En el mar Austral. La historia natural y la explotación de la fauna marina en el Atlántico Sur | Susana García

Este libro está dedicado a los emprendimientos humanos y a la historia natural de las islas y las costas del sur del Atlántico americano, entre fines del siglo XVIII y comienzos del XX. Su escenario son los océanos y los mares, las islas y las costas. Las islas no pensadas como desprendimientos del continente; las aguas no solo como soportes de la navegación. Su editora, Susana García, es licenciada en antropología y doctora en Ciencias Naturales por la Universidad de La Plata. Además, es investigadora de Conicet, en el Archivo Histórico del Museo de La Plata. El libro pertenece a la colección Historia de la Ciencia, de la editorial Prohistoria, dirigida por Irina Podgorny. Estos datos me parecen clave para captar las propuestas renovadoras que incluye la obra.

En el epílogo, el historiador Federico Lorenz advierte que el sentido común de las y los investigadores está determinado por su condición de animales terrestres. Por eso, pensar en un libro que tenga como objeto de estudio y escenario principal, como anuncia su título, el mar austral, es un regalo, una invitación y un desafío. Regalo e invitación a ser seducidos por el sonido del oleaje y el rugir del viento frío que emergen de sus historias; y desafío, ya que considera que las investigaciones incluidas aquí exigirán una revisión de las miradas actuales acerca de los espacios interoceánicos y los agentes que transitaron en él, sobre todo durante el siglo XVIII y XIX, e incluso antes y después. La perspectiva elegida para renovar los estudios sobre el Atlántico Sur es la sociocultural, que vuelve impotente e inoperante cualquier límite político y se centra en las prácticas, los móviles, las experiencias compartidas de quienes formaron parte de la cultura ballenera de ese período. Leia Mais

Breve historia sobre la propiedad privada de la tierra en el Uruguay/ 1754- 1912 | Nicolás Duffau

Este nuevo libro de Nicolás Duffau propone abordar históricamente la propiedad privada de la tierra en el territorio que hoy conforma el Uruguay. El marco cronológico se inicia en el siglo XVIII, con la ocupación de tierras en la banda oriental del río Uruguay y la aplicación de nuevas disposiciones sobre propiedad de terrenos en las colonias españolas (la Real Instrucción de 1754) y culmina en la segunda década del siglo XX, en un contexto de afirmación de la propiedad privada con la profesionalización de la agrimensura, debates sobre política fiscal y avances en la administración estatal (en la Oficina de Catastro comienzan a empadronarse inmuebles rurales en 1912). Leia Mais

De contribuyentes y contribuciones en la fiscalidad mexicana/ siglos XVIII-XX | Yovana Celaya Nández e Graciela Márquez Colín

La resistencia fiscal -entendida aquí como el ánimo y capacidad de oponerse a las decisiones tributarias del órgano político facultado para imponerlas, tanto por la vía institucional como fuera de ella- ha sido una constante en la historia de los impuestos a nivel mundial. ¿Tributar o no tributar? Esa no es la cuestión, debido a que la obligación fiscal es inherente a toda organización política. Lo verdaderamente importante en la historia de los impuestos es el desarrollo y puesta en práctica de una serie de estrategias que los contribuyentes tratan de hacer valer para eludir, evadir, exentar o deducir el monto de sus contribuciones. La obligación tributaria se compone entonces de diversos factores que van desde el diseño de la norma impositiva, que generalmente tiene su origen en un órgano político de creación del derecho fiscal, hasta el desempeño económico del territorio sobre el que se pretende ejercer la potestad tributaria, mismos que determinan el éxito o el fracaso en la recaudación.

La historia fiscal mexicana debe tener presente 2019 como el año en que, debido al fracaso en la aprobación de una reforma fiscal integral, se optó por una reforma procesal penal. A partir del 1o de enero de 2020 la defraudación fiscal -dentro de la que se encuentran actividades como la simulación de operaciones, la expedición de facturas falsas y, en general, toda acción cuyo fin sea reducir la carga fiscal- se equiparó a la delincuencia organizada. Dicha reforma dejó en evidencia dos aspectos otrora ignorados por el gobierno mexicano: la debilidad del fisco federal para cubrir el gasto público con ingresos tributarios, sin recurrir a fuentes de financiamiento como la deuda pública y los ingresos petroleros; y la habilidad de los contribuyentes para resistirse al pago de los impuestos a los que se encuentran obligados. Leia Mais

Na Estrada da Mata: pecuária e sociedade no planalto de Santa Catarina (séculos XVIII a XX) | Cristiane Fortkamp Schuch

Na Estrada da Mata de Cristiane F. Schuch Detalhe de capa Imagem Editora Sobre o Tempo

Na Estrada da Mata, de Cristiane F. Schuch (Detalhe de capa) | Imagem: Editora Sobre o Tempo

Os caminhos que cortam o sul do território brasileiro entre os séculos XVIII e XX delineiam paisagens que têm sido exploradas do ponto de vista histórico, político, econômico e geográfico, como espaços de fronteira móvel, pelo menos desde a tradição ensaísta brasileira do início do século XX. Ao longo de dois séculos, as transformações socioambientais e econômicas foram constituindo lugares vividos (Thayer Jr., 2003) na interação entre populações humanas e mundo natural, com consequências para a preservação ou erosão de fronteiras estabelecidas entre sociedade e natureza, materializadas em diferentes convivências em espaços de trânsito.

Em Na Estrada da Mata, a historiadora Cristiane Fortkamp Schuch trilha um antigo caminho que corta o atual estado de Santa Catarina para promover o encontro interdisciplinar de história ambiental, história rural e geografia rural. O objetivo da obra é discutir a permanência da pecuária como uma espécie de estrutura que foi paulatinamente deslocando populações humanas e animais para construir uma paisagem de convergência de economia, ecologia e cultura no que hoje é a região do planalto serrano catarinense. Leia Mais

Histórias da pobreza no Brasil | Fabiano Quadros Rückert, Jonathan Fachini da Silva, José Carlos da Silva Cardozo e Tiago da Silva Cesar

Jose Carlos da Silva Cardozo Imagem PPHGUnisinos
José Carlos da Silva Cardozo | Imagem: PPHG/Unisinos

A obra Histórias da pobreza no Brasil é resultado de um trabalho coletivo de historiadores e historiadoras preocupados com estudos da pobreza. Coletânea organizada por Fabiano Quadros Rückert, Jonathan Fachini da Silva, José Carlos da Silva Cardozo e Tiago da Silva Cesar, a obra reúne pesquisas que abordam a história da pobreza no Brasil como fenômeno social e histórico que possui historicidade. Apresentando diferentes interpretações do tema, o livro tem o objetivo de pensar a materialidade e a construção de representações e discursos sobre a pobreza.

Os quatorzes textos da coletânea abordam espaços e contextos históricos diversos, em diferentes localidades do Brasil, e a partir de perspectivas de análise diferenciadas. Para essa multiplicidade de análise, observa-se nas pesquisas o trabalho investigativo com diferentes fontes documentais, como, por exemplo, investigações a partir de leis, processos judiciais, jornais, obras literárias, relatórios da administração pública etc. São propostas de estudo relevantes para a reflexão da pobreza no Brasil. A partir de uma História Social da pobreza, são trabalhadas questões referentes às estratégias de sobrevivência e o desenvolvimento de redes de sociabilidade, de modo a proporcionar interpretações amplas do tema. Leia Mais

Diretório dos Índios: políticas indígenas e indigenistas na América portuguesa | SÆCULUM – Revista de História | 2021

Diretorio dos Indios

O protagonismo dos povos indígenas no Brasil demorou a entrar na agenda da historiografia acerca da América Portuguesa, especialmente como indivíduos ou coletividades capazes de práticas políticas que poderiam decidir os seus destinos nos processos pós-contatos e diante da legislação indigenista. Incontáveis páginas foram escritas sobre o regime colonial nos trópicos sem que as suas agencias fossem mencionadas e até mesmo prevaleceram negações implícitas e explícitas sobre sua capacidade de ação, em estudos que tratam da política e da administração colonial portuguesa. As razões que procuram justificar operações historiográficas desse gênero têm sido de diferentes ordens. As mais frequentes são a alegação sobre a falta de fontes para inseri-los na historiografia, seu rápido e precoce “desaparecimento” das regiões conquistadas e colonizadas e a crença na desolação e na anomia dos indígenas, supostamente “incapacitados” de protagonismo histórico-social depois que foram conquistados e colonizados.

Não obstante, pesquisas históricas e antropológicas têm revisado esses argumentos. A publicação de guias e catálogos de fontes para a história indígena, como os organizados por John Monteiro na década de 1990 ou mais recentemente o dirigido por Juciene Ricarte Cardoso (2016), demostram que não é por falta de fontes que se explicará a ausência e/ou marginalização dos povos originários na tessitura da história colonial. Afinal, existem registros históricos importantes sobre as legislações indigenistas coloniais e muito material acerca das dinâmicas, contradições, práticas e vivências interétnicas na América Portuguesa [1]. Leia Mais

Entre Sertões e Representações: Ensaios e Estudos | Antônio Fernando de Araújo Sá

SA FERNANDO 2
Antônio Fernando de Araújo Sá | Foto: Acervo pessoal

SA F Entre sertoesA primeira resenha de livro que produzi foi em 2007, um comentário crítico da obra de Terry Eagleton, “Depois da Teoria: Um olhar sobre os Estudos Culturais e o Pós-Modernismo”. Na ocasião, fui convidado pelo Prof. Dr. Antônio Fernando de Araújo Sá a proferir palestra sobre esse livro em um Curso de Extensão promovido pelo Grupo de Pesquisa “História Popular do Nordeste”, na Universidade Federal de Sergipe. Livro complexo, que me exigiu um bom esforço intelectual para criticá-lo.

O desafio agora recai sobre um livro escrito pelo próprio Professor Antônio Fernando de Araújo Sá e lançado ano passado. O empenho exigido nesta resenha não foi inferior ao dedicado ao livro produzido pelo filósofo e crítico literário britânico. Leia Mais

Cuerpos representados. Objetos de ciencia artísticos en España/ siglos XVIII-XX | Alfons Zarzoso e Maribel Morente

Nos encontramos ante un libro tan académicamente interesante como atractivo para un lector no especializado tanto por su temática como por lo cuidado de la edición. Sus catorce autores, excelentes conocedores de la materia tratada por cada cual, así como de las orientaciones más actuales en sus respectivos campos de investigación, ofrecen una panorámica inédita, aunque ya apuntada en obras precedentes, sobre la materia tratada tal como la describe la segunda parte del título de la obra colectiva; pues es el caso que la palabra “cuerpos” debe tomarse en un sentido amplio: la imagen inconsciente de quien lea el título, estimulada además por la ilustración de portada -quizá, también, el prejuicio profesionalista de quien esto escribe- es la de los cuerpos humanos, tal vez incluso animales, y es cierto que sobre todo del cuerpo humano se habla de manera abrumadora, pero no lo es menos que los dos primeros capítulos nos llevan más allá -en cierto sentido más acá- del autodenominado “rey de la creación” y de sus parientes menos arrogantes.

Con todo, el peso de lo antropológico y de lo médico es sobresaliente; y es mérito de los editores, al comienzo de la obra, y del autor del post scriptum, Jesús María Gallech Amilano, al final, la impresión de coherencia que desprende tan sólida compilación, hasta el punto de hacer deseable una nueva incursión en campos cada vez más “macrocósmicos”, si así puede decirse, que nos ayude a ponernos aún más en situación en tanto que habitantes del planeta en un siglo tan turbulento como el actual. Leia Mais

História e visualidade no Brasil | Projeto História | 2021

O número 71 da Projeto História: Revista do Programa de Estudos Pós-Graduados em História, da PUC/SP é dedicado as complexas relações entre a História e as visualidades no Brasil em diferentes períodos, regiões, grupos étnicos, registros e linguagens. Seguindo Michael Baxandall, interessou-nos uma história “historiadora” da arte, capaz de contemplar o contexto material de cada época, assim como as condições mentais, estéticas e culturais, atentos aos meios institucionais de produção e recepção das artes, em que as interfaces com o Estado e com públicos diversos fossem contemplados. As imagens e as obras de arte possibilitam um caminho de reflexão próprio que contribui para o estabelecimento de narrativas históricas plurais e diversas.

