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La frontera sur de Buenos Aires en la larga duración – Victoria Pedrotta e Sol Lantieri
Victoria Pedrotta /norbertomollo.blogspot /
Desde la perspectiva de los estudios de frontera, este libro tiene la particularidad de integrar un diverso conjunto de miradas, que de forma separada e independiente, se han venido desarrollando en relación al estudio de los distintos procesos que tuvieron lugar en la frontera sur de la Provincia de Buenos Aires, particularmente en la zona comprendida por los actuales partidos de Azul, Tapalqué y Olavarría. Gracias a la iniciativa allá por el 2013 de las directoras del libro, Victoria Pedrotta y Sol Lanteri, la obra es fruto de un estrecho trabajo de colaboración entre especialistas provenientes de la antropología social, la arqueología y la historia.
El libro se compone de siete capítulos, para cuya articulación las directoras pensaron en dos ejes temáticos, espacio y territorio, abordados desde una perspectiva multidisciplinar y de larga duración. De este modo, se fijó como propósito general del texto la puesta al día de las investigaciones sobre los procesos de construcción del espacio y el territorio de la frontera sur bonaerense desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad. Como veremos a continuación, a través de los sucesivos capítulos el lector podrá interiorizarse en los cambios, las continuidades, los actores sociales, sus prácticas y en la multiplicidad de representaciones de dichos procesos.
El Capítulo 1 “El uso del espacio, la movilidad y los territorios en grupos cazadores-recolectores pre-hispánicos del centro de los pastizales pampeanos” escrito por Pablo G. Messineo, inaugura la obra con un exhaustivo análisis y discusión crítica de la información arqueológica relativa al uso del espacio, la movilidad y los territorios a lo largo del tiempo, por parte de las poblaciones cazadoras-recolectoras en el centro de los pastizales pampeanos. Uno de los aportes más importantes que ofrece este capítulo es, precisamente, la perspectiva espacialmente amplia y de larga duración con la que el autor presenta y discute la evidencia arqueológica.
De este modo, Messineo evalúa las estrategias de los grupos humanos en función de los tres ejes de discusión propuestos al comienzo del capítulo. Para ello considera distintos modelos –económicos, sociales e ideológicos- para dar cuenta de la territorialidad, abarcando desde el Holoceno temprano hasta el período post-contacto y sin perder nunca de vista los cambios resultantes de la dinámica paleoambiental. El enfoque del autor contempla así las tres etapas cronológicas en las que se segmenta el Holoceno, empleando múltiples líneas de evidencia recuperadas a lo largo del tiempo mediante investigaciones arqueológicas en los partidos de Olavarría, Azul y Tapalqué, sumando a esto los contextos de áreas adyacentes.
Victoria Pedrotta en el Capítulo 2 “Recursos, espacio y territorio en las sierras del Cayrú (siglos XVI-XIX, región pampeana argentina)” examina y discute en profundidad la territorialidad y las formas en que ocuparon el espacio las poblaciones indígenas e hispano-criollas de la región pampeana.
Desde un enfoque holístico, la autora presta especial atención a los cambios ecológicos, económicos, sociales y simbólicos resultantes de la introducción de los recursos faunísticos y vegetales por parte de los europeos desde el siglo XVI en adelante. Su área de estudio comprende las denominadas sierras del Cayrú -topónimo que se remonta a mediados del siglo XVIII- y cuya ubicación corresponde al extremo occidental del Sistema serrano de Tandilia (Provincia de Buenos Aires). Es significativo señalar la importancia estratégica que esta área tuvo en las rutas de circulación y en las redes de intercambio y comercio interétnico a lo largo del tiempo. Subrayamos asimismo, la elección de la perspectiva geográfica para definir y abordar los conceptos de territorio y territorialidad, enfatizando el carácter complejo, dinámico y relacional de los mismos. Desde un punto de vista metodológico, es destacable la multiplicidad de fuentes de evidencia de las que se vale la autora para abordar su problemática de investigación. En este sentido, a través de un riguroso y exhaustivo análisis, Pedrotta confronta críticamente variados registros documentales, que incluyen distintos tipos de fuentes escritas así como cartográficas.
Este abordaje se completa a partir del análisis de la diversa evidencia arqueológica disponible para el área de estudio. La articulación entre el enfoque teórico y la perspectiva metodológica seleccionados, imprimen una complejidad y una riqueza indispensables al análisis realizado por la autora y permiten comprender los procesos experimentados y representados por las sociedades indígenas e hispano-criollas en el centro de la Provincia de Buenos Aires.
