância para o assunto tratado. Começa-se com um excurso sobre a cultura latina, que se formou em modelos gregos, continua-se com um elenco da documentação relativa a algumas das disciplinas mais significativas (astronomia, astrologia, etnografia) para tentar provar a interconexão existente, também neste caso, entre a era grega e a latina. Uma ligação que se torna mais evidente em âmbito médico. Estaríamos, portanto, à espera de um exame bem mais aprofundado e alargado das características peculiares da iatrich è techne, sobretudo a partir das suas origens helenistas. Mas aqui a análise apresenta-se pouco penetrante, limitando-se o colaborador a uma escassa apresentação de alguns aspetos da medicina grega. Após ter realçado as relações de dependência da medicina egípcia e a sua autonomia de quaisquer elementos mágico-religiosos, ele esboça alguns aspetos gerais da medicina hipocrática, evidenciando nela o nascimento de algumas especializações (fisiologia, anatomia, ginecologia). Pelo contrário, com mais amplidão e de maneira precisa e bem circunstanciada, o autor fala da medicina romana – considerada quase um decalque da grega, pelo menos até ao século i – e dos seus caracteres essenciais, chamando a atenção não só para a formação da linguagem m é dica, em grande parte vestígio da helenista e, por isso, “ponto de vista privilegiado para um estudo da língua latina”(p. 678), mas também para os contributos doutrinais e críticos de Celso, Escribónio Largo e para a centralidade da obra de Galeno, promotor e defensor da doutrina hipocrática. A ficha está cheia de reenvios para as entradas (cerca de 46) do Dizionario em que se trata mais amplamente dos protagonistas da medicina greco-romana e de algumas noções específicas que constituem o seu esqueleto. Vejam-se, por exemplo, as entradas Anatomia (pp. 109-12), Fisiologia (pp. 544-8), Terapêutica médica e veterinária (S. Sconocchia, V. Scipinotti, pp. 973-6), Cirurgia (S. Sconocchia, D. Monacchini, pp. 304-12), que englobam as subsecções: C. celsiana, Gli interventi chirurgici, Un intervento di litotomia secondo la descrizione di Celso [ C. Celsiana, As intervenções cirúrgicas, Uma intervenção de litotomia segundo a descrição de Celso ]. Também se poderia citar a Veterinária (V. Scipinotti, pp. 996-1007), considerada um autêntico ensaio sobre o assunto. Em cada uma destas entradas, aprecia-se especialmente a tentativa, bem conseguida, de conjugar a recognição de dados, autores e textos com relevos de tipo metodológico, histórico e ético. Todavia, convém dizer que uma análise detalhada e maiormente incisiva teria servido certamente para melhorar as fichas dedicadas a Díocles de Caristo (F. Fiorucci, pp. 373-4), Herófilo (refiro-me, em especial, ao pequeníssimo § 3., s. v. medicina, realizado por D. Crismani, pp. 455-6), e mesmo a Galeno (D. Crismani, D. Monacchini, pp. 554-6), pois algumas das conquistas metodológicas, teóricas e práticas de tais médicos infelizmente ficaram embotadas. Sobre as pesquisas destes médicos recebemos claramente informações maiores do que as que aparecem nas fichas que lhes são destinadas, ao lermos outras entradas para as quais somos conduzidos seguindo as indicações do Glossário, o qual cumpre plenamente a tarefa de exaltar os nexos entre os diversos campos de investigação e a de enfrentar cada assunto ou noção de maneira transversal. Apesar disso, alguns temas são só esboçados, outros são ignorados. Refiro-me, sobretudo, às investigações levadas a cabo tanto por Herófilo quanto por Díocles sobre as perturbações mentais 1 e sobre os sonhos 2, além de sobre as inovações que ambos introduziram no campo do vocabulário médico e sobre os protocolos diagnósticos, prognósticos e terapêuticos que adoptaram. No que diz respeito a Galeno, segundo as finalidades do Dizionario, talvez fosse oportuno evidenciar as íntimas inter-relações entre diet ética, ética e política. Mas só pequenas referências, quase de fugida, se fazem à psicologia e à psicopatologia e não se fala absolutamente do que Galeno sabia de lógica, de geometria e de arte 3. Mais ainda: apesar de se tratar com amplidão das pesquisas e das ‘demonstrações’ efetuadas pelo médico de Pérgamo no campo da anatomia e da fisiologia normais e patológicas e de se voltar bastantes vezes à prática da dissecação e da vivissecção, não se dá o merecido relevo àquele método de investigação, na verdade introduzido por Herófilo – como bem evidenciou L. Radici (s. v. Herófilo de Calcedónia, §. 2, pp. 454-5) –, fundado em procedimentos baseados num experimentalismo de tipo quantitativo. Um tema, este, que galvanizou o interesse de numerosos estudiosos a partir de Claude Bernard que, na sua Introduction à l’ étude de la médecine expérimentale (Paris, 1865), considera Galeno o pai “de la méthode expérimentale ”, dando razões para esse atributo. Também se poderiam mencionar os estudos de J. S. Wilkie, Galen’s experiments and the origin of the experimental method (D. J. Furley e J. S. Wilkie, Galen on respiration and arteries, Princeton, 1984, pp. 47-57), de A. Debru (L’ éxperimentation chez Galien, W. Haase ed., ANRW, vol. 37.2, Berlin, 1993, pp. 1718-56) ou de M. D. Grmek (Il calderone di Medea. La sperimentazione sul vivente nell’antichità, Bari, 1996).
A presença das chamadas defaillances não invalida, todavia, o valor e o conteúdo científico do Dizionario porque, consultando as entradas, na grande maioria dos casos se fica positivamente maravilhados pela riqueza e qualidade das informações, pela subtileza das análises e da abordagem metodológica. Normalmente, os assuntos examinados são tratados de forma meticulosa, as interpretações são passadas pelo crivo crítico e os instrumentos filológicos são sabiamente empregues para desambiguar dados, formas de saber e atividades, ou para fazer luz sobre os efetivos contributos teóricos e/ou práticos de alguns autores aquando da afirmação e do progresso também daquelas ciências não codificadas que começaram a desenhar-se como tais no denso tecido da cultura antiga.
Particularmente apreciável, do ponto de vista estratégico para a composição e distribuição dos conteúdos, é o escamotage dos frequentes reenvios, técnica feliz, graças à qual o material pesquisado é retirado do seu isolamento, construindo-se uma espécie de trama que liga os assuntos dotando-os de unidade e continuidade e, ao mesmo tempo, aumentando de maneira exponencial o acervo de informações disponíveis para quem quer aprofundar ou clarificar os seus aspetos específicos. Em tal sentido, poder-se-ia dizer, com razão, que cada página do Dizionario pretende constituir uma espécie de mapa intertextual que o próprio leitor desenha: este não recebe passivamente as informações, mas pode (servindo-se também do guia imprescindível e profícuo oferecido pelo Glossário), em função dos próprios interesses ou das curiosidades que quer satisfazer, dirigir a investigação e decidir das etapas do seu percurso de pesquisa. Pensemos na entrada Matemática (F. Marcacci, pp. 662-5), onde se percebe realmente o proveito que se obtém em termos de profundidade de análise, de unidade conceptual, até de originalidade dos conteúdos, da organização reticular de que falámos. Ao delinear e discutir as características gerais de tal disciplina, as suas distinções internas e diferenciações progressivas, as relações que possui com a filosofia, os âmbitos de pesquisa que a distinguem, os problemas ligados à periodização, a autora frequentemente insere links para outros lemas em que se trata mais clara e pormenorizadamente de filósofos e cientistas, noções, conceitos, disciplinas, temas que têm a ver com a matéria examinada. Obtém-se no conjunto um quadro muito articulado e analítico dos desenvolvimentos do saber geométrico e aritmético e desenvolve-se no leitor a ideia de uma comunhão específica e interdisciplinaridade dos saberes.
Portanto, são duas as vantagens que a escolha organizativa inteligente dos links oferece: uma de natureza epistemológica, dado fornecer grandes quantidades de notícias e conhecimentos, a outra axiológica, pois se finalizam todos os discursos à definição, compreensão e conservação não fragmentária de um património cultural de inestimável valor.
São exemplares, em relação a este último aspeto, algumas macro-entradas, autênticos ensaios de dez/vinte ou mais páginas, não destituídas de valor pelo modo como se recuperam fontes descuradas ou não adequadamente interpretadas da literatura de sector, também ela em mais do que uma ocasião amplamente discutida, de onde a abertura de perspetivas hermenêuticas insondadas. Por exemplo, tais são as entradas: Astrologia, que se completa com as correlativas A. literatura da Grécia e de Roma, A. metáforas, A. compêndios e compilações, A. manuscritos, A. léxico. (P. Radici Colace, pp. 207-20), Astronomia (C. Santini, pp. 220-38), Cosmologia (L. Rossetti, pp. 330-56), Direito (G. Crifò e L. Rossetti, pp. 376-95), Geografia (P. Janni, pp. 558-78), Caça (O. Longo, pp. 263-77), Construção Pública nas suas diversas especifica ções, C. comemorativa, C. comercial, C. privada, C. pública, C. desportiva e recreativa (P. Radici Colace, S. Pirrotti, pp. 406-526), Ó tica (S. M. Medaglia, pp. 752-62).
Assim, lendo, por exemplo, a entrada Execução musical (S. Grandolini, pp. 457-70), inicia-se uma viagem ideal que percorre a história da poética antiga a partir de Homero, em que, com abundância de pormenores, com uma análise minuciosa apoiada nas fontes, a autora nos informa da idade, do sexo dos cantores, dos lugares, da ocasião, da decoração cenográfica, da situação histórica, do roupeiro, até das diatribes entre poetas; além do mais, liga a mudança de gosto musical e as inovações métricas e rítmicas à invenção de novos instrumentos de acompanhamento ou à modificação dos velhos.
Por conseguinte, não é um mero elenco de teorias, instrumentos, descobertas, mas sim um exame antropológico, crítico e histórico onde teorias, instrumentos e descobertas ganham sentido e finalidade. Um interesse análogo suscita a entrada Náutica (P. Janni, pp. 715-28), um campo pouco conhecido e explorado pelos cultores da tradição clássica. Graças a uma recognição precisa dos subsídios que provêm das descobertas arqueológicas, da iconografia, das fontes literárias, da fotografia subaquática, etc., somos projetados para o mundo fascinante dos métodos de construção das embarcações, mas também para o das viagens, da geografia, da política, da guerra, da economia, para ver como estes âmbitos estão inseparavelmente ligados e como cada um deles pode apresentar material idóneo para fazer luz sobre os outros.
Agrada-nos também a já citada entrada Astronomia (C. Santini, pp. 220-37), particularmente atrativa pela riqueza de temas, teorias, personagens, textos analisados, onde se v ê claramente o conhecimento do autor de literatura técnico-científica grega e sobretudo latina. Com mão certa, e prestando a devida atenção às fontes literárias, filosóficas, científicas, às ligações entre os conhecimentos próprios do mundo greco-latino e os dos outros povos, Santini reconstrói histórica e criticamente a evolução do saber astronómico das suas simples e, se se quiser, ambíguas expressões, até à aquisição de uma organização sistemática apoiada em bases matemáticas. Nas páginas densas em que se articula a entrada, nunca se perdem de vista a complementaridade entre a Astronomia e a esfera humana, nem a aspiração didática e/ou divulgativa que conduz alguns dos que foram, de certo modo e por várias maneiras, seus protagonistas, nem, por fim, se negligenciam as diversas conotações e valências que tal disciplina ganha no encontro com culturas específicas e formas de poder político particulares. Passamos, assim, por uma astrometeorologia, uma astronomia filosófica literária, científica, em suma, uma astronomia que serve o poder, que “de ‘literária’ se torna ‘cortesã’”(p. 237).
De grande valor é a entrada Farmacologia (S. Sconocchia, D. Monacchini, M. A. Cervellera e M. Baldini, pp. 486-518), onde, após alguns esclarecimentos sobre o significado do termo – impostos pelas valências não unívocas que pharmakon e pharmakeia adquirem no tempo e em diversos contextos –, graças a um meticuloso trabalho de escavação efetuado sobre as fontes antigas, do Corpus Hippocraticum até Celso, Escribónio, Plínio o Velho, Marcelo Empírico et al., e também sobre as recolhas de simplicia, sobre os receitários e as receitas de medicamentos, se realiza uma atenta e precisa classificação e descrição da natureza, do uso e do valor terapêutico dos medicinais extraídos do mundo vegetal, do reino mineral e animal; portanto, passa-se depois a analisar alguns tipos de medicamentos compostos, para acabar nos Realien farmacêuticos, representados pelos laboratórios e pelas oficinas utilizadas para a preparação dos fármacos e sobre os contentores onde eram conservados.
Não se pode deixar de evidenciar também a perspetiva de investigação original que caracteriza os artigos dedicados à Filosofia, em geral pouco considerada em estudos científicos, mas omnipresente na cultura antiga. Além da explicação e focalização de algumas noções fundamentais – partindo do próprio termo-conceito Filosofia (L. Rossetti, pp. 522-31) até ao de Lógica (F. Marcacci, pp. 641-6), que teve no tempo múltiplas conotações antes de especializar-se, no pensamento moderno, em formas bem diversificadas – muita atenção é dedicada aos grandes protagonistas do pensamento grego e latino. Viaja-se do Orfismo aos Pré-socráticos, de Platão a Aristóteles a Epicuro, a Lucrécio, Plotino, Séneca, Agostinho, nos quais a inspiração filosófica se entrelaça com a inclinação para tratar temáticas ligadas ao mundo das ciências. Em especial, as fichas que dizem respeito a Platão (L. Rossetti e P. Tarantino, pp. 836-43), Arist ó teles (L. Rossetti, F. Marcacci e M. Vegetti, pp. 185-92), e também a Tales (L. Radici, F. Marcacci e L. Rossetti, pp. 961-6) e Zen ão (L. Rossetti e F. Marcacci), dividem-se numa série de subsecções organizadas por autores diversos e, longe de serem um mero seco repropor, à maneira dos manuais, dados biográficos, conceitos que são o fundamento das doutrinas dos citados filósofos, ou um elenco esquemático dos contributos que deram ao desenvolvimento das ciências, como seria de esperar de um Dicionário, representam uma releitura do significado completo da investigação destes mestres antigos, reconstruída pari passu, sector por sector, segundo várias angulações e diferentes pontos de vista. A estrutura ‘coral’ (usada com sucesso também nas entradas não filosóficas como, por exemplo, na já citada Farmacologia) parece-nos uma carta bem jogada. De facto, finalizada a leitura da ficha inteira, não se sente nenhuma desarmonia entre as partes, tem-se antes pelo contrário a impressão de estar no centro de um debate vasto e aceso – do qual se fornecem as coordenadas textuais e críticas –, em que nenhum conhecimento pode ser tomado como definitivo; além do mais, toma-se consciência de que algo de novo, que afasta dos costumeiros clichés, se pode ainda descobrir e dizer acerca de personagens tão estudadas.
