Economía/ obras públicas y trabajadores urbanos. Ciudad de México: 1687-1807 | Enriqueta Quiroz

Detalhe de capa de Economia obras publicas y trabajadores urbanos
Detalhe de capa de Economía, obras públicas y trabajadores urbanos

Las investigaciones sobre el mundo del trabajo, en general, y el urbano, en par­ticular, tienen en la actualidad un amplio recorrido, visible tanto en la nutrida producción historiográfica como en los diversos enfoques desde los que se han acometido estos estudios. Junto a los trabajos clásicos, bajo métodos de la so­ciología y la economía, enfocados primordialmente en la organización de las cor­poraciones de oficios, en el movimiento obrero o en los trabajadores de sectores estratégicos como el minero, han ido apareciendo investigaciones que han suma­do nuevas perspectivas en boga en la historia social, como la visión cultural de la sociedad o el enfoque de género, y que han establecido vasos comunicantes con la historia cultural, la urbana y la de la vida cotidiana. Algunos trabajos, además, han recurrido a los procedimientos clásicos para responder a nuevas preguntas. Este es el caso del libro que aquí se reseña, Economía, obras públicas y trabajado­res urbanos. Ciudad de México: 1687-1807. En él, Enriqueta Quiroz muestra que no se han agotado las posibilidades de análisis en este campo y que el examen de las políticas económicas y el empleo de la estadística brindan elementos que permi­ten un mejor entendimiento de los trabajadores en espacios urbanos.

El libro se centra, con detalle, por un lado, en el estudio de las políticas econó­micas que promovieron la construcción de obras públicas, con el fin de establecer la importancia de estas como mecanismos para fomentar el trabajo remunera­do y, por otro lado, en el análisis cuantitativo y espacial de los trabajadores em­pleados en esas construcciones, sin olvidar una aproximación a sus condiciones de vida. Para ello, se apoya en una amplia serie de fuentes archivísticas, algunas, como los libros de cuentas salariales, poco empleadas por la historiografía, y en la revisión de una extensa y variada bibliografía sobre los temas centrales de la obra. En este sentido, es preciso destacar la capacidad de la autora para recons­truir las condiciones laborales de esos trabajadores, a partir de fuentes en muchos casos fragmentarias, así como el cuidado en la elaboración de gráficas, cuadros y planos que le permiten no solo presentar de forma muy clara la información, sino también reforzar sus propuestas. Desde luego, ese es uno de los méritos del libro. Leia Mais

La ciudad judicial. Una aproximación a los lugares de y para la justicia criminal en la Ciudad de México (1824-1846) | Graciela Flores Flores

Es casi un lugar común afirmar que la Ciudad de México ha gozado de desmedida atención por parte de los historiadores. Aunque dicha percepción es válida en el caso de algunas temáticas y de ciertos períodos (verbigracia el Porfiriato), también es verídico que, en lo concerniente a las investigaciones sobre el derecho, la justicia y las instituciones judiciales, la capital mexicana resulta un territorio casi virginal. Dichos déficits son todavía más patentes si nos trasladamos a la primera mitad del siglo XIX, época caracterizada por los especialistas como “transicional” o “de las leyes que arreglaban la administración de justicia”, y que, pese a su decisiva importancia para la comprensión de la historia mexicana, no ha sido debidamente justipreciada, en detrimento de etapas posteriores.

El libro que presentamos a continuación, perteneciente a la colección Historia del derecho en América Latina de la editorial Tirant lo Blanch, es el resultado de la investigación posdoctoral de Graciela Flores en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Hablamos de un ejercicio interdisciplinario en donde confluyen la historia, el derecho y la geografía, pues uno de los ejes rectores del texto son las representaciones plasmadas en treinta y dos planos, de juzgados, tribunales, jueces, sitios de ejecución del castigo y oficiales de justicia operantes en la Ciudad de México durante las primeras décadas republicanas. Leia Mais

La reconfiguración del orden letrado: el Colegio de San Juan de Letrán de la Ciudad de México | Rosalina Ríos Zúñiga

