Católicos/ reaccionarios y nacionalistas. Política e identidad nacional en Europa y América latina contemporâneas | María Cruz Romeo

Maria Cruz Romeo Imagem Fundacion Juana de Vega
María Cruz Romeo | Imagem: Fundación Juana de Vega

El libro propone un recorrido de larga duración sobre los vínculos entre nación y catolicismo en Europa y América Latina. Fruto de un largo recorrido en común, signado por diferentes proyectos de investigación, las coordinadoras reúnen un conjunto de trabajos que incorporan algunas de las perspectivas más renovadoras. Ante todo, sobresale un explícito apartamiento del “paradigma clásico de la secularización”. Dicho paradigma partía del supuesto de la existencia de una incompatibilidad esencial entre modernidad y religión y, por tanto, auguraba la declinación de lo religioso en el mundo contemporáneo, cuando no directamente su desaparición. Su influencia en las ciencias sociales y en las humanidades fue amplia y persistente hasta las décadas finales del siglo XX. En la historia de América Latina su impacto invisibilizó muchos de los procesos de transformación y reconfiguración de las instituciones religiosas y condujo a la frecuente y arbitraria postulación de “renacimientos” católicos. En las últimas décadas, sin embargo, en parte como consecuencia de la acumulación de fenómenos que escapaban al corsé de la secularización, comenzaron a revisarse de manera más profunda sus bases epistemológicas y a avanzar en diferentes reformulaciones teóricas. En este camino autores como José Casanova, David Martin, Karel Dobbelaere o Danièle Hervieu-Léger, entre otros muchos, contribuyeron no sólo a abandonar los viejos presupuestos, en parte heredados de las filosofías de la ilustración, sino también a dar forma a nuevas conceptualizaciones. En buena parte de ellas, más allá de sus diferencias, se coincidió en redefinir la secularización como un proceso multidimensional de cambio y recomposición de la religión y sus instituciones, dejando definitivamente atrás las ideas de retracción, crisis y declive. Leia Mais

Católicos y política en América Latina antes de la democracia cristiana, 1880-1950 | M. O. Castro

El libro que nos ofrecen Martín Castro y Diego Mauro constituye un aporte para pensar la relación entre catolicismo y política en América Latina, durante las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, en clave transnacional a través de la compilación de contribuciones de estudiosos de Argentina, Chile, Uruguay, Colombia y Brasil. En efecto, se trata del producto de un esfuerzo colectivo que se concibió en el marco de diversos encuentros académicos destinados a reflexionar sobre aquella problemática capaz de suscitar un interés creciente en la historiografía. La obra se compone de un capítulo introductorio y ocho capítulos destinados al análisis de los casos nacionales con el objetivo de captar no solo las rupturas sino también las continuidades en las expresiones políticas del catolicismo, y, finalmente, a modo de epílogo, se presenta un capítulo que reflexiona sobre la originalidad historiográfica del caso latinoamericano.

En el capítulo introductorio los compiladores ofrecen una visión de conjunto trazando una propuesta historiográfica sobre el catolicismo político que dialoga tanto con la historiografía latinoamericana como con la europea. Se busca ofrecer así una perspectiva transnacional y comparada acerca de la construcción de partidos confesionales y la experimentación de propuestas políticas de signo católico que procuraron, en un principio, defender los derechos de la Iglesia en un contexto de secularización y laicización y, luego, durante el período de entreguerras, moldear la organización de las comunidades políticas bajo el ideal de un orden social cristiano. Leia Mais

Il controllo del pallone. I cattolici/i comunisti e il calcio in Italia (1943-anni Settanta) | Fabien Archambault