Uma prova do sucesso de tal abordagem metodológica é, em especial, a entrada Aristóteles, já antes referida, onde o Estagirita é apresentado num modo que não encontra igual na literatura corrente. O relevo dado à sua metodologia e à organização dos âmbitos de pesquisa; a identificação dos antecedentes e dos objetivos do seu trabalho; o papel central que o filósofo atribui ao Direito comparado e à matemática; a atenção aos seus escritos de carácter jurídico; a inserção das investigações lógicas e científicas num plano de compreensão global do mundo humano e natural, são só alguns dos momentos de um exame do pensamento aristotélico levado a cabo de maneira problemática e crítica. O discurso dos autores, que passa por momentos de grande originalidade, está particularmente atento a não desarticular as reflexões de Aristóteles do ambiente em que se formou e a descontaminá-lo também das revisitações dos seus discípulos diretos ou daqueles imediatamente sucessivos.
Neste caso, como em outros em que a disciplina tratada se distribui por diversos especialistas, percebe-se a peculiaridade da organização do Dizionario, que pretende harmonizar a sensibilidade científica de cada autor e, ao mesmo tempo, salvaguardar a coerência interna das entradas. Empresa não fácil, que pediu a direção atenta dos quatro estudiosos que orientaram os trabalhos; todos, tecelões críticos e perspicazes, conseguiram fazer convergir estrategicamente no Dizionario os resultados de anos de pesquisa de uma fecunda équipe de connaisseurs da literatura técnica e científica grega e romana; hábeis também na construção balanceada dos lemas e na sua uniformização ao projeto comum inspirador: apresentar o saber científico greco-romano na sua totalidade, unidade e progressiva diferenciação em disciplinas propedêuticas à s que nós hoje encontramos como possuidoras de um estatuto e de uma identidade próprias, “construir um quadro do desenvolvimento integrado do pensamento científico e técnico”(p. 10). Integração que não quer dizer dissolvência das ciências na cultura geral dos antigos, devida à precariedade e à imprecisão dos seus confins, mas sim religação a essas relações que se fundam em novas bases, abrir o caminho a novas investigações, vencer a preguiça intelectual que encontra conforto e sossega com o já dado, no já dito, nos esquemas impostos por uma tradição que no fundo já não tem sentido.
Se procuramos as provas de como uma tal atitude dá concretamente frutos preciosos e duradouros, basta considerar uma das mais importantes conquistas epistemológicas do Dizionario, ou seja, a revalorização, bem documentada, da dimensão científica contida na filosofia pré-socrática muito frequentemente marginalizada pelos historiadores da ciência. De Tales (L. Radici, F. Marcacci, L. Rossetti, pp. 961-6), unilateralmente apresentado pelos filósofos como o archegos sophos (Arist. Metaph. A, 3983 b20) que identifica na matéria os princípios de todas as coisas (b7) e pelos cientistas como astrónomo e matemático, graças a uma recognição meticulosa das fontes até ao corrente pouco analisadas, foca-se o alcance filosófico e o sentido global de uma investigação com múltiplos aspetos, de um saber complexo que se desenvolve num ambiente que ainda não tem ideia das especializações disciplinares. Discurso análogo vale para Anaximandro, Anaxímenes, Empédocles, Anaxágoras, Demócrito e para todos os Pré- socráticos, intelectuais com interesses variados, que estudam cosmologia e astronomia, meteorologia, medicina, matemática, que são inventores e defensores de teorias destinadas a sobreviver por muito tempo, mas sobretudo são sophoi, que progressivamente irão idear técnicas lógico-retóricas e estratégias de comunicação idóneas à defesa da validade do modelo interpretativo da realidade que propõem.
Embora corram o risco de suscitar perplexidade naqueles leitores não participantes do trabalho, que se formaram com a ideia do escasso peso científico das teorias dos Eleatas, o lugar relevante que os autores do Dizionario atribuem a estes filósofos é amplamente justificado pelos interesses que estes tiveram em relação a temáticas que concernem ao mundo da natureza, à matemática, à medicina, à astronomia, à cosmologia, à meteorologia, que foram para os antigos aspetos plenamente integrantes da cultura de um sophos, tal como o é a construção de um discurso que pretende apresentar-se como científico. De facto, os Eleatas começaram a definir estruturas argumentativas e artifícios lógico-retóricos finalizados à demonstração da validade/ verdade das próprias teses e a torná -las inatacáveis. O poeta e filosofo Xenófanes (D. Panchenko, pp. 917- 9), observador perspicaz da realidade natural e dos fenómenos celestes, pressupõe, com base em dados evidentes, que a arché – isto é, aquilo de onde tudo provém e para onde tudo regressa – é a terra; procura encontrar explicações plausíveis para a sua grandeza e posição, esforça-se por dar conta dos eclipses, do nascer e do pôr do sol, das fases lunares, da formação das nuvens. Parm é nides (L. Rossetti, F. Marcacci, pp. 779-82), recordado como o primeiro filósofo que raciocina sobre o ser e como pai do princípio de não-contradição, escreve o seu poema Sobre a natureza usando uma concatenação de deduções e conclusões, prelúdio de um pensamento demonstrativo de tipo apodíctico. Como se pode verificar por uma leitura direta do que ficou da sua obra e de uma tradição de segunda m ã o, o Eleata não desdenha ocupar-se de cosmologia: de facto, cria a hipótese de uma terra no centro do universo, procura explicações sobre como esta é iluminada e aquecida pelo sol, deteta faixas climáticas, interroga-se sobre o fenómeno da luz lunar e, em geral, sobre quais são as relações existentes entre o nosso planeta e os outros corpos celestes. Parménides, como se verifica por uma inscrição encontrada durante as escavações de Eleia em que ele é indicado como o ouliades physikos, é também m é dico – o epíteto oulis iatros é atribuído a outros médicos da mesma cidade que viveram em épocas sucessivas, algo que até poderia induzir a pensar que fora precisamente Parménides o primeiro a introduzir na sua comunidade tal disciplina – e sente particular interesse pelos problemas ligados à reprodução humana e às condições que predispõem a ter, ou não, uma caracterização sexual bem definida. Poder-se-ia, talvez, considerá-lo pioneiro daquela especialização médica que hoje chamamos de genética, como sugere L. Rossetti? Zenão (L. Rossetti, F. Marcacci, pp. 1028-30), inventor da dialética segundo Hegel, cujos paradoxos encontraram lugar na história da matemática, porque com base numa certa leitura levantam dificuldades ligadas quer à noção pitagórica de número quer à de pluralidade, parece ter dado início a uma perda de fisicalidade de tal disciplina e a uma reflexão sobre as grandezas infinitesimais. Melisso (F. Marcacci, p. 683) usa de maneira consciente e controlada “regras de inferência para uma argumentação apodíctica”, como se deduz dos fragmentos 7 e 8. Para provar a absoluta indivisibilidade e unicidade do ser, em cujo domínio faz reentrar também a natureza, serve-se de um tipo inovador de raciocínio fundado em teses contra a evidência dos factos, que não encontrará decerto a aceitação de Aristóteles.
Mesmo os três ensaios que encerram o Dizionario s ã o dignos de nota. A estes é confiada uma função ‘arquitectónica’, no sentido que têm a tarefa de ligar criticamente o conjunto de informações apresentadas.
- Rossetti, no seu Nas origens da ideia ocidental de ciência e técnica (pp. 1291-315), afastando-se por alguns aspetos da communis opinio, que atribui a Platão e a Aristóteles a distinção entre ciência e técnica e a organização do saber em âmbitos específicos com margens metodologicamente bem nítidas, encontra na reflexão dos Pré-socráticos “os núcleos originários da formação das ciências”. Exemplar é o caso de Demócrito, autor de muitíssimos tratados, que vão da geografia, à medicina, à música, à pintura, etc., cuja composição certamente requereu “competência especializada e uma ideia de ciência precisa”. Se andarmos um pouco para trás no tempo, encontramos Hecateu, discípulo de Anaximandro que, embora tivesse herdado conhecimentos dos predecessores, tende a marcar as distâncias entre o seu saber especializado e as narrações ridículas dos Helenos (fr. A 1.1 Jacoby), e ainda Anaximandro, Anaxímenes, “especializados em fornecer um saber sobre o mundo no seu conjunto”e sobre os seus variados aspetos particulares.
Não só. Daquelas fontes que nos legaram um Tales amante da geometria, que trabalha com ângulos, retas e triângulos, um Parménides que fala de esfera, um Anaximandro que cria uma terra de forma cilíndrica, deduz-se claramente como “uma matemática, uma geometria, começaram a constituir-se já durante o século vi a.C.”. Dentro de uma construção bem articulada e precisa do ponto de vista histórico e crítico, Rossetti encontra e passa pelo crivo todos aqueles indícios que levam a pensar que “a ideia de ciência e de técnica ganha forma na época dos Pré-socráticos”. De facto, isso seria provado pela invenção da prosa e a publicação de textos em que se procura dar conta do próprio saber e/ou de habilidades profissionais especiais, pela valorização da escrita no couro, recurso seguro para a construção de uma comunidade científica, pela tendência a certificar as próprias teorias ou a invalidar as de outrem, pela afirmação de um pensamento abstrato, pela produção de doxai em conflito. Fora do terreno batido é também o percurso que o nosso estudioso faz da chamada passagem do mito ao logos e a discussão sobre as relações entre as ciências egípcia, babilónica e grega.
- Radici Colace, em Metáforas da ciência e da técnica (pp. 1317-22), detém-se brevemente sobre a função das metáforas e do falar por meio de imagens que, nascidas no seio da linguagem comum ou das artes pobres, refluem para a científica. Carregada de valências epistemológicas e técnicas, desta última escorrem depois, com significados análogos ou diferentes, para os vários âmbitos da cultura grega e romana, sobrevivendo por vezes em época cristã. Quase de relance, a estudiosa enfrenta o problema espinhoso do uso metafórico do vocabulário médico a nível político e de como esse pode representar uma chave hermenêutica segura para a compreensão de passagens cruciais de algumas tragédias. Exemplos paradigmáticos de vocábulos que são colonizados pelos mais diversos âmbitos do saber, destinados, sem quererem, a unir “mundos incrivelmente distantes”, são pithos, chalcheus, demiurgos, originariamente pertencentes ao mundo “do artesão e do trabalhador braçal”; mas pode-se pensar também no termo diktuon, rede de pesca, inserido até na “macrometáfora da conquista das almas no Evangelho”.
Da transmissão e fortuna da ciência e da técnica grega e latina ocupa-se V. Tavernese, em Fortuna e valorização da ciência e das técnicas antigas no pensamento medieval, moderno e contemporâneo (pp. 1323-43). Nas suas páginas o estudioso empenha-se num trabalho complexo de reconstrução do percurso feito pelas ciências e pelas técnicas antigas, passando pela cultura árabe até aos nossos dias, através da menção de posições de alguns filósofos e cientistas. A multiplicidade e parcialidade dos modos de entender e avaliar as conquistas técnico-científicas dos antigos depende, a seu ver, de métodos interpretativos viciados pela ideologia e pelos “nexos especulativos”; obstáculos, estes, superáveis pelo “desenvolvimento do conhecimento histórico-crítico da literatura científica e técnica antiga”e pelos principais problemas teoréticos, necessários “a uma melhor compreensão do papel da técnica no mundo moderno e contemporâneo”. Seguramente lúcida, finamente articulada e de clara matriz filosófica é a análise levada a cabo por Tavernese, embora não contemple um aprofundamento daquela relação interessante que se tem entre a técnica antiga, as suas descobertas e os usos que deles se fizeram em laboratórios científicos e nas oficinas de épocas sucessivas. Além disso, é indubitavelmente suportado e partilhável no seu incipit o juízo, acima citado, acerca da necessidade de potenciar os conhecimentos relativos à literatura técnico-científica; todavia, a asserção peremptória, como coda ao ensaio sobre a utilidade de tais conhecimentos para uma melhor compreensão do mundo moderno e contemporâneo, talvez necessitasse de alguns esclarecimentos pois poderia ser entendida por um leitor pouco experiente como o reflexo de um modo de pensar anti-histórico, há muito superado, que acaba por privar o pensamento científico antigo da própria autonomia e unicidade. De outros lugares, e há mais tempo (Momigliano, Finley, Lloyd, Cambiano), convida-se a receber uma perspetiva de investigação que visa compreender e valorizar o saber científico dos antigos pelo que era por si mesmo, irredutivelmente outro em relação à ciência e à técnica do mundo moderno e contemporâneo.
O Dizionario é acompanhado por um índice completo das entradas (pp. 17-20), um Glossário (organizado por P. Radici Colace, pp. 1187-274, de cuja utilidade e função se falou), uma vasta bibliografia de cerca de 4000 títulos, que inclui muitos dos mais recentes estudos sobre o pensamento científico antigo (pp. 1039-185) e uma apresentação sintética dos autores, dos seus interesses e dos lemas que cada um escreveu (pp. 1275-88).