En el Capítulo 3 “Colonización oficial en la frontera. Azul en el siglo XIX”, Sol Lanteri analiza en detalle las condiciones y los mecanismos implementados, en principio por el gobierno rosista, para poner en práctica la colonización, poblamiento y defensa del actual partido de Azul, sin dejar de discutir los cambios y continuidades de dichas políticas hasta fines del siglo XIX. Como bien señala la autora la expansión hacia el sur de la campaña bonaerense tuvo por finalidad consolidar el dominio del Estado provincial y articular las tierras en un modelo productivo de carácter predominantemente ganadero.
Para llevar adelante su análisis, Lanteri considera de forma conjunta las primeras trazas del pueblo y ejido, el área rural y la política de relaciones interétnicas en el marco del “Negocio Pacífico” con los indígenas. En el caso particular de Azul, como en otras áreas, implicó negociaciones para reubicar las tolderías de los “Indios Amigos” en otras zonas y fomentar la colonización criolla, aunque especialmente allí los grupos catrieleros tuvieron un largo arraigo territorial. Se destaca la claridad de la autora para analizar cómo fue este complejo proceso de territorialización y colonización interna.
Así, Lanteri describe la peculiar modalidad de distribución de la tierras fiscales mediante las denominadas “donaciones condicionadas” de suertes de estancias, sin perder de vista el marco normativo, la praxis social y los derechos de propiedad en la mediana duración.
Laura Carolina Belloni en el Capítulo 4 “La política indígena del Estado de Buenos Aires en la frontera sur. Azul y Tapalqué entre 1852 y 1862”, ofrece, a partir de un acercamiento micro-regional, un análisis de las políticas de fronteras e indígenas desarrolladas en la dinámica y conflictiva década que va desde la caída de Juan Manuel Rosas (1852) hasta la asunción al poder nacional de Bartolomé Mitre (1862). A través de la aguda mirada de la autora es posible entrever los vaivenes de las políticas y las relaciones entre el Estado de Buenos Aires y los grupos indígenas en las áreas de Azul y Tapalqué. De este modo, con gran precisión, Belloni expone las marchas y las contramarchas asociadas al manejo de las fronteras, expresadas en la oscilación entre el fracaso de políticas militares ofensivas y la concertación a regañadientes de tratados pacíficos con los indígenas y sus caciques principales, como Catriel, Cachul, Calfucurá y Yanquetruz, entre otros. Si una cosa queda clara a partir del análisis, es la incompetencia del Estado de Buenos Aires, luego de la caída de Rosas, para manejar las relaciones de poder con las parcialidades indígenas. En ello no solo tuvo que ver la subestimación del poder de choque de los indígenas, sino también la inexperiencia de los funcionarios para el trato con éstos y la escasez de fuerzas militares, así como de suministros y armamento para las mismas.
El Capítulo 5 “La Pampa del Siglo XIX vista desde el camino de los chilenos” elaborado por Julio Merlo y María del Carmen Langiano, viene a ser un complemento perfecto del capítulo anterior, por cuanto los autores ofrecen al lector una detallada síntesis de las investigaciones arqueológicas en una serie de fuertes y fortines en la Provincia de Buenos Aires. Creados durante las variables condiciones políticas en el siglo XIX, una de las particularidades de estos asentamientos de carácter predominantemente militar, es que se encontraban situados en el “Camino de los indios a las salinas” o “Camino de los chilenos”, entre otras denominaciones dadas al camino que unía las tierras al sur del río Salado con los pasos bajos de Chile. De este modo, los sitios arqueológicos analizados corresponden a: Fuerte Blanca Grande, Localidad El Perdido, Fortín Arroyo Corto, Fuerte Lavalle Sur, Fortín La Parva, Fortín Fe y Fuerte San Martín.
Dado que todos ellos se situaron en sectores del espacio previamente ocupados por pueblos originarios, los autores evalúan, a partir del registro histórico y arqueológico, los cambios –ambientales, sociales y materiales- producidos en el paisaje fronterizo pampeano bonaerense, así como en las relaciones interétnicas a medida que el estado argentino iba avanzando y apropiándose del territorio indígena. En todos los casos de estudio, Merlo y Langiano dan cuenta del abordaje metodológico y los resultados principales del análisis de múltiples líneas de evidencia arqueológica.