Abrimos o dossiê com o artigo de Elaine Dias e Natália Cristina de Aquino Gomes, intitulado O ateliê como autorretrato do artista: afirmação e tragédia nas artes e nos romances literários brasileiros, analisa as múltiplas facetas da representação do artista no ateliê em diferentes campos, como a arte, a literatura internacional e, ainda, a partir de exemplos brasileiros. Neste estudo, as autoras buscam explorar as intenções e diferenças que se podem verificar na composição dos artistas de suas imagens, mostrando como o local de trabalho dos artistas é também uma maneira de entender seu processo de criativo e modo como o local ocupado pelo artista na divisão social do trabalho é estabelecido. Leia Mais

Histórias da pobreza no Brasil | Fabiano Quadros Rückert, Jonathan Fachini da Silva, José Carlos da Silva Cardoso e Tiago da Silva Cesar

A deflagração do estado de calamidade pública causado pela pandemia do Covid-19 trouxe à tona a reflexão sobre o complexo e multidimensional fenômeno da pobreza em países como o Brasil. A pandemia emergiu a necessidade de o Estado brasileiro intervir com um programa de assistência social provisório (medida contrariada e segurada até a último fôlego pelo presente Governo) de modo a conter o impacto do desemprego e da retração econômica gerada pela quarentena. Fato curioso é que este cenário instável forçosamente gerou um efeito colateral positivo, embora efêmero: a redução da taxa de extrema pobreza com a distribuição das parcelas do auxílio emergencial, a mais relevante diminuição ocorrida em quatro décadas conforme dados recentes da Fundação Getúlio Vargas (FGV, 2020). Por outro lado, o término deste auxílio emergencial, previsto para o final deste ano, já indica um retorno absurdo do fenômeno: cerca de 15 milhões de brasileiros serão devolvidos para a miséria, consequentemente devolvendo ao Brasil a trágica alcunha de “epicentro emergente da fome extrema”.

Neste cenário distópico, a leitura do livro “Histórias da Pobreza no Brasil” (Ed. FURG, 2019), volume 6 da Coleção Direito e Justiça Social, se torna praticamente obrigatória. Organizado pelos professores e pesquisadores Fabiano Quadros Rückert, Jonathan Fachini da Silva, José Carlos da Silva Cardozo e Tiago da Silva Cesar, a proposta da publicação foi compor uma obra que contemplasse diferentes escalas de análise sobre a pobreza associadas as particularidades históricas e socioeconômicas desde o Norte ao Sul do Brasil. Leia Mais

Índios Paneleiros do Planalto da Conquista: do massacre e o (quase) extermínio aos dias atuais | Renata Ferreira de Oliveira

O valor da história nas sociedades se mensura na constatação de qual o peso do passado em nosso presente e nosso futuro. E aqui se não se trata apenas do comum aforisma de que aprender com o passado é caminhar para um futuro melhor. O exercício fundamental do historiador é analisar de que maneira o passado, em discurso ou simbolismo, pesa, por vezes sob a forma de trauma na vida cotidiana dos indivíduos ou de um mal-estar persistente no coletivo social. O valor simbólico da história é se defrontar com a perspectiva da construção – ou da desconstrução – da memória enquanto discursos que se organizaram – e se organizam – em face das hierarquias sociais e das diferenças culturais. Nesses termos, como salienta Michel Pollak (1989), a memória é uma força social ativa, dinâmica, seletiva que se define pelas demandas do presente como instrumento e objeto de poder. Leia Mais

Las moradas del castigo. Origen y trayectoria de las prisiones en el Chile republicano (1778-1965) | Marco Antonio León León

La historia del delito, del derecho y del castigo han demostrado ser un campo de estudios fecundo en América Latina. Sin dudas, la obra y trayectoria de Marco Antonio León León lo colocan como un referente sobre la historia de la prisión, la criminología y la criminalidad de Chile. De allí que, con rigor analítico, en el presente libro pueda adentrarse en las vicisitudes del proceso de emergencia y consolidación de la cárcel como pena predilecta del Estado chileno con una mirada de largo plazo, que le permite reconstruir el devenir de las prisiones en Chile, así como sus implicancias y derroteros durante los siglos XIX y XX. En ese recorrido conjuga con solvencia marcos estructurales con casos concretos y actores diversos, y es sensible a la demarcación de contornos geográficos, prestando atención a las variaciones regionales y locales develando realidades territoriales con especificidades propias. Reconstruir este universo vasto da cuenta de una empresa documental exhaustiva. Leia Mais

Provas de liberdade: uma odisseia atlântica na era da emancipação | Rebeca J. Scott, Jean M. Hébrard

Fruto de uma extensa pesquisa realizada ao longo de sete anos por Rebecca J. Scott e Jean M. Hébrard, Provas de liberdade: uma odisseia atlântica na era da emancipação, traz a saga da família Vincent/Tinchant, apresentada ao longo de nove capítulos e um epílogo de tirar o fôlego. Desde já, saliento que não consigo ver de outro modo senão como excepcional o modo como estes experientes pesquisadores conseguiram seguir os rastros deixados por estes “sobreviventes do Atlântico”.

Logo no início do livro, os autores nos informam que não consideraram o itinerário dos Vincent/Tinchant como típico ou representativo, o que podemos constatar ao longo da leitura. O fio inicial para a investigação foi uma carta escrita por Édouard Tinchant, um fabricante de charutos residente da Bélgica, endereçada ao general Máximo Gómez, encontrada no Arquivo Nacional de Cuba, na qual ele solicita a autorização para pôr seu nome na marca de charutos que pretendia lançar e, para tanto, não se furtou em usar sua capacidade discursiva para relatar aspectos de sua vida familiar enfatizando uma conexão entre luta por direitos civis e igualdade racial no mundo atlântico do século XIX – a Guerra Civil e a Reconstrução dos Estados Unidos (1861-1877), a Revolução Francesa (1848) e a Revolução do Haiti (1791-1804). A trilha seguida por eles nos conduziu até o século XX abrindo uma janela para que pudéssemos ver os desdobramentos da Segunda Guerra Mundial (1939-1945) na vida de pessoas que tinham “cor”, como Marie-José Tinchant. Leia Mais

Colégio Pedro II: A Trajetória de seus Uniformes Escolares na Memória coletiva da Cidade | Beatriz Boclin Marques Santos e Vera Lucia CAbana de Quiroz Andrade

O trabalho de pesquisa de Beatriz Boclin Marques dos Santos e Vera Lucia Cabana de Queiroz Andrade, ambas professoras doutoras e pesquisadoras do Colégio Pedro II, lotadas no Núcleo de Documentação e Memória do Centro de Documentação e Memória do CPII, órgão que abarca os acervos do colégio e que coordena as atividades de biblioteca histórica, museu, laboratório de digitalização do acervo e o Centro de Estudos Linguísticos e Biblioteca Antenor Veras Nascentes, o ex-aluno de 1902 e depois professor catedrático de Português e Espanhol, nos apresenta uma visão da evolução da sociedade carioca através do acompanhamento das variações dos uniformes dos alunos do colégio e dos respectivos itens dos regulamentos internos, ao longo de um tempo que se inicia em meados do século XVIII com o Colégio dos Órfãos de São Pedro (1739) e depois Seminário São Joaquim (1766), passando pelo Colégio Imperial em 1834 até a criação do Colégio Pedro II em 1837 e daí até os nossos dias, percorrendo a transição Império/República, o período da chamada “República Velha”(1889 – 1930), a era Vargas/Dutra/Vargas (1930 -1937 -1945 – 1951 -1954) e os períodos compreendidos entre os anos 1960 até o século XXI. Leia Mais

Books and Periodicals in Brazil 1768-1930: a Transatlantic Perspective | Ana Cláudia Suriani da Silva e Sandra Guardini Vasconcelos

Publicado na Inglaterra no final de 2014, Books and Periodicals in Brazil 1768- 1930: a Transatlantic Perspective é o primeiro volume dedicado ao Brasil a integrar a série “Studies in Hispanic and Lusophone Culture”. É o nono livro a ser publicado nesta série, voltada prioritariamente para os estudos literários. As organizadoras, Ana Cláudia Suriani da Silva e Sandra Guardini Vasconcelos, são, respectivamente, professora (lecturer) de estudos brasileiros na University College London e professora titular de língua e literatura inglesa na Universidade de São Paulo. A julgar pelas temáticas abordadas e os nomes envolvidos, o livro parece ser fruto, direto ou indireto, do projeto de cooperação internacional “A circulação transatlântica dos impressos – a globalização da cultura no século XIX”, coordenado por Márcia Abreu e Jean-Yves Mollier. Sendo assim, suscita comparação com outro volume editado em 2014, A circulação transatlântica dos impressos – conexões, organizado por Márcia Abreu e Marisa Midori Deaecto, e publicado por meio digital pela Unicamp.1 Por questões de espaço, no entanto, a presente resenha irá tratar unicamente do livro em língua inglesa, que talvez seja de acesso mais difícil para pesquisadores no Brasil.

Na introdução, as organizadoras ressaltam que não há publicação recente em língua inglesa voltada exclusivamente para a temática dos livros e impressos brasileiros. Apesar da grande quantidade de estudos realizados nessa área nos últimos trinta anos, quem não lê português (ou, pelo menos, francês) fica restrito praticamente ao Books in Brazil: a History of the Publishing Trade, de Laurence Hallewell, publicado originalmente em 1982, antes de ganhar fama em sua edição brasileira de 1985. De fato, existe uma discrepância muito grande entre o chamado ”estado da arte” do campo, no Brasil, e sua percepção por estudiosos estrangeiros. Nesse sentido, é oportuna a iniciativa de dedicar um volume da série “Studies in Hispanic and Lusophone Culture” ao assunto. Infelizmente, o presente volume preenche essa lacuna apenas em parte e de modo bastante desigual.

A circulação dos impressos é assunto fascinante e complexo não somente por sua capacidade de atravessar fronteiras geográficas, mas também disciplinares. Por ser um ponto de cruzamento entre saberes literários (escrita e autoria), artísticos (design e ilustração), tecnológicos (impressão e fabricação), sociológicos (sociabilidade e práticas de leitura), econômicos (comércio e mercado), políticos (censura e propaganda), assim como entre os aspectos propriamente editoriais e jornalísticos, trata-se de uma área que requer conhecimentos múltiplos e abordagens fortemente transdisciplinares. Um livro que busca apresentar o público estrangeiro à “pletora de materiais – teses, livros, artigos e números especiais de periódicos”,2 dedicados ao assunto nos últimos anos teria obrigação de tentar abordar, minimamente que fosse, cada um desses saberes, oferecendo um corte transversal do campo de estudos e fornecendo pistas para que o leitor pudesse buscar se aprofundar. Embora o volume em questão cumpra bem a promessa de oferecer uma perspectiva transatlântica – e, portanto, transcultural –, ele tropeça no desafio de elaborar um painel transdisciplinar do seu objeto de estudos. Sua visão da história dos impressos é voltada prioritariamente para um entendimento literário, com alguma atenção para práticas de leitura, sociabilidades e, em muito menor grau, questões políticas. As dimensões material (papel e tipografia), tecnológica (máquinas) e trabalhista (operários e empresas) – tão importantes no século que viu nascer a indústria gráfica – são praticamente ignoradas, assim como o são as facetas artísticas e gráficas de projeto e construção do impresso, que não recebem nenhuma consideração.

Mais grave ainda, o volume não cumpre a promessa, subentendida em seu título, de oferecer um panorama representativo da história dos livros e dos periódicos no período em foco. Como falar dos periódicos dessa época sem mencionar uma única vez Semana Ilustrada ou Revista Ilustrada; Careta, Fon-Fon ou O Malho? Apesar de a capa do livro estampar uma imagem retirada do famoso semanário de Henrique Fleiüss, nem a Semana, nem as produções do concorrente Angelo Agostini são referidas ao longo dos quatorze ensaios que o compõem. Igualmente omitidos da discussão estão figuras essenciais como Raphael Bordallo Pinheiro, Julião Machado e Correia Dias, candidatos mais do que óbvios a um estudo que se propõe ”transatlântico”. Francisco de Paula Brito, um dos maiores editores brasileiros do século XIX, ganha apenas duas menções passageiras – uma como autor3 e a segunda numa tabela, listado entre outros editores4 – e não há nenhuma a Benjamim Costallat, o editor-escritor que provocou um terremoto no meio editorial brasileiro à época em que o furacão de Monteiro Lobato ainda não passava de um vendaval. Hipólito da Costa, José da Silva Lisboa, Sisson, Lombaerts, Weiszflog, Rui Barbosa, Rodrigo Octavio, Edmundo Bittencourt, Humberto de Campos, Pimenta de Mello, J. Carlos, Raul Pederneiras, entre muitos e muitos outros são nomes cuja importância para a imprensa e os impressos o livro parece ignorar.