Para terminar, é verdade que por vezes se sente uma espécie de desequilíbrio entre certas entradas, no que diz respeito aos conteúdos e às modalidades da análise, mas é também verdade que a grande maioria delas corresponde plenamente às linhas programáticas do Dizionario. Alguns lemas de um certo relevo, como se disse, não foram tomados em consideração, outros foram enfrentados de maneira sintética, outros ainda poderiam até fazer surgir dúvidas acerca da pertinência da sua inserção na obra. Por outro lado, o Dizionario deixa-se apreciar por toda uma série de características, sobretudo pelo fatigante e preciso trabalho de arranjo, recolha e discussão crítica de fontes dificilmente identificáveis ou adequadamente valorizadas noutros lugares, pela riqueza e complexidade dos temas tratados, pela distância de quaisquer formas de esquematismo expositivo rígido sem pathos, que nos trabalhos científicos costuma levar a tratamentos pouco empáticos. Talvez não encontremos definições nítidas e precisas, que são o estigma da matriz à ‘dicionário’; talvez devamos procurar, consultando mais do que uma entrada, detalhes técnicos ou aprofundamentos que não sobressaem no lema destinado; faltará também aquela descrição simples e linear das descobertas e dos instrumentos de teor positivista que tanto agrada a alguns leitores. Facto está que, pelo contrário, teremos ampla liberdade de ação na pesquisa, seremos solicitados a ir além do que se pode encontrar no Dizionario, que mentaliza e educa a interpretar a ciência e a técnica como uma atividade entre tantas outras, teóricas e práticas, às quais os antigos se dedicavam e que se podem redescobrir e compreender só se não forem setorizadas e se não realizarem abstrações e extrapolações deletérias e anti-históricas; seremos encorajados a seguir um método de investigação histórico e crítico que, permanecendo ancorado na experiência vivida pelos Gregos e Romanos, na sua cultura geral, proceda pelo percurso acidentado de constituições e transmissões, em várias formas, de ‘saberes’ originariamente destituídos de quaisquer pretensões de cientificidade, até chegarem ao estatuto de ciência. Por todos estes aspetos e por aqueles evidenciados anteriormente, o Dizionario pode considerar-se um reference-work imprescindível no que diz respeito à ciência e à técnica antigas, válido seja qual for a formação, o interesse específico ou a intenção de quem o usa.
Notas
- Para Herófilo, cf. frag. 211, H. von Staden, Herophilus: The Art of Medicine in Early Alexandria, New Haven 1989. Díocles fala expressamente de frenite, melancolia e mania, cf. frag.s 38, 39, 40, 41, 42, 43, 96, 110, M. Welmann, Die fragmente der sizilischen Aerzte, Berlin, 1901. Cf. também Ph. van der Eijk, Diocles of Carystus: a Collection of the Fragments with Translation and Commentary, 2 voll., Leiden 2000-2001, n. 72 vol. 1 e vol. 2, pp. 144-148.
- Em Herófilo encontra-se uma bem precisa e detalhada teoria dos sonhos. Cf., Diels, Doxographi Graeci = Aet. Plac. V, p. 416. Para Díocles de Caristo, veja-se frag. 141 Welmann.
- No que diz respeito aos conhecimentos de Galeno nestes campos, cf. K. Kalbfleisch (ed.), Galen. Institutio logica, Leipzig, 1896; De usu part., C. G. Kühn, Claudi Galeni opera omnia, Leipzig 1821-1833 (reed. anastática Hildesheim 1997), III, 830; De med. meth., Kühn, X, 36; De opt. corp. nostr. const., Kühn, IV 743- 745; De Plac. Hipp. et Plat., Kühn, V, 449, 2-3.
Tonia D’Alessandro – Università di Bari.
Brasil arcaico, Escola Nova: ciência, técnica e utopia nos anos 1920-1930 – MONARCHA (RBHE)
MONARCHA, Carlos. Brasil arcaico, Escola Nova: ciência, técnica e utopia nos anos 1920-1930. São Paulo: Editora Unesp, 2009. Resenha de: PEREIRA, Lucas Carvalho Soares de Aguiar. Revista Brasileira de História da Educação, Campinas, v. 12, n. 2 (29), p. 267-280, maio/ago. 2012.
Carlos Monarcha é professor titular na Faculdade de Ciências e Letras da Universidade Estadual Paulista “Júlio de Mesquita Filho”, campus de Araraquara. Autor dos livros A reinvenção da cidade e da multidão: dimensões da modernidade brasileira (1990), Escola Normal da Praça: o lado noturno das luzes (1999) e Lourenço Filho e a organização da psicologia aplicada à educação (2001). Atualmente coordena pesquisas sobre as “figurações da infância deficiente”, interrogando as estruturas teórico-metodológicas da produção científica sobre o “problema do anormal”.
O livro em epígrafe consiste um ensaio dividido em cinco partes: “A caminho”, “Melancolia e mal-estar”, “Torvelinho da vida moderna”, “À procura do indivíduo perdido e solitário” e “O discurso do inconsciente”. Além de um belo epílogo intitulado “Por um bravo novo mundo”. A primeira parte trata de novos projetos pedagógicos no século XIX, desde a Europa até sua circulação mundial. Na segunda, encontramos interrogações sobre os projetos da Escola Nova no Brasil republicano. Já na terceira parte, os leitores se deparam com uma reflexão sobre o tempo moderno e as idealizações de modelos cognitivos para as massas. E, finalmente, na quarta e na quinta partes, o autor deteve-se sobre os processos de medidas e classificações corporais e mentais e de difusão da psicanálise, respectivamente, observando a construção da normalização dos sujeitos, bem como de seus desvios.
Brasil arcaico, Escola Nova poderia ser só mais uma leitura entre as inúmeras que temos à nossa disposição sobre o tema da Escola Nova, não fosse a capacidade de o autor construir uma representação sensível e arguta desse tema, além de apresentar uma visão de conjunto, conferindo-lhe outro sentido e contribuindo para o debate acadêmico e para os interessados em geral. É uma leitura cujo ritmo é lento, detalhado e refletido, tal como o autor anuncia em seu prefácio (p. 16). Justamente pela polifonia de sua narrativa, que incorpora diversos discursos, sonhos e desejos do período, mas que ainda nos são caros. Monarcha escreve um “ensaio documentado” (p. 16) de uma história de sensibilidades, de formas de conferir sentido ao mundo, de sonhos postos em práticas, fundidos a instituições, corpos e personalidades de várias gerações. Mas antes de tudo é uma história de um problema, o da Escola Nova. Não simplesmente um problema de pesquisa sobre o qual ele se debruçou, teceu, desmanchou e refez outros pontos com destreza. Mas sim uma história que procurou compreender como esse problema foi construído, proposto e revisto ao longo da primeira metade do século XX, especialmente no decorrer das décadas de 1920-1930.
O autor traça inicialmente um panorama das transformações ocorridas no pensamento pedagógico ao longo do século XIX e no início do XX, que teriam uma forte relação com o desenvolvimento técnico e científico e com as transformações econômicas e sociais daquele tempo. A chamada Escola Nova “armou-se com o rigor epistemológico próprio da ciência analítica, ou seja, observação dos fatos, manejo do método experimental, quantificação e generalização da experiência” (p. 32). Essa hipótese é apresentada no primeiro capítulo da primeira parte do livro e se desdobra ao longo desse ensaio, sem que o autor se refira a ela o tempo todo, pois ele o faz na própria narrativa, carregada dos discursos de diferentes atores.
Assim, Monarcha busca compreender como se pôde constituir uma série de saberes sobre a infância, atravessados e atravessando os saberes pedagógicos desde fins do século XIX. Dessa forma, é fácil entender sua preferência por perseguir discursos dos precursores de uma pedagogia de massa, e pelos autores e atores que, ao firmarem uma “concepção de educação como atividade pessoal, espontânea e ativa, mas também, e sobretudo, como alento necessário para reerguer o mundo” (p. 46), acabaram por promover e participar de uma expansão planetária dos ideais, sonhos, desejos e sensibilidades próprios do movimento da Escola Nova.
Falamos de sonhos, desejos, sensibilidades, pois não é disso que se trata quando grupos humanos se mobilizam por alguma causa? Os exemplos descritos pelo autor indicam que grupos de intelectuais brasileiros se organizaram com base em uma sensibilidade que foi construída e retroalimentada pelo próprio movimento de sua constituição. E a formação de uma sensibilidade política atenta à infância e à formação das futuras gerações é um dos pontos que pretende ser explicado pelo livro. Se a educação das sensibilidades não é exatamente o foco desse estudo, ela toma parte importante em sua constituição. Ao procurar entender como foi possível a formação de inúmeros saberes científicos sobre a formação ética, psíquica e física da infância, o autor aponta para as possibilidades da educação de um tipo específico de sensibilidades para as crianças, nos idos das décadas de 1920 e 1930. Essa é a leitura que Monarcha faz da inúmeras reformas e propostas de reformas da educação que surgiram diante da “I Grande Guerra” e suas repercussões mundiais; reformas essas que compuseram importantes realizações na constituição da escola de massa.
É assim que somos introduzidos às propostas de intelectuais envolvidos num chamado “mercado planetário de ideias” (p. 57), quando da criação da Liga Internacional pela Educação Nova, que se apresentava como um movimento cumpridor do seu dever histórico na trama teleológica do progresso. Desse panorama internacional e geral, mesclado com observações de processos ocorridos no Brasil, que é apresentado nos quatro primeiros capítulos da primeira parte, somos conduzidos ao “Espírito novo no redemoinhar brasileiro”, capítulo cinco dessa seção. Nele o autor constrói a hipótese de que a geração de 1920, composta por produtores de bens simbólicos preocupados com uma revolução cultural, amparados numa clássica luta entre o antigo e o moderno, possuía uma dívida significativa com a geração de 1870. Essa hipótese reforça outros trabalhos que indicam essa mesma dívida intelectual, mas sua importância deve-se à indicação das tensões observadas pelos próprios escolanovistas no projeto de passagem de um imaginado Brasil arcaico e atrasado para um tão sonhado Brasil renovado e desenvolvido. Tensões explicitadas por reiteradas propostas de mudanças que reatualizavam os desejos da geração progressista e liberal do final do século XIX.
Na segunda parte, “Melancolia e mal-estar”, o historiador analisa o mal-estar das elites políticas e intelectuais diante das ruínas históricas de uma “República desfigurada”, título do primeiro capítulo dessa seção. As frustrações dos republicanos acabaram alimentando incertezas e um chamado “horror moral” desses grupos sociais diante da “população brasileira”, que ocupava uma vasta e confusa região denominada sertão. O autor (p. 92) define essa noção, baseado em relatos originais, como “terra de ninguém, habitada por homens e mulheres dotados de força rude, porém, inconscientes de si, confins subjugados pelo caos da natureza e afastados da ordem nacional”. O sertão aparece, nos discursos analisados, como signo de doença, um grande desejo de construir a nação por meio da educação, que regeneraria e curaria o corpo doente do país, que se disseminou no campo político e pedagógico. O sanitarismo, como processo de intervenção médica no corpo social, passa a ser tomado pela pedagogia e por projetos pedagógicos brasileiros.
Essa seria uma das bases para formação de uma “ficção científica”, que percebia a sociedade humana como um organismo vivo, constituindo-se uma ambiência capaz de desenvolver uma sensibilidade intelectual e política que orientou novos projetos políticos e propostas pedagógicas. Para o autor (p. 112), “o clima mental dos anos 1920 pôs em movimento a mística de regeneração dos costumes do governo e do povo”, que seria um pressuposto geral das movimentações sociais e políticas dos anos de 1910-1920 e da chamada Era Getuliana. A consciência nacional, para diferentes grupos escolanovistas, “seria construída por esforço concentrado de cultura” (p. 119). E esses grupos acreditaram ser preciso tocar e verificar os corpos, “esclarecer a alma coletiva e formar o espírito nacional” (p. 121). Era o princípio de elaboração de uma formação discursiva totalizante, que procurava constituir um Estado forte. Essa incursão do autor nos discursos de diferentes intelectuais brasileiros é importante para revermos algumas construções historiográficas míticas do caráter totalitário do governo Vargas, pois suas reflexões indicam que a formação de um espírito nacional pautado numa ideia de um Estado forte, ainda que reforçando certo tipo de liberalismo, é anterior à consagrada era totalitária dos anos de 1930.
Ao apontar os grupos envolvidos nesses projetos, o autor lança mão da noção de intelligentsia sem, entretanto, explicitar seu entendimento a respeito desse conceito. Na historiografia, é comum nos depararmos com o uso dessa noção funcionando mais como uma simples adjetivação do que como conceituação, mas dificilmente encontramos uma definição mais precisa do termo, tampouco sua importância para os objetos em análise, o que contribuiria para o debate historiográfico – especialmente na obra em questão, uma vez que o autor se propôs, num desafio heurístico, a trilhar outros caminhos e indicar novas abordagens sobre o tema da Escola Nova. A despeito disso, o trabalho deixa uma forte contribuição para a historiografia, indicando um fértil caminho de problematização das propostas escolanovistas, entendidas como integrantes de uma ampla rede política e social – com variadas manifestações culturais – que teria integrado intelectuais diversos e estimulado a elaboração de diferentes projetos político-pedagógicos para a população brasileira, que se espalharam tanto nas relações escolares quanto nas dinâmicas urbanas, as mais diversas.
Um exemplo disso pode ser observado na argumentação que se segue na terceira parte, “Torvelinho da vida moderna”. Esse é o conjunto de capítulos que mais se aproxima da recente produção em história da educação preocupada com a educação das sensibilidades e dos sentidos. O autor (p. 128) traça um percurso dos modernistas, que criaram uma espécie de fé no futuro e supunham “ter a percepção da transitoriedade da duração das coisas e das ideias” em meio a uma propagada era da velocidade. A “superação do Brasil arcaico” teria se dado por meio da conjugação de “aspectos do organicismo medieval com a energia e racionalidade moderna”, o que, para o autor (p. 136), configurou-se como uma ideologia do conhecimento. A “confiança na educação para a criação de um ser humano dotado de um código de sentimentos e interesses à cultura de seu tempo” (p. 139), por meio da ciência e da técnica, assumiu função ideológica de modernização, com um caráter de formação de representações e sentimentos em comum.
A tríade ação, prática e experiência tornou-se importante para o desenvolvimento da educação dos sentidos, via lição de coisas. Assim, diversos autores passavam a ter a convicção de que os sentidos e as sensibilidades são educados e poderiam ser mais bem orientados por meio de projetos pedagógicos. Nada de novo no campo da educação se pensarmos na tradição das lições de coisas mas essa postura tomou outra configuração no início do século XX. A ânsia de unir escola, vida e trabalho levou à consagração do “modelo formativo destinado a imprimir nas massas um jeito de ser e viver feito de experimentação e realismo por estar envolvido com os afazeres do mundo” (p. 179). Apresentando essas originalidades, em virtude também do ritmo da cidade industrial – que criava “novo estados de consciência e de alma” (p. 180) –, Monarcha (p. 173) revê os feitos dos escolanovistas, defendendo a tese de que o “chamado ‘movimento do Estado Novo’ não iniciou, mas fechou um ciclo de especulações e realizações aberto pela geração ilustrada de 1870”.