Fabien Archambault, professore associato all’Université de Limoges, è da oramai molti anni un riconosciuto specialista di storia dello sport: i suoi interessi hanno spaziato dalla storia della pallacanestro1 a quella del calcio2. Appare finalmente, a dieci anni esatti dalla pubblicazione in lingua francese3, la versione italiana del libro tratto dalla tesi di dottorato, sostenuta nel 2007 presso l’Université Pierre Mendès France di Grenoble sotto la direzione di Éric Vial. Il volume di Archambault, operando un’analisi al confine fra la storia dello sport e la storia politica (un connubio che – come rimarca lo stesso autore – non può che portare a un reciproco arricchimento delle discipline), mostra nel dettaglio le strategie messe in opera dalle associazioni emanazione del mondo cattolico (CSI, Centro Sportivo Italiano) e comunista (UISP, Unione Italiana Sport Popolare). La ricerca condotta dall’autore è volta a indagare le strategie di «[…] inquadramento politico, di radicamento sociale e di costruzione del consenso, elaborate e dirette dalla Chiesa, dalla Democrazia cristiana e dal Partito comunista italiano in un arco di tempo che va dalla caduta del fascismo alla fine degli anni Sessanta»4. Punto di partenza delle considerazioni sviluppate da Archambault è che lo sport nazionale italiano sia divenuto tale attraverso una attenta politica di promozione della disciplina sviluppata anzitutto dal fascismo e, dopo il secondo conflitto mondiale, dalle principali forze politiche repubblicane, la DC e il PCI. È il collateralismo, ossia «il funzionamento di tutta una galassia di organizzazioni che nel mondo delle associazioni che fanno capo a un determinato partito politico»5, a caratterizzare la pratica calcistica di massa. «Alla fine degli anni Cinquanta» nota l’autore «il calcio è divenuto lo sport nazionale, nel senso dello sport più praticato, perché la Chiesa ne ha fatto uno dei vettori della sua presenza e del suo intervento nella sfera pubblica»6. Il calcio diviene – a partire dall’immediato dopoguerra – uno degli strumenti attraverso cui si cerca di portare avanti due idee di società radicalmente differenti: i cattolici lo faranno approfittando del radicamento sul territorio italiano delle parrocchie, sui cui terreni gli italiani troveranno lo spazio per giocare il «calcio da oratorio»; il Partito comunista, che mostrerà almeno inizialmente una propensione a promuovere il ciclismo, darà vita a un’organizzazione realmente concorrenziale con il CSI, benché solo in alcune regioni, l’Emilia Romagna e la Toscana. È proprio il differente assetto della contesa nei diversi contesti regionali ad emergere con forza nel corso dell’analisi: l’Italia non fu in questo senso omogenea e una vera disputa per la gestione del calcio fra CSI e UISP ebbe infatti luogo quasi solamente nelle “regioni rosse”. La capillarità della presenza cattolica – grazie agli oratori e all’efficace azione della GIAC (Gioventù Italiana di Azione Cattolica) – e il successo nella gestione della pratica sportiva, nota l’autore, è reso evidente dal radicamento dell’espressione «calcio d’oratorio» rispetto al corrispettivo «calcio popolare». Il calcio veniva del resto promosso da entrambi gli schieramenti con finalità e interpretazioni del gioco differenti: se da una parte ne veniva messo in luce il ruolo di «mezzo per favorire eventuali slanci spirituali […] propedeutico alla formazione religiosa» oltre che «occasione per promuovere un ordine sociale cristiano»7, dall’altra se ne esaltava lo spirito combattivo, utile a evocare una dimensione di lotta8 e la necessità di promuoverne la dimensione amatoriale. Proprio allo sviluppo del «calcio d’oratorio» e del «calcio popolare» sono dedicati i primi due capitoli de Il controllo del pallone: in queste pagine ci si trova di fronte a una vasta messe di dati, accompagnati da tabelle e mappe che – grazie alla rappresentazione grafica – aiutano la comprensione del fenomeno. Leia Mais

Plínio Salgado: um católico integralista entre Portugal e o Brasil (1895-1975) | Leandro Pereira Gonçalves

O filósofo da ciência Karl Popper (1980) costumava afirmar que o conhecimento científico é, acima de tudo, uma luta contra o marasmo e as supostas verdades preestabelecidas dentro do próprio campo científico. Podemos compreender esse “marasmo” e as “supostas verdades estabelecidas”, em parte, como os próprios estudos científicos que marcam época e criam um establishment em determinada área de pesquisa. Leia Mais

Católicos/ liberales y protestantes. El debate por las imágenes religiosas en la formación de una cultura nacional (1848-1908) | Gabriela Díaz Patiño