As omissões se estendem para um número significativo de estudiosos que têm se debruçado sobre aspectos da história dos impressos em anos recentes. Não há nenhuma referência (nem na bibliografia) aos escritos de Cláudia de Oliveira, Gilberto Maringoni, Isabel Lustosa, Joaquim Marçal Ferreira de Andrade, Marcelo Balaban, Marize Malta, Mônica Pimenta Velloso, Paulo Knauss, Rafael Cardoso (autor desta resenha), Renata Santos, Vera Lins – responsáveis conjuntamente por quase duas dezenas de livros sobre a história dos impressos, ao longo da última década – e muitos outros que ainda não tiveram ocasião de publicar um livro, mas cujos trabalhos estão amplamente disponíveis em forma de artigos. Esse fato evidencia uma preocupante tendência a tomar o grupo do qual se participa como único parâmetro e divulgá-lo no exterior como representante do Brasil como um todo. Feita essa crítica, deve-se elogiar o esforço das organizadoras para constituir uma rede, à medida que os autores representam instituições de São Paulo (9), Rio de Janeiro (3), Rio Grande do Sul (2), Minas Gerais (1) e Paraná (1), além de duas do exterior.

O volume começa com uma introdução, assinada pelas organizadoras, que busca situar a problemática do livro e da leitura em um país conhecido historicamente por suas taxas altas de analfabetismo e pouca atenção à cultura letrada. Essa tarefa é cumprida de modo sucinto (4 páginas), passando rapidamente para um apanhado do conteúdo, capítulo a capítulo. O caráter um tanto apressado da introdução é indicativo de certas falhas recorrentes ao longo do livro. É uma pena que, logo no início, o texto seja prejudicado por uma tradução bastante deficiente. Ao que indicam os agradecimentos, os ensaios foram vertidos para o inglês, e posteriormente revisados, por grupo grande de pessoas. A falta de uniformidade da linguagem, de um capítulo para outro, sugere que não foi feito esforço suficiente de padronização editorial. A maioria dos ensaios evidencia domínio bom ou muito bom da escrita inglesa (capítulos 4, 5, 7, 9, 10, 11, 12, 13, 14); outros, uma fluidez ainda razoável (capítulos 1, 2, 6). Os demais, porém, trazem erros que dificultam a compreensão de pontos mais nuançados e deixam dúvidas sobre o sentido de citações brasileiras – que, no mais das vezes, não são dadas no original. Essa desatenção para com a qualidade da linguagem estende-se também à revisão editorial no sentido geral. Em certos pontos do livro ocorrem remissões a nomes, fatos ou dados faltantes. Em outros, opções de terminologia causam confusão desnecessária – e.g., a imprecisão de datas e nomenclatura que cerca o uso do termo ”Império” ou, ainda, a decisão incompreensível de creditar o nome da Fundação Biblioteca Nacional como “National Library of Rio de Janeiro”.

O primeiro capítulo, de Márcia Abreu, intitulado “Reading in Colonial Brazil”, tenta desfazer a impressão equivocada de que não se lia no Brasil colonial. A autora vem explorando o assunto de modo sistemático desde antes do seu O caminho dos livros (2003), e traça aqui a circulação de livros de Portugal para o Brasil por meio de pedidos de autorização à Mesa Censória, à Mesa do Desembargo do Paço e ao Santo Ofício. Embora acrescente pouco de novo para quem já conhece seus trabalhos anteriores (sendo versão atualizada de texto publicado em português, em 2002), a inclusão desse capítulo logo no início do volume ajuda a estabelecer algumas questões de fundo, suprindo sua falta na introdução. O argumento central – de que as pessoas no Brasil-Colônia liam sim, mas não necessariamente o que era preconizado pelas autoridades morais e intelectuais da época ou por estudiosos posteriores – continua instigante, mesmo que esteja menos bem elaborado aqui do que em outras produções da autora.

O segundo capítulo, “Booksellers in Rio de Janeiro: the Book Trade and Circulation of Ideas from 1808 to 1831”, de Lúcia Maria Bastos Pereira das Neves e Tânia Maria Tavares Bessone da Cruz Ferreira, é contribuição exemplar da função que deveria servir esse volume. Ao consolidar informações oriundas de anos de pesquisa e expô-las de modo sistemático, o ensaio traça um panorama geral do comércio livreiro visto por intermédio dos anúncios publicados na imprensa da época. Trata-se de apanhado seguro e sólido, capaz de abrir para o leitor estrangeiro uma visão equilibrada do assunto e apontar as principais discussões e referências da atualidade. Seu êxito em realizar esses propósitos contrasta com a ausência de ensaios que façam o mesmo para outros grandes temas: por exemplo, o comércio livreiro e o meio editorial durante o Segundo Reinado.

O terceiro capítulo, “Seditious Books and Ideas of Revolution in Brazil (1830-71)”, de Marisa Midori Deaecto e Lincoln Secco, promete uma discussão interessantíssima, mas fica no limite de aprofundar-se nela. Ao focar as personalidades de Libero Badaró e Álvares de Azevedo, mais importantes para o contexto paulista, o texto passa batido pela influência maior do ideário socialista no Brasil, que abarca a Revolução Praieira e outros movimentos de contestação. O Socialismo (1855), do general Abreu e Lima – talvez o exemplo mais notório de um livro com potencial sedicioso no período –, é descontado em três linhas. Além de ser prejudicado pela tradução, o ensaio embasa-se num arcabouço teórico e metodológico bastante frágil, com dependência excessiva sobre uma historiografia datada e certos momentos alarmantes em que arrisca conjecturas a partir de evidências como anotações anônimas a lápis em exemplares de livros encontrados em sebos. Há pouco sentido em incluir uma pesquisa de caráter tão exploratório num volume voltado para o público estrangeiro.

O capítulo 4, “Migratory Literary Forms: British Novels in Nineteenth-century Brazil”, de Sandra Guardini Vasconcelos, trata do impacto dos romances britânicos sobre o fazer literário no Brasil, demonstrando a insuficiência do modelo histórico que quer ver a França como matriz única ou primordial. Trata-se de outra contribuição sólida, que situa o leitor em relação a grandes temas como: surgimento do romance, repertório e cânone no Brasil, empréstimos e migrações, tomando cuidado sempre para relacionar esses fenômenos no campo literário com questões sociais maiores, como o lugar da mulher na sociedade patriarcal.

O capítulo 5, “The Library that Disappeared: the Rio de Janeiro British Subscription Library”, de Nelson Schapochnik, é de vivo interesse para especialistas no campo abrangido pelo livro. Com trinta páginas, trata-se do ensaio de mais fôlego do volume e destaca-se também como um dos poucos que traz quantidade de informações novas. Esse texto constitui um aporte valioso para a historiografia do campo, ao traçar a história da biblioteca que atendeu à comunidade britânica do Rio de Janeiro entre 1826 e 1892. O autor retoma, assim, e consolida o que já havia publicado sobre o mesmo assunto para o projeto temático “Caminhos dos Romance no Brasil séculos XVIII e XIX”.

O capítulo 6, “The History of a Pseudo-Dumas Novel: The Hand of the Dead”, de Paulo Motta Oliveira, trata de assunto interessante, porém de relevância apenas tangencial. A trajetória do romance A mão do finado, lançado pelo autor português Alfredo Hogan, em 1853, como sequência apócrifa ao Conde de Monte Cristo, é narrada em minúcia. Em meio à sua estranha carreira internacional, o livro teve aparições sucessivas no contexto brasileiro – algumas movidas pela ganância editorial da década de 1950. Além de sua incongruência com relação ao recorte do volume, o ensaio baseia-se em pesquisa ainda incompleta – suscitando conclusões “vagas e incertas”,5 no dizer do autor – e, portanto, a decisão de incluí-lo é temerária.

O capítulo 7, “Revista Nacional e Estrangeira (1839-40): a Foreign or a Brazilian Magazine?”, de Maria Eulália Ramicelli, aborda a questão crucial da relação entre ”nacional” e ”estrangeiro” na historiografia das revistas do século XIX. É difícil determinar o caráter nacional de muitos periódicos publicados durante o período em que cultura brasileira ainda era conceito em plena formação. Assim, várias revistas têm sido subestimadas por estudiosos de cepa nacionalista, por conta do seu recurso a textos e clichês importados ou por serem escritas em idiomas outros que o português. Apesar da relevância do tema, o ensaio se perde no desequilíbrio entre abstrações mal digeridas (e.g., ”classe dirigente”, “ideologia burguesa”) e uma compreensão nem sempre matizada do contexto político imediato dos anos finais da Regência.

O capítulo 8, “The Role of the Press in the Incorporation of Brazil into the Paris Fashion System”, de Ana Cláudia Suriani da Silva, volta suas atenções para o papel da imprensa em divulgar a moda no Brasil e elege o Correio das Modas como aquele que “estabeleceu o padrão para as revistas de moda”.6 Feita essa constatação, porém, a sequência do texto não se aprofunda na análise da revista, lamentavelmente. Prejudicado pela tradução problemática, o texto incorre numa série de afirmações confusas ou duvidosas – como, por exemplo, que “o Brasil fazia parte do sistema de moda parisiense antes que fosse consolidado”.7 Aliás, o próprio conceito de um ”sistema parisiense de moda” – pego de empréstimo a um estudo sobre o mundo da moda atual – assenta-se de maneira pouco confortável sobre o figurino do século XIX.

Uma pequena preciosidade do livro é o capítulo 9, “The Brazilian and the French Bas de Page”, de Lúcia Granja, pois recapitula a evolução da crônica jornalística, de modo comparativo entre Brasil e França. O texto retoma, assim, o importante trabalho de Marlyse Meyer sobre a história do folhetim, bem como as investigações anteriores da própria autora sobre esse tema. Juntando leitura detalhada de textos de época a um olhar atento para questões de diagramação da página, o ensaio oferece um apanhado instigante dos paralelos e das diferenças entre o que se fazia no Rio, sob influência francesa, e o que se passava na França. Afasta assim – sem grande alarde, mas com eficácia – a questão capciosa da cópia ou importação de modelos, e abre perspectivas para compreender melhor a natureza das inovações operadas no contexto brasileiro.

O capítulo 10, “How to be a Professional Writer in Nineteenth-century Brazil”, de Marisa Lajolo e Regina Zilberman, é a terceira contribuição de peso ao propósito de mapear o território brasileiro para o público estrangeiro. Trazendo uma discussão arejada das questões de direitos autorais e contratos editoriais, o ensaio traça um histórico da evolução das relações entre escritores, editores e legislação, calcado em leitura abrangente e pesquisa minuciosa. As autoras dão seguimento, assim, ao trabalho iniciado com seu importante O preço da leitura (2001). Um único problema de tradução, bastante grave, exemplifica as falhas de revisão do livro. Os estabelecimentos editoriais chamados de “tipografia”, no contexto brasileiro, são denominados reiteradamente de ”typography” e “typographer” – termos usados, em língua inglesa, exclusivamente para referir questões gráficas ligadas ao desenho e a fundição de tipos. O leitor monoglota terá dificuldade para entender, portanto, por que o autor brasileiro da época precisava conseguir “o acordo dos tipógrafos para publicar um livro”.8

O capítulo 11, “Print Technologies, World News and Narrative Form in Machado de Assis”, de Jussara Menezes Quadros, traz uma reflexão inteligente sobre o lugar do telégrafo e das incipientes agências de notícias na escrita de Machado. Contudo, a análise das “tecnologias de impressão”, prometida no título, fica limitada à sua influência indireta sobre formas narrativas. Trata-se mais de discutir as angústias e os entusiasmos provocados pela percepção de modernização das comunicações do que investigar qualquer impacto das novas tecnologias sobre os impressos. Embora não corresponda à intenção da autora, a presença do seu ensaio acaba por realçar a indiferença do volume com relação à materialidade dos objetos impressos. Tecnologia, aqui, é uma ideia literária, mais do que um fator concreto de transformação. O capítulo é o único que menciona – muito embora, não discuta – o advento da fotografia como inovação de relevância para os meios de comunicação no período.