En años recientes, el estudio de los colegios en el México colonial e independiente ha tenido un importante auge entre los académicos y ha dado continuidad a la línea de investigación que comenzó en 1970 dedicada al estudio de la historia de la educación desde una perspectiva social. Dentro de esta corriente, el libro de Rosalina Ríos Zúñiga, La reconfiguración del orden letrado: el Colegio de San Juan de Letrán de la Ciudad de México, plasma la historia de dicho colegio a finales del siglo XVIII y gran parte del XIX en sus múltiples funciones y modalidades de interacción. Escrito desde la historia social, Ríos Zúñiga escogió para su estudio el colegio de San Juan de Letrán por ser uno de los más importantes de la capital, y por lo tanto, como su título lo anuncia, representa un caso útil para analizar, en palabras de la autora, el “proceso de reconfiguración del orden letrado que experimentaron las corporaciones educativas hacia el modelo que terminaría imponiéndose con el positivismo” (p. 27). Leia Mais

El aire de cada día. Política y medición de la contaminación atmosférica en la Ciudad de México (1960-2015) | Natalia Ver´nica Soto Coloballes

El aire urbano contaminado causa distintas afecciones a la salud humana. Se estima que anualmente cerca de 9 millones de personas mueren por distintas enfermedades respiratorias, cardiovasculares, del sistema nervioso, cáncer y otras, asociadas con la contaminación atmosférica (Manisalidis et al., 2020). Desde el siglo pasado se ha venido construyendo la noción general y abstracta de que el aire puede ser un portador universal de sustancias generadas artificialmente que son potencialmente mortales (Medalia, 1964; De Groot, 1967).

Históricamente la relación entre las sociedades humanas y el aire ha tenido un carácter local. Inclusive la contaminación atmosférica a causa de la producción industrial se consideró durante décadas como un asunto propio de ciertas urbes. Así ocurrió, por ejemplo, en Inglaterra hasta el trágico invierno de 1952 (Brimblecombe, 2011; Thorsheim, 2017). Fue en la década de 1960 cuando los efectos ambientales continentales de sustancias lanzadas a la atmósfera por la producción industrial pusieron en alerta a los países económicamente desarrollados del Norte global y les impulsó a buscar acuerdos para regular la cantidad de contaminantes en el aire (Oppenheimer et al., 2019, p. 23). A pesar de todo, la construcción social del concepto de contaminación atmosférica, pensada como un fenómeno global y omnipresente en la segunda mitad del siglo XX, no fue una simple agregación de afirmaciones científicas que se obtuviera simultáneamente en todo el mundo (Howe, 2014, pp. 55-92). Cada país y cada ciudad tienen su propia historia en relación con la calidad de su atmósfera. Leia Mais

La justicia criminal ordinaria en tiempos de transición. La construcción de unnuevo orden judicial (Ciudad de México, 1824-1871) – FORES (ACHSC)

FORES, Graciela. La justicia criminal ordinaria en tiempos de transición. La construcción de unnuevo orden judicial (Ciudad de México, 1824-1871). México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2019. 413 p. Resenha de MUÑOZ C. Andrés David. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura [Bogotá], v. 47 n. 2, jul. – dic. 2020.

La base de los problemas historiograficos que constituyen el nodulo del presente libro es la tesis doctoral de Graciela Flores Flores, defendida en la Universidad Nacional Autonoma de Mexico bajo la direccion de Elisa Speckman.

A la historiografia de las instituciones judiciales en la Hispanoamerica republicana —mas alla de ciertas contribuciones importantes enmarcadas en la apertura disciplinar de las ultimas decadas—, le urgen estudios de esta indole que permitan analizar las continuidades y rupturas en ese complejo transito entre un orden jurisdiccional y uno propio del Estado de Derecho, tal como actualmente es concebido. La obra que nos ocupa es rica en matices y detalles, asi que procurare esbozar las lineas argumentativas mas sobresalientes a mi modo ver.