Nas duas últimas partes, “À procura do indivíduo perdido e solitário” e “O discurso do inconsciente”, é retomada uma série de saberes que mediram, diagnosticaram, examinaram, testaram, nomearam e classificaram os corpos e a psique de milhões de pessoas, adultos e crianças. Concomitante ao desejo de “aumentar a eficiência e o rendimento da ‘machina escholar’”, havia um esforço de fazer com que as pessoas fossem “transmutadas em documentos vivos para extração de dados caracteriológicos” (p. 218). As enquetes disseminadas naquele momento serviram de base para identificação de uma variedade de tipos mentais, como avançados, atrasados pedagógicos, retardados físicos médios, indisciplinados natos e débeis orgânicos para constituir as classes homogêneas.
O autor argumenta que os diferentes trabalhadores da pedagogia atuaram ativamente na sociedade por terem suas sensibilidades educadas pela grandeza da razão científica; tida como chave para o sucesso na criação de mecanismos efetivos para educação dos sentidos e sensibilidades das crianças, já que poderia transformá-las em um eficiente tipo racial, mental e social de um tão sonhado Brasil. Esse seria o “sintoma da certeza que acometia os peritos-funcionários dispostos a transpor muros e operar nos meios sociais e reorganizá-los com critérios de ordem de grandeza” (p. 236), preparando os jovens para suas respectivas funções sociais e econômicas, uma vez que cada tipo mental constituiria um tipo de trabalhador.
Eis que entram em cena a psicanálise e as ciências psi, que circularam por diversos setores culturais, como planos editoriais de livros científicos, colunas de jornais e revistas, romances e programas de rádio, bem como blocos carnavalescos. A discussão dessa parte nos impulsiona a pensar novos problemas e projetos de pesquisa interessados na história da educação do gênero e da sexualidade na escola, como a educação sexual defendida por Porto-Carrero e Deodato de Moraes, tanto na I Conferência Nacional de Educação, de 1927, como em publicações e cursos realizados na Associação Brasileira de Educação (ABE), mas também em pesquisas interessadas na educação da sexualidade na dinâmica cultural e social, que se desenvolveram a partir da década de 1920.
Além disso, a psicanálise foi utilizada como arma contra as afecções neuróticas e doenças mentais da criança, fracassos escolares e possibilidades de desenvolvimento de condutas criminosas. Para o autor (p. 290), “esse imaginário cientista da vida e do corpo era produzido por influentes nomencladores às voltas com ensaios de individualização de condutas incriminadas”, incrustando “a subjetividade num férreo esquema teórico ao Leito de Procusto” (p. 270). Tudo isso é realizado com base na análise de uma vasta documentação sobre clínicas escolares, testes psicológicos e outros projetos que produziram um conhecimento científico sobre a consciência a inteligência e as possibilidades de desenvolvimento das pessoas comuns.
Assim somos levados ao epílogo, “Por um bravo novo mundo”, e a rever a problemática do livro. Partindo de debates sobre Huxley, o autor percorre as experiências pedagógicas de anarquistas e comunistas, bem como as empreitadas dos desejos liberais. Somos convocados a realizar uma leitura do empreendimento da Fordilândia na Amazônia brasileira, como a realização de uma utopia moderna, intimamente ligada aos desejos de Roberto Mange (apud MONARCHA, 2009, p. 246), para quem “o operário formado é uma roda dentada que se adapta a qualquer sistema de engrenagens de formação idêntica”. Esses desejos de um mundo novo, anunciados por diversos saberes políticos, científicos e sociais, perpassaram e foram perpassados pela pedagogia.
O autor reafirma, enfim, a tese da importância da pressão da base material sobre a esfera da cultura, sem, entretanto, realizar uma análise mecanicista. Para ele, as ciências surgidas e fortalecidas nesse momento constituíram-se como possibilidades concretizadas pela política e na política (p. 302). Donde a formulação das noções de educação para o trabalho, para a vida, para o desenvolvimento moral, para a cultura e preparo da alma humana, tão disseminadas em diferentes, e por vezes antagônicas, tradições políticas. Donde a anexação pela pedagogia da “arte de explorar diferenças” (p. 303), legado ainda caro aos educadores do século XXI. Em tempos da Política nacional de educação especial na perspectiva da educação inclusiva e da Convenção sobre os direitos das pessoas com deficiência, esse livro possui um importante papel para reflexão da prática pedagógica contemporânea, uma vez que nos convida a compreender e observar problemas ainda por serem resolvidos. Pela relevância e atualidade do tema, pelo exemplo de tratamento metodológico da documentação e do problema, trata-se, pois, de importante publicação do campo da educação, da área da história da educação e, em especial, da história da educação das sensibilidades modernas, científicas e políticas.
Referências
Brasil. Convenção sobre os direitos das pessoas com deficiência. Protocolo Facultativo à Convenção sobre os direitos das pessoas com deficiência. Brasília:
Secretaria Especial dos Direitos Humanos. Coordenadoria Nacional para Integração da Pessoa Portadora de Deficiência, 2007.
______. Política nacional de educação especial na perspectiva da educação inclusiva. Brasília: MEC/SEESP, 2008. Documento elaborado pelo Grupo de
Trabalho nomeado pela Portaria Ministerial n. 555/2007, prorrogada pela portaria n. 948/2007, entregue ao Ministro da Educação em 7 de janeiro de 2008.
Lucas Carvalho Soares de Aguiar Pereira – Mestrando do Programa de Pós-Graduação: Conhecimento e Inclusão Social em Educação, na linha de pesquisa de História da Educação – FAE – UFMG. Bolsista CNPq. E-mail: lucaspereirahistoria@gmail.com
Conversa sobre a fé e a ciência: com Waldemar Falcão – BETTO; GLEISER (EPEC)
BETTO, F.; GLEISER, M. Conversa sobre a fé e a ciência: com Waldemar Falcão. Rio de Janeiro: Agir, 2011. 334 p. Resenha de: RAZERA, Júlio César Castilho. Uma conversa a considerar no ensino de Ciências? Ensaio Pesquisa em Educação em Ciências, Belo Horizonte, v. 14, n. 01, p.285-288, jan./abr., 2012.
Ciência versus religião é tema que não se ausenta na literatura da área de ensino de ciências. Seja em relatos de pesquisa ou ensaios teóricos, sob diferentes referenciais ou linhas de pensamento, não são poucas as discussões que recaem sobre esse tema. Então, pode-se previamente imaginar que uma conversa sobre fé e ciência entre um religioso dominicano e um cientista agnóstico tenha inf luências formativas e ideias tão divergentes e consolidadas que, no mínimo, constitua-se em algo contraproducente, inútil e, portanto, não traga contribuições de relevo para o ensino de ciências.
Isso seria realidade se não fossem os atores dessa conversa quem são e o tipo de diálogo ético travado entre ambos. Por certo, contra-producente e inútil não são adjetivos aplicáveis à Conversa sobre a fé e a ciência entre Frei Betto e Marcelo Gleiser.
Transformada em livro, essa conversa mediada por Waldemar Falcão ocor reu no Rio de Janeiro, durante quatro dias, em meados de 2010. A conversa é inteligente e inst igante, pois não são po ucas as vezes que no seu percu rso mob iliza o le itor, fazendo-o usar a memória pa ra resgatar pe rsonagens, fatos históricos ou algum as situações apontadas em obras diversas da literatura, da cinematografia, das artes plásticas e, até mesmo, de histórias em quadrinhos. Personag ens da ciência, como Descartes, Einstein, Fer mi, Hawking, Galileu, Newton, Kepler e Plank, de modo pertinente na conversa de ambos, dividem espaço com persona- lidades diversas, como Marx, Paulo Freire, Jacques Maritain, Tristão de Athayde, Santo Ag ostinho, Santo Tomás de Aquino, Santa Teresa de Ávila, Dalai Lama, Isaac Asimov, Arthur Clarke, Lula e Obama. As menções sobre literatura (Drácula, de Bram Stoker; 1968 – o ano que não terminou, de Zuenir Ventura; O pequeno príncipe, de Saint Exupér y; O li vro que ninguém leu, de Owen Gingerich; Minor ity Report e Caçador de Androi des – Blade Runner –, de Philip K. Dick; Frankenstein, de Mary Shelley; Contato, de Carl Sagan; 2001e 2010, de Arthur C. Clarke) também dividem espaço com menções a peças teatrais (Hair ; O rei da vela), filmes (Batismo de Sangue, de Helvécio Ratton; Entrevista com o vampir o; 2001, uma odissei a no esp aço, de Kubrick, Contato, de Zemeckis) e histórias em quadrinhos (Asterix; Abraracurcix). Quem proporciona isso à conversa, auxiliando para tor ná-la ainda mais ag radável, são os dois protag onistas, que apresentam conhecimentos de áreas diversas das suas, conseguindo fazer interessantes conexões nos argumentos que constroem, sem cair em relativismos ou desordens nas ideias.
O conteúdo do livro mantém, na íntegra, um formato de diálogo que flui sem desgastes e cujo desenho estrutural perpassa os seguintes tópicos do sumário: “Apresentação” (p. 9 – 17); “Trajetórias” (p. 19 – 79); “Ciência e Fé” (p. 81 – 155); “O poder” (p. 157 – 257); “Até o Fim (do Mundo, do Universo) (p. 259 – 334)”.
No entanto, como se trata de uma conversa, não há um percurso unidirecional, pois um assunto puxa outro, e as conexões temáticas vão se formando também pela retomada de assuntos mencionados – às vezes, prévia e superficialmente – em momentos anteriores.
Os assuntos tratados são diversificados. Não necessariamente nesta ordem, e com graus distintos de aprofundamento, fazem parte da conversa o big bang, o poder e a hegemonia da religião e da ciência na linha histórica, conceito de vida, criação, clonagem, células-tronco, campo magnético da Terra, fenômenos paranormais e meditação. Em certo momento, também pós-modernidade e modernidade entram na discussão de forma sutil (como pano de fundo), quando Frei Betto e Marcelo Gleiser se posicionam sobre o avanço da ciência e as respectivas relações de felicidade e melhora de vida das pessoas.
Nas concordâncias ou discordâncias, o diálogo se mantém aberto, crítico e sem preconceitos. Nos argumentos difundidos por todo o texto acerca de diferentes questões, como foi citado em exemplos anteriores, ambos apresentam suas ideias utilizando as áreas que atuam, além de se manifestarem sobre outras áreas (filosofia, literatura, arte), que, afinal, no conjunto, constituem as diferentes formas como o ser humano constrói os seus conhecimentos.
Pode-se dizer que o diálogo entre Frei Betto e Marcelo Gleiser não se reduz a um conjunto de ideias que leve a uma mera classificação, ou seja, a uma determinação a respeito de ciência e religião, se são metodológica e epistemologicamente incompatíveis, complementares ou incomensuráveis. Ainda que isso possa ser feito pelo leitor, a síntese do diálogo extrapola tal categorização, ou seja, traz outras contribuições na maneira simples, mas balizada e crítica, com que os enunciadores falam de ciência e fé um para o outro: “No fundo, ambas, a fé e a ciência, estão servindo como um veículo de transcendência da condição humana, de ir além, de explorar uma dimensão desconhecida” (Marcelo Gleiser, p. 87); “De intenção, de intencionalidade, exato! E a ciência não lida com isso, é uma narrativa que explica como funciona o mundo, e não por que o mundo funciona” (Marcelo Gleiser, p. 98); “Pois é, mas a religião não pode ter a pretensão de expli-car o como” (Frei Betto, p. 99); “Há que se admitir que ciência e fé são duas visões do mundo. Melhor dizendo, duas mundividências. A ciência procura compreender a natureza desse mundo em que vivemos, como ele se originou, quais os seus elementos e as leis que o regem. Já a fé nos induz ao Transcendente, nos faz ‘apalpar’ o Mistério e concede-nos os óculos sobrenaturais que nos permitem compreender a relação de Deus conosco e com o Universo” (Frei Betto, p. 327); “Seria atestado de suprema ignorância negar o papel da ciência nas nossas vidas […]. Não podemos ignorar também o papel da fé. Ela oferece uma outra ótica de encarar o mundo e a vida” (Frei Betto, p. 328); “Eu gosto de dizer que o ateísmo radical é logicamente inconsistente, […] prefiro adotar a posição agnóstica: mesmo que não veja evidências para a existência de entidades sobrenaturais, não posso descartá-las a priori. Sabemos pouco sobre o mundo” (Marcelo Gleiser, p. 333).
As divergências de ideias, de posicionamentos sobre algumas questões polêmicas e os aspectos formativos de ambos não atrapalham a conversa. Pelo contrário, enriquecem as discussões de tal maneira que, às vezes, o leitor fica com a impressão de que também um debatedor está aprendendo com o outro.
Apesar de haver interessantes pontos convergentes, ambos expõem suas divergências em uma perspectiva que nos faz pensar na ética discursiva habermasiana.
Haber mas (1999) coloca a argumentação no lug ar da ação teleológica, ou seja, por meio da linguagem, busca-se o consenso de uma forma livre de toda coação externa e interna. Nesse caso, a base da ética discursiva habermasiana está na autenticidade dos participantes, entendimento mútuo pela argumentação, simetria de participação e ausência de coação. Essa é uma colocação superficial e recortada da teoria de Habermas, mas serve como um indicativo de que “Conversa sobre a fé e a ciência” se dá numa dimensão da ética discursiva.
Quanto à mediação do diálogo, cumpre-se bem o seu papel. Ainda que algumas interferências dispensáveis tenham aparecido pelo meio do caminho, no geral, a condução é positiva.
Por fim, cabe dizer que o exposto nesta resenha é intencionalmente uma resposta afirmativa ao título questionador que escolhemos (Uma conversa a considerar no ensino de Ciências?). Conteúdo e for ma, além da concordância ou não concordância com as ideias apresentadas na conversa, po r si só, já abrem interessantes e diferentes possibilidades para o ensino de ciências (educação básica, licenciatura, formação continuada). No entanto, se a resposta de outros leitores for negativa, ainda assim, valerá a leitura.
Referências
HABERMAS, J. Comentários à ética do discurso. Lisboa: Instituto Piaget, 1999.