Carlos A. Paz, Ludmila D. Adad y Alicia G. Villafañe presentan un giro temático en el Capítulo 6 en relación a los apartados anteriores. Dicho capítulo se titula “Culturas del trabajo y cambios territoriales. El rescate de la memoria histórica como estrategia de recuperación de las formas de vida, oficios y tradiciones técnicas de la minería del Partido de Olavarría”, tiene como propósito general describir y contextualizar el desarrollo de la producción minera –cal y cemento principalmente- en las Sierras de Olavarría. Para ello, los autores adoptan un enfoque multidisciplinario donde se integran las miradas de la antropología, la historia y el patrimonio con el objeto de comprender los cambios paisajísticos, productivos y sociales en el área de estudio a lo largo de 140 años. Es destacable el desarrollo del abordaje teórico y los conceptos de territorio y paisaje cultural, empleados para aprehender desde lo social, lo económico y lo simbólico las particularidades asociadas al desarrollo de la actividad minera en Olavarría desde 1870 hasta el presente, actividad que habría sido introducida de la mano de inmigrantes europeos, italianos principalmente. Como bien lo establecen los autores, el paisaje minero fue fundamental en el proceso de construcción identitaria de la localidad.
Finalmente, la obra concluye con el Capítulo 7 “Des-historias del centro bonaerense” de Ariel Gravano, quien desde una perspectiva histórica-antropológica pone en evidencia las maneras en las que el pasado, el presente y el futuro se imbrican en la construcción de los imaginarios identitarios propios de los actuales centros urbanos de la región central de la Provincia de Buenos Aires. El autor pone el eje de discusión en “lo regional” y reflexiona acerca de la funcionalidad de las idealizaciones hegemónicas sobre el pasado y el futuro en el presente, donde la homogeneidad y la integración prevalecen por encima de la heterogeneidad y las contradicciones históricas, culturales, económicas y políticas. Con una profunda agudeza analítica y de la mano de Canal-Feijóo, Gravano pone al descubierto, entre otras cosas, los dispositivos discursivos y representacionales empleados para distorsionar, desplazar y negar del pasado regional a los actores indígenas y sus prácticas, en pos de anclar los orígenes de la región central bonaerense en la “civilización urbana”. En este proceso de des-historización y de re-invención del pasado, es donde la épica de frontera adquiere mayor fuerza, asentando sus cimientos en un imaginario que naturaliza y legitima la avanzada eurocriolla en un “desierto” imaginado, fundamento medular de la construcción del moderno Estado-Nación argentino.
Para finalizar esta Reseña, creo importante señalar que si uno es un lector –ya sea especialista o no- ávido de conocimientos sobre los procesos ocurridos en la frontera sur de la Provincia de Buenos Aires, entonces la lectura de esta obra resulta indispensable en tanto fuente de consulta sobre el pasado regional de un área clave a lo largo del tiempo, tanto para las poblaciones indígenas como para las europeas y criollas de nuestro país. Sin temor a equivocarme, me atrevo a asegurar que este libro habría sido motivo de orgullo para el querido maestro Raúl Mandrini (1943-2015).
Silvana Buscaglia – Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU), CONICET. Saavedra 15, 5° piso (1083) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: silvana_buscaglia@yahoo.com.ar
PEDROTTA, Victoria; LANTERI, Sol (Dir.). La frontera sur de Buenos Aires en la larga duración. Una perspectiva multidisciplinar. La Plata: Asociación Amigos del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 2015. 315p. Resenha de: BUSCAGLIA, Silvana. Arqueología, Buenos Aires, v.23, n.1, p.141-143, enero-abril, 2017. Acessar publicação original
[IF]Arqueología y evolución. A la búsqueda de filogenias culturales – RIVERO (A-UBA)
RIVERO, Daniel García. Arqueología y evolución. A la búsqueda de filogenias culturales. [Sn]: Universidad de Sevilla, 2013. 232p. Resenha de: BORRERO, Luis Alberto. Arqueología, Buenos Aires, v.20, n.1, p.151-152, 2014.
El libro que ha escrito Daniel García Rivero es un verdadero tour de force de arqueología evolutiva. Entre otras cosas, es un libro que aspira a cubrir el vacío que experimentan los profesores que buscan un texto que resuma la evidencia sobre filogenias culturales. ¿qué son?, ¿cómo es posible estudiarlas? ¿para qué sirve estudiarlas? Ese es un objetivo brillantemente alcanzado, pero no es el único.
El autor se ha preocupado de resumir los antecedentes pertinentes, presentando una visión histórica del tema. Obviamente presenta los exhaustivos estudios biológicos, aunque los principales desarrollos se refieren a los campos de la lingüística, la antropología y la arqueología. De todas maneras, la atención está siempre enfocada en esta última disciplina.
Una base importante es que el libro está construido sobre un rechazo al modelo lamarckiano de transmisión cultural. Ya desde el prólogo se llega a una lógica conclusión al sostener que la selección natural trabaja contra el pensamiento darwinista, razón por la que “la mentalidad lamarckiana se pavonea por los departamentos universitarios como Gilgamesh por la amurallada Uruk” (p. 2).
Esta realidad marca la dirección que toma el libro, al mantener con decisión un rechazo a la prevalencia de respuestas políticamente correctas que, en manos de científicos, equivalen a hacer concesiones. Sin concesiones, entonces, busca construir un aparato metodológico capaz de lidiar con el cambio en el largo plazo.