La complejidad del abigarrado orden juridico novohispano, caracterizado por su pluralismo y por la preminencia del arbitrio judicial, nos dice la autora, necesariamente habria de convivir durante un par de decadas con las fragiles intentonas de instaurar una justicia entendida por Jaime del Arenal Fenochio como “absolutismo legalista” o “absolutismo juridico”. Ello es clara muestra de que la “continuidad juridica”, en palabras de Carlos Garriga, era un hecho connatural al diseno del Estado surgido de la independencia, cuyo sistema judicial habria de exhibir algunas remoras propias de la tradicion hispanica que la Republica no podia barrer de un plumazo.

El libro esta dividido en tres partes, acordes con la periodizacion de la autora, quien se ha cenido a ciertos hitos propios de la historia juridica y judicial mexicana y no estrictamente a acontecimientos de orden puramente politico.

Esto es asi porque la Constitucion de 1824, fundadora del Estado mexicano y de sus instituciones, se nos muestra no solo como un hito politico sino sobre todo juridico; mas aun el decreto de 1841, que pretendia la fundamentacion de las sentencias judiciales (y con ello un quiebre definitivo con la vieja justicia arbitrista); el articulo 14 de la Constitucion de 1857, que buscaba la exacta aplicacion de la ley; y por ultimo, la promulgacion del primer Codigo Penal para el Distrito Federal en 1871, culmen de lo que Flores denomina “el triunfo codificador”. Esta denominacion que da la autora al periodo iniciado en la segunda mitad del siglo xix no debe ser interpretada necesariamente como el triunfo de la civilizacion y el imperio absoluto de la ley, pero al menos si como la definitiva preponderancia del nuevo orden juridico legalista sobre el viejo, el cual tardaria algunos anos mas en extinguirse de manera definitiva.

Con aparente dejo de ironia, Graciela Flores dice que el estudio de la practica judicial tal vez no sea la parte mas entretenida de su trabajo, pero a mi modo de ver, el confrontar la norma con las realidades efectivas de la administracion de justicia y de sus actores es lo que marca una diferencia, muchas veces notable, con la historiografia de viejo cuno, cuyo interes central era mas el Derecho que la Historia, tal como en su momento afirmaron Maria del Refugio Gonzalez y otros investigadores que abrieron el campo disciplinar en el que se inscribe este libro. Lo que constituye el nervio de modernas investigaciones como esta es la apelacion a fuentes primarias que revelan los entramados de la actuacion de agentes sociales como los fiscales, jueces, defensores y acusados.

Superar las limitaciones de las fuentes puramente normativas, como los cuerpos de leyes y la obra de los juristas, ambas muy validas, implica entonces explorar fondos documentales que han sido muy poco trabajados, y que incluso se hallan sin catalogar o sin ser descritos sus contenidos. Es el caso del Fondo del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal – siglo xix, ampliamente trabajado por la autora para examinar las sentencias proferidas en las distintas salas de la Corte contra los condenados por robos, rinas y/o heridas, portacion de arma, homicidios y otros delitos. De este modo logra, mas alla de ver el funcionamiento de las instituciones judiciales —objetivo prioritario de la investigacion—, dar presencia y nombre a individuos secularmente marginados por la historia politica y economica mas tradicional.

El analisis de la praxis penal, por otra parte, se ve enriquecido por la evaluacion de las asi llamadas sentencias de tipo ascendente y descendente, pues Flores nos muestra que las condenas en segunda instancia podian variar de acuerdo a las reconsideraciones de los jueces, surgidas tras los pedimentos de los fiscales, funcionarios que en la vida republicana fueron cobrando un protagonismo creciente en el entramado judicial mexicano.