Júlio César Castilho Razera – Doutor em Educação para a Ciência pela Universidade Estadual Paulista (UNESP). Professor do Departamento de Ciências Biológicas, da Universidade Estadual do Sudoeste da Bahia, campus de Jequié. E-mail: juliorazera@yahoo.com.br
[MLPDB]Biopunk: DIY Scientists Hack the Software of Life | Marcus Wohlsen
O movimento punk emergiu na década de 1970, na América do Norte e na Inglaterra, em resposta às mudanças causadas pelas guerras e pelos rearranjos geopolíticos ocorridos na época. Teve como principais adeptos jovens londrinos, de famílias tradicionalmente operárias, ou que viram-se frustrados com as políticas conduzidas no Reino Unido e nos Estados Unidos. Provocou rupturas estéticas e conceituais, buscando autonomia política e social. Cunharam o termo do it yourself (DIY) para propagar a ideia do faça-vocêmesmo.
Em contraponto da estética hippie que, uma década atrás, cultuava valores espitituais, ligação com a natureza e o viver em comunidade. O punk trouxe a estética do improviso, do escuro, do sujo, como representação da sociedade que, para o movimento, desprezava as práticas e os contextos que não se adequavam ao sistema capiltalista.
Quase meio século depois, na década de 2010, o conceito de punk é revisitado. Surge o biopunk: um movimento diverso que busca possibilidades de pesquisa, produção e engajamento em processos muitas vezes restritos aos moldes da comunidade científica contemporânea, fomentados em instituições de ensino e pesquisa tradicionais ou em grandes laboratórios.
Biopunk: DIY Scientists Hack the Software of Life (em tradução livre, BioPunk: Cientistas do faça-você-mesmo raqueando o software da vida) do jornalista científico Marcus Wohlsen, publicado em 2011, traz uma abordagem lúdica da ciência, enquanto relata experiências possíveis, aplicadas em laboratórios estabelecidos em cozinhas ou garagens. O livro reforça que biopunks não precisam de estruturas perfeitas ou honrarias acadêmicas pois estão focados a equacionarem suas pesquisas.
Wohlsen revisita a ciência como atividade secular, e afirma que o DIYbio (a ciência do faça-você-mesmo) não é uma nova ciência, mas sim uma nova forma forma de fazer ciência: na maioria das vezes autodidata, baseada em processos de tentativa-erro, encontra-se sob os pilares da ciência clássica que abrange experimentação, observação e análise de resultados.
A obra faz alusão ao movimento hacker que, em meados de 1980, concebeu descobertas e criações revolucionárias, conectou pessoas e ideias a partir de um modelo descentralizado e compartilhado, proporcionado pela internet. Assim como o movimento biohacking que compartilha informações sobre biotecnologia e desenvolve pesquisas descentralizadas em plataformas que proporcionam a inteligência distribuída, como: redes sociais, redes peer-to-peer e grid computing [1].
O livro traz exemplos de biohackers que estão usando o crowdsourcing [2] no desenvolvimento de medicamentos para a cura do câncer, e reconfigurando bactérias presentes no iogurte para gerar análises de contaminação do leite. Wohlsen enfatiza que a tecnologia de manipulação do DNA está disponível, e já é utilizada por cientistas DIY em suas garagens ou cozinhas, com baixo custo, de forma descentralizada e inovadora.
Notas
1. Modelo que permite alta taxa de processamento dividindo as tarefas entre diversas máquinas.
2. Utiliza a inteligência e os conhecimentos espalhados na internet para desenvolver novas tecnologias.
WOHLSEN, Marcus. Biopunk: DIY Scientists Hack the Software of Life. Inglaterra: Penguin Group, 2011.Resenha de: BEGALLI, Maira. A História da Ciência revisitada: os cientistas do faça você mesmo. Revista Ágora. Vitória, n.15, p.210-212, 2012. Acessar publicação original [IF].
Raça como questão: história, ciência e identidades no Brasil / Marcos Maio
Raça como questão reúne um conjunto de textos que analisam a problemática racial no Brasil, desde o século XIX até os dias atuais. Como os próprios organizadores afirmam na apresentação do livro, “tratam de temas variados e contextos diversos desde os debates sobre as interrelações entre identidade nacional e raça no fim do século XIX até as presentes vinculações de raça com as tecnologias genômicas”.1 Isso nos permite entender o fio temático dos textos, não obstante possam ser lidos isoladamente.
Para Jean-François Véran, no prefácio à obra, “o conceito de raça [é colocado] na interface entre os três domínios nos quais ele vem sendo elaborado historicamente”,2 quer seja o domínio científico, a dimensão política e o plano social. Decerto, o grande valor de Raça como questão não é somente instigar o leitor a participar da discussão sobre o entendimento de “raça” na dinâmica histórica, mas também compreender como esse conceito é formulado nos âmbitos da ciência, da política e do social.
O primeiro capítulo, “Entre a Riqueza Natural, a Pobreza Humana e os Imperativos da Civilização, Inventa-se a Investigação do Povo Brasileiro”, de Jair de Sousa Ramos e Marcos Chor Maio, serve como uma espécie de introdução, pois contextualiza os primórdios da apropriação do conceito europeu de raça pelos intelectuais brasileiros, na segunda metade do século XIX e início do século XX. Esse fato não estava dissociado do que se entendia por civilização, cujo eixo central era a Europa em relação à periférica América Latina.
Nesse período do pensamento ocidental, em que a ideia bipolar do mundo era suficiente para explicar a realidade, havia um projeto de dominação no plano político, ao lado de certo desinteresse em desvendar cientificamente a origem do homem. Nesse sentido, criou-se por parte de escritores europeus a explicação a cerca do “povo” brasileiro, a partir da noção de “natureza exuberante versus raça deficiente”.3
Influenciados pelo pensamento europeu, intelectuais brasileiros tentaram, paradoxalmente, formular uma ideia positiva de civilização brasileira. É com esse ponto de vista que irá se desenvolver a argumentação do primeiro capítulo de Raça como questão. Foi no século XIX que essa ideia ganhou maior expressividade, tendo como apoio teórico “os determinismos climáticos e raciais”, bem como “a ideia de evolução”.4 Tanto o meio físico quanto a raça se tornaram elementos importantes para o cientificismo determinista, que defendia não somente as diferenças entre os povos, mas, sobretudo a hierarquia entre eles. Como informam os autores do texto em apreço:
Assim, a suposta hierarquia racial entre os homens era tomada como expressão de um movimento evolutivo da espécie humana, evolução essa definida pela sobrevivência dos mais aptos e que explicaria o porquê da expansão europeia em todo o globo terrestre e seu domínio sobre outros povos.5
Nesse sentido, Jear de Sousa Ramos e Marcos Chor compreendem que a noção de clima e raça migra do âmbito da ciência para as relações políticas, que, naquela época, reconfiguravam-se a partir do olhar que os europeus tinham, principalmente, sobre a América. A partir daí, criou-se uma imagem pejorativa do Brasil, cuja argumentação principal estava na “população atrasada em termos evolutivos”.6 Entretanto, o texto problematiza a questão, quando põe em evidência os motivos pelos quais as ideias evolucionistas europeias “tiveram ampla aceitação entre intelectuais e políticos latino-americanos”, cuja resposta a essa questão se encontra nas “relações entre centro e periferia desenvolvidas entre Europa e América Latina”.7
Foi durante a Independência do Brasil que “as teorias raciais vão ganhar importância”, devido ao objetivo do país de estabelecer-se como uma nação civilizada, com povo homogêneo. Com a República, encontra-se um espaço mais favorável às teorias deterministas, haja vista que ela “motivou o aparecimento de um novo conjunto de representações sobre a identidade brasileira”.8
Com objetivo de compreender melhor a maneira pela qual os intelectuais brasileiros lidavam com essa questão, os autores discutem o pensamento de três escritores da segunda metade do século XIX e início do século XX, quer seja Sílvio Romero, Raimundo Nina Rodrigues e Euclides da Cunha. Estes intelectuais, embora tenham dialogado com as teorias raciais europeias, interpretaram cada um a seu modo, o Brasil da época como um lócus onde seria possível um avanço social e político, no sentido de nação civilizada.
No segundo capítulo de Raça como questão, intitulado “Raça, Doença e Saúde Pública no Brasil”, propõe-se uma interpretação diferente da que Sidney Chalhoub desenvolve sobre o pensamento higienista do século XIX. Este no capítulo “Febre Amarela”, do livro Cidade febril (1996), defende o ponto de vista que, durante o combate à febre amarela nos séculos XIX e XX, havia uma postura racista e de classe social. Diferentemente, Marcos Chor Maio não concebe determinismo racial, mas uma “continuidade com o ideário neo-hipocrático do século XIX no Brasil”.9
Contextualizando os argumentos históricos de Chalhoub, Marcos Chor mostra-nos que, ao lado da defesa do branqueamento a favor de uma classe privilegiada, havia um conjunto diversificado de ideias que giravam em torno da questão social. Nem todos os intelectuais defendiam a mestiçagem como degenerescência e o branqueamento como a única solução para o progresso do Brasil. Para concluir seu ponto de vista, o autor cita Casa-Grande & Senzala, de Gilberto Freire, em que vê influência do neo-hipocratismo de Cruz Jobim.
Em “Mestiçagem, Degeneração e a Viabilidade de uma Nação”, Ricardo Ventura Santos analisa as investigações feitas por Baptista Lacerda (final do século XIX) e Roquette-Pinto. Ambos, segundo Ventura, posicionam-se favoravelmente à noção de uma mestiçagem não degenerativa. O que importa no debate sobre a questão racial posta em evidência é, sobretudo, a ambientação, o contexto e as condições sociais. O texto de Ricardo Ventura é significativo, pois revela certos intelectuais brasileiros que, não obstante dialogarem com as ideias evolucionistas em voga na época, souberam impor sua autonomia intelectual, numa tentativa de interpretar melhor a nação brasileira. O autor, enfim, desloca a postura bipolar dos fatos para alcançar uma visão mais próxima da complexa realidade.
Continuando o assunto sobre Antropologia no Museu Nacional, o capítulo quatro, de Raça como questão, “Crânios, Corpos e Medidas”, trata de refletir sobre o impacto e a projeção que as pesquisas desenvolvidas no Setor de Antropologia Biológica tiveram no contexto social e histórico brasileiro. A partir de estudos de instrumentos de medição de crânios, percebe-se um conjunto de teorias postas em prática com a finalidade de compreender a moral humana, levando em consideração elementos físicos e biológicos das raças.
Desde a década de 1950, os equipamentos de medição foram transformados em peças do Museu Nacional, mas continuam a representar o pensamento de intelectuais brasileiros que buscaram uma explicação antropológica para a população brasileira, numa certa época e contexto. Decerto, o capítulo em apreço busca despertar o leitor para a dinâmica da interpretação e dos conceitos sobre a realidade histórica.
Outro interessante capítulo é o “Estoque Semita: a presença dos judeus em Casa-Grande & Senzala”, de Marcos Chor Maio. Trata-se de uma releitura da obra de Gilberto Freyre, focalizando a presença “positiva dos judeus ao processo de colonização do Brasil”, em contrapartida com a “ideia que concebe a existência de uma proposta antissemita na obra do sociólogo pernambucano”.10
Com essa interpretação acerca das ideias freyreanas, que relacionam raça e cultura, Marcos Chor redimensiona Casa-Grande & Senzala no debate sobre a questão racial no Brasil. Atribui à referida obra certa importância e novo significado para o pensamento brasileiro, cuja projeção vem se tornando internacional. Observando o diálogo com as ideias de Roquette-Pinto, com a vertente culturalista de Franz Boas e com a perspectiva neolamarckiana, Marcos Chor analisa o avanço de Casa-Grande & Senzala a respeito das questões raciais no Brasil. No cerne dessa análise, está o judeu que contribui para a miscigenação do povo brasileiro. Sem desconsiderar os elementos culturais e ambientais, Gilberto Freyre põe em evidência conceitos chaves para o entendimento sobre os portugueses em “incorporar características de outros povos: adaptação, plasticidade e mobilidade”.11
Em “Cientificismo e Antirracismo no Pós-2ª Guerra Mundial”, Marcos Chor e Ricardo Ventura analisam a Primeira Declaração sobre Raça da Unesco e seus impactos para a comunidade científica, em 1950. A Unesco, com a intenção de resolver a problemática ocasionada pelo genocídio nazista, defendeu uma postura antirracista em tal declaração. Procura, pois, resolver um problema político e social, através da ciência. Por conta dessa abordagem cientificista, a Unesco sofreu severas críticas de biólogos, geneticistas e antropólogos físicos, o que a forçou a organizar um segundo encontro com especialistas. A fragilidade maior do discurso da Unesco, segundo os autores deste artigo, estava na controvérsia sobre o conceito de raça. As considerações acerca da declaração da Unesco são importantes, porque revelam não somente uma tentativa política por intermédio da ciência, mas sobretudo nos mostra que a problemática racial é mais complexa do que se pensava naquele momento.
Em seguida, o sétimo capítulo, cujo título é “Antropologia, Raça e os Dilemas das Identidades na Era da Genômica”, traz a discussão sobre raça, identidade, ciência e política para o contexto do início do século XXI. Constatou-se que, a partir de críticas feitas por grupos diferentes às pesquisas geneticistas realizadas sobre a população de Queixadinha, localidade ao norte de Minas Gerais, a complexa relação entre o conhecimento biológico e as políticas sociais ainda não esta devidamente compreendida. Ricardo Ventura e Marcos Chor, por isso, lançam uma série de questionamentos a fim de problematizar o modo como à construção de identidades culturais é observada tanto pela ciência como por grupos sociais que objetivam um lugar na sociedade.
A construção argumentativa desse capítulo resguarda a mesma imparcialidade e clareza dos textos anteriores de Raça como questão. Apresentam e contextualizam a temática. Depois, relatam o fato e o seu impacto para a sociedade. Finalmente, analisam temas antropológicos numa relação conflituosa com a biologia e a política. No caso do presente capítulo, são aprofundadas as discussões sobre o papel da “nova genética” e as políticas sociais acerca das questões de raça, no contexto atual. Integram esse debate temas como essencialismo, racismo, racialismo e identidade.
“No Fio da Navalha: raça, genética e identidades”, continuam a discussão a respeito das identidades raciais no contexto contemporâneo. Entretanto, o corpus agora se trata de um comercial de testes genéticos na Internet. Compreender até que ponto a biotecnologia e a utilização de testes de DNA interferem nas novas descobertas e quais são os seus impactos sociais e políticos hoje é a preocupação da análise feita pelos autores.