O estudo de caso mais instigante do livro é o capítulo 12, “The Brazilian Book Market in Portugal”, de Patrícia de Jesus Palma. Comportando quantidade de informações desconhecidas, pelo menos daqueles estudiosos que miram seu olhar míope no Brasil como cultura insular, o ensaio oferece uma análise perspicaz e crítica do mercado para livros brasileiros em Portugal durante a segunda metade do século XIX. O foco é a figura de Ernesto Chardron, livreiro francês radicado no Porto, cuja atuação, em parceria com Camilo Castelo Branco, ajuda a desvendar alguns segredos da intrincada relação de chamego e despeito que une Portugal e Brasil. O ensaio contribui, com muito, para uma compreensão transcultural do meio editorial oitocentista.

O capítulo 13, “Popular Editions and Best-sellers at the End of the Nineteenth Century in Brazil”, de Alessandra El Far, é mais um ensaio a cumprir de modo exemplar a função que deveria servir esse volume. Partindo de pesquisas divulgadas em seus trabalhos anteriores – em especial, Páginas de sensação (2004) –, a autora pinta um quadro sucinto e animado das edições populares, dos romances de sensação e dos romances para homens que constituíram filão importantíssimo do mercado editorial brasileiro entre as décadas de 1880 e 1890. Bem fundamentado e escrito com vivacidade, o texto oferece ao leitor estrangeiro um estudo autorizado da primeira modernização do público leitor e das editoras, desfazendo velhos lugares comuns e iluminando práticas sociais correntes.

O capítulo 14, “The Brazilian Publishing Industry at the Beginning of the Twentieth Century: the Path of Monteiro Lobato”, de Cilza Bignotto e Milena Ribeiro Martins, parte do pressuposto batido e errôneo, atribuído a Hallewell, de que Monteiro Lobato “revolucionou a indústria editorial então estagnada do país”9 Lida na sequência do ensaio anterior, essa afirmação soa quase cômica. Mais uma vez, fez falta uma revisão editorial que assegurasse maior harmonia entre as partes do livro. De resto, sem grandes novidades em relação à polpuda bibliografia existente, o ensaio oferece um resumo da atuação editorial de Monteiro Lobato, assim como sua formação intelectual, destacando seus elos com o mercado argentino. O discurso nacionalista do grande editor é tomado, de modo acrítico, como virtude. Não se oferece ao leitor estrangeiro uma janela, ao menos, para entrever o lado mais obscuro do polemista que se deixou associar ao Integralismo, ao antissemitismo e a outras causas menos do que nobres.

Com esse último capítulo, voltado umbilicalmente para certo ufanismo paulista, o livro reafirma os limites de sua capacidade de dimensionar para o público estrangeiro a história dos impressos no Brasil. O saldo são cinco ensaios sólidos de fundo geral e quatro estudos de caso excepcionais. Se os cinco ensaios restantes tivessem sido substituídos por outros que abarcassem as temáticas faltantes – em especial, questões ligadas a materialidade e tecnologias – e incluíssem pelo menos alguns dos muitos autores ignorados – em especial, os que atuam no Rio de Janeiro –, aí, sim, teríamos um livro que poderia redefinir o “estado da arte” do campo.

Notas

1. Disponível em: http://www.circulacaodosimpressos.iel.unicamp.br/index.php?cd=3&lang=pt

2. p. 5.

3. p.80-81.

4. p.155.

5. p.130.

6. p. 157.

7. p.153.

8. p. 182.

9. p.245.

Rafael Cardoso – É escritor e historiador da arte, PhD pelo Courtauld Institute of Art (Londres), professor colaborador do programa de pós-graduação do Instituto de Artes, Universidade do Estado do Rio de Janeiro. Autor/organizador dos livros Impresso no Brasil, 1808-1930: Destaques da história gráfica no acervo da Biblioteca Nacional (Verso Brasil, 2009) e O design brasileiro antes do design: Aspectos sociais no Brasil, séculos XIX e XX.E-mail: rafaelcardoso.email@gmail.com


SILVA, Ana Cláudia Suriani da; VASCONCELOS, Sandra Guardini (Orgs.). Books and Periodicals in Brazil 1768-1930: a Transatlantic Perspective. Londres: Legenda; Modern Humanities Research Association and Maney Publishing, 2014. Resenha de: CARDOSO, Rafael. Impressões do Brasil. Revista Maracanan. Rio de Janeiro, v.12, n.14, p. 153-160, jan./jun. 2016. Acessar publicação original [DR]

Mulheres na História (II) / Cordis – Revista Eletrônica de História Social da Cidade / 2014

Neste número 13, a Revista Cordis: Revista Eletrônica de História Social da Cidade, nos convida a continuar problematizando a história das mulheres com a temática intitulada: “Mulheres na História – Vol. 2”.

Partindo dessa abordagem, os artigos com seus recortes específicos, percorrem diversos espaços dentro e fora do Brasil, bem como, distintas temporalidades e metodologias de pesquisa. Iniciativas como estas são fundamentais para compreendermos e ampliarmos ainda mais, os estudos sobre a história das mulheres numa perspectiva de gênero, uma área de pesquisa que vêm se consolidando na historiografia desde a década de 60, e alcançando desde então, novas abordagens e desdobramentos conceituais. Uma temática atual frente a tantos desafios das mulheres na política, na educação, na conjugalidade, nas representações sociais e na violência de gênero, para citarmos algumas das questões tratadas pelos autores / as neste novo número. É a experiência de mulheres que vivem em capitais e em áreas quilombolas, no tempo atual e num tempo passado que o leitor vai encontrar neste número.

Os artigos iniciam com o trabalho de Everton Vieira Barbosa “A estrutura física e pessoal de um periódico escrito por / para mulheres em meados do século XIX no Brasil”, que analisa sob diversos aspectos, o Jornal das Senhoras, que circulou no Rio de Janeiro, entre os anos de 1852 e 1855, e era escrito “por e para mulheres”. Na sequência, seguindo para Manaus, Paulo Marreiro dos Santos Júnior, discute no artigo “Glamour e agonia na prostituição da Manaus da borracha”, a história de mulheres prostitutas pobres cuja experiência contrastava com o glamour das cocotes e dos barões da sociedade da borracha.

Ipojucan Dias Campos, em seu trabalho “Solteirismo e tempo matrimonial, Belém (1916-1925)” perscruta o consórcio na cidade de Belém, entre os anos de 1916 a 1925, compreendendo os significados dados ao solteirismo e ao tempo pensado como próprio aos matrimônios de homens e mulheres.

Saindo do Brasil e caminhando para a Argentina, o artigo “La madre dos descamisados. Eva Perón: vida e trajetória política”, de Yvone Dias Avelino, analisa a vida de Eva Perón, primeira-dama da Argentina, na segunda metade do século XIX, evidenciando “as relações entre mito e história, e memória e história”.

De volta ao Brasil, já em Campo Grande, Fernanda Reis com seu trabalho “A representação feminina na pintura de Lídia Baís: limites entre o sagrado e o profano”, também nos permite conhecer a vida de uma mulher, desta vez, trata-se da artista plástica, Lídia Baís. A partir da análise de sua obra, a autora discute as representações femininas e o lugar da mulher, em um diálogo entre arte e história. Cordis: Revista Eletrônica de História Social da Cidade.

Teresinha de Jesus Araújo Magalhães Nogueira e Maria do Amparo Borges Ferro, investigam as histórias de vida de professoras em escolas confessionais, seus desafios na vivência da profissão. Utilizam para tanto, fontes orais e escritas, no artigo que intitularam “O ser / estar professora nos anos de 1940-1960: desafios de mulheres na história da educação”.

A discussão da violência de gênero, com seus desafios e representações sociais pautadas em valores tradicionais e dicotômicos, é o tema do artigo de Vera Lúcia Puga, “Violências diárias, violências de gênero: amar ou odiar? qual é o verbo?”. Nele, a autora examina o emblemático assassinato de Angela Diniz, a Pantera de Minas, por Doca Street, nos idos dos anos 1970, em Minas Gerais.

A diversidade espacial e de vivências continua neste número com o trabalho de Carmélia Aparecida Silva Miranda, sobre “As mulheres quilombolas de Tijuaçu-BA: vivências cotidianas, trabalho e enfrentamentos”. Neste artigo a autora discute os papéis sociais atualizados pelas mulheres daquela comunidade, seu desafios e conquistas, utilizando, principalmente, a metodologia da história oral.

No artigo que encerra a revista, os autores João Alberto Mendonça Silva, Dolores Pereira Ribeiro Coutinho e Amanda Ramires Guedes, percorrem a memória dos moradores do parcelamento Parque dos Laranjais em Campo Grande (MS), sobre o Caso Motel e, ainda, o que eles chamaram “a relação ontológica entre as Boates Enigma e Mariza’s”, examinada através de entrevistas e observação empírica.

Com este breve painel, o leitor pode ter ideia da diversidade temática, espacial e temporal dos artigos que irá encontrar neste volume, os quais, para além da diversidade, dispõem de um eixo de análise comum, o desafio de pensar as Mulheres na História em sua diversidade e a história em sua relação com várias linguagens, metodologias e disciplinas. Ao mesmo tempo, os artigos somam-se aos trabalhos que vêm consolidando esta área de estudo na historiografia, abraçando uma temática cuja visibilidade nos ajuda a problematizar e desnaturalizar as relações assimétricas de gênero.

Cristina Donza Cancela – Doutora. Professora da Faculdade de História da UFPA, do Programa de Pós-Graduação em História Social da Amazônia e do Programa de Pós-Graduação em Antropologia.


CANCELA, Cristina Donza. Apresentação. Cordis – Revista Eletrônica de História Social da Cidade, São Paulo, n. 13, jul. / dez., 2014. Acessar publicação original [DR]

Acessar dossiê

História das prisões no Brasil | Clarissa Nunes Maia

O livro História das prisões no Brasil é composto por oito artigos que se debruçam sobre a temática do sistema carcerário no Brasil e na América Latina. O primeiro deles, intitulado “Cárcere e Sociedade na América Latina (1800-1940)”, do autor Carlos Aguirre, nos mostra que no período Colonial as prisões apareciam de forma esporádica e com a finalidade de “depositar” sujeitos suspeitos pela justiça, ou aqueles que estavam esperando sentença. Diante da situação de descaso surgem alguns críticos que acreditavam que as prisões deveriam ser um lugar que tivesse a capacidade de transformar os detentos em cidadãos dignos e laboriosos. No entanto, tais discursos não saíram do papel.

Foi somente no século XIX que a ideia de transformar a cadeia em um local que tivesse a capacidade de converter os detentos em cidadãos dignos e laboriosos foi incorporada ao discurso local, tendo como objetivo muito mais imitar os padrões europeus na busca pela modernidade do que alimentar a preocupação especifica com a atuação sobre os seus detentos. O que atraiu o Estado para esse modelo penitenciário foi também o desejo de reforçar os mecanismos de controle e encerramentos já existentes. Porém, mesmo com a construção de penitenciárias na América Latina é importante frisar que ainda havia uma rede de cárceres pré-modernos que faziam uso de castigos tradicionais a fim de corrigir os sujeitos com condutas desviantes. Em linhas gerais, pode-se dizer que, no final das contas, mesmo com as críticas e sugestões de advogados, criminólogos e médicos, as prisões ficaram à margem da regulamentação do Estado na América Latina.

No século XX, mesmo com a influência da criminologia positivista e penalogia científica, a realidade carcerária permanecia a mesma. Os presídios masculinos eram verdadeiros infernos, onde homens viviam sem as mínimas condições de higiene. Os presídios femininos não fugiam à regra, no entanto a situação era ligeiramente mais amena porque estas ficavam sob a tutela de instituições filantrópicas. O perfil de detentos era diversificado o que muitas vezes fazia com que o espaço carcerário se transformasse em palco de conflitos entre detentos de grupos distintos. Com esses pontos, a conclusão que o autor chega é que os presídios estavam longe de serem modelos na recuperação dos detentos.

O segundo artigo, “Sentimentos e ideias no Brasil: pena de morte e digerido em dois tempos”, Gizlene Neder se encarrega de tecer uma análise sobre o código penal de 1830. Durante o século XIX o Brasil torna-se palco de discussões sobre as políticas de segurança e de justiça criminal. Antes de se reportar ao período analisado, que é o início da República, a autora faz um recuo temporal para melhor entender esses debates.

No período, a pena de morte restringia-se a escravos rebelados, e tal castigo tinha um objetivo inibidor e, portanto, exemplar. Mesmo com as ideias iluministas no começo do século XVIII, que defendiam penas de prisões diferentes segundo natureza e gravidade, estas não alteravam a organização social e política.