La narracion de Graciela Flores va llevando al lector de la mano para mostrarle el ritmo del cambio juridico en las primeras decadas republicanas, no exento de multiples dificultades para la implementacion de la correcta administracion de justicia basada en leyes claras y precisas. Ello fue asi pese a que, como afirma la autora, su objeto de estudio, la Ciudad de Mexico, era un lugar privilegiado para poner en marcha un nuevo sistema judicial que reemplazara el propio del Antiguo Regimen. Si cotejamos el caso de la ciudad capital con el de otras capitales estatales, en el Distrito Federal se pudo solventar con mayor suficiencia la carencia de jueces letrados, aunque hubo algunos importantes proyectos que tuvieron que esperar hasta la Primera Republica Centralista para verse concretados, tal es el caso de la instauracion y puesta en funcionamiento del Tribunal Superior. Y aunque Ciudad de Mexico tambien fue privilegiada en tanto matriz de la legislacion republicana local y federal, asi como de una nueva jurisprudencia, tambien es cierto que la relegacion de las leyes novohispanas fue bastante lenta y pausada: una mirada sobre las causas judiciales asi lo pone en evidencia. Ni que decir de la tardia implementacion del Codigo Penal del Distrito Federal, muy posterior al de estados como Oaxaca, Jalisco y Zacatecas o al de republicas centralistas como Colombia, conformado en 1837.

Mas alla de tales avatares, en el libro se ponen de relieve avances como los de los centralistas en materia judicial, al haber comenzado a exigir la fundamentacion de las sentencias, lo que segun la autora fue el primer golpe de gracia dado a una justicia apoyada en el buen criterio del juez, a quien se le empezo a exigir una praxis juridica garantista, solo basada en las leyes vigentes. La autora recoge otras disposiciones que sirvieron como preambulo a la epoca codificadora, como la Ley Juarez de 1855, que buscaba la exacta aplicacion de la ley, o la del 5 de enero de 1857, que consagro a la prision como una pena mas. Por otra parte, aunque la instauracion del Segundo Imperio Mexicano, presidido por Maximiliano de Habsburgo, fue un fenomeno claramente disruptivo en terminos politicos, en materia judicial y legislativa dio continuidad tanto a la administracion de justicia cimentada durante los anos previos, asi como al uso de su legislacion.

Resulta interesante observar como regimenes politicos de corte “conservador”, y asumidos regularmente como retrogrados, en materia de justicia criminal fueron tanto o mas vanguardistas que los federales, homologados de forma erronea como liberales strictu sensu Para terminar, quiero resaltar un aporte sugerente para quienes estudian esta epoca transicional. Y es que durante la epoca virreinal y buena parte del siglo xix, no solo existio un pluralismo normativo, sino tambien un pluralismo punitivo, donde los trabajos penados en sus multiples modalidades —como el trabajo en obras publicas, el presidio en cualquiera de sus variantes o los servicios de carcel— eran los mas frecuentemente recetados a los condenados por una muy amplia gama de delitos. Graciela Flores afirma con agudeza que el paso del pluralismo al monismo no se dio solo en el terreno de las leyes, sino tambien en el de las penas, puesto que la prision paso a ocupar el lugar privilegiado dentro de estas ultimas. Tal fenomeno estuvo ligado a la puesta en practica de una justicia garantista que, si bien no resulta sencillo calificarla como plenamente moderna, al menos constituyo el puntal de un nuevo orden en materia judicial.

Andrés David Muñoz C. – Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Iztapalapa. E-mail: andamuco@gmail.com.

Para sanar/ fortalecer y embellecer los cuerpos. Historia de la gimnasia en la ciudad de México/1824-1876 | María José Garrido Asperó

El libro de María José Garrido, Para sanar, fortalecer y embellecer los cuerpos. Historia de la gimnasia en la ciudad de México, 1824-1876, se suma a una escasa pero creciente tendencia de producción historiográfica acerca de las prácticas físicas en América Latina. Sobre el caso específico de la ciudad de México, la autora se concentra en contrastar la tesis generalizada según la cual los deportes modernos tuvieron su introducción durante el periodo porfirista (1876-1911), y que fue la pacificación, la apertura al comercio internacional, la modernización y la industrialización del país los factores determinantes en la importación de nuevos patrones de recreación que finalmente fueron adoptados, nacionalizados y popularizados por los habitantes de México. La aceptación de esta tesis constituyó un obstáculo para que los historiadores se preguntaran sobre procesos históricos relacionados con las prácticas físicas de los mexicanos con anterioridad al régimen de Porfirio Díaz, lo que condujo, a su vez, a la concepción de que en el desarrollo de la educación física y de actividades corporales competitivas no habrían intervenido otros factores distintos a los mencionados.