Es muy convincente su crítica a la difundida noción de que las intenciones humanas dirigen los resultados. Afortunadamente no está solo en esto. Recientemente, al reevaluar el tiempo que le tomó al maíz transformarse en un recurso alimenticio efectivo,Webster ha destacado convincentemente que “We should never imagine that the final products of a human selection process necessarily tell us much about the behaviors or intentions of ancient people who manipulated plants” [Nunca debemos imaginar que los productos finales del proceso de selección humana nos dicen necesariamente mucho acerca de las conductas o las intenciones de la gente del pasado que manipuló las plantas] (Webster 2011: 93). Los ejemplos de resultados probablemente inesperados abundan en los registros históricos y arqueológicos.
Todo esto deja la intencionalidad humana en el suficientemente importante nicho de generadora de variación.
Por otra parte García Rivero destaca la importancia de la discusión sobre la transmisión horizontal y el conundrum tantas veces planteado por Eldredge al estudiar la filogenia de las trompetas (ver Tëmkin y Eldredge 2007), u otros tantos autores con ejemplos parecidos. Claramente la transmisión horizontal, además de mostrar también patrones de estabilidad (Eldredge 2011: 367), nunca ha sido tan poderosa. Como han mostrado Greenhill y colaboradores al simular préstamos horizontales en la evolución linguística, “Our results demonstrate that realistic levels of reticulation between cultures do not invalidate a phylogenetic approach to cultural and linguistic evolution” [Nuestros resultados demuestran que niveles realistas de reticulación entre culturas no invalidan un acercaArqueología 20 (1): 151-152| 2014 152 miento filogenético a la evolución cultural y lingüística] (Greenhill et al. 2009: 2299).
Por otra parte, existen variados límites en las condiciones en que aplica la transmisión horizontal (Mace y Jordan 2011; VanPool y Savage 2010).
Por supuesto, el núcleo del libro es una discusión sobre escuelas taxonómicas, técnicas y métodos filogenéticos. Muy honestamente se resumen las críticas al enfoque que defiende este libro, lo que permite una mejor evaluación de su alcance. A lo largo del texto el acento está puesto, creo que en forma correcta, en la metodología. Hacia el final se presentan ejemplos variados, que combinan sofisticación metodológica con resultados concretos. Estos ejemplos claramente muestran la utilidad de este acercamiento y subrayan la importancia de la filogenética como aparato generador de buenas hipótesis.
En pocas palabras, más allá de los obvios investigadores interesados en la aplicación de la teoría de la evolución en arqueología, se trata de una obra imprescindible para todos aquellos arqueólogos interesados en el estudio del largo plazo. Aunque difieran las metodologías, los problemas creados por nuestra comprensión de la transmisión cultural trascienden las barreras teóricas.
Referências
ELDREDGE, N. 2011 Paleontology and cornets: Thoughts on material cultural evolution. Evolution: Education and Outreach 4: 364-373.
GREENHILL, S. J., T. E. CURRIE y R. D. GRAY 2009 Does horizontal transmission invalidate cultural phylogenies? Proceedings of theRoyal Society, Biological Sciences 276(1665): 2299-2306.
MACE, R. y F. M. JORDAN 2011 Macro-evolutionary studies of cultural diversity: A review of empirical studies of cultural transmission and cultural adaptation. Philosophical Transactions Royal Society B 366: 402-411.
TËMKIN, I. y N. ELDREDGE 2007 Phylogenetics and material cultural evolution. Current Anthropology 48 (1): 146-153.
VANPOOL, T. L. y C. SAVAGE 2010 War, women, and religion: The spread of Salado Polychrome in the American Southwest. En Innovation in Cultural Systems: Contributions from Evolutionary Anthropology, editado por M. J. O’Brien y S. J. Shennan, pp. 251-265. Massachusetts Institute of Technology, Cambridge.
WEBSTER, D. L. 2011 Backward bottlenecks.Current Anthropology 52 (1): 77-104.
Luis alberto borrero – CONICET Instituto Interdisciplinario de Histo ria y Ciencias Humanas Saavedra 15, piso 5 (CP 1039) Buenos Aires, Argentina. E-mail: laborrero2003@yahoo.com
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La espacialidad en Arqueología. Enfoques, métodos y aplicación – GORDILLO; VAQUER (A-UBA)
GORDILLO, Inés; VAQUER, José María (Ed). La espacialidad en Arqueología. Enfoques, métodos y aplicación. Quito: ABYA YALA, 2013. 389p. Resenha de: QUESADA, Marcos N. Arqueología, Buenos Aires, v. 19, n. 1, p.211-213, 2013.