El conflicto entre la Iglesia católica y el Estado mexicano durante el siglo XIX ha sido objeto de numerosas historias políticas e institucionales. Este enfrentamiento ha sido visto como sinónimo de la guerra entre liberales y conservadores, la cual, a su vez, habría resultado del choque inevitable entre dos bloques homogéneos: la tradición católica y la modernidad liberal. La tesis sobre la inconmensurabilidad entre los valores y los principios de la tradición católica y la modernidad liberal tiene sus orígenes en la propia historiografía liberal que comenzó a escribirse en México desde finales del siglo XIX, y se vio reforzada por la sociología histórica de las religiones de cuño francés, introducida en México hacia la década de 1990 1, consolidando así la imagen del catolicismo como una institución antimoderna. Más aún, la aparición de un tercer actor en este conflicto, el protestantismo, fue presentado desde hace algunas décadas como un aliado incondicional en las causas nacionalistas, liberales y progresistas, cuya presencia atravesaría la segunda mitad del siglo XIX y se consolidaría como tal durante la revolución mexicana. Hoy en día, estas miradas, algunas veces reduccionistas y otras veces maniqueas, difícilmente se sostienen, si bien han sido necesarios nuevos enfoques historiográficos para dar cuenta de ello. Las biografías han sido un recurso recurrente en los últimos años, aunque éstas se han enfocado la mayoría de las veces en los grandes jerarcas de la Iglesia decimonónica. La autora del libro aquí reseñado ha optado por un camino distinto para adentrarse en los conflictos religiosos y políticos del siglo XIX: una historia cultural de las imágenes religiosas. Leia Mais

Memórias e combates: uma história oral do anticomunismo católico no Rio Grande do Sul – RODEGHERO (HO)

RODEGHERO, Carla Simone. Memórias e combates: uma história oral do anticomunismo católico no Rio Grande do Sul. São Paulo: Letra e Voz, 2017. 264 p. Resenha de: MONTYSUMA, Marcos Fábio Freire. Uma história do medo: o anticomunismo católico no Rio Grande do Sul. História Oral, v. 21, n. 2, p. 177-180, jul./dez. 2018.

Antes de me dedicar ao conteúdo principal da obra Memórias e combates: uma história oral do anticomunismo católico no Rio Grande do Sul, chamo a atenção para a peculiaridade de sua capa. Criada e diagramada pelo Estúdio Xlack, apresenta uma foto (de 1941) que retrata o dormitório do Seminário de Gravataí, com aproximadamente treze jovens em posição de sentido entre as camas. A capa é composta em preto e branco, sob película plástica transparente, vazada pelo símbolo do comunismo – foice e martelo cruzados. Os jovens que essa imagem dá a ver estão entre aqueles que seriam preparados para retransmitir a mensagem de combate ao comunismo.

Carla Rodeghero inicialmente apresenta as circunstâncias sob as quais a obra foi concebida e executada, e expõe o conteúdo que ocupa lugar central na sua investigação: o anticomunismo praticado pela igreja católica. Ele consiste em “uma postura católica que teve abrangência espaço-temporal bem mais ampla do que tal decorre – se manifesta em situações concretas e em temas relacionados ao período em questão” (p. 21). A seguir, demonstra como se processou a “construção de um imaginário [que] […] demarcava o campo dos ‘inimigos’ do catolicismo e da civilização ocidental, inimigos representados por […] comunistas ou [o que era] encarado como comunismo” (p. 21).

A obra abrange o período que se estende de 1945 a 1964, e está dividida em cinco capítulos. O primeiro trata das fontes orais – as perspectivas teóri­cas e metodológicas em que se apoia a construção de fontes –, e discute como ocorre a recepção e reprodução dos discursos anticomunistas, percorrendo a literatura relativa ao tema. O segundo capítulo discute aspectos relacionados à Espanha e México, em cujos territórios ocorreram embates envolvendo a igreja e suas posturas concernentes ao comunismo – as lembranças externam conteúdos relacionados às recepções da campanha anticomunista. O ter­ceiro capítulo, Esse tal comunismo, aborda como a mensagem sobre “comu­nismo” ou “anticomunismo” é discutida num grupo de leigos católicos no Rio Grande do Sul – suas lembranças e seus interlocutores. O quarto capí­tulo aponta os conteúdos interpretados pelos líderes católicos como ameaças comunistas e a sua transmissão aos fiéis e aos católicos em formação clerical. O quinto capítulo deslinda os combates entre católicos e comunistas, mais precisamente entre a Liga Eleitoral Católica (LEC) e o Partido Comunista Brasileiro (PCB).

Carla Rodeghero se preocupa em historicizar brevemente os partidos comunistas PCB e PCdoB, atuantes no Brasil, para que seus leitores possam compreender a temática do comunismo naquele contexto.