Em Portugal, por exemplo, os castigos tradicionais: pena de morte e degredo era pouco aplicado e serviam mais para intimidar. Nesse quadro os reis apareciam como sujeitos misericordiosos, a eles caberia à decisão de dosar o perdão, propagando assim a ideia de que o rei, mais que punir, deveria ignorar e perdoar.

No fim do século XVIII, as ideias iluministas defendiam que esses castigos provocavam distúrbios sociais e que as prisões seriam a melhor forma de punir. Vários países da Europa passaram a observar tais ideias e formularam novos códigos penais. O código penal de 1830 do Brasil era altamente repressivo. Desde o início da República, ia da apologia ao trabalho e disciplina até as práticas mais agressivas. A pena de morte não era clara, ao contrário do degredo, que era destinado àqueles que se envolviam em sedições e revoltas militares. Tais penas desenvolveram inúmeros debates.

O artigo seguinte, “A presiganga Real (1808-1831): trabalho forçado e punição corporal na marinha”, da autoria de Paloma Siqueira Fonseca, trata de um navio português que transportou a família real para o Brasil em 1808 e que passou a ser usado como depósito de sujeitos que cometiam crimes graves, e, como punição, eram submetidos ao trabalho forçado. É importante destacar que esses detentos não eram condenados à presiganga, mas nela depositados para realizar trabalhos pesados ou para receber castigos corporais. Tal navio-presídio podia ser comparado aos navios negreiros, pois as situações ali eram semelhantes. Os sujeitos eram de cor escura, viviam em péssimas condições, acorrentados e amontoados uns sobre os outros, além de serem submetidos a rígidos castigos corporais, alguns chegando mesmo a receber 300 chibatadas.

Como se tratava de um lugar temporário, não havia leis que regulamentassem esse navio-presídio, talvez por conta disso o responsável pelo navio, Marcelino de Souza Mafra usasse de austeridade para com os detentos. Em um episódio violento que aconteceu na presiganga, Mafra foi denunciado por sua tirania. De acordo com os detentos, ele castigava por qualquer ato e abusava de seu poder. No julgamento, Mafra não recebeu nenhuma punição, ao contrario, era elogiado pelo tempo de serviço prestado e por manter o naviopresídio em ordem. Além disso, as autoridades afirmavam que a atitude de Mafra era correta, pois os detentos representavam um fardo tanto para a sociedade como para a Marinha. E assim Mafra continuou no seu cargo e fazendo uso dos mesmos métodos até a desativação do navio-presídio.

O artigo da autoria de Marcos Paulo Pedrosa Costa, intitulado “Fernando e o mundo – o presídio de Fernando de Noronha no século XIX”, traz o relato da ilha de Fernando de Noronha como um lugar permeado por paradoxos. Por um lado, a ilha encantava seus visitantes com sua beleza exuberante, mas por outro representava horror e desumanidade para os que ali se encontravam aprisionados.

Não se sabe ao certo quando a ilha começou a servir como prisão, parece remontar ao século XVIII, o certo é que naquele lugar não havia uma prisão como edifício, somente a prisão de aldeia que era destinada àqueles considerados incorrigíveis. A prisão era a própria ilha e suas paredes o mar. Na ilha viviam paisanos (pessoas que não eram detentos nem militares) detentos, viradeiros e militares. Essas pessoas tinha uma vida normal naquele lugar, alguns chegavam até mesmo a se casar e constituir família, no entanto não se pode imaginar esse lugar como um paraíso, apesar do aparente clima de conformismo dos alguns detentos, não raro havia brigas e discussões entre os moradores do local. Alguns se arriscavam tentando evadir-se daquele lugar, mesmo tendo por certo a morte, outros preferiam tirar suas vidas ali mesmo em Fernando cometendo suicídio.

No artigo subsequente, “O tronco na enxovia: escravos e livres nas prisões paulistas dos oitocentos”, Ricardo Alexandre Ferreira tem por objetivo analisar a equiparação da situação vivenciada por escravos e homens livres que acontecia até o século XIX na esfera da Justiça criminal brasileira. Para tanto, o autor lança mão da interpretação de relatórios da Presidência da Província de São Paulo, ofícios administrativos, autos de crimes e de obras jurídicas produzidas entre 1830 e 1888. São basicamente dois os argumentos que norteiam a construção do texto. No primeiro deles, através da comparação entre as Ordenações Filipinas e o Código Criminal do Império, se desenvolve a noção de que não existia um descompasso das leis imperiais brasileiras em relação aos princípios iluministas que norteavam a legislação europeia.

Entretanto, devido à manutenção da escravidão, existia a perpetuação de uma situação de exceção que se acomodou à sociedade. Por outro lado, e então entramos no segundo argumento, uma condenação judicial, em última instância, era bastante complexa e morosa. Sendo assim, o encarceramento era visto como um período transitório, a prisão era encarada como um local onde os presos deveriam aguardar o seu julgamento, o que poderia durar anos. Enquanto isso, livres, libertos e escravos, acusados das mais diferentes infrações e irregularidades, se encontravam durante um bom tempo, acorrentados ao mesmo tronco. Como conclusão, o autor alega que esta proximidade teve como fruto a aliança entre os que ali estavam, sendo, inclusive, registrada através de fugas planejadas e executadas de maneira compartilhada.

O artigo “Entre dois cativeiros: escravidão urbana e sistema prisional no Rio de Janeiro, 1790-1821” de Eduardo Araújo mostra que no final do século XVII existiam três categorias de prisões no Brasil: a Cadeia Pública, a Cadeia do Tribunal da relação e o Calabouço, esta última destinada à escravos. Tais presídios eram superlotados, caracterizados pela ausência de acomodações e proliferações de doenças devido as péssimas condições de higiene, os detentos pareciam zumbis, mal- alimentados e mal- vestidos. Dentro desse espaço, outra personagem ganhava destaque: os carcereiros, que também sofriam com o descaso, principalmente em relação aos seus pagamentos que frequentemente eram atrasados. A justificativa das autoridades era que estes exerciam outros ofícios e que devido às péssimas condições financeiras não era possível pagá-los.

A situação dessas prisões piorou com a chegada da Corte Real em 1808, visto que várias casas tiveram que ser desocupados para ceder espaço à comitiva Portuguesa, e isso aconteceu também com as prisões. Os presos foram transferidos para o Aljube, antigo espaço pertencente à Igreja, as condições ali eram ínfimas e degradantes. Somada à superlotação, muitos morriam vitimados pela proliferação de doenças. Com tanto horror e caos, a solução encontrada foi o conforto espiritual dos detentos com a realização de missas.

O sétimo artigo “O calabouço e o aljube do Rio de Janeiro no século XIX”, Thomas Holloway retrata o processo do Brasil rumo à formação de um Estado independente e nos termos daquela época, moderno. Nesse contexto foram estabelecidas instituições para controlar o comportamento populacional urbano, como a criação da intendência de polícia, a Guarda Real da Polícia e Corpo Municipal de Permantes. As duas principais prisões eram o Calabouço e o Aljube.

O calabouço era uma prisão destinada aos escravos que deveriam receber castigos à mando de seus donos. Com relação às condições de higiene, eram aterrorizantes, sem ventilação, e com escassez de alimento, além disso, muitos escravos morriam devido ao excesso de chibatadas. Dentro desse quadro de horror, surge uma figura importante Diogo Antônio Feijó que reconhecia a humanidade dos escravos, e ordenou que o chicoteamento de escravos no Calabouço não poderia ultrapassar duzentos acoites, em sessões de cinquenta por dia.

Já o Aljube não era uma prisão, ele passou a desempenhar tal função com a chegada da Família Real em 1808. Tornando-se o destino da maioria dos presos, escravos ou livres que aguardavam julgamento ou a sentença por crimes comuns. Esse espaço de depósito foi muito criticado, não só por conta das péssimas condições, mas também devido a sua arbitrariedade, uma vez que ali ficavam desde o ladrão de frutas até o bandido mais violento. Além do mais, não havia segurança, sendo constantes os conflitos tanto entre detentos, como também de detentos com guardas e carcereiros.

O último artigo, intitulado: “Trabalho e conflitos na casa de correção do Rio de Janeiro”, de autoria de Marilene Antunes S’Antana, mostra a construção da casa de correção como uma ruptura em relação ao que se tinha até a metade do século XIX no Brasil. Essa instituição foi construída com o objetivo de educar e (re) socializar o detento, o que deveria ser feito através da disciplina, trabalho e religião.

Várias eram as oficinas onde os presos tinham a oportunidade de aprender um ofício para depois aplicá-lo ao sair. No entanto, nem tudo saiu como se havia planejado, pois nessas oficinas passaram a sediar inúmeros conflitos e até mesmo a morte de alguns deles. De qualquer forma, outros obtiveram bons resultados e tiveram suas penas reduzidas ou foram perdoados graças ao trabalho. O livro, como um todo, cumpre seu objetivo que é analisar historicamente o sistema carcerário, mostrando como este passou por uma série de mudanças. É uma leitura recomendada não somente aos historiadores de profissão, mas também aos estudantes de direito visto que o livro é ancorado em análises de códigos penais.

Referência

MAIA, Clarissa Nunes [et al] (org.). História das prisões no Brasil. vol 1. Rio de Janeiro: Rocco, 2009.

Jéssica Luana Silva Santos – Graduanda do curso de Licenciatura Plena em História da Universidade Estadual do Piauí (UESPI), Campus Heróis do Jenipapo.


MAIA, Clarissa Nunes [et al] (Org.). História das prisões no Brasil. vol 1. Rio de Janeiro: Rocco, 2009.  Resenha de: SANTOS, Jéssica Luana Silva. Vozes, Pretérito & Devir. Piauí, v.1, n.1, p. 241 – 245, 2013. Acessar publicação original [DR]

 

Sul do Sul: memória, patrimônio e identidade | Carmem Schiavon, Adriana K. Senna e Rita de Cássia P. Silva

A população do arquipélago formado por nove ilhas e várias ilhotas de origem vulcânica foi batizada “açoriana” em reverência às aves da espécie falconídea (“açor”) que povoavam o lugar. Parte desses ilhéus que lá vivia imigrou para o extremo Sul do Brasil em meados do século XVIII, na esperança de conseguir melhores condições de vida e de alcançar um futuro próspero. O deslocamento para o Rio Grande de São Pedro configurou, desde o início, um grande desafio para aqueles que enfrentavam o percurso marítimo que os levaria às terras brasileiras. Ao longo das viagens, a carência de alimentos e a precariedade das condições de higiene fatalmente ocasionavam a emergência de enfermidades e mortes. O contingente que conseguiu sobreviver aos infortúnios da travessia teve um papel essencial na colonização e no desenvolvimento da região após 1752.

A partir desse enfoque, cada um dos autores do livro “Sul do Sul: memória, patrimônio e identidade” investiga a historiografia rio-grandense e luso-açoriana, observando-as criticamente. Organizada por Carmem Schiavon, Adriana Senna e Rita de Cássia Portela, a obra apresenta os resultados de pesquisas sobre os aspectos da história e da cultura do Rio Grande 1, privilegiando as tradições açorianas que se enraizaram entre a população residente naquele lugarejo. Leia Mais

Relações de força: história, retórica, prova | Carlo Ginzburg

Fazer História (de qualquer tipo, e especialmente a história cultural) nos idos atuais sem se render às incertezas, fraquezas e ambiguidades do paradigma dito pós-moderno é uma façanha que poucos conseguem levar adiante. Optar por este caminho e, para além disto, avançar no debate e na construção de uma história com procedimentos realistas (para não dizer científicos), ancorada solidamente na pesquisa documental e na busca da verdade, é tarefa ainda mais ingrata, a qual se impôs Carlo Ginzburg, com esmero e galhardia. São poucos os que fazem esta opção, e muitíssimo poucos os que a realizam a contento, como este italiano, autor – entre outros clássicos da historiografia contemporânea –, de Os andarilhos do bem, O queijo e os vermes, História Noturna, além de importantes ensaios para se discutir um novo paradigma para a história, ciência do homem. Leia Mais

A questão dos livros: presente, passado e futuro | Robert Darnton

VLADIMIR

Vamos esperar até estarmos completamente seguros.

ESTRAGON

Por outro lado, talvez fosse melhor malhar o ferro antes que esfrie.