No muchas líneas de investigación han cobrado el impulso que en las últimas décadas tuvieron aquellos enfoques interesados en comprender las lógicas de las formas espaciales de la cultura (o mejor, de las formas culturales de la espacialidad), que solemos englobar bajo la denominación de Arqueología del Paisaje. Ya se sabe que se trata de una denominación que aporta poco para definir una línea de trabajo homogénea, al contrario, más bien esconde una notable variedad de aproximaciones teóricas, metodológicas y técnicas, y por supuesto, que están animadas desde distintos posicionamientos ideológicos y políticos. Esa variedad es precisamente una de las primeras impresiones que provoca la lectura del volumen que estoy Reseñando.
Se trata de una cuidada edición a cargo de Inés Gordillo y José María Vaquer que reúne trabajos que habían sido presentados en el marco de un simposio organizado por ellos mismos en el XVII Congreso Nacional de Arqueología Argentina realizado en octubre de 2010 en la ciudad de Mendoza. Tuve la oportunidad de participar en ese simposio y recuerdo el notable grado de interés y participación que los temas presentados despertaban en los participantes. El libro es igual de convocante.
Inicia con un capítulo introductorio de los editores que propone un breve relato de los principales aportes de distintos autores, principalmente anglosajones, a la configuración actual de la arqueología del paisaje y una presentación general de los nueve capítulos que integran el volumen. El libro está organizado en tres grupos de trabajos. Los dos primeros se relacionan a la espacialización de ciertas representaciones plásticas en dos casos muy diferentes. En primer lugar, Natalia Carden explora a través de las condiciones de emplazamiento y visibilidad de dos grupos de diseños rupestres -curvilíneos y manos negativas- las lógicas implicadas en la producción del espacio ritual hacia el final del Holoceno medio y el tardío en un sector de la meseta patagónica. En el tercer capítulo Alexandre Guida Navarro destaca las diferencias en las formas de representación del motivo de la serpiente emplumada en Chichén Itzá y nota la vinculación de esta variabilidad con la organización arquitectónica de la ciudad maya. La principal hipótesis de Navarro para comprender esta distribución es que las distintas formas de representación de la serpiente codificaron sentidos particulares para los diferentes sectores de la ciudad al tiempo que expresaron la autoridad política de un importante rey maya siendo metáfora del nuevo orden social que este encarnaba.
Los siguientes cuatro capítulos están destinados al estudio de los paisajes agrarios. Alejandro Díaz, autor del cuarto capítulo del volumen, se interesa por el grado de autonomía que las familias campesinas de Laguna Blanca (Catamarca) mantuvieron sobre la organización del trabajo agrícola durante el primer milenio de nuestra era. Para ello adapta eficazmente el estudio del diseño de las redes de riego a su caso lo que le permite proponer que la gestión de la tecnología agrícola se realizó a escala doméstica en un contexto sociopolítico descentralizado. En el capítulo cinco Alina Álvarez Larraín y Sonia Lanzelotti se concentran en los paisajes arqueológicos de Mesada de Agua Salada y Terraza de Andalhuala-Banda en el sur de Yokavil (Catamarca) que registran ocupaciones agrícolas y residenciales a los largo de los períodos agroalfareros temprano y tardío. Su análisis busca desagregar las racionalidades subyacentes a la construcción de los paisajes a lo largo del tiempo y en efecto, en base a la sistematización de diversa información de campo sugieren la existencia de una racionalidad temprana, orientada a una apropiación doméstica de la producción, que es luego reemplazada, durante el período tardío, por una racionalidad orientada a la generación de excedentes. Trabajando también en espacios arqueológicos de larga duración, Martín Orgaz y Norma Ratto caracterizan distintos paisajes agrícolas de la región de Fiambalá (Catamarca) que se remontan a los primeros momentos del periodo agroalfarero pero que, algunos de ellos, fueron luego ocupados durante los periodos tardío e inca. El interés de los autores está en incorporar en estas caracterizaciones elementos del paisaje que, proponen, se vinculan a la construcción de la memoria social y la apropiación de los espacios de producción. Así, piedras grabadas, cerros y tumbas, elementos significativos de las geografías andinas, son pensados en términos de ancestralidad, cosmología y materialización de la apropiación. En alguna medida el siguiente capítulo, a cargo de Juan Pablo Guagliardo, retoma estos temas. El autor propone una metodología de análisis locacional basada en el empleo de SIG para reconstruir los paisajes agrarios de Villa Candelaria (Lípez, Bolivia) y reconocer cambios y continuidades en su configuración a través de los periodos prehispánico tardío, inca y colonial. Encuentra que existió en tiempos prehispánicos cierta continuidad en una lógica de construcción del paisaje orientado a una administración colectiva de los medios de producción, lo que le sugiere la perduración de códigos compartidos en relación a la autoridad de los ancestros materializados en las chullpas. En cambio, propone una marcada ruptura en el período colonial cuando los espacios agrícolas comienzan a subdividirse y delimitarse de modo individual.