A historiadora inicia a revisão literária com Rodrigo Patto de Sá Motta, que pesquisa o anticomunismo na história brasileira. Motta indica que ocor­reram ondas anticomunistas no Brasil, e registra dois momentos de abran­gência, de 1935 a 1937 e de 1961 a 1964. O anticomunismo esteve presente de modo mais contundente nos meios empresariais, católicos e militares, e também vicejou na grande imprensa.

Rodeghero também recorre ao estudo de Dulce Pandolfi, para quem o PCB, no governo Goulart, desempenhava destacado papel político. A res­peito das preocupações do empresariado em combater o comunismo, dialoga com a brasilianista Bárbara Weinstein. Essa pesquisadora pontua a criação do chamado Sistema S, Serviço Social da Indústria (Sesi) e Serviço Nacional de Aprendizagem Industrial (Senai), na qual é possível distinguir preocupações que podem ser entendidas como de prevenção ao comunismo. Dos trabalhos de René Dreifuss, a autora destaca certo modus operandi de organismos como o Instituto de Pesquisa e Estudos Sociais (Ipes) e o Instituto Brasileiro de Ação Democrática (Ibad), que promoviam campanhas de desestabilização do governo Goulart, com o fim de criar caos econômico e político. Aponta que Carlos Fico encontrou vasto material produzido pelos órgãos de segu­rança do regime civil-militar de 1964 a 1985, escritos que expressavam pre­conceito ao se reportarem aos autores de teatro, jornalistas, cinema, TV, clas­sificando o ambiente cultural e de notícias como dominados por comunistas. Rodeghero salienta ainda o trabalho de Carla Luciana Silva, que examina políticas anticomunistas em outros períodos.

Carla Rodeghero sinaliza que as ondas de combate ao comunismo são muito mais dinâmicas e extensas que o apontado inicialmente, donde se pode interpretar que o chamado anticomunismo seria uma condição permanente na vida política brasileira. O estudo é muito bem-fundamentado teórica e metodologicamente. Através da história cultural, deslinda o modo como seus entrevistados agiam, movimentando-se “entre as maneiras de representar o que é comunismo e formas de combatê-lo” (p. 35). Rodeghero ancora-se em Roger Chartier para discutir o conceito de representação, um marco que dá sentido à análise das narrativas dos sujeitos que entrevistou, e alinhava, assim, um diálogo que facilita ao leitor compreender as diversas perspectivas conti­das nos discursos e práticas sociais.

O conceito de imaginário social, de Cornelius Castoriadis, é também útil para interpretar o discurso anticomunista. Essa prática discursiva con­siste em evocar imagens que, expressas pelos mecanismos de linguagem, constroem sentido para um certo objeto. O discurso anticomunista obser­vado pelo prisma do imaginário social toma forma concreta no quotidiano da sociedade interiorana sob análise, conforme se demonstra claramente através dos relatos apresentados.

Bronislaw Braczo é acionado para proporcionar a compreensão da ocor­rência dessa imaginação que enuncia e significa o discurso anticomunista, que aponta como determinados conteúdos são associados ao comunismo. O fenômeno social (combate ao comunismo) ocorre no tempo presente, mas se relaciona ao mesmo tempo a uma projeção do “[…] futuro e à construção/ reconstrução do passado” (p. 37). A pessoa que enuncia combina aspectos e acontecimentos que não necessariamente tinham aquele sentido histórico, mas com aquele sentido são trazidos para o presente e assinalados como peri­gosos para o futuro – como se aquele sentido tivessem, porque nas imagens descritas no discurso anticomunista passam a ter aquela explicação.

O texto de Carla Rodeghero é claro quanto ao perfil constitutivo do dis­curso anticomunista, que ocorre carregado de sentidos, emoldurando grupos, sujeitos e situações como comunistas. Esses aspectos são facilmente demons­trados em fontes variadas, mas aparecem sobremaneira nos relatos orais. A autora estuda o fenômeno da recepção dos discursos anticomunistas ampa­rada em Michel de Certeau: “[…] o ensaio de Certeau sobre leitura permite questionar o papel da escrita e da leitura no âmbito da Igreja […]” (p. 39). Recorre consistentemente à história oral também para explorar esse aspecto, e aproveita o ensejo para fundamentar esmeradamente o uso da metodolo­gia. O texto indica compreensiva bibliografia de referência, com autores de renome nacional e internacional que, ao descrever suas efetivas práticas de pesquisa, aportam ao campo relevantes contribuições.