Nesse capítulo, depreende-se da conclusão dos autores o importante papel mediador da biotecnologia em “situações [que] nos falam de encontros, tensões e distanciamentos de pessoas consigo mesmas e com outras de seu entorno”,12 ou seja, as pessoas buscam se entender a partir de certa identidade, que se evidencia não só pelas semelhanças, mas também pelas diferenças. Isso fica percebido tanto no apelo comercial do site da empresa como na procura significativa de pessoas pelo serviço oferecido: o teste de ancestralidade genômica. Os resultados desse exame são, segundo os autores, “racializados e etnicizados, tendo como pano de fundo dinâmicas identitárias particulares”,13 bem como culturais e políticas.
No capítulo nove, “A Cor dos Ossos”, Verlan Valle Gaspar Neto e Ricardo Ventura Santos apresentam um texto repleto de reflexões em torno de “Luzia”, crânio de uma mulher achado em Minas Gerais, com mais ou menos 11.500 anos. Os discursos e representações criados sobre essa peça pré-histórica revelam, a partir de apropriações das descobertas científicas, toda uma questão sócio-histórica e política. Os autores, para comprovar seu ponto de vista, lançam mão de quatro exemplos que veicularam na imprensa, em livros didáticos e na Internet. Analisando-os, observaram neles a tentativa de ressignificação do conceito de racialização, para uma nova configuração no plano social e político.
Em volta da reconstituição subjetiva da face de Luzia, feita com argila por cientistas ingleses, cria-se no Brasil um complexo simbólico, de acordo com o texto em apreço. Na verdade, Gaspar Neto e Ricardo Ventura nos chamam atenção para a relatividade e a apropriação dos conceitos, à medida que a dinâmica histórica nos descortina um novo contexto.
No capítulo “Política de Cotas Raciais, os ‘Olhos da Sociedade’ e os Usos da Antropologia”, Marcos Chor e Ricardo Ventura discutem e analisam o significado de um evento de expansão das políticas públicas de teor racial. Trata-se da vinculação do sistema de cotas raciais para o vestibular na Universidade de Brasília. Nesse evento, segundo os autores, há relação entre história, antropologia e problemas contemporâneos. Logo na introdução, o texto adverte sobre o modo como a UnB procedeu no processo de seleção para pessoas negras. O critério utilizado se assemelhou às práticas comuns entre o final do século XIX e o começo do século XX. As ferramentas podem ser outras, mas a essência é a mesma: a identificação de “negros com base em características físicas como a cor da pele, textura do cabelo e formato do nariz”.14
Justamente por ter o objetivo de retratar uma injustiça histórica e social com os afrodescendentes brasileiros, a maneira como foi conduzido o processo de cotas na UnB revela-se contraditório. Para fundamentar, portanto, a análise a esse respeito, Marcos Chor e Ricardo Ventura afirmam que “é necessário historiar a atuação dos diversos agentes e agências (…) envolvidos nesse processo”.15 Não se trata, entretanto, apenas de relatar a contradição abrupta entre o programa político-social e os procedimentos usados no processo seletivo. O importante, nesse sentido, é compreender de que forma a política de cotas raciais para o ingresso no ensino superior irá impactar na discussão mais ampla e na efetivação de políticas de ação afirmativa, no contexto atual do Brasil. Esse fato, concluem nossos autores, possibilitou uma forte tensão no seio da antropologia contemporânea.
Finalmente, no último capítulo de Raça como questão, “Política Social com Recorte Racial no Brasil”, Marcos Chor Maio e Simone Monteiro analisam a relação entre raça e saúde. Para tanto, abordam o modo como estão sendo implementadas as medidas do Sistema Único de Saúde (SUS) especificamente para pessoas consideradas “negras”. A partir da contextualização e discussão desse processo, que vem sendo colocado em prática desde o final de 1990, o texto mostra que raça representa tanto um mecanismo para evidenciar as desigualdades sociais, como também “um instrumento político de superação das iniquidades históricas existentes no Brasil”.16
Devidamente contextualizada, a temática se desenvolve de maneira a suscitar no leitor uma reflexão sobre o papel positivo dessas ações racializadas no setor da saúde pública no Brasil. Depois da leitura dos capítulos anteriores, compreende-se melhor que o significado da política de saúde para a população negra é apenas mais uma estratégia de política pública, cuja finalidade é a afirmação social. Entretanto, a forma como se operacionalizam as ações é equivocada. Isso se deve ao fato “da existência de concepções variadas sobre o passado e o presente da nação, assim como de distintas visões sobre a identidade cultural do país”.17 Apesar de os autores não negarem, na conclusão, que a reforma da Saúde significa um avanço importante para “segmentos com expressiva presença de negros”,18 advertem-nos que é preciso pensar sobre as consequências de um processo cujas categorias são conceitualizadas pelos próprios opressores.
Ao concluir os onze capítulos que integram o livro Raça como questão, o leitor atento depreende, entre outras coisas, a preocupação dos autores em refletir e compreender o processo histórico que envolve o entendimento de raça, sobretudo, por partes setoriais da sociedade brasileira, tais como intelectuais, mídia, ONGs, programas governamentais, desde o final do século XIX até a atualidade. Percebe-se, também, que há, no conjunto dos textos, o diálogo com as dimensões da realidade histórica: a economia, a política, o cotidiano, o cultural e o biológico, entre outros. Esses elementos fortalecem o argumento analítico que dá sustentação teórica ao livro, sem cair em abstrações universalistas.
Portanto, Raça como questão trata de trabalhar em torno de categorias históricas tais como identidade cultural, raça, mestiçagem, políticas públicas no Brasil, e seus impactos representativos para a sociedade. Os autores abordam essas categorias não de maneira isoladas ou estagnadas, mas buscam observá-las em suas historicidades e em suas temporalidades.
Notas
1 MAIO, Marcos Chor (org.). Raça como questão: história, ciência e identidades no Brasil. Rio de Janeiro: Editora FIOCRUZ, 2010, p. 22.
2 Idem, p. 9.
3 Idem, p. 27.
4 Idem, p. 28.
5 Idem, p. 30.
6 Idem, p. 31.
7 Idem, p. 33.
8 Idem, p. 34.
9 Idem, p. 55.
10 Idem, p. 130.
11 Idem, p. 135.
12 Idem, p. 200.
13 Idem, p. 213.
14 Idem, p. 255.
15 Idem, p. 257.
16 Idem, p. 287.
17 Idem, p. 288.
18 Idem, p. 310.
José Wellington Dias Soares – Professor assistente do curso de letras da FECLESC/UECE e doutorando em história pela UFMG. wellitonds@yahoo.com.br
MAIO, Marcos Chor (org.). Raça como questão: história, ciência e identidades no Brasil. Rio de Janeiro: Editora FIOCRUZ, 2010. Resenha de: SOARES, José Wellington Dias. Em Tempo de Histórias, Brasília, n.19, p.84-91, ago./dez., 2011. Acessar publicação original. [IF].
A busca pela compreensão cósmica. São Carlos: EdUFSCar, 2010. Resenha de: VIEIRA, Rodrigo – OLIVEIRA (EPEC)
OLIVEIRA, Adilson J. A. A busca pela compreensão cósmica. São Carlos: EdUFSCar, 2010. Resenha de: VIEIRA, Rodrigo Drumond. A busca pela compreensão cósmica. Crônicas para despertar o interesse pela Física e a Ciência em geral. Ensaio Pesquisa em Educação em Ciências, Belo Horizonte, v.13, n.02, p.189-192, mai./ago., 2011.
O livro em análise foi escrito por Adilson J. A. de Oliveira, professor do Departamento de Física da Universidade de São Carlos e responsável por vários projetos referentes à divulgação científica. O autor apresenta, logo nas primeiras páginas do prefácio, o fascínio que a Astronomia e a Ciência em geral lhe despertaram desde tenra idade. Carl Sagan, reconhecidamente um dos maiores divulgadores da Ciência do século XX, tem sua série para televisão “Cosmos” apontada como uma grande fonte de incentivo e estímulo para o autor na sua relação com o conhecimento científico.
Ainda no prefácio, o autor destaca que muitas vezes estamos sujeitos a um volume enorme de informações oriundas da mídia, internet, etc. O autor reconhece que a publicação deste livro de divulgação é importante pela possibilidade que oferece para uma leitura mais pausada e reflexiva sobre Ciência, favorecendo e complementando o entendimento das pessoas sobre o que é e para que serve este empreendimento humano, tão presente e necessário no cotidiano de todos.
A obra é composta por “crônicas” sobre diversos temas de Ciência, em especial sobre Astronomia e Física, que foram publicadas originalmente em sites do AOL, Web São-Carlos e ClickCiência. As “crônicas” foram publicadas e escritas em épocas diferentes e a sua organização neste livro segue um padrão recursivo, em que uma mesma ideia é abordada segundo diferentes contextualizações, como é o caso da Teoria da Relatividade Especial. Essa “recursividade contextualizada” facilita a compreensão do leitor das temáticas abordadas. As crônicas foram agrupadas segundo campos específicos, como em “Crônicas sobre o Saber”, “Crônicas sobre a Matéria”, “Crônicas sobre o Cosmos”, “Crônicas sobre o Espaço e Tempo” e “Crônicas sobre a Vida”. Apesar dessa estrutura, as crônicas são independentes e podem ser lidas em qualquer ordem.
Em “Crônicas sobre o Saber”, o autor inicialmente desenvolve argumentos a favor da importância do entendimento do conhecimento científico por todas as pessoas. O caráter essencialmente humano da Ciência é discutido com exemplos, inclusive de fraudes, as quais resultam de ambições pessoais dos cientistas.
O autor prossegue fazendo apologia ao conhecimento básico como forma de evitar engodos na navegação da web, em um momento em que temos a disposição uma vastidão de conhecimentos sem, entretanto, que todo esse conhecimento tenha compromisso com a sua confiabilidade. As mecânicas newtoniana, relativística e quântica são introduzidas segundo seus campos de aplicação e a teoria das supercordas é apresentada como uma possível síntese de “tudo”. O autor adverte ainda que, apesar da coerência interna dessa nova abordagem teórica, ela ainda carece de comprovação empírica. Com o exemplo da teoria heliocêntrica, o autor aborda a questão da temporalidade que uma ideia ou teoria necessita para ser aceita, tendo como obstáculos os dogmas da igreja e outras constrições. Esse conjunto de crônicas é finalizado com a opinião de que o conhecimento pode ser uma solução para medos, apesar de sempre lidarmos com incertezas, inclusive na Ciência, como é apontado para o caso do princípio da incerteza na mecânica quântica.
Em “Crônicas sobre a Matéria”, são abordados inicialmente temas como o papel da imaginação na Ciência, a revolução tecnológica atual com o advento da nanotecnologia e as supercordas como suposta teoria unificadora. O autor discute a importância do Sol para a manutenção do ciclo da vida na Terra, introduzindo elementos de conhecimento do campo da Biologia. A natureza dual da luz e a importância dos elétrons na vida contemporânea são alguns dos exemplos que o autor utiliza para introduzir elementos da Física do século XX.
O magnetismo e o spin são apresentados como promissores de novas tecnologias em processamento e armazenamento de dados. Na sequência o autor aborda a questão do aumento constante da entropia do universo, o que resulta em uma concepção sobre o seu destino. O histórico de descoberta dos planetas e seu batismo com nomes de deuses é traçado e a lenda de Ícaro é apresentada como metáfora para os riscos inerentes à conquista espacial, a qual é comparada com o advento das grandes navegações. Na sequência, o autor explica como as estrelas podem ser usadas como fontes de referência, além de apresentar os diversos estágios que as estrelas percorrem ao longo de sua vida. A origem do universo sob as perspectivas da mecânica newtoniana e relativística são discutidas e descobertas do século XX são apresentadas como evidência para a solução relativística. Finalizando essas crônicas, o autor apresenta a problemática do mistério da escuridão noturna, a qual é atribuída à finitude e inflação do universo.
Em “Crônicas sobre o Espaço e Tempo”, o autor mostra como as ideias de Newton foram influentes, posteriormente questionadas, e, não obstante o seu questionamento, é salientado que elas ainda possuem um amplo campo da aplicação na sociedade contemporânea. Os cinco artigos que Einstein publicou no início do século XX são introduzidos, e o autor dá ênfase à Teoria da Relatividade Especial e suas consequências para o nosso entendimento sobre espaço e tempo. Ainda referindo-se ao trabalho de Einstein, o autor apresenta as implicações da revolucionária equação E=mc2, e a sua aplicabilidade no entendimento dos processos de fusão e fissão nuclear. A seguir, são apresentados os princípios básicos da Teoria da Relatividade Geral, dando-se destaque ao princípio de equivalência. O autor explica que essa teoria foi validada em 1919 com observações de estrelas em uma situação de eclipse solar, as quais foram realizadas em Sobral, Ceará, e nas Ilhas Príncipe, África. Finalizando esse conjunto de crônicas, as incríveis velocidades atingidas por naves espaciais são comparadas com a intangível velocidade da luz; o tempo contínuo e a possibilidade de discretizá-lo são apresentados; a motivação para discretizar o tempo é traçada tendo em conta a tentativa de obter uma descrição mais completa dos fenômenos físicos, superando a incompatibilidade no nível microscópico entre mecânica quântica e relatividade.
Em “Crônicas sobre a Vida”, o autor foca inicialmente a Física das competições esportivas, explicando como o entendimento de Física ajuda a superar os limites humanos. Tais limites também são explorados quando o autor aborda a questão dos super-heróis e a implausibilidade física dos seus superpoderes no universo em que vivemos. A importância da água para a criação e manutenção da vida é abordada, juntamente com a necessidade de consumo de energia de alta qualidade. Finalizando esse conjunto de crônicas, a estrutura e função do DNA são apresentadas como condição para a emergência da vida tal como a conhecemos.
Em “Uma Última Crônica”, o autor reflete sobre os capítulos precedentes e advoga que o saber científico é um dos mais bem sucedidos empreendimentos da humanidade. O autor finaliza o livro reforçando a ideia de que o acesso ao conhecimento científico, mesmo que parcial, é importante para todas as pessoas.
O conjunto da obra é acessível ao público universitário iniciante e a pessoas que já têm inclinação e interesse por Ciências. Devido ao seu linguajar simples, à recursividade e à contextualização dos temas abordados, o livro permite também que professores do Ensino Médio o utilizem como fonte complementar de referência para suas aulas. Nesse sentido, o livro avança o campo de divulgação de ideias consideradas “contrasensuais” e de difícil entendimento, como os princípios da mecânica quântica e da relatividade, e suas consequências para o nosso entendimento do universo e da nossa relação com ele.