Un tercer grupo de capítulos está destinado a comprender la organización de los espacios aldeanos y de las prácticas sociales que tomaban lugar allí. José María Vaquer, autor del octavo capítulo del volumen, se pregunta de qué modo pudo reproducirse un habitus corporativo, como propone que se organizaba la sociedad de Cruz Vinto (Lipez, Bolivia) en un espacio arquitectónico que parece estar organizado por la agregación de unidades domésticas. Encuentra la respuesta con el descubrimiento de que algunas actividades domésticas, particularmente el consumo de alimentos, tomaban lugar en espacios con mínimas restricciones a la percepción y acceso de otros pobladores del pukara y de los ancestros-chullpas, lo cual, postula el autor, les permitía participar directa o indirectamente de esas comidas generando mediante la repetición de esas prácticas un habitus corporativo. Luego, Adriana Callegari, María Elena Gonaldi, Gisela Spengler y Eugenia Aciar analizan la arquitectura de La Cuestecilla (La Rioja, Argentina) distinguiendo los espacios públicos, domésticos y productivos. Centrándose en los primeros, en su organización espacial, arquitectura monumental y relaciones con otras aldeas más menos próximas, interpretan La Cuestecilla como un centro de culto regional. El último capítulo del volumen cuya autoría es de Inés Gordillo aborda un tema relativamente poco tratado: los procesos de abandono. La autora es convincente cuando destaca la importancia histórica de estos procesos y por lo tanto de su estudio arqueológico y aún más cuando lo ejemplifica con los notables contextos de abandono de los sitios Aguada del valle de Ambato (Catamarca, Argentina).
Debo advertir que el lector no tendrá en sus manos un libro de teoría, aunque ningún capítulo carece de esta. Ni será un libro de metodología y técnicas para el análisis del espacio, aunque todos los capítulos dan cuenta de una notable creatividad para el desarrollo, incorporación y adaptación de distintos enfoques y estrategias de observación para el estudio de la espacialidad. Tampoco se trata de una compilación de casos de estudio, aunque los autores se esfuerzan en informar sobre la importancia del caso para la comprensión de las respectivas historias regionales. En cambio, los distintos trabajos incluidos en el volumen pueden ser considerados ensayos que atraviesan todos estos niveles de análisis problematizando, en relación a los lugares y momentos históricos particulares, diferentes aspectos o concepciones de ese fenómeno que llamamos espacio, muchas veces complejizándolo mediante la incorporación de otros procesos y conceptos como tiempo, memoria, ancestralidad, apropiación, etc., explorando, con mayor o menor éxito, formas de aproximarse a su caso de estudio e implementando estrategias y técnicas de observación en distintas materialidades y, muchas veces, sugiriendo temas y problemas para futuras agendas. A mi juicio es justamente esta transversalidad lo que mantiene la vitalidad de esta línea de investigación, la arqueología del paisaje, en estas latitudes.
Pienso en lo frustrante que resulta terminar una lectura con la sensación de que nada ha pasado. No es este el caso. Personalmente, La Espacialidad en Arqueología. Enfoques, Métodos y Aplicación me resultó una lectura estimulante. Me llevó a distintos lugares y momentos del continente. Me acercó resultados de investigaciones sobre temas a los cuales no estoy muy vinculado y me permitió profundizar en otros que me son más próximos. Me sugirió repensar temas y problemas asumidos y, ya sea por acuerdo o disenso, me inspiró nuevas formas de acercarme a aspectos de mi propia investigación. No puedo dejar de recomendar su lectura.
Marcos N. Quesada – CONICET Escuela deArqueología Universidad Nacional deCatamarca Av. Belgrano300 (CP K4700AAP) SanFernandodel ValledeCatamarca. E-mail: mkesada@yahoo.com.ar
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How do the Media Represent Archaeology, What is at Stake? – LEMAITRE; SCHALL (A-UBA)
LEMAITRE, Serge; SCHALL, Céline (Ed.). How do the Media Represent Archaeology, What is at Stake? Bruxelles: Musées Royaux d’Art et d’Histoire, Bruxelles. Asbl Kineon, 2009. 149 pp. Resenha de: SALERNO, Virginia. Arqueología, Buenos Aires, v.16, p.283-285, 2010.