Estamos diante de um rico e bem-acabado trabalho de história oral. Ainda que o estudo seja de um aparente caráter local (concentrado no Rio Grande do Sul), ele se projeta nacional e internacionalmente. O comunismo e o anticomunismo construídos através dos discursos do medo carregam um apelo que transpõe fronteiras. Posto que esses discursos e a consequente pre­gação de ódio se mostram bem vivos na onda conservadora que assola o Brasil (e o planeta), arrisco dizer que a autora tem tema permanente para a conti­nuidade de suas pesquisas.

Marcos Fábio Freire Montysuma – Professor das disciplinas de História Oral e História do Brasil Contemporâneo no Departamento de História da Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC). E-mail: mmontysuma@gmail.com.

 

Ouvrières des Lettres – CONSTANS (CP)

CONSTANS, Ellen. Ouvrières des Lettres. Limoges, Pulim, 2007, 177 p. Resenha de: GARZONI, Lerice de Castro. Ouvrières des Lettres. Cadernos Pagu, Campinas, n. 34, Jan./Jun. 2010.

Entre o final do século XIX e meados do XX, as escritoras francesas que publicavam romances católicos e populares empregavam a expressão “ouvrières de lettres” para se referir à sua própria ocupação. Sob esse título, Ellen Constans nos apresenta uma pesquisa amplamente documentada, cujo objetivo é entender as dificuldades e contradições da inserção das mulheres na literatura, ou seja, a recepção e o desenvolvimento de seu trabalho enquanto autoras de romances. Além de partir de uma constatação das próprias contemporâneas, o título empregado também traz em si questões sobre o tipo de literatura que produziam. No fim do século XIX, segunda era de ouro do folhetim, eram inúmeros os debates sobre a legitimidade da chamada “literatura industrial” que, segundo seus detratores, seria produzida como mercadoria e segundo as leis do mercado, completamente distante do ideal artístico da literatura institucional.

Era nesse domínio, de qualidade amplamente questionada, e muitas vezes com a justificativa de ganhar a vida, que as mulheres debutavam na ocupação de “ouvrière de lettres“. A palavra “ouvrière“, que pode ser traduzida como trabalhadora ou operária, refere-se, acima de tudo, a uma mulher que executa um trabalho manual ou mecânico em troca de remuneração. Mas isso não significava que fosse visto como um epíteto depreciativo, pelo contrário, as escritoras evocavam a expressão para se referir a sua ampla e significativa produção literária. São essas inúmeras visões sobre o trabalho dessas autoras, assim como suas mudanças ao longo do tempo, que a pesquisa de Constans revela.

O livro coloca em xeque o consenso existente nos meios acadêmicos de que, até meados do século XX, há muito poucas autoras na literatura francesa. Afinal, contradizendo essa visão, apresenta uma série de testemunhos de contemporâneos sobre a participação das mulheres como escritoras desde 1840, sobretudo na confecção de folhetins (romances publicados aos pedaços nos jornais e revistas). Assim, para encontrar essas mulheres e entender sua relação com o público, Ellen Constans considera importante compreender a distância entre literatura popular e literatura legítima, assim como as origens desse processo de inviabilização e de ocultação dessas autoras. Ela constata que

a sacralização da escrita e a institucionalização da Literatura estão ligados a um processo de hierarquização e exclusão, que apaga as mulheres e as classes populares, ‘trabalhadoras’, como autoras e leitoras, respectivamente (15).

Além disso, para estudar o período em que a entrada das mulheres na literatura se inicia, é preciso considerar a questão da “escrita feminina”, objeto de inúmeras pesquisas e teorizações nos anos 1970 e 1980. Porém, a autora identifica nesse debate a tendência em estudar apenas a participação das mulheres na literatura legítima, sem considerar a produção de massa, como se as pesquisadoras feministas caíssem na armadilha construída pelos críticos da literatura popular de outrora. A principal colaboração de Constans, portanto, é relacionar as colaborações esparsas dessas autoras que escreveram romances folhetins em revistas de ampla circulação ou publicaram suas obras em coleções de romances populares entre o fim do século XIX e meados do XX. Os procedimentos para selecionar e observar essa documentação são expostos no primeiro capítulo, “Chercher la femme”, no qual é apresentado um balanço inicial da pesquisa nas coleções e periódicos de grande difusão publicados ao longo da Terceira República (1875-1940).