En un libro anterior —Peloteros, aficionados y chambones. Historia del Juego de Pelota de San Camilo y de la educación física de la ciudad en la Ciudad de México, 1758-1823—, María José Garrido mostró que el juego de la pelota vasca o frontón fue introducido en la Ciudad de México durante el periodo borbónico siguiendo un patrón competitivo, al mismo tiempo que la educación física fue incorporada al proyecto educativo de los borbones gracias a una transformación en la idea del cuerpo humano, el cual dejaría de oponerse al alma y pasaría ser un elemento central de la moralización del ser humano. Leia Mais

Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la ciudad de México, 1876-1888 – GANTÚS (H-Unesp)

GANTÚS, Fausta. Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la ciudad de México, 1876-1888. Ciudad de México: El Colégio de México, 2009, 441 p. Resenha de COSTA, Alexandre Andrade da. Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la ciudad de México, 1876-1888. História [Unesp] v.30 no.1 Franca Jan./June 2011.

O renovado interesse dos historiadores no que concerne ao estudo das imagens, tema que ganhou novo ânimo devido à transformação ocorrida no campo historiográfico a partir dos anos 1970 e 1980, torna a leitura desta obra, ainda não traduzida, mais que oportuna. Os estudos culturais que, a partir de então, tomaram as diferentes formas de mídia não mais como mecanismo de comprovação de teses previamente estabelecidas mas, principalmente, como fonte primária que poderia contribuir para a compreensão das formas de atuação dos distintos grupos no espaço público, encontraram na iconografia um manancial de problemáticas e questionamentos.

A imprensa, diferentemente do que ocorreu no Brasil, onde só foi permitida no século XIX, esteve presente na história do México desde o século XVI. Todavia, as primeiras caricaturas, tema central do livro, surgiram somente na primeira metade do século XIX, por volta de 1847. A partir de então, elas foram utilizadas pelos diversos periódicos que circulavam na capital, ora para reforçar, ora para minar o poder estabelecido.

A preocupação precípua da autora nas páginas iniciais é explicar a periodicidade e a especificidade do objeto por ela analisado: as caricaturas. No que se refere à primeira questão, o livro trata da imprensa durante a etapa tuxtepecana, de 1876 a 1888, marcada pela chegada do general Porfírio Díaz ao poder.

Fausta Gantús apresenta, no que concerne à singularidade do gênero estudado, uma elaborada apreensão do que significa trabalhar com uma fonte complexa como a caricatura. De acordo com a autora,

[…] la caricatura es aquí un documento fundamental, cuya lectura y desciframiento permite entender la época en estudio observando las dinámicas de los enfrentamientos facciosos por el usufructo del poder y el papel que desempeñaba la prensa como parte de la estrategia de esas luchas entre grupos rivales; igualmente, es un recurso que permite descubrir la forma en que se generaban determinados imaginarios en torno de ciertas personalidades del momento. Asimismo, desde la sátira y el humor, posibilita el análisis de los discursos oficiales y contestarios y el develamiento de los intríngulis políticos (p. 19).

O livro é dividido em sete capítulos, sendo o último reservado às conclusões. No primeiro deles, La caricatura política en la prensa periódica de la Ciudad de México 1876-1888, Gantús insere o leitor nos debates políticos que mobilizaram intelectuais e caricaturistas na luta por um projeto de poder e de país que se utilizaram da imagem para forjar realidades com o fim de produzir e controlar os imaginários coletivos.

Uma questão fundamental discutida pela professora do Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora/México é a recepção desse material pela opinião pública mexicana, assunto problemático nos estudos de história da imprensa em virtude da falta de dados que comprovem como os indivíduos liam ou reagiam a determinados textos ou imagens. As caricaturas demandavam, para serem compreendidas, certo conhecimento das personagens envolvidas e ainda de questões relacionadas ao campo político, à cultura e à sociedade em geral.