Durante las últimas décadas, el estudio sobre las formas en que la arqueología y la sociedad se interrelacionan ha atraído la atención de muchos investigadores. Entre los distintos aspectos que este campo presenta, resulta de interés indagar los modos en que el conocimiento y los materiales arqueológicos se convierten en objeto de apropiación y resignificación con diversos propósitos en el presente. En estos procesos, los medios masivos de comunicación tienen un rol importante como formadores de opinión y como dispositivos de educación informal. Haciendo eco de esas tendencias se realizó un encuentro internacional sobre arqueología y medios de comunicación en el Musées Royaux d’Art et d’Histoire de Bruselas (Bélgica), en el que tuve la oportunidad de participar gracias a la colaboración de los organizadores del evento (Kinéon Asbl y Archaeology in Contemporary Europe) y de los proyectos PICT 0717 (2006) y UBACyT F026 (2008-2010). El encuentro ocurrió durante el 5 de noviembre del 2009, como parte de las actividades del 8vo. Festival Internacional de Películas Arqueológicas, evento que se organiza cada dos años desde el año 1994 (Kinéon Asbl y Archaeology in Contemporary Europe). El intercambio desarrollado puso en evidencia la necesidad de continuar profundizando el estudio de la dimensión pública de la arqueología y por ello se propuso para el próximo festival la realización de un encuentro que aborde la relación entre arqueología y política.
Los trabajos presentados fueron compilados en la obra que reseño en este espacio: How do the Media Represent Archaeology, What is at Stake?. El libro está compuesto por la introducción de Serge Lemaitre, coordinador del encuentro, y por 13 artículos que abordan distintos aspectos relacionados con la representación de la arqueología en medios masivos de diferentes lugares (Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Francia, Estados Unidos y Reino Unido). Así, y sin buscar ser un compendio exhaustivo, esta obra da cuenta de la inclusión de la arqueología en diversos contextos sociales y nos permite considerar la manera en que las situaciones concretas afectan tanto su representación pública como su puesta en práctica.
Una parte de los trabajos compilados estudian los discursos de medios de comunicación audiovisuales y escritos. Entre ellos, el trabajo de Peter Hiscock propone una revisión del cine hollywoodense y reflexiona sobre los riesgos y beneficios de las representaciones estereotipadas de los “arqueólogos”.
Proponiendo un enfoque diacrónico, Tom Stern y Thomas Tode examinan películas alemanas sobre arqueología y las representaciones que sustentan. El formato televisivo es puesto en cuestión con la revisión que Greg Bailey, Don Henson y Angela Piccini hacen de la serie inglesa Bonekickers. A partir de este caso, los autores se preguntan sobre el alcance de las representaciones que se difunden a través de la televisión, las implicancias que las mismas tienen para los arqueólogos y la forma de concebir y ejercer su propia práctica.
Finalmente, en esta línea de análisis el trabajo de Danièle Alexandre-Bidon ofrece una interesante reflexión filosófica sobre el modo en que la arqueología y la ciencia ficción se interpelan mutuamente.
Otra parte de los artículos del libro centra la atención en la forma en que se producen materiales para difundir los conocimientos arqueológicos al público general. La variedad de formatos discursivos analizados incluye series de televisión (Faye Sympson), documentales (Joel Sperry), artículos en la prensa escrita (Joel Sperry, Virginia Salerno) y exhibiciones museográficas (Valerie Morisson, Damien Glad). En esta línea, Ruth Tringham describe la base de datos de películas sobre arqueología de la Universidad de California, Berkeley, usualmente utilizada como recurso educativo. Esta base de datos tiene más de 600 películas y puede consultarse en la página de Internet de dicha universidad.
Si bien en todos estos trabajos se reconoce la relación entre los discursos producidos con objetivos de entretenimiento y los discursos producidos con objetivos educativos, las formas que adquiere esta relación no son mayormente exploradas. Una excepción es el artículo de Easton J. Anspach, este autor centra su atención en el uso de la metáfora arquetípica entre arqueología y detectives de ficción tanto en ámbitos recreativos (uso de video juego) como en ámbitos académicos (en la biografía del egiptólogo Alfred Lucas) y educativos estadounidenses (en textos de educación no formal).
Con todo, esta compilación resulta substanciosa para comparar y discutir las recurrencias y especificidades de las representaciones sociales sobre los conocimientos arqueológicos y sobre la arqueología. Entre las recurrencias observadas en los trabajos puede mencionarse que ciertas representaciones de la arqueología son transversales a los distintos recursos literarios (novelas) y medios escritos y audiovisuales analizados (televisión, cine, diarios) así como a los distintos contextos socioculturales donde esos productos culturales circulan. Las mismas forman una imagen estereotipada de la arqueología cuyo acento se pone en el estudio del pasado, la aventura y el misterio. Al respecto, Céline Schall propone que este tipo de representaciones transversales pueden estar asociadas a un abordaje ontológico de la arqueología sustentado en ciertos imaginarios científicos (pp. 141-142). En búsqueda de respuestas para las mismas preguntas, Faye Simpson hace una reflexión interesante al señalar que estos estereotipos son construidos a través de los medios masivos en un proceso de disneyficación, cumpliendo una doble función: por una parte, estos lugares comunes dotan a la arqueología de fantasía y atractivo, constituyéndola en un producto deseado por el público. Por otra parte, este autor observa que las mismas representaciones permiten construir una distancia prudencial entre el público y la arqueología profesional, identificada con el ejercicio de sujetos responsables y preparados para tal fin.