A partir desse balanço, é possível identificar os tipos de escrita então considerados como legítimos à participação das mulheres. Na literatura popular, a presença feminina é mais freqüente em coleções sentimentais ou generalistas, o que inclui o romance de amor ou dramático, sendo quase inexistente nas séries policiais e de aventura. Nos periódicos, a maior parte dos textos e romances escritos por mulheres apresenta sentido educativo, configurando a participação das escritoras como uma extensão de seu papel de mãe e educadora na esfera privada. Para Constans, esses dados mostram que a publicação da escrita feminina era admitida pela crítica e pela opinião pública desde que fosse restrita às zonas secundárias da literatura e que reforçasse os papéis tradicionalmente femininos. A partir dessas considerações, é possível compreender a grande presença de mulheres em publicações católicas, proporcionalmente bem maior que no segmento laico.

O contato com essas obras, sobretudo na imprensa, coloca um segundo problema: a questão do pseudônimo, um recurso que não só dificultaria a identificação das escritoras, já que muitas usavam nomes masculinos, mas seria um indício do mal-estar suscitado entre elas em relação à escrita literária e sua publicidade. Relativizando essas considerações, Constans parte em busca dos outros sentidos do pseudônimo, analisando a escolha dos nomes, seu caráter subjetivo e ambíguo. Esse é o tema do segundo capítulo do livro, “Jeux de masques”, no qual ela enfatiza que o uso do pseudônimo pode funcionar como um jogo com os leitores, a exemplo das máscaras usadas no carnaval. A autora constata que muitas mulheres escolhiam seu nome de solteira ou optavam por variações do nome verdadeiro, o que mostra que o pseudônimo não serve necessariamente para esconder sua identidade, pois há um movimento dúbio entre afirmar e mascarar a autoria.

Sobre a identidade dessas autoras que publicaram ao longo da Terceira República Francesa, Constans também reúne informações recolhidas nos arquivos da Société de Gens de Lettres (sociedade de defesa dos interesses profissionais de escritores), nos contratos firmados entre elas e os responsáveis de editoras ou periódicos e nas biografias existentes. O cruzamento dessas fontes permite a reunião de informações como sua cidade de origem, a profissão dos pais, o estado civil e seus recursos financeiros. Assim, no terceiro capítulo, “‘Ouvrières de lettres’ ou la vrai vie“, somos convidados a conhecer um pouco mais sobre a vida dessas mulheres, sobretudo a relação entre escrita e renda, pois a autora avalia as reais possibilidades de viver da literatura ao longo do período estudado.

No quarto capítulo, “Regards croisés“, a autora analisa as falas dos contemporâneos sobre essas escritoras. Mais uma vez, ela recorre ao material da Société de Gens de Lettres, sobretudo os pedidos de admissão, nos quais a requerente deveria ser apresentada por um dos membros da sociedade. Tanto suas características pessoais como as de sua produção literária eram alvo de avaliação por uma comissão de escritores. Além desse material, a autora analisa os artigos críticos que foram publicados na imprensa após a publicação de romances populares ou folhetins escritos por mulheres, destacando que a crítica institucional não se interessava pela produção da “literatura industrial”. Os textos analisados são extremamente relevantes para compreender as concepções de literatura e os critérios de avaliação dessas obras e de suas escritoras.

A distinção entre romances católicos e romances populares é retomada nos dois últimos capítulos, enfatizando as diferenças entre eles e os motivos da maior participação feminina em livros e jornais religiosos. Antes, porém, a autora mostra o que há de comum nesses escritos de larga circulação e consumo. Assim, no capítulo cinco, “Écrire – Voyages à travers les contrées du roman de large consommation“, a autora mostra a recorrência das histórias de amor nesse tipo de publicação, o que permite que ela conclua que o gênero sentimental, ainda que tenha funções diferentes nos romances católicos e nos laicos, constitui uma característica compartilhada pela literatura de massa.