VLADIMIR

Estou curioso para saber o que ele vai propor. Sem compromisso.

Samuel Beckett [2]

Da palavra impressa à digitalização, ou da impressão em um mundo a cada dia mais digital: é à longa relação dos homens com os livros, e suas recentes mutações, que se dedica o historiador Robert Darnton em seu último título traduzido no Brasil. Trata-se de uma coletânea de ensaios em sua maioria publicados, como lembra o autor na introdução, na New York Review of Books (p. 16-17). Distribuídos sob uma organização temporal tripartite, como alerta o subtítulo, talvez não seja um exagero recordar, com Paul Ricoeur (1913-2005), que devemos a Santo Agostinho (354-430) tal ordenamento cronológico há muito banalizado. A constatação desse hábito não sugere, evidentemente, qualquer desprezo pelos exames das disputas diárias que, se sabe, envolvem a temporalidade tridimensional com a qual estamos acostumados, mas o contrário. [3]

Esta ordem do tempo – tão histórica – é por Darnton apropriada de modo muito pertinente, situando seus ensaios, em certo sentido, a partir de suas próprias experiências como repórter, arguto estudioso dos meios editorais iluministas, membro dos conselhos de importantes editoras universitárias dos Estados Unidos e do corpo administrativo da Biblioteca Pública de Nova York. Desde 2007 ele atua como diretor da Biblioteca Harvard. (p. 7-9). E é neste ponto que, em A questão dos livros, ingressamos nas expectativas relativas à resistência dos livros (impressos e digitais), ao controle sobre as explorações comerciais dos periódicos científicos, à manutenção e reordenamento das bibliotecas após o advento dos meios eletrônicos de arquivamento, entre outras importantes dúvidas que hoje se impõem aos pesquisadores, de maneira geral.

“O futuro, seja ele qual for, será digital” (p. 15). Sem qualquer descuido com o passado – trata-se de um estudioso da chamada “história do livro” – ou com o presente – o assunto da coletânea é de contemporaneidade inconteste – Darnton começa por um “fim” que ainda desconhecemos. A primeira parte, “Futuro”, reúne quatro ensaios em que o historiador, tal como Vladimir e Estragon, personagens da mais conhecida e aclamada peça do dramaturgo irlandês Samuel Beckett (1906-1989), mostra-se apreensivo. Entretanto, sua ansiedade é específica: direciona-se aos rumos do guardo e acesso do conhecimento acumulado ao longo de séculos nas páginas de livros. Ainda, ao contrário daqueles, o autor expõe, já no primeiro ensaio, “O Google e o futuro do livro” (p. 21-38), indagações de natureza prática que não devem ser deixadas a esmo. O processo de digitalização em massa de livros levado a cabo pela multinacional sediada nos Estados Unidos, com o projeto ora conhecido Google Book Search, desencadeou uma ação judicial de autores e editores que se sentiram, de imediato, violados em seus direitos autorais (p. 21).

Retornando aos ideais da República das Letras setecentista e passando pela criação e posteriores adaptações do copyright e dos campos de conhecimento (estes, emergentes a partir do século XIX), Darnton oferece bons argumentos para a “prudência” sugerida no ensaio que abre o livro aqui resenhado. Ao destacar a inerente relação saber-poder então envolvida, ele convoca as críticas dos filósofos do século XVIII referentes ao monopólio no que diz respeito à difusão do conhecimento, apontando algumas lacunas deixadas nas últimas duas décadas no tocante à garantia do interesse público no assunto em questão: a incorporação da digitalização nos meios universitários nos Estados Unidos (p. 34). Sem cair em comparações infundadas entre o Iluminismo e os dias atuais, o Google é visto como de fato é: uma empresa em franca expansão que, com boas ou más intenções, visa o lucro, opera em um mercado instável e é passível de ser vendida ou extinta (p. 36).

No segundo ensaio desta primeira parte, “O panorama da informação” (p. 39-59), o que se pode encontrar é uma lúcida retrospectiva dos saltos nos suportes do conhecimento humano desde a invenção da escrita, do pergaminho ao códice, do códice à impressão, dos primeiros passos da comunicação eletrônica à web (p. 39-41). Argumenta-se que, ao contrário do que atualmente se diz, não vivemos em uma época especial de fragilidade da informação: para o historiador ela “nunca foi estável” (p. 47). Atento ao trabalho dos historiadores e seus hábitos de pesquisa, ao estatuto das bibliotecas para os mesmos e, sobretudo, aos equívocos que atravessam tudo aquilo que, enfim, permeia a informação, um dos problemas reais levantados relaciona-se com a preservação dos textos que “nasceram digitais” (p. 56).

Em “O futuro das bibliotecas” (p. 60-75), o foco concentra-se nos acervos das universidades e a empreitada digitalizadora do Google é retomada de forma profundamente crítica. O acordo judicial da empresa é trazido à baila e os perigos do monopólio são reapresentados, inclusive com prescrições sugeridas pelo historiador – lembremos que se trata de um gestor de biblioteca (p. 64-65). As particularidades dos centros e editoras universitárias são apresentadas, ao mesmo tempo em que explana sobre preocupações pragmáticas, como a conservação de mensagens eletrônicas (possíveis documentos históricos para hoje e amanhã), a composição de acervos digitais nacionais e internacionais com acesso público garantido e a disposição correta dos orçamentos agora direcionados a aquisições tanto impressas como virtuais (p. 70-75).

O último ensaio dessa primeira parte, bastante curto, “Achados e perdidos no ciberespaço” (p. 76-82), consiste em algumas reflexões do autor no que trata ao ofício do historiador agora agregado de subterfúgios eletrônicos. Datado de 1999, o breve texto elenca algumas surpresas de Darnton quando envolvido, pela primeira vez, na elaboração de um ebook. Ainda habituando-se aos novos meios, os argumentos do historiador baseiam-se sobremaneira em comparações entre o trabalho convencional com impressos – seja na leitura, seja na escrita – e os novos limites e possibilidades das produções exclusivamente virtuais. Contudo, o impacto de suas experiências permite interessantes meditações sobre o redimensionamento da pesquisa histórica possibilitado pelos e-books e outras funções da internet.

A parte II, “Presente”, de longe a mais sucinta da obra, é composta de três ensaios: “Ebooks e livros antigos” (p. 85-95), “Gutemberg-e” (p. 96-118) e “Acesso livre” (p. 119-122). O primeiro compõe um contundente panorama dos choques entre as exigências dos campos de pesquisa no que diz respeito a publicações produzidas por seus pesquisadores, à tradição do valor do material impresso (há séculos preservado como principal meio de transmissão de informações) e às disponibilidades nem sempre respeitadas do universo digital. O ensaio agrupa, na verdade, os confrontos entre os suportes, mas também entre formatos próprios da produção acadêmica. Além disso, com a inflação dos preços que as editoras comerciais de periódicos passaram a cobrar para autorizar a liberação de seus conteúdos às bibliotecas, estas se viram obrigadas a reduzir suas aquisições de monografias. Ou seja, como frisa Darnton, a nova geração de acadêmicos tende a se ver imobilizada diante da ausência de espaços para divulgação de seus trabalhos e das cobranças relativas à eficácia na publicação de resultados para que haja progressão na carreira. O mesmo mal atinge as editoras universitárias, igualmente atingidas por questões de mercado (p. 88-89). Enfim, o que se evidencia é a comum ausência de regulamentação do ciberespaço, com a mescla entre escritos com características particulares, mas que, na rede, acumulam-se como se fizessem parte de um mesmo conjunto. Os acervos de teses, neste sentido, são, para o historiador, bons exemplos: “teses não são livros” (p. 92). O trabalho de revisão e edição que envolve a formatação de um livro ultrapassa as propostas de uma tese “crua”. Novos problemas.

“Gutemberg-e” apresenta um projeto desenvolvido pelo autor quando esteve na presidência da American Historical Association (AHA), a partir de 1999. A proposta direcionava-se no sentido de organizar a publicação de teses recriadas para divulgação eletrônica, como meio de atender àqueles diversos recém-doutores que não encontravam espaço para compartilhar de suas pesquisas. Darnton expõe ao longo do texto seus percalços diante das dificuldades na conversão das teses, do universo absolutamente desconhecido para ele no tocante às especificidades de uma edição digital e, novamente, do preconceito contra as publicações on-line (p. 101). Entre erros e acertos reconhecidos pelo ex-presidente da AHA, a transcrição da proposta de financiamento por ele formulada, quando do início do projeto, e do relatório de progresso (2002) poderão, no futuro, vir a ser um ponto de partida para esforços semelhantes nos Estados Unidos e em outras partes do mundo (p. 104-118). “Acesso livre”, ensaio que encerra a segunda parte de A questão dos livros, é um texto de quatro páginas que vale como manifesto em favor do acesso garantido a publicações acadêmicas, editado no mesmo dia em que uma resolução sobre o tema foi votada em Harvard e aprovada por unanimidade (p. 119). É, também, uma retomada sintética de todos os problemas elencados em alguns dos artigos anteriores.

Por fim, chega-se ao “Passado”, terceira e última subdivisão da obra, a maior delas. Neste ponto encontra-se um conjunto de texto que em muito rememora o legado mais conhecido de Robert Darnton no Brasil e, provavelmente, em diversos outros países, qual seja, o autor de O grande massacre de gatos e O beijo de Lamourette. 4 Com exceção do primeiro dos quatro ensaios que compõem esta etapa final, “Em louvor ao papel” (p. 125- 145), os demais são modelos de excelentes investigações relacionadas à história da leitura, escrita, edição e circulação de livros na era moderna. O primeiro ensaio, supracitado, traz informações surpreendentes acerca da destruição de originais (em diversos formatos) após a incorporação do microfilme durante boa parte do século XX nas bibliotecas dos Estados Unidos. “A importância de ser bibliográfico” (p. 146-163) destaca a relevância das listas de obras que compõem um texto após a inserção de escritos na internet e as desconfianças que daí surgiram. Segundo Darnton, a falta de prestígio da bibliografia é uma marca do século XX, pois nos séculos anteriores ela teve um valor especial nos esforços de filólogos para o estabelecimento de textos clássicos (no ensaio o caso de Rei Lear é explorado). A própria noção de literatura entre os séculos XVI e XVIII, na Inglaterra, e as relações entre contextos políticos e produção literária são vislumbradas. “Os mistérios da leitura” (p. 164-188), por sua vez, coloca à vista as pesquisas do historiador relativas às possibilidades que fontes como os “livros de lugares-comuns” abrem ao exame dos hábitos de leitura no passado. Fechando a obra, “O que é a história do livro?” (p. 189-219), texto redigido há trinta anos, retorna efetivamente ao passado, alinhavando as diretrizes que, em maior ou menos medida, agrupam os três tempos da obra. Categorias que demandavam atenção desde as primeiras sistematizações de Darnton (autores, editores, gráficos, distribuidores, livreiros, leitores) podem e devem ser retomados, agora, sob efeito das perdas e ganhos do mundo digital (p. 208-216).

Ainda que cercado dos cuidados descritos pelo autor, a obra, por tratar-se de uma coletânea, em alguns momentos repete informações e argumentos (especialmente nas duas primeiras partes). Todavia, tal aspecto em nada compromete a pertinência da proposta. Por outro lado, se ela é por demais centrada no caso norte-americano – alguns problemas e vantagens do mundo universitário diferenciam-se profundamente do caso brasileiro – há diversos elementos transnacionais para os quais ainda não se atentou por aqui. Dos “três tempos” de A questão dos livros, o “Futuro” e o “Presente” abrem questões fundamentais para pesquisadores de todas as áreas do campo historiográfico, enquanto o “Passado” garante o deleite de todo e qualquer leitor, tendo em conta o profundo conhecimento do autor em sua área de estudo e a qualidade de sua escrita.

Notas

2. BECKETT, Samuel. Esperando Godot. Tradução: Fábio de Souza Andrade. São Paulo: Cosac Naify, 2005, p.37.

3. RICOEUR, Paul. A memória, a história, o esquecimento. Tradução: Alain François [et al]. Campinas, SP: Editora da Unicamp, 2007, p.364.

4. Cf. DARNTON, Robert. O grande massacre de gatos, e outros episódios da história cultural francesa. Tradução: Sonia Coutinho. Rio de Janeiro: Graal, 1986; DARNTON, Robert. O beijo de Lamourette: mídia, cultura e revolução. Tradução: Denise Bottmann. São Paulo: Companhia das Letras, 1990.