Resta questionar se o Ensino Fundamental e a Educação de Jovens e Adultos, devido às suas peculiaridades, podem também se favorecer com o livro.
Esse questionamento é relevante, já que os trabalhos de divulgação científica sempre pressupõem um público específico. Ideias como o “princípio da incerteza” e “dilatação do tempo” são desafiadoras e carecem de divulgação apropriada para o Ensino Fundamental e jovens e adultos que deixaram os estudos há muito tempo e estão novamente retomando sua formação básica.
Rodrigo Drumond Vieira – Doutorando em Educação pelo Programa de Pós-Graduação da Faculdade de Educação (FaE) da Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG). E-mail: rodrigo_vdrumond@yahoo.com.br
[MLPDB]Antropologia Brasiliana: ciência e educação na obra de Edgard Roquette-Pinto – LIMA (RBH)
LIMA, Nísia Trindade; Sá, Dominichi Miranda de (Org.). Antropologia Brasiliana: ciência e educação na obra de Edgard Roquette-Pinto. Belo Horizonte: Ed. UFMG, 2008. 327p. Resenha de: OLIVEIRA, Lucia Lippi. Revista Brasileira de História. São Paulo, v.29, no.58, DEZ. 2009.
Durante o século XIX ainda existiam dúvidas sobre como deveria ser chamado o nascido no Brasil. Não por acaso o principal jornal do Império denominava-se Correio Brasiliense. Já no início do século XX, ao apresentar um panorama da evolução da ciência no país, Roquette-Pinto se referia à contribuição científica dos ‘brasilianos’ e ao Brasil ‘brasiliano’, aquele depois de Ron-don. Essa mesma designação foi usada por Nísia Trindade Lima e Dominichi Miranda de Sá, organizadoras da coletânea Antropologia Brasiliana.
As quatro partes do livro mapeiam a ciência – a Antropologia – e a área de atuação – a educação – de Edgard Roquette-Pinto. A primeira parte, como diz seu título, trata do “Perfil e trajetória”; a segunda, de “Positivismo e nação”; a terceira, de “Antropologia e população”, e a última, de “Ciência e ação”. Na “Apresentação”, as organizadoras ressaltam que Roquette-Pinto é mais lembrado e reconhecido por suas realizações no rádio e no cinema educativos, ou seja, como divulgador da ciência, e é relativamente esquecido como cientista, estudioso das raças e dos tipos antropológicos brasileiros. Destacam, também, um ponto central presente na maioria dos artigos: Roquette-Pinto, com base em pressupostos da antropologia física e da biologia mendeliana, refutou as teses da inferioridade dos mestiços brasileiros.
Os artigos da coletânea procuram, cada um à sua maneira, situar a trajetória e a obra de Roquette-Pinto no contexto da época e mostrar como as questões-chave dos anos iniciais do século XX envolviam o fortalecimento da República e da nação. A ciência da época – o Positivismo – prometia progresso e civilização, e nesse quadro sobressaía o papel dos engenheiros, dos médicos e dos educadores. As figuras de Oswaldo Cruz, Paulo de Frontin, Aarão Reis, Pereira Passos, Euclides da Cunha e Cândido Rondon, entre outros, podem iluminar os diagnósticos, as expectativas, as atuações, e também os desencantos dos primeiros anos da República no Brasil. Essa era a reação dos desiludidos, que procuravam respostas para a questão: “como explicar o atraso do Brasil?”. Os intelectuais cientistas entraram no debate lançando mão do que tinham à disposição: leis biológicas, eugenia, mestiçagem, ‘branqueamento’, imigração. Tudo isso foi acionado, com diferentes combinações, para explicar a formação do povo, da ‘raça’ brasileira, do ‘tipo’ nacional, e tentar responder ou resolver a questão mencionada.
O “Prefácio”, de Robert Wegner, assim como o artigo “Roquette-Pinto e sua geração na República das Letras e da Ciência”, das organizadoras do livro, oferece um bom guia de leitura. Então, como reapresentar aqui o livro aos leitores? O que selecionar? Como a seleção se faz guiada por motivações derivadas do trabalho do leitor/resenhador, esclareço as questões que guiaram minha leitura.
A construção de um regionalismo no Brasil durante o Estado Novo, reiterada pela atuação do IBGE na redefinição do mapa do país, ao estabelecer em 1941 a divisão regional do Brasil, foi acompanhada pela apresentação e divulgação de desenhos que representavam ‘tipos brasileiros’, como o seringueiro, o vaqueiro, o pescador, a baiana e o gaúcho, entre outros. Percy Lau, desenhista e funcionário do IBGE, foi o autor dos desenhos dessas figuras que frequentaram os livros de Geografia por muitas décadas. Durante a leitura, eu me perguntava: essa história de ‘tipos brasileiros’ teria a ver com sociologia de Oliveira Viana? Lendo Antropologia Brasiliana pude entender melhor a matriz dessa classificação e conhecer o papel dos estudos de Roquette-Pinto no debate sobre a unidade ou pluralidade da ‘raça’ brasileira. Os artigos de Giralda Seyferth, de Jair de Souza Ramos e de Vanderlei Sebastião de Souza, que compõem a terceira parte do livro e analisam a Antropologia do autor, oferecem a chave explicativa do debate em questão.
Giralda Seyferth, no magnífico artigo “Roquette-Pinto e o debate sobre raça e imigração no Brasil”, analisa a obra antropológica do autor confrontando-a com a antropologia da época, em especial com o que já se dizia nos Estados Unidos (sobretudo Franz Boas). Roquette-Pinto produziu uma classificação dos ‘tipos nacionais’, assunto de destaque da antropologia física, que importava até mesmo para assuntos demográficos. Suas categorias se reportavam à cor da pele: leocodermos (brancos), melanodermos (negros), xantodermos (mestiços de branco e índio, indicativo da cor amarela) e faiodermos (mestiços de branco e negro). As classificações foram elaboradas com base em amostragem significativa de homens jovens oriundos de todos os estados brasileiros. Segundo Giralda, Roquette-Pinto, mesmo com uma bibliografia cheia de paradoxos, de classificações ambíguas, foi capaz de mostrar “a falácia da desigualdade racial, a heterogeneidade da população, a normalidade dos mestiços e a impossibilidade de vaticinar a formação de um tipo nacional” (p.161).
O artigo de Vanderlei Sebastião de Sousa, “‘As leis da eugenia’ na Antropologia de Edgard Roquete-Pinto”, também aborda a pesquisa “Notas sobre os tipos antropológicos do Brasil”, cujo texto foi publicado em 1928 no Boletim do Museu Nacional e apresentado em 1929 no Primeiro Congresso Brasileiro de Eugenia. Ali Roquette-Pinto concluía que nenhum dos tipos da população brasiliana apresentava qualquer estigma da degeneração antropológica. Negava assim os supostos efeitos negativos que derivariam da miscigenação social. Reafirmaria em Ensaios de antropologia brasiliana (1933) que não havia mal algum no processo de mestiçagem, na combinação de fatores biológicos que levaram à formação de um tipo híbrido, e que haveria mesmo, nessa formação, uma eugenia saudável. Assim, o homem brasileiro precisava era ser educado, e não substituído.
Jair de Souza Ramos, no artigo “Como classificar os indesejáveis?”, acompanha a participação de Roquette-Pinto no debate da seleção racial suscitado pela política de imigração. Explora os passos dados na identificação e restrição aos imigrantes indesejáveis e reafirma que Roquette-Pinto – convocado a participar nos debates das políticas de imigração por sua condição de antropólogo, autor de Rondônia (1917) e diretor do Museu Nacional (de 1926 a 1936) –, usando os caminhos da antropometria, abordando a questão da mestiçagem sob o ângulo da eugenia, ou seja, como portador de um discurso racialista, foi crítico da superioridade das raças. O uso da categoria ‘racioalismo’ como o autor do artigo esclarece, é feito no sentido explicitado por Todorov:
As doutrinas racialistas têm três pressupostos: 1) os homens se diferenciam em grandes grupos chamados raças, os quais possuem certa unidade física, que lhes confere determinadas características psicológicas e culturais; 2) o predomínio do grupo sobre o indivíduo (isso significa supor que o comportamento do indivíduo é determinado, em grande medida, pelo grupo racial ao qual ele pertence); 3) as ‘raças’ não seriam apenas diferentes, mas também desiguais. (p.206)
Para além dos artigos que tratam da questão das raças e dos ‘tipos nacionais’, gostaria também de ressaltar o artigo de Regina Horta Duarte, “Rumo ao Brasil: Roquette-Pinto viajante”, que enfoca a viagem como uma vitória sobre a rigidez dos costumes, como algo capaz de forjar uma abertura no caráter do indivíduo e de operar uma transformação em cada brasileiro. As via-gens de Euclides, de Rondon, dos médicos sanitaristas, dos modernistas paulistas às cidades mineiras e de Mário de Andrade ao Norte e Nordeste vêm merecendo atenção de inúmeros analistas. No caso de Roquette-Pinto o foco da transformação tem a ver com o impacto produzido pelo encontro com os Nhambikuáras em 1912, quando, acompanhando Rondon, fez sua viagem de descoberta do Brasil. Roquette-Pinto fez anotações e fotografou os índios, seus enfeites, seus apetrechos, suas habitações. Gravou a narração de lendas e cantigas, filmou o preparo da mandioca, os trabalhos de tecelagem e fiação. Observou, desenhou, documentou tudo, como prova e também como fonte de conhecimento a ser utilizado na educação.
Para Roquette-Pinto, a constituição da nação implicava vencer distâncias, e as estradas eram referidas como ‘vasos nutridores’ do Brasil. Se os ‘tipos brasileiros’ precisavam e podiam ser melhorados pela educação, o país enfrentava dificuldades adicionais derivadas da grande extensão territorial. Pode-se então compreender o papel do rádio e do cinema como projetos de divulgação do saber, como meios eficazes de vencer distâncias, de ultrapassar os limites do espaço e do tempo, possibilitando que os homens do povo realizassem suas viagens transformadoras. Daí sua frase: “Para nós o ideal é que o cinema e o rádio fossem, no Brasil, escolas dos que não têm escola”. Tanto suas ações envolvendo o rádio e o cinema quanto sua atuação como editor da Revista Nacional de Educação, fundada em 1932, falam de uma mesma estratégia de partilhar o conhecimento entre os brasileiros espalhados pelo território nacional, nos informa Regina Horta Duarte.
A concepção de nação como domínio sobre os territórios e suas populações, as ideias sobre a importância do saber geográfico na construção da nação, estavam na ordem do dia. A premiação de Rondônia e de A expansão geográfica do Brasil Colonial, de Basílio de Magalhães, em 1917, pelo IHGB, falam dessa tendência. A repercussão de Os sertões já indicava isso. A relação entre ocupação do território e população também está fortemente presente na historiografia de Capistrano de Abreu. Se nação é combinação entre território e população, Roquette-Pinto estudou, escreveu, atuou nos dois campos, e procurou responder ao desafio de vencer dificuldades de ambos: vencer distâncias e demonstrar que o povo mestiço não era inferior. Seu compromisso com a nação, sua missão de construir a nacionalidade guiou sua trajetória e sua obra.
Ao discutir e apresentar a obra de Roquette-Pinto, Antropologia Brasiliana oferece um importante panorama das teses e dos confrontos de posições entre os intelectuais e cientistas que compunham a geração que pensou o Brasil na Primeira República. Mostra também a complexidade e a riqueza do pensamento da época ao fazer uso das categorias ciência, desigualdade, mestiçagem, branqueamento, imigração e democracia. Se alguns dos temas são questões do passado, outros estão presentes nos dias de hoje, quando políticas de ação afirmativa baseadas em critérios raciais vão se tornando correntes nas ações do Estado brasileiro. É importante que historiadores, sociólogos e antropólogos tomem conhecimento das experiências anteriores, quando a raça foi a principal moeda para condenar o mestiço brasileiro e para classificar os imigrantes desejados.
Lucia Lippi Oliveira – Socióloga, pesquisadora e professora do Centro de Pesquisa e Documentação de História Contemporânea do Brasil (CPDOC/FGV). Praia de Botafogo, 190. 22250-900 Rio de Janeiro – RJ – Brasil. lucia.lippi@fgv.br.
Auguste Comte. La science, la societé – MARIETTI (RA)
MARIETTI, Angele Kremer (Dir). Auguste Comte. La science, la societé. Paris, França: L’Harmattan, 2009. Resenha de: BENOIT, Lelita Oliveira. Revista Archai, Brasília, n.3, p. 165-166, jul., 2009.
Auguste Comte é ainda – e talvez hoje, mais do que no século XIX – motivo de discussões intensas e polêmicas, como esta que é apresentada no livro que estamos resenhando, ocorrida por ocasião do aniversário de cento e cinqüenta anos da morte do filósofo. Em outubro de 2007, na Salle des Actes, que se situa na Université Paris 4, a célebre Sorbonne, sob a presidência da professora Angèle Kremer Marietti, reuniu-se o Groupe d’Études et des Recherches Épistémologiques para refletir e analisar asp ectos essenciais da obra de Auguste Comte. Lembremos que este colóquio foi promovido pela Association Internationale “La Maison d’Auguste Comte”, cuja sede se encontra em Par is. Sintetizando o conteúdo deste encontro, o livro em questão apresenta artigos de diversos pesquisadores ali presentes.
Comecemos por aquela temática que, de certo modo, parece nortear a coletânea. Angèle Kremer Marietti (Université de d”Amiens, França), em seu “La lecture des textes de Comte soumise aux méthodes du télescope et du kaléidoscope”, relê Comte a partir do próprio Comte, ou mais exatamente, da perspectiva de certas “Lições”do Curso de Filosofia Positiva e do Sistema de Política Positiva. A filósofa resgata significados sedimentares, enraizados nos textos comteanos, de conceitos que constroem relações entre Ordem e Progresso, aprofundando-os. Este seria, se assim podemos dizer, o significado dessas investigações voltadas para o estudo daquele s que o próprio Comte chamou de método do telescópio (télescope) e do calidoscópio (kaléidoscope). Colocando-se nessas perspectivas, aparentemente enigmáticas, a autora mostra que a metáfora do telescópio “é perfeitamente adequada para explicitar a classificação das ciências”(p. 18), sobretudo no Curso de Filosofia Positiva. Quanto à perspectiva do calidoscópio, seria, segundo a autora, “um modelo de pensamento utilizado para descrever como múltiplos elementos, em um finito compreendido em uma tópica finita, podem se combinar em um número indefinido de vezes, seguindo um simples re-agencemento do dado”(p. 20). A autora analisa elementos do calidoscópio comteano, elementos estes que coincidem com os conceitos da estática comteana (entre estes últimos: a biologia, a ciência do homem, o meio interior, dependência e variação, vida e organização, sociocracia). O ineditismo desta análise reabre discussões essenciais sobre alguns dos desgastados e incompreendidos temas comteanos, que envolvem Ordem e Progresso.