A autora mobiliza uma série de fontes e estratégias para cercar seu objeto, mas é no sexto capítulo, “Le Roman catholique et B.C.-B.G. ou bien penser pour bien écrire“, que ela se dedica mais demoradamente à análise de dois jornais católicos, nos quais a colaboração de escritoras foi bem marcante desde a última década do século XIX. Chama a atenção o cuidado de Constans em apresentar os periódicos e sua história, mostrando como a inserção da escrita feminina se deu nesses suportes específicos. Ela analisa as contradições dos organizadores dessas folhas que, condenando o romance popular como um veneno social, passam a usar a mesma fórmula para propagar os princípios cristãos e, mais que isso, a incentivar a colaboração de mulheres como folhetinistas. Da mesma forma, os romances qualificados como “B.C.-B.G.”, publicados como folhetins de revistas de moda ou em coleções como Stella e Fama, também propagavam a religião católica, em tom menos militante, por meio da escrita feminina. Constans compara alguns enredos e conclui que durante todo o período estudado (1875-1940) esses romances não apresentaram mudanças significativas.

No último capítulo, “Au coeur du Roman populaire“, a autora acompanha a trajetória de algumas das mulheres que tiveram seus Romances publicados em coleções populares antes de 1914. A partir desse ano, as autoras ganharam mais espaço nesse meio, consolidando definitivamente sua presença na literatura francesa na década de 1930. Os motivos dessa maior aceitação das autoras, a visão que elas mesmas tinham sobre a literatura de massa e seu “confinamento” a temas amorosos são questões trabalhadas nesse capítulo. Segundo Constans, “as romancistas populares de diversas gerações não se viam como investidas de uma missão, elas escreviam para responder aos desejos e gostos, reais ou supostos, do público, aos seus hábitos de consumo, e também às mudanças de suas expectativas, porque o público quer, para seu prazer, ao mesmo tempo, o conhecido e o novo” (135).

Ainda que tenham feito sucesso e publicado inúmeras obras, a maior parte dessas “ouvrières de lettres” caiu no esquecimento, sendo ignorada inclusive por estudiosos contemporâneos. Nesse contexto, a autora resgata seus nomes e trajetórias e, com isso, busca mostrar que, mesmo dentro dos limites da produção de massa, elas encontraram um espaço de expressão e contribuíram para a expansão da participação feminina em trabalhos considerados como masculinos, ou seja, para a igualdade entre os sexos e a “democratização cultural” Há, portanto, um tom militante no trabalho de Constans que, herdeiro da “História das Mulheres”, busca dar visibilidade às escritoras francesas de outrora, insistindo na existência de mulheres enquanto sujeitos históricos.

Por um lado, chama a atenção que uma pesquisa importante como essa, que acompanha o processo de inserção das mulheres no campo da produção literária francesa, tenha sido empreendida apenas no início do século XXI. Constans parece nos alertar sobre a importância de retomar a observação de trajetórias femininas ao longo do tempo, como uma renovação dos princípios da “História das Mulheres”. Por outro lado, fica evidente que o foco nas autoras compromete, em alguns momentos, a análise apresentada. Na leitura dos pedidos de admissão enviados à Societé de Gens de Lettres, por exemplo, a ausência de menções aos mesmos documentos em relação aos homens escritores inviabiliza que o leitor compreenda quais eram os critérios mobilizados na avaliação dos escritores dos dois sexos e aqueles restritos ao julgamento das mulheres. Da mesma forma, o estudo dos pseudônimos femininos ganharia maior densidade em comparação com aqueles empregados entre os escritores. Enfim, no momento de selecionar e organizar os documentos analisados, o emprego de uma perspectiva de gênero seria capaz de conferir mais fundamentos para os argumentos apresentados.

O estudo é extremamente relevante na medida em que, a partir de evidências esparsas, consegue reconstruir a “arte” de escritoras até então ignoradas pela história literária. Ao longo do livro, entendemos porque, ao lado de outros escritores da “literatura industrial”, elas foram legadas ao esquecimento, o que levaria a crer que a participação feminina nesse campo só teria acontecido a partir da segunda metade do século XX. Ao retroceder ao final do século XIX, acompanhando os desafios e contradições dos homens e mulheres envolvidos com a publicação de romances femininos na imprensa e em coleções populares, Constans nos possibilita observar algumas das soluções encontradas por esses sujeitos naquele momento histórico.

Lerice de Castro Garzoni – Doutoranda em História no Instituto de Filosofia e Ciências Humanas, Universidade Estadual de Campinas (Bolsista Fapesp e Capes). E-mail: lerice.garzoni@gmail.com.

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