Partindo dessa premissa, Gantús atribui dois prováveis níveis de leitura da referida iconografia a partir do capital cultural do leitor: o primeiro era composto por pessoas que se fixavam no sentido imediato da imagem, mais simplista; enquanto o segundo, compunha-se daqueles esclarecidos e engajados, que apreendiam as sutilezas e as mensagens implícitas que a imagem trazia a partir de sua visão de mundo.

No segundo capítulo, intitulado Los caricaturistas: trazos que dibujan filias y fobias, a autora discute o papel dos responsáveis pela criação dos desenhos que tinham por objetivo forjar realidades. Os caricaturistas mexicanos do século XIX eram homens de pouco dinheiro, sem reconhecimento social (diferentemente do que ocorria com os outros profissionais que trabalhavam em periódicos) que, compondo um grupo heterogêneo, tinham os traços determinados pelos proprietários dos órgãos aos quais se associavam. A autora elencou os nomes do “seleto grupo de engenhosas armas” (p. 106) e seus respectivos periódicos o que denota a preocupação em traçar um perfil do local de onde publicavam e de seus temas diletos.

Entre os citados, Gantús confere destaque a Daniel Cabrera, responsável pelas maiores críticas a Porfírio Díaz e preso inúmeras vezes, como consequência. Ele assinava suas obras com o pseudônimo Fígaro e, assim como o restante dos caricaturistas que tinham na figura presidencial seu principal tema, dedicou-se a dissecar as relações da cúpula do poder mexicano nesse início da profissionalização da profissão.

A relação entre o poder, os símbolos que o constituem e os governantes foi a temática discorrida no capítulo três, De la proclama tuxtepecana a la idea del ‘hombre necesario’. La construcción de imaginarios a través de la caricatura política. A autora utilizou os conceitos de Maurice Agulhon para demonstrar que diferentemente dos símbolos que conferiam poder e status aos goverantes, “[…] la caricatura se vale de los mismos recursos que avalan al poder pero para enfrentarlo y cuestionarlo”, (p.150).

As análises dos significados conferidos à cadeira presidencial, objeto de desejo, e da espada do general Porfírio Díaz, símbolo polissêmico, constituem o cerne do capítulo no qual Gantús descreve as caricaturas com um rigor metodológico substancial demonstrando como elas serviram aos críticos do governo porfirista. Uma vez na presidência, ao suceder Lerdo de Tejada, Díaz foi mostrado pelos caricaturistas como

[…] una persona de escaso brillo intelectual y un usurpador ambicioso; o lo que es lo mismo como un hombre ignorante, en algunos casos casi se le representaba como un tonto, y un tirano y así se le pintaba de manera franca y explícita (p. 190).

A Constituição do México não permitia a reeleição, projeto pelo qual Díaz se batera antes da chegada ao poder. Assim, uma vez concluído seu mandato, o general tratou de afiançar a candidatura de um aliado no intuito de que este último lhe devolvesse a cadeira, no quadriênio posterior. Esse aliado foi Manuel Gonzáles, “su compadre” (p. 195) que deu continuidade às políticas repressoras ao campo jornalístico.

Intitulado Las políticas de Lerdo, Díaz y Gonzalez en torno a la prensa, o quarto capítulo denota o esforço da autora em tecer uma análise comparativa dos governos dos três presidentes mexicanos no que se relaciona às mídias e às práticas repressoras. A partir dessa diretiva, Fausta Gantús conclui que havia uma permanência de disposições contrárias à liberdade de expressão iniciadas com Lerdo de Tejada, que enviou à prisão inúmeros jornalistas, e teve como corolário as sanções aplicadas por Díaz, que em um só dia emitiu ordens para que fossem presos redatores de sete publicações diferentes.