Outro ensaio de igual interesse por seu conteúdo inovador é o de autoria da filósofa Grange (Université de Nancy, França), intitulado “Le rôle social des sciences: l’astronomie”. Também aqui estamos em presença de uma análise que, paradoxalmen te, restitui os significados esquecidos da astronomia comteana quando esta se inscreve na hierarquia das ciências. Articulam-se, neste ensaio, teses provindas da leitura comteana do idealismo do século XIX e do empirismo clássico, para prover de significa do a astronomia, que nem seria ciência positiva pura, nem idealidade desprovida de base empírica. Sobretudo, na “astronomia moderna”– parece nos dizer a autora – revela-se uma vocação maior, a de, coletivamente e definitivamente, ultrapassar “atitudes mentais herdadas das religiões”(p. 88). Duas vertentes aí se entrecruzam: esta de romper com a base teológica do passado e outra, de mostrar que existe um “determinismo exterior”para a existência da astronomia. Ciência empírica e saber filosófico, a astronomia está neste limite que sinaliza a passagem para a “modernidade positivista”, leitura esta, lembremos, de rara profundidade para os estudos contemporâneos do positivismo comteano.
O espaço parece pequeno para listar o conteúdo de outros ensaios, igual mente importantes (como os de Saïde Chebili, Cláudio de Boni, Gilles Charest, entre outros), que compõe esse livro, como já dissemos, de significativa contribuição para os estudos do positivismo comteano, na França, no Brasil e em toda parte.
Lelita Oliveira Benoit.
A ciência: Deus ou diabo? | Guitta Pessis-Pasternack
O novo livro de Pessis-Pasternak, jornalista que tem por interesse a divulgação científica, segue os moldes de sua obra anterior, Do caos à inteligência artificial (São Paulo, Unesp, 1993): uma reunião de entrevistas realizadas com renomados cientistas, principalmente de origem francesa, tratando de temas que vão desde as origens do Universo até a inteligência artificial, dos recentes avanços na biologia até os também hodiernos modelos analíticos na física e na química, passando pelas mais novas descobertas das neurociências.
Quem leu o outro livro, irá notar que Pessis-Pasternak organiza este novo livro agora lançado de modo diferente. Em lugar de dividir as entrevistas em dois blocos, como fez no outro volume, de modo a agrupar os tópicos tratados, a entrevistadora preferiu simplesmente encadear uma entrevista após a outra, sem adotar, pelo menos aparentemente, qualquer critério organizativo. Isso dificulta um pouco a leitura e a fruição do livro, uma vez que o leitor é obrigado a ‘saltar’ da biologia para a inteligência artificial, ou da astrofísica para a epistemologia, sem aviso prévio, a não ser por uma breve introdução fornecida pela autora. Mesmo assim, convenhamos, não é fácil ‘ligar’ e ‘desligar’ a todo instante um assunto ou outro e, de repente, voltar ao anterior. O que torna esse aspecto menos problemático é que aqui — ao contrário de Do caos à inteligência artificial — Pessis-Pasternak se preocupou em adicionar rodapés que inter-relacionam os diversos depoimentos quando um mesmo assunto é abordado por dois ou mais dos entrevistados. Leia Mais
Ciência/ civilização e império nos trópicos | Alda Heizer
O desenvolvimento das práticas científicas e sua consolidação em museus e instituições de pesquisa, e ainda a criação de redes de cientistas e mecanismos de intercâmbio e divulgação, constituem uma parte fascinante da história do século XIX brasileiro, à espera de ser contada. O fascínio, seja para o historiador ou para o leigo, está na complexa teia de relações que as ciências ali estabelecem com a história social e econômica, com o desenvolvimento das artes e das letras, e também com os meandros políticos e culturais da nação em formação. Não eram apenas as ciências que se estruturavam nos trópicos, mas o próprio país, o que torna o campo de estudo mais intrincado e, por isso mesmo, mais instigante. Dois são os motivos básicos para que essa história não esteja de todo contada: a história social e material do nosso século XIX — ponto de partida para os historiadores das ciências — ainda possui grandes lacunas; e a formação de uma cultura histórica das ciências é fato recente entre nós. Assim, os historiadores das ciências que se debruçam sobre o Império brasileiro acabam desenvolvendo simultaneamente duas frentes de trabalho. Talvez pela necessidade mesma desse múltiplo embate, esses historiadores especializados estão entre os que mais têm contribuído para uma reavaliação global do tempo do Império.
Nada mais oportuno, portanto, do que a publicação do volume Ciência, civilização e império nos trópicos, organizado por Alda Heizer, pesquisadora do Museu de Astronomia e Ciências Afins (MAST/MCT), e Antônio Augusto Passos Videira, professor de epistemologia e história da ciência na Universidade Estadual do Rio de Janeiro (UERJ), a partir das conferências apresentadas no colóquio Ciência, Civilização e Império nos Trópicos, que teve lugar no Rio Janeiro, em 7 e 8 de novembro de 2000, sob a direção do MAST/MCT e da UERJ, com patrocínio da FAPERJ. Leia Mais
Ciência e arte: Euclides da Cunha e as ciências naturais | José Carlos Barreto de Santana
Monumentos textuais costumam dificultar a entrada em cena de novos olhares críticos, pois a repetição do já dito, que sobre eles recai, geralmente obstrui a visão dessas obras e impede a passagem da luz que vivifica a permanência dos textos na tradição cultural em que eles se inserem. Às vezes, somente um olhar de fora, alheio ao consagrado espaço crítico do texto, pode ser capaz de desobstruir os pontos de vista e colocar de novo em circulação a potência das obras. Este é o caso de Ciência e arte: Euclides da Cunha e as ciências naturais, de José Carlos Barreto de Santana, o qual, debruçando-se sobre a obra e o percurso intelectual de Euclides da Cunha, e em especial sobre Os sertões, enfoca o conjunto por um viés alheio àquele construído durante décadas por críticos literários, historiadores sociais, antropólogos e sociólogos.
Barreto de Santana é geólogo por formação. Seu olhar, definido pelas ciências naturais, busca iluminar o texto de Euclides a partir da presença do discurso científico, do trabalho de campo e das redes de pesquisadores das ciências naturais no percurso intelectual e nos textos do autor de Os sertões. Como historiador da ciência, Santana alinha-se a uma vertente historiográfica que privilegia a inserção da prática científica no âmbito da cultura, e se recusa a ver as ciências como um saber isolado das relações históricas e políticas. Esse duplo estatuto – de geólogo e historiador cultural das ciências naturais – habilita o autor a caminhar por sendas críticas antes pouco exploradas em relação às obras de Euclides da Cunha. Assim fazendo, Santana enriquece os dois vetores que se cruzam em seu trabalho: por um lado, o autor submete à reflexão da história das ciências um texto não estritamente científico, tal como Os sertões, num procedimento heterodoxo que só amplia os horizontes da historiografia das ciências no Brasil; por outro, a crítica literária, a história e a sociologia que se debruçam sobre o cronista de Canudos dispõem, a partir de agora, de largo arsenal de novos argumentos sobre o texto, advindos da pena de um geólogo. Leia Mais
Vizinhos distantes: universidade e ciência na Argentina e no Brasil | Hugo Lovisolo
O livro de Hugo Lovisolo, escrito numa prosa clara, fluente e não uniforme, ao mesmo tempo que conceitualmente precisa, parte de um tema rico e de um problema oportuno: realizar um estudo comparativo entre o desenvolvimento científico da Argentina e do Brasil, que, apesar das muitas semelhanças, seguiram caminhos distintos. O autor se pergunta, já desde o início, o que interessa às comunidades científicas de muitos países, particularmente as latino-americanas: “historicamente, desde a conquista, os vizinhos próximos herdaram tradições religiosas, políticas, culturais e posições econômicas estruturais bem mais semelhantes do que na comparação com os vizinhos distantes … . Diante do pano de fundo das semelhanças, emerge então com naturalidade a questão geral: como e por que foram geradas as diferenças” (p. 9). O período tratado vai, grosso modo, de 1900 a 1970, mas o século XIX acaba sendo englobado por conta da análise, imprescindível, da influência do positivismo, com suas nuanças e matizes, em ambos os países.
As 132 páginas dividem-se em cinco capítulos, além da ‘Introdução’, na qual o autor apresenta o livro, suas intenções e premissas, e adiciona os agradecimentos. Sua premissa básica é que, em princípio, desenvolvimento econômico e desenvolvimento científico e cultural caminham juntos. Nos dois casos sob análise essa relação não é direta, o que conduz a um paradoxo que terá função heurística, como explica o autor já na primeira página. Outra premissa importante é que comparações com não-vizinhos, principalmente com os freqüentemente citados Estados Unidos, Inglaterra e França, por haverem sido já muito exploradas, estariam agora, de certo modo, esgotadas como desafio intelectual, e portanto valeria a pena apostar na comparação com a América Latina. Leia Mais
Ciência em ação: como seguir cientistas e engenheiros sociedade afora | Bruno Latour
A recente edição em língua portuguesa do livro Ciência em ação: como seguir cientistas e engenheiros sociedade afora nos convida, a nós leitores brasileiros, à leitura de mais um trabalho de Bruno Latour. Particularmente, instiga-me saber por que, dentre tantos autores dos chamados estudos sociais da ciência, Latour tanto se destaca entre nós. Afinal este é o terceiro livro deste filósofo e professor do Centre de Sociologie de l’Innovation (CSI),1 aqui publicado.2 Muito embora, alguns haverão de retrucar, se trate de obras quase obrigatórias, uma vez presentes nas referências bibliográficas da maior parte dos trabalhos sobre as relações entre ciência, tecnologia e sociedade.
No entanto, Ciência em ação distingue-se de grande parte da produção anterior de Latour, lembrando que sua primeira edição, em língua inglesa, é de 1987 pela Havard University Press. Distingue-se por não ser um estudo denso de uma instituição de pesquisa ou de um fato científico, a exemplo dos precedentes Laboratory life (com Woolgar, 1979) e Les microbes: guerre et paix (1984). Não, aqui seguimos um Latour entretido com uma série de estudos de caso, alguns realizados por outros pesquisadores.3 Um Latour preso à tentativa de estabelecer as recorrências e as singularidades entre as situações e os contextos relatados nesses estudos, para então pensar nas problemáticas e métodos compartilhados por seus autores. Pensar, portanto, na possibilidade de um campo de pesquisa interdisciplinar dedicado às relações entre ciência, tecnologia e sociedade. Reivindicando, sobretudo, uma forma de análise não centrada no social nem só no técnico, porém capaz de respeitar a dinâmica não hierárquica e não-linear de suas imbricadas relações. Leia Mais
Raça/ciência e sociedade | Marcos Chor Maio e Ricardo Ventura Santos
Se compreendermos antropologia justamente como o estudo de raça, ciência e sociedade, a antropologia brasileira o que, apesar do que possam dizer teóricos de várias orientações, teria como marco inicial certo artigo do naturalista alemão Karl von Martius, publicado em 1845 no Jornal do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, “no qual argumentava que, para se escrever a história do Brasil, era premente abordar as características cias três raças que o compunham” (p. 9). Para o estudo desse e de outros marcos iniciais está voltado o artigo que abre o livro em questão, a cargo de John Manuel Monteiro, As raças indígenas no pensamento brasileiro do Império’ (pp. 15-22). Destaquemos a atuação cie João Baptista de Lacerda Filho (1882, pp. 6-7, 20), várias vezes mencionado neste artigo e no de Giralcla Seyferth, ainda que nenhum antropólogo brasileiro cia atualidade, nem sequer os cio Museu Nacional, no qual trabalhou, o reivindicasse como antepassado intelectual. Através de muitas medições cie crânios e índices cio mesmo naipe, Lacerda chegaria à conclusão de que “o nosso indígena, mesmo civilizado, não poderia produzir a mesma quantidade de trabalho útil, no mesmo tempo que os indivíduos de outras raças, especialmente da raça negra… . Eis aí como de um problema antropológico deduz-se um problema econômico e industrial.” Apesar cia falta de progênie reconhecida deste ilustre pesquisador, muitos laivos de sua teoria vão ser encontrados em Gilberto Freyre e noutros autores de nossas ciências sociais, mais africanófilos que indianófilos. Leia Mais
Do contágio à transmissão: ciência e cultura na gênese do conhecimento epidemiológico | Dina Czeresnia
O surgimento da epidemia de HIV/Aids recolocou em primeiro plano questões que pareciam superadas para a medicina, ou ao menos relegadas aos rincões mais pobres do planeta, onde as doenças infecciosas e parasitárias continuavam (como continuam) seguindo, como causas importantes de morbimortalidade.
A irrupção de uma ‘praga’ moderna também reviveu antigos fantasmas, como a discriminação, a demonização de ‘outros’ responsabilizados pelo seu aparecimento, o pânico da contaminação. Estas respostas surgiram através de todos os recortes sociais possíveis, não poupando nem mesmo aqueles que supostamente teriam o conhecimento técnico para evitá-las. Leia Mais
Ciência e sociedade na terra dos bandeirantes: a trajetória do Instituto Pasteur de São Paulo no período de 1903 a 1916 | Luiz Antônio Teixeira
A história das ciências no Brasil, apesar do desenvolvimento significativo dos últimos anos, é uma área incipiente. Em especial, muitas das instituições científicas brasileiras estão ainda à espera de pesquisadores que se dediquem ao estudo de sua trajetória.
É com grande satisfação que vemos editado o livro de Luiz Antônio Teixeira, Ciência e sociedade na terra dos bandeirantes: a trajetória do Instituto Pasteur de São Paulo no período de 1903 a 1916, resultado de sua pesquisa para o mestrado realizada no Instituto de Medicina Social da Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ). Leia Mais