Evandro Santos – Doutorando em história na UFRGS e bolsista CAPES. E-mail: evandrus2004@yahoo.com.br


DARNTON, Robert. A questão dos livros: presente, passado e futuro. Trad. Daniel Pellizari. São Paulo: Companhia das Letras, 2010. Resenha de: SANTOS, Evandro. Aedos. Porto Alegre, v.3, n.8, p.254-259, jan. / jun., 2011. Acessar publicação original [DR]

Patrimônio Arqueológico de Caxias do Sul | Rafael Corteletti

Qual o destino dos sítios arqueológicos quando uma pesquisa e concluída no Brasil? Poucos entre milhares passaram efetivamente a ser preservados e transformados em tema de amplo (re)conhecimento público e pesquisa continuada. O esquecimento e o abandono foi o destino da maioria. A destruição, total ou parcial, pelos mais diversos meios, também foi o que aconteceu com uma quantidade desconhecida de sítios arqueológicos pais afora. Todavia, existe uma parcela da comunidade de arqueólogos brasileiros – acadêmicos, funcionários do IPHAN e de outros órgãos públicos, de ONGs e do setor privado –, buscando alternativas para solucionar a destruição do Patrimônio arqueológico no Brasil, uma tarefa gigantesca.

O consenso internacional indica que a principal solução e a publicação dos dados de pesquisa e do sítio arqueológico e a programação de ações que ativem a atuação da sociedade civil organizada em programas como a AGENDA 21. E o meio mais próximo da transparência e da ética aliadas com a ciência, como ferramenta de trabalho da gestão do Patrimônio arqueológico. Junto com elas, a construção de relações simétricas em nível local, envolvendo as comunidades, os pesquisadores, o IPHAN, o Ministério Público e os três níveis de Poder Executivo, para tomar decisões sobre o destino dos sítios arqueológicos

O livro de Rafael Corteletti e um exemplo relevante, que merece ser seguido quando se trata de sítios arqueológicos. Especialmente quando apresenta a localização e o estado de conservação, relatando temas científicos com linguagem despida de jargões, cumprindo o objetivo de atrair e informar o público não acadêmico. Sua abordagem mostra o que aconteceu com os sítios ao longo de 40 anos, desde os primeiros trabalhos de Fernando La Salvia e Pedro Inacio Schmitz em 1966, até Corteletti e seus colegas retornarem em 1999, 2000 e 2006. Os sítios são apresentados individualmente, através de um memorial descritivo das evidências arqueológicas, principalmente das estruturas subterrâneas, dos abrigos sob rocha e dos montículos, da sua quantidade e dimensões, do seu estado de conservação e da distancia de outros sítios.

A maioria dos cadastros de 1966 finalmente recebeu sua coordenada geográfica. Todos os dados quantitativos aparecem em diversas tabelas e gráficos. várias fotos mostram aspectos dos sítios e das pesquisas em 1966 e 1999-2000, 2006. Diversos mapas contextualizam a área piloto da pesquisa, muitos deles vem acompanhados de tabelas e gráficos de diversas informações, desde a relação entre sítio e proprietário atual do terreno, até a relação entre índices de preservação e destruição. Croquis dos sítios também ilustram o livro e mostram aspectos espaciais das estruturas. Desenhos em perspectiva e fotos panorâmicas mostram a inserção dos sítios. Algumas fotos mostram o estado atual dos sítios, inclusive de um aproveitado como lixeira (foto 27). Tabelas com as datações informam sobre a cronologia da ocupação regional. Também foram realizadas diversas análises comparadas sobre as estruturas subterrâneas.

Corteletti complementa a descrição da inserção dos sítios com várias informações sobre o contexto ambiental da área piloto. Com o objetivo de relatar os processos de transformação da paisagem e dos seus impactos sobre os sítios, sobretudo o desmatamento, apresenta um capítulo sobre o processo de ocupação europeia da região da pesquisa, a partir do século 18, com a distribuição de sesmarias pelo governo colonial aos “lusitanos” e seus escravos. Depois trata da instalação de imigrantes, principalmente, italianos. E uma parte importante, pois mostra com clareza como as serrarias, lavouras e a implantação da malha urbana e das vias públicas, afetaram os sítios arqueológicos. O autor mostra qual foi a relação dos italianos, dos lusos e descendentes com a preservação/destruição dos sítios, em função dos tipos de exploração econômica. Nas terras dos italianos 19% estão preservados e 35% alterados, enquanto que os lusos preservaram 36% e alteraram 46%, e Corteletti ressalta que seu objetivo não é “condenar ou isentar quem quer que seja”, mas verificar os efeitos dos modelos de colonização sobre a degradação dos sítios arqueológicos.

Com efeito, o balanço geral e alarmante: 39,5% dos sítios foram destruídos e 37,5% estão seriamente ameaçados. O Patrimônio arqueológico registrado da região de Caxias do Sul está por um fio e o livro e um diagnostico que precisa ser debatido, para decidir qual o destino dos sítios restantes.

Outro aspecto que o livro revela, que de certa forma ocorre desde a pesquisa de 1966, e a relação positiva dos pesquisadores com a comunidade. Por todo o livro, especialmente quando os sítios são descritos, a comunidade aparece representada por diversos personagens, a maioria interessada em colaborar com a pesquisa. O autor faz um balanço sobre o problema da destruição e reflete sobre a necessidade de “vestir a camiseta” da preservação e da busca de alternativas.

Por fim, algumas palavras a respeito da interpretação dos dados de Caxias do Sul como tradição arqueológica. Trata-se do calcanhar de Aquiles da arqueologia brasileira, que não è exclusivo de Corteletti, que se posicionou assim nas conclusões sobre os sítios arqueológicos: “O que se sabe, de concreto, e a ligação com o Tronco Je. Daí em diante, surge uma serie de especulações e hipóteses que tentam atrelar os construtores do planalto com as populações Kaingang”. Corteletti sugere de forma acertada, que o estabelecimento de uma relação de continuidade entre os contextos arqueológicos e históricos “deve ser uma obsessão”. Porém, como autor de trabalhos dedicados a revisar as interpretações dos arqueólogos sobre o caso dos Je do sul, publicados antes de 2008, não posso concordar com a afirmação de que o estado da arte esteja apenas em nível de “especulação e hipóteses”. Primeiro, Corteletti ignora solenemente análises dedicadas “obsessivamente” a examinar os problemas de pesquisa das Tradições Taquara e Itararé, especialmente da minha avaliação detalhada sobre todas as interpretações arqueológicas que trataram da continuidade entre essas tradições e os Je do sul. Segundo, ele preferiu seguir a linha do PRONAPA, que não teve por objetivo examinar o tema da continuidade e passou os últimos 40 anos sem refletir sobre os processos da longa duração dos Je do sul, problemática que eu também analisei com cuidado e de modo muito circunstanciado. Terceiro, ao seguir essa linha também deixou de lado uma serie de historiadores, antropólogos e linguistas que publicaram estudos que contextualizam de forma cabal a presença dos Je do sul, especialmente dos Kaingang, em todos os territórios onde são encontradas estruturas subterrâneas. Quarto, quando trata da ocupação do sul do Brasil pelos Je, Corteletti escreveu que “acredita-se numa possível ligação com povos da chamada Tradição Una”. Novamente desconheceu a detalhada análise que publiquei sobre o processo de ocupação do sul do Brasil, comparando estudos de linguistas e arqueólogos. Também não citou a tese de Jose Brochado, autor da mais ampla e detalhada pesquisa sobre as relações entre as cerâmicas da Tradição Una e das Tradições Itararé e Taquara.

Corteletti não é obrigado a citar as minhas publicações ou a tese de Brochado. Todavia, como ele se apresentou a um campo cientifico composto de várias perspectivas e linhas de pesquisa, deveria no mínimo ter justificado uma razão para não concordar ou não considerar nossas abordagens e conclusões. Especialmente a famosa tese de Brochado, um divisor de aguas da arqueologia brasileira. Talvez seja por causa da linha de pesquisa da instituição onde Corteletti fez seu mestrado, origem do livro, o Instituto Anchietano de Pesquisas da UNISINOS, que mantem basicamente a mesma posição desde o final da década de 1960, centrada na catalogação e descrição. A análise e a interpretação movida por problemas da teoria arqueológica e antropológica nãoesta presente, na espinha dorsal dos inúmeros e importantes projetos conduzidos pelo Anchietano. O fato e que a interpretação de dados tão bem coletados perdeu espaço neste relevante livro, cujo maior mérito e oferecer informações uteis e decisivas para a gestao do Patrimônio arqueológico.

Finalmente, o titulo do livro destoa dos debates contemporaneos sobre Patrimônio Finalmente, o titulo do livro destoa dos debates contemporâneos sobre Patrimônio cultural. Tem sido cada vez mais frequente que arqueólogos, no Brasil, intitulem seus livros, pomposamente, como Patrimônio arqueológico de tal ou qual região. Contudo, o que notabiliza o debate contemporâneo internacional e a definição de Patrimônio como categoria de pensamento e ação politica, e não como um dado em si, a depender exclusivamente de um cientista – ou de um arqueólogo e sua equipe – para conceitua-lo e protege-lo. Patrimônio cultural, na acepção contemporânea, e uma categoria que envolve, por um lado, o conjunto de representações culturais dos diversos grupos sociais de um contexto dado, considerando-se, inclusive, os próprios arqueólogos, cujas noções e definições nunca estão isentas de politicas e critérios culturais sobre a paisagem; de outro, instituições variadas, como as comunidades cientificas, ONGs, universidades, comunidades locais e os dispositivos da legislação. Os arqueólogos brasileiros, no geral, passam, lamentavelmente, ao largo dessa definição mais ampla e informada sobre Patrimônio arqueológico. O livro de Corteletti não é exceção. Uma coisa e estudar para delinear politicas de proteção aos sítios arqueológicos, função muito bem realizada por Corteletti; outra, muito distinta, e, de saída, definir o conjunto de sítios de uma região como Patrimônio, desconsiderando- se a riqueza e sofisticação contemporâneas dos debates sobre Patrimônio cultural. Ainda assim, os agentes dos órgãos públicos, os arqueólogos e a sociedade civil organizada, dispõem no livro de Corteletti, de um diagnostico efetivo para definir suas pautas de trabalho em defesa dos sítios arqueológicos da região de Caxias do Sul.

Francisco Silva Noelli – Prof. Aposentado da Universidade Estadual de Maringá, Paraná.

Acessar publicação original

 

CORTELETTI, Rafael. Diálogo com Francisco Noelli a respeito da resenha para o livro “Patrimônio Arqueológico de Caxias do Sul”. Revista de Arqueologia, v.23, n.2, p.164-167, 2010.

Não posso negar que Noelli foi bastante crítico em sua resenha. Lembro muito bem do momento em que estava redigindo as passagens que foram comentadas por ele com tanto vigor. Eu estava processava uma grande quantidade de dados numéricos que compõe o capítulo de distribuição e implantação dos sítios e quica posso ter construído uma interpretação arqueológica discutível. Diria que em momentos de grande produção, por vezes, ficamos meio cegos. Enfim, hoje sei que, infelizmente, esqueci muitos autores e não tratei determinadas abordagens. Mas, exatamente por saber disso, atualmente oriento meu trabalho no sentido de contemplar uma serie de questões que deem conta da multiplicidade de estórias-até-agora dos Je Meridionais.

Mas o objetivo principal dessa publicação não foi abordar as origens desse povo, mas sim falar da conservação de sítios arqueológicos. O estudo de caso e Caxias do Sul, mas falo do Brasil e dos desafios da Arqueologia Brasileira. E bom citar que a obra nasceu, ainda em 2006, de uma dissertação de mestrado intitulada “Casas Subterrâneas em Caxias do Sul: Conservação, Distribuição e Implantação”. Em 2007 o texto foi premiado num concurso municipal chamado Fundo pró-cultura. Segundo a comissão de avaliação e seleção ele seria publicado com a condição de que o tom acadêmico fosse esmaecido. Dessa forma adaptei o texto para deixa-lo mais leve e dinâmico e redigi de tal maneira que fosse possível a um leigo a compreensão absoluta da temática arqueológica e, principalmente, da temática conservacionista. Assim, com novo título e remodelado, em 2008, lancei a obra com um objetivo acima de tudo educativo. Com financiamento da Prefeitura Municipal de Caxias do Sul, através do Fundo pró-cultura, foi feito um “convite a arqueologia”.