O governo ainda estimulou a criação de outros periódicos que combatessem os da oposição propugnando que a imprensa se combate a partir da própria imprensa, além de impedir que os dissidentes tivessem acesso ao papel, praxe no que se referia às relações entre a mídia impressa e o poder.

As ações governamentais regulatórias são demarcadas no capítulo cinco, Los marcos legal y jurídico para la instrumentación de una política de censura. El triunfo del gobierno sobre la prensa, no qual Gantús delineia que medidas foram implementadas e de onde elas emanaram. O governo mobilizou sua força na Câmara e no Senado para, sob o manto da legalidade, remover os obstáculos que o impedia de obter o comando da (in)formação da população mexicana.

Ambas as casas, pilares do regime democrático, concordaram em modificar um ponto específico do sétimo artigo da Constituição que sustentava a liberdade de expressão. A principal alteração ocorreu nas garantias que os acusados detinham quando sujeitos a um processo: ao invés de haver um foro próprio para os supostos delitos, a emenda de Díaz propunha que eles fossem julgados por tribunais comuns. Ainda no governo de Manuel Gonzáles, o projeto foi aprovado.

Quando Porfírio Díaz retornou ao poder, os mecanismos de censura estavam já instalados e seu papel foi o de impor aos inimigos a força da lei. Vários periódicos deixaram de circular vítimas da “psicologia”, mote das explanações propostas no penúltimo capítulo, ‘La psicología’ o la revancha de la prensa con caricaturas. Entre el recurso legal represivo y la estrategia contestataria, 1885-1888. Nele, há a discussão sobre o destacado papel que os juízes teriam no que se referia à repressão aos crimes de imprensa. De acordo com a autora,

Con base en el análisis de los alegatos legales, podemos definir a la función psicológica como la facultad que dejaba al arbitrio de los jueces la estimación de posibles motivaciones e intenciones que pudieran primar detrás de determinados actos y, en circunstancias particulares, conferirles carácter delictivo (p. 337).

Ao atuar dessa maneira, o juiz seria capaz de ‘captar una realidad más profunda’ (p. 347), uma vez que, ao submeter o periódico, o texto ou a caricatura, que eram, em si, as evidências dos crimes, ele inferiria as intenções dos autores num processo que Gantús compara ao descrito por Carlo Ginzburg quando este autor trata do paradigma indiciário e da busca por sinais, rastros, fios que remeteriam o leitor atento ao detalhe perdido.

Não obstante as tentativas de coerção, Gantús recordou que a caricatura cumpriu seu papel. Por meio dos trabalhos dos artistas do traço, a autora

[…] encontró los espacios para elaborar un discurso de cuestionamiento que hiciera frente a las políticas gubernamentales tendientes a censurar y limitar la libertad de imprenta, cobijadas al amparo de un marco legal y jurídico que permitía la represión sin menoscabar la legitimidad del régimen (p. 383).

Nas Reflexiones finales, a autora retoma as premissas essenciais que discutiu ao longo da obra, a saber: a metodologia de trabalho com as fontes iconográficas, a relação conturbada entre a imprensa e o governo mexicano. A despeito das emendas constitucionais e das violências que emanavam do poder Executivo, as críticas se fizeram presentes durante todo o governo de Díaz o que evidencia que as tentativas de instalar um regime que controle totalmente a mídia, apesar de recorrente na América Latina, é natimorta: sempre há resistências.

Este livro, em virtude das brilhantes ilações advindas da interpretação das caricaturas, da rigorosa sistematização das diversificadas fontes apresentadas em tabelas e gráficos e da pertinente bibliografia que serve de esteio às análises, contribui de maneira efetiva para o debate acerca das fontes iconográficas em história dialogando com distintas abordagens que se vinculam, concomitantemente, à História Política e à História Cultural.

Alexandre Andrade da Costa – Doutorando em História – Programa de Pós-Graduação em História – Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho, Faculdade de Ciências e Letras de Assis. Avenida Dom Antônio, 2100 Parque Universitário 19806-900 – Assis, SP – Brasil. E-mail: aachistoria@yahoo.com.br.