En el otro extremo, los trabajos de este libro también nos permiten poner la atención en las especificidades socio-históricas que convergen en la construcción de determinadas representaciones. Así, puede considerarse el rol que los conocimientos y materiales arqueológicos tienen en la legitimación de ciertas visiones del pasado en función del presente.
Por ejemplo, en el trabajo de Joel Sperry (pp. 53-61) se analiza la asociación que los medios ingleses establecieron durante la década de 1980 entre el retorno a las Malvinas y la representación de una excavación arqueológica de un barco inglés construido en 1511 y hundido por los franceses en 1545. La autora observa la manera en que esas representaciones permitieron reinterpretar la realidad del pasado para establecer asociaciones entre la arqueología, la acción naval y la imagen de Gran Bretaña ruling the waves (pp. 54). De esa manera, concluye la autora, se reinventó y legitimó en el discurso mediático, el nacionalismo inglés.
Un interrogante tímidamente explorado en esta compilación refiere a la manera en que las representaciones sobre la arqueología intervienen en la construcción del conocimiento arqueológico. En esta línea, es inspirador el trabajo de Easton J. Anspach (pp. 81-91), quien analiza los mecanismos por los que la reiterada metáfora entre la arqueología y los detectives de ficción influye en la percepción de la práctica arqueológica. Lo interesante de este trabajo es que el autor observa que a partir de la misma metáfora se construyen imágenes diferentes que circunscriben y definen a la disciplina en el contexto norteamericano.
Por una parte, la analogía entre detectives de ficción y la arqueología da pie a la imagen romántica de la disciplina, estereotipo instalado en la cultura general que describe a la arqueología como una peligrosa aventura realizada por hombres blancos. En cambio, en el ámbito académico, esta metáfora funciona acentuando el carácter racional de la disciplina, contribuyendo a que los propios arqueólogos se perciban a si mismos (y de esta manera circunscriban su práctica) como emprendedores de un noble proyecto cuyo objetivo es preservar la vida y la cultura.
Para finalizar, quisiera subrayar que desde una perspectiva metodológica, los trabajos de este compendio también invitan al lector a discutir y considerar la utilización de categorías y recursos para el estudio de la dimensión pública de la arqueología, así como de estrategias concretas para comunicar la disciplina.
Entre las primeras pueden mencionarse la utilización de la categoría de representación social (Virginia Salerno, pp. 61-71) y la base de recursos audiovisuales presentada por Ruth Tringham (pp. 21-31). Entre las segundas, varios autores reconocen las ventajes del uso de historias de vida como forma de establecer conexiones emocionales entre historias del pasado y del presente. Pues a través de ellas es posible generar la empatía suficiente para pensar la posibilidad de una realidad social diferente (Damien Glad, pp. 96). Otros aspectos que se mencionan como exitosos para construir propuestas de comunicación efectivas que interesen al público son: la combinación entre ciencia, entretenimiento y ficción y la elaboración de muestras que interpelen al público invitándolo a participar de una experiencia sensorial múltiple (Valerie Morisson).
Virginia Salerno – CONICET Instituto de Arqueología, FFyL, UBA 25 de Mayo 217, 3er piso (C1002ABE) CABA. E-mail: vmasalerno@yahoo.com.ar
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Arqueología | UBA | [1994]
ARQUEOLOGÍA es una revista científica con referato de frecuencia cuatrimestral, editada por el Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, que publica una edición impresa y otra en línea, proporcionando un acceso abierto a su contenido. Esta revista tiene como objetivo principal publicar contribuciones originales e inéditas escritas en español o en inglés resultantes de investigaciones arqueológicas, o bien de investigaciones multidisciplinarias o de disciplinas afines cuyos objetivos hayan sido guiados arqueológicamente.
Los manuscritos pueden ser de orientación tanto empírica como metodológica, teórica o historiográfica, abarcando cualquier período cronológico y región geográfica. Todas las contribuciones deben adecuarse a las normas editoriales vigentes de la revista. La recepción de manuscritos se realiza únicamente a través del portal de la revista y durante los plazos establecidos en las convocatorias específicas.
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