Portanto, o uso da palavra Patrimônio no título não teve objetivos pomposos, muito pelo contrário, foi pragmatismo puro. Independente do que se debate na esfera internacional eu precisava convencer a opinião pública e o pequeno produtor rural de Caxias do Sul de que os “buracos de bugre” ou as grutas com sepultamento tinham um valor imensurável para toda a sociedade caxiense e, por extensão, a brasileira. Precisava despertá-los para a necessidade de manter a mata no entorno dos sítios em pe, precisava alerta-los de que o melhor lugar para a produção de tomates não era exatamente onde os sítios estavam… Por isso o nome do livro tornou-se “Patrimônio Arqueológico de Caxias do Sul” diferente da dissertação de mestrado que, convenhamos, tem um título que não chama a atenção de mais do que 20 ou 30 arqueólogos, que dirá de uma comunidade que, como Noelli muito bem apontou, criou um cenário alarmante no que se refere a conservação dos sítios. Com esse título eu disse a comunidade que os sítios têm valor e que e ela, em última instancia, que detém a responsabilidade por sua conservação ou não. Em momento algum o trabalho foi direcionado no sentido de policiar as atitudes e elencar boas ou más ações dos indivíduos ou estabelecer o que deve ou não ser valorizado enquanto bem cultural. Orientei o trabalho no sentido de incorporar os sítios arqueológicos a vida das comunidades (rural e/ou urbana) e dessa forma produzir uma reflexão sobre as facetas da história daqueles locais. Desde o tempo-espaço em que os sítios eram habitados pelos Je, passando pela chegada das famílias de colonizadores europeus, pelas memorias das pesquisas e das pessoas dos anos 60 e chegando até hoje quando alguns sítios já estão fisicamente apagados e outros ainda não.

O livro e na verdade um catálogo atualizado das condições em que se encontra a maior parte dos sítios arqueológicos no município – já que após a publicação outros sítios ja foram detectados. Em determinados momentos o tom e de denúncia pelo Patrimônio destruído e o estado em que se encontra o conservacionismo arqueológico no Brasil, em outros o tom e de paixão pelo Patrimônio e a paisagem em que esses assentamentos se inserem. E permeia em todo o texto a ideia de que e o indivíduo que vai preservar ou destruir esse Patrimônio, e por isso, e o indivíduo, em última instancia, que precisa ser informado para que “a marcha destrutiva e silenciosa que ocorre dia-a-dia sobre este Patrimônio cultural e instrumento de trabalho” de inúmeros profissionais deixe de ocorrer. Assim sendo, como contrapartida a publicação da obra, uma série de atividades de educação patrimonial e arqueologia publica foram realizadas. Durante 30 dias a mostra “Fragmentos da História”, com as peças arqueológicas que estavam há mais de 30 anos na reserva técnica do Museu Municipal, recebeu mais de 1.500 visitantes. Antes disso, a exposição permanente começava sua narrativa com a fundação da colônia italiana, mas agora o passado indígena também faz parte do contexto musealizado.

Cada escola do Município (das redes municipal, estadual e privada) recebeu um exemplar (num total de 300 livros doados) e professores assistiram palestras sobre o tema. Junto disso, no primeiro trimestre de 2009, num novo desdobramento provocado pelas vontades locais, foi dada a largada experimental para aquilo que hoje ja e mais uma atividade de desenvolvimento sustentável: o turismo arqueológico.

Imbuído da ideia de que o Patrimônio Arqueológico e integrado tanto por bens materiais como pelas informações que dele podemos aferir como, por exemplo, a implantação geográfica, a ocupação do espaço e as configurações ecológicas escolhidas pelas populações pretéritas, foi selecionado um sitio de beleza cênica impar localizado na comunidade da Criúva. Para la durante os anos de 2009 e 2010 foram levadas mais de 500 pessoas em grupos que variam em número: desde famílias com 4 ou 5 pessoas ate grupos de 30 ou mais em ônibus escolares. Muitos não sabiam da existência de tal Patrimônio e ficaram impressionados com o que viram. Alguns professores das escolas da região relataram total desconhecimento deste Patrimônio. De certa forma, 500 pessoas não parece um grande número, principalmente, se comparado aos visitantes de sítios como a Missão de São Miguel Arcanjo, por exemplo. Mas o fato e que esta atitude e um embrião que explora as potencialidades locais e gera sustentabilidade – apesar de não existir qualquer tipo de infraestrutura criada para visitação ou divulgação em mídia. Enfim, depois de 40 anos de esquecimento, cooptamos multiplicadores do conhecimento dessa riqueza cultural para que a arqueologia e o passado indígena desabrochassem novamente. O resultado e o trabalho de guias de turismo da própria comunidade instruídos arqueologicamente e dispostos a informar que eles são os agentes diretamente responsáveis pela conservação dessa memoria e promoção desse Patrimônio.

Por tudo isso, creio que Noelli se engana ao comentar que o livro não trata o Patrimônio como “uma categoria de pensamento e ação política”. Como Noelli se notabiliza por ser um grande debatedor teórico-conceitual, e compreensível que sua leitura observe o quanto o livro contempla a base epistemológica das agendas internacionais. Entretanto, apesar de Noelli discordar, o livro cumpre sim – mesmo que incipientemente – a função de articular elementos para a compreensão do “conjunto de representações culturais dos diversos grupos sociais de um contexto dado”, na medida em que seu objetivo central e o exercício do dialogo, em primeira instancia, com os grupos sociais da comunidade de Caxias do Sul – e quica da brasileira – para alavancar o despertar de uma pratica conservacionista. E realmente, minhas “noções e definições” não “estão isentas de políticas e critérios culturais sobre a paisagem”, pelo simples fato de que além de ser arqueólogo sou um membro da comunidade. Sou mais um daqueles que tanto entrevistei em Caxias – e continuo entrevistando em outros locais – que lembram com nostalgia das brincadeiras de infância dentro das enormes crateras que ninguém sabia o que eram… No meu caso a nostalgia e maior ainda, já que o sítio que tanto brinquei, anos depois cedeu lugar as ruas de um novo bairro, talvez ao mesmo tempo em que, numa universidade a 300km dali, eu descobria o que as tais crateras significavam. Nesse sentido, a paisagem e um elemento ativo nas ações humanas, ela nutre e e nutrida pelas interações sociais como um conjunto de formas que em dado momento exprimem memorias socialmente construídas – como as minhas.

Em linhas gerais nas Ciências Humanas gostamos muito debater sobre a construção do conhecimento, as vezes falando da sociedade, mas, infelizmente, a parte dela. Alguns arqueólogos, nesse sentido, esquecem que vários sítios arqueológicos, nossa matéria-prima de discussão, estão sendo descartados cotidianamente. Há o descarte inconsciente, por indivíduos que desconhecem totalmente o que e um sitio arqueológico e o destroem por ignorância. Ha, também, o descarte levado a cabo conscientemente por indivíduos que precisam obter renda – como e o caso dos vendedores de terra preta dos cerritos da Praia do Laranjal, entre tantos outros exemplos. E não podemos esquecer, nesses tempos de desenvolvimentismo acelerado, que há o descarte legalizado de sítios através da pratica do “resgate” ou “salvamento”. A coleção arqueológica e salva ou resgatada, mas perde- se o sítio arqueológico, perde-se o lugar e todo o simbolismo que ele poderia expressar se fosse conservado. Não estou demonizando a arquelogia empresarial, não é isso. Afinal, sabemos que a Arqueologia Brasileira vem sendo impulsionada pelas grandes obras de infraestrutura dos últimos anos de tal forma que novas graduações estão ai para suprir a demanda de profissionais. O que questiono, com esse comentário, e a ação de órgãos governamentais e arqueólogos no processo de decisão  daquilo que e relevante e deve ser “salvo” e daquilo que não é relevante e, dessa forma, nem “salvo” precisa ser. Será que nossos profissionais trabalhando em ritmo industrial e, por vezes, com métodos de prospecção pouco sistemáticos realmente conseguem medir a relevância de um bem cultural? Além disso, questiono qual e o nosso papel como produtores e disseminadores de conhecimento? Questiono a validade da produção de conhecimento que não vai além dos debates do próprio grupo que o gerou? Afinal, temos em nossas mãos um objeto de pesquisa que seduz as pessoas, ou uma grande parcela delas. Temos de usar esse objeto a nosso favor e tornar a arqueologia mais popular, mais pública e assim disseminar o conservacionismo do Patrimônio arqueológico e, em última instancia, evitar o descarte dos lugares, o descarte dos sítios arqueológicos para que as pesquisas de hoje e do futuro possam ser desenvolvidas.

Em síntese, concordo com Noelli quando ele diz que devemos buscar arqueologicamente as diferenças que vemos etnologicamente entre os Kaingang e os Xokleng, por mais complicada que essa tarefa seja. E mais, devemos investigar as origens dos Je Meridionais para ilustrar a emergência da complexidade social desses grupos. Mas, não podemos nos furtar de lutar pela conservação dos sítios arqueológicos, já que são eles que nos darão as pistas para elucidar nossas problemáticas.

Rafael Corteletti – Doutorando em Arqueologia no museu de Arqueologia e Etnologia da Universidade de São Paulo (MAE-USP), bolsista CNPq. E-mail: rafacorteletti@hotmail.com. Endereço: Avenida Venâncio Aires 70/405, bairro Cidade baixa, Porto Alegre, RS, brasil, CEP 90040-190.


CORTELETTI, Rafael. Patrimônio Arqueológico de Caxias do Sul. Porto Alegre: Nova Prova Editora, 2008. 199p. Resenha de NOELLI, Francisco Silva. Revista de Arqueologia, v.23, n. 2, p.156-159, 2010. Acessar publicação original [IF]

L’histoire des jésuites en Haïti aux XVIIIe et XXe siècles (1704-1763 – 1953-1964) | François Kawas

A Companhia de Jesus teve e ainda tem tido uma decisiva presença na história da América. Este fato, para ser avaliado de modo mais adequado, deve ser considerado juntamente com a ação política, catequética e pedagógica desses padres. Além disso, é necessário lembrar os freqüentes conflitos com as demais ordens religiosas, com os colonizadores, com as autoridades civis, além, é claro, dos protestantes. Esses conflitos, em várias ocasiões, determinaram expulsões ou escaramuças localizadas. Assim, a discussão sobre o papel desempenhado pelos jesuítas na colonização da América torna-se não só um atrativo acadêmico, mas também uma necessidade de atualização do próprio debate acadêmico. Esse debate pode esclarecer vários pontos dessa história, não só os aspectos catequéticos ou religiosos, mas também os políticos e administrativos. No entanto, o acesso às fontes primárias é difícil para a maior parte dos pesquisadores e os deslocamentos para os lugares onde elas podem ser encontradas são custosos. Além disso, é comum a precariedade da conservação e da organização de boa parte dos documentos existentes, o que também dificulta a pesquisa. Leia Mais

Angola e Brasil nas rotas do Atlântico Sul | Selma Pantoja e José Flávio S. Saraiva

A obra organizada pelos dois historiadores das relações internacionais da Universidade de Brasília traz o Atlântico Sul para o centro das preocupações relativas à inserção externa do Brasil neste final de século. Área privilegiada para a articulação da política africana do Brasil, a porção atlântica ao sul do Equador é explorada em sua dimensão histórica, em particular em seu conjunto de vínculos e relacionamentos que unem o Brasil a Angola dos tempos do grande comércio de escravos até os desdobramentos das atuais relações bilaterais entre os dois Estados. Os organizadores, no entanto, nos alertam, já na apresentação do livro, que a “riqueza das relações das duas margens do Atlântico” não se reduz à lógica do tráfico atlântico de escravos. Intercâmbios diversificados proporcionaram uma vida bastante mais arrojada e múltipla à convivência de angolanos e brasileiros no Atlântico Sul.

Os autores utilizam a brecha aberta pelos debates acadêmicos em torno dos quinhentos anos da chegada dos portuguesas ao Brasil para explorar o ângulo das motivações que tornaram brasileiros, portugueses e angolanos competidores ou colaboradores no espaço atlântico. Vereda de intensa movimentação comercial bem como de intercâmbio de idéias, experimentos políticos e culturais comuns, as rotas do Atlântico são apresentadas nos sete capítulos que compõem a obra como uma área de construção civilizacional. Reivindicam os autores a noção de um espaço de construção civilizacional como, em certa medida, acostumamo-nos a perceber o Mediterrâneo euro-africano. Leia Mais